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Peter Parker

(t/n) y Peter habían sido buenos amigos desde el kinder, ambos se contaban absolutamente todo y ambos estaban enamorados el uno del otro. Claro que después de tantos años de amistad y ver fracasar las relaciones del otro, tenían miedo de arruinar lo que había entre los dos por lo que ninguno se animó nunca a confesarse.

Ella no sabía sobre el secreto de Peter y él anhelaba más que nada en el mundo poder contarle a su mejor amiga pues a veces necesitaba algo de apoyo emocional y sabía que ella sería justamente lo que necesitaba. Pero también tenía miedo, decirle significaba poner en riesgo su vida y eso jamás se lo perdonaría.

Sin embargo, aquella noche había sido una muy difícil par Parker, había recibido probablemente la peor golpiza de su vida pero era tanto el dolor que esta vez no pudo ahogar ni su llanto. No podía llegar a casa en esas condiciones y por ello optó en ir a la casa de su mejor amiga.

Utilizó sus últimas fuerzas para correr por los techos de los edificios y cuando llegó al que buscaba, bajó por las escaleras de incendio. Se detuvo frente a una ventana que tenía las cortinas abiertas y allí vio a la chica, en su cama haciendo su tarea, también llegó a sus oídos la música que resonaba por toda su habitación. Sonrió con ternura. Casi se arrepiente de haber ido allí, pero realmente estaba a punto de caer desmayado y no quería estar a mitad de la nada donde cualquier persona lo pudiera encontrar.

Golpeó con suavidad el vidrio y (t/n) levantó la mirada con el ceño fruncido. Abrió la boca con sorpresa y básicamente saltó de su cama para abrir la ventana.

—Hola —saludó Peter con una sonrisa pero sus ojos estaban tan hinchados que se vio muy raro.

La chica lo miró preocupada.

—Peter... qué... ¿qué te pasó?

Un sollozo escapó del hombre, por más que lo quiso aguantar, ya no podía. Ya no más. La sonrisa que intentó mostrar desapareció por completo y sus comisuras labiales bajaron por completo.

—¿Puedo pasar? —habló en voz queda.

Asintió.

—Sí, por supuesto.

Peter se quejó al entrar por la ventana y (t/n) pasó el brazo del hombre pos sus hombros cuando estuvo a punto de caerse.

—Lo siento —se disculpó el castaño sin poder contener el llanto ni un segundo más— lo siento.

(t/n) acostó a Peter en la cama con cuidado y cuando él estuvo cómodo, ella lo tomó de las mejillas y le sonrió.

—Está bien, cariño. Descansa.

Peter miró los ojos de la chica y sólo un segundo después, todo se volvió negro. Fue entonces cuando la chica entró en pánico. Gritó en silencio y caminó desesperadamente de un lado a otro con sus dedos enterrados en su cabello. Miró a Peter, estaba lleno de sangre y usando un traje del hombre araña. ¿Peter Parker es el Hombre Araña?

Se sentó en el sillón individual de la esquina y trató de mantener la calma. En ese momento agradecía que sus padres hubieran decidido salir a una cita romántica y no regresarían hasta el siguiente día por la tarde.

Se puso de pie y se acercó a Peter. Sintió su corazón estrujarse al verlo de esa manera. Suspiró un poco y aunque aún sentía una especie de miedo, salió de su habitación en busca de toallas y agua o algo para limpiar al hombre inconsciente en su cama.

Calentó un poco de agua y encontró un frasco de iodopovidona. Cando recolectó algunas cosas más, se detuvo frente a su habitación y tardó en decidirse a entrar. Peter seguía inconsciente en la cama. La chica dejó las cosas en su mesita de noche y se sentó en la cama. Peter tenía la cara hinchada pero no dejaba de verse atractivo.

Pasó una toalla húmeda con cuidado, Peter se quejó del dolor pero en realidad no despertó. (t/n) siguió con si trabajo y pese a que Parker se retorcía de vez en cuando, no dejó de hacer su trabajo. Fue un poco más complicado cuando intentó aplicar la iodopovidona pues Peter gritaba y ella sólo estaba preocupada de que sus vecinos no se asustaran o llamaran a la policía.

Cuando terminó de atender todas las heridas visibles a lo largo de su cuerpo se puso de pie y lo miró, ¿debería quitarle el traje? Sería más fácil explicar por qué hay un chico desnudo en su cama en lugar de explicar por qué él hombre araña estaba en su cama.

Sus mejillas se sonrojaron ante la idea, pero finalmente decidió que eso era mejor. Peter tenía el sueño realmente pesado o tal vez sólo era que estaba verdaderamente agotado. Luego de casi diez minutos logró quitarle el traje que estaba todo rasgado y sucio. Lo cubrió con las cobijas y dejó un beso en su frente antes de cerrar la ventana y sentarse en el sillón con una manta en las piernas.

Cuando Peter abrió los ojos, se sentía extrañamente cómodo aunque muy adolorido. Tardó sólo un momento en darse cuenta de que esa no era su habitación. Se incorporó, haciendo que la cobija que lo cubría cayera a sus piernas. Se sintió muy nervioso al darse cuenta de que era la habitación de su mejor amiga. No es que no hubiera estado allí miles de veces antes, pero al recordar la noche anterior se sintió realmente aterrado.

Trató de ponerse de pie pero tan pronto como intentó un movimiento rápido, se quejó de dolor y mejor se quedó sentado respirando profundamente. Entonces se percató de la pequeña figura durmiendo en el sofá de la esquina. Sonrió para sí mismo y de nuevo intentó ponerse de pie pero esta vez con más cuidado. Miró rápidamente en dirección a la ventana, percatándoce de que aún era de noche. El reloj de números neón verde confirmaron que recién eran las cuatro de la mañana.

(t/n) se removió en su lugar y Peter contuvo el aire pensando que tal vez su respiración pudiera despertarla, pero parece que no funcionó de nada pues la chica abrió los ojos un poco y miró a Peter mientras liberaba un bostezo.

—Deberías estar descansando —susurró la chica.

Peter sonrió de lado.

—Me siento mejor. Deberías ir a la cama, yo creo que mejor me iré a casa.

Ella se puso de pie y estiró su cuerpo, sonrió en dirección al chico y se cruzó de brazos.

—¿Con qué ropa?

La sonrisa de Peter desapareció y miró su cuerpo cubierto sólo por su ropa interior. Ella no pudo evitar soltar una risa.

—Oh... bueno... ¿Por qué no estoy usando mi traje?

—Peter, si mis padres llegaban antes de lo planeado y te encontraban en mi cama, prefería explicarles por qué estabas desnudo y no por qué usabas el traje del hombre araña.

—Supongo que tiene sentido —se sentó en el borde de la cama— Lamento lo de antes. No sabía a dónde más ir.

(t/n) se sentó junto a Peter y lo tomó de la mano.

—Eres mi mejor amigo, Peter. Haría cualquier cosa por ti, aunque debiste decirme que eras el hombre araña —le dio un golpe en el brazo.

—Auch, eso dolió —en realidad no le había dolido tanto pero le gustaba exagerar.

—Lo siento —bajó la mirada— pero en serio creo que deberías descansar un poco más. Cuando amanezca iré a buscar algo de ropa para ti.

(t/n) estaba a punto de ponerse de pie pero Peter la tomó de la mano.

—Podríamos compartir la cama, si no te molesta.

Ambos se sonrojaron por igual pero ninguno dijo nada y se acomodaron en la cama. Se acostaron de lado, mirándose de frente. La habitación estaba oscura pero las luces nocturnas de la ciudad se filtraban por la ventana iluminando un poco los rostros de los dos.

—Hay otro secreto que no te he contado —murmuró Peter y estiró un poco la mano para alcanzar el rostro de la chica, pasando sus dedos por su mejilla expuesta.

La hinchazón de Peter había disminuido significativamente y sus ojos ya se veían más normales.

—¿Qué es? —su voz salió en un suspiro. El suave toque de Peter la estaba volviendo loca.

—Estoy enamorado de ti —confesó— lo estoy desde que iniciamos la secundaria.

Una sonrisa se extendió por el rostro de la chica.

—Yo también estoy enamorada de ti, Peter.

Él sonrió y sus ojos se dirigieron a los labios de su contraria. Ella acercó un poco más su rostro y unieron sus labios en un suave beso. Después de eso, se acurrucaron y se quedaron dormidos. (t/n) tenía miedo de lastimar a Peter, por lo que quiso darle su espacio pero Peter la atrajo hacia él y no la dejó alejarse ni un poco.

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