maylor | party

Freddie volvió a dar una de sus alocadas y descontroladas fiestas, llenas de escesos, es decir, de alcohol, drogas y sexo.

Ya era de por la tarde del día siguiente a la fiesta, ya que acabó muy tarde, como era habitual. Roger y Brian estaban en una cama -más concretamente, en la cama de Freddie-, acostados dentro de las sábanas, desnudos, despiertos, boca arriba, mirando en un incómodo silencio el techo de la habitación.

—Brian, ¿qué pasó anoche? —preguntó el baterista mientras miraba el techo—. No me acuerdo —en realidad, sí que se acordaba, pero muy poco. Quería confiar en que se lo estaba imaginando todo.

—Creo que nos acostamos... —contestó el guitarrista, también mirando el techo de la habitación.

—"Nos acostamos"... —no le cabía en la mente—. No es posible —dijo negando gesticulando con la cabeza, aún mirando al techo de la habitación—. Esto no ha pasado —dijo destapandose de las sábanas. Se sentó en el borde de la cama, e hizo una mueca de dolor, cosa que confirmó que sí se acostó con Brian, y que encima él fue quién recibió.

Cogió su ropa del suelo, se vistió de mala forma y rápidamente y salió de la habitación. Pasó un tiempo hasta que se vieron de nuevo, con el resto de la banda, Freddie y John.

—Cielo, ¿estás bien? —preguntó preocupado el vocalista a su amigo y compañero de banda, mientras le ofrecía una taza de té—. Ten, anda.

—Oh, gracias —contestó él, aceptando el té.

—¿Qué ha pasado entre Brian y tú? —preguntó preocupado, aprovechando que John y Brian se habían ido a fumar y hacer cualquier otra cosa en el tiempo del descanso.

—¿Tanto se nota? —preguntó.

—Sí —contestó—. ¿Os habéis peleado o qué? —preguntó.

—Ojalá —contestó riendo por no llorar, después de darle un sorbo a la taza de té que anteriormente su amigo le había ofrecido.

—Oh Dios, eso es que debe de ser grave —soltó sorprendido y preocupado.

—Y lo es —contestó. Miró a su alrededor para ver que no hubiese nadie cerca, pero de todas formas, susurró: —Brian y yo nos acostamos —y entonces Freddie se echó las manos a la boca, por no gritar.

—Estabais tardando —susurró, alegre.

—¿Perdón? —preguntó confuso.

—Siempre supe que había algo entre vosotros dos, que seríais una pareja encantadora, y que tú eras... de los míos.

—No te emociones, no recuerdo nada. De repente desperté desnudo, al lado de un Brian desnudo, y al sentarme me dolía el culo.

—¿Tú sientes atracción hacía los hombres? —preguntó.

—Me encantan las mujeres, pero... a veces veo a Brian, y... Ufff... Y... A veces me gusta imaginarme llevando faldas y tacones y... Es complicado, ¿vale?

—¿Sientes algo por él? —volvió a preguntar, y Roger se quedó pensativo y en silencio, para luego afirmar de forma dudosa—. Seguro que él también siente lo mismo, pídele salir o algo.

—No... No creo.

De repente entraron de vuelta a la sala Brian y John. El ambiente se volvió un poco incómodo, excepto para John que no tenía idea de nada.

—Bueno, sigamos ensayando —dijo Brian.

—De hecho, John y yo tenemos que hablar de una cosa, en privado —dijo Freddie levantándose y yendo hacía este.

—¿Ah, sí? —preguntó el bajista, confuso.

—Sí querido, ¿es qué no lo recuerdas? —preguntó agarrándolo del brazo haciendose el ofendido y llevándoselo consigo hasta la puerta de la sala—, mientras, vosotros dos, quedaos aquí —y cerró la puerta, pero de repente, se escuchó el sonido de una cerradura, y alarmado, y viendo hacía donde iban los tiros, Roger se levantó a la velocidad de la luz de su asiento de la batería y fue hacía la puerta, intentando abrirla desesperadamente, pero no lo conseguía.

—¡FREDDIE, EN CUANTO SALGA DE AQUÍ TE MATO! —gritó el baterista.

—Si quieres salir, ya sabes —dijo el mencionado al otro lado de la puerta—. Venga, en un rato volvemos, que necesitáis intimidad.

Roger fulminó con la mirada la puerta, como si pudiera ver a través de ella como Freddie se iba tan tranquilo -junto a John-. Después, hizo como si Brian no existiera y volvió a sentarse en su batería.

—Um... ¿Qué tal estas? —preguntó Brian de forma tímida.

—¿Tú qué crees? —contestó borde de brazos y piernas cruzadas, apoyando en la pared y mirando al techo.

—Ya... Y... ¿Estás bien? —volvió a preguntar, aún más tímido. Roger al fin lo miró, confuso, levantando una ceja—. Cuando te sentastes en el borde de la cama, te quejastes, y bueno...

—...No tienes de que preocuparte, es normal que me doliese, era mi primera vez...

—Ah, me alegro... ¡Q-Quiero decir- que me alegro de que estés bien, no me mal intérpretes...

—Eres malo hasta con los hombres —dijo Roger sonriendo de lado, pero esa coña Brian no se lo tomó muy bien ya que se puso un poco triste, cabizbajo—. Lo siento.

—No, tranquilo, solo has dicho la verdad.

Hubo un incómodo silencio. Ninguna de los dos sabía que decir o qué hacer. Brian se acercó a la batería, y se apoyó en un amplificador bastante grande, muy cerca de Roger, cosa que hizo que este se pusiera más nervioso con la situación.

—Um, mira, yo... —intentó el guitarrista expresar lo que sentía, pero no le salían las palabras.

—Tú también me gustas.

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