Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

79. Stephen Strange

Título: Doctores

Stephen Strange

♦♦♦


Hacía aproximadamente 19 horas que no dormías. Estabas atendiendo la parte de emergencias del hospital, eras la doctora a cargo hasta que apareciera quien te supliría.

Ese día había demasiados accidentes de autos, en el hogar. No daban abasto y lo único que querías era poder ayudar y tratar a todos.

—Doctora, aún no ha llegado el cirujano —te dijo una de las enfermeras.

Bufaste por lo bajo, tenían demasiado trabajo como para que los mimos doctores demoraran.

—¿A quién han llamado? —preguntaste mirando el historial del paciente al que debían atender.

—Stephen Strange, es su especialidad. Sólo él podría con algo de tanta magnitud —te dijo ella.

Asentiste, sabías que por más cretino que era ella tenía razón, era el mejor en lo que hacía.

Decidiste sacar tu teléfono y llamar tu misma a Strange.

—Preparen todo, los quiero listos para cuando él llegue. Revisen los signos vitales del paciente, que no decaiga —le dijiste a la enfermera antes de alejarte de la puerta.

Necesitabas un poco de silencio para poder escuchar bien la llamada.

¿Hola? —se escuchó del otro lado del teléfono.

—Strange, ¿dónde estás? Tenemos demasiado trabajo y te necesitamos aquí ahora mismo —le dijiste.

Oh, hola doctora —te dijo y sabías que estaba sonriendo—, estoy en camino, en cinco llego, preparen todo —te avisó.

Odiabas que él llegara tarde y para peor ya te diera órdenes, tu estabas al mando allí no él.

—Está todo listo desde hace algunos minutos, te quiero aquí en tres —dijiste y no esperaste respuesta, solo colgaste.

Suspiraste y trataste de no perder la paciencia. Aún te quedaba bastante trabajo, sólo querías que las 7 a.m. llegaran par así poder irte a tu casa.

Te informaron que Stephen había llegado y estaba comenzando la cirugía, viste tu reloj y había demorado más de los cinco minutos que había dicho.

Luego te encargarías de darle un sermón sobre llegar tarde, ahora solo te alegrabas de que estuviera aquí, haciendo su trabajo, por supuesto.

Faltaban varias horas para el amanecer, todo ya se había calmado y había otro doctor allí por lo que te fuiste a dormir a una de las oficinas que había allí, no sabías que quien era, solo que era muy cómodo el sofá para dormir.

[...]

Sentiste unos brazos moverte varias veces.

—Doctora, despierta —sentiste que te llamaban.

Abriste los ojos y viste a tu peor pesadilla.

—¿Qué se te ofrece, Strange? —dijiste de mala gana.

No te gustaba que te despertaran, más aún cuando no habías dormido en bastantes horas.

—Ya son más de las 7, es hora de ir a casa —explicó señalando el reloj—, anda que te llevaré a comer algo y luego a tu residencia.

Su oferta sonaba demasiado tentadora, por lo que no encontraste algún argumento en contra de eso.

Sólo que él era arrogante, pero soportarías eso si te daba comida y llevaba a casa.

Asentiste a sus palabras y te levantaste.

—Te esperaré afuera —dijo y salí de allí.

Fuiste al baño y luego de hacer tus necesidades trataste de peinarte y no parecer un muerto. Pero no había mucho que pudieras hacer.

Ojeras, cara pálida y toda despeinada. No ibas a maquillarte si luego llegarías a seguir durmiendo. No era lógico.

Lavaste tu cara y ataste tu cabello, tras agarrar tus cosas saliste para encontrarlo.

Él sonrió de lado.

—No puedo creer que estés tan feliz —dijiste aún media dormida.

—He podido descansar lo debido, cosa que a ti te falta —dijo simplemente—, comeremos algo a irás a casa a dormir.

—Hasta el 2070 más o menos —trataste de sonreír.

—No sé si tanto, pero podrás dormir bastante si —asintió y abrió la puerta del coche para ti.

Subiste a su auto lujoso y te acomodaste en el asiento dispuesta a dormir.

Él arrancó y no dijo nada por algunos minutos hasta que vio que de verdad te dormirías.

—No, no duermas. Ya llegamos —aparcó.

Volviste a bufar, pero bajaste, te morías de hambre. Entraste con Stephen siguiéndote de cerca.

Ambos se sentaron y ordenaron al instante, venían seguidos, era un buen lugar para comer cerca del hospital. Además, que tampoco era la primera vez que venían juntos.

—¿Cómo fue la cirugía? —preguntaste par así conversar y no quedarte dormida.

—Muy bien, como siempre —dijo arrogante—, volveré para ver el progreso. ¿Qué tal la noche?

Te encogiste de hombros.

—Bastante normal, sólo que atareada. Al parecer todas las personas se coordinaron para accidentarse en mi turno —reíste con la cabeza apoyada en tu mano.

—Ya falta poco y no más turnos extensos —te dijo.

—Eso si es verdad. Me queda poco para terminar el posgrado y finalmente entrar al grupo de los doctores que solo van a veces. Los envidio bastante —dijiste divertida.

Él asintió.

—Esa es una buena parte, pero también tiene cosas no tan buenas —se encogió—, aunque sé que te irá genial —aseguró.

Su comida vino y ambos se pusieron a comer, tu más que él. Hace horas que no comías tampoco.

La vida de doctora era dura cuando tenías turnos así tan largos sin poder dormir o comer lo suficiente.

—¿Te has dado cuenta de que no avanzamos? —él rompió el silencio y tu lo miraste confundida.

Tenías la boca llena por lo que hiciste un ademán para que continuara.

—A veces salimos, charlamos por horas, te llevo a casa, volvemos a salir, pero solo quedamos ahí —explicó y tragaste—, ¿soy el único que lo piensa?

—No sabía que querías algo más —te encogiste sin saber muy bien que decir.

Si, era verdad que salían muchas veces, más de lo que los colegas hacen.

Stephen te había llevado a cenar varias veces, y otras hacían lo que hacen ahora. Salían de algún turno e iban a comer, charlaban durante mucho rato y luego cada uno a su casa.

No creías que el gran Stephen Strange querría algo más de ti.

Suponías que al ser buenos colegas que se llevan bien salían a comer, además que coincidían bastante en horarios por lo que era fácil.

—Tampoco lo sabía, pero estuve pensando bastante mientras veníamos hacia aquí. Se me hizo normal lo que estábamos haciendo, pero siento que podemos ir un poco más allá —tomó tu mano.

Alzaste una ceja. —¿Quieres que nos acostemos?

Él soltó una carcajada. Tu también reíste, sin saber muy bien por qué.

—Admito que lo he pensado varias veces, pero no me refería exactamente a eso —admitió—, sino él intentar salir como algo más que colegas.

—Que suerte porque también he pensado varias veces en lo del sexo —dijiste sonriente—, y lo otro pues, nunca me lo había planteado. Pero creo que no es una mala idea —asentiste.

Strange te regaló una media sonrisa, dejó algunos billetes en la mesa y se levantó. Tiro de tu mano para que también te levantaras.

Así lo hiciste y tan pronto como estuviste de pie él te dio un corto beso en los labios.

Tan pronto como los sentiste fue como se alejó.

No perdió el tiempo y salió aún sujetando tu mano. Ninguno dijo nada mientras subían al auto.

Ambos tenían sonrisas en sus rostros, reinaba el silencio, pero era algo muy cómodo. Te gustaba pasar tiempo con él, aunque no lo habías notado hasta ese momento.

—¿Dónde estás yendo? —frunciste el ceño al no ver la ruta hacia tu casa.

—Iremos a mi casa —te dijo.

Te sentiste nerviosa por eso, nunca habías ido a su casa, aunque él si a la tuya. Varias veces te había llevado y lo invitabas a pasar a tomar un café.

Esto era algo realmente nuevo.

—Pero, estoy cansada —comenzaste a decir, pero te interrumpió.

—Tranquila que no haremos nada de lo que imaginas —rio.

Confiaste en lo que él decía y tras unos minutos ya habían llegado.

Él nunca dejó de sostener tu mano mientras recorrían su apartamento hasta la habitación. La soltó una vez que entraron allí.

Mirabas con curiosidad todo mientras él buscaba algo en su armario.

Volvió a ti con una camiseta suya.

—Puedes usar esto para dormir —explicó—, debo volver al hospital por unas horas, pero estaré aquí para cuando despiertes —murmuró.

—Okay —asentiste y decidiste besarlo.

Él correspondió el beso de inmediato.

Acarició tu mejilla y sonrió al separarse.

—Duerme, estaré aquí cuando despiertes para el postre —murmuró en tu oído antes de dejarte otro beso.

—Claro que sí, te esperaré —sonreíste un poco.

Él se despidió y lo viste salir de la habitación.

Dormirías hasta que él volviera y las cosas se pusieran entretenidas.






¿Parte dos? ¿Con fondue 7u7?  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro