Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[Pt.1] Tsukasa Tenma -≫ HM: Project Sekai


N/A:
"Showtime!"

Viva el amor, viva el circo, vivan los rubios ruidosos, viva Tondemo Wonderz, viva WxS

Tsukasa: mi pareja.
Saki: nuestra.

Entoncesss, ha pasado un tiempo. No voy a aburrirlos con la catastrófica vida de una universitaria promedio, así que les diré que estoy bien, sólo con un bloqueo (y algo de pereza, la verdad). Me tomaré más con calma este pasatiempo, aún así gracias por seguir aquí :')

▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰▰

Las luces de la mayoría de las atracciones ya estaban apagadas, dandole al parque una apariencia lúgubre y aterradora a pesar de que hace unas horas irradiaba de vida y energía. Los visitantes ya se han ido y el staff se encarga de cada una de sus propias tareas antes de poder irse a casa y llamarlo un buen día de trabajo. Todos a excepción de dos jóvenes en particular, se habían escabullido y escapado del ojo de todos y su paradero era ahora desconocido, pero las sospechas no recaían en la teoría de que ambos estuvieran en el mismo sitio o que se hubieran escapado de sus labores para verse específicamente, y sin duda, esa era la mayor ventaja que tenían a su favor en ese momento.

Tsukasa no era del tipo que evade su deber ni de dejar cosas a la mitad, pero esa vez sus prioridades estaban bien marcadas, y por tan sólo un día se dio el lujo de no tener el cien por ciento de su cabeza metida en el trabajo. Contradecía su propia disciplina auto impuesta, obviamente, pero aún así ahí estaba, detrás del edificio de la tienda de regalos más grande de todo el parque, temblando cómo si el invierno lo hubiera atrapado de imprevisto a mitad de un día soleado.

Los faroles se estaban apagando poco a poco, dejándolo en una oscuridad literal junto a las tinieblas del pesimismo que le susurraba que eso era una mala idea, ¿pero cómo se supone que se escape ahora? No había marcha atrás, y por eso tuvo que respirar hondo, inflar el pecho, enderezar la espalda, y fingir que no se estaba tragando de vuelta las enormes ganas de vomitar que sentía proviniendo desde el fondo de su estómago.

Incluso a las estrellas se las llegan a comer los nervios de vez en cuando.

Pero no debería llegar al punto de que el discurso que tanto había practicado en su hogar se le atorara en la garganta, hasta incluso estar congelado en el mismo sitio desde hace media hora y sin haber logrado decir algo coherente.

El muñeco de felpa es estrujado entre sus manos sin piedad, se aferraba a él cómo si su vida dependiera de ello y sus ojos vagaban por los alrededores, evitando por completo el contacto visual. Hace un rato había dejado el pequeño ramo de flores en tus brazos cómo su primer acercamiento, pero por alguna razón verte sostenerlas con tanto cuidado y aprecio le hizo sonrojar de la nada, arrepintiéndose y pensando de más, tal vez estaba siendo demasiado cursi, o puede que incluso esté actuando de manera muy seca. No tenía ni idea, y esa incertidumbre le atormentaba el corazón.

La lista de pasos por seguir que Saki le había dado no era para nada extensa (incluso recuerda haber alardeado sobre lo fácil que sería), pero ahora ve que es una situación eterna que lo atrapa más y más en un ciclo sin fin de dudas y miedo.

Miedo al rechazo.

No sabes cuánto agradecía que las luces ya se hubieran apagado, y aún así la lejana iluminación de la ciudad no le permitía esconder la vergüenza en su rostro por completo.

El rubio inhaló con ganas antes de intentarlo de nuevo.

—... ¡S-Ser una estrella implica tener f-fuerza de voluntad y saber leer el momento y la hora para hacer a-apariciones, pero... !— ¿Cuántas veces había fantaseado con ese escenario?, ¿cuántas veces había soñado por cómo reaccionarías y por lo que le dirías? Hace mucho había perdido la cuenta, y creyó qué tal vez eso se convertiría en un mayor problema sino tomaba cartas en el asunto. Y ahí estaba, con el arrepentimiento comiéndoselo vivo.—... a veces, yo... e-en los días menos transitados, para no afectar nuestro trabajo y para no molestarte... me escabullía a tu puesto, y... — Todo su cuerpo está temblando, el bochorno en su rostro y el sudor en sus manos no podían ser una buena señal, intentar verlo cómo si estuviera actuando una escena romántica no sería justo, no para ti, ni para lo que realmente sentía.

Para su suerte -y desgracia- no necesitabas de palabras extravagantes ni discursos elaborados para entender cuáles eran sus sentimientos, lo que intentaba hacer y lo que deseaba en ese momento. Tal vez era porque conocías bien a tu amigo o porque él realmente es fácil de leer, sea cual fuese la razón, no pudiste evitar sonreír cálidamente hacia su dirección antes de ponerte de pie.

Cuando Tsukasa te pidió un segundo para decirte algo 'sumamente importante que no puede esperar hasta mañana y que posiblemente cause su muerte sino lo hace ahora' su primer movimiento fue hacerte sentar en el borde de una de las muchas cercas del parque. La masetera de ladrillo y concreto que rodeaba a un gran árbol decorado de la zona más despejada del parque era el asiento perfecto luego de una larga tarde de pasear de un lado a otro.

Una vez estuviste bien colocado (del modo sumamente específico que había planeado cabe aclarar) se plantó frente a ti, casi cubriendo todo tu campo de visión y acaparándote del resto del mundo.

Y al levantarte de imprevisto, rompiendo su detallada planeación para confesarse, no lograste nada más que hacer estallar sus nervios. Se tambaleó un poco hacia atrás y alzó los brazos, casi en una pose defensiva y listo para huir, junto a un sonoro "¡oah!" que se le escapó de la sorpresa.

—Sí.—

Dijiste sin más.

—... ¿eh?—

—Me encantaría.—

El rubio necesitó un largo y eterno segundo para ponerse en la misma página que tú, parpadeó un par de veces y casi de inmediato negó con la cabeza mientras sacudía los brazos. El sonrojo de su rostro le hacía competencia a todos los adornos al alrededor, y fue entonces que se percató que su dignidad se había roto desde hace un buen rato.

—¡No, no, no, espera!— Su voz flanqueó, con sus palabras saliendo en un llanto agudo y desafinado. La vergüenza podría matarlo en ese momento, no sentía que hubiera forma de humillarse aún más, y cuando estaba listo para rendirse se le terminó resbalando el peluche de las manos en un movimiento torpe.—. ¡¿C-Cómo te atreves a tomarte este momento a la ligera?!— Exclamó, apuntándote directamente mientras que se inclinaba para atrapar el regalo de vuelta. En su rostro había una mezcla de pena e indignación, cómo si de verdad estuvieras cometiendo un crimen.—, ¡una estrella te está c-confesando sus... !— Ni siquiera pudo terminar su propia frase antes de sentir la vergüenza ganando control de sus movimientos y reacciones, desearía que un imprevisto ocurriera, que el resto del grupo los encontrara e interrumpiera su mágico momento a solas, pero no había forma en que tuviera tanta suerte.—¡... y estás ovacionando de pie antes de tiempo! ¡Ni siquiera he terminado de hablar!—

Siguió apuntándote con el mismo entusiasmo que mostraría en el escenario, movimientos exagerados y cambios de voz repentinos, parecía que ambas facetas suyas estuviesen peleando para sobrepasar a la otra, inseguro de qué papel debería tomar en una situación así.

E incluso si sólo te estuviera usando para ensayar un guion en desarrollo, no podías evitar sonreír cómo un tonto enamorado. Más que un conocido, más allá que un amigo eras un fanático, la pasión con la que interpretaba, la expresividad en sus movimientos y en su rostro, incluso fuera del escenario, siempre valía la pena verlo atentamente con tal de admirar cada forma en la que reaccionaba.

Él no era ajeno a esto, sabía bien de tu admiración, así había comenzado después de todo. Con un chico encargado de una tienda de regalos pidiéndole un autógrafo a uno de los artistas del Wonder Stage, quien aceptó más que animado por ello, siendo además un gran impulso para su ego cuando sólo se lo pidió a él.

Pasaron de simples saludos al comienzo de la jornada de cada uno a pláticas casuales en la hora del descanso, para luego ser una amistad que se llevaron fuera del trabajo hasta su vida diaria. Pasando de fanático a apoyo moral en tiempo récord.

Y henos aquí ahora, en medio de una extravagante confesión, los giros en la vida no pueden ser planeados o escritos cómo en una obra. No tienes nada que te diga lo que decir o cómo responder a ello, y tal vez eso era lo más aterrador de todo, lo impredecibles que pueden ser quienes te rodean y el papel que toman en tu vida.

Tsukasa suspiró, rascando con brusquedad su cabello y dejando caer el peluche por su pesimismo.

¿Qué se supone que haga ahora?

En su divagación es interrumpido, tu abrazo es fuerte y lleno de alegría, pasando tus brazos por debajo de los suyos y tomándolo por sorpresa cuando diste una vuelta improvisada en el sitio, un gesto impulsivo, no lo ibas a negar, pero lleno de la emoción que no podrías expresar con palabras, dejando salir un par de carcajadas ilusionadas que fueron cómo la más encantadora melodía para él.

Y sin saberlo habías empeorado los nervios de Tsukasa.

Obviamente el chico que se la pasa cargando de un lado a otro cajas llenas de mercancía a diario puede cargarlo cómo si fuese un muñeco de trapo, ¡claro que sí!

Entonces gruñó. Completamente frustrado mientras correspondía tu abrazo de forma torpe y brusca, lleno de un resentimiento inmaduro.

¡Se suponía que fuese él quien te girara! ¡Debía ser un acto romántico y conmovedor! ¡Un gran final!

Pero ya sabemos cómo terminó su muy elaborado plan para confesarse.

No tardaste en sentir la ráfaga de golpes ligeros en tu espalda, el reflejo perfecto de la frustración de Tsukasa. Conocía bien tu impulsividad y tu energía (¿cómo no hacerlo cuando eres capaz de seguirle el ritmo con sus ideas y su naturaleza extravagante?) pero justo ahora no lo sentía cómo una bendición. Aún quería desaparecer de la faz de la Tierra por más que significase dejar al mundo sin su futura estrella en ascenso.

Era un sacrificio que sonaba razonable en ese momento.

Al final lo dejaste ir de nuevo, logrando apenas hacer contacto visual sin que sus nervios se metieran en medio, aclaró su garganta y plantó ambas manos en su cintura antes de hablar.

—¡Hagámoslo oficial entonces!— Pareció ser más bien una orden, el tipo de indicación que darías en medio de un trabajo en equipo importante. Te apuntó con entusiasmo antes de hacer una de sus extravagantes poses, energía y euforia se expresaba sólo en la forma en la que se inclinaba hacia atrás.—. (T/N), puedes considerarte desde hoy un "Star Catcher".—

De verdad se lo estaba tomando en serio. Podías ver fácilmente qué está parte de la confesión ya era su toque personal fuera del plan original.

—Atrapé la más brillante de las estrellas, espero no quedar deslumbrado por su brillo.— Le seguiste el juego cómo de costumbre y Tsukasa sonrió emocionado por ello.

Que tu compañero responda a tus ideas y que sepa adaptarse a ti era la mejor prueba que se podría dar para presumir un verdadero vínculo.

Al final el ambiente se aligeró y con ello se fueron disipando los nervios y la vergüenza del rubio hasta que lo único que quedó detrás fue el sudor en sus manos y el latido frenético de su corazón una vez volvió a intentar hacer su movimiento.

Es increíble la facilidad con la que puedes cortar de golpe la risa de las personas, pues sólo necesitó hacer un gesto tan simple cómo el sostener ambas de tus manos para ponerle pausa a tu euforia.

Su mirada se volvió intensa de repente, pasión y determinación reflejadas en el brillo de sus ojos a la luz de la luna y de lo poco que alcanzaba a ser iluminado por la ciudad a la lejanía.

Podrías quedártele viendo toda la noche de ser posible.

—Necesito que me entregues toda tu confianza en este momento— Susurró de forma poco propia de él, tomándote por sorpresa.—. Voy realmente en serio con esto, y en verdad quiero ser un buen... y-ya sabes— Por un segundo estuvo a punto de soltarte y sin querer desvió la mirada, aún le daba vergüenza pronunciar esa palabra a pesar de que se había ganado el título de pareja.—. ¡Es por eso que me aseguraré de convertirme en tu tipo ideal!— Y vaya que lucía comprometido.—. Y si hay algo que quieras que haga desde este momento, lo haré, ¡lo prometo!—

Tan sólo imagina la emoción del momento, que aquel que alguna vez admiraste como una celebridad ahora te confiese su amor y que esté dispuesto a cambiar por ti. Es el deseo de cualquier fan, la fantasía de todo admirador. Las mariposas comienzan a brotar desde tu estómago hasta subir en forma de sonrojo a tu rostro, te tomas un segundo para pensar y otro para cubrir tu boca con una de tus manos para permanecer tranquilo y frenar cualquier grito inmaduro.

Entonces vuelves a él, correspondiendo la emoción que te dejaba ver desde primera fila.

—Quiero dos cosas— Dices de inmediato, y Tsukasa suelta un energético "¡de acuerdo!", más alto de lo que le gustaría, pues se cubre la boca y da una vuelta rápida a sus alrededores para asegurarse que no lo habían escuchado.—, primero quiero que hagas la pregunta cómo debe ser.—

—¿Cuál pregun-?... — Se sobresaltó casi de inmediato, captando a qué te referías.—. Ah... ¿es necesario?... —

—¡No te arrepientas ahora!— Lo regañas en un tono nada serio, y Tsukasa sólo dejó salir un suspiro mezclado con gruñido. No sabía si podría pasar por la pena de nuevo.—. Y lo otro, bueno, es más complicado... —

—¿Complicado cómo?—

Te quedaste callado, inseguro de que sí era buen momento para pedir algo así, temías que se sintiera ofendido o dolido, pero sentías que sería lo mejor para los dos. Por eso te armaste de valor e inhalaste profundo antes de hablar de nuevo.

—¿Crees que podamos mantenerlo en secreto?—

—¿Huh?... —

—¡No es nada malo, en serio!— Sueltas de inmediato en forma de control de daños.—. Es sólo que es la primera vez que saldré con alguien y es un poco extraño, tengo miedo de echarlo a perder por mi emoción— Llevas una mano a tu pecho, sientes lo acelerado de tu corazón y la emoción aún latente. Era un sueño muy realista.—. Además, piénsalo, ¡eres una estrella! Muchos dicen que es mejor para las celebridades aparentar todo lo posible que son solteros para no romperle el corazón a sus fans.—

Tsukasa se quedó callado, no estabas mintiendo después de todo.

¿Pero guardárselo? Si ya estaba pensando en las mil formas de presumir y de gritar al mundo que había logrado cautivar a su persona ideal, ¿cómo se supone que viva ahora?

No, no, ¡concéntrate! Se dijo, estaba pensando cómo Tsukasa Tenma futura estrella, no cómo Tsukasa Tenma novio y futuro esp- ¡Ejem! Se está yendo por las ramas, eso es una visión muy a futuro, no tiene por qué adelantarse a los hechos si el presente es perfecto, claro que no, ya habrá tiempo de ello.

—Ya veo— Murmuró.—. Está bien, si así lo quieres, ¡será nuestro secreto!—

—Gracias por entenderlo— La sonrisa que le dedicas está llena de alivio, pero Tsukasa no tiene oportunidad de admirarla antes de que se volviera una maliciosa.—. Entonces... ¿me vas a preguntar o no?—

—¡¿E-Eh!? ¿E-Era en serio?—

—Claro que sí, ¿qué tal si estoy entendiendo algo completamente diferente? Deberíamos aclarar esto antes de que surja un malentendido.—

El rubio sólo pudo bajar los hombros y rascar su nuca, esto de ligar y confesársele a alguien era más difícil que cualquier puesta en escena que alguna vez pudo haber hecho.

[...]

—Oniichan, ¿has visto mi-?

Saki siempre había tenido la mala costumbre de no tocar antes de entrar a la habitación de Tsukasa, y esa vez no fue la excepción. Abrió la puerta de golpe y sin previo aviso, encontrando a su hermano a medio recostar sobre su cama con el que rápidamente reconoció cómo su amigo en común encima suyo.

El rubio no tardó en interponer una mano entre su rostro y el tuyo para apartarte sin mucho cuidado, soltando un grito casi inhumano que su hermana ignoró por completo.

—Ah, hola, (T/N)— Saludó con tal normalidad antes de dirigirse a su hermano.—. Oye, ¿has visto la rizadora de cabello? Creí haberla dejado en el baño esta mañana, pero-

—¡Saki, aprende a tocar!—

—Oh, vamos, ya sé que son pareja, ¿qué más te preocupa si ya dije que no le diré a nadie?— La menor se encogió de hombros y negó con la cabeza, a veces olvidaba que su hermano tendía a exagerar.

—¡No quieras pretender que no sabes a qué me refiero!—

—Hola, Saki.— La saludaste de vuelta, recuperándote de la -casi- palmada de Tsukasa, no tardó nada en disculparse a pesar de que le dijiste que estabas bien.

A pesar de lo que pudiste haber esperado, Tsukasa era de hecho bastante bueno guardando secretos cuando se lo proponía. Claro que tuvieron que contarles a sus padres, y en el caso de los Tenma, eso había incluido a la alegre y carismática hermana menor (luego de una larga charla donde su hermano le explicó con lujo de detalle por qué no podía contarle ni a sus amigas ni siquiera por accidente, ella, muy a regañadientes, aceptó).

Lo malo es que no era exactamente sutil ni precavida, y las interrupciones en medio de momentos especiales o en su tiempo a solas en la habitación de Tsukasa eran cosa de todos los días.

—Revisaré en el tocador de mamá.— Meditó en voz alta la menor antes de darse la vuelta y desaparecer por el pasillo. La indiferencia de su hermana terminó empeorando la frustración de Tsukasa, dejándose caer contra su cama, escondiendo el rostro y rindiéndose ante la situación.

—¿Por qué no podemos vernos en tu casa?— El quejido amortiguado del rubio te alcanzó a duras penas, y tu primera respuesta fue una risa apenada.

—Créeme, mi hermano pequeño es mucho peor.—

La vida se había vuelto de ensueño.

Tenía a sus amigos, una ambición inigualable, su hermana estaba en mejor salud que nunca y ahora tenía a la persona que amaba a su lado.

Ahora sabía lo que era un romance adolescente; podía tener afecto, ¡siempre que quisiera! Era demasiado poder...

Día con día, después de clases y del trabajo, siempre intentaba darse la oportunidad de pasar tiempo contigo a sabiendas de que sus shows podrían llegar de imprevisto y acaparar toda su atención de un momento a otro.

Luego de que en la escuela deban fingir que sólo se conocen por coincidir en el trabajo y tener que limitarse a saludos ocasionales de formalidad, para que después en el parque apenas y pueda darse el lujo de verte a lo lejos a través del ventanal de la tienda de regalos cuando su ruta justo coincide con la calle de tu puesto. Titubeando entre ir a saludar o responder rápidamente a los llamados de sus compañeros de escenario.

Sin duda lo más difícil era mantenerlo oculto del resto del grupo.

Emu tenía la habilidad de terminar involucrada en las cosas más extrañas y aleatorias, mientras que Rui y Nene era de por sí bastante perceptivos por su lado. Si Tsukasa sucumbía en lo más mínimo y tartamudeaba de la forma más insignificante sellaría su propia tumba. No había forma en la que pudiera luchar contra la insistencia de los tres atacándole por todas direcciones.

Lo peor es que sentía que en ningún momento podía estar contigo a solas totalmente. Si no eran sus amigos en la escuela y en el trabajo era su hermana en su hogar (o el caótico ambiente en tu casa al ser una familia mucho más grande que la suya). No podían tener citas convencionales aún, y si quería plantearte la idea primero deberían trabajar en aparentar y desarrollar una amistad poco a poco antes de que puedan verlos juntos sin levantar sospechas.

Sí, una total exageración, pero iba muy en serio en mantener el secreto que le habías confiado. Quería hacer un buen trabajo como pareja.

Pero aún así no podía evitar pensar de más.

¡Esta no era forma de disfrutar de una relación!

—Lo lamento— Te escuchó decir, al dejar de esconder su rostro contra su cama vuelve a enderezarse para encararte. Tienes una expresión avergonzada en el rostro, la misma que tendría alguien que acaba de meter la pata.—. Dios, eso fue vergonzoso. Espero que Saki no piense mal de mí.—

—Sólo nos estaba molestando... — Respondió con una pizca de rencor en su voz, nunca pudo haber imaginado que su hermana tuviese un lado tan cruel.—. Ya sabrá lo que se siente cuando traiga un chico a casa, ¡no permitiré que hablen si no están a dos metros de distancia entre sí!—

Ladeaste la cabeza, algo sorprendido por la explicación. Tenía sentido que ella fuera del tipo de hermana celosa luego de saber toda la historia de su infancia (cortesía de la señora Tenma cabe destacar), pero no creíste que llegara hasta el "sabotaje" mutuo de hermanos.

Sin duda eran toda una familia de personajes extravagantes.

—Uhm... — Meditaste un segundo, y al siguiente sentiste el repentino impulso de alegría que te provocó la buena idea que se te acababa de ocurrir, y no tardaste nada en llamarlo de vuelta para contarle.—. ¡Ya lo tengo! No sé cómo no se nos ocurrió antes.—

—¿Ohh, tienes algo en mente? ¡Una idea grandiosa e inesperada!—

Asentiste con ganas, agradecido porque el rubio te animase a continuar hablando con el brillo típico en sus ojos.

—Tsukasa, tengamos una cita.—

[...]

Cuando al día siguiente le dijiste que dejara de hacer preguntas y sólo te siguiera, Tenma no pudo evitar sentirse ansioso. Y si bien al final tu idea no fue nada innovadora, el rubio no pudo evitar alzar sus brazos para señalar el cartel que colgaba verticalmente en el infinito muro del complejo de locales, no sin antes dar un extenso discurso sobre cómo su bien refinada voz conmovería al resto de visitantes incautos.

¡Una cita en un karaoke! ¡Nada podría ser mejor!

—Tsu.— Lo llamaste, interrumpiéndolo en el momento justo en el que había arqueado su espalda para terminar otra de sus clásicas poses, cuando miró hacia ti encontró la cámara de tu celular lista para tomar una fotografía. El rubio lo entendió de inmediato, y cambió su pose para combinar mejor con el fondo urbano y casual, el contraste de la luz artificial del letrero con los cálidos tonos del atardecer lo hicieron brillar como nunca.

El "click" de tu teléfono le indicó cuando podía descansar y no tardó en acercarse para ver el resultado, sintió su ego inflarse al apreciar su técnica y aún más cuando presumió para sí mismo lo buena que era su pareja para tomar fotografías. Una risa engreída y llena de orgullo de le escapó mientras llevaba una mano a su mentón y otra a su cintura. Sus talentos se complementaban sin duda alguna.

—¡Y una más para complacer a mi encantador público!— Exclamó antes de tomar tu celular y acercarse a tu lado para tomar una foto de ambos. El letrero a sus espaldas daba un aire místico y retro al fondo, el muro de ladrillo y los anuncios pegados a este eran el toque perfecto para lo que se suponía sería un registro de su primera cita "oficial".

Tsukasa devolvió tu teléfono finalmente, dándote una oportunidad para apuntar hacia la entrada luego de la larga sesión de fotografías que habían hecho desde que se plantaron frente al local.

—¿Entramos?— Preguntas, y Tenma no pierde el tiempo para asentir con una emoción que sólo habías visto en niños pequeños al ganar un premio enorme en uno de los juegos del parque donde trabajaban.

Igual que una estrella que nunca dejaba de brillar.

[...]

—¡Jum juum!— La risa orgullosa fue su respuesta inmediata a la ráfaga de aplausos que le dedicaste apenas y terminó la canción. Aún manteniendo su pose final, con el micrófono en el aire en señal de victoria y con sus labios ondulados en una sonrisa presumida es que siente el agradable cosquilleo en su estómago cada que siempre le daban elogios.

La máquina de karaoke marcó una puntuación casi perfecta, y de inmediato tanto tú como Tsukasa gruñeron en desacuerdo. Era increíble el mal gusto que tenían las personas que programaban esas cosas.

—¿Por qué no cantas tú también?— Te preguntó de forma abrupta, tomándote por sorpresa y logrando que te congelaras en tu sitio. El golpe seco de vergüenza y pena te atacaron por todas direcciones y lo más acertado que encontraste fue evitar su mirada.—, ¡lo tengo, hagamos un dueto! No puedo brillar por completo sin mi co-estrella después de todo.—

A pesar de su esfuerzo y dedicación puesta en su pose de "galán" al guiñar en tu dirección y al extender el segundo micrófono sintió el punzante dolor del rechazo cuando negaste inmediatamente.

—Estoy bien sólo con escucharte cantar, no te preocupes.— La forma educada y robótica con la que rechazas su oferta no logra hacerle cambiar de opinión, era fácil de leer en su expresión cómo estaba en totalmente insatisfecho con tu respuesta.

—¿Por qué el afán por el misterio?— Pregunta al cruzarse de brazos.—. Escucho cómo tarareas todo el tiempo, en el parque o en la escuela, ¿qué tiene de diferente?—

"¡Literalmente muchas cosas!", quisiste exclamar, pero la curiosidad genuina en el rostro del rubio te hizo ser más comprensivo. Probablemente estaba acostumbrado a que todos a su alrededor fueran capaces de cantar a rienda suelta sin la más mínima pizca de vergüenza.

—Vas a humillarme completamente si canto a tu lado, además— Vuelves a hablar, con algo de suerte lograrías cambiar el tema y podrías hacer que su atención cayera en otra cosa.—, ni en un millón de años me atrevería a cantar a todo pulmón cómo ustedes lo hacen. Cada que lo intentaba me terminaba doliendo la garganta.—

—¡Ajá, eso es porque no tenías a la mejor estrella a tu lado dándote consejos!— En teoría, tenía un punto, pero aún así volviste a negar mientras tomabas un trago del vaso de refresco que habían ordenado más temprano. La bebida diluida por el hielo no combinó bien con el brillo determinado en los ojos de Tsukasa por buscar hacer que accedieras.—, ¿por favor?— Su voz cae en picada, no necesariamente triste, pero siendo bastante seria, usando una táctica tan sucia que sentías el escalofrío de la vergüenza atacando desde mucho antes que hiciera su primer y letal movimiento.—, ¿ni siquiera por ser tu estrella favorita?—

¿Caerías bajo un truco tan viejo? La respuesta era realmente obvia, casi tonta en realidad, pero no querías darle el gusto de responder de inmediato, es por eso que en los largos segundos que te tomaste para titubear entre tomar el segundo micrófono y dejarte caer de espaldas al sillón detrás tuyo fuiste interrumpido abruptamente por la puerta de la sala al abrirse de golpe.

—¡¡Tsukasa-kun!!—

—¿¡Qu-!? ¡Emu, espe-!

Era tarde, la chica ya lo había tacleado en un abrazo demoledor que casi le hace perder el equilibrio. Y detrás de ella y su vistosa entrada, aparecieron los dos miembros restantes de WonderlandsxShowtime.

—Huh, tu oído es sorprendente, Emu-kun. No creí probable encontrar a Tsukasa en un sitio así— Rui sostuvo su mentón y alzó las cejas, cómo si se verdad se encontrase extrañado por su descubrimiento.—, pero una vez que entramos fue evidente, su voz es fácil de reconocer incluso amortiguada por la cancelación de ruido.—

—No puedo creer que sea tan ruidoso que incluso venció a las paredes insonoras de un karaoke... — Nene, tan expresiva como siempre, sólo pudo negar y cruzarse de brazos.

Pero su compañero, lejos de alegrarse por verlos, se encontraba preso del más potente y aterrador pánico que alguna vez pudo sentir.

—¿¡Q-Qué están haciendo aquí!?— Exclamó de la misma forma en la que le reclamarías a un criminal, apuntándolos con una energía que sólo él podía tener.—. ¡¿Y acaso no saben tocar?! ¡Estamos en medio de algo!—

—¿Oh? ¿Estamos? ¿Le estás cantando a los fantasmas?—

—¿¡Qué clase de karaoke estaría embrujado en primer lugar!?—

Mientras Emu y Tsukasa seguían su irracional intercambio de palabras, Nene se inclinó un poco hacia un lado, apartándose de la alta silueta de Rui hasta encontrar tu figura al otro lado de la habitación. Esperando pacientemente a que la situación se resolviera sin que tuvieras que intervenir.

—Espera, ¿no te conocemos de algún sitio?— Te preguntó directamente, haciendo que los otros dos apenas notaran tu presencia.

Emu pasó de revolotear frente a Tsukasa a casi saltar sobre ti también, deteniéndose apenas a centímetros de tu rostro. El brillo de sus ojos y su amplia sonrisa podrían dejarte ciego en sólo unos segundos.

—¡Ohh! ¡Ya lo sé! ¡Eres el chico de la tienda de regalos! ¡Siempre das buenas recomendaciones a todos y sugieres las atracciones perfectas para quien te pregunte! ¡Serías una grandiosa botarga de Phenny!—

—A-Ah, ¿gracias?... —

—Cierto, ¿no eras también el fanático de Tsukasa-kun? Nunca pensé encontrarnos con un habitual fuera del parque.—

Tsukasa sintió su alma caer hasta sus pies, ¿qué hacer? ¿Qué excusa podría dar para saciar su curiosidad pero sin tener que exponerte más de lo necesario?

Antes de que el rubio pudiera comenzar si quiera a balbucear ya te habías adelantado, alzando levemente una mano de forma sutil para restarle importancia, con la sonrisa más serena y simple que pudiste dar en un momento así.

—Sólo fue un montón de coincidencias, Tenma-san y yo nos encontramos y me propuso enseñarme lo que tenía planeado para el siguiente show de su grupo cómo agradecimiento por "ser tan buen fan"— Tsukasa sintió un pinchazo en el pecho cuando lo llamaste por su apellido, no era del tipo de llamarse por apodos empalagosos, pero sin duda sonaba cómo si estuvieras molesto con él al hablar con tanta formalidad, ¿será que intentabas darle un mensaje en código sobre tu ira silenciosa?—. Quise decirle que no era necesario, pero... — Apartas la mirada y te cruzas de brazos, bastante avergonzado.—... mi lado de fan fue más fuerte que yo.—

—¡Sí, eso!— Apoyó de inmediato, tomando toda la atención hacia él de nuevo.—. Estaba tan impaciente por hablar de ello con alguien que (T/A) fue un sujeto ideal en el momento, ¡alguien que sin duda apreciaría escucharme!—

—Raptaste a alguien a media calle para hacerlo escuchar tus ideas extrañas, qué aterrador... — Nene, cómo siempre, se expresó sin ningún tipo de filtro. Rui y Emu no tardaron en unírsele.

—Sin duda suena al comienzo de una película de terror.—

—¡Ohh, rara vez te toca ser el malo, Tsukasa-kun!—

—¡Dejen de hacerlo sonar como un secuestro!—

Sin querer te les quedaste viendo más de lo que sería respetuosamente aceptable, sobre todo admirando el nuevo repertorio de gestos y reacciones que el rubio dejaba con cada frase que salía de él. Una nueva faceta que nunca antes habías visto había salido a la luz de forma tan natural que no te sentiste extrañado en lo absoluto. Era la primera vez que lo veías tan 'alterado' y 'molesto', dejando a su voz carraspear y desafinarse.

Tuviste que obligarte a apartar la mirada antes de que te sonrojaras y llamaras la atención.

—Íbamos a buscar partes para reparar a Robo Nene, el sistema de ventilación se averió y no tenía las piezas necesarias. Si lo posponíamos aún más terminaría siendo una enorme montaña de mental a punto de fundirse— Explicó Rui, sin guardarse detalles y de forma tan directa que sonaba estar a punto de soltar todo el tecnicismo de su creación.—. Sólo se necesita un incauto para provocar una quemadura de tercer grado, después de todo.—

—¡Y yo los ataqué por la espalda!— Exclamó Emu saltando entre el par de chicos, realmente orgullosa de ello.

—Ya veo... — Murmuró Tsukasa, preparándose para dar la excusa perfecta para salir de tan problemática situación, pero no fue hasta que sintió las manos de Emu empujándolo hacia la salida por la espalda que volvió a su ruidoso yo habitual.—. ¿¡Huh!? ¡Oye, oye, deja de empujar!—

—Bueno, (T/A)-san, te lo quitaremos de encima— Explicó de vuelta Rui, esta vez dirigiéndose completamente a ti, sin importarle el caos que tenía a sus espaldas. La inhumana cantidad de ademanes que usa al hablar debería ser ilegal.—. Considérate dueño de tu libertad una vez más.—

—¡Esperen!— El grupo se quedó en silencio cuando te pusiste de pie de forma tan repentina, y para cuando te diste cuenta de tu acto impulsivo ya tenías la misma mirada de nervios al igual que Tsukasa.—. Lo siento, pero... Tenma-san prometió ayudarme con algo luego de acompañarlo a aquí, ¿les... molesta si lo tomo prestado unos días?—

—¿Uhm?—

—Ohh... — El tono de Emu no cambió para nada, así que no sabías decir si se lo habían creído o si por el contrario se estaba burlando de ti.

La chica entonces saltó para cambiar de sitio, regresando al rubio de vuelta a la sala con un empujón que fácilmente podría haberlo derribado.

—Por mí te lo puedes quedar.—

—Oh, vamos, Nene. No puedes decir que no extrañarías a nuestro único e inigualable Tsukasa Tenma.—

—Estoy segura que apreciaría el silencio.—

—No temas, Nene-chan. ¡Me aseguraré de cubrir también el puesto de Tsukasa-kun mientras esté ocupado!— Nene suspiró, ahora insegura sobre si había sido una bendición o una condena.

Cuando miraste de reojo a Tenma no encontraste ninguna reacción fuera de lo normal, así que supusiste que ese era el pan de cada día en el grupo. Lo que más te preocupaba es que el "abuso físico" hacia él fuese parte de su dinámica.

Por lo menos parecía inmune al caos, o tal vez es que él también es parte de ello y sólo aparentaba ser distinto porque estabas presente.

Al final se despidieron de sus amigos, quienes abandonaron la sala luego de un extravagante apretón de manos por parte de Emu que te dejó palpitando adoloridas ambas extremidades, de no ser porque te dejó ir estabas seguro de que te hubiese dislocado los hombros con sólo su entusiasmo.

—¡Los vemos en el parque!— Fue lo último que exclamó la chica de cabello rosa antes de desaparecer por la puerta.

Se tomaron unos segundos de silencio, y ambos soltaron todo su aliento en un largo suspiro al mismo tiempo una vez se relajaron.

Eso había sido peligroso.

—Estuvo cerca... —

—Sin duda— Tsukasa entonces asintió, llevando una mano a su mentón para concentrarse.—. Es evidente ahora, no debo menospreciar a los chicos. Y además fuimos descuidados, no aseguramos la puerta y tampoco revisamos nuestros teléfonos, tampoco-

—Oye, relájate— Lo frenaste antes de que siguiera analizando cada falla en el plan de la cita perfecta.—. Fue una coincidencia, pero por el lado bueno, ya plantamos la base. Si nos ven juntos a partir de ahora, creerán que el favor escaló a salidas de amigos.— Explicaste de la manera más racional posible, pero Tsukasa pasó de mirarte con atención a apartar la vista, con sus brazos cruzados y el rostro fruncido para parecer ofendido de la manera más dramática.

—Llamarme por mi apellido ya fue lo suficientemente tajante, y ahora me pedirás referirme a ti cómo un amigo cuando le plantemos cara al mundo entero— Su voz está llena de sentimiento, genuinamente herido por lo de antes, tanto que estabas cerca de disculparte.—. ¿Qué será de mí? Estando a los pies de alguien tan cruel, y aún así siendo incapaz de alejarme de su lado.—

Sonreíste de lado, ahí estaba su faceta de 'amante pasional' de nuevo.

—Estamos en una situación tensa, ¿recuerdas?— Trataste de ser racional, pero él no te volteó a ver.—. Sólo... déjame pensarlo un poco más, cuando venza mis nervios se lo contaremos a todos, ¿de acuerdo?— Te miró sobre su hombro, pero volvió a encarar hacia el lado contrario. Faltaba un toque final para convencerlo.—. ¿Me dejas compensarte por este desastre al menos?—

—Hmp— Fue su única respuesta antes de girarse hacia ti, pero para tu sorpresa había sido más rápido y extravagante de lo que esperarías, pues sólo necesitó un movimiento para tomar tu mano, jalar de ti y comenzar a guiarte (más bien arrastrarte) en un secuencia de baile que ya estaba grabada en su memoria muscular.—. Toma el tiempo que necesites, ¡pero grábate mis palabras!— Exclamó, dejándote ir después de un giro final que te mareó por un segundo, para cuando volviste a tus sentidos lo encontraste apuntándote con la misma energía de siempre.—. ¡Cuando llegue ese día me aseguraré de hacerlo un momento memorable que desearás recordar hasta el fin de los tiempos! ¡Yo, Tsukasa Tenma, juro entregarte una ocasión qué atesorar juntos!—

Tu carcajada avergonzada le provocó mariposas en el estómago.

—No esperaría menos de ti.—

Unos segundos de silencio acogedor después Tsukasa vuelve a tomar su mentón, sus cejas están fruncidas y pronto suelta un quejido. Su tiempo de calidad a solas contigo había sido perturbado, ¿cómo se supone que se relajen ahora? ¿Debería usar su compensación para exigir atención? El tiempo que les quedaba en la sala ya no valía la pena, y no estaba satisfecho cómo darle fin a su primera cita, ¡algo hacia falta! ¡Un cierre con broche de oro! ¿Pero qué podría sugerir para mejorar tan caótica tarde?

Entonces tuvo la que posiblemente era la mejor idea jamás antes pensada en la historia de los romcom.

—¡Ajá!— Exclamó, haciéndote tirar una fritura que había quedado hasta el fondo del tazón, te lamentaste por eso, realmente querías comerla.—. ¡Mi amada co-estrella, démosle un final digno a esta velada!—

—Oh— Fue tu única respuesta.—. Claro, ¿quieres ir a pasear o... ?—

—¡Duerme conmigo esta noche!—

—...— Te le quedaste viendo un segundo, y al siguiente tu rostro ya había estallado en un sonrojo brillante.—¡¿...!?—

¿Uhm? ¿Por qué de repente luces tan... ?

Oh.

OH.

—¡¡E-Espera!!— Pero ya era tarde. Apenas se había percatado de lo mal que habían sonado sus palabras.—. ¡N-No es lo que crees!—

Pero siendo justos, es difícil vencer el hábito de invitar a alguien a dormir junto a ti cuando tienes un hermano menor, es prácticamente imposible pensar en intenciones ocultas o de tratar de leer entre líneas.

Tsukasa Tenma tiene mucho qué aprender sobre las relaciones íntimas, y la mejor manera de hacerlo es metiendo la pata.

Las veces que sean necesarias.

[...]

—¿Oh, oh?— Exclamó Saki, juntando ambas palmas con emoción.—, ¿vas a quedarte a dormir? ¿Haremos una pijamada?— La chica no tarda en tomar tus manos y rápidamente le sigues el ritmo a su balanceo emocionado.—, ¡qué genial! ¿Me dejas peinarte entonces, (T/N)-kun? ¡Miremos películas mientras tanto!— Su cabello suelto se sacudía junto con ella, ya con su holgada pijama puesta y a un paso de irse a dormir.

Pero a pesar de lo emocionada que lucía su hermana, Tsukasa tuvo que suspirar.

—Saki, por favor... —

—Ouh, no me digas que es otra de sus citas— Su quejido es de lo más infantil y abatido, no siempre tenía la oportunidad de hacer una pijamada, y tal vez por eso no notaba que estaba siendo la tercera rueda sin querer.—. Está bien, me iré, ¡pero me debes unas papas!—

—¿Eh?— Antes de que pudiera negociar el trato tan injusto, Saki ya se había ido de su habitación, deseándote buenas noches antes de desaparecer. El rubio entonces farfulló, no había que ser un genio para saber qué se estaba quejando.—. Perdón por eso.—

Negaste divertido por la situación, aceptando la camisa holgada y el pantalón de pijama que Tsukasa te extendió una vez se giró de vuelta a ti y sacando finalmente la cabeza de su armario.

Cuando el rubio se agachó para buscar algo debajo de su cama cediste a la curiosidad y acercaste la ropa prestada hacia tu rostro.

En efecto, olían a su colonia.

La faceta de adolescente ilusionado en su primer noviazgo te hacía sentir tan tonto pero tan feliz al mismo tiempo que ya no intentabas ocultarla. Mientras él luchaba con lo que quiera que hubiera en el suelo aprovechaste para cambiarte lo más rápido posible. Era una habilidad que cualquiera que trabajase en Phoenix Wonderland desarrollaba con el tiempo.

Tsukasa arrastró de debajo de su cama el futón extra que siempre estaba listo para los invitados, producto de las constantes visitas de Toya en el pasado. Lo extendió a lo largo del piso junto a su cama y pronto alzó sus hombros orgulloso por su eficiencia.

—¡Una velada digna de futuras estrellas!—

—Pensé que me pedirías ayuda para poner todo en orden.—

Tsukasa jadeó dramáticamente para después negar, no sabías si estaba siendo serio o si sólo quería exagerar por lo entusiasmado que estaba.

—¿Por qué pediría ayuda cuando puedo disfrutar del placer de preparar algo para ti?—

Apoyaste tu peso sobre sólo una pierna y alzaste una ceja mientras te cruzabas de brazos.

—¿Acaso te estás vengando por lo de antes?—

Tsukasa se giró de vuelta al futón, aplastando arrugas con sus manos. Su silencio era una forma descarada de responder.

Fuertes declaraciones— Su voz cambió de nuevo, ahora a una más seria.—. Pero te equivocas, ¡Tsukasa Tenma no guarda rencores! Mucho menos contra mi mayor fan.—

El rubio finalmente se sentó sobre la superficie mullida, soltando un supuesto suspiro de esfuerzo y palmeó el sitio a su lado con una infantil emoción en su rostro. Para él, que nunca podía tener suficiente tiempo junto a ti, se sentía cómo un sueño, ¡toda una noche para los dos!

Aceptaste su invitación, pero tampoco desperdiciarías la oportunidad que te había dado en bandeja de plata.

—Lo lamento, pero me parece que estás en mi asiento.— El tono habitual que acostumbrabas al tratar con clientes pasa desapercibido para él, sin notar en un inicio tu intento de broma.

—Ah, ¿te quieres poner aquí? Déjame mo- ¡ouf!— Tsukasa no pudo prever el ataque sorpresa y perdió el aliento cuando te dejaste caer en su regazo.—... ¡¿Hah!?—

Estás muy cerca, ¡demasiado cerca! La mente de Tsukasa fue invadida por toda clase de pensamientos, pánico y vergüenza acompañados de emoción. Aún así su mayor preocupación era que sintieses lo rápido que iba su corazón, ¡estabas prácticamente sentado en él!

Mantén la compostura, se ordenaba, pero era imposible cuando sentía tu mejilla rozar con la suya. Su sonrojo y la temperatura de su piel le provocaban escalofríos al sentir lo fría que estaba la tuya.

Debe ser fuerte, ¡no puede dejar que tú decidas cuándo compensarle el haberlo negado y rechazado más temprano!, sólo tiene que pedirte que te muevas y podrá mantener su ventaja, ¡así de fácil! ¡Vamos, Tsukasa Tenma, ponte firme y demuestra quién tiene el control de la situación!

Exclamó tan vigorosamente en su cabeza que casi podría escucharse en el exterior.

Pero Tsukasa Tenma era un hombre débil.

—¿Vemos algo antes de dormir?—

Y tenía que vivir atormentado con esa carga.

Al salir de su trance encontró su brazo izquierdo rodeando tu espalda y cintura. Ya era tarde para querer aferrarse a las últimas migajas de orgullo y fuerza de voluntad que le restaban.

—¡Oh! De hecho el otro día vi el trailer un musical que se estrenó el fin de semana pasado.— Omitió la parte donde admitía haber esperado a verlo el día del estreno porque quería que vieran la película juntos por obvias razones. Del borde de su cama tomó su laptop y la abrió torpemente con una sola mano.

El resto de la noche pasó de la forma más tranquila posible, la película no era la gran cosa, o tal vez crees que eso porque en realidad no le prestaste atención. De vez en cuando, por momentos más largos de los que te gustaría admitir, te le quedabas viendo al rubio. Sus ojos brillaban al analizar cada mínimo detalle. La producción le había cautivado, su voz sonaba suave y entusiasta cada que halagaba los vestuarios o tarareaba la melodía de las canciones una vez escuchaba los primeros versos. Tsukasa Tenma disfrutaba de manera distinta ese tipo de cosas, y si bien a algunos les podría parecer pretencioso, no era más que su propio fanatismo reluciendo.

Diablos, ¿así suenas tú cada que le hablas a alguien sobre WonderlandsxShowtime?

¿A quién le importa? Merecían la promoción, los extraños eran los demás.

Al final Saki volvió a escabullirse a la habitación de su hermano una vez escuchó la música desde el pasillo, en medio de una travesía a la cocina por un antojo nocturno se animó a tocar la puerta. Tsukasa, obviamente, no pudo luchar contra la expresión de súplica de su hermana y la dejó entrar una vez le dijiste que no tenías problemas con ello.

Ella se emocionó más de lo que esperabas, tanto que incluso saltó sobre la cama del rubio y se les unió para terminar la película.

Para cuando esta terminó, Saki ya estaba durmiendo con brazos y piernas extendidas sobre el colchón, robando todo el espacio disponible.

—¿Huh? Saki... — Suspiró su hermano mientras negaba. Esa costumbre suya de tirar las sábanas por el borde terminarían enfermándola tarde o temprano.—. Lo siento, debo despertarla.—

—Uhm, ¿para qué? Si la levantas puede que tenga problemas durmiendo de vuelta— Al mirar a la chica vino a ti la misma imagen de tu propio hermano menor durmiendo boca abajo en el sofá de la sala y no pudiste evitar pensar como un hermano mayor.—. Déjala ser.—

—Pero si se queda así no podré dormir en la cama— Ambos bajaron la voz cuando Saki se removió, temerosos por despertarla sin querer.—. Si por lo menos pudiera hacer que se moviera a un lado... —

—O podrías dormir aquí.—

Tsukasa se giró a verte, ambos mantuvieron una mirada neutra e incrédula, el impacto de la propuesta tardó en llegar pero cuando lo hizo los dos aclararon sus gargantas al mismo tiempo, rompiendo el contacto visual.

—Podría hacerlo— Respondió.—. Ajá. Claro, sólo si no tienes problema.—

—¿Quién dijo algo sobre eso?—

—... Comprendo.—

—...—

Tsukasa apagó la computadora y la dejó al lado, debajo de la cama. Tú tomaste el edredón del futón y lo extendiste hasta acomodarlo, unos segundos de poner orden y tomar posiciones después ya se encontraban recostados a la par del otro, y por dentro el rubio agradecía a su madre por haberlos persuadido a comprar un futón amplio en lugar de los de tamaño individual. Probablemente la mujer era capaz de ver el futuro, no tenía pruebas, pero tampoco había duda alguna.

—... Entonces—- Murmuró.—... ¿te gustó la película?—

—Sí, fue entretenida.—

—Me alegro.—

Por dios, ¿qué se supone que estaban haciendo?

¡Debía ser romántico! ¡Una escena cómo la de la película que acababan de ver! ¡Los protagonistas recostados juntos y hablando sobre su futuro y el porvenir! ¿Por qué la vida no podía ser cómo un musical?

Yo... — Abrió la boca de nuevo, sin nada qué decir hasta que algo le llegó desde el fondo de su corazón.—... disfruté mucho de este día— Murmuró, agradeciendo de la oscuridad para ocultar su vergüenza.—. Fue una gran idea, la cita, el karaoke y... que aceptaras quedarte— Las palabras le quedaban cortas, pero en realidad no había mejor manera de expresarse que con palabras sinceras y directas.—. Y lamento haberte insistido más temprano sobre lo de contarle a los demás, no quiero que te sientas presionado... —

Te tomaste un momento para responder, el cambio de actitud repentino no es algo nuevo en él, pero esa vez sentías el peso de la culpa que le carcomía. Tsukasa creyó que podría esconderse en la oscuridad, pero la luz de la linterna de tu celular lo dejó al descubierto, encontrando tu expresión conmovida a su lado.

—Oye, no te preocupes por eso— Le aseguras.—. Sé que quieres contarle a todos, yo también quiero. Más bien, lamento ser así, sigo trabajando en ello... —

¿Ser cómo, exactamente? El rubio no lo entendió completamente, pero no parecía ser el mejor momento para indagar.

—Uhm... — Tsukasa se quedó callado, hoy había tenido una sobrecarga de afecto y tiempo de calidad, y aún así no se sentía satisfecho, ¿eso era normal? ¿Desear pasar cada segundo a tu lado no te llegaría a abrumar? Le gustaría saber si te sentías igual, pero las palabras no le salen, ni siquiera las más básicas.—... pues yo te adoro tal y cómo eres.— Soltó sin pensar, embobado al verte bajo el brillo fantasmal de la linterna.

¿Qué podrías responder a algo así? ¿Tan espontáneo y sincero que te deja impactado por minutos enteros?

No tuviste necesidad de pensar en una respuesta, Tsukasa tomó tu silencio como una oportunidad para acercarse. Cubriendo la linterna con su mano y apagándola con el gesto predeterminado de tu celular, robándotelo sin esfuerzo alguno y poniéndolo fuera del futón para luego acercarse ahora sin obstáculos en su camino.

En plena oscuridad sentiste su mano en tu cintura para darse un poco de apoyo mientras se arrastraba a tu lado, te hizo cosquillas pero te obligaste a no removerte para que no lo tomara cómo una señal de incomodidad. Escuchaste el movimiento de la tela de su ropa y de las sábanas sobre ustedes, y por un segundo quedaste expuesto al frío antes de que sintieras como el espacio frente a ti se hundía. Su respiración sorprendentemente permanecía tranquila, chocando contra tu rostro y cuello hasta que escondió el rostro en tu hombro, entonces su mano te abrazó y quedaron tan cerca que podías sentir su cabello picando tu mejilla.

Lo imitaste, abrazándolo de vuelta y removiéndote para quedar lo más cómodo posible. Al final intercambiaron un rápido mensaje de buenas noches antes de tomar la oportunidad de dormir plácidamente, o al menos aparentar que eso hacían mientras se ahogaban en la vergüenza del momento.

"¡No debí haber hecho esto!", los pensamientos de Tsukasa hacían eco dentro de su cabeza, gritó para sus adentros e inconscientemente apretó su agarre en tu ropa, con la oscuridad ocultando su rostro sonrojado. Esto era demasiado para él, ¡pero en la película lo hacían ver tan fácil y romántico! La cercanía apenas le permite pensar correctamente, ¿tal vez estaba muy cerca? ¿Y si su cabello olía a mantequilla de palomitas del parque?

¿Qué le ocurría? ¡Estaba volviendo incómoda la primera vez que dormían juntos! ¡Se supone que sienta mariposas en el estómago, no ganas de vomitar!

Un leve gruñido se le escapó, ¿cómo se supone que alguien se convierte en un experto en el romance?

Tsukasa Tenma es un hombre débil, y no sabe si podrá seguir siendo atormentado por esa carga antes de que su espíritu (o séase su fuerza de voluntad para no decir la cosa más empalagosa jamás concebida en la historia de la humanidad) se quiebre.

[...]

—¡Miku-chan! ¡Ya vineee!—

—¡Emuuu!—

No era sorpresa para nadie verlas correr hacia la otra y que Miku atrapara a Emu en un abrazo demoledor, tal fue el impacto que Nene se apartó de un salto para quedar lejos de la zona de peligro.

—Bienvenidos de vuelta.—

—Tan llenos de energía como siempre.— Respondió Rui, pero Tsukasa permaneció en silencio, pasando de largo a los gemelos Kagamine que estaban haciendo una pose para invitarlo a unirse. Fue entonces que los cuatro Virtual Singers presentes supieron que pasaba algo.

¡Tsukasa nunca dejaría pasar una oportunidad para posar!

—Ne, ne, ¿Tsukasa-kun está triste?— Preguntó Rin hacia los otros tres chicos, pero todos respondieron alzando los hombros. En realidad no estaban seguros de lo que le estaba molestando tanto últimamente.

—Yo no lo llamaría "triste".— Escucharon decir a Kaito, listo para dar su propia teoría. Su voz robótica rebosaba de amabilidad cómo siempre.

—¿A qué te refieres?—

—¡Oh, yo lo sé!— Saltó de la nada Miku, empujando a Len al entrar a escena.—. Si el mundo brilla y las flores cantan, ¡todo está de maravilla!— La joven de ropa extravagante dio una vuelta en su sitio, terminando en una pose dinámica y con balance perfecto.

Nene suspiró.

—¿Y eso qué quiere decir en español?—

—¡Ah, lo tengo!— Emu entonces saltó al borde del camino, apuntando a las flores bailarinas que le daban una melodiosa banda sonora al fantasioso escenario del sekai.—. Una vez dijeron que el mundo es el reflejo de las emociones de quién lo imaginó, ¡si ellas siguen cantando es que Tsukasa-kun está bien!—

A pesar de que su nombre ya había sido mencionado más de un par de veces, el rubio seguía pensativo, murmurando para sí y mirando hacia el cielo antes de seguir caminando por los alrededores. Ya tenía encima más de un par de muñecos que se colgaban de él, a quienes no se molestaba en quitarse de encima.

—Uhm... — Rui pensó la situación más a profundidad, analizando con cuidado cada pista que tenían.—. Los colores y el ánimo aquí siguen cómo de costumbre, pero hay algo raro en la melodía de las flores— El más alto se arrodilló frente a ellas, se balanceaban de forma más lenta, enredadas entre sí y tarareando en lugar de cantar como siempre.—. Antes siempre cantaban aquella canción infantil que le traía recuerdos a Tsukasa-kun, pero ahora es muy diferente.—

—¡Es más lenta y aburrida!— Se quejó Len, volviendo a la conversación con Miku aún molestándolo.

—Lenta tal vez, pero esta situación es sin duda de lo más interesante— Admitió Rui con una de sus amplias sonrisas habituales de cuando lograba salirse con la suya.—. No es una canción triste; sino romántica. Suena a una balada, ¿no lo creen? El arreglo, el ritmo y la entonación, todo embona a la perfección.—

Sus amigas reaccionaron a sus palabras casi de inmediato.

—¡Ohh, es cierto!—

—¿Romántica? No querrás decir qué... —

—Así es... — Kamishiro se levantó de vuelta, para después apuntar hacia donde se encontraba la silueta del rubio con total intensidad.—. Nuestro querido Tsukasa Tenma ... ¡está enamorado!—

—¿¡QUÉ!?— Exclamaron los cantantes virtuales y las chicas a la par, y para cuando Tsukasa quiso girarse para ver qué ocurría ya se encontraba siendo víctima de una emboscada más de Emu.

[...]

—Ahí tienes, ¡anda, anda, tengamos una charla de chicas!— Dijo Rin, balanceándose de un lado a otro con emoción mientras que Len la miraba cómo si estuviera a punto de vomitar, demasiado empalagoso para su gusto.

—¡Suéltenme! ¡No sé de qué están hablando!— El rubio patalea de nuevo, tratando de quitarse la gran montaña de peluches de encima que lo aprisionaban para que no pudiera levantarse y huir de nuevo.—. ¡Y no soy una chica!—

—¡Tsukasa-kun, anda, anda, cuéntanos!— Miku no tardó en sumarse al caos, sin importarle el origen en realidad, parecía entusiasmada por estar presente incluso sino llegaban a ninguna parte con ese interrogatorio.

—¿Cuánto tiempo planeabas ocultarlo?—

Tsukasa pronto se vio rodeado por la insistencia y curiosidad de los Virtual Singers, unos más interesados que otros, en realidad.

—O-Oigan, no creo que sea buena idea presionarlo... —

Y luego estaba Kaito, que intentaba poner en orden aquel desastre sin remedio.

—¡Tsukasa va a casarse!— Exclamó Len de forma burlona, siendo la gota que colmó el vaso en la -de por sí inestable- paciencia del que ahora era víctima de un complot en su contra para hacerlo caer de la forma más vergonzosa posible.

—¡¡Cállenseee!!—

Exclamó Tsukasa con el rostro completamente enrojecido, quitándose de encima el último peluche y arrojándolo hacia la cara de Len.

—¡Ustedes... !— Gruñó Tsukasa entre dientes, poniéndose de pie y apretando el puño con fuerza pero aún así nada lograba bajarle el sonrojo.—... ¡¿por qué no pueden preguntar cómo las personas normales?!—

—¿"Normales"? ¿Crees estar en posición de decir eso?— Nene respondió entonces, jugando con sus manos como de costumbre y mirándolo al igual que el resto del grupo, cambiando el flujo de la conversación mientras el líder de la tropa de Wonderland Sekai se encargaba de regañar al resto.

Tsukasa suspiró.

—... Es cierto, estoy saliendo con alguien, ¿tan raro les parece?—

Emu dejó salir un grito emocionada mientras sacudía un brazo, Rui se cruzó de brazos y alzó las cejas, su típica expresión que podría hacerte pensar que sabe todo de antemano, y Nene ladeó la cabeza.

—¿Quién es? ¿Lo conocemos? ¡Espera, no me digas! ¡Voy a adivinar!—

—¡Si vas a preguntar algo al menos déjame responder!—

Pero entre el caos, la seria voz de Kusanagi logró poner algo de orden en el lugar.

—Con "estoy saliendo" suena a que ya llevan un tiempo haciéndolo, ¿no es así?—

—También lo pensé— Agregó Kamishiro, sacándole un escalofrío al rubio, nunca entendería cómo eran capaces de leer entre líneas de esa manera.—, pero en cualquier caso, ¿por qué mantenerlo en secreto? O aún más importante, si ya llevabas tiempo ocultándolo, ¿por qué cometer un error tan obvio de repente y de forma descuidada?—

—¡Quería contarnos pero le daba vergüenza!— Canturreó Otori de vuelta, picando el costado del rubio mientras seguía molestándolo. Una vez más Tsukasa tuvo que gritar para poner orden, haciendo temblar a un par de peluches antes de aclarar su garganta para seguir hablando.

—Así es, yo, Tsukasa Tenma, tengo pareja. ¡Alguien digno del corazón y aprecio de su futura estrella en ascenso! ¡A quién prometí dedicarle todas y cada una de mis actuaciones, a quién voltearía a ver entre el público cada vez que fuera a apoyarme en una presentación! ¡A quién...!—

—¿Ya casi terminas?... —

El rubio entonces suspiró, quedándose congelado a media pose y con sus ánimos derribados por la forma tan directa de hablar de Nene. Al final negó con la cabeza; qué manera tan cruel de matarle el ánimo. Se suponía que te diera la mejor introducción posible y apenas pudo pronunciar la primera parte de su discurso.

—Es (T/N) (T/A), ¿de acuerdo?—

—Ohh... — Murmuró Emu antes de ladear la cabeza.—, ¿quién?—

Tsukasa se mordió la lengua para no gruñir de nuevo a los cuatro vientos. Si esa era una broma era una bastante pesada para su orgullo.

—¿Hablas de... el chico de la tienda de regalos?—

—Que también resulta ser el chico del karaoke del otro día, ¿o me equivoco?—

Tsukasa volvió a asentir antes de llevar una mano a rascar su nuca, dando un giro de 180 grados a su actitud de un segundo a otro.

—Se suponía que fuera un secreto, pero... — Su mano cayó en su mentón de vuelta, tomándose un segundo para formular su dilema.—, la verdad es que he estado pensando en un show especial para dedicarle. A pesar de ser un gran fan no le agrada cantar, ¡y siempre rechaza mis invitaciones!— Al fondo un jadeó de sorpresa de la tropa de Virtual Singers pudo escucharse.—. Pensé que si preparaba algo especialmente para él vería lo genial que es ser más que el espectador por una vez, ¡algo tan magnifico que lo contagiaría de energía!—

Rin dejó salir un grito agudo, manos en el rostro y sonrisa de oreja a oreja, a su lado Len sacaba la lengua con las cejas fruncidas de forma graciosa.

El resto reaccionó de su propia manera; los ojos de Emu brillaban con emoción, y Tsukasa podría jurar que la escuchó balbucear a una velocidad alarmante sobre todos los planes de la boda que tendrían en Phoenix Wonderland; Nene sorpresivamente no tuvo nada que agregar, prueba de que se encontraba sumergida en sus pensamientos; por otro lado, Rui tenía una sonrisa tenebrosa en el rostro, no debías ser un genio para saber qué estaba haciendo planes para todo un show con la simple intención de lucirse.

—Vaya, vaya— Escucharon todos a sus espaldas, sorprendiendo tanto a los chicos como a los personajes virtuales. La voz robótica pero rebosante de calidez fue acompañada de un bostezo igual de artificial. Meiko tenía ambas manos en la cintura, pero mientras su pose irradiaba energía y le daba poder a su presencia, la de Luka permanecía encorvada, sonrisa somnolienta en el rostro aún y cuando estaba cabeceando.—. Creo que hemos escuchado suficiente, ¿por qué no no me permites ayudarte esta vez, Tsukasa?—

—¿Huh? Pero nosotros... —

Kaito se apuntó a sí mismo y al resto detrás suyo, la tropa de animales de peluche, los Kagamine peleando y Miku parada de manos no le dieron una buena imagen a su habitual organización para nuevos shows como antes.

En cambio Meiko se cruzó de brazos, alzando ambas cejas con cierta burla.

—¿Acaso sabes algo sobre las confesiones? La última vez que te vi algo parecido a estar enamorado fue por un montón de instrumentos nuevos.—

Algunos tuvieron que disimular sus sonrisas traicioneras, mientras que otros descaradamente soltaron carcajadas, la mayoría siendo los mismos peluches que formaban parte de la tropa, pero cuando Kaito se giró para verlos todos volvieron a sus expresiones serias.

Al final el maestro de ceremonias suspiró.

—Está bien, dejémoselo a las profesionales.— La sonrisa de Kaito es amable y confiable, a pesar de no liderar aquella ocasión se le veía de lo más abierto a ayudar, lo mismo para el resto. Era una oportunidad que nunca volvería a repetirse, después de todo.

Con todos sus guías virtuales y el resto de su grupo reunido, Tsukasa volvió a sentir aquella emoción antes de comenzar a idear un nuevo show. La sorpresa en su rostro se volvió una carcajada digna de él, pecho alzado y mentón en alto, listo para el nuevo reto.

¡Con el equipo adecuado no hay manera de que las cosas salgan mal! ¡Hora de robarse el corazón de su co-estrella una vez más!

[...]

Ante el sonido de la campanilla de la puerta te ves atrapado en la situación de estar abasteciendo estantes y el tener que dar tu discurso de bienvenida. Dandole la espalda al cliente desde el otro lado del mostrador es que comienzas a balancearte en la pequeña escalera para ganar algo de tiempo en lo que colocas las últimas esferas de nieve en el estante más alto.

—¿Se van ya? ¿O es que buscan algo para llevarse y así compartir la infinita alegría que nuestro reino les ha dado? ¡Están—!

—¡... en el lugar correcto! ¡Llévense su propio Phenny a casa o un pequeño pedazo de este mundo rebosante de felicidad!—

Una voz aún más energética te roba las palabras de la boca, y para cuando miras sobre tu hombro ves a Tsukasa en su llamativo atuendo para actuar. Luego de soltar una carcajada por su entrada triunfal se gira de vuelta a la puerta para voltear el letrero de "¡estamos en descanso!" antes de volver a ti con su amplia sonrisa y rostro levemente sonrojado.

—Tsu, ¿qué haces aquí? ¿No tenían un show al mediodía?— Al bajar de la escalera te saltas el último escalón para llegar hasta él en un salto más largo. Sus brazos te atrapan para detenerte de seguir avanzando y, antes de hacer algo más atrevido, se asegura de que no hubiera personas mirando a través de la puerta de vidrio. Al final sólo se atreve a poner las manos en tu cintura, haciéndote estar más alerta de un posible ataque de cosquillas.

—Siempre es bueno que las estrellas recurran a sus amuletos de la suerte antes de una actuación, ¿no crees?— Quisiste responder de forma burlona a su descarado coqueteo, pero fuiste interrumpido por el pase que se interpuso entre tus ojos y los del rubio. Los colores típicos del Wonder Stage y el logo del grupo de embajadores del parque fue lo primero que distinguiste antes de tomar aquel boleto de las manos de Tsukasa.—. Y esta es una ocasión especial, sé que es algo repentino pero, ¿vendrías a verme?... Eh, ¿vernos?—

Miras la entrada, y luego al rubio, para al final volver al par de cajas que aún te faltaban por acomodar. Meditaste un segundo antes de que la brillante mirada del chico te llamara de vuelta.

—Perdón, no creo poder ir hoy. Aún tengo que organizar mucha mercancía. Tal vez a la próxima, ¿sí?—

Pero en lugar de lucir decepcionado, Tsukasa vuelve a carcajear. Con una mano en el pecho y otra apuntándose a sí mismo es como presientes que había vuelto a planear todo un escenario.

—¡Ya tengo todo cubierto, querido tendero! ¡Admira la habilidad de persuasión de Tsukasa Tenma cuando te presente a tu relevo!—

Y justo después de eso la ancha e imponente silueta de la que distinguiste como el robot que ayudaba a los chicos en sus actuaciones entró (con mucho esfuerzo) por la puerta que se suponía era solo para el staff conectada con el pequeño almacén de la tienda de regalos.

Robo Nene alzó ambos brazos, ya estando al otro lado del mostrador y con un gorro mal puesto parecido al tuyo y al resto de tu uniforme.

—... ¿Kamishiro-san sabe de esto?—

—¡Parcialmente!— Exclamó con tanto orgullo que por un segundo pensaste que estaba bromeando, pero había tanta seriedad en su actitud que preferiste no hacer más preguntas.—. ¿Te gustaría que preguntara otra vez?—

—Tsu, no sé si sea buena idea... —

—Vamos, vamos. Será un evento especial, ¡una verdadera lástima si te lo perdieras!— Tsukasa volvió a tomar el pase, ahora frunciendo las cejas con decisión y algo precavido por tu reacción.—. Es para la última fila, el primer asiento del lado del pasillo. El mejor de todos, ¿no es cierto?—

Demonios, te conocía demasiado bien.

Con los labios fruncidos y los ojos entrecerrados es como tomas el boleto de su mano en un movimiento rápido, uno que ni siquiera sorprendió al rubio y que en su lugar sólo respondió con una sonrisa triunfante.

—Está bien, pero no me quedaré al after show.—

Tsukasa se quedó congelado en su lugar, con una mano dentro del bolsillo de su saco que ya estaba lista para sacar también el pase para backstage.

A regañadientes lo devolvió a su lugar.

[...]

El grito ahogado de Tsukasa sonó como si se estuviera asfixiando en su sitio, sus manos apretaron con fuerza el borde del telón y todo su cuerpo comenzó a temblar como si de un actor amateur se tratase.

—¡Sí vino, sí vino! ¡Está aquí!— Dijo en una mezcla de emoción y terror, asomándose por las largas cortinas del escenario y viendo lo más discretamente posible al público que comenzaba a tomar asiento en las butacas al aire libre del Wonder Stage. Al fondo del lado del pasillo, ahí estabas tú, aún usando tu uniforme.—, ¿¡pero por qué!?—

—¿Qué esperabas si fuiste a darle la entrada personalmente?— Escuchó detrás suyo, pero el suspiro de Nene no le ayudó a calmar sus nervios para nada.

Emu se le terminó uniendo, agachándose de forma en la que casi toda su cabeza salió del telón, siendo jalada de vuelta por el rubio a una reunión de equipo rápida una vez los cuatro volvieron a verse frente a frente.

—¿Qué es esto? Es como si estuviera a punto de subir a una montaña rusa, ¡no! ¡Aún peor! ¡Cómo si estuviera en una montaña rusa, me girara y viera que a mi lado está un ciempiés en el mismo asiento!— El líder no podía estar más consumido por el pánico, su mano se aferraba a su pecho a la altura de su corazón, respiraba por la boca y parecía estar al borde del colapso. Después de ese corto momento de debilidad sacudió la cabeza y se palmeó ambos lados del rostro, volviendo a su expresión intensa y llena de determinación.—. ¡No, concéntrate, Tsukasa Tenma! ¡Este será el mejor show posible! ¡Recuerda para qué pisaste este escenario en primer lugar!— Llevó ambas manos a su cintura y entonces se giró hacia la chica de vestido rosado.—. ¡Emu, ¿cómo me veo?!—

—¡Muy "wonder" y súper "hoy"!—

—¡Bien!—

Tsukasa volvió sus manos a su cintura, infló el pecho y contuvo el aire todo lo posible, con la chica de cabello rosa imitándolo.

La animada voz que provino de los altavoces dando la segunda llamada para comenzar el espectáculo los trajo a los cuatro de vuelta, pronto siendo rodeados por un par de tramoyistas repasando las indicaciones y los asistentes saliendo a poner orden en el lado de público.

Es ahora o nunca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro