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Erik Lehnsherr

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Mis ojos viajan apresuradamente entre las páginas del libro que estaba sobre mis manos, la historia había llegado a su punto más emocionante que no podía perderme ni una sola palabra.  

Terminé de leer el último párrafo y arrojé el libro cuando me di cuenta que era un final abierto. Grité furiosa mientras ocultaba mi rostro detrás de una almohada. La puerta de la habitación se abrió de golpe, dejando ver a un muy preocupado Erik. 

—Escuché un grito—dijo mirando detenidamente toda la habitación. 

—Lo siento, no fue nada— hablé apenada y con las mejillas ligeramente sonrosadas. 

Me miró fijamente, tratando de descubrir si mentía. Me encogí de hombros y sonreí un poco. 

—¿Segura que estás bien?— asentí— Bien. 

Me miró nuevamente tratando de descifrar si estaba ocultando algo, frunció el ceño y se cruzó de brazos. Lo miré un poco nerviosa sin desviar la mirada de sus lindos ojos. 

—¿Pasa algo?— hablé. 

Relajó su rostro y bajó la mirada, parecía dudoso de decir lo que pensaba. Me levanté del pequeño sillón individual y me acerqué con cautela a él. Sus brazos seguían cruzados pero eso no impidió que lo abrazara. 

Pasó sus manos por mi espalda y me apegó más a él, sentí su pecho agrandarse cuando dejó salir un profundo suspiro. Cerré los ojos, sintiendo la calidez de mi contrario. 

—¿Ya me dirás que ocurre?— dije sin despegar mi mejilla de su pecho. 

—A veces siento que no confías en mi... no del todo. 

Me separé un poco de él y lo miré mal. 

—Erik, ¿todo esto es por el asunto de que grité y no te dije por qué? 

Él dejó salir una pequeña risa mientras dirigía sus manos a mis hombros, su sonrisa se esfumó dejando ver un rostro de seriedad. 

—Sabes que te amo, pero hay veces en que siento que me evitas y no me quieres decir lo que sientes o piensas. Además, el sábado pasado ni me miraste porque estuviste todo el día pegada a Charles. 

Ahogué una risa, era evidente que el hombre estaba celoso. 

—Erik, no me digas que estás celoso. 

Puso los ojos en blanco. 

—Parece que no escuchaste nada de lo que dije. 

Claro que entendía cómo se sentía el hombre, luego de todo lo que ha hecho, muchos dudan de su lealtad y de si confiar en él es lo correcto. Supongo que no debe ser sencillo cargar con ese sentimiento. 

—Confío en ti, Erik, lo sabes y también sabes que te amo más que a nada en el universo— me puse de puntillas para besar su mejilla— Charles y yo... bueno, sabes que antes de que nos conociéramos hubo algo entre nosotros pero ahora solo somos compañeros y buenos amigos. 

Asintió. Tomó mis mejillas con delicadeza y unió nuestros labios en un profundo beso. 

Sonreí cuando nos separamos un poco. Sin dejar de mirarlo comencé a levantar su playera, él sonrió ampliamente mientras negaba. Volvió a besar mis labios, esta vez con más fuerza y necesidad. 

Me deshice de su playera con rapidez y comencé a acariciar su torso desnudo. Él comenzó a besar mi cuello, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo de pies a cabeza y mordí mi labio inferior para ahogar mis gemidos. Levantó mi blusa y nos separamos sólo un poco para poder sacarla por completo. 

Sin lograr separarnos, caminamos lentamente hasta la cama detrás de nosotros. Lo miré divertida, los ojos del hombre se había oscurecido, lo que me causó cierta excitación. Sabía lo que venía a continuación. 

En un rápido movimiento me hizo quedar boca abajo y quitó mi sostén. Sus dedos recorrieron desde mi nuca hasta mi cintura, subió y bajó un par de veces hasta que se detuvo en el borde de mi pantalón. Me hizo levantar un poco la cadera y rápidamente sacó las dos prendas de un solo movimiento. 

—Pon tus manos en la espalda—dijo. Yo obedecí. 

Con una de sus manos sostuvo las dos mías y con la otra comenzó a darme nalgadas. Una tras otra hasta que sentí el trasero arder. Mi respiración se aceleraba con cada segundo que pasaba y sólo podía pensar en que deseaba más. 

Se inclinó un poco sobre mi, con cuidado quitó el cabello que cubría mi nuca, dejó algunos besos desde la punta de mi hombro hasta debajo de mi oreja. Me volteo, quedando nuevamente boca arriba. Le sonreí y él también lo hizo. 

Con su pulgar acarició mi labio inferior, y luego toda su mano recorrió desde la punta de mi barbilla hasta mi abdomen bajo donde sentí un fuerte y doloroso palpitar deseando a Erik dentro de mi. 

Cuando liberó mis manos, rápidamente llevó las suyas a mis pechos y comenzó a masajear. Arqueé un poco la espalada. Erik no paraba de mirar cada una de mis expresiones, lo que me causaba cierta vergüenza pero en cambio, a él le encantaba. 

Su mano derecha viajó sin ser despegada de mi cuerpo hasta mi pelvis, donde dejaba suaves caricias. Me encantaba que Erik fuera suave y cuidadoso, pero prefería mil veces más su faceta dominante y ruda. 

Quitó su mano y la llevó hasta su boca para lamer sus dedos, enseguida la regresó a su lugar de antes e introdujo dos dedos. Dejé salir un suspiro al sentirlo dentro de mi. 

—Erik—dije apenas, mientras agarraba con fuerza la cobija debajo de mi. 

Dejó de ser lento y comenzó a ir más rápido, él sabía perfectamente cuáles eran mis puntos débiles. Con su mano libre pellizcó uno de mis pezones una y otra vez. 

—Dime qué es lo que quieres. 

—Te quiero a ti. 

Hizo una sonrisa ladina, sentí que estaba a punto de llegar cuando sacó sus dedos y me sentí muy frustrada. Se quitó la ropa que aún llevaba puesta y se posicionó entre mis piernas. 

Su miembro ya estaba completamente erecto y comenzó a a acariciar mi entrada con su punta. Sentía los músculos de mis piernas contraerse hasta que por fin lo sentí dentro de mi. Un pequeño grito se escapó de mis labios, escuché a Erik soltar pequeños gemidos. 

Me levanté un poco para poner mi mano sobre su nuca. El hombre se acercó un poco más a mi y dejó un salvaje beso en mi boca. Luego de un momento en aquella posición, salió de mi e hizo que me pusiera en cuatro, se acomodó y volvió a introducir su miembro dentro de mi, aunque esta vez dejando algunas nalgadas mientras me embestía. 

Su mano recorrió toda mi espalda, me sentía como en el cielo en ese preciso momento. Su otra mano la llevó a mi abdomen y lentamente la comenzó a bajar, mordí con gran fuerza mi labio inferior cuando sentí que comenzaba a estimular mi clítoris. 

En serio que Erik conocía mucho mejor mis punto de placer más que yo misma. 

Sentí que llegaba el orgasmo a mí, Erik no dejó de estimular aquel punto tan sensible que de pronto comencé a sentirlo con mayor intensidad.

Sentí cómo el líquido del hombre me llenaba por completo y finalmente salió de mi. 

Me dejé caer en la cama con Erik a un lado mío. No recordaba haber tenido mejor sexo en mi vida, incluso con Erik, esta vez había sido mucho mejor que las anteriores. 

Dejó algunos besos en mi espalda, lo miré con una sonrisa mientras me acomodaba sobre su pecho y él me abrazaba por los hombros. 

—Te amo— le dije. 

—Yo te amo a ti— me sonrió—¿ya me dirás por qué gritaste? 

Dejé salir una fuerte carcajada mientras ocultaba mi rostro en el cuello del hombre. 

—Porque tuvo final abierto mi libro. 

Escuché a Erik soltar una larga risa mientras dejaba un beso en mi cabeza. 

—Eres increíble. 

—Lo sé. 

Nos sonreímos, lo único que podía pensar en ese momento era en cuánto amaba a Erik y que mi vida no sería lo mismo sin él. 

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Vale, creo que este OS estuvo más o menos xdxd igual y lo edito después. El próximo será de mi amorcito Bucky y si me llega la inspiración suficiente, tal vez comience a trabajar en el de Stephen. Los amo uwu

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