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ᴏᴄᴛᴀᴠᴏ ➳ ❝ ᴘᴇᴄᴀᴅᴏꜱ ɪɴᴇᴠɪᴛᴀʙʟᴇꜱ ❞

Playlist;

Back to you ➳ Selena Gomez.
Lose you to love me ➳ Selena Gomez.
Let her go ➳ Passeger.
The night we met ➳ Lord Huron.

One shot mezclando presente y pasado, aviso para evitar confusiones.

Disfruta la lectura.

Me sentía muy feliz al compartir con mis amigos esta pequeña salida improvisada que se le ocurrió a Seulgi.

Cada una de mis amigas habían venido con sus respectivos novios y yo... bueno, yo era la soltera del grupo. No es que me molestara, claro que no, pero en estos casos me hacía pensar que quizás era la hora de sentar cabeza y dejar de liarme con chicos sin compromiso.

—Me encanta que estemos todos reunidos — habló Lia, levantando una copa de champagne entre sus finos dedos — es algo muy difícil que ocurra por el trabajo de nuestros novios que tienen que ir de gira, pero, es bonito que se dé esta oportunidad.

Escuché atentamente cada palabra que salía de sus bocas y fue mi turno de levantar la copa, aunque con una fingida sonrisa, no compartía la misma situación que ellas.

—Gracias por aceptarme en su grupo— hablé en un tono mas bajo del que acostumbraba — yo soy amiga de Lia, pero no dudaron en abrirme las puertas. Saben que yo no soy tan sentimental y creo que nunca me había detenido a decir estas cosas, pero gracias por confiar en mí — miré a todos los ojos que reparaban en mi anatomía y me detuve en uno en particular — les deseo lo mejor en esta nueva gira que se les avecina y ya vendré con alguien la próxima vez para que me dejen de tener lastima.

Todos soltaron unas risitas, menos Jungkook, quien no dejaba de mirarme bajo ninguna circunstancia. Le sonreí de forma ladina y levanté mi copa, guiñándole un ojo.

Yo no merecía absolutamente nada de esto. No merecía ser parte de este grupo, no merecía estar aquí, no merecía la amistad de Lía y eso hacía que un malestar creciera en mi pecho.

Culpa.

Me fui a la barra del sector vip en donde nos encontrábamos y pedí un trago fuerte para dejar de hacerme la moralista cuando no he hecho más que cometer actos de los que no me enorgullecen en absoluto. Sentí una presencia a mi lado y miré de soslayo quien era, para encontrarme a un Jungkook bastante serio.

—¿Traerás a alguien la próxima vez?

Rodé los ojos ante su pregunta. Lo que me faltaba.

—Quizás no haya una próxima vez, Jungkook.

—¿De qué hablas? — su rostro cambió de forma inmediata— dime que no lo estás considerando.

—¿Pasa algo malo si lo estoy considerando? — jugué con el vaso en el mesón — no deberías estar acá, Jungkook. Deberías estar acompañando a Lía.

—No cambies el tema — me cortó, acercándose un poco más para tomar mi brazo de manera delicada — sé que es una buena oportunidad...

—Buenísima — acoté con sorna.

—Pero... ¿Por qué debe ser tan lejos?

—Porque allá será la Fashion Week, Jungkook — dije de manera obvia —No es tanta ciencia. Me están ofreciendo modelar para una reconocida marca de ropa, ¿tú crees que debería negar esta oportunidad?

—No, claro que no — aseguró mordiendo su labio inferior y miró a las chicas quienes bailaban al compás de la música — pero me invade un sentimiento extraño. No quiero ser egoísta, no quiero ser ese tipo de persona.

—Entonces no lo seas — me encogí de hombros, ambos sabemos que esto está mal— me hago a un lado. Esto nunca debió haber sucedido.

—No digas eso...

—¿Qué? ¿Algo cambió entre nosotros? Solo era sexo, Jungkook — mentí, sintiendo como mis ojos se aguaban ante mis dichos — Lía es mi amiga y yo... me metí contigo.

—Yo también quise — habló rápidamente — no fuiste tú sola, no te eches la culpa — levantó su mano para hacer lo que siempre hacía cuando estábamos a solas, pero se arrepintió al percatarse que no estábamos solos. Mejor así.

Siempre acariciaba mi mejilla con delicadeza, era algo bastante reconfortante cuando lo hacía, era cómo sentirme segura entre sus brazos, única y exclusiva. 

—Todo hubiera sido mas sencillo si me hubiera adelantado, ¿verdad? — medio sonreí, pero enseguida borré todo atisbo de sonrisa y bebí del vaso, para tomar todo el líquido que había allí sin dejar nada. Tal vez esto me ayudaría a ponerle un final a toda esta locura.

—Yo...

—Déjalo así — negué con mi cabeza — tomaré la oferta, me iré de Corea y tú te casarás con Lía. Así es como las cosas están destinadas.

Desde mi posición miré la mano izquierda de mi amiga en donde le brillaba un bello y costoso anillo que mostraba con orgullo.

Su anillo de compromiso.

Suspiré con desgano. Era una idiota, una idiota con creces por pensar que él correspondería a mis sentimientos, por meterme con él y sobre todo una pésima amiga por traicionarla con su prometido. Pero no entendía que debía hacer en esos casos, me sentía confundida por todo.

Decir que 'no' era una buena opción.

Lo sé, lo tenía claro. Pero no mandaba al estúpido corazón, me enamoré profundamente de Jeon Jungkook, el maknae de la banda más famosa del mundo. Desde la primera vez que lo vi, sentí que todo cambió para mí.

No sabía que entraría en las puertas del infierno. Mi infierno.

Lía 💗.

Pude ingresar después de una fila gigantesca, ¿dónde estás?

10:15 pm

Estoy en la zona vip, me invitaron aquí. Ven, te espero.

10:16 pm.

Apenas ví el mensaje me dirigí hacia el vip en la planta de arriba de la discoteca. Había mucha gente bailando en la enorme pista de baile, por lo cual, tuve que meterme entre todo ese tumulto con la intención de llegar a destino, estaba más enfocada en ignorar a los borrachos atrevidos y que los tragos no me cayeran encima que no ví a la persona que casi me llevo puesta.

—Disculpa, no te vi, lo siento...

Callé por un momento porque su atractivo rostro fue lo primero que llamó mi atención, lo reconocía de algún lado. También que sus manos cálidas y grandes me sostuvieran de ambos brazos con firmeza causando que los vellos de mi cuerpo se erizarán. Como una electricidad recorriendo mi espina. Me sonríe mostrando una particular sonrisa que ya me tiene por el suelo, se acerca hacia mi rostro hablándome con voz firme.

—No te preocupes —¿Por qué me ve tan fijo?— hay mucha gente, es entendible que puedas chocarte —reímos, lo siguiente me hace tragar saliva duramente— que bueno que lo hiciste conmigo.

Bendito Dios, ¿Cómo respondo aquello?

Estoy a punto de hacerlo cuando él me acorrala entre sus brazos evitando que un chico se nos caiga encima. Puedo sentir los músculos duros de su torso, de sus brazos sosteniéndome por la cintura, es alguien fuerte, ¿estaré loca si me dejó llevar por un desconocido?

—No suelo hacerlo esto, pero —parecía tímido de repente— ¿Te gustaría acompañarme a beber algo?

—Si, claro —eso no tardó demasiado. Dejé que tomara mi mano, que me arrastrará a una zona vip del piso de abajo custodiado por varios hombres de gran porte y altura. Aún tenía la duda de a quién he conocido, más no me importa cuando me sonríe con inocencia y diversión.

Pidió tragos por los dos, al recibirlos hicimos chocar nuestras copas para beber el contenido que era un exquisito champagne que estoy segura, vale más que mi propia casa. Todo esto sin dejar de mirarnos, tiene una mirada muy atrapante.

Y la verdad no me negare a qué lo haga.

Una canción lenta y de ritmo sensual comienza a sonar, mi valentía —o ese trago— es lo que facilita que tome su mano para llevarlo a la pista. Pegó mi cuerpo al suyo moviéndome lentamente, sus manos toman mi cintura, me sigue. Nos sonreímos cómplices como si nos conociéramos de toda la vida y no fuéramos dos extraños que se acaban de conocer.

Volteé dándole la espalda, nos movemos a la par, mi descaro llega al siguiente nivel cuando rozo mi cadera con la suya y lo siento suspirar en mi oído, sus manos que sostenían mi cintura con posesión bajan de forma imperceptible hacia mis caderas. Las mueve a su antojo, me dejó llevar cuando siento un beso en la piel de mi cuello que me estremece entera.

Mi cabeza gira por sobre mi hombro y ¡Oh Dios mío! Creo que voy a extinguirme en el fuego por la mirada profunda que me dedica. Me muerdo el labio inferior sintiendo su aliento a menta, el espacio cada vez es más corto hasta que siento sus labios rozar los míos. Me sigo moviendo, una de sus manos aprieta mi estómago con la intención de que no me separe de él.

Al siguiente, su lengua se mete en mi boca y creo que voy a desfallecer por tan magnífico beso. He olvidado para lo que realmente vine. Es una posición algo incómoda, pero sus manos acariciando mi vientre y cadera, su boca devorando la mía no me permiten moverme, dejaré que haga lo que quiera.

Nuestras respiraciones son igual de agitadas, estoy muy acalorada y él también. Puedo sentirlo por el ligero bulto tocando mi espalda baja. Se muerde el labio inferior mirando con atención mis labios, los suyos están rojos e hinchados y quiero probarlos de nuevo. Creo que enloquecí por dejar que un desconocido me toque así, pero desde el momento en que lo ví supe que esto sería intenso. Me gusta, no lo voy a negar.

—Deberíamos ir a un lugar más apartado.

—No soy de esas.

Se ríe, me gusta que no haya quitado sus manos de mi.

—No dije que fuéramos a una habitación, solo plantee que podríamos ir a beber algo y hablar —hizo una pausa para oscilar entre mis ojos y mis labios— claro si es lo que quieres.

Asentí despacio, voltee sin acortar los centímetros entre nuestros cuerpos, una de sus manos bajó con sutileza hacia mi trasero para empujarme dejándome llevar a dónde él quisiera. No puedo negar que la química explosiva se dió desde el minuto cero, desde que sus ojos y los míos hicieron contacto, desde que sus manos electrizaron mi piel y desde las veces que nos fundimos en uno solo.

Limpié rápidamente una lagrima que había escapado de mi ojo sin yo quererlo, con el dorso de mi mano. Volteé mi cara para que él no pudiera verme en este estado de vulnerabilidad que a toda costa lo ocultaba. No me gustaba estar en esta situación, no me gustaba ser débil por el solo hecho de estar enamorada.

Yo sabía que él era famoso en un comienzo, así que cuando desapareció lo entendí por completo. Tenía cosas de que ocuparse, tenía una agenda, una carrera y era algo que no cambiaría por una chica con la que solo tenía encuentros sexuales.

Lía me había invitado a una fiesta junto a sus otras amistades, ya que le importaba mi opinión a lo que iba a revelar esa noche. Sabía que tenía novio según lo que me había contado. Cuando me quedaba con ella sonreía como idiota al celular, también cuando hablaba por él mismo. Nunca me reveló quien era esa persona, según sus palabras, porque no podía hacerlo aún. Y a pesar de que la ansiedad me carcomía, esperé pacientemente hasta que llegó esa desgraciada noche.

Yo me había ido del país por trabajo y habían trascurrido siete meses cuando lo volví a ver nuevamente, igual de imponente, igual de guapo, tan único y las jodidas mariposas revolotearon en mi interior, como las primeras veces... siempre con él.

Y fue como una catástrofe de gran magnitud al enterarme que era el novio de mi mejor amiga.

Él era la persona que la hacía sonreír, reír, que la hacía colocarse sentimental, él era la persona que le decía 'te amo', para que mi amiga le responda que ella lo hacía aún más. Y no voy a negar que me dolió en lo mas profundo de mi corazón cuando lo supe.

Tuve que fingir felicidad, tuve que fingir que todo estaba perfecto cuando sus ojos volvieron a conectar con los míos al estrechar mi mano, cómo dos desconocidos que jamás se habían visto en sus vidas, dos extraños que jamás compartieron un instante colmado de intensidad.

Él luciendo sorprendido de verme y yo... con el corazón hecho pedazos fingí que no lo conocía y él hizo exactamente lo mismo conmigo, pero las miradas anhelantes seguían ahí. La química no se había extinguido, sino que continuaba, pero yo hice todo lo que estaba en mis manos para evitarlo.

Lía estaba enamorada y yo no podía interponerme en su felicidad. No podía hacerle eso a mi mejor amiga.

Pero todo cambió cuando quise salir sola a un bar y me lo encontré en la barra bebiendo como si no hubiera un mañana. No quería acercarme, quería evitar todo contacto con él, pero es como si mi corazón mandara y sin pensarlo llegué a su lado.

—¿Por qué estás bebiendo tanto?

Me escaneó un momento y su mirada cambió por completo. Carraspeó levemente y se acomodó mejor en su silla.

—Por lo que se convirtió mi vida.

Lo miré sin entender.

—¿No deberías estar feliz? En las notas salen tus fotos y te ves radiante junto a Lía, no entiendo porque estás aquí bebiendo como si tu vida fuera un asco — no quería que sonara como un reproche, pero fallé.

Me hervía la sangre al ver las miles de fotos que salían de la pareja del momento. Todos estaban encantados con ellos dos, hasta sus propios fans. Lía era la chica ideal para él y se encargaban de decirlo todo el maldito tiempo.

—Porque... todo estaba perfecto — se encogió de hombros — era feliz. Cuando tuve que viajar a otra ciudad por un concierto, perdí mi celular y perdí tu contacto, quería que lo nuestro siguiera, me gustabas mucho — confesó agachando su mirada. No dije nada ante su declaración en pasado — me ayudabas con el estrés de mi vida, me hacías olvidar todo lo malo y cuando no pude contactarte más, me desesperé. Cuando volví, tú no estabas...

—Estaba en Estados Unidos — recordé ese tiempo. No admitiría en voz alta lo que me afectó que dejara de llamarme de un día para el otro. Me sentí usada, como si no valiera absolutamente nada — fue la primera oferta de trabajo que tuve en una marca como lo es Louis Vuitton.

—Y yo no tenía idea de nada — soltó una risa nasal, para volver a beber de su vaso — conocí a Lía en una fiesta de unos amigos muy cercanos, ella estaba ahí bebiendo sola. Me le acerqué para conversar llevándome la grata sorpresa de que era muy simpática, buena oyente, le conté sobre ti sin decir tu nombre y ella me dijo que no valía la pena estar así por algo que fue efímero. Le encontré razón, ¿sabes?

—Jungkook...

—Intercambiamos números esa noche, las conversaciones eran más extensas, la complicidad aún más, pero aún tenía la fe de volver a encontrarte, ¿por qué seguía intentando buscarte? — preguntó mirando a la nada — no lo comprendía. Me sentía enamorado de Lía, creí que lo estaba.

—¿Creías?

Estaba seguro — su mirada volvió a conectar con la mía, su brillo tan especial podía notarse aún con las luces tenues — hasta que te volví a ver.

—No puedes decir esas cosas ahora, Jungkook — puse mis manos en mi cabeza, sintiendo como mi corazón golpeteaba en mi pecho con violencia.

—¿No puedo ser sincero?

—No cuando mi mejor amiga es la que está en medio de esto.

—¡Yo no lo sabía!

—Lo sé — asentí, sintiendo un nudo en mi garganta — yo tampoco le conté nada de lo nuestro. No quería que tuvieras problemas por mi culpa si llegaba a contarle que tuve sexo con el mismísimo Jeon Jungkook — mordí mi labio inferior, evitando llorar aquí mismo.

No fue solo sexo para mí. Fue mucho más.

—Maya... te necesito.

Cerré mis ojos al escuchar esa frase salir de sus labios.

—Crees que lo haces, pero no.

—No tienes idea de nada — masculló, frunciendo el ceño — yo... sé que no estoy en condiciones de pedir algo, pero... si tú sientes lo mismo, acompáñame a un lugar.

En un comienzo no comprendí sus palabras, pero cuando finalmente lo hice comencé a negar repetidas veces con mi cabeza.

—¿Q-qué? Estás ebrio — lo apunté con mis manos.

—No lo estoy lo suficiente para no recordar nada mañana... por favor, Maya, ven conmigo.

La desesperación que había en su voz hizo que sintiera algo extraño. Pensaba en Lía, ella es mi mejor amiga, no podía hacerle algo como esto, pero tampoco podía negar que lo necesitaba, en el fondo queríamos lo mismo.

—No, Jungkook.

—¿Ya olvidaste lo bien que lo pasábamos?

—No hagas eso...

—¿Olvidaste como te hacia sentir? ¿Cómo te ponías cuando besaba tu cuello? Y también cuando bajaba y...

—Entendí, no hace falta decir esas cosas — le corté, sintiendo como mi respiración se volvía irregular.

¡Mierda! No había podido tener sexo con nadie desde que estuve con Jungkook y que me dijera esas cosas no ayudaba. Para nada.

—Por favor...

—Será una despedida — lo volví a mirar.

—¿Una despedida?

—Sí. Si estamos juntos, será la última vez.

Mentiría si dijera que no quería estar con él. Lo extrañé, aún lo hacía, quiero sus manos rodeando mis piernas, quiero sentirlo completamente... él me hacía olvidar de todo lo malo.

Terminó su trago y pagó la cuenta de manera rápida. Él salió primero para que nadie viera algo sospechoso y luego de unos minutos salí yo, buscando su auto en el estacionamiento del lugar. Cuando lo divisé, me acerqué de manera cautelosa viendo a los alrededores.

No negaría que sentía culpa, pero aún así seguía aquí, al lado de él , yendo hacia un lujoso hotel.

Y esa noche, volví a los brazos de Jeon Jungkook. La realidad es complicada y me di el gusto de ser por un corto tiempo totalmente suya. Me aferré a esto que estaba sintiendo aunque sabía que estaba mal y que, tal vez, no tendría futuro.

Por dentro, quería que este momento durara para siempre.

Maya, no digas eso.

—Ya no quiero escucharte, Jungkook. Soy tan culpable que esto esté sucediendo, te dejé entrar nuevamente en mi vida, nunca puse un alto, ¿para qué? — susurré, mirando a la nada — creí que... Luego de la primera vez, tú me dirías que me quieres, que quieres estar conmigo.

—Y quiero hacerlo.

—¿Quieres estar con Lía y al mismo tiempo conmigo? — pregunté indignada — a ti no te importa absolutamente nadie, solo importas tú. No quieres perder pan ni pedazo y eso es despreciable.

Mis palabras lograron su cometido al ver su mirada de dolor.

—Eso no es verdad — su voz tembló levemente — es solo... que tengo la maldita presión de estar con ella. Todo el mundo espera por nosotros, tienen altas expectativas y...

—Déjalo así.

No comprendía que sus palabras me estaban lastimando. Él no amaba a Lía, pero no era capaz de dejarla. Ella era perfecta, ella era la indicada para esto.

Yo no.

Me levanté del taburete sin mirarlo, fui hasta donde estaban todos los demás para despedirme. Solo me aparecía llegar a casa y dormir profundamente para olvidar todo. Al llegar, el sentimiento de tristeza me invadió por completo, sentí mi barbilla temblar y ya era muy tarde para cuando el primer sollozo se escapó de mi boca. La tapé enseguida, llorando en silencio, sintiendo como ardía mi pecho.

Mi corazón cada vez se rompía un poco más. Imaginando un imposible, algo que nunca sucedería, anhelando que todo fuera diferente, para después volver a realidad en la que todo seguía igual.

Era una idiota.

Perdí la noción del tiempo gracias al llanto. Me sentía mareada y mi cabeza dolía en demasía. El timbre sonó haciéndole sobresaltar.

Me acerqué lentamente para abrir, encontrándome al hombre que menos esperaba ver ahí parado con cara de imbécil. Hice el intento de cerrar la puerta, pero él siendo mas rápido, lo impidió.

—Jungkook, déjame en paz. ¿No entiendes que no quiero verte? — maldita sea, no quería verlo, no quería que estuviera aquí.

—No puedo, Maya. ¿Como pretendes que me vaya y te deje así?

—¿Ahora te importo?

—Siempre me has importado. Siempre has sido tú, Maya.

—¿Por qué no puedo creerte? — entrecerré mis ojos, fingiendo demencia — ah cierto, ¡porque siempre me dices lo mismo! Y luego vuelves a herir mi corazón, vuelves a destrozarlo y yo vuelvo a caer ante ti. Estoy en un maldito círculo vicioso y estoy cansada de esto...

—Dame tiempo.

—¡Han pasado dos malditos años! — grité golpeando su pecho — en donde me vienes prometiendo que todo cambiará. Claro que cambió algo, ¡le pusiste un maldito anillo en su dedo!

—¡La agencia me pidió que lo haga! — soltó tomando mis hombros. Sentí que el mundo se me vino abajo ante sus dichos.

—¿Qué?

—Creen que todo esto nos ha hecho ganar mas popularidad. La gente sigue todo lo que hacemos y encontraron que la idea del matrimonio era factible — evitó mi mirada. Estaba nervioso — Maya, por favor entiéndeme.

—¿Y quien diablos me entiende a mí? — me dolía el alma, sentía ganas de vómitar, quería que se fuera y estar tranquila — tú... eres famoso, lo entiendo. Pero no entiendo porque sigues haciendo lo que te ordenen. Si es factible el tema del divorcio, ahí lo harás, ¿no?

—No es así...

—Vete.

—Maya, te pido tiempo — su mirada denotaba desesperación — no quiero perderte. Tú eres lo mejor que tengo, no renuncies a esto, por favor.

Juntó su frente con la mía y cerré mis ojos, embriagándome de su perfume. Yo quería seguir con él, pero ya no sabía como. Me debía aferrar a mi misma para tener el suficiente amor propio y poder soltar lo que tanto daño me hace.

Esto me estaba lastimando.

—No quiero volver a verte — pronuncié muy claro esas palabras, separando solo unos centímetros mi rostro del suyo — no quiero que me vuelvas a buscar, no quiero... no quiero verte más.

—Nena, no me hagas esto, por favor — suplicó tomando mis manos entre las suyas.

—Te odio — solté esas palabras sin pensar — odio que cuando te llame, me mandes al buzón de voz. Odio que tenga que dormirme esperando un mensaje tuyo que sé que jamás llegará. Odio como me ilusionas y luego me dejas caer. Odio que me conozcas tan bien. Odio que me hagas reír cuando estoy furiosa. Odio lo bien que me haces sentir. Odio que me hagas sufrir y también me hagas llorar. ¿Pero sabes lo que mas odio? Que no te odio en lo mas mínimo, ni siquiera un poco...

Sentí una presión en mis labios al terminar de hablar. Me sorprendí un poco al ver como sus mejillas estaban mojadas, tenía sus ojos cerrados esperando que le correspondiera, que cuando lo hice, me aferró aún más a él.

Las lágrimas se mezclaban entre nuestros labios. Tomé su cabello entre mis dedos y profundicé aún más el beso. Esto era un tipo de placebo a lo que mi dolor respecta. Sus besos eran mi droga momentánea, me hacían olvidar absolutamente todo.

Con sus brazos fuertes me tomó de mis glúteos y me levantó apegando mi intimidad en su estómago y comenzó a caminar a ciegas hasta mi habitación que la conocía de memoria. Aún con sus ojos cerrados podía llegar fácilmente sin ningún tipo de dificultad.

Me dejó sobre la cama para comenzar a desvestirme con una calma exquisita. Mi respiración era irregular, mi corazón latía de manera rápida. Yo no estaba tan calmada, mis manos temblaban al intentar desabotonar su camisa, por lo que tomó mis manos y las besó con dulzura, para él terminar el trabajo.

Con su pecho descubierto se acercó a mi para volver a besarme y tirarme hacia atrás, quedando encima de mí, apoyando una mano en el colchón para no dejar caer todo su peso. Besó mis lunares que tenia en mi cuello y que sabía que le encantaban, siempre que tenia la oportunidad, los besaba.

—Me vuelves loco, Maya — dijo a centímetros de mi rostro — eres mi droga, eres mi adicción, necesito siempre de ti.

Lo callé con un beso. No quería oírlo, no quería seguir oyendo esas cosas.

Nunca pude confesarle la verdadera razón de mi ida a Lía. Ella sabía que era por trabajo, pero también sabía que había algo más.

Y ese algo más, estaba justo delante de mí besando mis pechos y cada parte de mi cuerpo como si fuera a desaparecer en cualquier momento.

¿Alguna vez podré volver a sentir lo que Jungkook me hace sentir?

Se retiró un poco para poner el condón de manera correcta y mirándome directamente a los ojos, ingresó en mí, sintiéndome llena, completa.

Sintiéndome bien.

Esa noche, nuevamente me entregué en cuerpo y alma a a Jungkook.

Esta noche sería la última vez que nos veríamos. Mi vuelo estaba programado para tres días más, ya no había marcha atrás.

Esta vez, ya no.

Desperté algo desorientada en mi cama. Miré hacia mi derecha encontrando el lugar vacío.

No me sorprendí, nunca se quedaba junto a mí.

Pero no pude evitar sentir la decepción. Esa espina creciente que está incrustada justo en la parte donde más duele.

Suspiré con desgano. Todo seguía exactamente igual.

Mi celular comenzó a sonar muchísimo pero no le presté atención, no estaba de ánimo para hacerlo. No quería leer a Jungkook, no quería volver a saber de él.

Me incorporé estirando mi cuerpo y tomé una camiseta que me quedaba bastante grande. Jungkook me la había regalado, diciendo que le encantaba como me veía con su ropa.

Me golpee mentalmente por volver a pensar en él.

Escuché el timbre de mi departamento sonar e hice un pequeño berrinche. Ya había tenido suficiente anoche, no quería volver a ver su rostro.

Me acerqué rápidamente a la puerta y la abrí de golpe.

—Te dije que...

Me callé al instante en que vi a Lía con sus ojos empapados en lágrimas. Se veía fatal y me preocupé mucho al verla en ese estado tan deplorable.

Tú siempre estás así cuando lloras por Jungkook.

Ignoré la voz en mi cabeza y me centré en ella.

—Lía, ¿qué tienes? — me acerqué a ella para tocar su rostro, pero con un solo manotazo quitó mi mano. La miré sorprendida ante su actitud — ¿Qué pasa?

—¿Desde cuando, Maya?

—¿De que hablas?

No estaba entiendo nada.

—¿Desde cuando te metes con mi novio?

Guardé silencio ante su pregunta y el nerviosismo creció en mí. Mis manos comenzaron a sudar y de pronto, sentí que me faltaba el aire.

—Yo...

—¡Eres una maldita zorra! — gritó apuntándome con un dedo.

Sentía que me hacía pequeña en mi lugar. Merecía ser tratada así.

—Escúchame...

—Estabas en mi jodido departamento cuando él también se encontraba ahí — se limpió las lágrimas con rabia, que caían por su rostro sin cesar — ¿ahí comenzaste a conquistarlo?

—No, no es así — negué rápidamente con mi cabeza. Veía como vecinos comenzaban a salir de sus departamentos ante los gritos de Lía, la vergüenza me invadió al instante — ¿podemos hablar dentro?

—¡Me importa una mierda que todos se enteren que eres una maldita zorra arrastrada! Sabías lo ue sentía por Jungkook, sabias que estaba enamorada de él — respiró de manera entrecortada, hipando a causa del llanto.

Me estaba aguantando a llorar, no quería hacerlo.

—Lía, yo... me enamoré de Jungkook la primera vez en que lo vi — confesé soltando un sollozo — fue mucho antes que tú comenzarás a salir con él...

—¿Porque... — cayó un instante y negó con su cabeza — ¿Por qué demonios no me dijiste nada? Preferiste callar y seguir metiéndote con él a mis espaldas, dejándome con el papel de estúpida.

—Yo... no podía hacerlo, sentí miedo — toqué mi pecho, sin dejar de llorar — realmente lo amo Lía, perdóname.

Un sonido ensordecedor se escuchó. Escuché el jadeo de sorpresa por parte de las personas que estaban pendiente a la discusión. Toqué mi mejilla que comenzó a doler de manera inmediata ante el golpe recibido.

Lo merecía.

Merecía esto.

—Eres una asquerosa amiga. Te odio tanto, pero tanto — oírla llorar así me partía el corazón — de un maldito hombre lo puedo esperar, pero de tu amiga... la traición de una amiga duele el triple. Te deseo lo peor del mundo, Maya.

Creí que se iría al decir eso, pero no esperaba que lanzara hacia mí y comenzara golpearme. No me defendí, no era capaz de hacerlo. Ella estaba dolida, le había fallado, la había herido y tenía que cargar con la culpa.

Un golpe en mi mejilla, luego otro y cerré mis ojos esperando más. Todo se oía lejano, veía que personas tomaban a Lía para alejarla de mí, pero era como si no me encontrara aquí. Tenía un pitido en mi oído que me estaba perturbando. Un señor se agachó y me comenzó a hablar, pero no lo oía.

—Señorita, ¿se encuentra bien? ¿Llamo a un doctor?

Me senté con algo de dificultad en el piso y toque mi labio. El sabor metálico entró en mi boca y me limpié con mi mano.

—Y-yo... estoy bien. No se preocupen por mí...

—¿Llamamos a la policía? Puede colocar una denuncia por los golpes, eso se ve bastante mal.

Negué rápidamente y me arrepentí de hacer eso, me había mareado un poco.

—No, no. Yo... me lo merecía. Estaré bien, gracias.

Despaché a todos. Quería estar sola, esto se sentía como una maldita pesadilla.

Caminé hasta mi habitación y tomé mi celular, encontrándome con mensajes de Jungkook, de Lía, de las amigas de Lía, hasta los amigos de Jungkook. Noticias de nosotros, titulares dañando mi imagen.

En una imagen salía Jungkook y yo besándonos en su auto. Otra en donde él estaba llegando a mi departamento.

“Jeon Jungkook, el maknae de la famosa banda BTS, señalado de ser infiel. ”

“¿Quién es Maya Brown? Jeon Jungkook es acusado de infidelidad. ”

“Cambió oro por cobre.

Jungkook lo pierde todo.”

Tomé mi cabeza con frustración. Habían artículos maliciosos, comentarios de odio hacia mi persona y yo... no sabia como frenar esto.

Jungkook ❤️‍🩹.

¿Por qué no contestas el celular? Esto es urgente, Maya.

8:50 am.

Lía sabe lo de nosotros.

9:00 am.

Voy a tu departamento.

10:16 am.

Arreglaré todo esto. Lo prometo, no dejaré que sigan ensuciando tu nombre.

10:30 am.

Mi barbilla volvió a temblar para comenzar a llorar nuevamente. Me sentía perdida y estaba sola. Me abracé a mi misma al no poder contener el llanto.

Tenía una llamda de mi manager y me limpié rápidamente mis lágrimas. Carrraspeé levemente y contesté la llamada.

—¿Sí?

—Oh, que bueno que respondes, cariño — su dulce voz me tranquilizó un poco — ¿cómo estás?

—Bueno... estoy pésimo.

—Me parte el alma leer todas esas cosas. Te conozco, cielo. Eres una buena niña y es por la misma razón que me parte el corazón darte esta noticia — estaba siendo compasiva.

—¿Qué sucede?

—Decidieron cancelar el contrato de la Fashion Week, Maya — soltó. Me senté en la cama o me dedmayaría aquí mismo — dijeron que no era bueno que te presentaras con un escándalo de tal magnitud.

—P-pero... todo estaba listo...

—Lo siento, mi niña. Lo siento muchísimo — lamentó a través del celular — hay que esperar que las aguas se calmen. Esto no será eterno, solo... no te eches a morir. Tienes un talento increíble. Podrás superar esto.

—No sé si sea posible — mi voz salió en un fino hilo — gracias por avisarme, Joy.

Colgué. Mis manos temblaban y fui directamente al baño para expulsar lo poco que tenía en mi estómago. Las náuseas me invadieron. Me sentía fatal, quería despertar de esta pesadilla.

Nuevamente escuché mi celular. Lavé mis dientes y salí a paso arrastrado para ver el nombre de mamá ahí.

—¿Qué sucede?

—¿Qué sucede? ¿De verdad me preguntas a mí que sucede? — comenzó el regaño — ¿Qué es lo que sucede contigo, Maya Elizabeth Brown? ¿Cómo pudiste hacerle algo así a tu amiga?

—Mamá... basta — pedí llorando, sintiendo como mi corazón se rompía cada vez más, ya no había nada allí — yo estoy clara de lo que hice. Lo sé, me odio a mi misma, no necesito que tu también me reproches, no lo hagas. Cometí el maldito error de enamorarme de algo prohibido y ahora estoy pagando las consecuencias con creces.

Un silencio se formó.

—Ay, Maya — suspiró — ¿por qué no vuelves a casa? No soporto ver todo lo que hablan de ti y que tu estés tan lejos y sola. Vuelve a casa, hija.

Hice un leve puchero para soltar otro sollozo. Asentí.

—Lo haré, mamá. Lo perdí absolutamente todo, no tengo nada.

No tenía el trabajo, no tenía a Lía y mucho menos a Jungkook. Sentía que había tocado fondo y no veía una salida.

—Sé que estás abrumada, mi amor. Yo... perdón por juzgarte. Cuando vuelvas, me contarás todo. Solo, ven pronto, ¿sí?

—Sí, lo haré. Nos vemos, mamá.

Comencé a alistar mis cosas sintiéndome patética. Estaba arrancando de mis problemas, pero todos me estaban apuntando con el dedo sin saber absolutamente nada sobre mí.

Tomé mi maleta y llamé a un taxi. Dentro del vehículo saqué nuevamente mi celular y abrí el chat de Lía.

Lía 💗.

Me esperaba de cualquier otra persona una traición así, pero jamás de ti.

8:15 am

Eras mi maldita mejor amiga, te di alojamiento cuando llegaste aquí, te integré a mi grupo de amigos, ¿no fue suficiente eso? ¿También querías llevarte a mi novio?

8:17 am.

Te odio tanto, Maya. Deseo que te hagan lo mismo que me hiciste a mí.

8:30 am.

Lo siento por todo Lía. Me enamoré de alguien que en definitiva no tuve que haberlo hecho. Aquí no existía el 'yo lo vi primero', porque nunca pude decirte que él era el chico del cual estaba enamorada en un comienzo. Era alguien famoso, no podía arriesgar su trabajo por algo así. Me iré de Corea, espero que un día puedas perdonar todo el daño que te causé. Siempre fuiste una gran amiga y yo lo arruiné por completo. Espero puedas volver a mostrar tu sonrisa, te hice llorar y no me lo perdonaré nunca. Viviré con esto el resto de mi vida.

2:30 pm.

—¿Se encuentra bien?

Esnifé guardando el celular en mi cartera y le asentí al señor, sin poder decir alguna palabra por el llanto. Había llorado tanto que mis ojos estaban muy hinchados.

Jungkook comenzó a llamar nuevamente. A la décima vez, le contesté enojada.

—¡Déjame en paz!

—¿Dónde estás? Estoy fuera de tu departamento y no sale nadie. Un señor dijo que te vio salir con maleta, ¿dónde irás, Maya?

—Te dije que me iría de aquí.

—Pero no creí que fuera cierto.

—Pues lo es. Yo... necesito un respiro. Soy la villana de este cuento, ¿no entiendes eso?

—Podemos arreglarlo. Maya, dime donde estás, por favor.

—Camino al aeropuerto — respondí para cortar la llamada y apagar el celular. Debía calmar mi llanto, mi cabeza iba a explotar.

En menos de lo que pensé ya estaba en el aeropuerto. Le pagué al caballero quien bajó mi maleta y se marchó haciendo una leve reverencia, lo cual imité agradeciéndole por todo.

Suspiré al ver a la gente entrar y salir. El aeropuerto de Incheon era muy concurrido. Fui hasta el mostrador para comprar el primer pasaje a Australia que había disponible, el cual salía en una hora.

Sentía mi estómago apretado, no quería comer y nuevamente sequé mis lágrimas. Era un maldito grifo averiado.

Arreglé mi ropa y me senté arriba de mi maleta para esperar a la embarcación. Me sentía mal, muy mal. El cúmulo de emociones en tan poco tiempo fue abrumador, el estrés que estaba sintiendo también.

Faltaba poco para que saliera mi vuelo y decir adiós a todo lo que alguna vez tuve aquí. Mi corazón se oprimió al pensar de manera intuitiva en Jungkook. Ni en un momento como este dejaba de pensarlo, estaba loca.

—¡Maya!

Escuché un grito tan fuerte que todos los presentes comenzaron a buscar al autor de esos potentes pulmones. Me levanté débilmente y vi como Jungkook se buscaba en todos lados posibles mi ubicación.

Se veía mal, tenía ojeras y estaba despeinado. Su rostro denotaba desesperación y cuando por fin reparó en mí, suspiró aliviado. Trotando llegó hasta estar frente a mi y me abrazó fuertemente, frente a todos.

Vi uno que otro celular en nuestra dirección.

Me alejé lentamente de su anatomía.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo a... a pedirte que no te vayas.

—No empieces nuevamente con eso, Jungkook, por favor.

—Es real, Maya. Yo, te compensaré por todo, solo... no te vayas, por favor.

—No me hagas esto mas difícil de lo que ya es — pedí sintiendo como mis ojos se aguaban. Genial, lloraría nuevamente.

El se acercó más y con cuidado tocó mi rostro, que debía estar rojo e hinchado por los golpes propinados.

—Te golpeó — acarició mi rostro y de manera automática cerré mis ojos ante el tacto — lo siento tanto, tanto. Tuve que alejarme de ti y hacer las cosas de manera correcta. Todo esto es mi culpa.

—Fuimos los dos — recordé sus palabras — quiero salir de aquí, Jungkook.

—Te necesito conmigo. Te amo, Maya, te amo como un demente, siento que no soy nada sin ti. He cometido tantos errores en mi vida, pero conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado — declaró uniendo su frente con la mía — tú eres lo mejor de mi vida. No me dejes.

—Necesito mi tiempo — pedí — perdí absolutamente todo. Cancelaron mi contrato en Francia, perdí a Lía y a ti... ¿Cómo se puede perder algo que jamás fue tuyo?

—Soy completamente tuyo. Me tienes a tus pies, bonita.

—Basta. Vete a tu hogar...

—Tú eres mi hogar.

—Piensa en que harás — ignoré su última frase, que me había llegado directo al corazón — cambia tus actitudes, sé ese chico el cual conocí en un principio...

—Lo haré. Juro que lo haré, pero necesito que tú estés conmigo — su barbilla tembló y las primeras lágrimas salieron de sus ojos — Te amo mucho, Maya.

—Y yo te amo a ti — mordí mi labio — pero esto no es sano, ni para ti, ni para mí. Te amé desde el primer momento en que te vi en aquel club. Pero debía suceder esto para darme cuenta que estábamos haciendo todo mal, Jungkook.

—Mandé todo a la mierda. No seguiré más consejos, haré lo que me dicte el corazón, es lo que tuve que haber hecho en un comienzo — me abrazó fuertemente — por favor, no me dejes...

Pasajeros con destino a Sidney, por favor pasar a embarcación. Pasajeros con destino a Sidney, por favor, pasar a embarcación.

Me separé lentamente del cuerpo de Jungkook aunque no quisiera, aunque algo en el fondo de mi corazón me pedía que me quedara, otra parte me decía que esto era lo correcto. El abrió sus ojos, que se encontraban rojos e hinchados, sus pestañas estaban húmedas y hacia leves pucheros. Acerqué mi mano a su mejilla y la acaricié con todo el amor que pude transmitir.

—Maya, no...

—Cuídate mucho, ¿sí?

—Maya...

—No es como me hubiera gustado que haya terminado lo nuestro. Pensé en casarme contigo — sonreí tontamente.

—Podemos hacerlo aún. Serias mi esposa y despertaría todos los días a tu lado, cosa que solo pude hacer cuando nos estábamos conociendo. No fue suficiente, no tuve suficiente de ti, Maya Brown...

—Te amo — y fue desde lo más profundo de mi corazón — pero me amo mas yo. Necesito esto y tú también.

—Maya, por favor...

—Adiós, Jungkook.

Me solté de su agarré y caminé a toda velocidad hasta la señorita que me miraba con compasión al tomar mi boleto. Claramente estaba llorando, de nuevo.

—¡No te vayas, por favor5! ¡Te amo, Maya!

Ignorar eso fue lo más difícil que pude hacer. Desee el momento en que dijera esas palabras, pero nunca creí que sería en un momento así.

Pero, en definitiva; ¿qué fue lo nuestro? Un pacto unilateral, no fue una aventura para mí, pero tampoco fue un noviazgo, sin embargo, fue mucho más intenso.

La parte mas triste es cuando tienes que cortar todo lazo cuando aún sientes amor hacia esa persona. El amor no siempre es suficiente y estar enamorado no siempre significa que estés feliz. Puedes amar alguien incluso después que te lastimó, pero muy dentro de ti, muy en el fondo sabes que nunca volverá a ser lo mismo.

Jungkook fue lo prohibido, algo que solo pude tener por un corto tiempo, un tiempo prestado y sé que será sumamente difícil olvidarme de él.

Pero tenía claro que había tomado la decisión correcta.

Me elegí a mi misma y eso nunca estaría mal.

Si lo leen con las canciones que recomendé, pega duroooooo 😭.

Agradecer a mi sister LolaBritez26 por ayudarme en esto, te adoroooo, muchas gracias por tus correcciones y ayudarme a escribir 🥹❤️‍🔥. Pasen a leer sus obras maestras 🫶🏼.

Espero les guste mucho 💖.

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