•『 101 formas de volverse un maestro de élite 』•
【 SpyxFamily 】
Dándole un descanso a Genshin hfkabd
¡Más tarde subiré una encuesta para ver cuál es el siguiente os! Junto a algunos avisos ;b
Aquí todo es fraternal y platónico, el que salga de rarito me lo tuerzo.
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Los ojos de Anya pasaron de su libro de texto hacia su mano sosteniendo su lápiz, concentrándose en todo menos en la tarea frente suyo.
No fue hasta que encontró a Loid y a Yor guardando los platos limpios en la cocina que su enorme sonrisa volvió a su rostro.
—Si salgo bien en el siguiente examen, ¿puedo tener un hermano?—
El plato que sostenía Yor se rompió bajo su agarre y Loid casi atrapa su propia manga en el triturador de alimentos del fregadero.
Los rostros de ambos cambiaron de forma a idéntica hasta que una expresión tensa y sorprendida se pudo distinguir, pero se obligaron a salir del trance casi de inmediato.
—¿U-Uhm, a qué te refieres, Anya?— La voz de Loid había temblado al comienzo y después ya no se molestó en disimular que había sido tomando por sorpresa, aún así mantuvo su sonrisa de padre ejemplar incluso si los nervios lo comían por dentro.
Yor estaba tan sonrojada que si se movía terminaría rompiendo otra cosa, así que se mantuvo tan estática que pronto comenzó a hacerle competencia a la lámpara de piso.
Para su suerte y desgracia, las palabras de Anya cargaban con una inocencia que podía ser peligrosa.
—Hoy el hermano mayor de un niño pasó por él, ¡y siempre lo hace!— Por alguna razón solía bastante sorprendida por ello. Incluso si las dudas de la pareja no fueron resueltas siguieron escuchando atentamente en lugar de ser más directos.—. Dice que juegan juntos, ven la tele, le enseña cosas y lo defiende cuando alguien es malo con él. Está con él cuando sus papás no están porque se van por mucho tiempo... —
La alegre voz de la niña bajó lentamente hasta que su entusiasmo pareció ser empatía, la misma que le llamó la atención a Yor. Después de todo, ella sabía a lo que se refería.
—Anya, ¿quieres decir a qué sientes que no te prestamos mucha atención últimamente?... — La mano de la mujer subió a la altura de su pecho y sus ojos se volvieron tristes, de inmediato Loid hizo un repaso de las últimas semanas, todo había sido normal, la cantidad adecuada de atención para asegurar el desarrollo perfecto de un niño balanceada con la libertad ideal para dejarles crecer por su cuenta.
Los ojos de la pequeña se abrieron sorprendidos antes de que negara con entusiasmo.
—¡Quiero un hermano para estar con él, para que Ma y Pa salgan juntos y no se preocupen por mi!—
"¿De dónde aprende esas cosas?", pensaron al mismo tiempo, sin darse cuenta de que la pena se les había subido al rostro.
Loid aclaró su garganta.
—... ¿Y qué tiene de malo Franky? Él es algo parecido, ¿no?—
Las técnicas infalibles de negociación del espía Twilight entraron en acción.
Pero la persuasión de Anya no conocía límites.
—Ricitos es genial, y juega conmigo a veces, pero ya es grande— Sus manos comenzaron a juguetear entre sí y sus ojos esquivaron la mirada del rubio. Las palabras parecían escapársele al momento de formar una excusa.—. Si alguien está ocupado no quiero molestarlo, y los adultos siempre están ocupados. Es lo que dicen en la escuela.—
—Anya— La llamó Loid, su mirada era seriedad combinada con la más amorosas de las paciencias.—. Nunca estaremos tan atareados cómo para no poder pasar tiempo contigo. No deberías preocuparte por ese tipo de cosas.—
—¡Eso!— Lo apoyó Yor.—. Tampoco debes preocuparte por ser inoportuna, sea el momento que sea siempre estaremos felices por jugar contigo.—
Las palabras alentadoras de ambos eran sinceras y directas, y aún así no parecieron ser las respuestas que la menor quería escuchar. Se le podía ver en la incredulidad de su rostro, cómo si ya estuviese harta de repetirse una y otra vez.
—¡Pero si pasan mucho tiempo con Anya entonces no podrán pasar tiempo con ustedes!—
—Sigue siendo un no.—
Anya dio un salto en su sitio, la dureza la había tomado por sorpresa hasta alzar los cejas que incluso se le entumió el rostro.
—No creo que sepas cómo funciona tener un hermano mayor, Anya. Mejor dejémoslo así... — Yor quiso minimizar el daño tratando de ser más comprensible, pero por dentro rogaba no tener que ser quien le diese "esa" conversación.
—Ya no podré ser cómo Ma y tío Yuri.—
Si bien Yor había cubierto su boca y se encontraba conmovida por la comparación, Loid se encontrada -de alguna forma- aún más en contra de la idea si a eso quería apuntar en su dinámica.
No necesitaban a otro hermano menor obsesionado con su hermana en la familia.
—Ya, ya, anda, no pongas la cara en la mesa— Cuando Anya levantó su rostro de nuevo tenía una gran marca rojiza en la mejilla y en la nariz, algo que Loid tuvo que dejar pasar antes de volver a su discurso.—. La escuela comenzó hace poco, tal vez si logras llevarte bien con uno de los chicos grandes puedas hacerte tan cercana a ellos que será cómo si fueran hermanos.—
≪ Y de preferencia que sea uno de los escolares imperiales... ≫
La pequeña se levantó sobre la silla y casi se sube a la mesa por la emoción, en sus ojos se veía el brillo soñador típico de una niña pero sus cejas se curvaban con la misma determinación de alguien que estaba por cerrar un trato a su favor. Incluso terminó alzando ambos brazos en el aire.
—¡¿Ósea que si consigo un 'mano mayor en la escuela me lo puedo quedar?!—
—... Ehhh... —
La pareja se miró mutuamente, algo inseguros sobre las consecuencias que tendrían sus respuestas.
Pero es sólo una niña en su primer año de primaria, ¿qué tanto podría lograr al tener un interés que se esfumaría en una semana?
—S-Seguro, si encuentras a un buen hermano tráelo para que lo conozcamos también.— Dijo entonces Yor, juntando sus manos y asintiendo, la sonrisa nerviosa en su rostro era fácil para distinguirla cómo la madre primeriza que aún era.
El más inocente e ilusionado de los "¡yay!" salió de Anya, pero en lugar de causar ternura un escalofrío trepó por las espaldas de ambos.
Tal vez deberían considerar el pensar con cuidado antes de hacer ese tipo de promesas.
[...]
La pareja Forger se habían quedado a un lado de la acera en la espera del autobús escolar al final del día. El intercambio casual de palabras le daba un aire más cotidiano a la situación y todo pareció ir de maravilla para cuando el transporte de color llamativo hizo su parada en frente del hogar de la familia.
Ambos le sonrieron a Anya cuando el autobús continuó su rumbo y la dejó a la vista, tardando en notar cómo la menor tenía su brazo levemente estirado hacia el aire, sosteniéndose de algo que pronto los dejó sin palabras.
—¡Paaa, Maaa! ¡Miren, miren!— La pequeña mano de Anya sostenía el borde de la capa de un chico mucho más grande que ella, era difícil saber la exactitud de su edad cuando mantenía su rostro mirando hacia otro lado, lo único distinguible era la vergüenza en el tono rojizo de sus mejillas.
Anya primero miró de un lado a otro antes de cruzar la calle, guiando al chico y mirándolo de vez en cuando para darle palabras de aliento.
Las caras de Loid y Yor no tenían precio, es cómo si vieran a su hija tratando a un león hambriento cómo si fuera un gato recién nacido.
—... Anya, ¿q-quién es? ¿U-Un amigo tuyo?... —
El chico que portaba el uniforme de un Escolar Imperial alzó un momento la mirada antes de volver a apartarla, la situación parecía ganarle en todos los sentidos.
—¡Es (T/N) Forger!—
En efecto, debían pensar mejor sus palabras antes de prometerle algo a una niña tan persuasiva cómo ella.
[...]
—(T/N)-kun, ¿cierto? ¿Te gustaría algo de té?... —
—... uhm... —
El joven volteó a ver a la niña sentada a su lado en el sofá, preguntándole en silencio qué debería hacer.
—¡Ma hace el mejor cacao!— Dijo, con una enorme sonrisa en su rostro.—. Su té también es muy bueno, ¡no tengas miedo!—
Entonces volvió su rostro hacia la mujer que esperaba pacientemente a su respuesta, la mirada del joven estaba tan decaída y perdida que su melancolía era contagiosa.
—... sí, por favor... — Dijo en un tartamudeo nervioso, con el tono rojizo formándose de vuelta en su cara.
Yor le sonrió de vuelta, ya más tranquila.
—Está bien. Ya te lo traigo.—
Loid se acomodó una vez más en el sillón individual, de sostener su frente con sus manos y con los codos apoyados en cada rodilla pasó a enderezarse, estaba siendo vulgar frente a alguien que podría ser una pieza clave en el futuro.
Aunque no podrían culparlo, después de todo había sido algo de lo más inesperado. Debería poner más en consideración las habilidades sociales de su hija, sin duda le debía una disculpa.
Ahora se arrepentía de no haber solicitado una investigación más intensiva en los alumnos de élite y sus padres. Por primera vez iba a ciegas desde que habían lograron infiltrarse a la academia.
—Lo siento, me falla tu apellido, ¿podrías decirme cómo-
—¡Es (T/N) Forger! Lo encontré en la escuela y quiso venir conmigo a casa.— Interrumpió Anya después de dar un largo sorbo a su taza, sin darle la oportunidad al chico de si quiera pensar su respuesta, así que sólo asintió a sus palabras.
≪ ¿Será prudente hablar de él cómo si fuese un gato sin hogar? ≫
Los pensamientos de Loid permanecían agitados y llenos de dudas, la imagen mental que recibía la ésper era de un mar iracundo.
—Anya, no deberías hablar por los demás— Dijo Yor volviendo de la cocina con la taza llena de té en sus manos, pasándosela con cuidado al joven luego de advertirle sobre lo caliente que estaba.—, ¿por qué no dejamos que (T/N)-kun se presente por su cuenta?—
La menor se encogió algo apenada por el regaño y finalmente dejó de hablar. La atención entonces cayó sobre el chico misterioso, quien pareció tensarse aún más cuando sintió las tres miradas sobre él.
—... Soy (T/N) Moonchild— Confesó en un susurro y con modestia, mientras que las ocho stellas en su capa relucían casi cómo si se tratasen de reliquias bien preservadas.—, y estoy por terminar el último año en la Academia Edén. Lamento la visita inesperada.—
—No te preocupes— La mirada de Loid entonces se volvió filosa y seria, reconoció el apellido de inmediato así cómo el del resto de alumnos con potencial para ser minas de información. En este caso se trataba de uno de grado menor y qué tal vez sólo serviría en una misión específica, sus padres eran dueños de una empresa poderosa de la industria farmacéutica de la nación. El contrabando de drogas era algo con lo que se topaba a menudo últimamente. Aunque claro, este repaso sólo le había tomado una fracción de segundo antes de cambiar su expresión a una sonrisa amable, la mejor máscara en su arsenal.—. Y dinos, ¿Anya te causó algún problema? Seguramente te insistió demasiado para que accedieras venir. Creo que menciono algo sobre "buscar un hermano mayor en la escuela".—
—¿¡E-Eh!?—
Traicionada sin piedad alguna por su propio padre, sin duda dolía más que cualquier castigo en el mundo.
El chico negó.
—De hecho, tengo algo que deseo pedirles.— De la nada se puso de pie y comenzó a remover los broches de su capa hasta dejar a la vista su vestimenta. No se trataba del uniforme de la academia cómo habían supuesto desde el principio, sino que portaba un traje elegante que faltaba de saco. Un chaleco y una camisa de manga larga con una corbata de diseño aburrido, lo que más resaltaba era el logo de la academia con ligeras variaciones.
Lo siguiente que supieron fue que el joven le extendía un grueso libro con ambas manos mientras se inclinaba hacia delante, con la más refinada pose y muestra de respeto posible.
Loid aceptó lo que parecía ser una bitácora y comenzó a ojearla, con Yor mirando sobre su hombro.
—"Actas de reconocimiento de tutores, primer año"— Leyó el título y aparentó no haber leído el resto a gran velocidad cuando ojeó el resto de páginas. Ahora lo entendía, pero debía aparentar ignorancia.—, ¿qué es esto?—
Era un aspirante a docente para la Academia Edén.
—No deben estar al tanto, pero existe un gran proceso de selección de personal que trabaja en la academia, uno incluso más riguroso que para los alumnos— Explicó, tomando su asiento de vuelta junto a Anya y saludando al Señor Quimera antes de seguir.—. Estudios psicológicos, nivel académico, historial estudiantil y médico, incluso exámenes físicos de resistencia y disciplina.— Había levantado un dedo por cada aspecto a considerar, y en su mirada sólo estaba el deseo por terminar de una vez.
≪ Entonces ese es el destino de quienes no tienen conexiones con el personal actual. Vaya fastidio... ≫
≪ ... pobre chico, por eso debe verse tan exhausto. Incluso luce cómo si lo hubiesen envenenado... Espera- ¡N-No derramé nada en su té por accidente, ¿cierto?! ≫
Los ojos de Anya se abrieron de golpe, bajando la taza de (T/N) de vuelta a su regazo cuando intentó tomar otro sorbo del té.
—Justo ahora me encuentro en la fase dos— Lo siguiente que sacó de su mochila fue una lista bien doblada de por los menos cinco hojas engrapadas, al girarla para que la pareja pudiese ver el título supieron que era los requisitos.—. La primera comenzó desde mi primer día en la academia hace más de diez años, con un historial impecable y calificaciones perfectas. Llegué incluso a ser de los pocos que consiguieron ocho stellas en un tiempo menor al promedio— Era de esperarse que un alumno de élite presumiera de sus logros, pero (T/N) parecía mostrarlos más bien por obligación que por orgullo.—. Normalmente esta sería una de las partes más rápidas del proceso, pero... me temo que me concentré tanto en mis estudios para el examen de aspirantes que olvidé por completo que debía formar conexiones... — Sus dedos atraparon la tela de su pantalón al posar sus manos en su regazo, su sonrojo de vergüenza se combinó con el enfermizo color de una persona pesimista y deprimida en sus ojos.—. Para cuando me di cuenta me percaté de que me mantuve encerrado estudiando por tanto tiempo que me he vuelto alguien socialmente incompetente— Se lamentó, y su único consuelo fue la suave palmada que Anya dejó sobre su cabeza.—, y en consecuencia esta fase se volvió mucho más difícil de lo que debería ser... —
Loid mantuvo su vista un segundo más en la portada de la bitácora, y entonces la regresó hacia el joven. El interrogatorio estaba por comenzar.
—¿Y dónde entramos nosotros en esto? ¿Por qué nos lo cuentas?—
(T/N) inhaló profundamente y enderezó la espalda, aparentando la determinación que le hacía falta.
—Debo tomar el papel de tutor para mínimo diez alumno de cada uno de los años en la academia. Me pongo en contacto con los padres y si aceptan entonces reporto el nombre del alumno al profesor que hace seguimiento de mi solicitud— Sus manos se movían de un lado a otro y apuntaban a notas imaginarias en el aire, si no tuviese aquella expresión tan tensa en el rostro sin duda se haría pasar como un profesor con naturalidad.—. Esto se hace cada temporada cercana a los exámenes parciales, y normalmente con alumnos de calificaciones problemáticas— Anya volvió a sentirse traicionada, y al notarlo el chico se tomó el tiempo de detener su explicación para disculparse.—. Si el alumnos presenta un aumento significativo en sus notas y sus padres me otorgan su aprobación, se considera una tarea bien hecha por mi parte y aumenta mi número de servicios de tutorados. Así es hasta alcanzar la cantidad requerida, esta sería la última que necesito para terminar el curso de primer año.—
—Comprendo, ¿entonces quieres ofrecerte cómo el tutor de Anya?— El joven asintió.
—Quise explicárselo cuando estábamos en la escuela, pero cuando aceptó el folleto que le ofrecí, en lugar de leerlo, me tomó de la mano y me mostró cómo era su día a día antes de venir aquí.—
—E-Es que no sabía qué era un tatuado... —
—Tutorado— Le corrigió el rubio, tomándose unos segundos para meditar. Esto abría las posibilidades para darle una mejor probabilidad de éxito al plan A y a su vez daba vía libre a la creación del plan C: "usar el programa y su amistad con Anya para acceder a las reuniones". El éxito sería suyo sin importar el resultado.—. Uhm... Sin duda a Anya no le vendría mal un poco de ayuda, además de que nosotros no somos los mejores para resolver sus dudas, ¿tú qué opinas, Yor?—
—¿E-Eh, yo?— Parecía aún no estar acostumbrada a ser considerada en este tipo de decisiones, así que su respuesta tardó en salir, ¿de verdad su punto de vista sería útil para algo que sonaba tan serio?—... No lo sé, Anya es una niña muy inquieta y se le dificulta sentarse a estudiar, en realidad estoy algo preocupada por que lleguemos a ser una traba en tu camino, (T/N)-kun... —
—Por favor, Señora Forger— Le pidió, o más bien le rogó, parecía estar al borde de una crisis.—. Fue Anya quien se me acercó primero en la cafetería cuando notó que estaba indeciso, y tuve mucha suerte de que fuera tan amable, ¡el resto de los niños normalmente son crueles o sus padres se ofenden porque malinterpretan mi servicio cómo que estoy llamando ineptos a sus hijos!—
—¡Por favor, Señora Ma!—
—Y-Yo, pues... —
—¡Estoy completamente comprometido y mi horario siempre está libre! Daré las sesiones de estudio cuando ustedes las soliciten y también puedo cuidar de ella si necesitan salir.—
—¡Niichan es muy listo! ¡Hará que Anya no sea tan tonta!—
—Oye, no hables así de ti— Loid atendió a la llamada de auxilio de Yor justo a tiempo para tomar las riendas de la conversación, era extraño siendo tan severo, tanto cómo para hacerle tragar por los nervios a Anya.—. Mira, (T/N)— El chico volvió a refinar su postura y clavó sus ojos en el hombre mas sus labios temblorosos delataban sus nervios.—. No dudo de que seas un joven muy inteligente y que estés más que dispuesto a ayudar a Anya, pero si pienso a futuro, no me gustaría que haya un maestro tan nervioso y tímido enseñando en la academia. No creo que embone con el resto del personal tan admirable de la escuela, ¿entiendes a lo que me refiero?—
—Si, lo entiendo, Señor Forger... — Dijo, bajando la mirada y preparándose para recoger sus cosas.
Bueno, al menos iba a ser la manera más amable con la que lo habían rechazado hasta ahora.
—Pero— Continuó, devolviéndole la esperanza por un instante.—, si me prometieras que trabajarás duro en tus habilidades sociales y que te volverás más abierto sería entonces una historia diferente.—
(T/N) se quedó estático analizando las palabras del mayor, buscando a su vez un mensaje oculto, pero una mano sacudiéndolo por un costado le impidió llegar a una conclusión.
≪ Si se enfoca en ser más abierto entonces es probable que baje la guardia y esté dispuesto a responder lo que le pregunte con la excusa de estar interesado en el proceso ≫
—¡Pa es un doctor de la mente! ¡Puede enseñarte a cómo hacer amigos!— Una risa bien practicada salió de Loid, con una sonrisa igual de planeada mostrándose en su rostro.
—Bueno, en realidad soy psiquiatra, no psicólogo. Pero supongo que puedo darte unos consejos a cambio de tu ayuda, ¿qué te parece?—
El joven mantuvo una cara seria y fingió pensarlo a profundidad, momento que Anya no dejó ir para saber qué es lo que pasaba por su cabeza en realidad.
≪ Nunca nadie había sido tan amable hasta ahora, si no me tranquilizo comenzaré a llorar de felicidad y pareceré raro... ¡Concéntrate, Moonchild! ≫
—¡Muchas gracias! ¡Y si, prometo que trabajaré en ello! ¡No se arrepentirán!—
≪ Es cómo un adulto niño... ≫
Pensó Anya, ampliando aún más su sonrisa. Sin duda se sentía afortunada por haberlo conocido.
—Y también gracias por haberme invitado, Anya— Se dirigió directamente a la niña, dejando ver una sonrisa sincera por primera vez en su rostro cansado.—. No sé cómo ser un hermano mayor, pero estaré aquí para ayudarte por un tiempo, ¡esforcémonos juntos!—
La sonrisa de la menor levantó simultáneamente el ánimo de todos los presentes, y lo que había comenzado cómo un incómodo encuentro ahora se había vuelto una futura anécdota que sacaría un par de risas.
La familia Forger se había vuelto -no oficialmente- más grande una vez más.
[...]
—¿Es cierto lo que dicen? ¿Te hiciste amiga de uno de los mayores?— La admiración en los ojos de Becky entonces se volvió orgullo cuando Anya asintió, su amiga ganando estatus al hablar con los mayores, ¡no podía esperar para contarlo!—¿Y quién es? Hay muy pocos alumnos en el último año.—
—¡Su nombre es (T/N)! Dijo que sería mi hermano mayor hasta que me hiciera más lista. Iremos juntos casa y me ayudará con mi tarea.—
—¡Ehh, eso no es justo! Mis padres no dejan que nadie me diga las respuestas cuando hago la tarea, ¡siempre tardo mucho en hacerla!—
—También necesitas un tatuado entonces.—
—... ¿"tatuado"?—
—Señorita Becky.—
Ambas niñas miraron al mismo tiempo hacia donde había provenido la voz, el chofer de la familia Blackbell esperaba pacientemente sosteniendo la puerta del auto a la espera de la menor.
—Ouhh, quería esperar para conocerlo... — Becky cerró sus dedos sobre las correas de su mochila y siguió quejándose en voz alta, al final comenzó a caminar arrastrando los pies, no sin antes despedirse con sacudiendo su mano hacia Anya.—, ¡más te vale que no estés mintiendo! ¡Si es una historia falsa entonces eres muy mala inventándolas!—
La puerta del auto se cerró y comenzó a andar, dejando sola a la de cabello rosado en la entrada principal de la academia. Comenzó a esperar dando ligeros golpes con su pie y poco después comenzó a mirar a los alrededores.
¿Se habrá perdido en el camino?
—Anya— Escuchó justo a tiempo detrás suyo, y al girarse lo hizo con una expresión emocionada en el rostro, ¡su hermano mayor había pasado por ella, así cómo habían dicho!—. Lo lamento, me reuní con un profesor por un asunto pendiente, ¿llevas sola mucho tiempo?—
Cuando Anya negó, (T/N) sonrió aliviado. También debía trabajar en su puntualidad si quería ser un buen maestro y darle el ejemplo a los demás.
Pero cada cosa a su tiempo.
—¿Ya nos vamos?—
—Uhm, pues debemos esperar al que siguiente autobús de mi clase salga ahora que perdimos el tuyo, tendré que pedirle al conductor que tome una nueva ruta, y-
Más pronto que tarde la menor pasó de sonreír a hacer una mueca de aburrimiento, la divagación de extendía más y más hasta el punto en el que comenzó murmurar sobre los protocolos de evacuación en caso de un atentado en vía pública.
—... (T/N)-nii, a nadie le cae bien un maestro que habla sin parar.—
—¿¡Eh, de verdad?!— Nadie estaría tan loco cómo para creer ciegamente a las palabras de un niño, pero si eran ellos a quienes enseñaría, entonces debería tomar en consideración la opinión de alguien que supiera más que él.—. Ya veo, lo siento... — Se disculpó rascando su nuca y mirando hacia el final de la calle, podrían tomar el monorriel, pero temía que los Forger se pusieran furiosos por exponer a su hija a un transporte de "plebeyos".—. De todos modos, creo que tendremos que esperar un buen rato.—
Esperar, no era exactamente la mejor en eso. Comenzó a mirar a sus alrededores con total concentración, la entrada principal de la academia se había desolado rápidamente una vez llegó la hora de salida y apenas quedaban un par de adultos en los alrededores, y ninguno de ellos estaban pensando en algo útil.
≪ Debe haber algún modo de llegar, si perdemos tanto tiempo desde el primer día entonces no podré seguir el horario de estudio y creerán que estamos holgazaneando... ≫
Entonces una gran idea le llegó, era lo más obvio qué hacer en una situación así, y además podía sacar provecho de ello.
—¡Hay que dar un pasío!— Exclamó, alzando sus brazos hacia arriba.—. Vamos a pie, ¡yo conozco la dirección!—
La mano de (T/N) subió hasta tomar su mentón, había pensado en esa posibilidad también, pero se había perdido en el resto de sus idea y al final se le había escapado el hilo inicial.
—Normalmente los descansos se dan luego de estudiar por un rato.—
—No soy floja, ¡pero hay que ir a casa! No hay que dejar que el jefe llegue antes que nosotros, ¡el tiempo corre! ¡La bomba va a estallar!—
O al menos esa fue la trama del capítulo de anoche de Spy Wars.
—... está bien, caminemos a tu casa— Anya volvió a celebrar saltando lo más alto que pudo, tranquilizándose a tiempo para cuando el mayor la llamó por comenzar el viaje.—. Mantente cerca y no te distraigas, ¿de acuerdo?—
—¡Sipi!—
Así empezó su travesía, la misión secundaria necesaria para comenzar la verdadera, un imprevisto que ahora se había vuelto algo que resolver. Todo estará bien, o al menos eso se dijo (T/N) para intentar relajarse. La tensión en sus hombros hacía aún peor el peso de su mochila bien cargada sobre su espalda, sumando a sus problemas de postura sería otro problema para la lista.
Sus pensamientos estaban por consumirlo hasta que una sensación extraña le provocó cosquilleos en su mano derecha, bajó la mirada para encontrar la razón y no fue otro culpable más que Anya, quien sostenía su mano con toda la ilusión del mundo en su rostro.
—Así no te vas a perder si camino muy rápido.—
El mayor alzó las cejas, curioso y algo perdido, pero no intentó indagar. Al final sólo debes sonreírle a los niños y seguirles el juego.
—Has tenido muy buenas ideas hoy. Realmente eres muy lista a tu manera.—
Felicitar constantemente y dar palabras de confirmación así cómo de aliento también es importante.
Y lo bueno de caminar es que no debes preocuparte por mantener el volumen bajo de tu voz a comparación de si fueras en autobús junto al resto de pasajeros.
—(T/N)-nii, ¿conoces a Bondman?—
[...]
En el escritorio de la habitación que rebosaba de tonos pastel y de decoración infantil se hallaba el par que había llenado la mesa de todo tipo de libros y notas. Una sesión de estudio había comenzado desde hace un par de horas, siendo interrumpida sólo por las ocasionales visitas de los padres que echaban miradas curiosas por el borde de la puerta.
La menor mecía sus pies debajo de escritorio, emocionada por terminar para poder pasar un tiempo con el hermano que ella misma había adoptado.
—Intenta resolver este tú sola y cuando termines dime para revisarlo.—
Anya asintió, con las cejas fruncidas y una seriedad fingida en su rostro, ¡la prueba definitiva! ¡Ahora o nunca, para esto se había entrenado!
Pero cuando leyó la división de 26 entre 45,628 rápidamente su mente quedó en blanco.
Los números largos le daban dolor de cabeza.
Tal vez si le leía la mente al chico a su lado podrían terminar rápido.
Sin siquiera intentar resolver la operación terminó concentrándose para hacer trampa una vez más. Alguien tan inteligente podría pensar en la respuesta inconscientemente mientras leía un libro de un tema diferente, ¿no?
≪ ... Bien, me pide la ecuación de la reacción. Es el logaritmo natural de la constante, por la concentración del reactivo, da igual a... una reacción de segundo orden, los valores se elevaron al cuadrado... ≫
Una vez más, la vida no favorecía a los tramposos.
Al menos la mirada de Anya fue suficiente para hacerlo incomodar, captando su atención y reaccionando rápidamente a su rescate. Lo primero que hizo, por reflejo y por conocimientos básicos, fue levantar el mentón de la menor para que su cabeza cayera hacia atrás.
Pero a pesar de haber hecho lo indicado no fue capaz de controlar su pánico.
—¿¡E-Estás bien?! ¡Te está sangrando la nariz!— Con su manga limpio el delgado hilo de sangre antes de hacerle preguntas obvias, por sus respuestas pudo saber que no se trataba de algo grabé como una contusión.—. Debes decirme si te sientes mal mientras estudiamos, no pasa nada si nos detenemos un rato— Su preocupación pasó a ser una sonrisa leve, casi enternecido por la forma en la que Anya había asentido, pero entonces su expresión cambió de nuevo, a una más seria y que recordaba a un robot.—. Es importante estirar las piernas y descansar la vista cada media hora por diez minutos para evitar problemas a largo plazo.—
—...— Anya se le quedó viendo directamente, preguntándose si el hermano que había recogido no se trataba de un cyborg cómo los de la tele.—, ¿tú también tienes tarea?—
—¿Uhm? ¿Te refieres a esto?— Levantó el libro de texto de su regazo y lo puso en el escritorio, encima del de matemáticas de primer grado. Esas operaciones eran un chiste a comparación de los problemas que resuelven los de último año.—. Si, algo así, pero creo que estos son muy difíciles para ti aún— Cuando leyó por encima el planteamiento y los datos del ejercicio se dio cuenta de que no entendía más de la mitad de las palabras. Tenía razón, no debería adelantarse a estas cosas.—. Pero no te preocupes, tal vez cuando llegues a esto seré yo quien te dé esta clase cómo maestro.—
—¡Je, je!—
En la cocina, con porte sereno y lavando los platos, por otro lado, se encontraba Twilight prestando atención a cada una de las palabras que el diminuto aparato debajo del escritorio de su hija captaba.
Era una oportunidad para recolectar información útil que le ayude a influir en aquel joven hijo de farmacéuticos, y a su vez (aunque no lo admitiera), vigilaba para mantener segura a la menor, sólo cómo una medida de precaución.
Si, había pasado tres horas escuchando a Anya hablar sobre Spy Wars y notando todas las técnicas de persuasión de manual que utilizó (T/N) para evitar que ella se desviara de su tarea, pero todo fuera por el bien de la misión.
Estaba por rendirse cuando el joven pareció comenzar a recoger sus libros y materiales, lo único que lo detuvo fue un pesado suspiro, uno diferente al resto que acostumbraba soltar. De alguna forma había comenzado a entender las señales y a predecir las acciones del chico con sólo los detalles de su voz.
"Anya, tengo que decirte algo, es... un secreto de adultos."
"¿¡Así cómo información continental?!"
≪ Confidencial ≫, corrigió dentro de su cabeza, afinando su oído y cerrando sus ojos para evitar otra distracción.
"Se podría decir que sí" Una pausa, apenas interrumpida por el golpeteo de lápices de madera y el plástico de las plumas. "Pero más bien es un consejo, de un estudiante a otro."
¿Estaba por desahogarse con Anya? ¿O diría algún secreto en forma de una historia para niños? La duda lo estaba comiendo por dentro.
"Debes pensar en una buena excusa, una realmente genial que incluso termines creyéndotela tú. Porque sin importar lo que te digan o lo que veas, debes asegurarte de no conseguir todas las stellas... "
Loid casi se atraganta de la impresión.
≪ ¿Un sabotaje? ¿Acaso su plan siempre fue deshacerse de la competencia desde la raíz? ≫
"¿Uh? Pero... Pa dijo que... "
"Sé lo que te dijeron, he escuchado cada discurso y cada motivación para empujarte a ello, pero debes confiar en mi, ¿de acuerdo?"
"Pero, ¿por qué? ¿Esas no eran las medallas buenas?"
"Mira, normalmente te diría que no está bien conformarse y que siempre se puede aspirar más arriba, pero lo que necesitas ahora es esto. Si consigues todas, entonces el peso de la escuela entera caerá sobre tus hombros al volverte un Escolar Imperial."
≪ ¿¡E-El peso!? ≫ Pensó Anya, imaginando muy literalmente cómo el edificio principal de la academia la aplastaba hasta dejarla plana como un panqueque.
"P-Pero... "
"... Lo entenderás cuando seas grande, ¿está bien?"
≪ Debe seguir siendo alegre y animada hasta que las expectativas la alcancen, y cuando lo hagan, espero que no te sientas perseguida por ellas ≫
La preocupación de Anya se apaciguó un poco al leer aquel deseo desde lo profundo de la mente del joven, y sumado a su sonrisa entristecida supo que ocurría algo que no terminaría nunca de entender.
Con sólo mirarlo a los ojos se sentía decaída de repente.
Pero por su lado, Twilight había comenzado su primer movimiento.
≪ Escuché sus lecciones todo este tiempo y ninguna era incorrecta o inexacta, pero es contradictorio al decir algo así, ¿qué planea exactamente entonces? ¿Servirá cómo una especie de filtro de alumnos? ≫
Su divagación es tan rápida que ni siquiera parece perturbado cuando se asoma por el marco de la puerta, su sonrisa de padre afectuoso había vuelto a su rostro así cómo el resto de su actuación.
—Hey, ¿ya terminaron? La cena está casi lista.— Apuntó hacia sus espaldas, siendo apoyado por el armonioso olor de la comida aún en la estufa.
(T/N) dio un salto que pareció capaz de hacerle alcanzar el techo, dejando a la vista que casi había sido atrapado en su anti discurso.
Lo único que quedaba hacer era huir en momento de crisis.
—¿Y-Ya es tan tarde? Será mejor que me vaya... —
—¿Eeehh... ?— Replicó Anya mientras lo veía meter todas sus cosas a su mochila a una velocidad sorprendente, pero incluso si le hubiese hecho competencia a la velocidad de la luz no había manera de que esquivara al adulto que se mantenía en la única salida disponible.
≪ ¡Una emboscada! ≫
—¿Seguro que no quieres quedarte al menos a acompañarnos para la cena? No es ninguna molestia, si es lo que te preocupa.—
—Se lo agradezco, pero en verdad no tengo mucho tiempo— Explicó, llevando su mano a rascar su nuca en un reflejo nervioso.—. Debo volver al dormitorio de la academia antes de las ocho.—
—(T/N)-nii, ¿no tienes casa?—
—No es eso, es sólo que es más eficiente vivir en la residencia en lo que llevo a cabo mi capacitación— Explicó, haciendo un uso exagerado de ademanes al hablar.—... o al menos eso dijeron mis padres... — Se lamentó por lo bajo, recibiendo unas palabras de apoyo de su pupila.
Por su lado, Loid ahora podía ver de dónde venía esa paranoia y la torpeza social.
Un adolescente en el punto más crítico de su vida buscará aprobación constantemente, tratando aún de entender que se ha vuelto un adulto y que por consecuencia las felicitaciones son escasas y anticuadas.
La realidad lo había golpeado realmente duro.
—En todo caso— Continuó.—. Agradezco su oferta, Señor Forger, pero será mejor que me vaya— Hizo una ligera reverencia hacia el hombre antes de volverse hacia Anya, quien ahora hacía una rabieta en silencio. Tanto trabajo y tanta tarea para ni siquiera poder cenar con el hermano que había adoptado, era completamente injusto.—. Lo siento, Anya. Otro día será.—
El asunto pudo terminar ahí, pero después de todo no había nadie que pudiera ganarle a los Forger en las batallas de información y de técnicas de persuasión.
—Anya, ¿por qué no invitas a (T/N) a quedarse a ver el nuevo capítulo de tu anime? Aún falta poco más de una hora para las ocho y el programa no dura más de veinte minutos.—
—¡Oh, cierto!— El brilló volvió al rostro de la menor, en ese momento esa parecía ser la idea más grandiosa de todo el universo.—, ¿te quedas a verlo? ¡Es muy genial, ¡y hay malos y pistolas que no hacen ruido! ¡Hay que verlo!—
Antes de poder responderle escuchó una carcajada bastante formal desde la puerta, Loid sonreía a su vez que tenía sus manos en su cintura.
—No creo que te perdone si la rechazas ahora.—
No había forma de que lograra escabullirse.
—Yo, uh... de acuerdo, te acompaño a verlo... —
—¡Yay!— De un salto bajó de su silla y entonces jaló a su tutor de la manga de su uniforma para guiarlo hasta la sala con la misma paciencia que esperarías de un niño.—, ¡vamos, vamos!—
—¡E-Espera, me voy a tropezar!—
Y una vez ambos salieron de la habitación, Loid aprovechó para recuperar el dispositivo de espionaje luego de haber cumplido su propósito.
Podía trabajar con lo que tenía hasta ahora.
[...]
—¿Ese es el malo?—
—¡Ese es Bondman!—
—Ahh... —
En la televisión corría la recapitulación del capítulo anterior, con Anya y (T/N) sentados justo en frente en el suelo. La menor le había dado un extenso -y poco útil- resumen de la trama de todo el programa en menos de cinco minutos, pero para suerte del chico los capítulos eran episódicos.
—Parece que se llevan bien.— Susurró Yor enternecida, pero Loid seguía manteniendo sus sospechas, el mal presentimiento es una herramienta de la que se apoyan los espías constantemente, es por eso que no puede sólo ignorarlo por creer que estaba exagerando.
Simplemente su comportamiento no coincidía con el del resto de estudiantes, pero entonces ser distinto puede ser muy obvio para intentar acercarse, o tal vez de eso se trata y el chico genuinamente es así de torpe.
Pero ni siquiera parecía tener una fachada moderando su comportamiento, ¿no temía ser reportado a las autoridades de la escuela? Alguien tan paranoico y que se muestra constantemente preocupado por su futuro no actuaría tan indiferente ante la etiqueta.
Cómo si hubiese sentido la mirada afilada y juzgadora de Loid, el chico enderezó la espalda y recogió sus manos, dejando a la vista un temblor probablemente hecho por los escalofríos. Fue hasta entonces que el rubio se dio un respiro, si lo asfixiaba y se mantenía a la defensiva todo el tiempo la imagen de padre ejemplar se caería.
Necesitaba que el joven se abriera a ellos, y debía lograrlo en las dos semanas que duraba su tutoría.
[...]
—¡Ten, son para el camino!—
La pequeña le extendió una pequeña bolsa transparente al chico, del mismo tipo que se usan para el almuerzo o para guardar sobras, pero esa vez su interior estaba repleto de manís.
—... ¡Oh, gracias, Anya!— Aceptó el obsequio y lo guardó en su mochila, parado justo en el umbral de la puerta principal y estando más que listo para retirarse. Pero justo entonces un dato curioso vino a él, y no nada le pareció mejor idea que girarse de vuelta a contarlo.—. ¿Sabes? Si un día te sientes cansada a media tarde o en una clase puedes intentar comer nueces para recuperar tu energía, las almendras también sirven, además de que fortalecen el crecimiento de tus uñas y hacen más difícil que se rompan.—
Anya se quedó ahí, con una sonrisa nerviosa en el rostro, esperando la oportunidad para despedirse.
¿En serio le había dado una clase de frutos secos?
[...]
Entonces la planeación y la guía de estudios estaba en la carpeta celeste que había dejado en el aula de artes, debe entregar su reporte del último laboratorio de química, acordó verse con su maestro para discutir su desempeño, revisar la tarea de su pupila, solicitar la corrección de su nota en el último examen de cálculo diferencial y además el resto de los Escolares Imperiales lo invitaron a tomar el almuerzo con ellos.
Y a pesar del caos que atormentaba su mente, se las arreglaba para mantener su expresión seria y del mismo porte de alguien que pertenecía a la realeza misma. Sus facciones juveniles relucen con el brillo de un futuro exitoso y cada mínimo movimiento está hecho con elegancia y una planeación minuciosa.
Pero sólo se engañaba a sí mismo, su espalda le dolía al igual que su cuello, sus ojos estaban irritados por leer sin parar y sus manos estaban entumidas por la infinidad de apuntes que había hecho en lo poco que llevaba del día.
Aquel día la capa que lo reconocía cómo uno de los alumnos de mayor élite en la academia pesaba con la misma intensidad que una manada de elefantes sobre sus hombros.
Al dar la vuelta en el largo pasillo se percató de la desolación, esa ala de la escuela suele estar vacía en esa hora en específico. Los grupos suelen tener clases de educación física antes del medio día para minimizar la explosión al sol y para no salir en las horas más calurosas y sofocantes.
Eso significa que...
La mochila de correa que cargaba en su hombro derecho cayó de lleno al suelo y fue arrastrada hasta que se acercó a uno de los bancos que decoraban el pasillo. Un pesado suspiró escapó de su pecho y su espalda tronó cuando alzó los brazos para liberar un poco de tensión. Aún no entendía cómo podía sentirse tan desgastado a una edad tan joven.
Parpadeó lentamente, mirando abajo hacia sus pies y meditando en su sitio.
¿Es acaso un efecto secundario de la adultez?
Bien, el descanso terminó, es hora de seguir.
Se puso de pie, recogió la mochila y continuó caminando, no sin antes palmear su rostro para despabilarse, regresando a su vez la seriedad y dureza a su expresión.
No debes dejar que te vean agotado, pues el mundo te comerá vivo si bajas la guardia por lo menos un segundo.
Tal vez debería tomarse más en serio la imagen que da frente a la familia Forger, debió verse realmente maleducado aquella vez. Llegando sin invitación, rogando porque aceptaran su oferta, y luego dando esa excusa para irse y rechazando su invitación en el proceso. Casi podía sentir la mirada decepcionada y de desaprobación pura de sus padres haciéndole un hueco en la nuca desde el otro lado del mundo.
Había desperdiciado la oportunidad de formar una relación beneficiosa para el futuro, ¡cada contacto cuenta!
No, no, tranquilo, aún podía solucionarlo.
Siguió caminando y lentamente la vida volvió a rodearlo en el pasillo, el resto de alumnos se apartaban de su camino y lo miraban cómo si se tratase de una celebridad haciendo una aparición pública. Algunos comenzaron a susurrar, un par de chicas soltaron unas rodillas soñadoras que no llevaban malicia, pero dentro de su mente la realidad se distorsionó tanto que creyó que se trataba de algo que él estaba haciendo.
¿Su uniforme estaba mal? ¿Tenía algo en el cabello? ¿Las ojeras no se habían cubierto bien con el maquillaje? ¿Tenía algo colgando de sus mangas?
Mientras se ahogaba en la vergüenza y en la paranoia pudo contenerse lo suficiente para alzar la mirada hacia ellas, mostrando una sonrisa reluciente y digna de un galán que rebosaba de confianza. El resultado fue tal y cómo lo había previsto, las chicas se quedaron congeladas de la sorpresa y de inmediato le dieron la espalda.
La vergüenza las superó, y los que dejan que algo así controle sus movimientos siempre serán los perdedores.
Ya ni siquiera recuerda de donde había sacado esas palabras, pero hasta el día de hoy las repite hasta el cansancio.
[...]
—¿Qué significa esto al margen?— El hombre frente a él apuntó en un espacio específico de su planeación con la misma furia de un juez marcando una sentencia.
Sólo necesitó que le alzaran la voz para sentirse agobiado, sintió un nudo en la garganta que le impidió tragar y entonces se encontró mirando nerviosamente a la página de su grueso cuaderno que se llenaba de su letra perfeccionista.
—Uhm... Es la fecha esperada para cubrir esa lección.—
—¿Y estás cumpliendo tu itinerario al pie de la letra?—
Mentir no era lo suyo, así que prefirió ser honesto antes que ser descubierto y empeorar su humillación.
—... Estoy atrasado una unidad, tengo la teoría de que el estilo de aprendizaje de mi pupila actual es kinestésico— Explicó, sintiendo la mirada del profesor alcanzar a torturar su alma. No quería estar ahí.—. Y hasta ahora sólo había desarrollado lecciones del tipo auditivo y visual, así que me tomaré un día para adaptarme a ella y encontrar la forma de estimular su comprehensión.—
—¿Tú adaptarte a ella? ¿Acaso crees que toda tu vida enseñaras a sólo un niño?— El hombre arrojó su cuaderno al escritorio sin nada de cuidado, y cuando (T/N) intentó tomarlo lo detuvo interponiendo una regla en su camino.—. Incluso si buscas ser justo, simplemente no se puede atender las necesidades de cada alumno sin darle prioridad a otros. Y además reportar un retraso en tus lecciones, ¿crees que te perdonarán atrasarte y perder un valioso día?—
—Con todo respeto, no lo considero una perdida si a largo plazo significará una mejora en su desempeño... —
—¿Y tú que sabes al respecto? Ni siquiera puedes con tus tutorías privadas y crees que lograrás manejar grupos enteros— El hombre llevó sus manos a su espalda y se volteó hacia la ventana del aula.—. Le recuerdo que la disciplina no sólo es para los niños, Moonchild.—
Entonces se quedó callado, el nudo en su garganta casi parecía ser capaz de dejarlo sin voz, pero se negaba a dejar morir ahí el asunto. Su corazón latía más rápido que sus propios pensamientos formándose en su cabeza, sus manos sudaban y por dentro sentía que se partiría por el estrés.
—... Pero si me limito a dar mis lecciones sin preocuparme por que mis alumnos aprendan algo, ¿entonces podré considerarme un profesor?... —
El hombre volvió su vista al joven, con una expresión furiosa en el rostro. Su comentario había sido tomado cómo una ofensa, y lo único que recibió cómo respuesta fue el sonido del papel siendo desgarrado.
Había arrancado las últimas páginas de su planeación. Arrugándolas y tirando el montón de hojas al cesto de basura antes de devolverle el cuaderno cómo si nada hubiese pasado.
—Si tanto le atormenta no estar a la talla le recomiendo que modifique su itinerario y se ponga al corriente cómo planeó desde un principio— Al recibirlo notó cómo sus manos temblaban. No quería estar ahí.—. No importa si debe presionar a su pupila y estudiar hasta medianoche, manténgase dentro de lo que usted mismo escribe o mejor retire su solicitud.—
(T/N) se quedó ahí entonces, aún y cuando el profesor salió del aula. Quedándose congelado mientras miraba el patrón irregular que habían dejado las paginas al ser arrancadas.
Su trabajo de meses era desechable.
Sin importar cuántos calambres sintiera en las manos por tanto escribir, sin importar cuantas ampollas sanaran y volvieran a formarse, sin importar lo pulcro que organizase sus notas. Nada importaba si cometía el más mínimo error.
Inhaló y exhaló en su sitio un par de veces para frenar las lágrimas. Tranquilo, se dijo, era entendible, se había equivocado y ahora debía solucionarlo, era de esperarse. Estas cosas pasarán todo el tiempo, no puede dejar que le afecte.
No puede dejar que el estrés le gane.
Sólo los perdedores dejan que algo así...
Sólo los inútiles...
Sólo...
Al final pasó su antebrazo por su párpados y barrió las lágrimas antes de obligarse a mantenerse unido incluso si no había nadie que lo viera.
Debe ser un buen ejemplo, sin importar que no haya nadie. Debe ser un adulto responsable y confiable. Debe ser lo que todos esperan, y aún mejor que eso.
Tanto intentaba convencerse que no escuchó el par de pasos que se acercaban al aula, los mismos que eran guiados por sus propios pensamientos pesimistas.
Cuando los enormes ojos de Anya se asomaron por el borde de la puerta de inmediato saltó fuera de su escondite, alzando los brazos y alzando la voz.
—(T/N)-nii, ¿comes el almuerzo conmigo y mi... ?— Se detuvo a media oración, admirando la silueta del joven que le daba la espalda. Podía sentir que algo malo había ocurrido.—... ¿uh? ¿te sientes mal?... — Le preguntó, jalando su manga con cuidado luego de acercarse.
Cuando (T/N) miró hacia abajo para encontrarla ya había vuelto la sonrisa a su rostro.
—Sólo son cosas de adultos, no te preocupes— Confesó, con la mente en blanco y sin nada que le dijese a Anya la verdad. Había logrado convencerse.—, ¿almuerzo, dices? Puedo acompañarte si quieres, yo tomo el mío en la residencia.—
El cambio de tema fue poco sutil, pero más que suficiente para elevar el ambiente.
[...]
—...— Anya podía sentir el sudor de los nervios corriendo por su frente, con sus enormes ojos clavados en el rostro del mayor para buscar cualquier mínimo rastro de una reacción sobre cómo había sido su resultado. (T/N) sostenía el examen de prueba con ambas manos y revisaba a una velocidad sorprendente cada una de las respuestas, primero de un lado, luego del otro, y entonces le regresó la pagina a Anya.
—¡...!— El puntaje marcado con tinta verde sobre la impresión en blanco y negro hizo sonreír a la niña, girando de vuelta la hoja y presumiendo con emoción de su calificación.—, ¡Anya es más lista!—
—¡Muy lista, toda una genio!—
La primera semana había concluido, y con ello también la primera mitad de toda la guía de estudios y su plan de itinerario.
Tuvo que agregar fragmentos de la lección perdida en cada día de la semana para evitar abrumar a la menor con una sesión pesada y tediosa, claro, había dormido menos por idear ese nuevo orden, pero muy en el fondo sentía que lo había valido.
—¡Pa, Ma!— Ambos adultos voltearon simultáneamente y lo que encontraron fue a Anya haciendo una pose llamativa, detrás suyo estaba (T/N), imitándola y luciendo de alguna forma un poco más emocionado que ella.—, ¡soy más lista ahora!—
Se inclinó hacia delante hasta apoyarse en una sola rodilla, sosteniendo por encima de su cabeza la hoja calificada. En contraparte, el joven mantenía cerca su gruesa planeación debajo de su brazo.
—¡Una alumna ejemplar! ¡El terror de los exámenes sorpresa!— (T/N) le siguió el juego, cambiando de pose. Parecían estar imitando un dúo que tanto Loid cómo Yor desconocían.
—¡Ohh! ¡Bien hecho, Anya!— Ánimo la mujer, aplaudiendo para la niña, con el rubio asintiendo de acuerdo.
—Lo estás haciendo genial últimamente, estoy orgulloso.—
—¡Je, je!—
El joven entonces les dio la espalda un momento, parecía que la vergüenza finalmente lo había alcanzado y tenía que tomarse unos segundos para verlos de nuevo a los ojos, provocándole una sonrisa a los tres.
≪ Es normal alegrarse por los logros de mis alumnos, pero no debo dejarme llevar. ¡Hay que lucir profesional! ≫
—En fin... — Murmuró, con un puño frente a su boca y con los ojos cerrados, ese gesto parecía ser heredado de alguna parte.—. Anya mostró un gran avance esta semana, su método de estudio ideal es algo extravagante a lo que estoy acostumbrado, pero al final valió la pena reorganizar mis notas— Explicó con la misma claridad de alguien dando un discurso, con una mano en su pecho y con la otra sosteniendo su propio libro de planeación. El ojo bien entrenado del espía no tardó en notar el espacio donde gran parte de las páginas habían sido removidas.—. Quien diría que después de todo terminé aprendiendo también de ella, sin duda esto me servirá en el futuro.—
—¿De verdad? ¡Vaya, me alegro por ti!— Yor ahora había sido contagiada por la euforia de los más jóvenes, cómo si quisiera unírseles a su celebración.—, pero también has hecho bastante por ayudar a Anya, no tenemos forma de agradecerte.—
—Cierto, no deberías quitarte el crédito.—
—A-Ah, eso... yo sólo cumplía mi rol cómo tutor... —
—(T/N)-nii está rojo.—
—... No es cierto.—
Tal y cómo lo había sospechado, si bien no era correcto clasificar a las personas no podía evitar tacharlo cómo el clásico tipo que sería fácil de manipular. Pero a su vez sus intenciones entonces se volvían inciertas, también se había molestado en monitorear el resto de lecciones y aquel discurso nunca volvió a repetirse.
Alguien cómo él sabría lo rápido que los niños olvidan ese tipo de cosas, la insistencia habría sido clave para insertar su idea en la cabeza de Anya, ¿será entonces que sus notas y pruebas contenían algún tipo de mensaje subliminal?
Si ese fuese el caso, entonces la teoría de la fachada sería aún más convincente.
Oh, pobre espía atormentado por la paranoia. La empatía no suena cómo una posibilidad para él, le es difícil creer que las personas y sus acciones pueden simplemente ser actos piadosos y sin malicia.
Antes de hacer su primer movimiento aparentó observar el reloj de la pared para después hacer un gesto sencillo con su mano, apartando el periódico de su regazo.
—Terminaron temprano esta vez, si no tienes prisa hoy, ¿por qué no me hablas sobre el método de estudio que mencionaste? Suena interesante.— Loid entonces extendió su mano, apuntando al cuaderno del joven y pidiéndoselo sin ser explícito.
Pero (T/N) pareció descolocarse por su pedido.
—¿Uh? ¿Quiere que... le explique?—
Más bien quería asegurarse de que no hubiese un mensaje subliminal ni ningún tipo de instrucciones codificadas en sus notas.
—Claro que si— Su sonrisa carga una mentira blanca, del mismo tipo que los padres le dicen a sus hijos todo el tiempo para no lastimar sus sentimientos.—. Pareces bastante entusiasmado al respecto, así que, ¿por qué no?—
≪ La última vez que le conté a alguien sobre las cosas que me interesaban, ellos... ≫
Su mente pareció congelarse y su racionamiento comenzó a tropezar con sus propias ideas. Sería descortés negarse, pero tendría que resumirlo lo más posible para no hacer de esa plática una tediosa. Se trataba de un balance difícil de conseguir, pero que traería beneficios y le ayudaría a practicar.
Las palabras del hombre frente a él resonaron en su cabeza junto a la promesa que le había hecho. No podía negarse, era su deber declarar sus métodos si un padre le solicitaba una revisión. Situaciones así habría por montón en el futuro.
—Anya, ¿me ayudas a preparar té entonces? ¡Más tarde hay que celebrar!—
La menor alzó los brazos cómo si le hubieran dado la mejor noticia del mundo.
—¡Yo quiero cacao!—
Cuando ambas quedaron atrapadas en su propio mundo, apartándose de la conversación de los hombres fue entonces que (T/N) aceptó la invitación de Loid para tomar asiento en la mesa del comedor.
Al principio sus movimientos fueron rígidos y demasiado planeados, hasta que se obligó a aparentar, así cómo hacía siempre en la escuela. Pues no había diferencia entre ambas situaciones.
Twilight lo notó, el cambio drástico de actitud y el aura que rodeaba al chico, pasando de lucir temeroso hasta parecer cómo alguien completamente distinto. Lo que había marcado el antes y el después fue su típico gesto de aclarar su garganta con un puño frente a sus labios.
Así que de verdad había trabajado en esa promesa. Era extraño de ver, pero si le funcionaba entonces no tenía queja alguna.
—¿Me permites?—
—Aquí tiene— Le pasó su cuaderno, rezando a todas las deidades de las que alguna vez había leído para que no preguntara sobre las hojas faltantes. No tenía forma de explicar ese evento sin desprestigiar al profesor.—. A Anya le sirvió mucho el asociar los temas y los problemas con cosas de la vida diaria. Aunque... ¿debería preocuparme que haya usado un cargador de arma para resolver fracciones?... —
—Ah, eso... — El chico parecía genuinamente preocupado al respecto.—. No es nada, lo utilizó luego de ver un capítulo de su anime.—
Buscó un patrón, utilizó todos los métodos de codificaciones habidos y por haber al pasar cada una de las hojas, pero no encontró nada más que las notas y los apuntes de un maestro que seguía aprendiendo a organizarse. Fechas e imágenes complementaban la información y los recordatorios, los recortes eran de un mismo color de papel celeste y su distribución tampoco parecía seguir nada en particular.
¿Había sobrestimado las intenciones del chico?
Entonces lo encontró, el punto exacto en que la letra bien practicada que llegaba a lucir cómo una impresión bajaba de calidad y pecaba de tener algunos trazos temblorosos y donde la presión aplicada con el bolígrafo se había reflejado en la tinta.
Signos visibles y poco disimulados del desgaste y el cansancio. Pero por la falta de partes en donde se notara que las paginas se habían mojado y vuelto a secar podría presumir que no llegó a dormirse sobre el cuaderno.
Su fuerza de voluntad y determinación debía ser sorprendente, o cuanto menos superior al promedio.
Parece que podía bajar la guardia con él por ahora.
—Entonces estás convencido de que Anya logró un avance luego de tus lecciones.—
—Me gusta pensar que así es— Respondió, con una sonrisa nerviosa que a su vez se le sumó su mano rascando en su nuca.—. Lo descubriremos realmente cuando Anya presente el primer examen el lunes. Tal vez deba asegurarse de que tome un repaso el domingo, también puede llamarme si lo ve necesario.—
—¿Uhm? ¿No te molesta que te interrumpan en fin de semana?— El chico pareció quedarse mudo por la confusión, en su rostro se vio cómo le costó un poco entender a lo que se refería, pero un segundo después ya había tensado los hombros.
Cuando apartó su mano de detrás de su nuca, Loid distinguió un par de hebras de cabello enredadas entre sus dedos. Las que pareció intentar disimular ocultándola en su regazo.
Su cabellera no era del tipo abundante, más bien era delgado y de aspecto delicado. La caída de este es un síntoma de múltiples malestares, era temprano para sacar una conclusión cuando no era un aspecto importante a considerar.
Oh, pero qué equivocado estaba.
—Ah, no se preocupe por eso... — Murmuró, algo decaído y mirando hacia otro lado, la energía para mantener el porte elegante se había terminado.—. No suelo tener planes en mis días libres y tampoco me gusta salir mucho por mi cuenta, ¿sabe?—
—Comprendo.—
—¡Ven al pasío entonces!— Anya había vuelto, luego de espiar por quién sabe cuánto tiempo su conversación y apareciendo en un salto por detrás de (T/N) fue cómo logró sacarle un susto. Cuando puso su taza en la mesa se trepó a la silla a su lado antes de seguir hablando.—. Eh... Si se puede de usted y está disponible usted.— Intentó salvar cuando los pensamientos de Loid llegaron a ella.
—Esta semana has jalado a (T/N) a todas partes, ¿no lo crees?—
—Es que si no salen a tomar aire se ponen tristes.—
≪ Volvió a hablar de él cómo si fuera un animal rescatado... ≫
—... ¿Te refieres a ir a la academia y regresar?—
—Creo que lo dice porque a veces vamos al parque los fines de semana. Te sorprendería lo mucho que alguien puede relajarse con algo así de simple— La mujer entonces regresó y se sentó al lado de su -falso- marido luego de acomodar la charola de madera con las tazas sobre la mesa. Para su sorpresa había traído una para él también, pero en lugar de café era el cacao más cargado y torpemente mezclado que alguna vez había probado. Parece que Anya aún no sabía prepararlo bien por su cuenta.—. No hablamos nada sobre salir esta vez, ¿pero te gustaría venir?—
Tomó un poco más del chocolate mal revuelto mientras buscabas una respuesta, se estaba involucrando demasiado últimamente. No había nada profesional en salir con una familia que ni siquiera era la suya, y si las cosas salían mal podrías dañar su imagen o la de ellos.
¿Qué pensarían sus padres si saben que se había rebajado a ser un niñero? ¿Tanto estudio para volverse el encargado de una guardería? ¡Adiós a todos esos cursos de pedagogía!
Intentó espantar las ideas pesimistas, mentiría si dijera que no disfrutaba la energía inagotable de Anya y que no estaba celoso de la dinámica de los Forger, pero por alguna razón era cómo si de verdad lo hubieran recogido de un callejón oscuro cómo con un gato desamparado.
Tal vez se estaban esforzando demasiado, y eso significaba que su fachada había perdido credibilidad y fuerza si lograban leer tan fácilmente a través de ella.
—¿Pasa algo?— Escuchó de pronto, y sus reflejos lo llevaron a sonreír incluso si el ardor de su estómago era insoportable.
Tenía tantas cosas por hacer, pero no podía darse el lujo de rechazar la oferta.
—No es nada, es que recordé algo de mi familia— Explicó, dejando su mente en blanco y confundiendo a la niña a su lado. Sus pensamientos no respaldaban nada de lo que decía.—. Y claro, me encantaría.—
El estrés y sus síntomas no son más que las excusas de los que no pueden soportar algo de presión. El mundo de los adultos no perdona, así que lo mejor que puedo hacer es no prestarle atención.
[...]
Anya jalaba de la mano al chico, con él teniendo que inclinarse un poco para seguirle el paso. Desde lejos el par de adultos los miraban acercarse a los juegos para niños para que luego la menor apuntara al pasamanos.
Alzó las manos al aire y miró fijamente los tubos sobre su cabeza, cómo si esperase a alcanzarlos por arte de magia. Tal vez lo peor fue que debió esperar un minuto al que el joven reaccionara y la ayudara.
Con cada tubo que Anya lograba atravesar siempre tenía a (T/N) saltando a medias para atraparla por si se soltaba, pareciendo movimientos nerviosos y torpes que luego intentaba disimular sin éxito.
Para no tener experiencia como hermano mayor, no lo hacía tan mal.
[...]
El amplio escritorio en el que había desplegado su infinidad de libros y de apuntes de alguna forma contaba con un orden que sólo él podía ver. Pasando de un tema a otro y transcribiendo lo más importante, dando vistazos fugaces al reloj y regresando su atención al punto exacto donde había dejado su lectura. Se encontraba atareado, pero a la vez se había inmerso tanto en su tarea que no escuchó el llamado de la persona recién llegada.
No fue hasta que azotaron las hojas grapadas de un examen en donde estaba escribiendo que estuvo de vuelta, parpadeando en ráfaga y alzando la vista por primera vez en un largo rato.
—¿Qué significa esto?—
La voz del profesor sonaba más tajante que de costumbre, directa y dura que incluso le hizo temer, ¿esperaba realmente una respuesta o se preparaba para dar un sermón?
Cuando (T/N) miró hacia el examen resuelto frente suyo sintió cómo se le escapaba el aliento y cómo el vacío de adrenalina lo sofocaba a la altura del pecho.
Anya había reprobado.
—¿Tendrá una explicación de por qué su pupila obtuvo una calificación tan aberrante?— En su voz había un destello de burla, se mofaba de él y de sus métodos, con la excusa de ser una crítica constructiva.—. Parece que el adaptarse a ella no demostró ser más que un error fatal.—
No tenía sentido.
Sus lecciones nunca le habían fallado a nadie.
Y su tarea estaba bien, las pruebas que le había puesto la semana pasada, los repasos ocasionales, ¿por qué nada funcionó?
¿Acaso... ?
¿Acaso ya no era bueno en lo único que sabía hacer bien?...
El nudo en su garganta le impidió dar explicación, y aún si pudiese hablar no tendría nada qué decir. Estaba tan impactado y frustrado que ni siquiera podía atinar a corregir las preguntas incorrectas.
¿Ya ni siquiera podría ser un maestro?
No, no, estaba bien, podía resolverse.
Es la irritación por querer terminar esa fase del proceso cuanto antes, apresurarse sin revisar cada mínimo detalle es malo y podría causar desastre. Debía mantenerse centrado y con la compostura en alto.
Un pequeño contratiempo no puede volver un desperdicio todo el esfuerzo que había invertido, ¿cierto?...
Trataba de no ser pesimista, pero el cansancio no estaba cooperando con él exactamente. Las horas sin dormir, las pocas ganas de comer, la acidez en su estómago y la extraña rapidez con la que se irritaba últimamente le cobraban factura.
—Tendrá que rendir cuentas con los padres de la jovencita, por favor hágalo lo más pronto posible y considere en comenzar a buscar un nuevo alumno de primer año— Mentalmente añadió esas tareas a su lista de pendientes, notando que a pesar de casi terminar el día, ni siquiera iba por la mitad. El hombre se dio media vuelta luego de recoger el examen, su porte era tan presumido que ni siquiera podía disimularlo.—. Ya ha perdido suficiente tiempo, esa semana desperdiciada no será fácil de recuperar.—
Al quedarse solo de nuevo apenas y atinó a acomodarse en su asiento antes de seguir escribiendo, así cómo si nada hubiese pasado, incluso si su mandíbula estaba haciendo tanta presión sobre sus dientes, aún y cuando su entrecejo estuviese tenso y fruncido, tan rígido que le hacía competencia a sus hombros y a su cuello.
Inhalo, sintiendo cómo su labio inferior temblaba.
≪ Se considera estrés al mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Por lo tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. ≫
Pasó de página, pero su mano está tan tensa que terminó arrugando el papel.
≪ En estos casos, el individuo experimenta una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal. ≫
Tragó saliva y parpadeó para aliviar su visión irritada, pero las lágrimas se habían acumulado tanto que apenas y podía ver lo que estaba escribiendo.
≪ Para adaptarse a las exigencias o a las necesidades activamos el proceso del estrés que permite adaptarse y se manifiesta con reacciones como agilizar el pensamiento, emplear una conducta más enérgica, aumentar la eficacia para superar determinadas situaciones con éxito. A lo largo del día podemos vivir estrés sin consecuencias negativas, además puede favorecer al aumento de la autoestima al lograr incrementar el rendimiento y superar los retos y metas fijadas. ≫
Capítulo cinco de cuarenta, también debía ponerse al corriente y anotar la lista de los materiales extraviados del laboratorio, debe entregar sus trabajos ya revisados a sus compañeros cómo un favor para el profesor de biología y debe responder la solicitud de asistencia a la reunión social del siguiente mes para Escolares Imperiales, además de que mañana tiene la llamada semanal con sus padres para ponerlos al tanto de su vida académica. El jueves tiene examen de historia y el viernes organizará sus evidencias para la revisión de sus tutorías.
Todo mientras seguía dando las lecciones para Anya.
≪ Sin embargo, empieza a ser perjudicial cuando no se recuperan la energía o los recursos gastados. Si sucede esto se produce un desgaste importante del organismo. ≫
Llevó su rostro a esconder entre sus manos y apoyó los codos en la mesa. Se sintió tan abrumado de repente que ni siquiera pudo organizar sus pensamientos. No sabía por donde comenzar, ni podía consolarse imaginando cuando terminaría. Nunca parecía hacerlo, siempre tiene nuevos trabajos que entregar o cosas que manejar que apenas y recuerda la última noche en la que durmió sin sentir que perdería el tiempo.
Negó con la cabeza, una y otra vez, convenciéndose de que podía hacerlo.
Esto era sólo el comienzo, en el futuro será aún más pesado y aún más demandante. Era un juego de niños a comparación de lo que los demás debían hacer. Era un quejumbroso, uno que no lograría nada irritándose consigo mismo.
Si iba a llorar, al menos debía hacerlo mientras trabajaba.
"Reunión con los Forger", se recordó antes de abrir un nuevo libro.
Estaba aterrado por pensar cómo reaccionarían.
[...]
Cuando tocó el timbre notó cómo sus manos temblaban, empapadas de sudor y estorbándole más de lo habitual.
No quería estar ahí.
Cerró los dedos alrededor de la correa de la mochila que atravesaba su torso, rezando para que nadie atendiera la puerta.
Para su mala suerte terminaron abriéndola, la pequeña silueta de Anya se asomó por el delgado espacio que había dejado libre para espiar hacia afuera, y entonces su precaución se volvió entusiasmo al distinguir al chico.
—¡(T/N)-nii!— Exclamó, abriendo la puerta por completo para dejarlo pasar. Pero el mayor pareció dudar el dar otro paso para acercarse, admiró la línea en la que el pasillo se volvía parte de la vivienda y sintió que miraba una gran altura mientras se balanceaba en una cuerda floja.
Tragó saliva e inhaló antes de aceptar la invitación de la niña.
Ya no había marcha atrás, debía hacerlo.
—¿Quién era, Anya?— Se escuchó al final del pasillo, proviniendo de la cocina.
—¡Es (T/N)-nii!— Respondió de inmediato, alzando la voz más de lo necesario.
(T/N) se encogió de hombros en un tic nervioso, últimamente los ruidos altos le irritaban por alguna razón. El camino hasta ahí también había sido un martirio, la luz del día le cansaba la vista, ¿sería que necesitaba anteojos ahora?
Al adentrarse más a la casa encontró a la pareja, ambos le saludaron con normalidad y todo pareció estar bien hasta que fue el turno del chico de responder. Ya no tenía la energía mental para mantenerse sereno y bien educado. Su lenguaje corporal hasta el brillo en sus ojos, simplemente lucía tan cansado que no sería extraño que se desmayara en cualquier momento.
—Lamento la visita inesperada.— Repitió cómo la primera vez, revisando su bolso y sacando su bitácora junto a otro par de hojas bien dobladas.
—No te preocupes... — Murmuró Loid, con las cejas alzadas y ojos bien abiertos, algo no se sentía bien, pero no estaba seguro sobre cuál debería ser su siguiente movimiento.
Por otro lado, Yor miraba al joven con la preocupación tatuada en el rostro, ahora de verdad parecía que lo habían envenenado.
—Necesito hablarles sobre el resultado que obtuvo Anya en su examen de hoy, si me lo permiten, claro.—
—¿¡E-Eh!?— Exclamó la niña al escucharlo, ¿acaso iba a entregarla tan rápido?
Cuando el joven pidió permiso para dejar sus notas en la mesa ambos adultos se acercaron, en su totalidad no parecían tener sentido todas esas páginas entre sí, pero luego de una rápida explicación pudieron ponerse al corriente con la situación.
Y lo único que pudo hacer Loid fue suspirar mientras pellizcaba el puente de su nariz.
—Entonces reprobó de nuevo, vaya... —
—Es extraño, ambos lucían tan confiados el viernes.—
—Perdonen mi arrogancia, creí que había hecho suficiente incluso cuando me advirtieron sobre los malos hábitos de estudio de Anya.—
—¡O-Oh, no, no! No seas tan duro contigo mismo, (T/N)-kun, no estamos molestos— Aclaró de inmediato Yor mientras sacudía las manos, el pesimismo extremista no era nuevo para ella, pero por alguna razón estaba más nerviosa que de costumbre para tratarlo. Tal vez porque en realidad no tenía forma de convencer al joven al no conocerlo bien.—. Aún puede recuperarse con los demás exámenes, ¿no? Todavía es pronto para llamarlo una derrota.—
(T/N) no se atrevía a verlos a los ojos, ni siquiera se animaba a levantar la mirada de la mesa repleta de notas. Se sentía avergonzado y frustrado, ¿tal vez nunca debió involucrar sus relaciones sociales con las académicas? Tal vez era tan inepto que ni siquiera podía balancear ambas para que una no le estorbase a la otra.
Sintió cómo su estómago se revolvía y de pronto se sintió débil, ¿cómo se supone que iba a compensar una semana perdida? Después de esto sólo tendría más y más trabajo.
—Oye, ¿te sientes mal? ¡Estás muy pálido!—
—¿Qué?— Murmuró, pero cuando intentó disimular su malestar notó cómo una de sus manos estrujaba con fuerza la tela de su uniforme, a la altura de su estómago.
—¿Quieres que te llevemos al hospital?—
—Uhm... — Tranquilízate, se dijo. Y lo mejor que pudo hacer para desviar la atención fue sacar un formulario de dentro de su mochila.—. Lo lamento, pero no estoy de humor para hablar de mi ahora. Preferiría discutir sobre esto.—
—Pero, (T/N)-kun, realmente no-
—Este es el acta de reconocimiento de los tutores, en la parte trasera tiene un formulario que debo pedirles que rellenen para tener constancia de que mi tutoría no fue efectiva.—
Ambos adultos se quedaron sin palabras, mirando con preocupación al chico que aún se negaba a mirarlo a los ojos. Les extendía la bien cuidada hoja con ambas manos, pero era fácil ver cómo estaba temblando, no necesariamente de nervios, pero si por el desgaste y el cansancio después de lo que lucían cómo días sin dormir.
Loid miró a la mujer a su lado antes de moverse, pero ella estaba tan perdida como él. Se encogió de hombros y negó con la cabeza, parecía pedirle que dijera algo más.
Y si bien comprometerse tanto no había estado en sus planes, mentiría si dijese que no le preocupaba también. Había algo en su rostro juvenil pero demacrado, algo que le hacía recordar a él en sus épocas de espía donde aún era un novato, esos días en los que aún era atormentado por lo que vivía día tras día sin señales de mejora.
Entonces acercó sus manos lentamente hacia la hoja, pasándola por alto y alcanzando las muñecas del chico en cambio para guiarlo a que dejara lo que no debía ser su prioridad de lado.
—Si quieres que llenemos eso, primero tienes que mirarnos a los ojos y decir que te sientes bien.—
Oh, si los adultos supieran el poder que tienen su voz cuando ordenan con ese tono tan autoritario, los temblores que provocan, el miedo que hacen resurgir desde el profundo del alma. Es la última advertencia, la que al no responder podría terminar en una catástrofe.
Hacer lo que te exigen es, en realidad, un mecanismo de defensa.
Anya incluso se escondió a la vuelta de la pared de la cocina, espiando por la esquina de vez en cuando y cubriéndose de nuevo cada que sentía peligro. El ambiente es tenso y pesado, si no se concentra lo suficiente podría dolerle la cabeza.
Y aún así, el chico tuvo la audacia de alzar la mirada, o al menos intentarlo, pues cuando levantó su rostro sus ojos seguían perdidos en la nada, con sus ojeras decorando su aura lúgubre.
—... ¿por qué les importa tanto? Son cosas de estudiantes, ustedes deberían saberlo.—
Ambos adultos parecieron sobresaltarse de la impresión, definitivamente no esperaban esa respuesta.
Loid volteó a ver a Yor, tan perdida cómo él sólo pudo sacudir la cabeza, no tenía idea de qué hacer ahora.
—... Entiendo que estés dedicado a tus deberes y que estás ansioso por terminar, pero no creo que sea bueno desgastarse de esa manera. Tal vez algo se te pasó por alto en tus lecciones al estar tan exhausto.—
—Por favor, no haga eso, por lo que más quiera, no necesito que hablen así conmigo— Volvió a responder de inmediato, negando con la cabeza y con su voz ganando aún más irritación.—. No intente remediar lo que salió mal y dígalo tal y cómo es. Sé que fui un inútil, y si lo dice así no pasa nada— Tanto la pareja como la niña ahora se hallaban más que sorprendidos, es cómo si la última capa de su personalidad se hubiese quebrado finalmente. De estudiantes ejemplar con dotes para encantar con la mirada al temeroso torpe que tiembla de nervios y se esconde en los libros, para al final dejar a la vista al exhausto alumno que no siente que merece descansar hasta no obtener los mejores resultados posibles. Era simplemente una actitud autodestructiva.—. Tal vez no he dormido bien, pero es el precio a pagar por no estar a la altura de mis tareas. Si supiera organizarme mejor, yo podría-
Entonces lo interrumpieron.
—... Tenía razón después de todo— Añadió Twilight, sacando a la luz uno de sus muchos lados, el más severo y mejor actuado en su repertorio.—. No importa cuanto te hayas preparado hasta ahora, si planeas actuar de manera tan extremista, tarde o temprano tu pesimismo afectara a los alumnos. Cómo padre, temo el daño que podrías provocar a la salud mental de los niños.—
—Espera, Loid, no se supone qué-
—Lo siento, Yor, pero ya dejó bien en claro su posición. Haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que alguien que no está capacitado se vuelva maestro en la academia— Exclamó, dirigiéndose hacia ella y alzando levemente la voz.—. Aunque tal vez estoy menospreciando el criterio del resto del profesorado, es probable que tarde o temprano detendrían a un aspirante con tendencias autodestructivas.—
La mujer tensó los hombros y apartó la mirada, no sentía sensato involucrarse en ese momento.
≪ Sé que está muy comprometido con la educación de Anya, ¡pero esto es cruel! Si ese era su plan debió hacerlo sin decirle, es el equivalente a hacer lenta la muerte de alguien. El pobre no merecía eso... ≫
—¿Qué?... —
¿No bastaría con quitarse de su camino? ¿Planeaba destruir todo lo que había conseguido hasta ese momento cómo venganza?
¿Desde cuándo abrirse con otros y admitir lo que te atormenta es necesario?
(T/N) sintió su alma salir de su cuerpo, no era la primera vez que lo amenazaban con algo así, pero nunca había dejado de ser doloroso. La más mínima idea de volver al inicio sin tener nada más por lo que aspirar, odiaba esa sensación de sentirse perdido en la vida, y ahora que creía haber encontrado su camino ideal podría venirse abajo sólo por las palabras de alguien más.
Y lo peor de todo, por obra de un tercero.
Pero no tenía otra opción, si no le daba un ultimátum es probable de que lo dejarían ir sólo para que termine consigo mismo, en silencio y en soledad.
Era una táctica algo agresiva, pero los resultados eran lo único que importaban para un espía después de todo.
No entendía por qué lo hacía en primer lugar, tal vez por la preocupación en el rostro de Anya mientras se escondía en la cocina, o la ilusión que tuvo al poder cumplir su ocurrencia. Tal vez porque disfrutaba de la idea de que ambos podían relajarse al convivir con el otro y que a su vez lograrían algo de provecho, o puede que simplemente sea porque necesitaba al joven con vida para llevar a cabo su Plan C, y si él mismo se inclinaba a terminar con todo entonces volvería al comienzo.
El mundo de los adultos si es tan cruel cómo lo ilustran al parecer.
Y, acorralado y con el espíritu roto, el chico no encontró otra respuesta más acertada que bufar, algo que pareció tener la intención de ser una risa burlona para sí mismo. Ser racional o diplomático no serviría ahora, nunca lo ha hecho en realidad, porque él siempre está equivocado y porque todo lo que sale de su boca son cosas que no valen la pena ser escuchadas.
Es sólo un adolescente inmaduro.
Aún y cuando ha pasado por el desgaste de un adulto y cuando tiene el peso de un asalariado masacrado sobre sus hombros día tras día.
—... Autodestructivo, dice... — Murmuró.—... es lo único que termino siendo cuando ya no puedo aparentar más el carisma... — Su mano, pálida por la falta de luz natural y temblando ante la falta de energía, se alza hasta tallar sus ojos, es un truco que sirve para frenar las lágrimas. La irritación se volvió lentamente estrés, uno que sólo se añadía a la pila.—. Porque si pudiese fingir y ser un alumno ejemplar, cómo todos me han dicho, no se entrometerían en esto. No tendría esta conversación, ni me sentiría tan... humillado— Cuando se percató de lo que había dicho sus ojos se abrieron con el arrepentimiento atacando finalmente, lo único que pudo hacer fue negar y apresurarse a recoger sus notas.—. R-Realmente lo siento, si creen que lo correcto es reportarme, por favor háganlo. Debo retirarme... —
≪ Así que eso no es suficiente cómo para hacerlo estallar, esto es peor de lo que parece. Desconozco cuánto tiempo lleve empujándose hasta el límite, pero seguir de esa manera sólo será catastrófico ≫
El rubio estuvo a punto de intervenir de nuevo para detenerlo, pero fue ahora turno de Yor de actuar, no sin antes darle una mirada cómplice a Anya. Diciéndole sutilmente que no debería estar asustada por lo que ocurría, ella le creyó y se aventuró a salir un poco más de detrás del muro.
El joven miró temeroso sobre su hombro cuando la silueta de la mujer se plantó a su lado, dándole a su vez vía libre para que Anya se escabullera por su punto ciego.
Esperaba un grito, un reclamo, tal vez una bofetada, no la culparía por ello. Pero sin duda le aterraba lo que le sucedería luego de escuchar su caótica aparición en el primer día de las entrevistas de los de nuevo ingreso, los Forger eran extraños, de un modo que era tan fascinante cómo terrorífico.
No había forma de predecirlos incluso luego de sus cientos de experiencias tratando con familias de la academia.
Y tal vez por eso no reaccionó cuando la mano de Yor se posó en su hombro y dio un apretón de lo más maternal, su sonrisa era triste y compasiva, no había malicia o intenciones ocultas. De alguna forma le recordaba a su propio hermano y su tendencia a desear lo mejor para los demás, pero dejar de lado tus propio bienestar es algo tan noble cómo terrible de hacer.
Y su vez pudo ver lo tensos que estaban sus hombros.
Notó cómo los labios del joven se tensaron y cómo sus cejas se fruncieron, era la típica expresión de un niño aguantando las lágrimas, podría estar segura de que incluso estaba mordiéndose la lengua.
Y aún así aguantó, tragó de vuelta sus lágrimas y disimuló perfectamente el dolor que le provocaba el nudo de la garganta. Nada lo quebraría, no pensaba perder así, no los dejaría.
O al menos ese era el plan, el que se vio arruinado cuando sintió el leve jalón en el borde de su camisa. El que le llevó a mirar hacia abajo para encontrar los enormes ojos verdes que lo observaban con cautela.
—... Perdón, estaba nerviosa— Se lamentó Anya, jalando de nuevo la prenda casi cómo si quisiera colgarse de él.—. (T/N)-nii es genial y listo, ¡me enseñó mucho y Anya entendió todo! Tú haces que estudiar sea divertido, ¡aún quiero leer mucho contigo y saber más cosas!—
El joven abrió los ojos con sorpresa y su propia mirada exhausta se relajó apenas unos instantes.
Si se rinde ahora, ¿cuántos halagos de niños felices por aprender se perderá en el futuro?
Si tira la toalla por el primer tropiezo en su camino, ¿cuántos alumnos nunca tendrán a ese maestro especial que les hará adorar una materia por su forma de enseñar?
¿Cuánto tiempo se arrepentirá y se odiará por ello?
—...— Sus labios se tensaron aún más y sus cejas se fruncieron hasta que las lágrimas se escaparon de sus ojos adornados por las ojeras.
Anya abrazó su costado mientras le decía que nada malo pasaría, imitando todas esas veces en las que un adulto la había tranquilizado.
Parece que incluso ellos necesitan ser consolados de vez en cuando.
—Ya, ya. No te hará nada— Ignorando el hecho de que -de nuevo- estaba hablándole cómo si fuera un animal rescatado, sus palabras eran de lo más dulces.—. Pa a veces miente, pero aún así yo no lo dejaré.— Loid plasmó una mirada seria e incrédula, y a su lado escuchó la risilla enternecida de Yor.
≪ ¿Ahora soy el malo?... ≫
—...—
Cuando el chico no respondió de nuevo fue entonces que Anya miró hacia arriba, sus ojos seguían cerrados con fuerza y sus manos intentaban cubrir su rostro, intentó descifrar lo que sentía leyendo su mente, pero un vacío parecido a la estática de la televisión le hizo marearse.
Ya es bastante difícil que la gente mantenga su mente en blanco, pero ese tipo de silencio era completamente diferente a lo que estaba acostumbrada.
Alarmada y confundida volteó hacia sus padres, con los ojos bien abiertos y una expresión nerviosa.
—¡Ma y Pa, (T/N)-nii no piensa!—
—¿Q-Qué?— Dijeron al unísono, y Anya de inmediato se tragó sus palabras.
—¡¡N-No piensa... en lo malo que es trabajar mucho sin descansar!!—
Salvada.
Loid estaba sorprendido una vez más por lo perceptivos que pueden llegar a ser los niños cuando sienten que algo no está bien en su entorno.
La menor refutó su punto al arrastrar con gran velocidad una silla para subirse y para entonces apoyar su oreja contra el estómago del chico, asintió un par de veces cómo si alguien le hablara y entonces volvió a apartarse.
—... y le duele la tripa por no comer.—
—¿Qué... ?— Finalmente el joven salió de su escondite, el borde de sus ojos estaba enrojecido y su voz aún tenía problemas para salir, pero aún así se tomó el momento de posar una de sus manos en la cabeza de Anya para cuando volvió a mirarlo hacia arriba.—. Sabes que no es bueno hablar por los demás. Estoy bien, en serio, sólo es... — Sorbió su nariz, sacando un pañuelo del bolsillo de su uniforme y limpiando pulcramente.—... un poco estrés. Perdón por asustarte. No debí pasarte de largo al llegar.— Su mandíbula pareció tensarse, cómo si reprimiera un bostezo.
Y aunque parecía que lo peor ya había pasado, los tres seguían algo incomodos por su desinterés en su estado. Con Anya siendo capaz de confirmarlo.
Su mente sigue en blanco.
¿Estaba acaso actuando por reflejo?
No, más bien...
Su cerebro se estaba quedando dormido.
Anya no sabía muchas cosas, pero era lo suficientemente sensible cómo para saber que la vida adulta puede ser aterradora. Nunca pensó que habría personas que tuvieran que soportar lo demandante de la escuela junto con la presión de los mayores.
La etapa de negación es más extensa de lo que pudieron prever, no hay tiempo para negociaciones, ¡es hora de un ataque más directo!
Anya negó con entusiasmo y cerró los ojos con fuerza, debía concentrarse. Su plan no podía darse el lujo de fallar.
Volteó hacia sus padres con una mirada intensa en el rostro, era cómo una pequeña mafiosa mirando a sus secuaces. La confusión pasó a ser un asentimiento determinado de Yor, mientras que Loid sólo inclinó la cabeza hacia delante.
Siempre le tocaba ser el villano.
—¿"Un poco"? La última vez que vi a alguien actuando exactamente igual que tú estaba al borde de un ataque de pánico, ¿por qué la necesidad de mentir?—
Anya jadeó exageradamente.
—¡N-No le hables feo!— Exclamó de la manera más robótica y fingida posible, señalando a su padre y -por alguna razón- también a su madre.—. Son muy groseros con (T/N)-nii, ¡piensen en lo que hicieron y... !— El hilo se le escapó, así que tuvo que recurrir a pedirle ayuda a Loid con sólo su mirada, lo bueno es que pudo leer sus labios.—, ¡... y vayan a su cuarto! ¡Están castigados!—
La lógica convencional no puede aplicarse en la familia Forger, y eso es lo que más le aterraba.
Pero ahora más que nunca se cuestionaba cada mínimo detalle que lo había guiado a ese escenario, pues le era imposible creer que -de hecho- el par de adultos se habían ido cabizbajos.
Pensándolo mejor, es más acertado decir que incluso la lógica más común no puede aplicarse a la familia Forger.
[...]
Anya tarareaba la melodía del opening de Spy Wars mientras acomodaba su manta favorita sobre los hombros del chico, en la mesa de café en medio de la sala estaba su bolsa repleta aún con maníes sin pelar y con la televisión mostrando un programa elegido al azar nada más para hacer ruido de fondo.
Cuando terminó con su deber se sentó al lado de (T/N) en el sofá, y con su mano dio unas palmaditas en el brazo del contrario, ganando su atención.
—Listo— Anunció antes de sonreír.—. Anda, ru ru, ru ru, sólo estoy yo, así que nadie te dirá cosas malas si duermes.—
—¿Qué?... Anya, no puedo dormir aquí.—
La menor ladeó la cabeza, deteniendo las manos del mayor para que no se quitara la cobija de encima.
—¿Por qué no?—
—Eso es grosero, para ti y para tu casa— Explicó, no tan convencido de sus palabras pero estando tan candado cómo para molestarse en corregirlas.—. Además, vine a hablar sobre cómo te va en la escuela, ni siquiera sé por qué sigo aquí si tus padres ya no están.—
—Estás aquí porque no hay nada más qué hacer— El chico tragó saliva con pena, por no medir sus palabras había confesado que ese día en específico no tenía nada urgente. Su plan original era avanzar con otro pendientes más lejanos.—. Y no eres grosero, es casa de Anya, ¡y yo te doy permiso de dormir aquí!— Apuntó al sillón y entonces saltó para bajar. Tomando la bolsa de maníes y regresando a su sitio.
—Aún así, yo ni siquiera... —
—Ten.— Le interrumpió, extendiéndole un maní ya sin cáscara.
—... gracias— Lo aceptó, comiéndolo inmediatamente bajo la mirada emocionada de la niña.—. Te digo que el tiempo es algo que no puedo dejar ir, realmente me gustaría quedarme un rato más pero-
—Otro.—
—... gracias.—
—Uno para ti— Tarareó, dejando otra semilla en la palma del chico.—. Y dos para mi.— Terminó, lanzando el resto hacia su boca.
Y ahí se quedó (T/N), viéndola fijamente y preguntándose si valía la pena seguir intentando convencerla.
≪ ... Presumí tanto sobre haberme adaptado a ella, pero no logro entender casi nada de lo que hace en realidad... ≫
Anya saltó de la sorpresa y lo miró de inmediato, sin disimular en lo más mínimo.
¡Pensamientos! ¡Ya estaba pensando de nuevo!
—No dormirías— Lo interrumpió de nuevo, alzando el mentón y apuntando hacia el techo, cómo si fuese una maestra explicando un ejercicio a sus alumnos.—. Es una siesta, esa es tu tarea de hoy.—
Cuando aceptó otro maní no pudo evitar suspirar, tenía una sonrisa triste y exhausta en el rostro. Una sin brillo y con dificultad para mantenerse y no parecer una mueca.
—... ¿puedo preguntarte de donde viene tanta insistencia en que duerma? ¿Tan mal me veo?— Su intento por relajar el ambiente y tratar de persuadirla ni siquiera pudo comenzar. De hecho fue leído con tanta precisión que incluso hubiese saltado de terror de no ser porque apenas y tenía energías y ánimos para moverse un poco.
—Es que no es justo— Dijo, dejando de quebrar la cáscara de otra semilla para hablar, ahora miraba fijamente a sus pies.—. Me regañaste por no descansar muchas veces mientras estudiábamos.—
¿Por qué insistía tanto si él sólo la veía cómo una estudiante temporal?
—...—
—Pero (T/N)-nii no descansa tampoco, y creo que es porque todos te regañan por las cosas equivocadas y no sabes cuando es hora de hacerlo, ¡entonces yo te diré! ¡Dueeeeerme!—
Porque es su "hermano", porque es divertido hablar con él, porque es genial ser amiga de un adulto-niño.
¿Qué es lo que sigue ahora? No recuerda muy bien los pasos, y está inseguro sobre cómo podría afectarla si se percata de que la está ignorando. Lo último que desearía es que pierda su confianza hacia los mayores a tan corta edad.
No podría pensar claramente, y la calidez de la manta rodeando su espalda y hombros no ayudaba para nada.
—¿Y qué hay de ti?— La niña ladeó la cabeza con curiosidad, entonces una mano temblorosa pero amable se posó en su frente.—, ¿has dormido bien? ¿Los exámenes no te han hecho sentir presionada?—
Anya se le quedó viendo unos segundos, cómo si esperase algo más, entonces de inmediato negó con la cabeza con energía y apuntó directamente al rostro del chico, parecía un juez a punto de dictar una sentencia, incluso tenía el mismo tipo de seriedad en el rostro.
—¡Sin trampas!— El joven dejó salir una risa nerviosa, había sido atrapado en el acto.—. No te hablaré hasta que te duermas.— Se cruzó de brazos y giró el rostro hacia otro lado para ignorarlo, pero no tardó en percatarse de su error.
—Uhmm... — (T/N) meditó un poco, su mente volvía a mantenerse tranquila al distraerse con aquella discusión lo suficiente como para olvidar todos sus pendientes, nada le atormentaba y nada existía más allá de esa pelea. Todo ese tiempo había sido Anya quien lo estaba persuadiendo para que no recordara eso, una combinación de las torpes habilidades de negociación de un niño combinado con su propio poder. Después de todo, ayudar a las personas con su don era importante incluso sino será recompensada por ello.—. ¿Cuánto tiempo propones que duerma para que no te enojes conmigo?—
La menor miró el reloj en una de las esquinas del noticiero en la televisión, eran poco más de las cuatro de la tarde.
—... ohh... ¿nueve sextos de hora?—
—¿Una hora y media, huh?... — Volvió a cerrar sus ojos y llevó una mano a su mentón, casi quedándose dormido en ese instante por la agradable sensación de sus ojos descansando de la irritación que le provocaba la luz del exterior.—, ¿y entonces tú harías algo por mi a cambio?—
Aquí va una lección fácil de aprender: para obtener algo a veces hay que dar algo de igual o mayor valor para quien te propone un trato. Es parte de una lógica tan básica que el verdadero crimen es ser ingenuo a ello. Porque aplica tanto en el mundo de los adultos cómo en el de los niños.
—Términos no negociables.— Otra frase que había sacado de su serie dicha en una voz profunda que intentaba imitar seriedad, una que el chico prefirió pasar por alto.
—... Me gustaría que me acompañes a revisar tu examen— Anya reaccionó con la misma cara que pondría al comer zanahoria, nerviosismo y disgusto mezclándose en un silencio que aprovechaba para encontrar una excusa.—. Vamos, no será tan malo, sólo quiero ver en qué te equivocaste más y resolver tus dudas— Sus manos volvieron a hacer sus típicos ademanes, pero ahora eran más lentos y menos exagerados, pero el avance era bueno. Y aún así, Anya fingió no escucharlo.—. ¿No? Oh, vaya, entonces no es justo, lo siento.—
—¡E-Espera!— Anya se lanzó literalmente hacia el regazo del chico, impidiéndole el paso apenas notó que iba a levantarse, sacándole el aliento en el proceso.—. Si iré... — Murmuró, con la misma inmadurez que se esperaría a su edad. Un bien mayor a veces implicaba hacer sacrificios, defraudaría a Bondman si no aceptara el trato.
—Gracias.— Le agradeció, confundiendo a la niña y sin elaborar más en ello, pero su mente tranquila le daba una buena idea de que estaba realmente feliz por ello.
—Vamos, vamos— Con el salto volvió a ponerse a su lado para acomodar de nuevo la manta y para bajarle el volumen a la televisión. Estaba tan comprometida que incluso se le quedó viendo fijamente.—. No puedes fingir que duermes, ¡debes hacerlo o no cuenta!—
Oh, todas las cosas que podría hacer en una hora y media, todos los capítulos que podría leer, todas las palabras que podría escribir, todos los temas que podría repasar, ¿pero qué diferencia hay entre comenzar ya y en un rato más si una siesta nunca ha lastimado a nadie?
—Está bien, está bien, pero si gritas no podré dormir.— La niña cubrió su boca con una mano y asintió.
¿De verdad iba a hacerlo? ¿En realidad prefería no preocupar a una pupila que continuar con sus deberes, o es que estaba aprovechando la situación?
Tan sólo esperaba que le consolara de nuevo cuando las ideas pesimistas sobre cómo había desperdiciado el tiempo le atormentaran después.
Pero conociendo a Anya, sin duda no iba a dejar que hablara mal de sí mismo.
Se recargó contra el respaldo y se cruzó de brazos, cuidando bien la posición de su cuello para evitar todo el dolor posible y a su vez encogiéndose un poco en su esquina en el caso de que Anya quisiera hacer algo mientras estaba sola. Lo único para lo que no tenía un plan fue para el caso de que la menor acomodara un cojín a su lado y se recostara aprovechando el resto del espacio vacío. Su mirada cansada se encontró con los expresivos ojos de la niña, lo miraba desde abajo y de cabeza.
—¿Qué haces?— Le preguntó, y lo primero que obtuvo como respuesta fue una sonrisa amplia y sincera.
—Voy a vigilar— Dijo.—. Puedes tener sueños feos si te duele la barriga— Ese era un dato que sabía incluso a pesar de no entender por qué pasaba eso, así que volvió a voltear hacia arriba y de cabeza.—, ¿por qué pasa eso?—
—Pues porque tu estómago no tiene nada para digerir y provoca... — La palabras "estrés" parecía estar prohibida para él, tanto cómo para quedarse en silencio y perdido en sus pensamientos. Cierto, hace un rato que no sentía fastidio por hablar o por siquiera estar ahí. ¿Sería cierto lo que había dicho Anya? ¿Cómo es que todo ese tiempo estuvo tan segura de lo que hacía? No tenía tiempo para cuestionarse esas cosas, pues su pupila seguía esperando la respuesta a su duda.—... quiero decir, hace que se irrite y confunda lo que sientes. Por eso tu cabeza termina creyendo que algo malo está pasando, y eso se va a tus sueños.—
—Ohh... — Entonces se giró para recostarse de lado, escabullendo una mano debajo de la almohada y haciendo señas con la otra.—. Bueno, ya no hablo.—
(T/N) rió levemente antes de cerrar los ojos, si se concentraba un poco podía escuchar el movimiento de la tela que acusaba a Anya de enderezarse para ver si de verdad estaba durmiendo. Puede sentir su propio corazón latiendo, cada vez más lento y a un ritmo más regular, volviendo a la normalidad. Siente la manta sobre sus hombros y la calidez de esta, los murmullos de la television y su propio respirar, bajando de volumen y volviendo a ser capaz de mantenerlo bajo y sereno.
Olvidó el lugar en el que estaba, lo que debía hacer ahí o lo que haría después. Se olvidó de todo y se concentró en cumplir su parte del trato, un pesado suspiro se le escapó. No estaba exactamente en paz, pero estaba tan exhausto cómo para gastar más energía contra sí mismo.
Escuchó la aguda voz de Anya tarareando y también el chirrido ahogado de una puerta siendo abierta, pero para entonces ya no era capaz de moverse. Conocía las fases por las que se pasa antes de caer dormido, las analiza demasiado y al final no tiene nada mejor qué hacer, pues los siete minutos en promedio que se tarda una persona en ceder al sueño se sienten realmente eternos.
Estas eran las verdaderas cosas por las que valía la pena la vida, casi siempre se olvida del lado bueno de las cosas, y a lo mejor a veces llega a menospreciarlas, pero nadie podría culparlo si supieran por la cantidad astronómica de estrés al que un pobre estudiante puede ser sometido.
Puede que sea hora incluso de aprender de la tranquilidad de los niños y su forma de ver el mundo.
Anya espió una vez más y pasó rápidamente una mano por enfrente de los ojos del chico, y si no estuviera segura de lo que veía, sus oídos llegaron a escuchar los sutiles ronquidos que salían del chico, provocándole ternura. Acomodó un poco su cabello para que no le picara la nariz y entonces se bajó del sofá para ir a buscar galletas a la cocina.
Mejor le dirá que puede venir a su casa a estudiar siempre que quiera cuando despierte.
Estar todo el día en la escuela no debe ser bueno, y no necesitaba un tatuado para saberlo.
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