La vida...

La vida desde el principio fue injusta conmigo

Mi fealdad, las desgracias que cargaba, mi hermana era lo único que alumbraba mi camino, pues en toda esta pesadilla, su hermosura se volvió mi sol

Pero un día supe que no necesitaba un sol, no, lo que yo necesitaba era un rayo

Caminaba a las afueras del distrito, bastante lejos, buscando comida para robar o un ratón para cazar, lo primero que encontrara, era de noche, y me había puesto un yukata para aparentar ser más humano, ya que mi cintura es desconcertante, era una noche oscura y fría, y caminaba sin rumbo cuando escuché un llanto, Sonreí, como demonio debo admitir que lamentos de humanos afortunados parecen alimentarme, llámalo exageraciones pero así es, y cuando miré al frente me di cuenta que era

Un chico, de 10 años máximo, con ojos de ámbar lloraba mirando hacia el suelo, sus lágrimas caían y estaba tan dentro de su llanto que no se dió cuenta de mi presencia, yo estaba listo, completamente preparado para lo que vendría, levantaría la mirada y al ver mi fealdad huiría, pensaría que el peor día de su miserable vida acababa de empeorar, más no esperé que al verme de pie, analizandolo quieto y sin decir una palabra, se iba a lanzar a mis brazos con tanta facilidad

Yo no recibo abrazos, no sé si los de Ume cuentan, pero ese llanto, de un niño aparentemente abandonado en mi brazos me hizo quedarme en mi lugar, el sollozaba, abrazándome, rogándole por cariño, y aún si suena raro, no se lo negué, acaricié su cabello, lento mientras lo relajaba

El tiempo pasó, el se dió cuenta de que mi cintura era pequeña, pero se quedó, nos miramos a los ojos, y justo cuando creí que mi cara lo alejaría, el la abrazó con fuerza

-No te doy miedo?

-No...

Ni siquiera me di cuenta de que lo pregunté en voz alta, solo quedé ahí, pasando mis manos alrededor de su pequeño cuerpo, daban ganas de protegerlo, eso sentía por él, el quizá era tan desafortunado como yo, pero yo al menos, tenía a Ume, éste pequeño de ojos ámbar estaba tan desesperado por amor que se lanzó a mis brazos

-Tienes un nombre?

-Zenitsu...

-Yo Gyuutaro

Solo se acurrucó en mi pecho, y tal vez esté tan desesperado como él, pero sentir calor humano gentil y desinteresado, me hizo atesorarlo, como nunca, en ese abrazo estaba el calor que necesitaba

Se durmió, y como demonio no podía tenerlo cerca, y Ume no lo entendería, así que le llevé a un lugar seguro que espero lo haya acogido como se merece, pero ese momento... Ese momento fue mi tesoro

Cuando ese día llegó y Ume me habló de la chica fea que se interpuso en su camino me reí como siempre, esperando que tuviera una muerte horrible, más cuando la ví con mis propios ojos no podía ser un engaño, no, no podía serlo, él? Por qué si cabello era rubio? Por qué sus ropas? Sabía pelear? Por qué cada persona con una mala vida acababa como cazador o demonio?

No podía dejarlo pasar, no esta vez, excusandome de defender a Ume, lo llevé lejos, el comenzó a pelear, era fuerte, y yo me contenía pues no quería hacerle daño, ese niño estaba allí, y así era, una doble personalidad en su sueño era lo que nos hacía combatir, cuando logré despertarlo, me miró pálido pero me reconoció, dijo escuchar los latidos de mi corazón, no se había dado cuenta que yo era un demonio en su niñez, pero no entendía, según el, mi sonido aún era uno que presentaba un rastro de bondad detrás del ruido infernal de los demonios

Dejé caer mis armas y el su katana, nos unimos en un abrazo fuerte que mi piel anhelaba con impaciencia, y... Con este nuevo reencuentro, un sentimiento creció con él

Nuestra lucha ya no era con armas, sinó con el corazón, él quería cumplir con lo que su abuelo le había inculcado, honrarlo, pero también quería casarse, quería amar, vivir feliz, nunca quiso tomar una espada, y yo contándole de mi vida, le dije que solo fue supervivencia, que asumo que soy mala persona, era un ángel a comparación de él, pero ésta oportunidad... Debí vivir demasiado para ésto, ésta es la razón por la que mi vida se extendió por éstos siglos, nos miramos, confundidos, alejados del calor de una batalla a la que ya no le encontrábamos propósito, el lloraba, porque sentía que por fin había hecho amigos, casi una familia, pero luchar... Y yo, asumo que me angustié, mi hermana, no puedo vivir sin ella...

Le dije a mi ahora rubio que me esperara

Robé a mi hermana un momento del campo de batalla, y le conté todo, ella estaba enfurecida, por no contarle, por ocultarlo y por la locura que propuse, le dije que podíamos vivir, que algo haríamos contra Muzan Sama, pero ella con lágrimas se negó, que él era a quien le tenía devoción y le debía mucho, creía que era el fin de mi idea pero de su boca salió, que como hermano, toda mi vida la hice girar en torno a ella, incluso mis virtudes eran cosas o reflejos de ella que de los que yo me enorgullecía... Me propuso con dolor en sus ojos, que me centrara en mí, y que si los demás cazadores hacían algo nos veríamos como hermanos en otra vida de nuevo, y que con eso ella devolvía el favor de lo que hice por ella en vida de humanos, y juro por lo más sagrado, que separarme de ella después de ese abrazo fue puro dolor

Zenitsu por su parte, sabía cómo desaparecer por su vida, así que rompió su haori y dejó su katana, diciéndome que confiaba que su hermano Kaigaku encontrara a Tanjiro y juntos cumplieran la voluntad de su abuelo, y así, finalmente, huimos

El no me dejó de abrazar en toda la noche cuando sentía como Ume moría sin mi presencia, a mi falta, lo más seguro es que la asesinaron con el sol, por eso nada me ocurrió, Zenitsu se acostumbro a mí y yo a él, primero fue lento, tímido, yo tampoco queria intimidarlo más de lo que mi apariencia, pero más temprano que tarde, ese aroma a duraznos inundaba mi nariz en mis atardeceres al despertar, matabamos demonios que se acercaban a nuestra solitaria área, y mirábamos la luna mientras pensábamos en como éramos feliz el uni del otro

No nos dimos cuenta del día en el que no nos podíamos dejar de besar, de como sus ojos pedían a gritos que mis mordidas le marcaran la espalda, de tener sus arañazos en la mía y como nos hacía falta respirar, su calor mientras le escuchaba gemir para mí, mis manos con necesidad de su blanca y rosada piel... Era todo lo que yo quería para mi vida

Pero hoy, hoy le estoy causando el peor dolor...

Lo único que justifica lo que está pasando, es que el amo Muzan murió, él estaba feliz cuando supo la noticia hasta que me vio desvanecerme de a poco, sollozaba abrazándome, suplicando para que no me fuera, sus brazos intentaban agarrar el polvo que se desvanecía en ese último amanecer a su lado

Lo último que sentí, fue mi mano tomando la suya, que buscara a alguien que le amara como yo en este tiempo juntos, que verlo triste y solo me pondría triste, y era lo último que quería mirar

Ese beso... Ese beso mientras veía sus ojos ámbar por última vez me hicieron llorar, y pedirle perdón con mi mirada... Hasta la próxima vida Zenitsu, tuvimos poco tiempo pero aún puedo sentir la intensidad de nuestra felicidad

Quizá... El mundo en mi próxima vida no será tan mala después de todo