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Steve Rogers

Nota: he sacado un nuevo fanfic de Steve por si les interesa ir a leerlo. Se llama: bulletproof love.

Sentí cómo su gruesa mano tomaba mi cuello y lo apretaba sin llegar a lastimarme, más bien sentía un increíble placer de que lo hiciera.

Acercó su rostro al mío para besarme con fuerza. Me gustaba que fuera brusco conmigo.

Miré sus intensos ojos azules y sin decir una palabra le supliqué por más.

Sonrió y volvió a besarme, esta vez dejando algunas mordidas en mi labio inferior.

Abrí los ojos con la respiración agitada y me percaté de que ya había amanecido.

Otra vez ese sueño con Rogers, hacía tiempo que no tenía esa clase de sueños y me costaría trabajo verlo a la cara por la vergüenza.  

Dejé salir un profundo suspiro antes de laventarme para comenzar con mi día.

Al llegar a la cocina me encontré con Clint y Natasha. Les dediqué una sonrisa mientras me acercaba.

—Buenos días— saludé al momento que abría el refrigerador.

—Buenos días— saludaron ambos.

Saqué el jugo de arándanos y serví un poco en una taza, luego me dirigí a la mesa donde estaban el cereal y la leche.

Tomé un plato de los que estaban allí y comencé con mi desayuno. Clint y Natasha estaban en medio de una conversación por lo que permanecí en silencio mientras los escuchaba.

Miré con atención un par de hojuelas que flotaban en la leche. Por alguna razón eso me pareció lo más interesante del universo en ese momento.

—Buenos días.

Deje caer la cuchara al escuchar aquella voz y esta produjo un muy fuerte sonido.

Los presentes me miraron.

—Lo siento— me disculpé y rápidamente terminé lo que quedaba en mi plato para poder retirarme.

Sabía que Steve seguía todos mis movimientos, sentía su mirada sobre mi.

Me levanté de la mesa y dejé el plato en el lavavajillas.

—Nos vemos luego— dije, mientras corría lejos de allí.

Por alguna razón, termine en el laboratorio junto a Baner. El hombre trataba de explicarme lo que hacía pero realmente no entendía ni una sola de sus palabras.

—Ya entiendo— le había dicho para no hacerlo sentir mal.

—Oh, Steve— habló Bruce mirando a la entrada— que bueno que llegas, justo te estaba esperando.

Desvié la mirada del rubio.

—Bueno, tengo que ir... por allí— dije con rapidez y una vez más salí corriendo. 

Anduve caminando por los pasillos, pero no había nada realmente interesante qué hacer por lo que caminé con lentitud a la sala y comencé a ver una película.

Había pasado poco más de hora y media cuando escuche unos pasos y regresé la vista.

Mis ojos chocaron con la intensa mirada azul de Steve y no pude evitar recordar mi sueño.

—Oh... Steve— hablé nerviosa— ¿Veras televisión? Justo estaba por ir a mi habitación.

Me puse de pie y antes de que pudiera salir corriendo de nuevo, Rogers me tomó del brazo.

Imagine aquella mano alrededor de mi cuello, tragué con fuerza y esfume aquel pensamiento. No lo miré.

—Tengo la impresión de que me estás evitando— dijo.

Mordí mi labio inferior.

—Nada de eso. Son sólo ideas tuyas— dije apresuradamente.

El rubio me soltó. Lo miré con precaución.

—Quisiera saber si dije o hice algo que te molestara.

Sus ojos reflejaban tristeza.

—Nada de eso.

Me sonrió un poco.

—¿Segura?

—Completamente— le sonreí— ¿quieres ver una película conmigo?

Asintió.

Nos sentamos en el sofá un poco separados, puse una nueva película y ambos comenzamos a verla.

Francamente no lograba poner atención, tener a Steve a un lado mío me distraía mucho.

Un fuerte cosquilleo recorrió mi cuerpo, no podía aguantarlo más.

Me acerqué más a Steve y sin pensarlo mucho, me senté sobre sus piernas mientras lo miraba de frente.

Me miró con autentica sorpresa.

Acerqué un poco más mi rostro al de él, fue Steve quien terminó con la pequeña distancia.

Mis sueños no le hacían justicia al Steve real.

Me separé un poco de él y tomé su mano, debía hacer real aquella fantasía o no podría descansar jamás.

Llevé su mano hasta mi cuello y el me miró temeroso, sabía que si no controlaba su gran fuerza podría dañarme.

—Está bien— le dije suavemente.

Más confiado, hizo un poco más de presión, era mejor de lo que pensé. Aunque sin duda alguna, Rogers era más del tipo suave.

Sin soltarme, me acercó nuevamente a él y los besos se volvieron más intensos.

Recorrí sus pectorales con mis manos, disfrutando del cuerpo de mi contrario.

▪︎▪︎▪︎

Abrí los ojos y sentí todo mi cuerpo adolorido y exhausto. Me percaté de que estaba en la cama, pero no era mi cama.

—Buenos días— me saludó Steve con una sonrisa ladina mientras acariciaba mi hombro.

Vaya que era buenos días.

—Hola— lo saludé.

Frunció un poco el ceño y me miró divertido.

—No tenía ni idea de que te gustaran ese tipo de cosas.

Me encogí de hombros y luego reí.

—No tenía ni idea de que pudieras ayudarme a cumplir ese tipo de fantasías— lamí mis labios— veo que puedes ser duro cuando te lo propones.

Esta vez, él se encogió de hombros, me apegué más a él y acosté mi cabeza sobre su pecho.

—Pero también me gusta el Steve suave y tierno— volví a hablar.

—Se me da mejor esa versión.

Ambos reímos y disfrutamos de aquel momento, juntos.

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