William Moseley [Especial Navidad]
Pareja: William x __________
Advertencia: Siempre consideré que William es un bebé hermoso de esos que son tan cursis que te dan diabetes, así que...
Título: Cliché
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“Nos conocimos de la manera más cliché que puede haber, tan cliché que pareciera poco probable que sucediera.
Tú guionista, y yo actor. Ridículo y cliché, ¿no?. Pues así pasó, tú ibas apurada con Christopher para entregarle los últimos detalles del guión, mientras yo iba soñando con un libro.
De pronto te sentí demasiado cerca, habías caído al piso y los papeles habían salido volando.
Te ayudé como pude a tomarlos, y en ese segundo vi tus ojos... Dios, son los ojos más preciosos que he visto jamás en mi vida.
—Lo siento, lo siento—Te disculpaste rápidamente con un nerviosismo en tu voz completamente indescriptible.
Yo solo atiné a sonreírte pensando en lo clásico que había eso. —Está bien, disculpa, yo también tuve la culpa—Fue lo siguiente que pude decir. Seguía algo anonado con lo linda que eras. Unos cabellos negros rebeldes cayendo por tu frente gracias a tu fleco algo rizado, más bien quebradizo, tapaban gran parte de tu cara, pero pude distinguir unos lentes de armazón negro que adornaban tus ojos.
Sinceramente pensé que cosas como esas solo pasaban en los libros y las películas, incluso pensé que era obra de mi imaginación gracias al filme romántico que había visto la noche anterior por mi amiga, pero no, eras completamente real.
Tuve que contar hasta diez para poder controlar mi nerviosismo. Terminé de ayudarte y me armé de valor para hacer mi siguiente movimiento. —¿Cuál es tu nombre? —Pregunté mirando tu rostro, mientras tú sólo intentabas retirar algo de tu cabello negro con los dedos sobresalientes de la manga de tu sudadera negra grande.
—Soy __________, supongo que tú eres William Moseley—Respondiste, y juro que en ese segundo, cuando sonreíste, sentí un pequeño temblor en mis rodillas.
Continuamos hablando durante el tiempo de selección del resto del cast, no dejaba de admirar tu risa, tu manera de ser tan perfecta. Tus momentos de fangirl cuando hablábamos sobre algo que te gustaba, o un actor que te llamaba la atención. No lo niego, detestaba a veces eso, me daban celos, pero no éramos nada, y eso lo entendía.
Después de unos meses más de preparación, fue la hora de marcharte del set, no quería, me negaba a alejarme de ti. Pero era hora.
Justo hasta ese día pude pedirte salir como algo más. Te pedí que fuéramos al cine, pues se iba a estrenar una película que a ti te emocionaba.
Tu sonrisa enorme más aquel sonrojo ligero en tus mejillas, me hacían querer abrazarte todo el tiempo.
Sinceramente jamás le presté atención a la película, todo estaba enfocado en ti, en tu perfil sonriente cuando veías algo interesante, en cómo juntabas tus manos cual niña pequeña mientras te hacías ligeramente hacia adelante en el asiento.
Hasta el día de hoy, no me arrepiento de haberte besado ese día. No me arrepiento de haberte volteado el rostro ligeramente con todo el miedo y los nervios del mundo para poder besarte.
Ese beso fue mejor que cualquier otro que haya tenido antes, se te notaba lo nerviosa a kilómetros, intentabas tomar mi rostro con tus manos, pero la tela enorme de tu sudadera, esta vez morada oscuro, te lo impedían de alguna manera. Tus labios se movían tan nerviosos sobre los míos, mientras yo trataba de asimilar lo que había hecho. Te había besado.
Y justo ese día, cuando ese beso terminó y la película estaba a punto de hacerlo también, te pregunté algo que cambió nuestras vidas.
—¿Quieres ser mi novia? — Esa tan anhelada frase que hacía temblar mi voz.
Me pediste un rato para pensarlo, y yo sin dudarlo acepté, aunque lo que menos quería es que te fueras a alejar de mí.
No te vi sonreír, no te vi emocionarte, tenías la vista fija en la pantalla, pero parecías en otro mundo, completamente ida. Me asustaba el hecho de haber cometido un error, pues ya no sonreías, y eso me daba miedo.
Al término de la película, salimos de la sala, ninguno decía nada más. Hasta que sentí tu pequeña mano sobre la mía.
Inconscientemente volteé a verte, ahí estabas, con una sonrisa nerviosa, de esas que tanto me encantaban.
También, sin pensarlo, entrelacé nuestros dedos haciendo de ese un momento romántico.
—Quizá... Fue poco tiempo el que lo pensé, pero, sí, William, sí quiero ser tu novia—Me miraste con esa bella sonrisa que amaba más que nada en el universo.
Sin dudarlo ni un segundo, me detuve de caminar, tiré un poco de tu mano para acercarte a mí. Y ahí volví a sentir una de las mejores sensaciones de mi vida. Besarte. Intenté tomar tu cintura, pero estaba nervioso, mis manos sudaban y temblaban, tú no estabas mejor, pues pasaste tus brazos alrededor de mi cuello con un temblor.
Después de ese día nada fue igual. Empezamos a llamarnos con aquellos apodos tan jodidamente cursis que tanto odiabas, pero decías que viniendo de mí, te gustaban.
Luego vinieron los "Te quiero", cada vez que me decías alguno, me emocionaba, mis manos temblaban y dejaba escapar una sonrisa.
Aún tengo en la cabeza ese primer "Te amo" que nos dijimos.
Estábamos cocinando un pastel, que para nuestra mala suerte llevaba caramelo. Tres veces, tres malditas veces lo intentamos, y nunca quedaba.
Te movías histérica por la cocina, estresada porque el caramelo no salía. Yo solo podía admirarte. Siempre me volviste más tonto de lo normal, dejaba de prestar atención a mi alrededor cuando tú estabas presente. En parte las dos veces anteriores había sido mi culpa el que aquel caramelo se quemara, me habías dejado a cargo mientras tú preparabas el relleno. Pero, repito, siempre me volviste más idiota de lo normal. Dejé de prestarle atención a lo único que me habías encargado y solo me dedicaba a observarte, te veías tan tierna frunciendo el ceño porque los "movimientos envolventes" no funcionaban y la crema sólo se aplastaba.
—¡William! ¡El caramelo, hombre! —Me gritaste, y en ese momento volví a la realidad. Corriste hasta mí, o más bien hasta la estufa, donde reposaba el caramelo quemado.
Intentaste recuperarlo, pero era en vano. Empezabas a estresarte gritando cosas en el español que habías aprendido. Solo pude abrazarte por la cintura acercándote a mí.
—Te amo—Susurré, y juro que sentí como temblaste en mis brazos.
No recibí respuesta, tú solo estabas centrada en el caramelo nuevo que ibas a hacer.
Terminamos agotados, pues el pastel nos había llevado más tiempo de lo que creímos. Decidiste quedarte esa noche en mi casa, y no te lo negué.
Nos acomodamos en la cama, tú acurrucada en mi pecho mientras yo te abrazaba por la cintura.
—Sé que es tarde pero, yo también te amo—Escuchar esas simples palabras salir de tu voz me hicieron flaquear. Sigo agradeciendo que estaba recostado, de lo contrario, hubiese terminado en el piso.
—Nunca es tarde para eso, preciosa—Susurré en tu oído y volví a sentir como te estremeciste en mis brazos.
—Es solo que... Por más que sienta que te amo... Simplemente no me salieron las palabras y yo... Lo siento—Hasta el día de hoy sigo sin entender porqué te disculpaste, pero en fin, ese "Te Amo" fue especial para mí, por ser el primero. Y con esto no digo que los que vinieron hubiesen sido menos significativos para mí, pero ese primer "Te Amo" seguirá en mi memoria hasta el día que esté bajo tierra.
Las peleas... Dios, eran la cosa más horrible de este universo, detesto y detestaba pelear contigo.
Esos roces no eran frecuentes, para nada, sin embargo eran significativos, y podíamos llegar a pasar días enojados, pero de alguna manera, siempre volvíamos al otro.
Odio verte llorar, y la vez que dije estupideces estando más inconsciente que nunca, me hizo recapacitar. Ese día me di cuenta de que incluso estando borracho, me dolía verte mal.
Grité cosas sin sentido, cosas que jamás pensé hasta ese día, pues el alcohol en mi organismo me hizo más inseguro que nunca. A muchos los hace seguros, sin embargo a mí no, me hizo desconfiar estúpidamente de ti. Pensar cosas de las que sigo arrepintiendome de haber pensado.
—¡Quizás tiene razón Drea! ¡Eres una...! —Antes de que pudiera siquiera terminar de decir mi idiotez, sentí tu mano sobre mi mejilla. Me lo merecía, definitivamente.
—Imbécil... Sé lo que ibas a decir, y déjame decirte que Drea es una... Descerebrada, jamás me he acostado con nadie—En ese momento caí en cuenta. Ese golpe me había bajado todo el alcohol del cerebro. Estaba diciendo cosas sin sentido alguno.
Rápidamente corrí a tus brazos para refugiarme. Sé que estabas enojada, pues no respondiste mi abrazo. Pensaste que seguía ebrio, sin embargo se me había bajado todo con aquel golpe.
—Lo siento, princesa, lo siento, lo siento tanto... No pienso eso, de verdad lo siento, Drea es una idiota, me dejé llevar por el alcohol... Lo siento, lo siento, lo siento—Ya no arrastraba las palabras, sin embargo me temblaba la voz, sentía que iba a llorar en cualquier segundo.
Sentí tus brazos rodearme por fin, siempre he sabido que eres la persona más comprensiva que hay. Me creíste, y eso es lo que cuenta. No lo pude evitar y solté un sollozo, solo imaginar que por aquella noche pasada de tragos con Drew, podría perderte, me hizo llorar.
Te escuché sollozar también, y eso me rompió el corazón. Acariciabas mi cabello mientras yo seguía acurrucado en tu hombro, de pronto dejaste de acariciarlo y me abrazaste tan fuerte como pudiste. Una sensación de alivio instantáneo inundó mi cuerpo. Pero sigo sintiéndome culpable.
Después de unos meses más de relación, peleas, gritos, momentos preciosos e inolvidables, viajes, besos, etc, me decidí. Tenía que pasar el resto de mi vida junto a ti” —El rubio sacó una caja aterciopelada de su bolsillo mientras caminaba hacia __________ con una sonrisa. —No me arrepiento de haberte tirado aquel día en el set, no me arrepiento de haber vivido la escena más cliché, todo esto me llevó a un camino contigo al final. —Poco a poco, el ojiazul bajaba hasta quedar arrodillado.
__________ veía todo esto con ojos cristalizados. William arrodillado, de fondo el árbol navideño que habían decorado desde hacía semanas atrás entre risas y pequeñas caídas. —Por eso te pregunto hoy, ¿Quieres pasar el resto de tu vida con este hombre que incondicionalmente te va a amar, y te ha amado desde que te conoció? ¿Con este hombre que ha cometido errores horripilantes y ha acertado múltiples veces contigo? —Incluso pudo notar los ojos de William ligeramente empapados.
Ella no dijo nada más, nada, solo pudo lanzarse a sus brazos entre lágrimas. Para después, una vez que su garganta se lo permitiera, susurrar un "Sí".
Skandar y Lina los veían enternecidos, para nadie era secreto que ese par azabaches habían estado con ellos desde siempre, desde el inicio de su relación. Y Skandar estaba dispuesto a dar el siguiente paso con Lina. Uno tan grande como el que William había dado con __________.
Por fin, William se levantó con __________ entre sus brazos, llorando ambos. El rubio solo decía repetitivos "Te Amo" en el oído de su novia azabache. Iban a ser más felices aún.
Aún si se habían conocido de la manera más cliché del mundo, tan cliché que parecía poco probable que sucediera, ese momento repetitivo los llevó a formar aquella familia feliz de la que __________ tanto se había negado a formar, hasta el día que lo conoció a él.
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Mmmh vale, publico esto ahorita porque me voy a ir con mi abuela (todos hemos estado haciendo cuarentena y solo seremos mi abuela, mis padres, y yo) y pues no hay Internet :")
Peeeeero ¡Feliz navidad/noche buena!
Que se la pasen genial y bueno... Les deseo lo mejor a todos y cada uno de los que leen este libro <3 <3 <3
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