GENTEE HE VUELTOOOO! -LE LANZAN CHANCLAS Y ZAPATILLAS KAMIKASE- LAMENTO LA DEMORA PERO ESQUE HE ESTADO MUY OCUPADO (entre lo de que la escuela se pone mas exigente cada vez y que tengo qe inscribirme q una prepa) SE ME VA EL TIEMPO Y LA IMAGINACION, PERO BUENO, YA ESTOY DE VUELTA, EL ONE-SHOT DE HOY FUE UN PEDIDO DE Gelen_07 (por cierto lamento la demora), EN SI EL TEMA ES UN POCO CLICHÉ PERO AUN ASI ESPERO QUE LES GUSTE, SIN MUCHO MAS EUE DECIR, COOOOOOMENZAAAMOS!
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El joven de cabellos color fuego se encontraba descansando sobre la rama de un árbol, disfrutando la tranquilidad, la cual no duró mucho, pues se vio interrumpida por alguien que no esperaba ni quería ver. Bajo de si, se encontraba Makucha, uno de sus conocidos con los cuales tenía problemas resueltos, hecho que no les hacía buenos compañeros, sin embargo decidió escuchar su propuesta.
-habla de una vez, no tengo tiempo para sermones- dijo el de orbes ámbar después de bajar de su lugar de descanso. El otro chico le miró con desprecio.
-tengo un trato para ti Kion- el chico miró con curiosidad –hagamos una apuesta, si logras que Fuli se enamore de ti en dos días y logres mantenerla como tu pareja por mínimo una semana, haré tus tareas por un mes, ¿que dices?- el pelirrojo lo pensó un poco, sabía que el era muy inteligente y no necesitaba de ese trato, pero por otro lado la oportunidad de humillar a Makucha era imperdible, también sabía que Fuli era una chica difícil, pero se conocía a si mismo y creía poder lograrlo.
-acepto la apuesta, si no lo consigo seré tu esclavo durante un mes- sentenció dando la mano sellando el pacto, ambo se retiraron sin decir nada.
En el transcurso del día, muchas jóvenes se quedaban mirando al casi adulto alumno, que el gimnasio estuviese frente al escenario de las porristas solo hacía empeorar la situación pues ellas con todo el cinismo del mundo veía su cuerpo bien trabajado, no prominente pero si marcado. Con tanto descaro y sarcasmo como se podía expresar un ser como el, rechazaba a todas y cada una, a excepción de la única que por el momento le interesaba, pronto la distinguió, se encontraba practicando un par de carreras, mancuernas de mas de quince kilos ataban sus piernas y brazos, no se sorprendió de esto, pues la conocía de sobra y sabía que fácilmente superaría a sus oponentes aun con el lastre. Al terminar la competencia se acercó a ella, quien sonriendo de forma arrogante pero amistosa retiraba las pesas de su cuerpo, sintiéndose mucho mas ligera y fuerte.
-me alegra no cargar con eso mas- dijo ella mirando a su compañero, pues aunque no lo consideraba un amigo por su personalidad fría y arrogante le gustaba pensar que por dentro era diferente, aunque sabía que no era así –hola Kion- el solo hizo un gesto seco de cabeza haciéndole saber que estaba feliz de verla.
-debes estar cansada, te invito algo de la cafetería- dijo el sonriendo suavemente, ella aceptó la invitación.
Ya en la zona de comidas ella pidió lo que le apetecía mientras el solo pensaba, pues tampoco es que hablara mucho de el, sabía que se estaba arriesgando pero tal vez daría resultado.
-¿algo que quieras saber de mi?- preguntó el sabiendo que ella no empezaría la charla. Ella elevó la ceja confundida.
-pues, no lo se, cuéntame de tu familia, ¿quiénes son tus padres?- ella empezó por lo básico, puesto que a pesar de llevarse bien no tenía la más mínima idea de quienes eran sus cercanos.
-nada sobresaliente, soy hijo de la famosa y reconocida actriz Nala, aunque casi nunca la veo, mi padre Simba es uno de los mas importantes empresarios del país, y mi hermana Kiara es la que ocupará su cargo cuando el se retire, claro que mi padre le da preferencia a los hijos no bastardos...- dijo el sincerándose sin mostrar expresión, salvo al final, dejando ver una pequeña muestra de odio.
-¿hijos no bastardos? ¿a caso tu hermana...?- no terminó la pregunta pues el contestó rápidamente.
-soy hijo de Nala si, pero mi padre, se negó a aceptarla como su esposa después de tenerme a mi, quedándose conmigo, a los dos años el entró a casa con una nueva mujer que yo nunca aceptaré como mi madre, ella me maltrataba y ciertamente nunca le daré el gusto de decirle mamá- dijo secamente el, esta vez intensificando su tono de ira.
-al parecer venimos de familias opuestas pero iguales...- dijo ella llamando la atención de Kion –mi madre, me tuvo a causa de una violación, mi familia pobre nunca tuvo dinero para mantenerme, ella cuando apenas tenía unos meses me abandonó en un orfanato, en este me maltrataban bastante y por eso me escapé, decidí hacerme independiente y por cuenta propia entré aquí- ella cerró sus ojos, esperando sentir un golpe o algún comentario ofensivo por parte del contrario, pero lo único que sintió fue la mano del joven apoyarse contra su hombro.
-parece que no somos tan diferentes como creí...- comentó el haciendo sonreír a la chica, aunque en ese asomo de felicidad había una pequeña lagrima amenazando con salir. El limpió esa lagrima haciendo sonrojar a la chica, un gesto que nunca había visto, y que nunca habría esperado, menos de alguien como el –sonrie, no estás completo sin una sonrisa y ciertamente te ves mas bonita con una de esas en tu rostro-
-gracias, supongo- dijo ella apartando la vista intentando ocultar su sonrojo.
Una campanada le indicó que ya debían regresar a sus clases, pero como era costumbre de Kion, no asistió, aunque ella si que lo hizo, el quedaba en el mismo árbol de siempre, sonriendo para si procesando lo que escuchó por parte de la chica.
-*iguales y distintos, quien lo hubiera dicho*- pensaba mientras cerraba su ojos, pronto se quedó dormido, sonriendo arrogantemente pensando que lo tenía muy fácil.
Pocas horas después el despertó de su siesta, los alumnos salían por la puerta, todos menos unos cuantos, que se había amontonado, se movió con sigilo en la copa de los árboles y vislumbró la escena, la victima era Fuli.
-no entiendo porque me odias ni tampoco me importa, solo quiero largarme para no ver tu asquerosa cara- soltó la chica, tales palabras dejaron atónito al de cabellera roja, que sinceramente no se lo esperaba.
-miren, hablando de su propia imagen- se mofó uno de los que la acorralaban, Kion lo reconoció, su nombre era Janja, tendría unos 19 años, había repetido el curso varias veces –¡sujétenla!- lo escuchó gritar, ella simplemente forcejeó como pudo, quedando sometida en pocos segundos, el empezaba a sentir odio, un odio que no era nada bueno, aunque por una vez, se permitiría usarlo para bien.
-no me toques maldito- gritó ella soltando una de sus manos, propinando el más fuerte golpe por parte de una chica que Kion hubiese visto jamás –¡suéltenme!- gritó al ser inmovilizada nuevamente.
-si lloras y pides perdón de rodillas lo haré- dijo Janja sádicamente, ella no lo hizo y los golpes empezaron a sonar. Kion no lo soportó mas, había visto suficiente, con un fierro largo que siempre tenía al alcance quedó en la escena, por dentro sentía su sangre arder en ira, pero no lo dejaba ver por fuera.
-que lastima, creo que no podrán continuar haciendo eso- dijo el tranquilamente, mientras su consciencia le susurraba al oído que los destrozara, Janja lo miró con furia. Sus dos acompañantes soltaron a la lastimada chica que cayó al suelo sin fuerzas para levantarse –debería darles vergüenza, tres hombres mayores acosando a una chica- y sin mediar palabra con un movimiento seco aporreó a los tres –en mi familia, acostumbramos ser caballeros y para mi ustedes son solo unos patanes aprovechados- los tres, corriendo se lanzaron con los puños por delante, el simplemente detuvo a uno con un par de rodillazos y al otro le dejó sin aire gracias a su báculo improvisado, al último lo agarró a puño limpio, dejándolo sangrando de la nariz, estos tres se pusieron de pie sin fuerzas –ahora lárguense de aquí- y sin mas que decir los tres matones corrieron despavoridos del lugar.
-supongo que debo darte las gracias- habló la chica levantándose con dificultado mirándole, sin embargo apenas dio un paso cayó al suelo. El la miró con preocupación verdadera, pues aunque no le gustase expresarlo se preocupaba mucho por ella. Con cuidado, le ayudó a levantarse, y cargándola como si se tratase de una princesa la llevó a su casa.
Al llegar a las puertas de tal morada se veía a gran escala que venía de una gran familia, sin embargo el recibimiento no fue agradable en lo absoluto.
-¿ya llegaste?- se escuchó una voz femenina, menor pero evidentemente mandaba en la casa –entonces es mejor que te vayas contigo y tu bulto porque mi novio va a venir a la casa, así que, ¡adiós!- despidió ella arrogantemente, pero para su sorpresa el de cabellos ígneos se limitó a subir las escaleras –ey te dije que te largaras- volvió a decir la niña.
-no- respondió Kion con severidad, no pensaría retroceder con Fuli en brazos, estaba muy herida y tenía que ayudarla.
-o te largas ahora mismo o...- fue interrumpida.
-¿o que? ¿Le dirás a tu padre que me corra? ¿Para que te solape como siempre lo hace dejándome en la humillación total?- dijo Kion con mucho enojo. Empezó a subir las escaleras –no voy a irme Kiara, al menos hasta que ella esté bien- y sin mediar mas palabra se encerró en su cuarto, dejó a la rubia recostada en su cama, mientras buscaba su botiquín de emergencias.
Al poco rato, se encontraba desinfectando y vendando las heridas de Fuli, que a pesar de ser una chica fuerte, los golpes dolían de igual manera.
-¿porque me defendiste? Tu no harías algo así por cualquiera- preguntó ella con curiosidad.
-porque...- el pensó un segundo, tratando de encontrar una buena excusa, porque se negaba a aceptar que realmente le importa –no lo se, fue un impulso, simplemente no toleré que te golpeasen mas-
-eran tres, y tu solo uno, ¿como lo...?- Kion respondió antes de que Fuli terminase de hablar.
-mi ira me controló- dijo con los ojos cerrados –soy incapaz de controlar mi temperamento si me hacen enojar, por eso, aunque tu me hayas visto tranquilo, por dentro era fuego puro, y logré vencer a tus atacantes- ella lo miró sorprendida, pues no sabía que hubiese alguien con el mismo defecto.
-entonces tu también...- comenzó a decir ella, luego sonrió suavemente y miró a quien le había ayudado, poco a poco se levantó de la cama, y aunque sus heridas aun dolían podía moverse con mas libertad. Tomó de la mano a Kion y lo jaló poco a poco.
-¿Qué quieres?- preguntó Kion sin comprender lo que hacía.
-déjame llevarte a un lugar, ¡vamos!- dijo ella con emoción. El se dejó arrastrar, fue guiado por Fuli hacía el parque mas cercano, en este, la chica de ojos esmeralda subió a un pequeño árbol, el cual no tendría mas de tres o cuatro metros de alto, sin embargo, al llegar a lo mas alto, oculta por el follaje, se encontraba una casita de madera.
-*pequeña pero bonita, como ella*- pensó el sonriendo, dándose cuenta de sus palabras segundos después. El sacudió la cabeza y esperó a que ella entrase en la casita. Luego entró el, era bastante reducida, pero lo suficiente como para albergar a una pareja.
-esta pequeña cabaña la construí por mi cuenta cuando tenía unos nueve años, me impulsó principalmente la necesidad de un techo bajo el cual vivir- comentó ella sonriendo amargamente –poco después comencé a trabajar como una empleada doméstica, y como yo si me defendía de los malos tratos que recibía me corrieron, busqué por mucho tiempo hasta que encontré a un chico llamado Azaad, con el cual compartí muchos momentos, su corazón era de oro y puedo decir que por primera vez en mi vida mi corazón latió con mas fuerza- la mente de Kion meditaba con fuerza sintiendo un pequeño rastro de ira en su corazón, no quería aceptarlo, pero muy dentro de si, sabía que comenzaba a sentirse celoso.
-ah si?-preguntó mostrando un poco de sus celos –es una suerte que yo no sea como el- dijo sin pensar, ella se enojó levemente –alguien que es tan noble es abusado por todos-
-no tienes derecho para calificarlo de esa manera, el era fuerte, no se dejaba controlar por nadie- dijo ella un poco molesta.
-¿Por qué hablas de el en tiempo pasado?- preguntó esta vez dominado por sus emociones.
-Por qué el... está muerto- los ojos de a chica comenzaron a humedecerse sin permitirse llorar -fue impactado por un camion al conducir su motocicleta...- dijo ella con los ojos ardientes.
El corazón de Kion sufrió un terrible dolor al verla en ese estado y se maldijo mil veces por haberle recordado semejante hecho. Con lentitud la abrazó, mientras cerraba sus ojos, no queriendo separarse de ella, pues aunque era muy fuerte, ruda y ciertamente independiente, en ese mismo día había descubierto tres cosas. Que el era mas blando de lo que creía ser, que ella es fuerte por fuera, pero un recuerdo fuera de tiempo la puede quebrar... y por sobre todo, que su interés en ella no era solo por la apuesta que había hecho, si no porque realmente, aunque su orgullo lo negase, estaba enamorado de esa chica salvaje de ojos esmeralda. Poco a poco, deseando que el acto que iba a hacer cambiara su animo, levantó la cabeza de ella con suavidad, el contacto visual era cercano. Ella podía sentir su respiración, y aunque por fuera pareciera que estaba tranquila, por dentro luchaba por mantener la calma. El poco a poco fue juntando sus cabezas hasta unir sus labios en un dulce beso, que lejos de ser apasionado, estaba lleno de delicadeza y dulzura, algo que ella no creía posible en un ser como Kion. Ella no hizo el menor movimiento dudosa de lo que sucedía. Por fin la falta de aire se hizo presente separando a la pequeña pareja. El la miró con dulzura y severidad.
-yo desconozco su personalidad y puede que en verdad haya sido una gran persona, pero el es parte de tu pasado, y uno nunca debe mirar el pasado, no debes mantenerte aferrada a el, mira hacía adelante, siempre tienes que mirar hacía adelante- ella implemente le miraba como una niña pequeña –Azaad ya está muerto, pero nosotros seguimos vivos, y aunque nos cueste aceptar esta realidad, debemos seguir luchado, pues es lo que habría querido de ti- el la acercó nuevamente hacía el, mientras ambos cerraban sus ojos, sintiendo la cercanía del otro y por una vez, la tranquilidad.
-UN PAR DE SEMANAS MAS TARDE...-
El ya adulto joven de cabellos rojizos se encontraba en su sitio favorito, disfrutando de la humillación que estaba sufriendo Makucha, pues la apuesta había concluido sin mayores contratiempos y como el lo prometió e encontraba haciendo las tareas y trabajos de este.
-dime algo, ¿si ya ganaste la apuesta porque sigues con ella? No eres el tipo de chico que se mantiene un buen tiempo con la misma chica- preguntó sacando conclusiones el rubio, algo irritado.
-porque en cierta forma...- comenzó el sonriendo, mirando hacía un pequeño claro cercano, donde se encontraba una casi adulta chica de ojos verdes y cabello rubio dándole una paliza a tres chicos por su cuenta –ella logró quedarse en mi mente y en mi corazón...- esa fue respuesta suficiente para el otro que se limitó a cerrar la boca mientras seguía con su trabajo -*¿Quién lo adivinaría? Una chica como ella logró enamorarme sin ningún tipo de intento*- pensaba mientras cerraba sus ojos y volvía a la paz que mantenía con el. FIN.
Y BUENO, QUE TAL HA QUEDADO? SONÓ MUY TIPICO DE HISTORIA PERO PARA UN ONE-SHOT ES LO MEJOR QUE PUDE ELABORAR, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, Y SIN MUCHO MAS QUE DECIR ME DESPIDO, UN ABRAZO UN SALUDO Y NOS VEMOS PRONTO, CHAUCHAU!
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