My first stupid love. pt.2
Historia caminó a su lado, aún sin quitar su sonrisa de picardia por lo que había visto.
—Y...¿entonces?—Preguntó Historia, con curiosidad.
Annie caminaba muy rápido, con la mirada fija al frente y las mejillas al rojo vivo.
—No puedo creer que hice eso, Historia.—Murmuró. Sus manos temblaban de nervios.
—Hey, no te pongas así. No pasa nada malo. Fué un beso en la mejilla.—Encogió los hombros.—De hecho...fué muy lindo.
—N-no lo sé...
Decidió cambiar de tema por el momento hasta que cada quien tomó el rumbo para su respectivo hogar.
Esa noche, a eso de las ocho y media, mientras miraba la televisión en su cuarto, recibió un mensaje.
—Hola.
Era Mikasa.
Miró la pantalla, nerviosa y apagó la televisión. Mikasa normalmente solía enviarle bastantes stikers o emojis, así que eso le preocupó bastante.
—Hola.
Escribiendo.
—¿Podemos hablar?
Apretó el celular, y suspiró. Sintiendo que el estomago se le hundía.
—Uh, si dime.
—No aquí. Mañana, en la salida.
—...
Vale.
Se desconectaron.
[...]
—¿No vienes?—Preguntó su amiga.
—Mikasa quiere hablar conmigo.
Ella abrió los ojos con sorpresa.
—¡Oh! Vale, vale. Te espero allá.—Señaló la esquina. Lo suficientemente lejos como para darles privacidad.
Annie esperó sentada en la banca, y mientras pensaba, sintió que alguien más le hizo compañía. Era ella, quien tenía la mirada en sus zapatos, y jugaba con su pulsera en la muñeca, como si estuviera nerviosa.
—Hola.—Murmuraron al mismo tiempo.
—¿Querías...decir algo?
Ella asintió.
—Si.—Suspiró, girando un poco el cuerpo para verla.
Annie le miró atenta.
—¿Lo...que dijiste es verdad?—Su voz se rompió un poquito.—¿También te gusto?
Annie asintió.
—Si...mucho...
Eso emocionó a la azabache.
—Entonces...¿va a pasar algo?
—No lo sé.
Ambas bajaron la mirada. Nerviosas.
—Vale...—Murmuró la azabache, pareciera que queriendo pararse de la banca, pero la rubia la tomó por la sudadera.
—¿E-Estamos bien?—Preguntó, con los ojos llorosos.
—Si...si, tranquila.—La abrazó.
Lo cierto es que, aún eran unas chamaquitas de secundaria. Jóvenes y perdidas.
Andar ahora sería...uhg, no.
Esos cuentos terminan mal.
Pero...dios, como quería a la azabache.
Pero solo son una niñas de secundaria...dios...
—Está bien, tranquila. Solo quería aclarar las cosas.—Dijo Mikasa. Aún abrazando a Annie.
—Si, lo sé...—Tenía la voz rota.—Te quiero...
—Yo a ti, Annie...
[My first stupid love.]
—¿Tons?
Mikasa alzó la mirada del suelo y miró a la morena. Recargada en la pared. Ambas ya fuera del salón.
—¿De qué?
—De Annie.
—Ahh.
Suspiró.
—Uh, todo bien. Solo queríamos aclarar lo que pasó.
—Bien.—Alzó el pulgar.—¿No están incomodas?
—No. Todo tranquilo.—Dijo Mikasa, abriendo su tortita de jamón, pues ya era hora del receso.
—Okay.—se sentó a su lado y sacó su celular al escuchar notificaciones.
—¿Es Historia?
La morena chifló y le guiñó el ojo a la azabache.
—Ya sabes.—Tecleó.—Ahhh, ¿pues que crees?...ya andamos.—Presumió que la tenía de fondo de pantalla.
La azabache sonrió.
—¡Bien!
—Deja les digo que nos vean acá para comer.
—Vale, vale.
Por pura curiosidad, miró de reojo la pantalla de su amiga con el chat de Historia, y no pudo evitar soltar la risa al ver que la morena tenía mensajes diciendo "chi"
—¿Eso queee?—Se rió la azabache.
—¡Hey! ¡A ver al cine!—Gritó la morena, apagando el celular y guardandolo de nuevo, pero siendo imposible disimular el sonrojo de la vergüenza.
—¿Eso queee?—Continuaba riendo y tosiendo de vez en cuando por ahogarse con su tortita.—Te traen mal verdad.
—¿Y si te callas?
—¿Y si me dices "chi"?—Le retó.
Segundos después, miraron al par de rubias acercarse a ellas con sus respectivas loncheras.
La lonchera de Historia era de Hello kittty, con un estampado muy lindo, la de Annie era una lonchera cualquiera pero de color azul cielo con amarillo, Mikasa solo tenía una bolsita donde su mamá le metió su torta de huevo, y Ymir fué por unas sabritas a la cooperativa.
Rato después regresó, y se sentó al lado de Historia para comer a su lado, pero estaban las cuatro juntas en una mesa.
—Ah, por cierto. Adivina.—Dijo Mikasa, picando de forma juguetona la costilla de Annie. Cosa que Ymir e Historia notaron, y se voltearon a ver.
—Dime.—Sonrió Annie, poniendo la mano sobre la de la azabache.
—Creo que me van a poner braquets también. Estoy algo nerviosa.—Admitió.
—Ou, tranquila. Si duele un poco pero no pasa de ahí.—Trató de calmarle.
—Eso espero...
—¿Y qué color vas a escoger?—Preguntó Annie.
—No lo sé. Creo que rojo.—Encogió los hombros.—Espero no tenerlos mucho tiempo.
—Los tendrás lo que tengas que hacerlo.—Con su tenedor, tomó algo de frutita picada.—Abre.
La azabache obedeció, Annie llevó cuidadosamente el tenedor hacia ella y tragó gustosa. Amaba las fresas.
—Abre tu.
Annie arqueó la ceja y abrió la boca ligeramente. La azabache acercó de forma brusca su torta y Annie tragó mientras tosía.
Mmm...rico...torta de huevo...
[My first stupid love.]
Unos días después, la azabache regresó a la escuela, con un cubrebocas. Annie al verla en la entrada la abrazó, pues ya tenía rato que no la veía.
—Hola.
—Hola...
—¿Como estás?—Le continuaba abrazando.
—Aún me duele la boca, pero estoy bien.—Se sonrieron.
En el salón, entre clases y clases, la azabache decidió quitarse por fin el cubrebocas.
—Te vez linda.—Murmuró Annie, con sonrojo.
Mikasa apretó la boca y también se puso rojisima.
—Gracias.—Rascó su mejilla.
—Oye mi cascanueces, pelame esta por fa.—Ymir le mostró una nuez.
—Te pelo verga.—Le alzó el dedo medio y Annie rió.
—Pues sí puedes, también.
—No le digas así culera.—Le regañó Historia a Ymir.
Annie rodó los ojos, y se acercó un poco más a la azabache.
—¿Qué haces en la salida?
—Uh...Nada. ¿Por?
Ella bajó la mirada.
—¿Quieres venir a mi casa y ver una película? Papá regresa tarde del trabajo, y...hay una tiendita cerca, podemos...comprar botanas y algo de beber.—Mientras más hablaba Annie, más se sonrojada.
Y mientras más escuchaba la azabache, más se sonrojaba igual.
—S-si...¡Claro!
[...]
Mikasa llegó en su bicicleta a la hora acordada. Annie le invitó a pasar y encendió la televisión de la sala, que era donde verían películas.
—Traje el refresco.—Dijo la azabache, mostrando la enorme gaseosa.
—Deja voy por unos vasos.
Annie regresó con ellos más al rato, y se regresó deprisa cuando escuchó el agua caliente en la cocina.
—¿Qué preparaste?
—Compré maruchan.—Se rió, dándole un plato con la sopa ya servida y ella otro plato.
—Wow. Que festín.—Sonrió emocionada.
Annie miró a la azabache sacar su celular y tomarle una foto a lo que estaban comiendo.
—Ahora una tu y yo.
Annie se acercó a ella y la abrazó, mientras Mikasa volteba la cámara para una selfie.
Miraron la foto.
—Dios...¡pasamela.!—Dijo Annie, con una sonrisa. Amaba esto. Ese momento y esa foto la quería atesorar.
—Claro.
Más tarde la recibió. Mikasa se fué bastantes horas después, y antes de irse a dormir, notó que la azabache había subido un estado.
Curiosa, dio click, y se sonrojó mientras reía.
Era la foto de las dos maruchan, la gaseosa, las frituras y también se veía Annie en extremo, sonriendo.
"Cena romántica." Había escrito Mikasa.
Ahhh.
Que gran día.
Meses después. Su vínculo era cada vez más fuerte y eran más unidas. Más expresivas y super apegadas.
Pero...
Un día notó a Mikasa algo distante. Quien se la pasó más al lado de Eren y Armin. Le comentó eso a Historia pero ella le restó como importancia. Ymir ese día tampoco había ido. Fue un día algo aburrido, la verdad.
Permaneció pensando, y cuando llegó la hora de la salida, Annie sintió que Historia tomó su mano y llamó su atención.
—Espera, espera, espera.—Dijo la pequeña, algo apresuradamente.
—¿Qué pasa?
—¿Me...ayudas a amarrar mis agujetas? Es que no alcanzo, tengo muchas cosas en la mochila.
—Uh...si.
Historia subió el pie a la jardinera y Annie notó que su zapato estaba bien atado.
—Uh...está bien atado, His...
Ella estaba sonriendo mucho y señaló tras ella cuando por fin llegaron la morena junto a la azabache al salón. Ya todos se habían ido.
Miró a Mikasa acercarse a ella con un ramito de flores amarillas y a Ymir grabando con su teléfono.
Annie se puso roja y se llevó las manos a la cara ante tal sorpresa.
—iiiii.—Le hacían la morena y la rubia, a manera de burla o carrilla. La verdad eran las únicas presenciando eso.
Mikasa y Annie estaban rojas hasta las orejas. Mikasa se tapaba de vez en cuando los ojos, aún con su brazo extendido y Annie, tallaba constantemente su cara o sus ojos.
—Annie...¿quieres ser mi novia?
—Pideselo como en la rosa de Guadalupe.—Gritó Historia.
—Este...¿Annie, quieres ser mi chava?—Ni siquiera pudo completar la frase porque se estaban matando de risa, pero aún continuaban rojas.
Annie asintió eufórica y abrazó a la azabache con fuerza.
—Ehhh, beso, beso.—Gritaba Historia, empujando a Annie más y más a la azabache, y Ymir riendo mientras aún grababa.
—¿Si?—Annie le miró a los ojos con timidez, y la azabache asintió. Nerviosa.
Estas se miraron de forma muy tímida, y se acercaron poco a poco, hasta unir sus labios.
—El amor es una magia.—Cantaba la morena, abrazando a Historia por la cintura.
Mikasa y Annie trataron de separarse cuando les faltó el aire, y sin embargo, algo se los impidió.
Abrieron los ojos, extrañadas, y cayeron en cuenta entonces sobre algo.
Sus braquets se habían atorado.
—Ya valió verga.—Dijo la morena, jalando a la azabache por el uniforme y dejando de grabar.
—Ymir, no. ¡Así no!—Le regañó Historia.—¡Las vas a lastimar!
La maestra zoe llegó entonces ante el escándalo y el forcejeo.
—¿Qué está-?
Miró la escena con desconcierto.
—Ahh, mira. Que bonito.—Dijo el profesor Levi, con seriedad, tomando por la oreja a la azabache, y finalmente separándolas, claramente sufriendo dolor en el proceso.—Mocosa caliente, aquí no.—Soltó su oreja con brusquedad.
—Ustedes.—Señaló a ymir e Historia.—Largo ya.
—Quédense aquí, llamaré a sus padres.
La azabache y la rubia se quedaron en silencio cuando Hange y Levi se retiraron, al lado de sus amigas.
Permanecieron en silencio en la oficina mientras esperaban a sus padres.
—Oye...
—Dime...
—...Lo siento...
Annie soltó una risita y negó. Pese a lo ocurrido, se sentía muy feliz.
—¿De que hablas? No fué tu culpa pegarnos como perros.
La azabache soltó una carcajada y tomó su mano.
—Te quiero...
—Yo a ti, Mik...
—¿Qué tanto...?
Lo suficientemente para pasar una vida juntas.
Y llegar, a un hermoso matrimonio años después.
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