【Boku no hero academia】

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Somos alienígenas.
Nos ponemos en contacto tras el edificio de la escuela.

Si su mejor amigo brillaba como el sol, entonces tú brillabas como la luna.

Desde su punto de vista, el rubio tenía un brillo resplandeciente que estaba hecho de júbilo y confianza, el tuyo era más simple y sereno, como si pudiesen dejar todo en tus manos y estarían seguros de que resolverías cualquier problema sin involucrar a los demás.

Sin buscar reconocimiento, alegre por estar ahí, en silencio.

Una curiosidad extraña se apoderaba de sus acciones siempre que te veía, como si cayera en una hipnosis y su cerebro se desconectase de sus sentidos. Tanto era el caos que había veces en que estaba por acercarse a tu silueta puesta de espaldas, entraba en pánico, los nervios tomaban el control de nuevo y presenciaba como te alejabas sin prestarle atención a quien estaba detrás.

El brillo lunar lo abandonaba en el oscuro y triste paisaje del espacio. Como una estrella fugaz que deja una melancolía cuando desaparece de tu vista.

Te apuntamos con el rayo de plasma,
para transmitir nuestros sentimientos a través de las ondas electromagnéticas.

¿Puede dejar los valores aún lado por un segundo? Él, como futuro héroe, ¿puede ser egoísta y pedirte que, por un minúsculo instante, lo mires solo a él?

Hay un deseo que ni esforzándose más allá de sus límites puede cumplir, un atajo que adoraría en caso de que existiera. Todo con tal de saltar las confesiones y las dudas que implica enamorarse. Tener certeza en que el riesgo vale la pena, tener la seguridad de que su temeroso espíritu no sea destrozado por una mirada que pase de la sorpresa al asco.

¿Puedes hacer las cosas por él? ¿Podrías usar un poco la lógica y leer su lenguaje corporal, podrías unir lo puntos para llegar a la respuesta antes de que su pesimismo le diga que es mejor rendirse? En silencio suplica por un segundo de tu atención, dejando de lado las habilidades o el estatus de élite que de había ganado.

Quiere ser ambicioso, su conformismo no aplicaba en este caso específico; quiere algo más, quiere el asombro que una persona le puede dar a otra, una admiración por su actitud o forma de ser. Sin los trajes de héroe, sin los nombre clave, sin los kosei. Un adolescente confundido enamorado de un adolescente lleno de sueños, nada más que eso.

"¿Puedes dar el primer paso? ¿Por favor?"

Su corazón no soportará la soledad mucho tiempo.

Esta galaxia parece milagrosa y la sentimos en nuestra piel.
Nuestras observaciones tratan sobre ti.

Ahí están esos pensamientos de nuevo.

Algo de impotencia, combinado con celos, una pizca de estrés con una gran dosis del primer amor.

En el mundo en el que viven, existe una suerte que atesora. Conocer a una persona así de admirable, hablar con ella, recibir una respuesta con una sonrisa, ser la razón de esa sonrisa.

Ser un modelo a seguir, el mejor modelo de héroe que le podría dar a la persona que lo tiene en la palma de su mano sin saberlo. Recibir diariamente esas felicitaciones antes de que recuerde sus sentimientos y le hagan cohibirse por el apoyo emocional.

Tiene suerte de experimentar esa montaña rusa de emociones. No debería arruinar la armonía. No siente que está por llegar a otro lado, no admite que puede haber una ganancia al arriesgarse.

Mucho que perder, una probabilidad en su contra. Del otro lado el más brillante de los tesoros.

Las cosas están bien así. Por ahora.

Admirará la luna llena, al igual que el resto. Sin una vista privilegiada, sin estar más cerca del cuerpo celeste, como el resto de los humanos que sueñan con llegar más allá de la atmósfera.

Tus emociones revoltosas han despertado el amor en nuestros corazones.

"Deja de sonreír, deja de mirarme así, por favor... "

Su sistema se queda sin oxígeno por acercarse tanto, sin los pies en la tierra y flotando en medio del desconcierto. Cuando no hay seguridad pero tampoco miedo, cuando ambos pasan tiempo como adolescentes normales. Sin pensar en cosas peligrosas o sin estar exhaustos como para dormir días enteros.

El viajero del sistema solar llega a un planeta desconocido. Se siente tan ajeno al ambiente recién descubierto, como un alienígena, como alguien que no pertenece ni debería estar ahí. No se adapta a la atmósfera y se da cuenta de lo diferente que es comparado con el único habitante del asteroide.

El nombre del planeta es difícil de pronunciar, pero sabe como se escribe: "amor". El habitante le es familiar, no deja de sonreírle y por alguna razón el viajero se siente en calma.

La calma que sientes cuando estas muriendo por la falta de aire.

"Ah... No debo fantasear con esas cosas, perdóname... "

Andromeda, andromeda.
¡Responde, por favor!
Tú y yo nunca podremos establecer contacto.

Una confesión se dio la noche de luna llena. No era suya, no era de nadie en particular. Una chica, una clase menor, nadie la conocía en realidad.

Sin quererlo en realidad Tamaki terminó en primera fila aquella noche. Regresando de un paseo por los jardines encontró dos personas a los pies de las escaleras de los dormitorios. Se escondió más no abandonó su asiento para el gran día de otra persona.

Ella estaba nerviosa, pero había tomado el valor de hacerlo; comparándola consigo se sintió como el peor de los cobardes, como el que anuncia la retirada camino al campo de batalla, como el que abandona su orgullo para proteger su inútil existencia.

Pero en parte estaba tranquilo, una chispa de celos y temor yacían en una esquina de su mente. El resto era impaciencia, si aceptabas podría resolver su dilema y no tendría que debatirse el tener que tomar el primer paso, si te negabas tendría más tiempo para planear su propia confesión.

Un sobre es sus pequeñas manos temblorosas que se inclinaban hacia ti. Primero sorpresa, luego algo de confusión. Ladeaste la cabeza en un gesto de curiosidad pura y tomaste la carta que era resguardad por tan solo una etiqueta en forma de corazón. La admiraste unos segundos y las yemas de tus dedos repasaron los detalles del papel.

Entonces te disculpaste.

El infortunio de unos es la felicidad de otros.

"No, no, no pienses eso... Agh... "

Esperó a que todo se calmara y aparentó estar regresando apenas de su paseo. Lo saludaste como siempre pero Tamaki vio como escondías la carta detrás de ti para darle la bienvenida.

Se refugió en la luz tenue del lado oscuro de la luna.

Andromeda, andromeda.
¡Haznos caso, por favor!
Aún con universos de distancia, seguimos enamorados de ti.

Aún con todo el apoyo que podría desear gracias a Mirio y a Nejire sus pensamientos se negaban a ponerse en orden.

Hay un desastre en su capacidad de mantener a raya sus emociones. Cada día se siente tan cerca de lanzarse sobre ti para tener una reacción reflejo, un rechazo o unos sentimientos correspondidos, tan simple como cerrar un abrazo o poner las manos en medio del camino. Luego aterriza de nuevo, eso era acoso, no podía hacerlo así; hay mejores modos de confesarse pero queda cortos para todo lo que quiere expresar, las palabras no son lo suyo, tampoco las acciones.

¿Algo más tradicional, algo atrevido? Nada se acoplaba a él y lo odiaba.

Da el primer paso, por favor. Entiende lo que se siente estar entre el pesimismo y la duda y lánzate hacia él sin aviso, pues incluso si tu cuerpo estuviese hecho de espinas te atraparía, para nunca dejarte ir. Te atraparía mientras se aferra un poco más con cada palabra llena de afecto que le des.

Un tropiezo, un reflejo involuntario. Aquello que te asegura que todo está bien y por lo mismo puedes darte el lujo de decir "estoy aquí para ti".

Cuando las realidades se conectan y dos seres completamente distintos entablan una conversación banal en medio de un gran descubrimiento. Con las ondas electromagnéticas formando un mensaje, que en un idioma diferente significa "te quiero" y, a la vez, "te encontré".

Una misterio resuelto en una noche de luna llena, con su luz artificial llenando cada rincón de una habitación en silencio. Donde dos personas susurran y esperan a que las horas pasen, dando así paso a una unión hecha por las preguntas que nadie se hizo.

Una confesión, una respuesta, un par de sonrisas, sentimientos correspondidos y otro par de espectadores celebrando por el final feliz de dos mundos interactuando en armonía.

"Gracias por esperarme."

No hay más palabras, sólo un beso en la mejilla.