Steve Rogers
Este es uno que le debía desde hace tiempo a
Lee_Han-eul perdón por tardar tanto, chiquis
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Steve estaba enamorado, todos en el equipo lo sabían pues el pobre no dejaba de suspirar cada vez que (T/N) pasaba frente a él. Pero lo cierto es que no tenía ni idea de cómo llamar su atención.
No era muy bueno con todo ese asunto de las chicas y le costaba siquiera mantener una conversación informal.
Natasha y Tony eran los más estresados por todo ese asunto. Siempre veían a Steve despertarse casi dos horas antes de lo habitual para completar su entrenamiento matutino y poder llegar a tiempo para el desayuno y estar con (T/N) durante todo ese tiempo.
Lo peor era que ella no era capaz de notar las atenciones especiales del capitán.
Incluso, algunas semanas atrás, había sido Steve Rogers quien fue personalmente hasta la farmacia a comprarle unos medicamentos cuando se resfrió. (Se había acabado el suministro en la torre)
Cuidó de ella y le llevó cualquier cosa que le pedía por más absurdo que pudiera ser.
Aquella mañana, luego de correr y darse un baño, se dirigió al comedor. Fue extraño para él no ver a la chica pero trató de aparentar que no le importaba y tomó asiento junto a Clint.
—¿Y (T/N)?— Steve agradeció que el arquero fuera quien hiciera la pregunta.
—Creo que sigue dormida, ayer llegó muy tarde y seguro se le pegaron las cobijas— informó Natasha, dirigiéndole una mirada sugerente al capitán— tal vez tiene resaca.
Este la ignoró pero no pudo evitar sentirse nervioso.
Escuchó la risa de Clint.
—¿Tuvo una cita o algo por el estilo?
La mujer trató de negar sutilmente para evitar que Clint dijera algo pero ya era muy tarde y Steve lo notó.
—¿Tuvo una cita?— preguntó el rubio, aclarándose la garganta.
Clint se acomodó en su lugar, algo incómodo y le dirigió una mirada de disculpa a su mejor amiga.
—Bueno... algo así. Uno de los agentes la invitó a salir y creo que fueron a cenar o puede que hayan ido a un bar, no fue muy específica cuando llegó tan ebria a noche.
Steve ahogó sus celos y se limitó a asentir antes de continuar con su comida.
Más tarde, el rubio se dirigió al laboratorio, donde Bruce y Tony lo esperaban para hacer algunas pruebas.
—Deberías invitarla a salir— le dijo Tony sin dejar de ver el holograma.
—¿Qué?
—Oh, vamos Rogers. No me digas que no quieres invitar a salir a (T/N), hasta me da un poco de lástima la manera en que babeas por ella.
—Yo no...— Tony levantó un dedo impidiendo que continuara.
—De nada sirve negarlo.
Steve se movió incómodo en su lugar.
—¿Y qué sugieres?
Stark sonrió complacido.
—Bueno, mi querido capitán Rogers. Me complace informarte que la agente Romanoff y yo ya tenemos todo un plan para esto.
Steve puso ambas manos en su cintura y frunció el ceño.
—¿Cómo que ya tenían un plan?
—No importan los detalles, lo único que tienes que hacer es hacerle algunos halagos cundo estés junto a ella. Algo como... qué lindo está tu cabello o tal vez, hoy luces espectacular. Lo que sea está bien.
Steve asintió.
Fue casi hasta las ocho de la noche que vio por primera vez en el día a la chica.
Ella se dirigía a la cocina y lucía realmente terrible.
—Oh. Hola, Steve— saludó cuando lo vio sentado frente a la barra.
Él sonrió tontamente.
—Hola, (T/N). ¿Estás bien?
—Sí, es sólo que ayer salí y amanecí con una horrible resaca.
—Entiendo.
La chica se sirvió un poco de jugo y sacó sobras del refrigerador que rápidamente metió al microondas.
—¿Tu estás bien?
Ahora estaban frente a frente, separados por la barra.
—Sí, sólo un poco cansado, ya sabes.
Ella asintió.
—Te esfuerzas mucho, Cap. Tal vez te vendrían bien unas vacaciones.
—Tal vez se las pida a Stark.
Ambos se sonrieron y ella dio media vuelta para sacar su comida del microondas.
—Por cierto— las mejillas Steve se tornaron color rosa— tu pijama es bonita, te queda bien.
—Uh, gracias— la chica miró su ropa sin mucho interés— es sólo una playera que le robé a alguien de la lavandería y un par de shorts que tengo desde hace años.
—Creo que te luce muy bien.
Ambos se sonrieron.
—Iré a cenar a mi habitación mientras veo una película, ¿quieres venir?
Se puso nervioso el rubio.
—Bueno, yo... en realidad tengo trabajo que terminar.
—Será para otra.
La miró alejarse y se golpeó internamente.
Recibir "apoyo" de Tony y Natasha fue de bastante ayuda para el rubio, el problema era que ella no parecía captar las indirectas.
Natasha estampó las manos contra la mesa ruidosamente.
—Es que ya no se me ocurre nada más— dijo, desesperada.
—Ni a mi, la verdad— mencionó Tony.
Estaban los tres reunidos, planeando el siguiente movimiento de Steve pero al parecer ya no tenían más ideas. Ya habían intentado de todo.
Le mandó una carta, le llevó flores, le llevó chocolates, helado, una hamburguesa, siguió con los halagos, hubo algunas propuestas algo indirectas pero nada parecía servir.
—O ella es muy ingenua o en serio no ve lo que pasa— volvió a hablar la mujer.
—Invítala a cenar— sugirió Tony, luego de un momento.
Steve seguía nervioso, pero sabía que esa era una buena idea.
Se armó de valor y caminó hasta la habitación de la chica, donde golpeó la puerta un par de veces.
(T/N) abrió, con una gran sonrisa.
—Hola, Steve. ¿Está todo bien?
El rubio seguía muy nervioso pero aún así se armó de valor.
—Sí, todo está bien. Es sólo que me gustaría invitarte a cenar esta noche.
Ella sonrió ampliamente.
—Por supuesto, eso suena genial.
—Fantástico, entonces... nos vemos a las ocho en la sala, ¿bien?
—Bien.
El color rojo se extendió por las mejillas del hombre y rápidamente se dio media vuelta.
A las ocho en punto, Steve esperaba pacientemente y bastante nervioso a su cita. Tony le había ayudado con la reservación para un lindo restaurante y Natasha le ayudó a elegir un traje lindo y le dio algunos consejos.
Sonrió un poco cuando vio a su cita llegar con un hermoso vestido. Se veía tan linda.
—Luces hermosa— habló Steve sin dejar de admirarla.
Las mejillas de la chica cambiaron a un color rosa.
—Gracias, Steve.
Ambos subieron al ascensor en silencio.
No tardaron mucho en llegar al restaurante y tomar asiento. Todo iba más o menos bien, pues la chica no daba indicios de notar que aquella era una cita romántica.
Steve tomó la mano de su compañera que estaba sobre la mesa y ella lo miró sin comprender.
—¿Steve?
El dejó salir un suspiro.
—(T/N)... ya no sé qué hacer para llamar tu atención— habló con suavidad— he tratado de llamar tu atención desde hace meses pero parece que no pasa nada... así que sólo lo diré. Me gustas, (T/N). En serio me gustas mucho y yo quiero saber si también te gusto.
La chica lo miró con sorpresa.
—Steve... wow, eso no— frunció el ceño— ¿te gusto en serio? Dios, es que eso no es... quiero decir, ¿cómo te puedo gustar? Soy yo, la chica nerd de la silla, que sólo usan de refuerzo cuando les patean el trasero, que se queda en la nave vigilando que no los maten. Steve, ¿yo? ¿Realmente?
Él rió, bastante enternecido y tomó con mayor fuerza la mano de la chica.
—(T/N), lo digo en serio. Eres una chica increíble, inteligente, ruda, amable y todo lo lindo del mundo. Me gustas mucho y te agradezco por ayudarme a mantenerme con vida.
Ahora ella estaba nerviosa.
—Bueno... no negaré que tal vez me gustas un poquito— se encogió de hombros— o tal vez mucho.
Ambos se sonrieron, Steve besó la mano de su contrario.
—Espero que puedas darme una oportunidad.
—Claro que sí, Steve. Eso me encantaría.
Ambos dieron un salto cuando escucharon algo parecido a un disparo y luego un montón de serpentina lo comenzó a cubrir.
—¡Felicidades a la nueva pareja!— habló Tony Stark bastante emocionado.
(T/N) y Steve lo miraron sin comprender.
—¿Tony?— habló Rogers.
—Oh, es que estaba escuchando todo desde la mesa de a un lado. Creí que nunca llegaría este momento y ya me iba a ir.
La chica comenzó a reír.
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