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🌗Genya Shinazugawa🌓

⚠️Tw: spoiler manga⚠️
Reencarnación, reader insert, fluff?

Flores

***

Otra vez, flores en la puerta de su casa.

La continuidad con la que habían aparecido diferentes ramos y notas delicadamente hechas y entregadas en el mismo lugar le hacían sospechar de sus habilidades. Nunca había visto a nadie pasarse por allí, nunca estaba al momento de la entrega y las notas le ponían un tanto la piel de gallina, el hecho de que siempre estuviera velando por su salud y deseándole bienestar a la vuelta de sus misiones le hacía cuestionarse por que el remitente sabía cuando era que tenía una misión y por que razón tendría tanto aprecio por ella.

Entró con su cuerpo adolorido, sin querer saber de nadie más que de su cama, pero tomándose el tiempo de reemplazar las anteriores flores por las nuevas en el jarrón de su habitación. Las misiones se volvían más peligrosas con el paso del tiempo y ser tsuguko del pilar del sonido no la ayudaba en lo más mínimo, los entrenamientos de resistencia al veneno tal como si fuera un entrenamiento shinobi terminaría por destruir cada una de las células de su sistema.

Esa no era la parte más preocupante, lo peor había sido su casi muerte la semana anterior a manos de los venenos que Uzui le administraba. Las esposas del pilar habían llorado mientras la cuidaban, pero por suerte, o mala suerte, seguía estando ahí. En ese universo.

Era raro de pensar, recordaba con vitalidad como en su primer vida había visto todo lo que sucedía en ese universo, pero la extrañaba su propia existencia, era algo externo al manga que había leído en su adolescencia ya que Shizu Tachibana no se suponía que debía existir en primer lugar.

La experiencia cercana a la muerte le recordó su vida anterior en la tierra, en un país tercermundista y muy alejado del Japón imperialista, tenía un nombre muy diferente y una apariencia completamente distinta. Su nombre era... No podía recordarlo.

No recordaba con certeza si había muerto o si se había quedado dormida, cosas similares las había visto suceder en miles de animaciones y cómic, pero ahora se hallaba encerrada en ese cuerpo y con un desconocido dejándole flores a su puerta. Había sido tierno de alguna forma, la semana anterior le había dejado no sólo las flores y las notas, sino que dulces suaves para desearle un buen descanso y pedía, casi rogando, que cuidara de su salud aunque el entrenamiento fuese tan complicado.

Sabía el final de la obra, o se suponía que lo hacía. Nada en ese mundo parecía fluir de acuerdo a lo que recordaba y estaba demasiado confundida.

Se acostó en su cama, dispuesta a dormir. Agradecería despertar nuevamente en su cuerpo original con tal de no tener que beber de desayuno algún veneno que le generaría un dolor peor que la muerte, administrado por su maestro.

Como si el universo hubiera escuchado sus plegarias, a la mañana siguiente Tengen Uzui no se apareció por su puerta con alguna tóxina ni con su típica sonrisa de oreja a oreja, con su actitud llamativa. Entendía por qué la supuesta dueña anterior de ese cuerpo, si es que existía, podría haber sido seleccionada por Uzui. Ojos celestes demasiado llamativos, comparables a los de Makomo y y cabello de una tonalidad celeste que la ponía incómoda de vez en cuando, su complexión no era delgada como demás cazadoras que se habían cruzado en su camino, tenía músculos bien desarrollados acompañados por un rostro decente. Lucía como un personaje que podría tener relevancia en la trama, no como los cazadores terciarios que solían tener cabello y ojos negros.

Mas no era toda la situación de su aparente reencarnación lo que más llamaba su atención, sino esas flores. Cada flor estaba delicadamente cortada y cada nota escrita con tanto cuidado que parecería una letra generada por máquina, parecía que Shizu tenía un admirador secreto.

Tenía curiosidad por quien sería el o la remitente pero estaba segura sería algún extra, había evitado a toda costa cruzarse con los personajes relevantes, sacando a Tengen Uzui ya que por alguna maravillosa razón del guión había acabado en sus manos, pero rehuía de cualquier contacto con los hermanos Kamado, el pilar de la llama, Inosuke o Zenitsu. También evitaba herirse lo más posible para no caer en manos de Kocho ni cruzarse con Kanao.
Aunque debía de admitir que a pesar de también estar evitando al Shinazugawa menor, cada pequeño encuentro con él, ella lo trataba muy afectuosamente. Genya Shinazugawa era el único permitido que se estaba dejando, recordaba amar fervientemente a ese 2d cuando aún era una fan detrás de una pantalla. Su pasado había roto su corazón, al igual que la historia de su hermano, pero sentía un particular afecto por el pelinegro.

A su pesar, las interacciones con su favorito eran pocas, no debía modificar la historia en lo más mínimo, cualquier cambio que sucediera podría resultar en Muzan ganando en esa versión de la realidad, debería evitar a los personajes relevantes costase lo que costase, por más que su corazón doliera por la idea de saber que les deparaba el futuro a algunos de ellos.

Apenas transcurría un mes de que la historia original se estuviera desarrollando, pero parecía que su mala suerte (o buena suerte) la empujaba a encuentros casi predestinados. Genya Shinazugawa estaba apenado con su mera cercanía y ella sólo lo admiraba en silencio. Eran adorable sus manos tiritantes y su sonrisa nerviosa, intentando caminar sin cruzar ni una palabra para no ponerse más rojo de lo que ya estaba. Una misión los había llevado a tener que hacer equipo para la mala suerte de Shizu.

  — Parece que estas muy nervioso— murmuró casi maliciosamente. Sabía que Genya era extremadamente tímido con las mujeres luego de su pubertad, el manga había hablado de eso en su tiempo.

El varón no pudo responder, su voz temblando de nerviosismo hizo que su lengua trastabilara, terminando por decir cosas inteligibles para su acompañante. Shizu sólo rió, terminando de molestar al joven.

Matar al demonio fue fácil en exceso, sobre todo teniendo la ayuda de un hábil tirador como Genya, las horas caminando terminaron en una misión que acabo casi de inmediato apenas llegó la noche. Ni bien terminaron la misión, Genya escribió una pequeña hoja de reporte que mandó con su cuervo dirigida al Pilar de Tierra, Shizu no pudo hacer más que mirar con cautela como escribía tan delicadamente y para colmo, con tinta. Un trabajo admirable.

Se les pidió volver lo antes posible, por lo que ambos caminaban entre los arrozales a plena luz de la luna, era una locura de pensar tomando en cuenta el mundo en el cual se encontraban, pero Shizu no estaba muy preocupada al respecto, ninguna luna superior se cruzaría en su camino y esperaba que tampoco ninguna inferior.

  — ¿Tachibana-san?

  — Dime, querido— respondió dulce, no podía ocultar su afecto al Shinazugawa menor, era solo un niño que necesitaba recibir amor y que había fallecido injustamente en el canon.

El rostro de Genya se coloró por completo, casi olvidando que era lo que iba a decir. Se aclaró la garganta, acostumbrado un poco a la forma afectiva y cercana por la que la fémina se refería a él.

  — Ejem, parece que estas muy perdida en tus pensamientos— murmuró, escondiendo su rostro totalmente avergonzado.

  — Uh, ¿es así? Lo lamento, querido, estaba pensando en cosas sin sentido.

Balbuceó, quitándole total importancia a sus pensamientos. A decir verdad, el saber el futuro la estresaba bastante, era una carga molesta que se repetía constantemente a medida que se cruzaba con algún personaje relevante, y en esos momentos con Genya le estaba sucediendo igual.

  — Sí quieres que hable de algo, puedo contarte de mi admirador secreto, ¿que te parece?— preguntó, con una sonrisa de oreja a oreja.

Genya sintió que de repente algo que había comido le sentó mal.

  — ¿A-admirador secreto?

  — ¡Sí! No sé quien sea, pero es realmente dulce. Siempre prepara flores para mí, aunque es un poco aterrador que sepa todos mis movimientos. Lo recordé cuando te vi escribir la nota, él y tú tienen letras similares— exclamó inocentemente, distraída mirando a las estrellas. De soslayo notó como el varón se detuvo a mitad de camino, tapándose el rostro con una mano—.  ¿Querido? ¿Sucede algo? ¿Te sientes mal?

  — N-no, tranquila, solo me detuve por un momento— murmuró, temblando y rojo del nerviosismo. Continuaron caminando, ahora con Shizu tarareando alguna canción no perteneciente a esa realidad y con su acompañante oyendola casi religiosamente.

  — ¿Qué piensas de ese "admirador" que tienes?

La pregunta la tomó por sorpresa, ella iba caminando unos pasos adelante y apenas había notado cómo el varón había disminuido su velocidad. Mirando a un punto fijo, pensando en que opinión podría tener de esa persona, por fin se dio cuenta. Aún dándole la espalda, por su mente volvieron a pasar las pistas que había reunido y la extraña coincidencia de que su admirador y Genya tuviesen tanta similitud.

Decidió jugar un poco con eso.

  — Uhm, pienso que probablemente sea una persona muy dulce, me lo imagino como un hombre alto, de cabello negro y unos lindos ojos morados, tal vez con cabello largo, ¿conoces a alguien así?— apenas volteó, el rostro de Genya era un poema. La vergüenza hacía que tuviera sus labios apretados en una fina línea y las manos cerradas en puños—. Creo que sería genial poder conocerlo, nunca me habían regalado flores antes, hasta que esa persona comenzó a preparar ramos o al menos el pequeño detalle de una sola flor.

Ahora era ella la que se puso nerviosa en cuanto Genya levantó la mirada del suelo y la clavó en sus ojos, su jugueteo no le estaba resultando bien.

  — C-creo que debemos seguir, querido— tartamudeó, tomando la iniciativa de continuar el camino.

Siguieron en silencio, Shizu creía que Genya ya se había percatado de que básicamente lo había descrito a él, no quería avergonzarlo haciéndole saber que ya sabía, pero fue un desenlace inesperado. Sin duda, su boca iba más rápido que su mente.

La noche acabó sin mayor problema, Genya la acompañó hasta su casa como todo un caballero, pero sin cruzar la más mínima palabra. En cuanto Shizu volteó a enfrentarlo, sintió que tenía el corazón en la garganta. Él lucía tan lindo a la luz de la luna, con una mirada avergonzada y sus orejas completamente rojas, abría y cerraba la boca en un inútil intento de decir algo, pero las palabras simplemente no salían.

Por la mente de Shizu pasó los momentos de la muerte de Genya, como un flash, ese niño se iría llorando luego de decirle a su hermano mayor cuanto lo amaba y no pudo evitar tomar su mano, en un tonto impulso. Sabía del futuro, Genya era demasiado importante en la derrota de Kokushibo, pero tal como el pilar de la niebla, sólo era un niño.

  — Eres una persona muy dulce y amable, Genya Shinazugawa, tu corazón es puro y eres un buen hermano menor, mereces ser amado— le dijo, con una mirada directa y tratando de contener sus lágrimas, expresando lo que la versión anterior de ella hubiera deseado decirle a aquel niño, aunque ella y Genya tenían la misma edad en esa dimensión.

El pelinegro se asustó por un segundo para al próximo estar completamente apenado, no escondía para nada que su hermano mayor era el pilar del viento, pero nunca nadie le había dicho unas palabras como esas. El agarre de Shizu era fuerte y cálido, pero lo que lo avergonzaba mucho más que esas palabras y su tacto, era que había sido descubierto.

Diariamente había preparado él mismo flores silvestres que hayaba en la montaña del Pilar de Tierra, y a cada vez que pasaba por su casa, aprovechaba a escribir una nota de aliento y dejarle ese pequeño detalle. Pretendía que su admiración y afectos se mantuvieran en el anonimato, pero en esa misión, escribiéndole esa nota a su superior, se había descuidado.

Pocas veces se había cruzado con esa chica y esas pocas ocasiones eran lo que lo había flechado totalmente, desde la primera vez que se habían cruzado en la finca mariposa volviendo él totalmente herido, cuando aún tenía una actitud rebelde e irrespetuosa, ella le dedicó una sonrisa y unas palabras de aliento.

Tan solo esa sonrisa fue suficiente para no poder quitársela de la cabeza por más que intentase, un flechazo instantáneo.

Apenado hasta la médula, se alejo de aquella casa, huyendo de sus florecientes sentimientos y de las hermosas palabras que le había dicho, debía devolverle el favor de alguna manera.

Shizu soltó el aire de sus pulmones, había apretado la situación más de lo necesario. Nunca se le habría pasado por la cabeza que sería Genya quién dejaba esos lindos mensajes en su puerta, entró a su casa, preguntándose si ese cambio en los hechos cambiaría en algo la historia.

...

Otra vez, flores en su puerta, pero en esa ocasión, el remitente sostenía el ramo frente a su cara, tratando de esconder su rostro detrás de los blancos pétalos.

  — ¿Querido? ¿Qué es esto?— cuestionó confundida, tomando las manos del varón que apretaba nerviosamente el ramo, esperando que no se moviese ni un milímetro.

  — ¡E-esto!— trató de hablar, trabandose al inicio—. Tachibana-san... Quise demostrar mi afecto de alguna forma, pero estuve demasiado avergonzado todo este tiempo como para darte la cara, entonces... Yo... Comencé a dejar flores en tu puerta, esperaba que te hicieran sentir mejor luego de los entrenamientos peligrosos con veneno.

El corazón de Shizu no pudo hacer más que derretirse de amor. La voz de Genya temblaba mientras sostenía con firmeza y convicción ese ramo frente a su cara, escondiendo su rostro pero no más sus sentimientos.

  — ¡Sé que probablemente Tachibana-san no se sienta igual! Pero yo-

Shizu bajó las manos de él, pudiendo ver finalmente su rostro completamente rojo por su confesión, haciéndola sonreír. El corazón de Genya dio un vuelco, la misma sonrisa de siempre, pero en ese momento era solo para él.

  — No tienes que hacer todo esto, querido, ¿quieres pasar a desayunar?— dijo entre risitas, tomando en una mano el ramo de hermosas flores y en la otra, el dorso del varón.

Sonrosado y apenado hasta el límite, asintió con sus ojos cerrados, no pudiendo creer lo que una simple misión había desencadenado. En cuanto tuvo una afirmación, Shizu acercó la palma de Genya hasta sus labios, depositando un tierno beso.

Si no podía evitar el futuro, al menos lo haría feliz hasta que ese día llegase.

***

No encontré quien fue el lector del pedido, pero seguramente lo pidió hace un año y me daría mucha vergüenza etiquetarle ahora. Si lees esto, espero que lo hayas disfrutado.

¿Les gustó? Estuve leyendo muchos manhwa de reencarnadad y la vdd si dan ganas d escribir algo así bien cliché

Nya

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