•『 Impostor - Pt.1 』•
【 Among Us 】
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Parte 1
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(haha, alguien quíteme el internet,, )
Era una jornada llena de movimiento, las órdenes volaban y las misiones se asignaban sin descanso, los superiores ejercían toda la presión que podían y los líderes de los escuadrones sorprendentemente mantenían la compostura en todo momento.
Estabas consciente de lo que sucedía, era ese tipo de semanas de las que te advertían cuando estás en entrenamiento, un chequeo bimestral sobre los descubrimientos y los resultados de todas esas investigaciones de las muestras; si no había buenos resultados alguien sería removido de su puesto después de todo.
Era uno de esos días en los que los cuarteles de Mira se convertían en un lugar caótico, donde un paso descuidado te metería en problemas gracias a lo tenso que estaban todos. El estrés era casi palpable y de colores sombríos.
Y en medio del caos estabas tú, siendo apenas un miembro de uno de los escuadrones recién formados, eras blanco fácil para ser víctima del abuso de poder. Pero eso no lograba desanimarte, la oportunidad de explorar era suficiente para soportar un par de órdenes sin sentido, nada más que los típicos gajes del oficio. Lo bueno es que ahora nadie podía molestarte, estabas ocupado con una tarea que era de suma importancia (según palabras del supervisor de tu área).
Aunque no le veías lo importante a organizar ciento veintisiete informes de los intentos fallidos para cultivar piñas. No estabas en posición de replicar de todos modos, tu habilidad con la computadora fue bastante útil y para cuando te diste cuenta ya habías terminado con tus labores de ese día.
—83.— Con punta de tus pies das vuelta a la silla, una voz conocida pero con un obvio tono de cansancio llamó tu atención.
—¡Capitán!— El traje bien preservado relucía gracias su rojo característico, el casco descansaba debajo de su brazo y un poco más arriba, en la zona del pecho, se dejaba ver una placa. "S-92". Él era el líder del escuadrón al que pertenecías, responsables de la investigación de la actividad sísmica de los planetas, una especialidad que compartían.
Hace mucho tiempo habían negado tu nombre, como el de todos los demás. En servicio eras "B-83", un rango junto a un número asignado, una forma simple y clásica de calificar a cada tripulante de un sector.
Ahora que lo piensas, no conoces el nombre real de ninguno de tus compañeros.
—¿Terminando tus tareas?— Se desplazó hasta quedar detrás tuyo y se inclinó un poco para revisar el monitor, una leída rápida le bastó para ponerse al tanto.
—Si, justo esta fue la última— Guardas el archivo antes de que cualquier tragedia pasara.—. Escuché que los capitanes tuvieron una reunión con los superiores, ¿todo bien?—
—Dentro de lo que cabe— Responde.—, parece que nos quieren culpar hasta de que los planetas sufren terremotos, ¿sabes? Y también dijeron algo sobre piñas... como sea, no quiero hablar de eso ahora, aunque tampoco es que pueda contarte algo— Sacude su cabello con molestia, estresado y seguramente conteniendo las ganas de maldecir al supervisor. Te gustaba pensar que tus compañeros recurrían a ti cuando necesitaban desahogarse, aunque por su actitud podías olerte malas noticias.—, da igual, ¿dónde están todos?—
—Creo que descansando, ¿por qué?—
—Nueva misión—Lo ves estirarse con tal de liberar toda la tensión en su cuerpo antes de suspirar.—, reúnelos y diles que vayan a la plataforma de abordaje. Salimos hacia Polus en una hora. Y, por favor, revisa que todos traigan sus tarjetas de identificación.— Con la espalda recta y sus manos haciendo ademanes comienza a dictarte aquellas órdenes, como costumbre habla rápido y ya está por salir de la sala de máquinas.
—¿De nuevo? ¡P-Pero acabamos de regresar... !— Dices pero tu capitán sólo deja salir una risa cansada.
—Bienvenido a Mira, 83.—
[...]
—¡Esto es explotación!— El gran baúl metálico y con acabados minimalistas hace un escándalo cuando es pateado. El golpe logró abrirlo y la mayoría del equipo soltó un suspiro al ver que la cerradura tendría que ser reparada de nuevo. Uno por uno fueron sacando sus mochilas.—Tener que bajar todos esos malditos pisos para llegar a las naves, exponiéndonos a toda esa radiación y aire contaminado, ¡¿para qué!? ¡Para subir a otra nave que nos llevará a la base que está en un rincón abandonado por dios!— Aún y cuando colocó el casco sobre su cabeza sus reclamos no bajaron de volumen. Aquel traje negro tenía parches en la zona de los brazos gracias a muchos descuidos, en contraste estaban otros bordados como adorno, lo único que no estaba modificado por su dueño era la placa en su pecho, "A-57".
—Eres tan negativo, ¡vamos, Polus es un lindo lugar!, ¡es el único planeta donde hemos encontrado nieve!— La chica de energética voz tomó del maniquí su traje, rosado brillante, y se las había arreglado para unir una flor artificial a un costado de su casco, una especie extinta pero que había visto alguna vez en un libro, incluso su placa era la que estaba en mejor estado, "C-23".—¿Seguirá en pie la última escultura que hice?—
—Quejidos e ideas para jugar, ¿olvidaron a lo que vamos? Cada misión es importante— Un traje verde oscuro inmaculado, sin ninguna arruga, alguien creería que es nuevo si no viesen el número asignado de su portador, "A-19". Antes de colocarse el casco cambió sus anteojos de pasta a unos lentes de contacto, siempre pensabas que parecía otra persona.—. Debes mantenerte en movimiento en Polus, hace tiempo leí una vieja bitácora de un escuadrón donde todos perdieron las piernas luego de que se les congelaran, fueron degradados a ser sujetos para experimentos.— De alguna manera sabías que estaba sonriendo detrás de ese cristal opaco.
—Eso es sólo una historia que le cuentan a los novatos en su primer, ¿v-verdad?— Un traje amarillo lleno de arrugas y con manchas de sustancias que no habían sido removidas a tiempo. La placa estaba de cabeza desde el primer día que se colocó, por lo que era un error que lo perseguiría por siempre, "B-44". En su espalda seguía la nota adhesiva que tenía escrita con marcador "Dum". Cortesía de 57.—A usted también le hablaron de esa tripulación perdida en su primer día, ¿cierto, c-capitán?—
—Si, aunque en la versión que me contaron la comunicación se cayó por un sismo y quedaron tantos días varados que se comieron sus piernas.— Alzó los hombros demostrando su desinterés, esa respuesta no era lo que 44 buscaba. Tragó saliva sonoramente, no iba a poder sacárselo de la cabeza en un rato.
—¡Genial! Otra razón para no aceptar misiones así— Sacudes la suciedad de tu traje en la zona de las rodillas, el piso de esa pequeña nave estaba lleno de tierra y el color blanco no ayudaba mucho.—, ¡83!— Te sobresaltas por el regaño y la última nota de la melodía que tarareabas sale desafinada, la tableta que reposaba en tus manos casi sale por los aires.—¿Cuánto falta para salir de este basurero?—
—Suponiendo que estamos en velocidad crucero deberíamos... —Presionas la pantalla un par de veces antes de tener el resultado.—¿Uh? Ya llegamos.—
Como si hubiese sido planeado, las únicas compuertas de la pequeña nave se desbloquean para deslizarse, dejando a la vista el interior de la Skeld.
[...]
—Todos presten atención— Antes de que tan siquiera tuviesen la idea de dispersarse el capitán llamó a una reunión improvisada en medio de la cafetería. Su voz cambió a ser la autoritaria, llena de intensidad.—. Sus tareas ya fueron asignadas, tienen la lista en su tabletas— La mayoría de ustedes confirmó lo que decía, encontraste las tuyas y mentalmente repasaste a dónde tendrías que ir.—, terminen sus tareas, repórtense y no le estorben al resto, ¿entendieron?— Una respuesta afirmativa al unísono. 92 sonrió con orgullo.—Todo listo, retírense— A pensar de lo que había dicho apenas dieron media vuelta para ser interrumpidos de nuevo.—. Y... si encuentran algo sospechoso o fuera de lugar, repórtenlo... —
19 clavó su mirada sobre ti (o eso pensabas, el casco no te dejaba saber con certeza), parecía preguntarte algo en silencio, supusiste lo que era pero sólo tenías información suficiente como para alzar los hombros al no saber mucho más que él.
El ambiente se tornó extraño, no necesariamente amenazante, pero si incómodo. Por lo mismo nadie cuestionó algo al respecto y pensaron que sería mejor seguir por su lado.
Tenías una corazonada, sin fundamento o razón, como ese sexto sentido que te advierte del peligro pero que a la vez te hace parecer paranoico.
Tal vez le estabas dando muchas vueltas al ánimo de alguien que sólo ha tenido un mal día.
Eso querías pensar.
Lo ves encaminarse en dirección contraria al resto, al centro de Armas podrías suponer. Tragaste saliva y dudaste en dar el primer paso para seguirlo.
—83— Te detuviste.—, ¿me ayudas con el galón de combustible del almacén?— La pequeña mano de 23 se posó en tu brazo y con ese pequeño gesto te había devuelto a la realidad.—¡Claro, haré una de tus tareas a cambio!—
—¿Uh? Ah, si, ya voy... —
Tal vez luego.
[...]
—Y entonces debería... ¡eso!— Dejaste a un lado la cubierta del cableado. La zona de navegación estaba desolada y era una de las últimas tareas que te quedaban.—Amarillo con... — Comenzaste a murmurar, atento a lo que hacías, ese cableado estaba completamente deshecho, los colores no coincidían y algunos estaban expuestos. Estabas teniendo más cuidado de lo usual.
44 llegó de la nada y del mismo modo se fue luego de configurar las coordenadas del viaje, te saludó y se despidió pero sin querer lo habías ignorado.
¡Listo! Terminaste, otro trabajo bien hecho, una satisfacción agradable te invadió, lo único malo es que los guantes de tu traje estaban comenzando a acumular mugre, ahora parecía gris.
Cerraste la ventanilla que resguardaba los cables y te dispusiste a revisar el resto de tus tareas.
Caminaste de un lado a otro en Navegación para apreciar un poco la vista escueta, nada más que el vacío del espacio; tantas eran las cosas allá fuera que incluso cuando todos tengan que partir no hay seguridad de que alguna vez ya no quede algo por descubrir. Era intrigante, y algo aterrador, pero esa era la belleza del universo.
También te gustaba pensar cómo eran los humanos antes de tener que mudarse a las alturas, evadiendo la radiación de la tierra y el aire contaminado. Cómo fueron alguna vez los animales domésticos y las plantas de las que se alimentaba, ¿era cierto que peleaban mucho entre ellos? ¿será verdad que tenían cinco dedos en los pies?
El futuro y el pasado eran asombrosos.
La sonrisa soñadora de tu rostro se esfumó a una mueca, un chirrido metálico apenas audible reclamó la atención invadiendo el silencio de aquella sala. Pensaste en que sería una pieza de las mesas de control pero pronto habías mirado acusadoramente a la ventilación.
Al principio lo hacías en broma, pero cuando otro sonido (más parecido a un quejido) salió desde el interior sentiste como el corazón se te iba a los pies.
¿Un animal? ¿Un intruso? ¿Algo que se había atorado? ¿Un fantasma? ¿Una avería?
Tus dedos se aferraron a una de las herramientas que antes colgaba en tu cinturón, ahora es un arma de defensa propia.
¿Deberías investigar qué es o llamar a una reunión de emergencia?
La reunión, no hay que arriesgarse.
Al salir de Navegación el pasillo se divide en dos, el camino más rápido a la cafetería es por la derecha, además de que por el lado izquierdo se encuentra otra ventilación.
Esa cosa podría atacarte.
No, no, no, tranquilo. Estás exagerando, debe ser un asteroide atorado o algo así. Lo último que necesita el equipo eran dos personas actuando raro.
Conectada con la cafetería está la sala de las armas de la nave, ibas a pasar de largo pero la fuerte presencia de alguien llamó tu atención. Una silueta envuelta en rojo y puesta de cuclillas a un lado de la ventila.
Era el capitán.
—¿Capitán?—
—Shhh... — Te acercas hasta que puedes ponerte de rodillas a su lado, no traía su casco y su rostro se veía algo de desconcierto, casi miedo. Se inclinó un poco más para acercar su oreja hasta que casi rozó el metal.—También lo escuchaste, ¿verdad?—
Otro ruido resurgió de la ventila, sonaba como una secuencia de pasos, pensaste en alguna criatura cuadrúpeda, una mascota de alguno de tus compañeros que haya sido traída como polizonte. Al final aquel patrón se detuvo lentamente hasta desaparecer, como si se alejara de donde se encontraban.
¿Estaba consciente de que la buscaban? No parecía buscar una salida, no estaba intranquila trabajando de salir.
—¿Qué demonios están haciendo?— Una voz inesperada llega desde sus espaldas, casi pierdes el equilibrio para caer de cara pero tus manos lograron extenderse a tiempo. No fue difícil distinguir el tono irritado de 57.—Michael, si tienes tanto tiempo como ver el piso mejor ve a limpiar los filtros de oxígeno.—
—¿Michael?— Un nombre, era tan raro escuchar uno en lugar de un número. El de traje negro parece caer en lo que había dicho, se arrepiente y cruza los brazos al negar con la cabeza.
—S-92, el capitán de equipo, líder del escuadrón de tontos, ¿quieres que sea más específico?—
—¿De verdad estás tan molesto para llamarme así? Casi suenas como esos ancianos— Se levanta hasta estar sobre ambos pies de nuevo y da un tirón a tu traje para que hagas lo mismo, aunque casi te había logrado cargar con una sola mano.—. Y no deberías hablarme de esa manera tan familiar enfrente de los de menor rango, ¡me perderán el respeto!— Su mano izquierda busca su casco y la derecha la pone sobre tu hombro para sacudirte un poco, de alguna manera sientes que estás en la línea de fuego. En ese pequeño instante vuelve a ser el mismo, energético, molestando al segundo de mayor jerarquía en el equipo. Un impulso que no pudiste explicar te dijo que debías correr.
—No es como que haya algo en ti que sea respetable— Michael sólo ríe como respuesta.—¡83, piérdete!— Señala a sus espaldas, la cual es la entrada a la cafetería, de inmediato recordaste lo que realmente buscabas pero no tuviste la oportunidad de hablar, 57 arrojó tu tableta perfectamente para que la atraparas, no te habías enterado del momento en el que la dejaste sobre la maquina. Por alguna razón te quedaste ahí parado, esperando algo más; 57 gruñó.—¡Oye, no seré el capitán detective pero sigo siendo un superior! Ve a terminar tus tareas.—
—Esta vez tiene razón— Recibiste una palmada en la espalda como si fuese una señal de derrota.—. Sigue con lo tuyo, luego cazaremos a esa rata de la ventilación.—
—A... la orden.— Un tono de duda fue evidente, no pudiste disimularlo en lo más mínimo pero al menos agradecías el cristal opaco de tu casco, no había manera de que leyeran tu expresión en ese momento.
Saliste a paso apresurado de la sala para ir hacia tu siguiente tarea. Tus hombros se relajaron y te percataste de lo tenso que estabas hace un segundo.
"Cosas de superiores", pensaste.
[...]
El aparato se resbaló de entre tus dedos, no se cruzó por tu cabeza que podría romperse, simplemente había ocurrido. Tus desconcierto fue lo que causó aquel accidente, una bitácora ajena que describía una situación que sonaba improbable.
¿Impostores?
Un descuido de 57, en lugar de lanzarte tu tableta había sido la del capitán la que había terminado en tus manos. No lo notaste hasta que terminaste el resto de las tareas que le correspondían al de traje rojo, seguiste explorando en los archivos hasta que encontraste cosas que no recordabas alguna vez haber escrito.
"Bitácora de S-92, equipo de revisión de actividad sísmica, rama delta."
Era el encabezado junto a la fecha de hoy.
"La ultima reunión se llevó a cabo en el piso 1-11 de los cuarteles generales de Mira, dirigida por XXXXX. Una introducción al informe completo de los avances de cada rama en los laboratorios de investigación. Sin percances."
"El segundo tema a tratar fue lo alarmante. Se nos advirtió a cada capitán la revisión exhaustiva de nuestros tripulantes junto a la comprobación de identidad, sin sacar a la luz la situación. Se cree que los parásitos infiltrados van en aumento desde la última exploración por parte del equipo encargado de la revisión del clima en el planeta XXXXX, la teoría en la que todos coincidimos es que la Bahía Médica de la base tuvo un fallo que no fue reportado por su guardián."
"Es casi imposible poner todas esas nuevas reglas y políticas de un día para otro sin que sospechen, no sé en qué están pensando... No quiero alarmar al resto por lo que no les contaré, tampoco quiero sospechar de nadie, la paranoia es lo que atrae el caos; he adoptado un método menos agresivo, mantendré al corriente cualquier actividad sospechosa en los perfiles de cada tripulante."
Su última nota fue hace poco menos de media hora.
¿Parásitos cambia formas? ¿Una raza que puede suplantar a quien sea? Por favor que esto sea una broma, estabas durmiendo, ¿cierto?
Sin aviso alguno todo te parece irreal y unas intensas náuseas trajeron grandes cantidades de saliva que avisaban el vomito, un sabor amargo que mareaba. Palmeaste tu cuerpo, ¿estabas infectado? ¿Hay un parásito alimentándose de ti y no lo sabías?
De adentro hacia afuera. Tal vez las novelas de los antiguos humanos no eran tan descabelladas.
Por lo que leíste no parecía que supiesen mucho sobre las criaturas más que lo que son capaces de hacer, había probabilidad de que incluso hubiesen habilidades que nadie conocía aún, ¿parásitos? ¿por qué no huéspedes? Ver cómo el cuerpo de un tripulante se degrada lentamente debería ser una señal, en caso de que fuese un huésped sería más fácil explicar las infiltraciones y todos los escuadrones asesinados.
¿Hasta dónde deben los capitanes obedecer esas órdenes? No parecía importarles la seguridad de los tripulantes, tal vez sólo se les advertía a los de mayor rango para que los de menor no disminuyeran el ritmo de trabajo.
¿57 lo sabe? ¿19 lo sabe?
Espera, si eso es verdad entonces ustedes son sólo desechables, ¿no es cierto? La integración diaria de los nuevos sigue su flujo por eso, es la utilidad de sus vidas hasta que la mala suerte de ser atacado por uno de esos parásitos diga lo contrario.
¿Por eso el capitán actuaba tan raro? ¿Era la culpa que ya no soportaba la que intentaba dar señales? Las órdenes deben ser tan estrictas que no tuvo otra opción.
¿O es que no lo dijo para protegerse?
¡Todo este tiempo fueron guiados por un impostor!
¿Alguna vez conociste al verdadero S-92? Aquella pregunta te atormentó más de lo que esperabas, puede incluso que no sea sólo él, dos impostores entre un escuadrón tan simple como el de actividad sísmica, ¡era una batalla perdida!
No, no, no, recuerda las notas, desconfiar de todos sólo es paranoia que trae caos, no debes dar por hecho qué hay un impostor sin pruebas, el razonamiento lógico era la única forma que tenías para llevar esta situación.
"¿Pero puedo confiar en las notas de un traidor?"
"¡No estás ayudando!"
Por ahora lo único que tienes que hacer es pretender.
Es cómo mentir. Eres bueno en eso.
Tomas asiento en la silla frente al gran monitor de la sala de Seguridad y abrazas tu casco. Esto era todo lo que tenías, tu trabajo, tu entrenamiento en investigación y adaptación, tus compañeros, todo eso podría irse por culpa de una raza que ni siquiera conocías por completo.
El espacio es igual de cruel a cómo es de hermoso.
Para despejar un poco tu mente comienzas a revisar las cámaras, 23 entra a administración y queda fuera del rango de visión, 19 parece ir junto a 44 mientras charlaban hacia la cafetería cruzando el mismo pasillo donde antes estaba la de traje rosado.
No querías admitir que estabas buscando cualquier gesto que pareciese sospechoso.
"Ese no es tu trabajo, mejor no te entrometas", es lo que piensas antes de que una señal de alarma se encendiese en tu cabeza, 92 y 57 van a paso algo acelerado por los pasillos, en una división cada uno entra a una sala para salir casi de inmediato, reconoces tu tableta en las manos del capitán aún con la mala calidad del video.
Te estaban buscando.
Actúa natural, actúa natural, sólo terminaste tus tareas (las cuales no eran las tuyas) y quisiste matar el tiempo viendo las cámaras, ¿suena creíble? ¡Claro que no! ¡Debías irte a la cafetería cuando terminaras! Estás perdido, sientes como si estuvieses siendo perseguido y ahora estás acorralado.
¿Debes confesarlo o debes pretender que no pasa nada?
No puedes recurrir a nadie para tomar la decisión.
Sigues en las cámaras y esperas hasta el momento en que te encuentren, mientras más relajado aparentes estar mejor.
Te remueves un poco en el asiento, ¿por qué sólo había cuatro cámaras para una nave tan grande como el Skeld?
Un escalofrío te atacó, parecido a un mal presentimiento. Agudizaste el oído, no distinguiste pasos exactamente, sólo el sistema de la computadora sobrecalentándose y trabajando al mismo tiempo.
Diste vuelta en la silla y miraste alrededor, nada parecía estar fuera de lugar, tu desconcierto sólo aumentó. La habitación estaba a oscuras, la única iluminación era gracias a la gran pantalla del monitor, por lo que un poco más allá de tu lugar comenzaba a ser opaco como para apenas distinguir siluetas
Entonces escuchaste el rechinar de algo metálico.
En la esquina más lejana, donde podrías asegurar la ubicación de una ventila.
No era una rata, ¿verdad? Intentas razonar un poco, tal vez el crujido por la oxidación del metal, algo común cuando el material se encuentra en temperatura cambiante, la falta de mantenimiento podría ser, o incluso unos tornillos mal puestos.
Algo está saliendo del piso...
Una silueta humanoide, que saca primero un brazo y luego el otro, lento, sin prisa alguna por lo que podías distinguir.
Tus dedos se aferran a ambos descansa brazos de la silla, la espalda se te poner recta al igual que los hombros, sientes tu lambió inferior temblar por el terror, ¿puedes darte el gusto de hiperventilarte al respirar de esa manera escandalosa?
Tu voz no sale, de ser así ya estarías gritando por ayuda, a este punto no te importaría si te encontrarán. No habría forma de mantener en secreto el tema de los impostores luego de algo así.
¿Aunque qué te aseguraba que por ser más de una persona esa cosa se detendría? Nada en realidad.
Puedes sentir lo cerca que estás de desvanecerte.
—¿83?— Aquel llamado pareció una amenaza para la silueta, pues a comparación de cómo estaba entrando se fue a la velocidad de la luz, sorpresivamente la puertilla no hizo ningún impacto escandaloso. Tu corazón estaba acelerado, pero al ver al capitán entrando a la sala todo pánico se esfumó. Tanto como para recuperar el aliento.—¡Hey, al fin te encuentro! ¿No debías irte a la cafetería con el resto?— Una expresión de curiosidad genuina se asomó en su rostro, recordaste como hace un segundo estaba impaciente por encontrarte.
—C-Capitán... —
Una llegada perfectamente coordinada, es cómo si el universo quisiese decirte que podías confiar en él.
El capitán no es el "impostor".
No, no, puede que el cansancio te haya hecho ver cosas, no debes dar por hecho que hay uno entre los miembros del equipo, no tienes pruebas más que la paranoia que un montón de notas te dio.
—¿Lo encontras-? ¡83!— El traje negro del segundo en la jerarquía apenas se distinguía gracias a la poca iluminación, con la disponible lo viste encaminarse a paso firme hasta donde estabas. Preveías una masacre.—¿Eres tonto o te falta oxígeno? ¿¡Por qué no regresaste la tableta al ver que no era la tuya?!—
—Lee, cálmate, ¿quieres? Tú fuiste quien le dio la equivocada—"Otro nombre", es lo primero que piensas.—. Lo que 57 quería preguntar era... —Te sientes como un niño al que le intentan explicar algo complicado. No sabías si apreciar la calma con la que quería llevar ese asunto o simplemente te veía cara de ingenuo. Aplaudió una vez y la puntas unidas de ambos dedos medios de cada mano terminaron rozando su mentón, sus ojos repasaban los archiveros en busca de palabras útiles.—... no leíste nada de lo que tenía en la tableta, ¿o si?—
Tomaste aire, ibas a ser honesto.
—¡No estás en problemas! Fue un accidente, pero— Sin los cascos el contacto visual no era fácil de evadir de manera disimulada, te diste cuenta de la poca costumbre que tenían de verle la cara a los demás.—, necesito saberlo, (T/N).—
Era tan raro escuchar esa palabra.
Era tu nombre.
La mejor prueba de tu humanidad, lo que te reconoce como persona, una pertenencia única que no puedes dar y que tampoco puede ser arrebatada.
Sólo evitada.
—Yo... lo leí. Lo de los impostores, lo lamento... —
Lee soltó una maldición al aire.
Michael suspira y agradece tu honestidad.
—Justo hoy. Justo yendo a Polus, maldita sea, perfecto.— El cabello pelirrojo del de traje negro termina desaliñado cuando sus manos enredan los dedos entre los mechones para peinarlo hacia atrás. Aún soltando maldiciones sale de Seguridad.
—Bien, um... Por ahora eres el principal sospechoso.—
¿Eh?
—¿Eh?—
—Si, bueno, no se supone que lo sepas y no puedo arriesgarme a que le cuentes a los demás, incluso si no es tu intención. Entonces... — Suelta una queja, más como una rabieta, ambas manos se pasan por su cabello rubio para poder concentrarse. Tiene un gran dilema que no sabe resolver. Aún con años de ser líder cosas así siempre fueron su peor debilidad.—Maldita sea, (T/N), no quería desconfiar de ustedes... —
Parece que hablar sólo trajo más problemas.
—¡De acuerdo! ¡Escúchame, B-83!— Se venía un buen plan.—Te mantendrás en confinamiento en la Bahía Médica hasta llegar a Polus. Justo ahora estás en peligro porque lo sabes, pero también eres peligroso porque lo sabes.—
—Oh, entiendo, ya.—
"El capitán es asombroso.", fue lo primero que se te vino a la mente.
—Por ahora quédate donde pueda verte.—
Y entonces luces se apagaron.
Escuchaste al de traje rojo maldecir por su mala suerte.
—¿Las baterías murieron? ¿Incluso las de reserva?— Podrías jurar que todas estaban abastecidas, una de tus tareas había sido calibrar el distribuidor de energía. Por alguna razón susurraste, no querías que te encontraran, ¿pero a quién querías evitar exactamente?
—No, ya nos han reportado sobre esto— Su tono de voz te alarmó, uno realmente intimidante y serio a partes iguales. Antes de que siguiera hablando utilizó la tenue luz de la pantalla de tu tableta original para iluminar sus pies.—. Es un sabotaje.—
—Los demás no lo saben, ¿no deberíamos buscarlos primero?— Tu sugerencia no parece llegarle, justo cuando intentaste caminar unos pasos para acercarte a la salida fuiste retenido cuando el rubio te tomó del brazo con un poco de brusquedad.
—Esa cosa pudo suplantar a uno, lo que menos necesitamos es que nos acorrale en la misma habitación— Eso no tenía sentido, no sabías si era por su razonamiento lógico más entrenado o porque simplemente seguía siendo otra cosa del protocolo.—. 57 ya demoró en restaurar la electricidad... — Estabas adivinando pero podrías decir que por su mente se cruzó la posibilidad de que su amigo ya fuese historia.
Tal vez no él necesariamente.
Los rostros descubiertos del resto aparecieron como un destello en tu cabeza. Los grandes ojos de 23 llenos de vida, el porte excéntrico y tono sarcástico de 19, la forma en la que 44 se escondía detrás de quien pudiese cuando se sentía nervioso; pequeños gestos que habías asociado con cada uno y, si bien no sabías mucho sobre ellos, no te importaba en lo más mínimo. Eran humanos, eran tus compañeros, y eso te bastaba como para querer velar por ellos.
Es por eso que desconfiar de alguien era una montaña rusa de emociones. Una mezcla de pánico y tristeza, también los peores nervios que puedas imaginar, tal vez incluso más allá. Pues si bien existía la posibilidad de encontrar al impostor también podrías equivocarte, señalar al incorrecto mientras que el verdadero observa cómo se destruyen mutuamente.
Sería hacerle el trabajo más fácil.
Todo parecía consumido por la oscuridad y los deprimentes tonos apagados, la luz reclamó cada extremo de la nave cuando la energía finalmente había sido restaurada. El cambio de iluminación irritó la visión de ambos y por tu lado tuviste que cubrir tus párpados unos segundos.
Te asomaste por el pasillo, no parecía haber nadie en la sala del reactor, pero si en la zona del motor inferior, el chico de traje amarillo siendo seguido por el de verde. Divisaste a 44 y te encaminaste hacia ellos, ambos se veían aliviados una vez encontraron al capitán junto contigo.
—¡83!— Después de estar siendo acompañado por alguien superior era de esperarse que los nervios de 44 se disparasen. Aceleró unos pasos a penas para llegar frente tuyo.—¿Por aquí también se fueron las luces? ¡No pensé que la nave más segura de Mira fuese tan aterradora a oscuras!— Trae su casco mal puesto, desde fuera parecía que tenía la cabeza torcida.
—¿Están bien? ¿Dónde está 23 y 57?— 19 parecía preocupado, pero algo en su mirada te decía que era más curiosidad.
—Primero, ¿quién repuso el sistema eléctrico?— El capitán pregunta y por la jerarquía tiene derecho a obtener primero una respuesta.
—44.— Responde extrañado y apuntando al tripulante que estaba hablándote sobre cómo casi se rompe la pierna cuando una ventila abierta atrapó su extremidad al no ver por donde iba.
44 había terminado sus tareas y había acompañado a 19 a la cafetería, ¿qué hacía en el área inferior de la nave?
El de rojo comenzó a murmurar desde su sitio, estaba pensando lo mismo que tú y la culpa de tener que sospechar de su tripulación lo atormentaba.
La persona que estaba tartamudeando y que temblaba por los nervios podría estar fingiendo.
Una emoción negativa tomó el control en ese momento, rechazo, algo de asco, quisiste apartar al de ropaje amarillo un poco pero se aferraba a tus brazos con sus manos temblorosas. Por primera vez se te hizo extraña la cercanía con la que acostumbraba expresarse.
¿Qué tan cerca cómo para estudiarlos?
"Aléjate." Quieres decirle, pero temes una reacción explosiva.
—L-Los fusiles estaban mal colocados, pero no eran milímetros, realmente estaban fuera de sitio, como si algo los hubiese desordenado— 44 siempre había sido de hacer muchos ademanes, se expresaba mucho con su cuerpo y más cuando sabía que no podían ver su cara, pero ahora parecía realmente exagerado.—, no vi a nadie salir de ahí; y también hay que revisar la ventilación, ha estado haciendo ruidos extraños... —
—También los he escuchado.— Dice 19, cruzado de brazos y asintiendo.
Ibas a contribuir pero Michael se te adelanta con toda la intención de no dejarte hablar.
—Ustedes regresen a la cafetería, iré por 23 y por 57— Sus palabras eran claras y su tono era aquel que daba escalofríos, la cosa iba en serio.—, camino allá dejen a 83 en la Bahía Médica.— Un empuje ligero e inesperado llega por detrás de tu espalda para que caminaras. Parece que aún no se disipaban sus sospechas.
—¿Te sientes mal?—
—¿Uh?... Si, uhm, debe ser algo del oxígeno de mi casco, me he estado mareado cuando lo traigo puesto... — Apuntas hacia aquella parte de tu traje y la tocas apenas, descansando sobre la mesa. Parecen convencidos.
—Lo llevaremos, no se preocupe— A pesar de la formalidad de 19 el capitán no responde de vuelta, apenas asiente con la cabeza un instante antes de que saliese impaciente en la dirección contraria.—. Realmente lo hiciste enojar, eso es nuevo.— Susurra, un aire sarcástico viene con su comentario y sólo puedes reír de la misma manera seca para empezar a ser escoltado.
En la Bahía Médica hay una ventilación, al igual que en la cafetería, ¿separarse era la mejor opción?
Si alguien ve algo sospechoso lo reportara, eso debía incluir...
—... cuerpos.—
—¿Dijiste algo, 83?—
—¿Uh?, no, no, sólo me duele la cabeza, ¡ya pasará!— Si el capitán pudo mantenerse tranquilo todo este tiempo sabiendo sobre los impostores, tú también podías. Se lo debes, y más después de que no te expulsara de la nave.
[...]
Habías olvidado que en la Bahía Médica también había una rendija de ventilación.
—Oh, dios, oh, dios, ¿qué clase de tortura es esta, capitán?—
Piensas en lo sospechosos que sería mover una de las camas hacia aquella esquina, no habría forma de explicarlo si alguien entrara, pero te sientes tan desprotegido que parece que el riesgo vale la pena.
La única entrada estaba cerrada (indicaciones de 92) y no podías escuchar nada que viniese del otro lado de aquellas grandes placas de metal.
Actualizas el apartado de mensajes de tu tableta, nadie preguntaba nada y tampoco se comunicaban por ahí. Tal vez ya estaban todos reunidos y no había necesidad de utilizarla, tal vez el capitán quería asegurarse de que no pudieses enterarte de la situación por ahora.
¿Qué planeas, S-92?
Una luz rojiza remplaza lo inmaculado de la iluminación clara y capta tu atención inmediatamente, parpadea, y poco después una escandalosa alarma parecida a la que antes se utilizaba para alertar tsunamis retumba en tus tímpanos.
Otro sabotaje.
Tu primer pensamiento no es otro que salir de ahí, era una distracción, algo para que todos centrasen su atención y bajasen la guardia. Desobedecerías, y tal vez las sospechas aumentarían, pero nada era peor que imaginar aquella ventilación siendo abierta como la última vez.
Dos pasos, eso fue lo único que pudiste avanzar.
Una sensación molesta invade tu pecho, abres la boca todo lo que puedes para respirar con fuerza, pero un vacío te lo impide. El poco aire que tenías se te escapa por la exaltación y en menos de un par de segundos la debilidad te invade.
El oxígeno.
Saboteó el oxígeno.
No alcanzas ni a caer de rodillas, es un impacto de lleno contra el frío suelo metálico. Las ideas van a mil por hora y la desesperación te hace buscar una salida.
Tu casco, se encuentra al otro lado de la nave, abandonado en la sala de vigilancia. Esperando por su dueño.
No, no, no, no, no, no...
Los ojos empiezan a fallarte y la poca visión que conservabas estaba totalmente desenfocada, casi todo era esa luz roja alternando de vez en cuando la oscuridad. Una mínima cantidad de fuerza restante es gastada en arrastrarte hacia la puerta. Eso era todo.
"No cierres los ojos, no te duermas." Es lo único que te puedes ordenar en ese momento, pero la verdad son indicaciones hechas en vano, parpadeas seguido, demasiado, la sensación era parecida a estar bajo el agua, flotando, con todas las extremidades relajadas, hasta que regresas a la superficie sin esfuerzo.
La presión en tu pecho crece hasta llegar a tu garganta por ende tus dedos se tensan y algunas articulaciones se contraen ante el esfuerzo por la falta de oxígeno.
Es una muerte tan lenta para alguien así de impaciente.
—¡Abrela de una vez, por un demonio!—
—¡Eso hago, cierra la boca!—
Se presenta el primer delirio, unos murmullos lejanos, voces conocidas, deben ser los típicos recuerdos que puedes ver nítidamente cuando estás por morir. Todos esos mitos de los humanos terrestres son reales, eran personas de verdad geniales, pero cayeron en la confianza de que siempre tendrían su tierra bajo sus pies.
Así como tú creíste que podrías respirar tranquilamente en el espacio.
Los murmullos son cada vez más nítidos y una serie de estruendos se propagan gracias al suelo metálico. El paisaje nublado deja de ser totalmente rojo y los tonos claros recobran su posición, dos siluetas de colores confusos aparecen de la nada para al final sentir que te alejas del piso.
—¿Él... ?—
No puedes ver nada en un inicio, pero luego un reflejo se expande por tu pecho, como si hubieses logrado regresar a la superficie. El aire entra precipitadamente a tus pulmones y la sensación es tan agradable como dolorosa, toses, un ataque en toda expresión de la palabra y la adrenalina atrasada comienza a recorrer tu cuerpo, llevando el oxígeno a todos los rincones por tu presión sanguínea acelerada.
Estabas vivo.
Estabas temblando.
Alzaste la mirada para encontrar a 57 y a 19, ambos con su traje completo, el primero parecía estar exaltado, el segundo más bien en trance.
—¿83? Oye, oye, ¿me escuchas?— Los nudillos del de traje verde golpearon tu casco, el interior retumbó un poco.
Quisiste responder pero seguías con el corazón acelerado. Demasiado cerca, no quieres experimentar esa sensación de nuevo en tu vida.
—¿Q-Qué fue lo qué pasó?—
—El filtro de oxígeno y su suministro fueron cortados, creemos que por la misma persona que saboteo las luces.—
—¿Persona? ¿No había sido un descuido?— Podías apostar que, por su pose, la expresión de 57 era una completamente aburrida, como si ya se esperase el cuestionario de 19.—¿Entonces estos accidentes son sólo bromas?—
—¿Va a decirle... ?—
—¿Decirme qué?—
—92 lo hará de todas formas, da igual si lo sospecha desde antes.—
—Esperen, ¿de qué están hablando?—
—Más que bromas, fueron intentos de homicidio, como puedes ver— El de traje negro te señala y la atención del de verde recae en ti, con cuidado te ayuda a levantarte y por su silencio sabes que está analizando toda la situación. Así es 19.—. Y tú, no vuelvas a dejar tu casco donde sea, si no fuera porque lo encontré y recordé que estarías aquí hubieras sido un punto a favor para ese maldito parásito.—
—Lo siento... — Tu calma duraría poco cuando recordaste el momento exacto en el que el capitán te ordenó por primera vez quedarte en la bahía médica. 57 había abandonado la sala cuando supo que estabas consciente de la situación de los impostores, ¿cómo sabía si 92 lo estaba buscando?
Tal vez pudo haberle contando, parecía que Michael confiaba en él como para tenerlo al tanto de todo, pero algo en la forma en la que lo había dicho no te agradó. Las palabras, la manera en que había sido la llamada de atención, es como si él hubiese estado ahí.
Parece que la paranoia va a aumentar luego de esa experiencia cercana a la muerte.
[...]
Incluso con un ambiente así de tenso, 23 no dejaba de balancearse.
Todos estaban reunidos en la cafetería, el botón rojo resguardado por una simple cobertura de plástico resistente era su única protección. La alarma había sido activada y una reunión de emergencia estaba en curso.
Más bien era una competencia de miradas.
19 se ve confundido, también molesto por no saber qué ocurre.
44 mira hacia todos lados, no quiere darle la espalda a nada.
23 está tarareando la canción que le enseñaste, estaba en su propio mundo.
57 está cruzado de brazos, resignado.
Y 92 está revisando algo en su tableta, teniendo dificultades por la pantalla rota. Su entrecejo estaba fruncido y de vez en cuando habla entre dientes.
El viaje se estaba haciendo eterno.
Piensa en algo, piensa en algo, finge que no sabes nada. La mirada penetrante y hambrienta por respuestas de 19 te calaba, como si se tratase de una luz quemando un costado de tu cabeza. Estabas por ceder hasta que analizaste la silueta de la mesa, redonda, una circunferencia perfecta. Sin lados opuestos y por ende los asientos no importaban, no había jerarquía en los puestos, sólo el azar de dónde quedaría un espacio para ti.
La mesa está llena.
Si alguien en verdad fuese el impostor y tuviese que ser expulsado...
Ese espacio vacío sería doloroso de ver.
—Capitán, con todo respeto, creo que hablo en nombre de 44 y de 23 cuando digo que merecemos saber lo que está ocurriendo.—
—¡Y-Yo no tengo problema! ¡Guarden todos los secretos que quieran!—
—¿Ocurriendo? ¿Han visto cosas raras?—
—¿Hablas en serio, 23? La electricidad cortada y el sistema de oxígeno estropeado, debiste haber sospechado algo por lo menos, ¡83 casi muere!—
—¿¡Eh!?— La de traje rosado se gira hacia ti, buscando una respuesta que no te atrevías a dar. Aquel silencio la llevó a apoyar su mano sobre tu antebrazo, sobando un poco. Le sonreíste pero ella no pudo verte.—Pensé que eran... averías comunes, ¿vieron el número de serie de la nave? ¡Es prácticamente una reliquia!—
—Ese no es el punto— 19 da un golpe en la mesa pero tanto 57 como 92 no responden ante la provocación.—. Tenemos que saber qué está pasando.—
—No, no tienen, así que-
El pelirrojo fue interrumpido.
—Alguien de aquí es el culpable, un impostor si lo quieren llamar así.— Las palabras directas del capitán te alarmaron, igual que a 57, pero lo que sin duda se llevaba el premio eran las expresiones confundidas del resto.
—¿Impostor?—
—¿No son sólo rumores?—
—¿¡Por qué esconderían algo así!?—
Las preguntas atacaron y Michael se dio el tiempo de responder todo lo que estuviese a su alcance.
Todos están aterrados ahora, expresiones genuinas, eso parecían, la diferencia entre creerlas o no era mortal, un paso en falso y el que faltaría en la mesa sería un inocente.
Quieres vomitar, pero ahora tienes fobia de quitarte el casco, incluso si es sólo un segundo, ¿tal vez eras el primer objetivo? ¿el impostor recordaba que no eras fanático de tener tu casco puesto todo el tiempo?
—¿Parásitos cambia formas?... — La voz, normalmente energética de 23 sale entrecortada. No había forma de sacarle el lado positivo esta vez.
—Alguien fue suplantado... — Sueltas sin pensarlo y parece que empeoraste el ánimo de los que recién se enteraban.
—Eso suena muy i-improbable, quiero decir, ¿por qué tanto esfuerzo en suplantar a alguien? Tendría que saber todo sobre esa persona para que los demás no sospechasen; esto no tiene sentido... —
—Créeme que lo tiene— El capitán parece indiferente, pero es su nivel de concentración. Nadie estaba libre de sospechas, pero por alguna razón querías creer en él hasta el final.—. Revisé el reporte de los sensores de calor y la frecuencia que registra el ritmo cardiaco. No hay otra forma de vida en la nave aparte de nosotros seis.—
Podrías apostar que el rostro de la mayoría perdió los colores hasta quedar completamente pálidos. La peor posibilidad era la auténtica, hay un impostor entre ustedes.
—Incluso si alguien fue suplantado... No, no... ¿o si?... — 44 trataba de formar una oración que no tenía manera de expresar sin que sonase descabellado. Se mantuvo en silencio un rato en el momento en el que las miradas de todos caían sobre él.—... puede que no sea un parásito, tal vez... ¿un huésped?—
—¿Cuál es la diferencia?... —
—En el caso de un huésped ambas partes se benefician de la simbiosis. No significa la muerte del ocupante y por ende se conserva la autonomía.— Las explicaciones de 19 nunca decepcionan en aparecer y en ser claras.
—No hay que descartar nada.—
—En todo caso— La tableta fue dejada sobre la mesa, sin cuidado pues ya estaba rota, el impacto te hizo saltar.—. Es hora de votar.—
Habías leído algo en las bitácoras, la votación era el ultimo recurso, cuando no se podía evitar la propagación de la noticia sobre los impostores los de mayor rango votarían para mantener bajo vigilancia a uno o varios sospechosos.
El caso extremo era la expulsión de la nave.
No podías adivinar a qué versión se refería.
—¿V-Votar para qué?—
—Para que alguien sea eyectado— Ustedes cuatro se giraron a 57, permanecía con los brazos cruzados y la espalda encorvada, ¿cómo pueden lucir tan indiferentes? ¡Alguien inocente podría morir!—. Así que piénsenlo bien.—
¿Era cierto lo que habías pensado antes? ¿Los de menor rango son desechables a comparación de los superiores?
Pero 19 también era A, no tenía sentido. Se veía tan aterrado como el resto, como si fuese atacado con escalofríos cada segundo, estaba temblando. Si alzabas un poco más la vista veías a 44 completamente encogido y a 23 cerca de sollozar por cómo se estaba abrazando a sí misma.
Las tabletas de todos emitieron un sonido que no reconociste, impulsivamente revisaron, uno tras otro hasta ver lo que se proyectaba en sus pantallas. Una interfaz simple, con los colores y nombres clave de todos, la parte superior era encabezada por una simple palabra, "votación".
Sin la oportunidad de analizar bien lo que ocurría otro par de sonidos llamó tu atención, el aparato era el culpable y la acción que los había reproducido te heló la sangre. Los iconos de 92 y 57 habían cambiado y ahora parecían sostener un globo de diálogo que afirmaba que habían votado ya por alguien, pero sin mostrar por quién en realidad, no hasta que los demás hiciesen lo mismo.
¿Esto en verdad está pasando? Quieres reír por alguna razón, esperando a que ellos hagan lo mismo, esperando a que revelen la broma de mal gusto que estaban llevando. Esto no podía ser real.
Tu imaginación se unió con una mala jugada al imaginar un par de sonrisas al otro lado de esos cristales opacos en los cascos.
Tal vez hay dos impostores entre nosotros.
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