Uraraka Ochako -≫ Boku no hero academia
-≫ Pedido hecho por: Original.
-≫ Advertencia: AU! / SongFic: Happier.
-≫ Relación: Cariño fraternal.
-≫ Número de palabras: 4244.
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AU: Hybrid!
Modificaron genéticamente a los humanos para mezclarlos con animales, de esta forma, mantienen características de ellos (cola, orejas, colmillos) e incluso actitudes.
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Lately, I've been, I've been thinking...
Sus orejas algo puntiagudas se removieron cuando distinguió el sonido de las llaves entrando en el cerrojo de la puerta. Levantó la mirada de la ventana empañada hacia la entrada principal estando alerta y a la defensiva. Incluso sabiendo que era innecesario pues reconoció el aroma de la persona de inmediato.
El ligero movimiento de su peluda cola delató la emoción que sentía al ver a Ochako cruzar la puerta. Ver cómo se quitaba la gorra de policía y comenzaba a desamarrar su corbata lo tranquilizaba, para (T/N) era la mejor forma de confirmar que ella en verdad estaba ahí; sana y salva luego de otro cansado día.
—¿(T/N)-kun?— Escuchar su nombre lo hizo levantarse de su lugar frente a la ventana, se acercó a paso lento hasta que la mujer pudo verlo sobresalir de la vuelta del pasillo, mostrando sólo hasta mitad de su torso.—Ah, ahí estás.— El semblante del híbrido no cambió ni un poco pero el movimiento de su cola era el gesto necesario para Ochako.
La castaña regaló una sonrisa de oreja a oreja que hizo a (T/N) apartar la miraba fingiendo interés en algo más, una reacción que se esperaba y que siempre le daba ternura.
I want you to be happier, I want you to be happier.
Desde hace casi seis meses que (T/N) había sido rescatado de una banda que llevaba todas las peleas de híbridos en la ciudad. Practica prohibida y castigada por la ley, y aún más repudiada por la castaña.
Recuerda bien esa noche, una misión encubierta, siendo seguida por sus compañeros cuando encontraron el centro de reunión para las horribles peleas. Llena de apuestas y sangre seca en la arena mal construida con el olor de tabaco y alcohol en el fondo.
Decenas de jaulas diminutas para el tamaño promedio de un híbrido donde los contenían, malas condiciones y pobremente atendidos. Muchos de los rescatados tenían heridas abiertas o infectadas, al borde de la desnutrición o incluso de la muerte. Todo el escenario le partió el corazón a la joven policía, tanto que no dejaba de pensar lo horrible de debía ser estar encerrado ahí sin mucha esperanza por salir.
Cuando se estaban por retirar de aquel horrendo sitio, unos compañeros de Ochako llegaron replicando por la actitud del último híbrido en el lugar. Lo describían como un verdadero animal salvaje y que con cada palabra que querían decir, el híbrido intentaba atacarlos sin dudarlo.
Gruñía como toda una bestia enjaulada y mostraba los colmillos dignos de su raza, con su piel llena de rasguños y heridas mal atendidas; el pobre se negaba a moverse de su esquina preferida, incluso después de que no tuviese la cadena sujetándolo alrededor del cuello. Sobre su piel en la zona de la garganta se notaban marcas de todas las cosas que habían usado para retenerlo, seguramente evitaba moverse por el acto reflejo de que sabía que le dolería al hacerlo. Y para terminar, lo único que tenía encima eran trapos usados que se unían apenas, con todo tipo de manchas rojizas de su sangre mezclada con la de otros híbridos. Algunas aún frescas.
Ese era la estrella del espectáculo, un híbrido de pastor alemán, campeón invicto y resultado de muchos intentos, guiados por la selección natural llevada de manera artificial. Perfecto para las peleas y con un instinto asesino vigente en todo momento. Ese era el mismísimo (T/N) de ese entonces.
Asustado y furioso con el mundo. No dejaba a nadie acercarse. Su ojos mostraban tanta ira que casi te atravesaban para alcanzar a ver tu alma.
Pero fue hasta que Uraraka se abrió paso frente a todos los que estaban rodeando a (T/N) que dejó de mostrar los colmillos. Ella, con una voz firme y segura, exclamó "¡Yo me encargaré de él! ¡No hay necesidad de atarlo!"
When the morning comes
When we see what we've become
In the cold light of day we're a flame in the wind.
Not the fire that we've begun.
—¿Pasó algo interesante?— Le preguntó la joven mientras se adentraba al pequeño hogar, con (T/N) siguiéndola y recogiendo las cosas que llegaba a tirar por el cansancio.
—Llegó correo, y creo que asusté al hombre que lo trajo.— No reaccionó mucho pero su ánimo decayó al recordarlo, la verdad es que no lo había hecho con intención. Se acercó a la mesa del pequeño comedor y tomó los sobres que estaban derramados.
—Gracias.— Dijo Ochako aceptando lo que le extendió el híbrido y las leyó por encima. No se trataban de cartas o anuncios, eran las cuentas del mes.
(T/N) olió el cambio brusco de emociones en ella y miró curioso por encima del hombro de la chica, no entendía que decían esas cosas pero si la habían hecho entristecer debía ser algo malo.
—¿Qué son? ¿Te amenazaron? Si me dejas olerlas los encontraré.— No tardó en reaccionar, inclinándose sobre ella con sus manos en los hombros de la joven, pero rápidamente Ochako se giró hacia él y escondió las hojas detrás suyo, alimentando la curiosidad del híbrido.
—No es nada, (T/N).—Restó importancia y las dejó de lado, tomó con cuidado las manos de su compañero y dio un ligero tirón en su dirección.—Ven, ¡vamos a cenar!— El peli(c/c) experimentó la misma calidez que sentía cada vez que ella hacía eso, lo emocionaba tanto que olvidó por completo el tema anterior y se dejó guiar hasta la cocina aún con sus manos entrelazadas.
No era de muchas palabras, y por eso se había hecho un juramento en silencio, tenía la prioridad de hacerla feliz. No de protegerla, él sabía lo fuerte que era y que podía defenderse sola; quería ayudarla, no ser una carga. Ochako le había contado de la triste rutina que implicaba vivir sola, quería aliviar esa tristeza. Lo malo es que no sabía cómo.
Le devolverá el favor, incluso si le toma toda una vida hacerlo.
Every argument, every word we can't take back.
'Cause with the all that has happened
I think that we both know the way that the story ends.
—¿Saldrás?— Preguntó viendo cómo se ponía sus zapatos en la entrada y acomodaba la bufanda que siempre traía. Pensar que se quedaría solo le entristeció e involuntariamente soltó un diminuto lloriqueo parecido al que haría un perro al llorar. Ochako volteó a verlo y supuso de dónde surgía la pregunta.—Yo, uh... —El corazón se le derritió a la policía, con las orejas caídas levemente y refugiándose en la vuelta del pasillo para esconder parte de su robusto cuerpo le hacía cuestionarse si era el mismo (T/N) que intentó atacarla hace tiempo. Una idea se formuló con rapidez ante tal escena.
—¿Qué tal si vienes conmigo? ¡Apenas has salido desde que llegaste! Te vendrá bien algo de sol.— Eso bastó para que (T/N) reaccionara con una sorpresa contenida, sus orejas se levantaron buscando más palabras que entender aún cuando había terminado.
—Iré por el collar.— Ochako rió por la respuesta, más no se trataba de una burlona o malvada. Esperó en la puerta hasta que su compañero regresó, vestido con la simplicidad de siempre y con el collar azul que tenía una placa colgando. Lo malo de la situación es que los híbridos seguían siendo considerados mascotas o animales, tenían que tener una placa con el nombre de su dueño.
Pero ellos no se consideraban como una relación mascota - dueña. Más bien eran como compañeros de piso o amigos viviendo juntos.
El chico miró con atención su alrededor cuando salieron del pequeño recinto, se acercó al borde del pasillo al aire libre y sus ojos se entrecerraron por el cambio brusco de iluminación. El cielo estaba casi anaranjado y se sentía el frío de la época. Se dio el placer de sonreír a la nada y apreciar la vista desde la altura, ignorando por un instante la sonrisa melancólica que le dirigía Uraraka desde su lugar.
Ella suele guardar muchas cosas, estrés del trabajo y de lo difícil que se ha vuelto llegar a fin de mes desde que (T/N) había llegado. No se atrevería nunca a decirle la verdad cuando el pobre disfrutaba tanto de la vida cotidiana y tranquila que le había regalado.
No planea decirle, no tiene el coraje para cortar su felicidad recién formada.
Then only for a minute
I want to change my mind
'Cause this just don't feel right to me.
—Espera un segundo, (T/N)-kun.— Se detuvo enfrente de un banco que estaba justo a las afueras de un restaurante pequeño e hizo el ademán de que tomase asiento, la obedeció sin rechistar.—Quédate aquí un rato, ¿si? Debo entrar ahí.— Miró hacia dónde apuntaba y solo reconoció un enorme edificio que tenía una fila de personas afuera de este.—Me tomará algo de tiempo, así que mejor quédate aquí, estar cerca de mucha gente podría estresarte, ¿verdad?— El contrario se cuestionó como es que recordaba eso, un comentario banal que le dijo hace meses, una sensación agradable se extendió por su cuerpo y no pudo armar palabras para darle una oración coherente.
Estaba dispuesta a irse pero la voz del chico la interrumpió, había reaccionado después de unos segundos.
—Uraraka... —Su voz salió firme e intimidante, rasposa pero sin maldad en ella. Lo vió ajustando un poco el collar que traía antes de hablar, tal vez como una señal de que estaba nervioso.—Déjame hacer la fila, tú espera aquí.— El chico se dió impulso para levantarse pero la castaña lo regresó a su lugar con solo poner una mano en su robusto hombro.—Déjame ayudarte. Déjame hacer algo por ti... — Le replicó con una mirada de pocos amigos. La joven policía soltó una risilla y acercó sus manos a las orejas del híbrido y pidió permiso con un pestañeo rápido, (T/N) agachó la cabeza y se pegó a la palmas que estaban a su dirección.
—Ya haces suficiente estando aquí, tranquilo.— Dijo en un susurro solo para él, su serenidad fue cortada cuando sintió cosquillas en una de sus piernas descubiertas. Encontró la cola de (T/N) meneándose de un lado a otro lentamente, el movimiento le hacía rozar con su pálida piel expuesta.—Espérame aquí, ya vuelvo.— Despeinó con cariño el cabello (c/c) y se alejó finalmente.
El tiempo pasaba lento cuando no estaba con ella. Estar encerrado seguía siendo lo mismo sin importar si era una jaula del tamaño de una casa, aún así nunca se quejaría de nada, no tenía derecho a tener exigencias. Ya era suficiente el hecho de que no lo haya abandonado en un refugio de híbridos. Lo aceptó en su pequeño y cálido hogar, le debía todo; a veces sentía que nunca podría compensarle, no tenía nada para darle a cambio, y eso le atormentaba en las noches donde recuerda lo horrible que era acabar con las vidas de otros como él.
Sacudió la cabeza negando sus recuerdos, no tenía porqué pensar en eso ahora.
Las personas iban de aquí a allá sin prestarle la mínima atención. Había otros como él caminando sin alguien al lado y otros que se camuflajeaban con prendas y gorros, pero no puedes engañar a la nariz de un híbrido. Un olfato tan desarrollado, perteneciente al de su raza era a veces una bendición y una condena.
Justo ahora era una condena, tantos olores apestosos a comida rápida y sudor le estresaban. Trataba de buscar el de su compañera pero estaba siendo ahogado con el del exterior, no la podía distinguir desde esa distancia.
Se sobresaltó cuando el espacio libre a su lado fue ocupado por un chico que apestaba a colonia de hombre, no lo conocía de nada y se había sentado junto a él, ¿quién se creía? Ese lugar era para volviera Ochako. A pesar de sus reclamos internos, (T/N) no dijo ni una de sus quejas. Además de que el sujeto estaba metido en sus cosas. En su celular, más que nada.
"Esa cosa... La de Uraraka tiene dos partes y se cierra sobre si misma." Pensó al ver como los dedos del chico se movía con fluidez sobre la pantalla, preguntándose porque tenía esa forma tan extraña.
Escondió sus manos en el abrigo y sacó uno de los sobres de las cartas de esa mañana. (T/N) no sabía leer, así que la traía consigo para obtener respuestas, no se quedaría satisfecho hasta saber porque esa cosa había hecho entristecer a la castaña. Palmeó con suavidad el hombro del chico a su lado y este respondió con una mirada curiosa, parecía que no se había dado cuenta de que la persona a su lado era un híbrido.
—¿Me puedes decir que es esto?— Le extendió el sobre y el desconocido lo recogió. No necesitó ni un segundo para tener la respuesta.
—Es un recibo del servicio de agua.—
—¿Recibo?—
—Uh... ya sabes, viejo, cada mes llegan esas cosas y debes pagarlas si no quieres tener problemas.— (T/N) meneó las orejas ofendido, ¿viejo? Pero si solo tenía 22 años humanos, ¿tan desaliñado se veía?—También está la de la luz, el gas, la renta, y muchas cosas. Hoy en día te cobran hasta por respirar.— Dijo vacilando y regresó a golpetear la pantalla extraña que tenía en sus manos.—Y tu dueño o la persona de quien sea esa cosa debería administrarse mejor, solo digo.—
Ambos acabaron la conversación y el peli(c/c) se puso a reflexionar. Ochako le había contado que su familia siempre ha tenido problemas económicos, que les era difícil darse lujos o tener cosas bonitas, pero que eran felices a pesar de todo.
—¿Cobran por tener un híbrido?— Preguntó decaído mirando al suelo, acarició la superficie de cuero del collar y jugueteó con la placa que le colgaba. Un extraño sentimiento se le estancó en el pecho, se le hacía difícil respirar, era igual a cuando estaba a punto de pelear con otro híbrido; enjaulados, sin escapatoria, dos entraban, uno salía. La misma sensación horrible de estar por hacer algo peligroso.
—Pff... Ese es el más caro de todos los impuestos. Por eso solo las personas con buenos ingresos pueden cuidar a uno sin problemas.— La realidad arremetió contra su ilusión y fue pisoteada sin piedad al escuchar aquello.
¿Acaso estaba siendo una carga sin saberlo todos esos meses? Admiró sus manos maltratadas segundos antes de ver la fila donde seguía su amiga, había avanzado considerablemente, pero eso era lo último que rondaba por su cabeza. Con las orejas caídas y sus pupilas dilatadas en estrés por la revelación no se sentía con el poder de ir a buscarla.
I want to raise your spirits
I want to see you smile but
Know that means I'll have to leave
El ser discreto y disimulado no era lo suyo. Ochako no tardó en notar los abruptos cambios de comportamiento de (T/N). Al llegar del trabajo lo encontraba por completo a oscuras y con el apartamento helando por la falta de la calefacción. Comenzó a comer solo las sobras que dejaba la castaña. Lavaba su propia ropa con agua que recogía de la lluvia y, por último, se la pasaba leyendo los diarios por horas y horas, no era algo de que preocuparse si no fuese porque el híbrido le había confesado que nunca había aprendido a leer, ¿acaso sólo fingía hacerlo? ¿Para qué exactamente?
A pesar de las acciones raras, Uraraka tardó en encontrar un momento adecuado para hablar con él. No quería restringirle hacer lo que le gustaba pero sentía que algo andaba mal, había estado así desde que regresaron el día que fue a pagar las cuentas junto con él.
¿Habrá visto algo? ¿Le habrán dicho algo? Debía llegar al fondo de esto, como su guardiana y amiga tenía esa responsabilidad. No le fallaría ni en lo más mínimo.
Aunque no podía evitar sentirse como una madre asustadiza.
—(T/N)-kun... —Lo encontró sentado en el suelo de la sala principal, había tantas paginas de periódicos regadas por el piso que era difícil encontrar un lugar para pisar. Estaba dándole la espalda y solo agitó las orejas para escuchar mejor.—Creo que tenemos que hablar.— Suspiró cuando al fin logró hablar, pero sabía que se trataba solo del inicio de la conversación.
Por otro lado, (T/N) hacia mucha fuerza al sostener la delgada hoja de periódico que tenía en sus manos. Era el fin, le haría irse o lo iría a dejar a un refugio, ¿pero por qué? Lo había intentado, ¡lo intentó con mucho esfuerzo! ¡hizo todo lo que estuvo a su alcance para no ser una carga! ¿estaba destinado a una vida rondando en soledad? ¿acaso era eso?
Él no había pedido ser una bestia. No había pedido ser una molestia para la única persona que en verdad lo quiso.
Pero debía mantenerse tranquilo, debía estar sereno, estoico, como acostumbraba. No había porque sacar conclusiones apresuradas. Tendría en mente el beneficio de la duda.
—¿Qué pasa, Uraraka?... — Giró su cintura para verla al menos de reojo. Ella jugueteaba con sus manos y desprendía el aroma del estrés y nervios que lo alarmó.
—Pues... —Negó frenéticamente para deshacer la paranoia. No había razón para sentirse al borde del barranco.—¡Yo te debería preguntar eso a ti! He notado que últimamente estás algo extraño. Y no has estado comiendo bien, ¡eso puede ser malo para alguien de tu tamaño!— Apuntó directamente al contrario con un reclamo digno de una madre. Ochako se sonrojó al darse cuenta de eso.—El punto es... — Se abrió paso a través del laberinto hasta llegar al lado del híbrido y tomó asiento junto a él. Su mano izquierda alcanzó una de sus orejas y la acarició con delicadeza. (T/N) agachó la cabeza para facilitarle alcanzarlo.—, me preocupas, no quiero que estés incómodo o que te sientas mal por algo. Dime que ocurre y le hallaremos una solución, como siempre lo hacemos.— Sus ojos, tan grandes y expresivos denotaban la tristeza que sentía en ese momento. Su pequeño discurso había salido con un tono melancólico que afectaría hasta el corazón más frío.
—Yo, en realidad... —No tenía palabras para responder, la explicación sonaba algo tonta en su cabeza y parecía tener un bloqueo con las palabras. Buscó una referencia en la hoja que aún sostenía y se la extendió a la contraria.—He visto muchos anuncios de lugares donde necesitan ayuda de híbridos. Rescates, o para guiar a personas especiales, incluso en construcciones para hacer guardias nocturnas... —Ochako tomó la maltratada página con un anuncio impreso en esta. Hace poco habían comenzado los trabajos para híbridos pero solo podían ser en ciertas áreas, más que nada para aprovechar sus características animales. La castaña permaneció muda y con el semblante lleno de confusión, parecía que había escuchado una frase sin terminar y esperaba el remate de la oración.—Quiero hacer algo así, tener un trabajo... —
—¿Qué tú qué? ¿Y por qué tan de la nada?— Recogió las hojas que estaban cerca de ella y miró una por una, todas mostraban el apartado de empleos. Uno eran mejores que otros pero nada más alejado a lo que él le había explicado. Torció los labios cuando vio que algunos incluso remuneraban a los híbridos mejor a comparación de su propio sueldo actual.—(T/N), ¿te metiste en problemas el día que salimos? ¿Alguien te pidió dinero o te amenazó? No dejaremos que se salga con la suya, ven, vamos a la estación.— Se levantó apresurada hacia la puerta, pero antes de salir de la sala (T/N) alcanzó a llamarla.
—No me gusta esta sensación, Uraraka-san... — Dijo en un hilo de voz tan tenue que no parecía la suya.
—¿De qué hablas...?—
—Me siento... inútil.— Admitió con la voz temblorosa, el contacto visual entre ambos era tenso y por primera vez Ochako se sintió intimidada por los ojos oscuros e intenso de su compañero.—Siempre que quiero ayudarte me dices que no hace falta, ¡pero si hace falta! Cada vez que lo dices me pregunto si esperas algo más, y eso me come la cabeza, ¿qué estás esperando de mí, Uraraka-san?... —
Lately, I've been, I've been thinking...
I want you to be happier, I want you to be happier.
—Ay, (T/N)... — Ver como aquel híbrido de dura apariencia se desmoronaba frente a ella le hizo pensar como pudieron terminar así, el tiempo que había estado guardándose aquello, ¿cuánto había sido? ¿Qué tanto le había estado atormentando su confundida conciencia?—¿Quién te dijo que debías dar algo a cambio? Nunca podría hacerte eso.—
—... Toda mi vida tuve que pelear para tener algo "bueno", para dormir sin temor a que me atacaran, para comer algo que no fuesen sobras, para no ser golpeado. Siempre era pelear.— Su explicación le hizo ver el techo quedando hipnotizado por los recuerdos. Todas eran imágenes dolorosas, ni un buen recuerdo desde que nació.—Y que seas tan buena se me hace muy raro, se siente bien pero... a la vez mal.—
—¿Te has sentido así desde que llegaste?— Volvió a su lugar anterior, no existe una palabra para describir lo que sintió al lo verlo asentir.
Aunque (T/N) no estaba del todo tranquilo, no había dicho unas cosas que aún le picaban la consciencia. Se había llevado una de las cartas de amenaza sin su permiso, ¿se habrá dado cuenta? No volvió a tocar el tema, ¿estaba esperando a que confesara?
¿¡Por qué le era tan difícil entender la situación!?
—Y cuando salimos me lleve una de las notas de amenaza sin decirte.—
—No eran amenazas, (T/N). Muy parecidas pero no iguales... — Sonrió desconcertada, tanto tiempo y aún no era bueno para distinguir cosas cotidianas. Suspiró enternecida por la incredulidad, fue un buen respiro.
—Le pregunté a un sujeto sobre lo qué era y me dijo que son cosas qué hay que pagar si no quieres problemas, ¡son amenazas!— Exclamó, seguro de su hipótesis.— ¡Y no solo son esas tres! ¡Hay demasiadas! Además me dijo que el permiso para tener un híbrido es el más caro, ¡te amenazan por mi culpa, Uraraka-san!— Se señaló a sí mismo y dijo aquello como si se tratase del mejor descubrimiento del siglo.—Me dijiste que siempre han tenido problemas con el dinero, no entiendo cómo funciona pero parece importante. Déjame ayudarte con eso, ¡me partiré la espalda por ti! ¡Quiero trabajar para compensarte y que no cargues con todo tú sola!—
El ver la expresión neutra pero con los ojos bien abiertos de Ochako le hizo temer, no habló, no parpadeó. Esperaba algo, cualquier cosa, incluso un regaño, incluso un golpe, pero simplemente por ese instante Uraraka dejó de reaccionar.
Cuando levantó sus brazos lentamente supuso que se trataba de un golpe, tensó los hombros y agachó la cabeza tal y como un perro lo haría. Más nunca llegó algo parecido a un golpe, todo lo contrario. El pequeño cuerpo de la policía se aferró al del híbrido en un abrazo que lo tomó por sorpresa.
(T/N), con las manos temblorosas y con la confusión más grande que alguna vez pudo tener, correspondió. El pelo de su compañera le hacía cosquillas en la nariz y el aroma natural de ella le encantaba, le gustaría pausar ese momento y estar así el resto de la tarde.
Se sentía tan indefenso, ¿cómo es que ella lograba eso solo con abrazarlo? Preguntas sin respuesta que prefería dejar a la deriva.
When the evening falls,
And I'm left there with my thoughts.
And the image of you being with someone else...
Well, that's eating me up inside.
—(T/N), ¿quién te dijo que estamos en problemas?— El silencio se rompió con aquella pregunta, no tenía una respuesta, era retórica, tal vez una paradoja, pero nada más allá que emociones combinadas en palabras.
—Nadie... — La dejó ir cuando los brazos de la contraria se pusieron en su pecho, no sentir su calor se comparó a un escalofrío que le recorrió la espalda.
—Si, tal vez no podamos hacer cosas tan seguido, como ir al cine o visitar a mis padres en las fiestas. Pero aún podemos salir y solo caminar o ir a los festivales, ¡Aún hay muchas cosas geniales que no necesitan pagarse!—
—Creo que ya entendí... — Miró sus manos, con unas uñas largas y gruesas; movió las orejas, en el lugar equivocado y con una forma diferente; escondió su cola, extraña y a veces traidora. Era tan diferente a ella, se sintió pequeño ese instante, regañado y educado pero sin violencia. Fue tan contrario a lo que recordaba.
—¡Ese es mi (T/N)!— Con el problema resuelto Uraraka pensó una ocurrencia que siempre quiso intentar, casi se pudo ver una bombilla sobre su cabeza.—Y entonces... ¿quién es un buen chico?— Preguntó en un tono juguetón y sonrió esperando la respuesta.
—Yo no... — Con las orejas abajo y con una monotonía decaída, la broma se le fue de las manos en tiempo récord.
Sintió la culpa atravesarle el corazón y en un instante ya estaba llenando de halagos y cariños al híbrido que no había entendido la situación.
La felicidad implica sacrificios, noches de desvelo o privarse de muchas cosas, pero ella no pensaba alejarlo de su vida por lo banal e innecesario del dinero.
Ambos se hicieron una promesa en silencio, hacer feliz al otro.
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