ꜱéᴘᴛɪᴍᴏ ➳ ❝ ᴜɴᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ʏ ᴍɪʟᴇꜱ ᴍáꜱ ❞
Todo a mialrededor daba vueltas al escuchar una noticia que desee con todas mis fuerzas que fuera una mentira, una broma de mal gusto o simplemente una pesadilla en donde mi madre iría hasta mi cuarto para darme caricias en mi cabello y decirme que nada sucedía.
Pero todo era real, todo estaba sucediendo.
—El tratamiento es costoso, no puedo mentirle sobre eso. El medicamento debe ser comprado mensualmente y aproximadamente vale cinco millones de wones. Lamentablemente es la opción que nos va quedando, lo otro es la quimioterapia, pero solo seria debilitarla y esperar lo inevitable.
Tapé mi rostro para que el doctor no pudiera ver mis lágrimas., no quería que me vieran en mal estado aún en una situación así. Prefería llorar sola, prefería sufrir dentro de las cuatro paredes de mi habitación y que nadie me mirara con lástima.
No quería lastima.
—Haré lo que esté en mis manos para conseguir ese medicamento — aseguré limpiando mi nariz con un pañuelo. El doctor extendió su mano a través del escritorio para tomar la mía en un acto de consuelo y asintió. Me levanté para darle una reverencia y agradecerle.
Me sentía exhausta, sentía náuseas, sentía que la pena me consumía cada vez más y la desesperanza quería hacer acto de presencia. ¿Cómo conseguiría el dinero? Esperaba que me llamaran del trabajo al cual había postulado y así poder ahorrar, desde que mamá enfermó tuve que dejar el trabajo para dedicarme a ella, logrando que en poco tiempo el dinero comenzara a faltar.
Solo éramos ella y yo, ¿quién más la cuidaría? ¿Quién me aseguraba que alguien más lo haría de la manera en que yo lo hacía?
No me rendiría tan fácil. Haría hasta lo imposible por ver a mamá sana como hace seis meses atrás, antes de que fuera diagnosticada con un cáncer sumamente agresivo. Lo intentaría porque si algo llega a salir mal podré decir que hice todo lo que estaba a mi alcance.
La miré a través de la ventana como estaba conectada a un montón de tubos, se veía muy delgada y su rostro tenía una máscara de oxígeno. Apoyé mi mano por el cristal.
—Haré hasta lo imposible, mamá. Lo prometo.
Mi celular vibró lo cual me asustó levemente, lo saqué de mi bolso y me percaté que era una llamada desconocida. Limpié de manera rápida mis lágrimas y carraspee antes de contestar.
—¿Hola?
—Hola, buenos días señorita... Lee Hyerin, usted habla con el encargado del área se recursos humanos del equipo de fútbol Ulsan Hyundai, vi su curriculum y me parece la candidata perfecta para el área de salud de nuestro equipo, ¿puede venir a una entrevista a las doce?
Me quedé sin habla por un momento y levanté mi muñeca para mirar la hora.
10:15 am.
—¡Si! digo, sí, puedo ir a la entrevista, claro que puedo — afirmé con emoción. Quería llorar de la felicidad, realmente quería hacerlo.
—Genial, le enviaré la dirección a este mismo número. Nos estamos viendo, señorita Lee.
Colgó antes de despedirme y sin quererlo comencé a bailar en mi puesto. Estaba titulada de fisioterapeuta hace dos años, trabajé en un centro de rehabilitación pero tuve que dejar todo por mi madre.
Apoyé nuevamente mi mano por el cristal.
—Son buenas noticias, mamá, espero que todo salga bien. Lograré esto, lo haremos — aseguré cuando la esperanza nuevamente entraba a mi cuerpo.
Me despedí de la enfermera que hace dos semanas estaba cuidando a mamá aquí en el hospital y es por eso que pude volver a buscar ofertas de empleo.
Y esto había caído directo del cielo.
Llegué a nuestra pequeña casa para tomar una ducha rápida y encontrar el atuendo adecuado para una entrevista de trabajo. Antes de que nuestra situación económica se fuera en picada, pude comprar mucha ropa que ahora agradezco. Tomé el pantalón de tela color crema y una blusa un poco mas clara que hacia un bonito contraste, me puse unos collares, mi reloj, me maquillé de manera rápida y sequé mi cabello para poder peinarlo un poco.
Cuando vi que estaba lo suficientemente decente tomé mi cartera con todo lo adecuado y salí para tomar el autobús para luego tomar el tren. Tenía una hora y unos minutos para llegar, de Daegu igual era extenso el recorrido, pero el tren era rápido.
Estaba ansiosa, esperaba que todo saliera a la perfección.
˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖
—Nadie puede marcharse aún, ¿son sordos? Hoy viene a una entrevista la fisioterapeuta del equipo.
Rode los ojos ante los dichos del entrenador. Estaba exhausto, mis piernas dolían, se habían ensañado horrible por haber perdido el partido del fin de semana pasado así que fue una práctica totalmente extenuante. Miré a Yoongi a mi lado que ya estaba con su cara de amargado ante las palabras del entrenador.
—¿Tenemos que hacerle una fiesta o qué? — refunfuñó mi amigo. Todos lo quedaron viendo sorprendidos, menos yo.
—Min, tres vueltas a la cancha.
—¿Qué? ¿Por qué tengo...
—¡Cinco vueltas a la cancha!
—Pero...
—Siete vueltas, ¡ahora! Don bocotas — respondió enfadado el entrenador Choi. Reí sin que los demás se percataran.
—Anda, si sigues hablando serán diez — dije en un susurro, evitando a toda costa soltar una risotada. Yoongi resopló y se puso en marcha.
—¿Alguien más quiere decir algo? — todos guardamos silencio — eso pensé. Como estaba diciendo, vendrá a una entrevista pero es completamente seguro que la dejen trabajando — vio el reloj de su muñeca y asintió — lo más seguro que su entrevista terminó y la van a presentar al plantel. Sean educados, es joven, como de la edad de ustedes. ¡Sobre todo tú, Taehyung!
—¿Yo qué? — preguntó ofendido por salir al baile en la conversación.
—¿Quieres que te refresque la memoria Kim? Chicos, ¿por qué nos quedamos sin fisioterapeuta la última vez? — alzó la voz para que nosotros respondieramos.
—Kim se enrolló con la fisio — respondió esta vez Taeyang, logrando que todos rieramos por lo bajo al recordar eso.
—¡Exacto! Los quiero lejos, ¿quién verá sus lesiones si no hay nadie? Piensen en ustedes, ¡No piensen con el maldito pene! Ustedes me sacan de quisio. Me duele la cabeza — se frotó las sienes. — ahí viene, demuestren educación.
Divisé a lo lejos al presidente del club junto a una menuda mujer de cabello lacio y castaño, con cada paso que daba por el campo, mas abría mis ojos de la impresión.
¡Es preciosa!
Miré a todos mis compañeros de manera disimulada y nadie le quitaba la puta mirada de encima. Vi el rostro de Jimin quien mordía su labio con disimulo, como si nadie pudiera notar que estaba haciendo tal acción.
—Hola muchachos, les quería presentar a nuestra nueva fisioterapeuta, la señorita Lee Hyerin. — ella hizo un leve reverencia que todos respondimos de manera inmediata, como estúpidos bajo un hechizo. — espero le den una cálida bienvenida.
Y si que quería darle una cálida bienvenida.
Negué rápidamente mi cabeza para alejar tales pensamientos tan primitivos que me sacudieron sin yo quererlo. Es que... hace bastante no veía alguna chica que llamara mi atención solo con su presencia.
Era un reconocido jugador de fútbol, pero mi estadía con mujeres se reducía a tres. No me gustaban los escándalos y trataba a toda costa de evitarlos. Así que evitaba salir a muchas fiestas, como también tratar de estar lejos de las chicas.
Pero ella... Jesús, ella era otra cosa.
Tragué con algo de dificultad cuando la dejaron sola y nuevamente hizo una reverencia, haciendo que sus pechos se movieran al compás. Escuché el suspiro de Mingyu a mi lado y de manera automática lo miré de mala forma.
—¿Qué? ¿Por qué me miras así? — cuestionó levantando una ceja, pero sin dejar de mirar a la chica frente nuestro.
—No eres nada discreto Im, controla tus impulsos — me las di de un hombre con gran moral, disimulando muy bien.
—¿Hablas enserio? ¿A caso la viste? ¡Es demasiado guapa! Que suerte tendremos de tenerla junto a nosotros.
Mi vista volvió hacia ella y esta vez estaba mas cerca. Pude ver con más claridad su rostro, sus labios, su perfecta piel, ese traje formal le quedaba espectacular, se me ceñía a su anatomía de una manera tan increíble que sentí una molestia allí abajo. Cerré mis ojos con fuerza tratando de pensar en otras cosas para que la sangre no siguiera fluyendo hacia mi pene.
Yo no era así, ¿qué demonios me sucedía?
—¿Estás bien? ¿Estás rezando? — escuché la voz del otro chico a mi lado, Suno. Agradecía que me quisiera sacar conversación, así podría volver a la normalidad.
—¿Qué? No, no... estaba concentrado.
—Tenías los ojos cerrados y tus manos están allí abajo... Espera... no puede ser — abrió sus ojos, pero su voz seguía saliendo un murmuro para que nadie mas escuchara — ¿se te paró, Jeon Jungkook? Yo creí que después de tanto tiempo ya estaba flácido.
—Fla... ¡Flácido el de tu abuelo!
Muchos ojos estaban reparando en mí y de manera instantánea mis orejas comenzaron a tornarse rojas. Los orbes color miel me miraban de manera confundida y yo solo quería que me tragara la tierra.
Suno, te puedes ir a la mierda.
—Bueno... — la chica carraspeó luego de soltar una risa nerviosa — Soy Lee Hyerin, espero que podamos ser un gran equipo. Yo estaré siempre a la disposición para ayudarlos a que tengan una pronta recuperación en que caso de lesiones que son muy comunes jugando fútbol. ¿Tienen alguna pregunta?
Jimin levantó la mano enseguida.
—¿Si?
—¿Estás soltera?
Al parecer la pregunta les gustó a todos y estábamos expectantes a su respuesta.
—¡¿Qué tipo de preguntas son esas?! ¡Jimin, diez vueltas! Ahora, ya — el entrenador bramó. Jimin suspiró resignado y se fue corriendo encontrándose con Yoongi quien lo golpeó en su cabeza mientras reía.
—¿Alguien más tiene alguna pregunta que no sea relacionado con mi situación amorosa?
Todos callaron al instante. Se le veía algo decepcionada, quizás esperaba que alguno abriera la boca para preguntar algo acorde a su especialidad, pero todos nos estábamos fijando en cosas superficiales.
Su buen cuerpo, por ejemplo.
—¿Has trabajado con un plantel de fútbol anteriormente? — pregunté tocando mi oreja.
—Oh, no. Solo en centros de rehabilitación, ayudando a personas que tuvieron accidentes o que nacieron con capacidades diferentes, así que será un reto trabajar aquí, con... mucha testosterona — bromeó un poco. Sonreí abiertamente.
—Bienvenida entonces, señorita Lee — sostuve la mirada y pude notar como su bello rostro tomaba color. Ella tampoco dejaba de mirarme, en ningún momento.
Y mierda, estaba haciendo calor.
Tragué duro, hace bastante no me sentía así.
—Gracias...
—Jungkook. Jeon Jungkook — respondí de inmediato.
—Gracias, Jungkook.
Que voz. Tendré que ducharme con agua fría y bajar esta erección que provocó con tan solo su presencia.
˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖
—Tienes que mover tu pierna de arriba hacia abajo, así, efectivamente así. Muy bien, Taehyung, estás haciendo un gran trabajo — lo felicité.
Había pasado una semana desde mi ingreso. Habían algunos jugadores propensos a lesiones y otros lesionados, como lo era Taehyung.
Un esguince de rodilla, una lesión del ligamento colateral medial es muy frecuente en un deporte así, ya que pueden dañarse en traumas directos, como esta vez en pleno partido.
—Si tengo a la mejor fisioterapeuta aquí al frente, siempre haré un gran trabajo — guiñó un ojo.
Resoplé con diversión. Ya me había acostumbrado a su coqueteo deliberado, pero no le tomaba importancia, tenía que seguir con mi trabajo.
—Luego de estos estiramientos irás a la caminadora, tu pierna debe acostumbrarse a la flexión y así ir amortiguando el dolor. ¿Está bien?
—Me parece perfecto, guapa.
Estuvimos un buen rato enfocados en su recuperación y dejándole una pauta la cual debería seguir en casa.
No ha sido tan malo trabajar aquí, me pagaban bien y así podría ir juntando el dinero para el medicamento de mamá. ¿Me iba a costar? Definitivamente, era demasiado dinero que pagar y tenía miedo.
Miedo de perderla para siempre.
Me despedí de Taehyung y comencé a guardar mis cosas para ir a casa. Mi día había concluido, ahora me quedaba todo el viaje hasta mi casa y de solo pensarlo me cansaba el doble. Salí de la sala chocando con un cuerpo fornido, levanté mi vista encontrándome unos ojos cafés, abiertos de par en par.
—Disculpa, no te vi, venía pendiente de mi móvil, lo siento — comenzó a hablar de manera inmediata. Hice un mohín con mi mano restandole importancia.
—Tranquilo, no pasa nada, todo bien.
Todo de él me llamó completamente la atención desde el momento en que posé mi mirada. Es tan varonil, su rostro, sus ojos, sus labios, su manera de hablar... Es muy guapo. Es una lástima que no pudiera relacionarme con él extralaboralmente. Debía respetar las reglas si quería permanecer en el puesto. Por una atracción no podía dignarme a quedar sin trabajo.
—¿Segura? ¿No te golpee? — tocó mi hombro de manera delicada. Observé su mano, sus falanges largas y delicadas. Tragué y sonreí.
—Segura. Me voy a casa, cuídate, nos vemos el viernes — quería escapar de esta situación. Solo su voz provocaba millones de sensaciones en mi interior.
Era una mujer necesitada de sexo. Estar al cuidado de mamá me había alejado de salir, de conocer chicos y en definitiva estar rodeada de hombres lindos seria sumamente difícil.
Fuerza, Hyerin.
Autocontrol.
No caer en la perdición.
No caer en la tentación.
Pero si la manzana estaba justo delante de mí tan sexy, podría pecar sin dudas.
—Mmh, ¿te voy a dejar?
Me detuve en seco al escuchar su pregunta.
—¿Qué?
Sí, lo había escuchado, sólo me haré la desentendida porque eso me sale de maravilla.
—He visto que tomas el autobús, no tienes vehículo. Por lo menos déjame llevarte hasta la parada.
No me hagas esto, Jungkook. Quiero tener autocontrol, pero me lo colocas difícil.
—No... no puedo. Sabes que no puedo...
—Sé que no se puede tener una relación extralaboral. — respondió interrumpiendo mi discurso — Nadie se enterará, lo prometo.
Lo pensé. Incluso mi mente se detuvo a pensar en respuestas para negarme, pero hice todo lo contrario.
—Está bien.
El sonrió tan lindo que me contagió. Hizo un movimiento con la cabeza indicando que lo siguiera y así lo hice. Fuimos hasta el estacionamiento para ver su Audi A5 impecable.
Si ganaba bastante dinero.
Era un auto majestuoso, tal como lo era él.
—Bonito auto — halagué al momento de llegar. Sacó sus llaves y sacó la alarma para poder ingresar sin problemas.
—Pues, como el dueño, ¿no?
Mordí mi labio intentando no soltar alguna risa.
—Puede ser.
Estaba nerviosa. Tanto que sentía mi estómago contraerse, un nudo gigante en el centro, así que inconsciente mis manos fueron a parar ahí, apretando levemente. Él se puso el cinturón de seguridad y puso en marcha el vehículo.
—Cuéntame de ti, me pareces muy interesante Hyerin.
—Bueno... ¿Qué quieres saber?
—Todo — me miró de reojo y relamió sus labios.
Sentía que la respiración se me entrecortaba. Con un simple gesto me hizo estar alerta.
—Tú preguntas, yo respondo.
—¿Qué te llevó a estudiar esa carrera?
—Siempre me gustó el área de salud y la carrera escogida fue la fisioterapia. Saber que con mi ayuda mucha gente pueda tener tratamientos efectivos para una recuperación, hacerles planes de alimentación, velar por ellos... es algo gratificante — me encogí de hombros — me encanta.
—Se nota — asintió sonriendo mientras veía al frente. — ¿tienes hermanos?
—No, soy hija única.
—¿Vives con tus padres?
Me tensé en mi lugar. Hace bastante no hablaba de eso con alguien.
—Solo con mi madre — bajé la mirada — ella enfermó hace seis meses de un cáncer muy invasivo y agresivo, así que tuve que cuidarla. Ella es mi familia, muero si le sucede algo — sentí que mis ojos comenzaron a picar. Este tema era mi punto mas débil.
Una mano estaba posada sobre la mía, dándole suaves caricias. Un acto tan simple como contener a través de un agasajo era una sensación indescriptible.
—Lo siento mucho, preciosa. Si hay algo que pueda hacer por ti, lo hago encantado.
¿Hoy era el día de coquetear conmigo?
—Si tienes cinco millones de wones para un medicamento, estaría agradecida — dije de manera irónica, bromeando por su flirteo.
—Los tengo — respondió de manera tenaz. Casi me ahogo con mi propia saliva al verlo tan serio decir algo tan deliberado.
—Era broma, Jungkook. No te pediría tal cantidad de dinero, además es algo mensual. Solo un millonario tendría esa cantidad exorbitante de dinero sin esfuerzo, sería un mísero monto — le expliqué moviendo mis dedos por el cinturón — pero gracias. El gesto es increíble, muchísimas gracias.
—No miento cuando digo que los tengo. Soy uno de los mejores jugadores del plantel y en sí del campeonato. Puedo emigrar pronto a un equipo europeo si sigo teniendo este rendimiento, mi contrato no es por un sueldo bajo... me gustaría ayudarte — su voz salió rasposa, tan varonil que me llegó inquietar. Me removí en el asiento.
—No podría aceptarlo...
—¿Y si me das algo a cambio?
Lo miré confundida.
—¿Algo a cambio? ¿Que sería?
Aparcó en un lado el auto para mirarme fijamente. Si estuviera de pie mis piernas serian gelatina a causa de la intensa mirada que podría fácilmente mojar las bragas de cualquiera.
Incluyéndome.
—Pasa la noche conmigo.
Podía mojar mis bragas, pero esto era algo que en definitiva no esperaba para nada. Abría mi boca para articular alguna palabra, pero nada salía.
—¿Quién demonios te crees? — espeté molesta y... algo dolida. Él me miró con sorpresa.
—No aceptas mi ayuda. Si me das eso que te pido, no habría problema. Ambos salimos ganando, ¿no lo crees así?
—No. — respondí tajante — no soy una prostituta a la cual pagarás, Jungkook. ¿Qué demonios pasaba por tu mente al ofrecerme eso?
—Hye... me pareces una chica estupenda, hermosa, deslumbrante, inteligente. Todo de ti me pone al límite y ya no quiero ocultarlo — su mano acarició mi mejilla, acercándose levemente. Su aliento rozaba mi mejilla ya que no me dignaba a verlo — noto en las miradas que sientes lo mismo. Hay deseo, hay tensión entre nosotros. Tengamos una noche y te ayudaré con tu madre, hasta que recupere. Solo una noche para demostrarte lo bien que se puede pasar en una cama...
Cerré mis ojos y me odié por replantearme si aceptar o rechazar tal oferta. No se escuchaba mal, me atraía Jungkook en todo ámbito. Sería una total mentirosa si niego algo como aquello. Pero aún tenía raciocinio, así que alejé su mano y desabroché el cinturón de seguridad para bajar. No sabía donde demonios me encontraba, pero encontraría una parada de autobús para llegar al tren.
—Ojalá encuentres otra chica a quien le puedas pagar.
Fue lo último que dije para comenzar a caminar ante los gritos de Jungkook llamando mi nombre. Solo quería llegar a casa y olvidar que tuvimos esta conversación.
˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖
Un mes había transcurrido en un abrir y cerrar de ojos. El campeonato estaba a dos fechas de finalizar y si seguíamos punteros en la tabla de posiciones, se vendría el tricampeonato.
Me encontraba por los pasillos de los camerinos a Hyerin, pero ella ni siquiera me dedicaba una mirada, ni la palabra. Solo me saludaba por cortesía, pero nada más y no aguantaba esto. Un día le dije a Yoongi que me golpeara la pierna y él lo hizo encantado, todo para ir a algunas sesiones con ella por el dolor horrible que tenia por pedir estupideces.
Pero ella solo seguía su trabajo. Nada de miradas, ni palabras que no tuvieran relación con la terapia. Estaba triste, me sentía terrible y pensé muchas veces que no tuve que pedirle algo como aquello. Ella no quería aceptar mi ayuda económica, así que para que no se sintiera tan comprometida le ofrecí ese trato.
Grandisimo error.
Taehyung cada vez está mas cerca y me enerve la sangre que ponga su sonrisa de un maldito coqueto y ella se la devuelva de lo mas feliz.
Hijo de puta con suerte.
—Cambia el rostro Jeon. Hoy hay una fiesta, ¿te apuntas? — Yoongi me preguntó sacándome de mis pensamientos. Le pegué a la pelota con una fuerza bruta clavandola en el ángulo izquierdo.
—No. Tengo cosas que hacer hoy.
—¿Correrte una paja?
—Pudrete Min — bufé tomando la botella de agua que estaba en el pasto. Dejé de beber al momento en que mis ojos observaron a la dueña de mis sueños mas eroticos.
Ella sonreía abiertamente mientras escuchaba las conversaciones de los demás arrastrados que tenía de compañeros. A ellos les sonreía, a mí nada.
—Ya entiendo. Te trae de las bolas la fisio.
—¿Qué? No, claro que no — respondí de inmediato a los dichos de mi amigo. El sonrió con sorna.
—Jungkook, nunca habías demostrado interés en alguna chica y créeme que me replantee si pateabas al arco contrario — le dediqué una mala mirada y él se hizo el desentendido — pero mírate, estás molesto porque ella está con otros chicos. Siempre la buscas con la mirada, esperas que sean las charlas con ella. Tú estás...
—No. — lo corté de inmediato — Me atrae, ¿a quien no?
—Sí, es preciosa, guapa, sexy... pero tú estás teniendo otros comportamientos — me miró curioso — ¿has tenido sexo con ella? ¿Por eso tienes esas actitudes?
—¿Cuáles actitudes?
—Celoso, enojado, irritable...
—No estoy así — me defendí. Volví a mirar hacia la chica que tenía unos metros más allá y resoplé — y no, no he tenido sexo con ella. Nada ha sucedido y eso es lo peor. Le dije algo que le molestó — bajé el tono de mi voz.
—¿Qué estupidez hiciste?
—Bueno... puede que le haya hecho una propuesta... algo... indecente, tal vez — mordí mi labio mientras tocaba mi oreja que se estaba poniendo roja.
Ahora sentía algo de vergüenza de haberle propuesto eso y ser rechazado.
—No me digas que... — abrió su boca y comenzó a mover sus manos, para después mirar nuevamente a Hyerin. Yo asentí en respuesta — ¡estás demente! Ni yo me he atrevido a tanto, eres... un idiota sin vergüenza alguna.
—Por la manera en que nos mirábamos creí que aceptaría... pero no. Ahora no me dirige la palabra, lo tengo más que merecido — respondí con el balón entre mis dedos, mirando nuevamente hacia la dirección de la castaña.
Nuestros ojos conectaron y sentí un extraño nerviosismo recorriendo mi cuerpo. No quería quitar mi vista de su rostro, pero ella lo hizo primero. Cerré mis ojos con fuerza y bufé en respuesta.
Debía hacer algo al respecto.
—Pídele disculpas e invitala a salir. ¿Qué pasa si también le atraes? Compórtate como se debe, nada de propuestas idiotas — reprendió lanzando la pelota hasta el arco. Asentí ante sus dichos y respiré hondo — sino, alguien más la conquistará.
Sabía que Taehyung estaba a la orden. Le interesaba demasiado y no dudaba en demostrarlo, solo esperaba que ella no le hiciera caso, Taehyung siempre lograba salirse con la suya y realmente me atraía demasiado Hyerin.
Quise ir primero hasta los camerinos, debía bañarme para ir al supermercado a comprar el alimento para mi perro y quizás cuando esté cómodo, masturbarme pensando en esa mujer que solo desordena mi mente.
La cosa está jodida, no dejo de pensar en ella.
Mis ojos volvieron a conectar con los de ella cuando la divisé caminando a mi dirección, hizo un asentimiento de cabeza para pasar de largo, pero fui un poco mas rápido al tomarle su mano de manera delicada.
—¿Podemos hablar? — pregunté sin ningún atisbo de nerviosismo. No quería demostrar algo como aquello.
—Eso es lo que estamos haciendo, ¿no?
—En privado — pedí acercándome solo un poco. Ella no se movió ni medio milímetro y quiso hacer al amague de soltar su mano, pero se lo impedí — por favor, Hye.
Vi a mis alrededores solo para cerciorarme que no hubiera nadie que nos estuviera mirando y tomé su brazo para guiarla hasta dentro de los camerinos, específicamente en un cubículo de las duchas.
—¿Qué crees que haces? No puedes hacer esto, esto es...
—Shh — la callé colocando un dedo en sus labios. Sus ojos miel tan penetrantes se quedaron mirando los míos como si nada mas existiera — me traes vuelto loco, Hye. ¿Qué hago con esto?
Estaba jugando con fuego, pero no me importaba quemarme en las llamas del infierno y si ella era el infierno, era aún mejor.
—¿C-con qué? — su voz salió en un fino hilo y me causó ternura su tartamudez. Mi mano bajó hasta su cintura y me acerqué a su oído para susurrar
—Con esto que provocas en mí con tan solo verte — tomé su mano para guiarla lentamente hasta mi entrepierna, sintiendo que en cualquier momento me llevaría una cachetada de su parte — tu sola presencia hace que me ponga duro como una roca y ya no soporto tu indiferencia. Lo merezco, pero no me tortures más. Sé que tienes tantas ganas como yo.
Escuché un inaudible gemido de sus labios carnosos y eso solo intensificó todo. Le gustaba esto, le gustaba esta situación. Ella también estaba tan excitada como yo. La voltee haciendo que su rostro quedara pegado a la pared de la ducha y con cuidado saque el cabello de su lado derecho para volver a acercarme a su oído.
—Te deseo tanto, no te imaginas cuanto Hyerin — le volví a confesar, lamiendo el lóbulo de su oreja y pegué mi erección en su redondo trasero — puedes hacerme lo que tú quieras y aceptaré encantado... — con cuidado me froté en ella y un jadeo hizo presencia. Sonreí con suficiencia, esto es increíble. Ella me deseaba con el mismo ímpetu.
—¿Lo que yo quiera?
—Absolutamente — respondí de inmediato, besando su cuello — pasame tu celular — pedí agitado.
Ella de inmediato lo sacó de su bolsillo delantero y me lo entregó en mis manos. Lo desbloquee y anoté mi número ahí, colocando un corazón en mi contacto.
—¿Qué haces? — murmuró.
—Si quieres esto tanto como yo, llámame. Si lo haces, Hye, te daré la mejor noche de tu vida — estaba siendo un bocazas, pero sabía de mis habilidades, estaba claro lo que podía lograr.
Llevarla hasta la cúspide del placer.
Volteó mirándome fijamente. Sus mejillas sonrojadas, todo en ella denotaba lujuria, se acercó unos centímetros más, como si aquello fuera posible. Nuestros alientos se mezclaron, solo un poco más y podría tocar esos labios carnosos.
Pero ella se alejó y salió de ahí tan veloz que ni siquiera me percaté como sucedió. Cerré mis ojos e hice un falso llanto. Me subió y me dejó caer de golpe.
Tendré que correrme una paja ahora.
˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖
—El trabajo es bueno, muy bueno, pero no me alcanza para comprarte tu medicamento, mamá — me lamenté mientras acariciaba su cabello.
Ella aún estaba en un coma inducido para que no empeorara su situación, así que venía aquí a hablarle de todos los sucesos que pueden estar aconteciendo en mi rutinaria vida.
Obviando algunas cosas, claramente.
—Tengo que pagar la hospitalización y tener para comer, esto es tan difícil. Me gustaría ganarme la lotería y no estar sufriendo por dinero — hice un pequeño puchero. Mi cabeza fue a reposar en su estómago — te extraño, me haces falta y no sé...
Callé al momento en que comencé a escuchar el pitido de las máquinas a mi lado. Me separé sobresaltada mirando a mi alrededor, hasta que las enfermeras y doctores irrumpieron el lugar.
—Señorita, debe salir.
—¿Qué? ¿Qué le sucede a mi madre? — estaba desesperada, el miedo me invadió por completo y sentí mis piernas flaquear.
—¡Código azul! ¡Código azul! — escuché como una de las enfermeras comenzaba a gritar hacia afuera.
Código azul... Eso significa que mi madre está teniendo un paro cardiorespiratorio.
Entre varias me sacaron de la habitación y quedé pasmada en la sala de espera. Mi cuerpo temblaba y el pecho me dolía. Quería gritar, quería llorar, pero aún así no lo hice, aunque sintiera que necesitaba contensión, no caería.
Estuve media hora fuera sin tener respuesta alguna y cuando el doctor salió, me tembló hasta el alma, preparándome para una noticia que me destruiría por completo.
—Tuvo dos paros, gracias al RCP y también el uso del desfribilador pudimos reanimarla. Su madre es muy fuerte y quiere aferrarse a la vida.
Y fue todo lo que tuvo que decir para soltar todo el aire retenido. Apreté mi estómago con fuerza y me incliné en noventa grados, cerrando mis ojos con fuerza ante el inminente deseo de llorar.
—Gracias... muchas gracias — respondí de inmediato. Mi voz salió entrecortada. Estaba tan agotada de estar pasando por estas cosas.
Solo quería a mi madre sana.
—No hay de qué. Tu energía se debilita, si llega a tener otro paro es probable que no sobreviva...
—Lo sé. Estoy a punto de recaudar el dinero para comenzar a comprar el medicamento.
—¿Si? Eso es excelente, es nuestra última esperanza — me dio una gran sonrisa tomando mis brazos. Asentí sintiendo el peso sobre mí — tengo fe que todo saldrá bien. Tu madre es una guerrera.
Le agradecí muchas veces antes de que volviera a su trabajo y tomé mi celular con manos temblorosas aún por todo lo acontecido. Las emociones estaban a flor de piel. Con algo de duda busqué el contacto y quedé mirando el nombre.
Desde que anotó su numero en mi celular no nos habíamos vuelto a hablar y de eso ya habían transcurrido cinco días. Resoplé con nerviosismo.
A la mierda todo.
Pulsé el llamar.
Mordí mi labio escuchando como el pitido sonaba, hasta que al cuarto contestó.
—¿Sí?
Mierda. ¿Y ahora qué?
—Hola... Hola, Jungkook — lo saludé algo tímida.
—¿Hyerin?
Me sorprendió un poco que me reconociera la voz.
—Si. Yo... te hablaba porque... — no sabia como carajo expresarme de una buena manera — yo...
—Tranquila. Tómalo con calma.
Respiré hondo y me armé de valor.
—Quiero decirte que acepto.
—¿Aceptas? ¿Qué aceptas?
Resoplé. Él sabía perfectamente todo.
—Tú me ayudas con dinero y yo paso la noche contigo — solté sintiéndome levemente avergonzada.
Un silencio se escuchó en la línea tan sepulcral que creí que Jungkook había cortado la llamada.
—Te espero a las diez. Mandaré la dirección por mensaje — mis músculos se relajaron. Ahora estaba más tranquila — nos vemos, cielo.
Me sorprendí por su apodo. No pude decirle palabra alguna porque había cortado la llamada.
Wow, eso fue...
¡Tendré sexo con Jungkook!
Mis piernas fallaron y terminé sintiéndome abrumada en aquella sala de espera. Pasé mis manos por mi cabeza queriendo arrancarla y dejar de pensar estupideces.
Lo hecho, hecho está.
Conseguiría el medicamento.
Tendría a mamá sana nuevamente.
Todo saldría bien.
˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖🖇·˚˖˖˖
Me miré por décima vez al espejo debatiendo si era atuendo adecuado para la ocasión. Toda mi adrenalina se había evaporado y ahora me sentía jodidamente nervioso, todo un inexperto en el tema, un pollito recién nacido.
Respiré profundamente echando un poco de perfume. Ella leyó el mensaje en donde envié la dirección de mi apartamento y solo dejó el visto. Realmente deseaba que viniera, ansiaba que esto ocurriera como un loco demente. No quiero que sea solo una fantasía, quiero que sea real, quiero que ella disfrute el momento.
El timbre sonó haciendo que mi corazón golpeteara en mi pecho de manera incesante. A toda vista parecía un virginal, pero solo era que Hyerin lograba colocarme nervioso.
Caminé hasta la puerta y la abrí encontrándome a la protagonista de mis sueños más húmedos justo frente a mí con un vestido pegado a su escultural cuerpo de color negro y un escote bastante pronunciado dejándome a la imaginación sus pechos. Tragué seco viéndola de arriba hacia abajo sin pudor alguno y ya sentía como la sangre se estaba acumulando ahí abajo.
Me hice hacia un lado invitándola a pasar y ella lo hizo de inmediato, apenas cerré la puerta sentí una presión en mis labios. Abrí los ojos sorprendido ante tal acto tan repentino. Se había lanzado de lleno a mis labios sin dejar tiempo de reacción y yo...
A la mierda, esto era lo que quería.
Agarré su cintura con firmeza pegandola a mí. Un beso lascivo en donde no existía el pudor alguno, fogoso. Nuestras lenguas se encontraron haciendo que mi pene se emdureciera aún más. Mordí levemente su labio para bajar a su cuello y comenzar a atacar ahí, justo en esa parte tan sensible que volvía a cualquiera. Escuché un pequeño gemido salir de sus carnosos labios. Me separé solo un poco para poder observar como sus labios estaban algo hinchados y su mirada había cambiado drásticamente.
Esto ardía en llamas.
—Si me vas a saludar así de ahora en adelante, no me quejo — bromee a centímetros de su rostro.
—Me gustan tus labios. Es como si tuvieras un imán en ellos.
Sonreí para acercarme a besar sus labios nuevamente. La tomé de sus glúteos que se marcaban muy bien con ese vestido y ella envolvió sus piernas alrededor de mi cintura, sintiendo su humedad en mi estómago. Despeinó mi cabello y se acercó aún más, frotándose encima de mí.
Solté un gemido gutural, era demasiado tortuoso esto. Caminé junto a ella hasta mi habitación para lanzarla con cuidado ahí, haciendo que sus pechos rebotaran. Mordí mi labio ante la vista. Me quité la camisa lentamente dejando mis pectorales a la vista y me acerqué lentamente hasta ella para ponerme de rodillas, abrí sus piernas viendo la lencería color rojo que apenas le tapaba y justo en sus muslos tenía unas ligas del mismo color.
Suspiré. Esto superaba con creces mis sueños.
—Eres tan preciosa. Me duele el pene de tan solo observarte, imagínate —sinceré y mi voz salió algo ronca, acercando mi rostro hasta su centro — esto es mucho mejor de lo que un día imaginé — mis dedos rozaron la tela ganandome un gemido de su parte. Corrí con cuidado el fino encaje dejando a la vista su rosada vagina, lamí mis labios y mi lengua recorrió sus paredes ganándome un gemido alto que era música para mis oídos — hoy mando yo, ¿okey? — pero no escuché su respuesta, así que mordí el interior de su muslo. Escuché su grito.
—¡Oye!
—Quizás estoy sordo o no escuché tu respuesta. Mando yo el día de hoy, ¿escuchaste?
—S-sí, sí. Tú mandas, yo obedezco.
Sonreí complacido y nuevamente acerqué mi rostro para besar su mojada lenceria por encima. Pequeños besos húmedos recorrían de arriba hacia abajo. Mis dedos corrieron la tela hacia un lado dejando a relucir su mojada vagina, toda para mí. Mi lengua llegó a parar hasta la pequeña protuberancia y comencé a jugar con ella de manera suave, escuchando gemidos por doquier. Estaba siendo suave aún, mi lengua se movía de manera circular y succioné. Toqué mi pene y bajé mis pantalones sin dejar mi trabajo con la lengua de lado y mientras le daba placer, comencé a masturbarme.
Mi lengua se movía ávida entre sus pliegues, succionaba, lamia, como si tuviera mi paleta preferida.
Y es que fácilmente podría considerarse esto mi dulce preferido.
—Jungkook, sí, me encanta.
Sus manos fueron a parar hasta mis cabellos y de manera rápida las quité, dejándolas quietas con las mías. Aceleré mi trabajo con la lengua y succioné aún más. Hyerin comenzó a moverse se manera inquieta diciendo alguna grosería que no alcancé a oír bien. Solté una mano para meter dos dedos en la obertura, hundiendolos mientras seguía lamiendo hasta que alcanzara la cúspide del placer.
—Sí, si, no te detengas, no lo hagas por favor...
Sus súplicas me dejaban mal. Gemí entre sus piernas mientras seguía mi trabajo con la lengua y dedos, ella estaba a punto de alcanzar el orgasmo, sentía su cuerpo tensarse y sus piernas se estaban cerrando. Las abrí aún más moviendo mi cabeza de un lado al otro y succioné fuertemente, escuchando su grito por toda la habitación.
Me separé para incorporarme lentamente viéndola tendida ahí con sus manos en su rostro, respirando de manera irregular. Limpié mi barbilla con el dorso de mi mano y sonreí de manera ladina al verla afectada. Me quité los pantalones por completo dejando mi erección al aire, la cual estaba apuntando en dirección a la fémina justo al frente.
—Ven — la llamé lamiendo mis labios. Sus fluidos aún estaban en mi boca, tan malditamente delicioso. Ella me hizo caso de inmediato, se acercó hasta a mí y la miré, su rostro estaba sonrojado y sus cabellos algo revueltos, haciéndola ver aún mas sexy — agachate — pedí.
Mordí mi labio, me gustaba tener el control. Hyerin se puso de rodillas y vio mi pene con deseo inminente.
—Eso se ve... espectacular.
—Abre la boca.
Cuando lo hizo, ingresé mi pene a su boc de manera cuidadosa y ella lo recibió gustosa, cerrandola y succionando de manera eficaz. Gruñí en respuesta, esto se sentía increíble. Tomé sus cabellos y comencé a embestir su boca con cuidado de no llegar tan profundo y causarle una arcada. La vista era tan genial que me podría correr de tan solo observar como me lo está chupando, de una manera sumamente profesional. Con una mano comenzó a masturbarme mientras ella se lo metía aún mas al fondo.
No aguantaría tanto si lo chupaba con tal ímpetu.
Cuando creí que no podía ser mas perfecto, escupió para seguir masturbandome. Lamí mis labios y mi entrecejo se frunció al comenzar a sentir esas exquisitas cosquillas. Volví a ingresar mi pene en su boca y ésta vez fui un poco mas bruto.
—Esto es... Oh Hyerin, me voy a correr — tomé sus cabellos con mas fuerza e ingresé aún mas profundo en su interior. Su boca producía un ruido tan excitante que tiré mi cabeza hacia atrás sin dejar de mover mis caderas, sintiendo como el placer recorría mi cuerpo. Mi cuerpo expulsó el semen que fue a parar a su garganta. Mi corazón estaba acelerado y cuando pude recobrar un poco el aliento, la miré hacia abajo. Hyerin me dio una coqueta sonrisa mientras succionaba la punta de mi glande sin vergüenza alguna.
Ella es toda una diosa.
—Necesito sentirte dentro, Jungkook — ella sabía lo que estaba jugando. Mi pene que estaba cayendo por el grandioso orgasmo que tuve, repuntó enseguida, colocándose duro con tan solo oírla. Tomé su cuello y la levanté, acercando mi rostro de manera peligrosa al suyo, solo rozando nuestros labios. La voltee para tirar su cuerpo a la cama y con mis manos levanté su trasero, dejándola en cuatro. Me alejé solo un poco para ver su anatomía desde este ángulo.
Que culo.
Fui hasta el buró para sacar un condón y colocarlo de manera rápida. Ella se estaba tocando y giró su rostro para observarme con una sonrisa ladina. Caminé hasta ella y tomé mi pene para dirigirlo hasta su entrada que me estaba esperando mojada, muy mojada. Rocé su clitoris y su obertura solo para torturarla y claro, para torturasme a mi mismo. Lentamente ingresé en ella, sintiendo como sus paredes apretaban mi miembro provocando un exquisito placer y así comencé a moverme lentamente. El ruido por el choque de nuestros cuerpos se escuchaba por la habitación, mordí mi labio y le pegué una nalgada ante la satisfacción que estaba recorriendo mi cuerpo. Agarré sus caderas y la empujé para que sintiera aún más adentro mi pene, dentro y fuera. Gemidos por doquier que eran música para mis oídos eran escuchados dentro de estas cuatro paredes.
Me salí de su interior llevándome una queja de su parte. Me acosté y le pedí que subiera encima lo cual hizo de inmediato. Ella mismo se llevó mi miembro a su entrada y comenzó a cabalgar. Se sentía tan bien, estaba gozando esto como no se tiene una idea. Le quité el vestido y mi vista se fue a su sujetador color rojo, me senté con ella aun arriba de mí y mis manos fueron hasta el broche, soltandolo para dejar a la vista esas dos montañas. Comencé a besar sus pechos sin dejar de moverme, mis manos comenzaron a masajearlas mientras mi lengua reparaba en sus pezones erectos.
—Ah Jungkook, no pares...
Y no lo haría. Joder, claro que no. Esperé por este momento y haría que me recordara como el mejor amante de su historia. Besé la erógena piel de su cuello con fervor mientras ambos nos movíamos, ella encima de mí y mis caderas igual estaban haciendo un excelente trabajo.
Volví a dejarla abajo para comenzar a moverme de una manera mas rápida. Tomé su cuello con una mano y me acerqué a su oído.
—¿Te gusta esto, Hyerin? ¿Te gusta como te follo?
Abrió su boca a causa del placer y me miró. Llevó mi mano a su boca para chupar mis dedos y su mirada... joder su mirada me llevaría a la perdición. Gruñí y aumenté la velocidad de mis movimientos. Una fina capa de sudor estaba apareciendo en mi frente y ella debajo de mí también estaba sudada, sus pechos se movían al compás de mis embestidas y se veían maravillosas. Mordí mi labio y cerré mis ojos un poco para no correrme aún.
La voltee dejándola boca abajo y respiré profundo cuando tomé mi pene y comencé a jugar nuevamente con su obertura, de sopetón ingresé en su interior escuchando un pequeño grito de placer. Me apoyé en el colchón mientras mis caderas se movían duro, Hyerin tomó una almohada y la mordió para aplacar un poco sus gritos.
—Eres fabulosa, todo de ti. — susurré en su oído, lamiendo el lóbulo de su oreja — correte para mi, Hye, quiero oírte.
Una mano tomó su trasero para aumentar mis embistes, cuerpos sudados chocando, gemidos, calor, fuego en nuestro interior.
—¡Jungkook! ¡Mierda, si!
Y apenas escuché eso, aceleré aún mas mis movimientos, tomé su cabello y tiré de él buscando mi liberación. Cosquillas comenzaron a aparecer desde mi cuello hasta la punta de los pies y acabé en condón, dando una última estocada profunda sintiéndome liberado al fin.
Mi respiración era irregular. Solté su cabello lentamente y solté el aire retenido. Me acerqué a besar su espalda y salí de su interior para quitarme el condón y limpiarme con una toalla húmeda. Vi como se estaba levantando dejándome algo confundido.
—¿Dónde vas?
—A casa. Ya pasó lo que tenía que suceder.
¿Qué? ¿Esto era una maldita broma?
—No quiero que te vayas Hye — mis palabras salieron sin que yo pudiera retenerlas. Me acerqué hasta donde ella se encontraba aún desnuda — quédate a dormir conmigo — pedí amable. Ella me dio una mirada que denotaba sorpresa.
—¿Qué? Jungkook, esto no puede suceder.
—Y ya sucedió. Esto fue maravilloso, fue magnífico. Es algo que ansiaba con demasía, soy como un niño que recibió algo que quería con anhelo, así me siento gracias a ti. Quédate junto a mí esta noche — tomé sus manos y las besé.
Me quedé un momento observándola con adoración. Su cuerpo desnudo, su piel, su rostro. Todo de ella me encantaba y no podía seguir ocultandolo.
Me fascinaba Lee Hyerin. No había vuelta atrás.
—¿Por qué me miras así?
—Porque eres hermosa.
Sus mejillas se sonrojaron por completo haciéndola ver demasiado adorable. Me la comería completa.
Literalmente.
—No digas esas cosas tan deliberadamente — tapó su rostro de manera tímida y golpeó mi hombro. Sisee de dolor solo para molestarla — ay, ¿estás bien?
Tomé su cuello para acercarla a mí, rozando nuestras narices.
—Lo estoy porque estás aquí conmigo.
Ella lucía algo sorprendida, aun con sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillaban mucho.
—¿Por qué no... — comenzó a decir mirando mis labios — me besas?
Y tan solo eso bastó para que nuestros labios volvieran a conectar sintiendo como todo estaba bien gracia a ella. Un beso con sabor a algo más, un beso que en él había rastro de... amor.
—Quería ayudarte a cambio de que pasaras la noche conmigo — dije al momento se separme — pero Hye, quiero esto nuevamente. Te ayudaré en todo... pero quiero una noche y miles más a tu lado.
Abrió sus ojos algo asombrada ante mi confesión. Mis manos seguían en su rostro, acariciándolo con dulzura. Ella posó sus manos junto a las mías y me besó de manera tierna para terminar asintiendo.
—Una noche y miles más. Eso suena muy bien.
Sonreí complacido, volví a besarla para caer con ella nuevamente a la cama. Se venía el segundo round.
Y quizás el tercero, también el cuarto.
Y todos los que tengan que venir, porque si es con Hyerin, eso sonaba de maravilla.
Era el mejor panorama, sin duda alguna.
💘.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro