Tsukishima Kei -≫ Haikyuu!!
N/A: La imagen de multimedia es un frailecillo atlántico.
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AU: Hybrid!
Modificaron genéticamente a los humanos para mezclarlos con animales, de esta forma, mantienen características de ellos (cola, orejas, colmillos) e incluso actitudes.
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La paz de Tsukishima se vino abajo cuando alguien tomó su hombro. A su derecha tenía sus deberes a medio terminar y a su izquierda estaba la libreta desgastada con los apuntes que indicaban la hora y cantidad de medicina que debía administrar a los híbridos de vigilaba.
Alzó su vista, removió sus auriculares y tuvo que dejar lo que hacía cuando su superior le dio nuevas indicaciones, le pidió que corrigiera los datos de una ficha para internar a uno nuevo y al final le dijo que no se olvidara de almorzar.
El rubio no tuvo más opción que ponerse manos a la obra, abriendo uno de los cajones oxidados de aquel escritorio desgastado y comenzando a buscar entre todas las hojas bien archivadas.
La rutina de un interno normalmente sería una explotación laboral que aprovecha del hecho que no hay que pagarles a los estudiantes que están haciendo su servicio social, pero en su caso se trataba de una especie de trabajo de medio tiempo.
El refugio para híbridos tenía un convenio con el museo, la división de protección de vida silvestre abarcaba también casos de tráfico de especies exóticas. Tanto de animales comunes como de híbridos. Su pasantía había comenzado simple, tal vez algo molesta, el limpiar el comedor y hacer encargos no era exactamente su fuerte. Pero una vez la primera semana acabó, finalmente obtuvo un horario fijo y una tarea en verdad importante.
Asistente de enfermería en el refugio.
Día a día saludaba a los híbridos que se recuperaban lentamente de las heridas de trampas de cazadores o de quienes los odian a muerte. Alas rotas, extremidades amputadas, sentidos estropeados para siempre, colmillos arrebatados. La perfecta muestra de la codicia humana le revolvía el estómago, pero esa no era una razón para mostrar indiferencia en su tarea.
El poder curiosear un poco sin tener que dar explicaciones era ideal, además de que no muchos de quienes estaban heridos tenían ánimos de hablar por mucho tiempo. Eran acuerdos en silencio donde se llegaba al punto medio en el que nadie molestaría a nadie.
Sus favoritos siempre fueron los híbridos de reptiles o derivados de especies acuáticas. El ver como las escamas brillaban o como sus pieles endurecidas servían de protección era tan extraño como fascinante.
A veces cruzando un poco por el valle inquietante.
El último kanji que escribió terminó con una línea imperfecta, la hoja se partió por la fricción y, antes de poder reclamar sobre qué había sido el impacto que le hizo saltar en su asiento, fue llamado en una indicación desesperada.
Se levantó en tiempo récord y salió de la oficina para encontrar el largo pasillo lleno de puertas que llevaban a diferentes salas de operación. Al otro extremo de este encontró a su superior y a la joven doctora llamándolo una y otra vez. Entre ellos había una camilla que apenas se las arreglaba para avanzar gracias a la persona recostada en esta.
Parecía tener un ataque de epilepsia o intentar simplemente librarse de las correas que le rodeaban el pecho y los brazos pues esta no dejaba de sacudirse frenéticamente.
Atravesó el pasillo dando enormes zancadas que para él sólo fueron pasos veloces, su expresión seguía siendo una seriedad pura pero por dentro estaban consumido por los nervios. Esperando no tener que decidir por su cuenta y prefiriendo que le gritaran que debía hacer en una situación así.
—¡Toma sus piernas! ¡Se lastimará si se mueve mucho!—
Siguió la indicación, aprovechando de sus largos brazos para rodear la extremidades que se sacudían con tal energía y fuerza que, de no tener cuidado, podrían lastimar a alguien. Las tomó y entonces se inclinó sobre la camilla para aprisionarlas. Sus lentes se cayeron del puente de su nariz, pero aún así pudo ver como los dedos de los pies de aquel sujeto estaban unidos por una membrana. Así como si fuese un pato o una especie similar.
—¡Aguanta, Kei!— Dijo su superior, quien sostenía los brazos que trataban de alcanzar su rostro para rasguñarlo. Ahora lo que tenían que hacer era resistir hasta que la mujer regresara con un calmante.
Kei distinguió como obligaban al híbrido a extender el brazo para poder inyectarle correctamente el suero. Los segundos que tardaba en hacer efecto fueron eternos para el rubio quien ya había recibido un par de golpes en el rostro.
Entonces los gruñidos y palabras sin sentido se volvieron quejidos amortiguados, la fuerza disminuyó y con eso también liberó su agarre. Sus brazos hormiguearon cuando los alzó para regresar sus anteojos a su lugar, entonces notó lo acelerado que estaba su corazón. Lo nervioso que se había puesto se reflejaba en las pocas gotas de sudor que corrieron por su frente.
Hasta que el híbrido se cansó y hasta que sus esfuerzos cedieron pudo notar las alas negras que se cerraban sobre su cuerpo, rodeando sus hombros hasta cubrirle casi todo el pecho. Se acercó un poco más para notar las marcas de colores cálidos en el puente de la nariz de aquel joven, un par de líneas anaranjadas junto al perfectamente simétrico par de manchas que decoraban cada extremo de los labios.
La silueta de los ojos que permanecían cerrados por el sedante hacían parecer que todo el tiempo tenía una expresión preocupada. Así pasaba lo mismo con las cejas claras que apenas eran visibles.
Tsukishima suspiró, ganándose una palmada en la espalda por parte del mayor.
Sin siquiera saber qué especie tenía en frente supo que se trataba de un híbrido exótico.
Ese día fue cuando "(T/N)" llegó al refugio luego de ser rescatado unas horas atrás.
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¿Quieren saber cómo termina esta historia? ¡Podrás hacerlo en mi nuevo fanfic! :D
Hace tiempo que no llevo un libro convencional con capítulos seriados, así que espero estén tan emocionados como yo <3
Perdonen el engaño, pero no sabía de qué otra forma promocionar esto jsj
Mañana subiré el capítulo uno, así que manténganse al tanto ^_−☆
¡Los veo allá!
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