Fugaz
Aquí estaba un vez más a la mitad de la madrugada llorando por haberlo perdido todo, una vez más por aquellos estúpidos impulsos.
En su cabeza sonaban las risas de su pequeño rubio, cada te amo, cada palabra que se decían al hablarse, no podía creerlo habían pasado 25 horas exactamente desde que habían colgado el teléfono y ahora volvería a estar solo.
A estas alturas el rizado estaba seguro de lo que sentía, pero parecía que el jóven rubio de ojos azules, volvía a llenarse de inseguridades, sin importar que le había dicho en repetidas ocasiones estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de verlo sonreír. Aunque una vocecita le decía que eso no era correcto.
Esa tarde antes de recibir el mensaje de su amado, el ojiverde se encontraba en la cocina con su madre buscando el momento preciso para hablarle de aquel chico del que se estaba enamorando como un completo loco, el discurso llevaba un par de horas repitiendolo en su cabeza mientras veía a su madre picar verduras y moverse de un lado para otro en la cocina, ella notó que algo tenía su hijo por lo que se atrevió a preguntar mientras se sentaba frente al menor.
—¿Sucede algo cariño? No me prestas atención desde que te sentaste en esa silla
El tono de su voz fue calmado y tomó una de las manos de su hijo esperando una respuesta, él solo la miró un instante y reuniendo todas sus fuerzas asintió pero an de hablar su celular sonó con aquél timbre que le pertenecia a su chico, se disculpó un segundo con su madre para leer el mensaje, la sonrisa de su rostro se borró en un instante al leer aquellas palabras, sus ojos se cristalizaron y botó el celular a un lado intentando comprender qué había pasado ahora y cómo hacerlo sentir mejor.
Lo lamento
Gracias por todo
Adiós
Fueron las palabras que usó el ojiazul para darle la libertad al chico que decía amar.
Se disculpó con su madre e inventó una excusa para su acto reprobable, su madre sin estar convencida lo dejó tomar su móvil y subir a su habitación donde apenas su cuerpo tocó su cama comenzó a llorar de manera incontrolable. Un par de horas después comenzó a recordar las últimas semanas y sus pláticas. Le tomó un par de horas más tomar una decisión sólo quería que fuera libre, que no se sintiera atrapado, que no dudará de quién era, dolió la solución, tampoco bajó a la hora de la cena, lloró aún más, su familia pudo notarlo pero nadie hizo pregunta alguna.
Quería llamarlo y decirle tantas cosas, pero no podía, no quería agobiarlo u obligarlo de cierto modo a estar a su lado, así sólo tomó su celular y le envió un texto:
Te amo, más de lo que imgine que podría hacerlo pero odio saber que te sientes atrapado bebé, perdóname... No quería que esto fuera algo tan fugaz, fuiste la estrella más hermosa que cruzó por mi cielo.
Solo quiero que sepas que aquí estaré esperándote, por sí un día decides volver y caminar juntos de la mano una vez más, pero mientras eso sucede ve y se feliz, ilumina la vida de otros, como iluminaste la mía.
A partir de hoy no te volveré a molestar.
Con amor Harry.
Presionó la tecla de enviar y dejó su celular a un lado antes de abrazar su almohada y afrontar las consecuencias de la decisión tomado.
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