gyutaro shabana | yuki-onna
—¿Os habéis enterado? Le han quitado a Enmu el rango de Primera Luna Inferior —informó Douma con su típico tono alegre e inocente a los hermanos que él mismo convirtió en demonios siglos atrás.
—¿El Maestro se enfadó con él? —preguntó Daki.
—No, no es eso. Se lo quitó ______, la muchacha que Kokushibo convirtió hace poco.
—¿Ya se ha convertido en Primera Luna Inferior? —preguntó Gyutaro.
—Sí, parece ser que a parte de preciosa también es fuerte. Normal si es cierto que solo devora hombres. ¡Ah, ojalá me devorase a mí~!
Ese comentario molestó a Gyutaro, pero no podía decir que él no deseaba lo mismo. Tampoco podía expresar el asco que sentía respecto a que Douma (y Enmu en situaciones anteriores) expresase su atracción sexual hacia ella, ella no era nada de él, para su desgracia. De todas formas, eso era bueno para los demás, porque si se atreviesen a decir esas cosas siendo ella de él, les arrancaría partes del cuerpo, como hacía cuando alguien decía algo sobre Daki.
Para Gyutaro, ella siempre destacó. De no ser por ella, en todas las reuniones se quedaría escondido fusionado con su hermana pequeña, pero desde su llegada siempre salía para observarla bien.
Era normal que la primera vez que fue presentada todos los ojos se posasen sobre ella; también se podría considerar normal que más adelante alguien la siguiese mirando, considerando su belleza, pero el sentimiento de ser observada nunca paró, y siempre lo notó. Sabía que Gyutaro siempre la miraba, y se preguntaba si él sabía que ella lo sabía, porque el disimulo no era una de sus virtudes, y a eso se sumaba que ella era extremadamente atenta.
Su belleza no era lo único en lo que destacaba. No era fría como Nakime, no era una egocéntrica como su hermana, no era sería como Kokushibo, no era borde como Akaza, no era una loca como Douma y Enmu, no era rara como Hantengu y Gyokko. Hasta se podría decir que era amable, a parte de educada. Por mucho tiempo que pasase, Gyutaro nunca podría olvidar el día que la conoció, el momento en el que hicieron contacto visual por un segundo, se inclinó para saludarlo y le sonrió.
—Más le vale no atreverse a quitarnos nuestro puesto —dijo Daki muy molesta, ya cuando ambos estuvieron a solas en su escondite—. Aunque bueno, quizá estoy suponiendo mucho a favor de su fuerza, ¡no creo que pueda lograr tal hazaña!
Cada vez esa chica la molestaba más. Para ella, _______ era una amenaza en muchos sentidos. Como demonio era fuerte, no quería bajar de rango y ser humillada ante el resto, sobretodo ante el Maestro Muzan. Además, ella también era una mujer, y muy guapa. Por todo esto sentía una rivalidad muy fuerte, hasta odio. Y no podía saber si lo que más temia era ya un hecho, pero de solo imaginar a su querido Maestro Muzan pasando cualquier tipo de tiempo a solas con ella le hacía sentir más odio.
—…Quizá lo que prevenga eso sea una amistad, en vez de una enemistad y miedo hacia nosotros —dijo Gyutaro.
—¿Eh?
—Claro, piensa un poco por una vez en tu vida, anda: cuando uno es amigo de alguien le da más miedo ofenderle que cuando no lo es. Si nos hacemos amigos de ella, amigos de verdad, tendremos nuestro puesto como Sexta Luna Superior asegurado para siempre —dijo él intentando esconder su sonrisa de oreja a oreja.
Estaba eufórico, consideraba que esa era la mejor idea que se le había ocurrido nunca, y que _______ se convirtiese en Primera Luna Inferior era una oportunidad perfecta para llevarla acabo. Si conseguía convencer a su hermana pequeña de que se hiciese amiga de _______, aunque fuese una amiga falsa, podría acercarse a ella, de un modo u otro.
Daki se quedó callada analizando la idea de su hermano, y después de unos segundos decidió abrir la boca otra vez.
—¿Y como lo hacemos? —preguntó de brazos cruzados, ligeramente molesta porque su hermano tenía razón y porque no le hacía especial ilusión esa idea y llevarla acabo, por pereza. Aún así, por su bien, por proteger su rango, lo haría.
—Es mejor que tú des el primer paso, que seas tú quien se acerque a ella. Se sentirá más segura. Tú eres una mujer también, yo no.
—Ya, eso salta a la vista —dijo mirando el pecho carente de tetas y al descubierto de su hermano a la altura de sus ojos.
—Si me acerco yo a ella será más sospechoso, por varios motivos.
—Ya. Entonces, ¿con que excusa me acerco a ella?
—Invitala a cenar, para celebrar su ascenso.
[ . . . ]
______ vivía en una mansión abandonada en una montaña, le parecía una ubicación preciosa, asique una noche mató a la familia que vivía allí y se quedó con la casa. Esa fue la única vez que mató a mujeres y niños. Un cuervo le llegó por parte de Daki, se quedó muy extrañada, en muchos sentidos. A penas había intercambiado palabras con ella y/o su hermano en toda su vida las pocas veces que coincidieron en las reuniones en el castillo infinito, además de que presentía que su presencia, por ser también femenina, le hacía sentir amenazada y sabía de su carácter egocéntrico e infantil, a parte de que normalmente los demonios suelen ser muy territoriales y lo de invitar era algo más propio de Douma que de cualquier otro demonio. Pero la vida de un demonio es muy larga, solitaria y tranquila (por no decir aburrida) asique no iba a rechazar la invitación, y más si le ofrecían comida.
—Tienes que ser amable y buena con ella —dijo Gyutaro seriamente a su hermana—, si no la espantaras.
—¡Eso díselo a ti mismo! —dijo extremadamente ofendida ante tal comentario—. Además, ¿tú te has visto? ¡Tú sí que la vas a espantar, eres feísimo!
Gyutaro era muy consciente de su aspecto físico, no le gustaba y por eso mismo odiaba que se lo recordasen.
—Tsk. Puede que sea feo pero tengo mejor carácter que tú y seguro te puedo sacar las castañas del fuego si metes la pata.
—Uy sí, seguro.
—Tú solo imitala, sé amable y educada como ella. O parecido a cuando atiendes a un cliente humano.
Era la primera vez que Daki y Gyutaro recibían visita en su escondite. Para ser honesto, estaba nervioso: Su escondite no era el mejor del mundo, no era el más elegante ni bonito pero por suerte era un lugar tranquilo y oscuro. Deseó que los humanos que habían cazado fuesen apetitosos y de su gusto.
—¡Tenía muchas ganas de conocerte, desde siempre, pero realmente no sabía cómo acercarme a ti! —mintió Daki mientras llegaban a su escondite, casi acabando la noche, cuando tenía tiempo y podía olvidarse de ser una oiran—. Pero ahora que has ascendido, es la excusa perfecta para invitarte a cenar. No es el sitio más elegante, pero siéntete como en tu casa, por favor.
—Es acogedor —dijo _______ cuando llegó y observó el lugar.
—Muchas gracias —dijo Daki mientras Gyutaro salía de su espalda.
—Hola —saludó ella amablemente—, cuanto tiempo sin vernos.
—Sí —dijo este—, bastante.
Vale, se habían saludado, ¿ahora qué? ¿Qué debía decir o hacer? Había pensado muchas cosas y muy bien, pero no esa. ¿Cómo podría conquistarla, si en verdad ni si quiera sabía cómo mantener una conversación con ella? Más allá de Daki, no había hablado con ninguna mujer nunca, ni si quiera con Nakime. Y a la que mejor se le daba mantener una conversación era Daki, debería haberle preguntado al respecto antes.
—¿Tienes hambre? —le preguntó Gyutaro.
—Sí —dijo ella mientras asentía con la cabeza. Se le iluminó la cara cuando le preguntó eso. Hambrienta e insaciable, como cualquier demonio.
—Ayer mismo salimos de caza —informó Daki. De su obi sacó varias personas.
—No sabíamos cómo te gustaban, asique cazamos un poco de todo —dijo Gyutaro—, sírvete lo que quieras, todo lo que quieras.
Había todo tipo de personas: mujeres y hombres, guapos y feos, delgados y gordos, niños y ancianos, adolescentes y adultos, sanos y enfermos, vivos y muertos, mutilados y enteros…
—Solo como hombres —dijo acercándose a los que había muertos y prácticamente muertos—, adultos y viejos.
—Mejor, más jóvenes guapos para mí —dijo Daki, y Gyutaro la miró mal y le dio un golpe en el brazo.
—¿Por qué? —le preguntó Gyutaro, volviendo a mirarla.
—No lo sé ni yo —dijo mientras alzaba la pierna para darle una patada a la cabeza de un hombre que estaba aún vivo, aunque sufriendo, quejándose. Lo remató.
Los tres supusieron que esa preferencia a matar y comer solo hombres podía tener que ver con su vida como humana y/o su casi muerte, pero solo ella tendría respuesta a eso si es que algún día moría, cosa que no quería.
Le arrancó el brazo de cuajo al hombre que acababa de matar, alzó su brazo, abrió la boca y bebió la sangre que chorreaba de él. Gyutaro se quedó mirando esa vista fijamente por unos segundos, y cuando se dio cuenta de ello, cogió lo primero que encontró para llevárselo él a la boca, mientras que su hermana pequeña se sentaba en el suelo y empezaba a comer un hombre joven y guapo.
—¿Recuerdas algo sobre tu vida como humana? —preguntó Daki después de masticar y tragar su comida. Su invitada paró en seco y se quedó mirando a la nada durante un segundo.
—Tengo la imagen de un embarazo. Nada más. Quizá eso también explica el por qué no soy capaz de comer niños.
—Quien sabe.
—¿Y vosotros?
—Yo no recuerdo nada —dijo Daki.
—Yo tampoco —dijo Gyutaro.
—¿Y siempre habéis estado en esta zona?
—Sí, desde que Douma nos convirtió —contestó él. Ella ya sabía que los convirtió Douma, él mismo se lo dijo en una ocasión, una de las primeras veces que habló con él—. ¿Y tú?
—Vivo en una montaña, en una mansión abandona. Puedo crear ventiscas, asique aprovecho el clima y la fauna para cazar tranquila. Lo más divertido es cazar hombres en medio de las ventiscas en invierno; sus caras de confusión, sorpresa y miedo al verme sin tiritar llevando solo un yukata en medio de la nieve es increíble, ¡muy gracioso! —lo expresó con una energía y alegría que se le contagió a Gyutaro—. ¡Los locales allí hasta me han puesto mote y todo! Yuki-onna. Creen que soy un espíritu.
—¡Los humanos son tan ingenuos, tan inocentes, tan graciosos! —dijo él riendo.
—Sí —confirmó ella.
—Sobretodo los hombres, sobretodo cuando los seduces. Se ven tan patéticos. Pierden la cabeza al ver un poco de carne —dijo Daki.
—Bueno, eso es más por su género que por su raza —se atrevió a corregir ______—. Humano o demonio, casi todo hombre pierde la cabeza al ver la carne de una mujer.
—¿Cómo es tu vida amorosa, si se puede saber? —se atrevió a preguntar Daki. A Gyutaro le molestó su atrevimiento, era una pregunta personal que a lo mejor le incomodaba y le ofendía, aunque él tenía la misma duda. Para añadir leña al fuego, Daki añadió—: Espero por tu bien que no sea como la mía, es muy estresante. Como oiran que soy, todo el mundo me admira y no hay hombre que se resista a mis encantos, y con razón —presumiendo esa “desgracia” como la mujer inmadura e infantil que era. Quería gritarle y llamarla de todo, pero no era el momento.
—Es normal, eres muy guapa y tienes buen cuerpo —dijo _______ siguiéndole el juego, aunque fuese cierto. No era difícil ver la clase de mujer que era Daki, tampoco la clase de hombre que era Gyutaro—. En una situación parecida estoy yo, pero los hombres humanos poco pueden satisfacerme, solo con sus cumplidos y las palpitaciones a mil por hora de sus corazones.
—Es decir, ¿buscas a un hombre demonio? —volvió a preguntar Daki. Gyutaro pensó que a lo mejor su hermana le estaba leyendo la mente y preguntando lo que él se preguntaba en sus adentros.
—Sí, bueno, cuando tengo necesidades de mujer acudo a Douma, tú ya me entiendes —dijo sonriendo de lado y riendo ligeramente, haciendo como si Gyutaro no estuviese ahí. Realmente no le molestaba su presencia mientras hablaba con ella sobre esos temas—, pero no siento amor por él —y estaba bastante segura de que él por ella tampoco, pero ni le importaba—, no somos nada más que amantes, me atrae muchísimo su cuerpo, tiene unos músculos y unos ojos… Pero ¿quién sabe? Quizá de aquí a una década empiezo a sentir algo por él y él por mí y hasta acabamos casados, ¿os imagináis una boda de demonios? —preguntó riendo.
De repente la muñeca del brazo de mujer arrancado que estaba sosteniendo y comiendo Gyutaro crujió, o mejor dicho, explotó. Lo agarró con tanta fuerza de la rabia acumulada que sintió después de escuchar todo eso que lo reventó.
—¿Hermano? —preguntó confusa, pero sobretodo molesta Daki por la interrupción. Aunque odiase a ______, estaba encantada de saber detalles personales de ella, sobretodo sobre su vida actual.
—¿Te gusta triturar tu comida? —le preguntó _______. Este la miraba seriamente, lo hizo durante toda su explicación de su vida sexual, ni pestañeó. Sabía que Gyutaro estaba interesada en ella hasta cierto punto, tonta no era, pero le gustaba hacerse la tonta.
—Sí… —contestó este, aunque en realidad no.
—Ya, sí, así tienes que masticar menos, aunque veo que eso no es un problema para ti, tus dientes son los de un depredador carnívoro —dijo ella pasando un dedo por sus dientes, que eran como los de un humano normal y corriente exceptuando por sus colmillos largos y afilados.
—Dientes perfectos para morder y matar —añadió Gyutaro.
—Sí.
—¿Con que otros demonios tienes relación? —le preguntó Daki a ______, queriendo volver a llevar la conversación hacia el cotilleo.
—También he acudido a Enmu cuando me he sentido necesitada. A Kokushibo le tengo mucho respeto por muchos motivos, y a Akaza lo considero un amigo.
Se preguntaba cómo Enmu, que no era nadie, había tenido la suerte de hacer tales cosas con ella. Se preguntaba cómo ese desgraciado inferior a él e incluso ahora a ella habia tenido ese privilegio. Gyutaro quería contener sus ganas de rascarse hasta sangrar, le estaba costando horrores, asique se centró en comer y comer. Con suerte hasta podía ganas algo de peso, ya que era consciente de que estaba en los huesos y eso no gustaba a nadie, pero daba igual la cantidad de humanos que comiese, no conseguía engordar ni ganar músculo.
—¿Y vosotros? ¿Tenéis relación con algún otro demonio? ¿Alguna otra Luna Superior, quizá? —preguntó ella.
—No. Somos bastante solitarios —informó Daki. Que de vez en cuando veía al Maestro Muzan se lo guardaba para si misma.
—Supongo que teniendo el uno al otro es normal que no sintáis tanta necesidad de socializar.
—Tenemos un poco de relación con Douma, pero ya —dijo Gyutaro.
Ya que su principal ocupación era el entretenimiento y su educación se basaba en aprender poesía, danza tradicional y contar con suficientes conocimientos que le permitiera mantener temas de conversación interesantes, hasta considerados sofisticados, Daki hizo el día muy entretenido para su invitada y hasta para su hermano. Además comieron durante todo el día, hasta que cayó la noche.
—Estoy llena —informó la invitada después de suspirar—, y me lo he pasado muy bien. Ha sido un día muy entretenido.
—Opino igual —dijo Daki.
—Puedes venir a visitarnos siempre que quieras —añadió Gyutaro.
—Muchas gracias por todo. Igualmente. Un día tenéis que venir a mi casa.
—Y otra noche tenemos que ir de caza juntas —dijo Daki. Pensó que en un escenario así ______ podría ver sus habilidades de asesina al completo y ver que no debería interponerse en su camino al éxito, a cualquier tipo de éxito.
—Suena bien, sí. [ . . . ] Ha sido un placer conoceros por fin formalmente, muchas gracias por invitarme.
—Gracias a ti por venir. Esperamos volver a verte pronto —dijo Daki despidiendose de ella—. Ugh, que mal me ha caído —le dijo a su hermano cuando la invitada ya se fue.
—¡Idiota, ¿cómo se te ocurre preguntarle cosas tan personales nada más llegar?! —le riñió.
—¿Qué más da?
—Cotilla de mierda.
—¡Literalmente fuiste tú él que tuvo la idea de hacernos su amiga y tú a penas has hablado comparado conmigo, no te quejes tanto y agradeceme el trago que he pasado hoy y el que voy a tener que seguir pasando durante siglos! Eso si no la mata algún cazador de demonios antes.
—Ni si quiera es tan irritable, no es como tú, no seas exagerada. Solamente estás celosa de ella porque ella también es muy guapa.
—¡Más que yo no!
—Y casi a matado a la misma cantidad de Pilares que tú.
—¡No me lo recuerdes!
[ . . . ]
El tiempo pasó y acabaron haciéndose amigos, aunque Daki lo fingía. La oiran no tenía mucho tiempo para hacer visitas a ______ en su montaña, asique con eso como excusa y el hecho de que mantener cualquier tipo de relación llevaba tiempo y constancia, había noches que Gyutaro aprovechaba y salía de la espalda de su hermana para ir a hacerle una visita. La montaña estaba lejos del distrito rojo para un humano, pero para un demonio, y más para él que era de los más ágiles, no suponía gran esfuerzo ni tiempo llegar hasta allí. Era tan rápido que a veces parecía que se teletransportaba, y entre eso y la oscuridad de la noche, era difícil que algún humano le viese y corriese la voz hablando de su presencia.
Cada vez sentía más y más por ella. Era una sensación tan extraña, un sentimiento del que no estaba acostumbrado. Lo más parecido era lo que sentía por su hermana. Quería hacer de todo con ella, quería estar siempre con ella, quería observarla durante horas como la obra de arte que consideraba que era, quería escucharla hablar como si su voz fuese música, quería hacerla suya por completo, quería protegerla de todo. Se dio cuenta de lo que sentía por ella cuando se dio cuenta de que quería protegerla, como con Daki.
Pero no podía, no podía hacerlo siempre. Él tenía que vivir junto a Daki en el distrito rojo, no podía estar siempre en su mansión.
—Te haré más fuerte —le dijo un día.
—¿Qué? —preguntó confusa—. ¿Cómo? —por un segundo pensó que le daría de su sangre, es decir, sangre del Maestro Muzan.
—Te entrenaré. Así serás más fuerte y podrás defenderte de Pilares.
—Lo dices como si no hubiese matado ya a 5 yo solita. Pero… Me parece buena idea —no solo ganaría fuerza y experiencia, así también se entretendrian, pues realmente no había mucho que hacer o de que hablar—. Sé bueno conmigo, ¿eh?
Esa fue la primera vez que hicieron contacto físico, entrenando con varios tipos de combates.
—Eres muy bueno —dijo después de un asalto, tirada en el suelo, con la respiración un poco agitada.
—Me pediste que fuese bueno —dijo acercándose a ella, ofreciendo su mano para ayudarla a levantarla. Era una excusa perfecta para cogerle de la mano, aunque fuese un segundo—, ¿consideras que lo estoy siendo demasiado? —preguntó él mientras ella aceptaba su mano y la levantaba—, agradece que no quiero hacerte daño.
—No me refiero en ese sentido. Te estoy elogiando. Eres muy fuerte incluso conteniendote, te admiro.
A Gyutaro se le paró el corazón. Se quedó congelado y por un segundo pensó que ella estaba usando una de sus técnicas de sangre demoníaca para paralizarlo. También pensó que le estaba mintiendo, pero eso tendría más sentido si hablase bien de su físico. Él mismo sabía que era muy fuerte, ágil y bueno en combate, pero no estaba acostumbrado a que nadie le alabase, y estaba feliz pero sobretodo sorprendido por eso y porque encima le alabó ella en concreto. Cada vez se enamoraba más de ella.
______ se volvió más fuerte después de tanto entrenar y cazar con Gyutaro. Ambas cosas eran muy entretenidas. Lo más divertido era cuando salían a cazar juntos por las noches en el bosque de su montaña, ella fingía ser una damisela en apuros y cuando se le acercaba un hombre para ayudarla, Gyutaro saltaba de la rama del árbol en el que se escondía y lo mataba de un solo golpe. La comida sabía más apetitosa cuando se divertían cazandola juntos.
Probablemente el hombre que les supo más apetitoso fue el Pilar que Gyutaro mató un día. Ella insistió en que podía con él sola, y más después de su entrenamiento, pero Gyutaro se puso extremadamente protector con ella. Al principio pensó que lo quería matar él por orgullo y para volverse más fuerte, hasta que le gritó “¿¡Estás bien!?” cuando el Pilar le logró cortar el brazo, y cuando le contestó que sí y que podía seguir luchando contra él tranquila le volvió a gritar “¡No! ¡Vete! ¡Déjamelo a mí!". Gyutaro acabó matándolo él, echando a ______ de la batalla a empujones.
Tiró el cadáver del Pilar delante del árbol en donde estaba ella, mientras regeneraban sus heridas, sentada en una rama en lo alto.
—Podria haber acabado yo con él —dijo ella.
—No, fácilmente no —dijo él serio, casi depecionado—. Ahora come —y ella bajó de la rama de un salto. Empezaron a comer, pero Gyutaro se contuvo para dejarle comer más a ella.
Cuando no entrenaban o cazaban, Gyutaro a veces iba a su mansión para simplemente pasar tiempo con ella, incluso aunque no hiciesen nada.
—Siempre que vengo te encuentro leyendo —dijo Gyutaro entrando por el hueco de la puerta de la habitación. No había puerta corrediza, estaba hecha añicos por el paso de los años y la falta de mantenimiento, como el resto de la casa.
—¿Qué otra cosa voy a hacer si no? —preguntó ella mientras seguía leyendo.
—¿No te aburres? —preguntó él con genuina curiosidad mientras se tumbaba en frente de ella de lado en el suelo, clavando su codo en este y apoyando su cabeza sobre su mano, mirándola.
—¿Te aburres tú de cazar? —preguntó como respuesta alzando la mirada hacia él.
—¿Tan entretenido es? —preguntó sorprendido.
—No te gusta leer, ¿eh?
—Es que no sé.
—Oh. Perdona —Gyutaro hizo un gesto con la mano que tenía libre, dando a entender que no estaba molesto.
—Y bueno, ¿de que va el libro?
—Lo acabo de empezar, realmente no sé muy bien de qué va, pero es corto, puedo acabar con él en unas pocas horas, ¿y si lo leo en voz alta? A no ser que quieras hablar de algo en concreto o hacer otra cosa.
—No, por mi bien, adelante.
Ella volvió a la primera página y empezó a leer en voz alta, mientras que él la miraba fijamente mover sus ojos, sus labios y su lengua. Que ______ le leyese sus libros en voz alta se volvió su pasatiempo favorito, y como sabía que esos libros se los había releído muchas veces a lo largo de los años, Gyutaro acabó regalandole libros de vez en cuando, si es que él o Daki mataban a alguna persona que llevase consigo alguno. No es como si pudiese salir de compras a una librería.
Una noche Gyutaro llegó a la mansión de su querida amiga, pero esta no estaba. Comida había, pero quizá había salido a cazar. No había signos de violencia ni olía a humano vivo, pero esperó que estuviese bien y volviese pronto, esperó que ningún Pilar diese con ella. Se sentó en el suelo y se quedó allí esperandola durante horas, hasta que volvió cuando el amanecer estaba más cerca que el atardecer.
—Si hubiese sabido que vendrías esta noche no hubiese salido, perdona —dijo ella mientras entraba en el salón.
—Da igual.
—¿Llevas mucho tiempo esperando?
—Llegué al poco de caer la noche.
—Entonces llegaste poco después de que yo me fuese.
—¿A dónde fuiste?
—Estaba con Douma.
En cuanto escuchó ese nombre empezó a rascarse ferozmente, pero eso no extrañó a ______, ya lo conocía bien, muy bien. Sabía que le ponía celoso, y le entretenía celarle. Le gustaba verlo celoso.
—¿Has comido algo? Sírvete —dijo señalando con la cabeza la puerta detrás de ella, dando a entender que podía ir a su despensa—, yo no tengo hambre. Estoy saciada, en muchos sentidos —y Gyutaro empezó a rascarse aún más.
—Estoy bien —dijo gruñón.
—No lo parece.
—¿Por qué?
—“Estoy bien” —dijo imitando su voz y su tic nervioso, fingiendo que se rascaba la piel hasta sangrar. Él suspiró molesto, se levantó del suelo y se dirigió a la puerta de la habitación—. Hey, ¿a dónde vas?
—A mi casa —dijo mientras caminaba por el pasillo hacia la salida de la mansión.
—¿Ya?
—Sí, no sé si te has dado cuenta por estar muy entretenida pero está a punto de amanecer, me tengo que ir ya.
—No seas exagerado, aún quedan dos horas para que amanezca. Di que estás molesto y ya, no mientas con esas tonterías que no te las crees ni tú —dijo poniéndose a su lado.
—No estoy molesto —dijo él con un tono cansado, sin parar de caminar, ni si quiera mirándola.
—¡Sí lo estás! —dijo harta—. ¡Es obvio, no eres nada disimulado y ya te conozco bien! —dijo intentando pararlo para hablar bien las cosas—. ¡Como no te expresas, como te callas y tragas lo que sientes acabas con picores y rascandote hasta hacerte daño! —paró en seco—. Eres un cobarde que no se atreve a expresar lo que siente.
—¿¡Y QUÉ!? —preguntó Gyutaro, parando en seco y girándose a mirarla furioso—. ¡Me exprese o no, mi vida no va a cambiar a mejor!
—¿Quién lo dice?
—¡Yo! ¡Todos! ¡MÍRAME! —aunque en el fondo no quería que lo mirase mucho, no quería espantarla, no quería que se diese cuenta de lo realmente feo que era.
Se miraron fijamente a los ojos, en silencio. El rostro de _______ se relajó. Bajó su vista al cuerpo de Gyutaro, y luego lo volvió a mirar a los ojos.
—…Porque no seas como la mayoría no significa que no seas atractivo —y Gyutaro se volvió a quedar paralizado. ¿Qué estaba diciendo, que lo consideraba atractivo? No se lo podía creer, y por varios motivos.
—¿¡Ahora quién es la que miente diciendo tonterías!? —preguntó ofendido.
—¡No estoy mintiendo! ¡Es la verdad! Puede que para algunos no seas guapo, puede que para ti mismo tampoco y más si te lo llevan diciendo siempre y te comparas con otros, pero eso no significa que todo el mundo piense que eres feo. Yo no lo pienso.
—Mentirosa —dijo con veneno en su lengua, inclinándose más de lo que estaba de normal siempre—, eres una mentirosa.
Harta y aprovechando la inclinación de Gyutaro, decidió poner sus labios sobre los de él para callarlo y demostrarle varias cosas. Otra vez quedó paralizado, y el beso duró un momento pero ni cerró los ojos, ni pestañeó. ¿Era un sueño? ¿Era una broma pesada de Enmu? No, los demonios no duermen y por tanto no pueden tener ni sueños ni pesadillas, asique sorprendentemente era verdad lo que estaba ocurriendo.
—Si tan feo fueses no te besaría —dijo cuando se separó de él.
Gyutaro seguía congelado.
—…¿Gyu?
Seguía congelado y ahora las mejillas de ambos se sonrojaron; en el caso de ella al ver el efecto que tenía sobre él, en el caso de él porque por fin estaba procesando lo que acababa de pasar.
Reaccionó: pestañeó y la miró. Volvieron a estar en silencio, no sabían que decir, hasta que Gyutaro recordó por qué había empezado todo eso y abrió la boca.
—Siento celos de Douma y Enmu.
—Lo sé.
—¿¡Lo sabes!?
—¡Sí, ya te he dicho antes que es obvio, no eres nada disimulado y ya te conozco bien!
—¿¡Entonces para que me dices que no me expreso!?
—¡Porque es la verdad, no lo haces! ¡Sé que sientes celos de ellos pero no puedo saber a ciencia cierta por qué y quiero saberlo! No puedo leerte la mente. ¿También quieres acostarte conmigo pero piensas que por tu físico es imposible?
—…Decías que no podías leerme la mente.
—Podrias. Siempre has podido. La diferencia entre tú y ellos no es tu físico, es tu valentía. Ellos se atreven a demostrarme su atracción por mí, tú no. Supongo que es por la seguridad que sienten en ellos mismos.
—Y al contrario que ellos, tengo una hermana. Soy cercano a una mujer y sus vivencias.
—Y por eso y lo otro, no te atrevias a acercarte a mi con esas intenciones.
—Sí. No quería incomodarte de ningún modo, ni espantarte.
—Y a mi me gusta que los hombres den los primeros pasos —resopló por la nariz, como forma de risa—. Así hemos estado perdiendo el tiempo todos estos años, en fin.
Gyutaro se acercó a ella, acorralandola contra la pared, poniendo su brazo derecho en ella e inclinándose aún más.
—Ya no quiero perder más el tiempo —dijo él.
—Entonces hazme tuya, aquí y ahora.
Amaneció, por lo que Gyutaro tendría que quedarse allí un día entero, hasta que volviese a oscurecer. Incluso aunque no hubiese amanecido, se hubiese quedado ahí durante varias horas. Estuvo muy ocupado satisfaciendo los deseos que se le pasaban por la mente desde hacía casi un siglo.
La noche siguiente, cuando volvió a su escondite, Daki le gritó por tenerla preocupada. Le sorprendió tanta preocupación por su parte. Le preguntó que había estado haciendo para tardar tanto en volver pero no le dio explicaciones explícitas: simplemente que estaba en casa de _______ y se le fue el Santo al cielo, asique tuvo que esperar un día entero para volver.
Después de ese día de pasión que pasó con ella, ahora sí que no, no se podía sacar a su amiga de la cabeza. De solo recordar sus gemidos, su cuerpo desnudo con la marca de sus dientes, como clavó sus uñas afiladas en su espalda, la humedad de su interior, sus besos, sus ruegos por más, su validación…
Quería pasar todo el tiempo posible con ella, repitiendo, pero no podía, sería sospechoso para su hermana y sospechaba que no se tomaría nada bien lo que fuese que tuviese con ella en ese momento. ¿Se podía decir que ahora no solo eran amigos, si no amantes? Pero eso a él no le bastaba, quería más. Quería todo de ella, y queria ser el único para ella.
Debido a que pasó mucho tiempo con ella y preocupó a Daki, decidió no ir a visitarla a su mansión hasta la semana siguiente, por más eterna que se le hiciese la espera.
Llegó la noche que estaba esperando para visitarla, y en menos de lo que dura un pestañeo Gyutaro entró en su casa y fue a la habitación donde normalmente estaba siempre. Era la primera vez que su visita le tomaba tan por sorpresa, siempre entraba en la casa a una velocidad normal y lo podía oír perfectamente. La tumbó en el suelo, con los brazos en alto sobre su cabeza, sosteniendo sus muñecas con una de sus manos. Era un acto reflejo, era la costumbre. Se quedó mirandola fijamente y muy de cerca, en silencio. Luego, con la mano que tenía libre, empezó a desvestirla y volvió a mirarla de arriba a abajo, seriamente, concentrado observando todas sus marcas.
—Buena chica —dijo él sonriendo de forma pervertida.
—¿Qué hice?
—Mejor dicho, que no has hecho. Todas estas marcas te las hice yo, y no hay nuevas.
—Estaban ocupados —bromeó ella refiriéndose a Douma y Enmu. La sonrisa de Gyutaro se esfumó y se inclinó tanto sobre ella que su pelo verde rozaba sus mejillas.
—Escuchame bien, quiero que seas mia. Por completo. No quiero compartirte con esos locos. Piensa que soy y llámame egoísta, me da igual —notó que movió sus muñecas, como señal de aviso de que quería ser liberada, pero sin urgencia. Hizo caso y la soltó. Para su sorpresa, sus manos acabaron en sus mejillas.
—Entonces yo también lo soy, porque tampoco quiero compartirte con nadie. Quiero lo mismo que tú —dijo dulcemente, para luego plantar un beso en sus labios. Todo eso también le pilló por sorpresa a Gyutaro, pero esta vez, al contrario que la primera vez, sí cerró los ojos y correspondió el beso, que acabó en otra noche de pasión.
______ sacaba lo mejor de él. Gyutaro estaba conociendo un lado de sí mismo que no había conocido nunca. Y viceversa también. Pero era duro mantener el secreto de su relación, sobretodo a Daki (y daban por hecho de que el Maestro Muzan lo sabía, pero le daba igual). Era difícil dar explicaciones de por qué pasaba tanto tiempo con ella, era duro aguantar las ganas de ir junto a ella en cuanto pudiese y ocultar la felicidad que sentía con tan solo pensar en ella.
Estaba tumbada en el suelo, mirando el techo, desnuda. A su lado su novio, acostado de lado, con el codo en el suelo y la mejilla en su mano, mirándola.
—Eres tan preciosa… —dijo mirándola embobado.
—¡No me digas esas cosas, me sonrojo! —dijo roja como un tomate.
—Lo sabes, es obvio y todo el mundo se te queda mirando, no entiendo esa reacción —dijo riendo.
—Porque eres tú quien me lo dice —dijo frustrada pero feliz—. Los demás no me importan, asique tampoco me importan sus opiniones sobre mi.
—¿Oh~? ¿Yo soy especial?
—Sabes que sí.
Llevó un tiempo el hacer que Gyutaro se sintiese seguro mostrando su cuerpo al completo desnudo. También el hecho de que ______ le encontrase atractivo, pero se lo repetía tantas veces que al final se lo acabó creyendo. Además, besaba sus marcas, llenaba su cara de besos, y lo miraba como él la miraba a ella: como si fuese una obra de arte, incluso cuando él estaba distraído.
Cuando estaba con ella, se sentía tan feliz y relajado… Hasta sentía que hasta podría quedarse dormido, de lo agusto que se sentía. Los momentos más relajantes eran cuando apoyaba su cabeza sobre sus muslos, y con una mano sostenía el libro que le leía en voz alta y con otra le acariciaba la cabeza.
—Eres lo más bonito que me ha pasado jamás —interrumpió de repente Gyutaro—. Eres lo mejor que me ha pasado jamás. Al instante en el que me voy de aquí para volver a mi casa te echo de menos, es un dolor desgarrador, y no soporto la idea de esperar para volver a verte. Alguna vez he llegado a llorar nada mas irme de aquí. Solo puedo pensar en ti, me tienes tonto. Me haces muy feliz y espero que tú sientas lo mismo. Te amo muchísimo, con locura, y lo haré por siempre.
_______ tiró el libro que sostenía y se llevó las manos a la boca. Empezó a llorar de felicidad, Gyutaro le había dicho lo que llevaba tiempo queriendo oír de su boca, y era exactamente lo mismo que ella sentía.
—¿Por qué lloras? —preguntó preocupado levantándose de su regazo.
—Lloro de felicidad —y abrió los brazos para que su amado le abrazase, cosa que hizo encantado.
—¿¡Me puedes explicar por qué últimamente no paras de salir!? —preguntó un día Daki, ya harta y sobretodo extrañada por el comportamiento de su hermano. A penas había salido en años de su espalda y de su escondite al mundo exterior, y últimamente no paraba. A parte de que no se veía tan amargado como de costumbre—. Es obvio que no solo sales a cazar.
Gyutaro no quería reconocerle a su hermana que estaba enamorado y en una relación formal con ______, asique decidió decir verdades a medias.
—He conseguido que se enamore de mí —no dijo nombre, pero sabía que su hermana se daría cuenta de a quien se refería—, me estoy aprovechando de ella.
—¡Eso es imposible! —dijo ella riendo—. ¡Mírate! —y entonces se sintió ofendido, triste y enfadado. Daki, con esos comentarios, tenía parte de culpa de las inseguridades y la baja autoestima sobre su físico. No quería dudar de que a su novia le gustaba su físico, pero en ese momento en el que Daki se burló de él, volvió a dudar de ello.
—Yo tampoco sé que me ve… Pero lo hace. Muchísimo. Me estoy aprovechando de eso para que no se atreva a desafiarnos para quitarnos nuestro rango y para follarmela, ya sabes que los hombres tenemos nuestras necesidades. La próxima vez que la veas tratala el doble de bien, ahora no solo es tu amiga.
Daki estaba sorprendida pero Gyutaro la convenció. Para ella no era un problema que ______ amase a su hermano. Como había dicho él, hasta era una situación ventajosa para ambos, asique lo dejó pasar.
—Daki lo sabe —informó él la siguiente vez que vio a su amada.
—¿Se lo has dicho tú?
—En parte. Era un poco obvio, le acabé confirmando.
—¿Se lo tomó bien?
—Al igual que a mí al principio le costó creerlo.
—¿Por qué? —preguntó un poco extrañada.
—Por mi físico.
—Agh —dijo asqueada.
—Es normal.
—No me gusta que diga eso sobre ti.
—Da igual. Es mi hermana.
—No da igual, pero vale… —dijo un poco molesta.
No se atrevía a decir más de lo que opinaba en verdad de Daki. A ella tampoco le caía bien, al igual que ella pretendía ser su amiga pero no lo era. Fingía porque pensaba que a Daki ella sí le caía bien y por su relación con Gyutaro, pero pasado el tiempo y cada vez conociéndola mejor, cada vez le caía peor y la soportaba menos. Agradecía que no la visitase tanto como Gyutaro, por su trabajo de oiran. Era una egocéntrica, infantil y una maleducada.
El primer encuentro entre Daki y ______ después de eso fue bien, ahora lo único difícil era soportar la distancia cuando no estaban juntos.
—Quiero que vengas a vivir aquí, conmigo.
—Me encantaría, pero —en cuanto escuchó esa palabra, la sonrisa que ______ tenía en su rostro se borró rápidamente— no puedo dejar a Daki sola.
—¿No puede cuidarse sola? Ya es mayorcita.
Gyutaro ni si quiera abrió la boca para defender a su hermana o a sí mismo.
—Me cae bien —mintió—, pero como comprenderás no quiero vivir con ella, solo quiero vivir contigo.
—Ya, es normal.
Todo iba muy bien en su relación con Gyutaro, el único problema era Daki. Cada vez la soportaba menos, y un día, explotó.
—Daki, no te lo tomes a mal por favor, pero creo que no deberías hacer comentarios sobre el cuerpo de Gyutaro.
—¿¡Eh!? ¡Es mi hermano y digo sobre él lo que quiera! ¿¡Quién te has creído tú para educarme!?
—Solo digo que los comentarios que haces sobre su físico son muy feos —dijo poniéndose a la defensiva, enfadada pero no queriendo gritar ni ponerse violenta.
—¡Pues como él! ¡¿Acaso miento?! ¡Solo digo la verdad! En serio, ¿¡quién te has creído que eres para educarme!? ¿¡Te crees superior a mí!? ¡Mírate! ¡No me llegas a la altura de las suelas de los zapatos, ni en belleza ni en fuerza ni en edad!
—Si haces esos comentarios tanto no lo querrás. O quizá sí, pero eres una inmadura y una egocéntrica que necesita pisotear a los demás para sentirse bien consigo misma, por tanto eres inferior a mi. Supongo que debería haber supuesto que te lo tomarías así.
Daki soltó una carcajada, no se podía creer lo que le acababa de decir.
—¡Soy superior a ti, en todo, pero sigue convencidote a ti misma de lo contrario y de que yo y Gyutaro somos tus amigos! —dijo riendo y las cejas de ______ se fruncieron de la confusión.
—Daki —dijo seriamente Gyutaro.
—¡Solo nos hicimos tus amigos para tenerte controlada y que no te atrevieses a quitarnos nuestro rango! ¡Y fuiste tan tonta de creer que de verdad nos interesabamos por ti y te teníamos cariño! —dijo casi llorando de risa mientras ella, aún confusa, absorbía lo que le acababa de decir Daki. Miró a Gyutaro, que negó con la cabeza, dándole a entender que no le hiciese caso a su hermana y que era mejor no contestarle, que era mejor callarse pero no hizo caso.
—Vuestro rango no me importa. Además, conforme más te iba conociendo, Daki, peor me caías. Eres tan madura como una niña pequeña y mimada, y hasta tu hermano opina igual. Y él me ama, hasta quiere vivir conmigo y me entrenó para ser más fuerte. Para él solo eres un lastre.
La discusión iba cada vez a peor: ninguna de las dos quería callarse, no paraban de decir las verdades que a la otra no le contaba, y lo habían metido en la conversación.
—¡Sí, claro! —rió ella.
—Gyutaro —dijo ahora seriamente ______.
Y el mencionado no sabía que hacer, no sabía de qué lado ponerse. ______ le quiso defender de su hermana, ahora era el momento de defenderla a ella.
Pero no lo hizo.
—Daki es mi hermana, no la tuya —dijo de la manera más fría y cruel posible—. Ella lleva razón.
Eso le partió el corazón a la pobre. Lo miró directa y fijamente a los ojos mientras que los suyos temblaban y empezaban a humedecerse, pero en los suyos solo había frialdad.
—¿En serio? —preguntó ella mientras empezaban a caer lágrimas por sus mejillas—. ¿Después de todo lo que hemos vivido?
—Eso solo te importa a ti, no a él —dijo Daki de forma burlona. Sus ojos ahora se posaron en ella, mientras procesaba en silencio. Quería estar segura de que Gyutaro la había amado y lo seguía haciendo, pero ese comportamiento demostraba que no tanto como ella pensaba. Parecía que tanto no le importaba.
Llena de furia alzó la mano para pegarle un puñetazo a Daki en la cara, pero antes de que su puño pudiese aterrizar en su cara, Gyutaro la cogió de la muñeca y protegió a Daki.
—Vete —dijo con una seriedad y crueldad que casi le dió miedo.
Sintió que su vida corría peligro si se quedaba allí más rato, a parte de que claramente ya no era bienvenida, asique con lágrimas en los ojos de tristeza, furia e impotencia, se fue de vuelta a su casa, aunque realmente no tenía ganas de volver porque tenía muchos recuerdos de Gyutaro allí. Para su suerte, aún era de noche. Si hubiese sido de día, se hubiese tenido que quedar ahí y hubiese sido una situación muy incómoda y violenta.
¿Como podía haber hecho eso? ¿Cómo podía haberle hecho tal cosa a ella? Ella solo quiso cuidarlo y ayudarlo, quería defenderlo, quería que Daki dejase de hacer esos comentarios sobre su físico que tanto le afectaban para mal. Y él va y se pone a defender a su hermana. Y... ¿Era verdad lo que Daki dijo? No le importaba que quisiesen tenerla controlada y que Daki fuese una falsa todo ese tiempo, pero le daba miedo que fuese verdad el hecho de que Gyutaro realmente no la quería en ningún sentido y se quería aprovechar de ella sexualmente. Pero lo conocía bien, lo conocía de años, y sabía que él no sabía fingir. Estaba segura de que no se estaba autoconvenciendo, estaba segura de que Gyutaro estuvo enamorado de ella, pero... La vida le hizo elegir entre ella y Daki, y eligió a Daki. Se sentía tan tonta...
Mientras tanto, Gyutaro se quería hacer el fuerte y frío, pero también estalló, aunque aún mintiendo.
—¡JODER, ¿PARA QUE LE HAS DESVELADO MI PLAN?! ¿¡NO SABES CALLARTE!? ¡PIENSA ANTES DE HABLAR, AUNQUE SEA UN POCO!
—¿¡Qué más da!? ¡No la vamos a echar de menos!
—¡Habla por tí!
—Viola a alguna presa antes de comertela y ya.
—Agradece si ______ no te reta para quitarte el rango —Daki se tensó—. Y hablo en singular porque yo no interferiré.
—¡Hermano!
—¡TÚ TE LO HAS BUSCADO! —le gritó, pero en el fondo se lo gritó a sí mismo.
Era un cobarde, un mentiroso y un manipulador al que su plan no le había salido tan bien como pensaba. Era consciente de ello y ahora se odiaba a si mismo por ello. No quería dejarla ir, en realidad no quería que se fuese, pero ya no había vuelta atrás.
Las heridas de los demonios sanaban pronto, mucho más rápido que las de los humanos. Ambos esperaban que con sus corazones rotos pasase igual, pero con sentimientos tan humanos era imposible.
Ambos, por separado, le pidieron a Muzan que les borrasen los recuerdos, pero este se negó. Consideró que perdieron demasiado el tiempo con su relación, la mejor tortura que podía darles era hacer que mantuviesen los recuerdos bonitos que se convirtieron en tristes y los recuerdos tristes que se convirtieron aún más tristes. Ese era el dolor más doloroso que podían sentir.
El tiempo pasó y no se volvieron a ver ...hasta una fatídica noche, en la que Douma invitó a todas las Lunas Superiores, ______ y Enmu a cenar a su casa. A veces le gustaba invitar a otras Lunas a cenar en su casa, eran rachas en los que le apetecía ser más sociable con el resto y se sentía generoso. Invitaba a muchos, pero pocos iban. Akaza y Kokushibo no iban nunca, y Gyutaro y Daki raramente. Los únicos que asistían siempre eran Gyokko y Hantengu, y ______ y Enmu que eran las únicas Lunas Inferiores las cuales Douma tenía "aprecio". De todas formas, eso último era algo bastante reciente. Esta fue la primera y última vez que Douma invitó a su casa a Gyutaro y Daki.
La mano derecha de Douma recibió a los invitados. Gyokko y Enmu ya estaban presentes allí, los siguientes en llegar fueron Gyutaro y Daki.
—Esperen aquí a mi amo, por favor, se encuentra ocupado —les dijo ofreciéndoles pasar dentro de una sala. Pasaron, se sentaron y Gyokko les saludó.
—¡Que anfitrión tan maleducado! —dijo Daki, la cual se ofendió ya que el anfitrión no la recibió al instante en el que llegó. Además, tenía hambre, deseaba comer lo antes posible.
Y entonces todos escucharon el por qué Douma se estaba demorando. Gyutaro reconocería esos gemidos en todas partes, sin importar la situación y el momento. Había pasado mucho tiempo, ya no pensaba tanto en ella; pero escuchar que a lo lejos, en otro lugar de la casa, estaba ella siendo follada por Douma, el cual la probó antes que él y era de quién no se tenía que preocupar en teoría, le llenó de ira, y hasta casi tristeza.
—¡Más! —gimió ella. Tenía a Douma encima de ella. Le mordió el cuello y se levantó.
—Luego querida, tenemos invitados que atender —dijo él mientras se subía los pantalones.
—Oh, ¿era hoy? —preguntó un poco confusa y sorprendida mirándolo desde abajo, mientras se sentaba y cerraba su yukata. Realmente no sabía en qué día vivía.
—Sí —contestó él mientras se ataba el cinturón del pantalón.
—Ya están aquí Gyokko, Enmu, Gyutaro y Daki, amo —informó su mano derecha mientras caminaban por un pasillo que les llevaría a la sala donde cenarian.
En cuanto escuchó los dos últimos nombres _______ sintió un golpe en el corazón. Había pasado mucho tiempo, pero aún así, la idea de verlos no le hizo gracia. Decidió no dirigirles la palabra, era mejor para ella y realmente no se merecían su atención. Y decidió vengarse.
La mano derecha de Douma abrió la puerta de la sala. Allí estaban los invitados esperando sentados en el suelo, manteniendo las distancias entre ellos, exceptuando los hermanos.
—¡Enmu! —dijo ella alegremente cuando entraron a la sala. Corrió hacia él, y este hizo el intento de levantarse para abrazarla, pero ella fue más rápida, se agachó y le abrazó, casi tumbandolo en el suelo—. ¡Cuánto tiempo!
—¡Me alegra verte, ____-chan~! —dijo devolviéndole el abrazo, hundiendo su nariz en su cuello y oliendola—. Ah~, hueles tan bien como siempre.
—Tú también. Y Gyokko, también ha pasado tiempo —dijo ella girándose y alejándose un poco de Enmu. Tenía en frente de ella a Gyutaro, y aunque le estuviese dando la espalda, sabía que la estaba mirando.
—Perdonad la espera, estábamos ocupados y no estábamos pendientes de la hora —informó Douma riendo, con la mano detrás de la cabeza mientras se acercaba y se sentaba en el suelo también. Estaban todos sentados en forma de círculo.
—¿Cuando llegaste, ____-chan? —preguntó Enmu.
—Hace años —rió ella—, vivo aquí, con Douma.
—¿Desde hace mucho?
—Hace tanto que ya no me acuerdo, ¿tú sí, querido? —preguntó mirando a Douma.
Gyutaro y Daki se miraron, intentando mantener cara de póker. También, el primero, estaba intentando no rascarse como loco. Si hubiese sabido que ella estaría allí, no hubiese ido. Odiaba verla tan feliz e interactuando con esos dos. Y Daki también se estaba poniendo de mal humor, pero por no ser el centro de atención.
—Tampoco —le respondió—, pero mis fieles también la adoran a ella —informó mirando a Enmu.
—Normal, es tan guapa~ —dijo Enmu. Daki fingió tos.
—¡No la única aquí, claro! —añadió. _______ río, no se lo podía creer. Le hizo tanta gracia. Decidió dirigirle la mirada y la palabra.
—No has cambiado nada, ¿eh Daki? —rió ella.
—Dejala en paz —dijo Gyutaro. Por un segundo, el corazón de ______ se le paró al oír que él le estaba hablando, aunque no lo que más quería escuchar por su parte. Al igual que con su hermana, también se atrevió a mirarlo y dirigirle la palabra. A la mierda lo que había pensado minutos antes.
—Y tú tampoco has cambiado nada, siempre defendiéndola aunque no se lo merezca, aunque sea una maleducada... Así te va.
—Tú tampoco, veo que sigues siendo la misma zorra de siempre —dijo con odio.
—¿Perdón? —rió ella, sorprendida—. Que yo sepa, no soy oiran —dijo riendo—, a mi no me hace falta follar con humanos pervertidos para ganarme su admiración.
—¿¡A quién llamas zorra!? —preguntó Daki mientras agarraba un jarrón con el obi y se lo tiraba a la cara a ______, pero esta lo esquivó.
Justo en ese momento la mano derecha de Douma abrió la puerta corrediza para que entrase Hantengu a la sala, pero el jarrón acabó hecho trizas detrás de él, asique más asustado de lo que estaba siempre, no se atrevió a entrar en la sala y se quedó escondido detrás de la puerta observando la escena sin entender nada, como el resto de los presentes.
—¡Eh, el jarrón que me regaló Gyokko! —dijo Douma, pero realmente no estaba apenado.
—Cuidado sobre lo que dices de mi hermana —dijo seriamente.
—¡Sí Gyutaro sí, ya nos ha quedado claro a todos que es la única persona a la que quieres!
—¿¡LA ÚNICA!? —gritó levantándose del suelo—. ¡ES LA QUE MÁS, ES MI HERMANA! ¡Y A MI ESO ME JODE MÁS QUE A TÍ, SOY LA QUE LA TIENE QUE AGUANTAR SIEMPRE Y HASTA CUIDAR! ¿¡QUE PENSABAS, QUE LA ABANDONARÍA POR TI!? ¡PERO ESO NO SIGNIFICA QUE NO TE QUISIESE! ¡LO HICE Y LO SABES!
Todos estaban atónitos, viviendo la escena en primera fila, callados y sin entender muy bien lo que estaba pasando. ______ también se levantó y empezó a descargar su furia sobre él como él estaba haciendo sobre ella.
—¡YO NO TE PEDÍ QUE LA ABANDONASES PARA SIEMPRE, NUNCA ME HUBIESE ATREVIDO A TAL COSA! ¡SÉ QUE ES TU HERMANA, SÉ QUE LA QUIERES Y TE PREOCUPAS POR ELLA! ¡Sé que eso hubiese sido egoísta y egocéntrico por mi parte! ¡PERO TE DEFENDÍ ANTE ELLA Y TÚ NO LO HICISTE POR MÍ!
—¿¡ACASO TE PEDÍ QUE ME DEFENDIESES!?
—¡LO HICE PORQUE TE AMABA, ME PREPCUPABA POR TI, DESAGRADECIDO! ¡Y MENTIROSO, SI TANTO ME AMABAS NO ME HUBIESES DADO DE LADO TAN RÁPIDAMENTE, ME TIRASTE A LA BASURA!
—¡SÍ TE AMÉ, Y LO SABES, Y TAMBIÉN SABES QUE ME DUELE VERTE CON OTROS, SOBRETODO CON ELLOS DOS!
—¡NO, COBARDE, HABERMELO DEMOSTRADO AQUELLA NOCHE! ¡Y NO TIENES DERECHO A ENFADARTE POR VERME CON OTROS, YO TENGO DERECHO A ESTAR CON CUALQUIERA DESPUÉS DE QUE TÚ —dijo señalándolo con furia— ME ABANDONASES DE ESA MANERA! ¡TÚ MISMO ME DIJISTE "VETE", Y LO HICE, Y TÚ NO VINISTE DETRÁS DE MÍ ARREPENTIDO!
—¡TE HE ECHADO MUCHÍSIMO DE MENOS, DESDE ENTONCES SIENTO QUE ME FALTA UNA PIERNA!
—¡Y TE LO MERECES!
Gyutaro tenía una mezcla de muchas emociones en su interior. Se había quedado agusto gritando todo lo que pensaba, pero pelearse no era lo que quería hacer con ella en ese momento. Lo que realmente quería era hacer el amor, no la guerra. Él jamás se consideró un romántico, pero pensó que con un beso a lo mejor lo podía solucionar, todo; asique puso sus manos en sus hombros, pero antes de que pudiese inclinarse y acercarse más para besarla, sus brazos fueron cortados. No por ella, si no por Douma.
—¿Y si nos calmamos y comemos de una vez? —preguntó como si nada.
—¡Eso sería maravilloso! —dijo Enmu.
—Ya no tengo hambre —dijo ella—, pero que aproveche —dijo mientras se giraba y pasaba al lado de Hantengu para salir de la sala por la puerta. Este, por fin, entró.
—...Vamonos hermano —dijo Daki detrás de él mientras se levantaba.
—Disculpadme —dijo Douma, y fue detrás de ______.
Gyutaro y Daki salieron de la sala y caminaron por el pasillo hacia la salida de la casa, pero antes de nada, este se giró y vio a ______ entre los brazos de Douma en el fondo del pasillo, mientras este la acariciaba la cabeza. Deseó ser él, pero sabía que era imposible, le había hecho mucho daño y parecía que era imposible que lo perdonase y lo olvidase, a parte de que parecía que estaba mejor con otro, asíque… Decidió mirarla una última vez en la distancia e irse.
Supuso que lo mejor sería guardar todo, lo bueno y lo malo, en un baúl en el fondo de su corazón dejando que se cubra de polvo durante toda la eternidad. Para su desgracia, siempre la iba a amar y echar de menos como si fuese una parte arrancada de su cuerpo. Fue muy importante para él. Fue su vida, fue su todo. Fue la primera vez que se enamoró y se sintió amado. Vivió muchas cosas bonitas e importantes con ella. Aprendió sobre si mismo y de la vida. Sabía que siempre la iba a amar, pero ambos se habían hecho mucho daño y ya no podían estar juntos. Deseaba que las cosas hubiesen sido diferentes, deseaba estar con ella en otra vida con mejores circunstancias. Odiaba no tenerla, odiaba que otro la tuviese, pero lo que más odiaba era no poder odiarla. Era egoísta, y quería que ella fuese feliz pero con él, no con otro. Lo más bonito que le pasó jamás se convirtió en una de las cosas más horribles. Deseaba no haberla conocido, deseaba borrarla de su memoria, pero a la vez no, porque ahora eso era lo único que le quedaba de ella.
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