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🐗⚔️Inosuke Hashibira⚔️🐗

“Gustar”




Según Kamaboko Kentaro, él estaba enamorado.

No entendía muy bien que había querido decir, pero luego de que lo tuviera parloteando un rato en su oreja sobre qué debería admitir sus sentimientos, algo le había quedado claro: no era normal lo que sentía cuando veía a la chica que ayudaba a Shinobu. Y al parecer, tampoco era normal que le llevase flores silvestres ni moras, mucho menos era normal llevarle bellotas porque eso es solo algo que haría alguien de su tipo estando enamorado.

Según Gompachiro, querer llevarle cosas lindas a una chica significaba que esa chica te gustaba. Pero él no estaba muy seguro.

Ella lo trataba muy gentilmente y le provocaba una sensación extraña en el estómago, casi siempre estaba riendo de todo lo que dijera y no tomando en serio sus amenazas. Inosuke Hashibira se preguntaba que tan fuerte debería ser Shizu para no tomar en cuenta lo que un hombre como él, más alto y musculoso que ella, dijera.

Por eso, su misión —mientras Shizu le estaba echando un ojo para que no se levantara de su cama— había sido, desde hace una semana, mirarla y prestarle mucha atención para tratar de descifrar cuál era la fuente de su poder. Algún entrenamiento sumamente riguroso, algún tipo de comida o incluso y tal vez, algún poder oculto. No le sorprendería que Shizu fuese algún tipo de Deidad como lo era el Dios de los Festivales.

No había averiguado nada relevante más allá de datos inútiles a su investigación. Le gustaba comer cosas dulces y guardaba entre las hojas de un libro todas las flores que diariamente él le daba, ella le había dicho que las flores podían durar más si se las guardaba de esa forma.
También, muy de casualidad, había descubierto que le gustaba cuidar a las personas y siempre ponía un tono de voz muy suave para dirigirse a sus pacientes, uno diferente que con él, con él solía hablar con su voz normal y se reía a carcajadas mientras que a otra gente solo le daba una pequeña risa. También había visto que no le gustaba la comida picante, los gusanos ni tener todo desordenado.

Esos datos eran completamente inútiles en su investigación, pero había encontrado cierto gusto en aprenderlos poco a poco. También oía muy atentamente todo lo que Shizu quisiera contarle, así que su investigación se había torcido gradualmente.

  — Inosuke-san, si sigue mirándome así, me hará agujeros.

Le sorprendió que supiera que la estaba mirando, ella estaba de espaldas leyendo algo en su escritorio mientras que él seguía recostado en la misma cama.

Si que era poderosa.

Ella volteó, mirándolo con una sonrisa divertida por ver cual sería la nueva ocurrencia que el cazador tendría para decirle.

  — No digas tonterías mujer, si yo fuese capaz de hacer eso ya estarías muerta hace mucho— contestó con aires de grandeza, volviendo a hacer una de sus típicas amenazas que sólo quedaban en las palabras. Shizu soltó una carcajada, alertando al cazador por saber que era lo gracioso que había dicho.

  — ¿Eso quiere decir que Inosuke-san me mira mucho?— soltó una risilla, bromeando un poco con él—. Hará que me ponga roja.

Inosuke no supo que era lo que quería decir aquello, pero Shizu tenía una sonrisa divertida como si se estuviese burlando de él.

  — ¿Haah? ¿Por qué deberías ponerte roja porque alguien te mire? ¿Acaso tienes fiebre?— preguntó, sentándose en su camilla con los brazos y piernas cruzadas.

  — Bueno, pues, cuando alguien te mira mucho, significa que le gustas a esa persona, y yo no te gusto, ¿verdad?— dijo en un tono fingidamente meloso, haciendo una cara "atractiva", curvando sus cejas y tirando besos invisibles, aunque sí en realidad fuese atractiva, no causaría ni el más mínimo efecto en Inosuke.

  — ¿Haah? ¡Claro que no me gustas! No importa que Tontaro diga que sí, ni siquiera sé que significa gustar, pero, ¡sé que es imposible que tú me gustes!— aseguró muy confiado en sí mismo, golpeando su pierna en un intento de darle más rigidez a sus palabras.

No hubo contestación por parte de la fémina, solo un silencio abrumador que incluso hizo que el cazador se encogiera de hombros, sacándose su máscara de jabalí. Shizu le había dado la espalda, se restregaba la cara con la manga de su haori y por varios minutos continuó escribiendo en su cuaderno.

  — Oye, Chizuru, ¿por qué dejaste de hablar? ¿Admitiste por fin que no puedes vencerme?

  — Mi nombre...— susurró primero, carraspeando para aclarar su voz—. Mi nombre es Shizu, Inosuke, Shizu Tachibana.

Volteó dándole la cara, sus mejillas estaban rojas y sus ojos estaban hinchados, su labios inferior temblaba por sus inútiles intentos de tratar de contener sus lágrimas y fue peor para ella girar y ver el tonto rostro del chico que le gustaba.

  — Menos mal que nunca podré gustarte, nunca podría querer a alguien que ni siquiera sabe decir mi nombre— respondió para salir a zancadas del lugar, deteniéndose en la puerta y girando a verlo con un rostro muy enojado pero empapado de lágrimas—. ¡Y ni te atrevas a moverte de esta habitación, Inosuke Hashibira! ¡O voy a hacer que esa cabeza de jabalí se convierta de verdad en tu segunda piel!

Salió golpeando la puerta e Inosuke, algo sobrecogido, se metió debajo de las colchas haciendo caso a lo que Shizu había dicho, no quería enterarse como haría para hacer de su máscara una segunda piel.
Le dolía el pecho desde el momento en que dijo esas últimas palabras, era molesta la sensación desde que ella se había marchado de la habitación pero no podía hacer nada, tampoco podía moverse de la cama.

El atardecer cayó y Tanjiro entró pidiendo permiso, encontrándose a su amigo acostado boca arriba con ambos brazos a un lado de su cuerpo y con su máscara a medio poner.

  — Inosuke, ¿donde está Shizu-san? Pensé que estaría aquí contigo.

La pregunta de Kentaro con su voz suave y que incluso preguntase por Shizu no lo hizo sentir mejor. Con la voz rasposa y sintiéndose sin fuerzas, Inosuke respondió.

  — La hice enojar y se fue.

  — ¡¿Ehh?! ¿Cómo lograste que Shizu-san se enojase contigo? Ella tiene mucha paciencia— preguntó impresionado Tanjiro, Shizu debía ser de las ayudantes de Shinobu con más paciencia y dedicación a sus pacientes que ninguna, sacando el hecho de que a Inosuke le daba especial atención.

  — Creo que no le gustó algo que dije, no entendí bien— murmuró, avergonzado. Le contó resumidamente lo que había pasado a su amigo y el rostro de él le aseguró que sí había hecho algo mal.

  — Inosuke, ¿realmente no sabes lo que significa gustar?— el cazador negó y Tanjiro tuvo que dar una breve inspiración para continuar hablando—. Cuando te gusta alguien, no se supone que le hables así. Cuando alguien te gusta, solo quieres ver a esa persona sonreír todo el tiempo y que esté a tu lado, no te gusta pensar en esa persona estando con alguien más y en lo único que puedes pensar es en ella.

  — Eso suena como un hechizo malvado.

  — ¡Inosuke! ¡Si no es que te gusta, entonces...! ¿Por qué tratas a Shizu-san diferente al resto? Siempre que no estas entrenando, estas con ella o buscando algo para regalarle— el regaño de Tanjiro fue severo, él se había dado cuenta de los sentimientos de la fémina por su amigo y no le parecía justo que Inosuke jugase así con su corazón.

El varón se tomó varios minutos para reflexionar, evitaba los pensamientos inmersivos pero no tuvo más opción al momento, Kentaro lo miraba fijamente esperando una respuesta y era molesto.

  — Supongo que... Me gusta como ella... Me trata bien...

La respuesta hizo que los ojos de Tanjiro brillaran, animando a su amigo que siguiera desarrollando sus pensamientos en palabras.

  — Y supongo que también, cada vez que veo algo lindo... Quiero dárselo...— miró a Tanjiro esperando que lo que había dicho fuese suficiente, pero el rostro expectante lo obligó a continuar—. Y siento que siempre quiero estar con ella.

  — ¿Ves? Realmente sientes algo por Shizu-san, no te alarmes, lo mejor sería que le dijeras como te sientes.

A Inosuke no le gustó la situación de Tanjiro diciéndole que era lo que debería de hacer, pero no tuvo más remedio que aguantarse otra media hora del Kamado hablando y hablando de responsabilidad afectiva y lo lindo que sería compartir sentimientos con alguien.

Tanjiro se fue y la hora de la cena llegó, Inosuke se encontraba mirando a la puerta con impaciencia esperando que la fémina apareciera por allí con la cena como siempre solía hacer, pero fue una de las niñas que le trajo una bandeja de comida esa vez. Su apetito no fue el mejor, comió para seguir teniendo fuerzas para curarse, pero seguía sintiéndose... Raro.

Terminó quedando dormido, las medicinas le daban sueño y ese día no fue excepción. Se despertó, aún con su máscara puesta pero seguía siendo de noche, alguien había ingresado a su habitación.

  — Tonto...

Fue lo único que oyó, pero fingió seguir dormido.

Shizu caminó con lentitud hasta el escritorio, prendiendo una farola y comenzando a leer los reportes sin importarle la hora de la noche que era.
Comenzó a pasar hojas de su cuaderno, hallando en la primera hoja que ella nunca rayaba una nueva flor de tonos morados y escrito en la hoja, con la caligrafía y ortografía más horrorosa que habría visto en su vida un "perdóm".
Supo de inmediato a quien pertenecía esa acción.

Volteó a su paciente, hallandolo sentado en la cama con una pose abatida y sus piernas cruzadas.
Ella iba a felicitarlo por haber aprendido a escribir una palabra medianamente coherente, pero él la interrumpió.

  — Tontaro me explicó que significa gustar.

Shizu soltó un suspiro profundo, previendo que se venía la segunda parte de él diciendo que reafirmaba lo de antes.

  — Si Shizu no está... No tengo apetito.

Ella rió, no sabía que era lo que Tanjiro habría explicado, pero de seguro Inosuke había entendido mal, de nuevo. Fue una sorpresa que él siguiera hablando, apretando las sábanas como si le costara decir cada palabra.

  — Cuando estoy lejos, solo pienso en volver para estar contigo y... Todo lo lindo que veo me recuerda a ti y pienso en sí te va a gustar si te lo doy.

Permaneció en silencio, caminando hasta la camilla y quitándole la máscara al cazador, hallando debajo unos brillantes ojos verdes y un ceño fruncido. Puso la cabeza de jabalí a un lado, tomando la mejilla de Inosuke y dándole un beso en la frente.

  — Cuando me ves, ¿quieres hacer ese tipo de cosas?

Inosuke lucía confundido, sobre todo por que se había sentido tan bien luego de una simple acción.

  — ¡¿Qué estas haciendo mujer?! ¡No creas que-!

Los labios de Shizu callaron sus gritos con tan sólo un pequeño beso en sus labios, apenas movió sus labios siendo seguida torpemente por Inosuke, quien fue soltando su agarre de las sábanas y se dejó llevar por su ritmo y las sensaciones nuevas.

  — ¿O quieres hacer eso?

El cazador no supo cómo reaccionar, su rostro estaba rojo y extrañamente se sentía avergonzado, por alguna razón. Sus labios continuaron hormigueando, los tocó, miró a la fémina y volvió a besarla, tirando de ella hasta subirla a la cama y tenerla entre sus brazos. Una de sus manos se situó con naturalidad detrás de su cuello, buscando más contacto entre sus bocas y la otra estaba en su cintura, queriendo sentirla más cerca.

Se separaron cuando el aire comenzó a escasear, con los labios rojos de la ferocidad de ese beso.

  — ¿Esto es del tipo de cosas que haces cuando alguien te gusta? ¡Es genial!

Shizu le dio una pequeña risita, acariciando su mejilla y besando su nariz.

  — Si, Inosuke, esto es lo que hacen las personas que se gustan.

  — Pero solo quiero hacer este tipo de cosas contigo, ¿por qué tengo que hacerlo con más gente? No quiero que Shizu haga esto con nadie más.

Él la abrazó de forma posesiva por su cintura, clavando su rostro en su pecho y haciendo un puchero. Ella acarició su cabello, envolviendolo más tarde también en un abrazo, con el corazón latiendo desbocado.

  — Pero si solo quiero que Inosuke me toque así, ¿tú quieres que alguien más te toque de esta forma?— susurró, bromeando un poco con él.

  — ¿Haah? ¿Por qué querría que alguien que no seas tú me toque?

Ella se rió, levantando el rostro del cazador y volviendo a juntar sus labios en un leve pico.

  — También me gustas, Inosuke.

Una sonrisa de victoria se asomó en el rostro del Hashibira, la tiró a la cama y en un rápido movimiento, quedó atrapada entre sus brazos y piernas, siendo abrazada muy celosamente por él.

  — ¡Serás mi reina de la montaña!

Al final, tal vez Kamado Tanjiro había tenido razón todo ese tiempo.

***

Pedido por @NicolDayannacarreoro

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