—Muchos creemos que al estar en un altar frente a la persona que amas y después de famoso si, acepto, todos los problemas estarán vetados de por vida, que no habrá cosa que pueda derribarlos, pero vaya que estaba tan equivocado.

Sus ojos estaban hinchados, el rojo y el verde no eran una buena combinación, abrió el grifo llenado sus manos para poder lavar su cara y poder salir de aquella habitación pretendiendo que todo estaba perfecto, que la discusión que acaba de terminar con su matrimonio no le había afectado.

Un día antes

— ¡Niall escuchate! — el rizado tiraba de su propio cabello en señal de frustración — Esta discusión no tiene ni pies ni cabeza — estaba dispuesto a salir de la habitación cuando su voz lo hizo permanecer estático unos momentos, asimilando las palabras que habían salido de los labios de rubio.

— Como nuestro matrimonio Harry — el rubio lo miró esperando su reacción, pero al darse cuenta que no diría nada prosiguió — Harry, esto ya no es lo mismo desde hace mucho, entiéndeme por favor.

— Está sería nuestra segunda navidad juntos — apenas pudo responder el rizado, preso de aquél nudo en la garganta intentando contener un poco más las lágrimas.

— ¡Harry deja de hacerlo tan difícil! — comenzó a gritar — ¡Tú la prefieres a ella, siempre fue ella!

— Por favor tranquilizate — el rizado se acercó intentando tomar su mano, pero el rubio simplemente se alejó —, todos nos esperan abajo, podemos arreglarlo amor, prometimos estar juntos en las buenas y en las malas, ¿Acaso ya lo olvidaste?

El ojiazul con las mejillas ahora rojas por el llanto negó —  No, pero ya te hice el daño suficiente y no soy tan egoísta para seguir haciéndote esto, no lo mereces — se debatió mentalmente entre sí decirlo o no  —.  Volví a verlo — bajó la mirada dejando salir unas cuantas lágrimas —, desde hace unos meses nos seguimos viendo, perdón pero así como la dejaste por mí, ahora yo debo irme para estar con él.

El más alto no podía dar crédito a todo lo que estaba escuchando, esto debía ser una pesadilla, una broma de muy mal gusto — Nunca te creí capaz de algo como eso — hizo una larga pausa antes de levantar la cabeza dejando ver los rastros de las lágrimas sobre sus mejillas — Pero si es lo que quieres sólo por favor finjamos una última vez que estamos bien, sólo por última vez finge que me amas.

El chico de los ojos azules aceptó el trato, ayudó a preparar la cena, acomodó la mesa y se ayudaron a arreglarse mutuamente durante la cena estuvieron tomados de la mano, se sonreían y compartían miradas cómplices dignas de una pareja de enamorados, se besaron una última vez bajo el muerdago, brindaron, despidieron a todos en la madrugada  de su casa y cuando la puerta se cerró el rubio de inmediato habló.

— Cumplí con la parte del trato que me correspondía, ahora haz tu parte.

— Mí maleta ya está hecha en la mañana me voy — respondió sin mucho ánimo subiendo las escaleras.

~*~

Por la mañana intentó hablar con su aún esposo, pero la situación cambió en medio de la discusión el rubio hizo una maleta y se fue dejándolo solo, azotó la puerta sumiendo todo en completo silencio.