Omegaverse

Desde que era un niño todos se dieron cuenta que era un alfa, pero esperaban a verme crecer para saber el nivel que tendría, esperan saber si seria un gran líder o un bueno para nada como solían llamar a mis primos que a pesar de ser alfas eran débiles frente a otros de su edad.

Cuando llego la adolescencia comencé a desarrollar muchas habilidades, sin contar el hecho de que logré agudizar todos mis sentidos. A la edad de quince años alcanzaba grandes velocidades al correr, la fuerza que tenía era impresionante decía el entrenador del instituto, cada que me ponía a pelear con un alfa adulto y salía vencedor.

Todos me preguntaban que, que pasaba conmigo ya que a mis veintidós años nunca había llevado a una omega a casa, todos ya se habían hecho a la idea de que me gustaban los alfas, a mí, a mí me gustaba ver sus caras de resignación. No es que no quisiera, es que todas me parecían sumamente iguales, calladas, reservadas, sumisas, lloronas, debía haber tan siquiera una que fuera diferente al resto.

Mientras me encontraba en la cafetería de la universidad en la fila para obtener mi almuerzo como el resto de los estudiantes, pude notar en el aire algo distinto, posiblemente acababa de pisar la entrada, aspire profundamente, era un perfume, tan suave y dulce, una combinación de rosas y fresas, algo que no sólo yo pude notar, algunos otros alfas también lo notaron ya que miraban la puerta de la cafetería esperando a que la omega en cuestión entrara por la puerta.

— ¿Qué va a querer jóven? — la voz de la cocinera me sacó de mi propio ensimismamiento, parpadeo un par de veces antes de pedir un almuerzo tan simple como un sándwich de jamón, una manzana y una botella de agua natural.

No sabía el porque, pero está seguro de que era una chica ya podía imaginarla, comí tan rápido como mi boca me permitía, llevé mi bandeja al resto, justo junto a la puerta me deje guiar por mi instinto, cerré los ojos y dejé que mi olfato me llevara hasta donde se encontraría aquella Omega que poseía el mejor perfume tan embriagador y delicioso que nunca antes había percibido. Así fue como llegue hasta la dirección dónde el gran alfa, el tan respetado Señor Henderson se encontraba atendiendo los trámites de inscripción según lo que me dijo la secretaría una omega tan dulce que me caía tan bien.

Me quedé ahí, esperando a que  salieran, quería  ser  el primero  en conocerla. Pude escuchar un poco de la conversación gracias a mi audición tan desarrollada que tenía, sonreí como idiota al escuchar su nombre Niall nunca antes lo había escuchado, pero me parecía un nombre mixto como Dany, Alex o Denisse, lo que si me sorprendió fue escuchar su voz sonaba como la de un chico.

Las puerta se abrieron dejándome ver a una pareja de mediana edad, parecían felices -se notaba que no eran de la ciudad, su acento y su forma de lenguaje corporal lo decían-, seguidos de un chico rubio de  ojos azules, con una sonrisa brillante que me hizo sonreír por inercia y en cuanto su mirada se cruzó con la mía sentí como los latidos de mi corazón aumentaron de sobremanera. Me acerque sin titubeos y le salude.

— Hola, mucho gusto soy Harry Styles el presidente del consejo estudiantil y estoy a tus órdenes.

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