Ser mutante no es fácil, la gente te mira mal y te desprecia. Ya no puedo más, odio ser así. Mi madre decía que las marcas que tengo debajo de los ojos son de nacimiento pero no era verdad.

Ella murió y fue entonces cuando descubrí lo que podía hacer.

Las marcas de mis ojos se extendían hasta mi cuello y se ponían color gris. Comenzaban a salir unas flamas de color azul grsisaseo de mis dedos.

No lo puedo controlar cuando me sucede.

Estoy en la cima de un edificio comercial. Sólo observo como pasan los autos y la gente con mucha prisa.

Comienzo a cerrar los ojos mientras se relaja mi cuerpo, me siento hipnotizada y muy tranquila, mi cuerpo pesa cada vez menos. Y me dejo caer...

No caigo, no toco el suelo. Alguien me está jalando de mi blusa y hace que regrese al techo.

Abro los ojos y me siento asustada.

-No deberías estar aquí- me dijo.

-Lo mismo digo- sacudo mi ropa.

-Se lo que eres... y te entiendo-Sonrió- ven conmigo- extendió su mano.

Lo miré con duda. Lo pensé bastante pero tomé su mano.

-Me llamo Hank Mccoy.

-Isabella Lasten.

-Tranquila, todo estará bien- puso su saco en mis hombros.

{...}

-Hank...

-¿Si?- él estaba viendo a través de un microscopio y yo estaba en una mesa con mis manos en la barbilla.

-Ya me aburrí.

-Ya casi termino.

-¿Qué estas haciendo? 

-Sólo estaba viendo la sangre de uno de los estudiantes. Es muy rara.

-Ah...

-Vamos, ya terminé.

Ayudé a Hank a quitarse su bata y lo abracé. Le di un beso en los labios el cual correspondió con gusto.