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ᴅÉᴄɪᴍᴏ Qᴜɪɴᴛᴏ ➳ ❝ ʟᴜɴᴀ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ ❞

—Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Puerto Princesa. Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague.

Jungkook se removió en su lugar intentando ahuyentar en sueño que lo había golpeado ferozmente. Miró a su lado para ver como su esposa abría sus ojos ante las palabras de la azafata. El pelinegro miró por la ventana y sonrió abiertamente.

Por fin habían llegado a su destino.

—Ya llegamos, amor. — dijo emocionado. Era su primera vez viajando a otro país y lo disfrutaría al máximo.

—¿Por qué lo sentí eterno? — preguntó la castaña levantando sus brazos y dando un gran bostezo. — por fin llegamos a Filipinas, que felicidad.

Y era una felicidad tremenda.

Habían planeado desde que llevaban un año de relación que cuando contrajeran matrimonio este sería el destino de la luna de miel. Luego de cuatro años de relación, todo se dio perfecto.

Un sueño cumplido, de muchos más en la lista.

El avión aterrizó sin ningún inconveniente y cuando las azafatas les dieron la autorización de quitarse los cinturones y descender, lo hicieron con la sonrisa mas enorme.

—Esto será magnífico, mi vida. Será la mejor luna de miel. — el pelinegro besó suavemente los labios de su esposa, quien no borraba la sonrisa de su rostro. Parecía una niña explorando todo.

Al salir al aeropuerto fueron a retirar sus maletas y tomaron un taxi que los llevaría a un hotel para poder descansar esa noche y mañana embarcarían un gran barco que zarparía desde Iloilo hasta la isla Palawan, un lugar totalmente afrodisíaco.

Llegaron al destino y la recepcionista les dio la bienvenida con una amabilidad tremenda. Comenzaron a comunicarse dn inglés para un mejor entendimiento. Todo estaba saliendo bien desde que pusieron un pie en aquel país.

—Suite 507, aquí tienen la tarjeta de acceso a la habitación, que descansen. — extendió aquella tarjeta de color blanco, que Jungkook tomó de inmediato. — Bienvenidos a Lote Hotel y felicitaciones por su matrimonio, señor y señora Jeon.

—Muchas gracias. — respondió Areum con un dulce tono. Sonrieron y caminaron directo al elevador para encontrar la suite correspondiente. El hotel era muy grande y se notaba que había muchísimos turistas disfrutando de los diferentes puntos turísticos que habían en esta ciudad.

Jungkook puso la tarjeta en el lector, dando una pequeña luz verde y la puerta ya estaba abierta, ambos ingresaron con sus cosas y admiraron por completo el espacioso lugar. Era simplemente maravilloso. Una gran cama justo al medio, un enorme televisor, una mesa en donde había mucha comida, velas por todo el lugar, pétalos de rosas y lo mas espectacular para Areum, es que tenían un gran ventanal en donde podían observar el paisaje.

—Necesito mi cámara, esto es genial.

—Pero es de noche amor.

—¿Y qué tiene? Hay muchas luces alumbrando el lugar, se puede observar la playa y la luna llena alumbrando es idóneo para una postal nocturna. — explicó Areum tomando su cámara profesional.

Jeon Areum es una prestigiosa fotógrafa consolidada en aquel rubro. Desde pequeña amó la fotografía, por lo mismo su padre le había regalado su primera cámara, en donde tenia un millón de recuerdos de su niñez y de su adolescencia, capturando todos los momentos importantes y siempre siendo la fotógrafa personal de sus amigos. Eso la inspiró a estudiar algo relacionado a eso, en donde perfeccionó técnicas y muchas otras cosas, siendo más profesional. Luego de ahorrar casi ocho meses el sueldo de su trabajo de medio tiempo, pudo adquirir una cámara profesional. Areum nunca se detuvo a aprender y perfeccionar, es así donde había colocado un pequeño puesto para tomar fotografías hace algunos años atrás, mucho antes de conocer a Jungkook, cosa que le fue gustando a la gente, la comenzaron a seguir en sus redes sociales, adquirían sus servicios para cumpleaños, bautizos, matrimonios y muchos otros eventos en donde comenzó a tener a sus fieles clientes, y ellos la recomendaban a otras personas y así sucesivamente.

Y ahora, era una de las mejores de Corea.

Su ojo derecho se posó en la mira de la cámara para encontrar un buen enfoque y que sea una toma perfecta, dándole click al botón muchas veces. Sonrió y comenzó a verlas, el efecto de la gente caminando era un plus, pero había algo qué llamó su atención.

—Mira, en las diez fotos que tomé, la gente se movió, pero hay alguien que está mirando fijamente algo, está quieto. — le tendió el artefacto para que Jungkook observara y lo hizo.

Era un hombre alto y su cara daba algo de miedo, tenía los ojos muy abiertos. El pelinegro le hizo un acercamiento y luego la alejó, para confirmar algo que lo hizo estremecer.

—Está mirando a nuestra dirección, cariño.

—¿Qué? Es imposible... — Areum rió para volver a observar la fotografía y pronto su sonrisa se fue borrando, para volver a acercarse a la ventana. — él sigue ahí sin moverse. ¿Qué diablos le sucede?

—Yo... no sé, no sé porque está observando hacia acá, es raro.

—O quizás estamos siendo paranoicos. — volteó a ver a su esposo para dejar un mechón de pelo detrás de su oreja. — quizás le gustó este lugar.

—Puede ser.

Ambos volvieron a mirar por la ventana percatándose que la persona ya no de encontraba ahí. Areum miró hacia todos lados, es imposible que se haya ido tan rápido, es como si se lo hubiera tragado tierra y eso la dejó con una sensación extraña en su interior.

—Definitivamente es lo mas freaky que me ha pasado. — la castaña tomó su cabeza. — que hombre mas extraño.

—Ya, olvidémonos de él. Hay de divertirse esta noche en esta grandiosa suite. — el pelinegro se acercó cautelosamente para tomar su cintura con suavidad. — hay que estrenar el jacuzzi, nos tomamos un vino... — besó su cuello. — comemos frutas... — jugó con el lóbulo de su oreja, ganándose un jadeo por parte de ella. — y podemos hacer otras cosas muy interesantes, ¿qué dices?

—Que ahora ya no puedo aguantar, así que tómame y llévame, señor Jeon. — dijo con voz sumamente seductora, haciendo que un bulto de manera instantánea se formara en su parte baja. — hay que divertirse mucho y relajarnos...

Se miraban con un placer innegable. Sus corazones latían acelerados, mientras sus miradas se encontraban en un baile de complicidad. En medio de la penumbra de la habitación, la atmósfera se cargaba con una tensión eléctrica. Él se acercó lentamente, sintiendo el cosquilleo en su piel al rozar sus labios. La calidez de su aliento se fundió con el de ella, envolviéndolos en una conexión irresistible.

Con un susurro atrevido, él dejó escapar un deseo contenido que resonó en cada fibra de su ser. Ella correspondió con una sonrisa traviesa, provocando un fuego aún mayor entre ellos. Sus labios se rozaron suavemente, como explorando terreno desconocido. Pero pronto, esa suavidad se desvaneció y se convirtió en un beso más intenso, donde sus bocas se buscaban ansiosamente.

Se entregaron a la pasión, sus manos acariciando con urgencia sus cuerpos, buscando explorar cada rincón de su ser. Los besos se volvieron más ardientes, llenos de anhelo y deseo desenfrenado. Mordiscos suaves y gemidos contenidos se unieron en una sinfonía de sensualidad.

El tiempo pareció detenerse mientras se perdían en ese encuentro íntimo. Cada segundo se alargaba, disfrutando del momento como si fuera eterno. Finalmente, se separaron, respirando agitados pero con una chispa de satisfacción en sus ojos.

Jungkook aún noqueado por la ola de placer, la cargó en sus brazos como a una princesa para ir en dirección al baño.

—El jacuzzi nos espera, preciosa.

Y así, disfrutaron de una increíble noche, olvidándose de todo lo que algún punto les había incomodado. Dejándose llevar por el ambiente y la compañía del otro.


Luego de la ajetreada noche que tuvieron, Areum se había despertado primero para pedir servicio a la habitación y poder ir con energía hacia el barco qué los llevaría a la ansiada isla Palawan. Luego de unos minutos, una señorita con un gran carro estaba fuera. La castaña le agradeció y entró los alimentos. Variedades de frutas, pancakes, zumo de naranja, mermeladas, huevo, diferentes tipos de pan, café... esto se veía muy apetitoso. Volvió a tomar su cámara para fotografiar lo pintoresco que se veía los diferentes alimentos y cuando lo hizo, despertó a su esposo de manera tierna, besándole suavemente su mejilla. Él mantenía su torso desnudo y sonrió al sentir los labios en su cara.

—Que genial se siente saber que ahora no podrás escapar de mí y siempre tendrás que despertarme así. — abrió lentamente sus ojos, encontrándose con los ojos del amor de su vida. Tan preciosa. — eres mía para siempre. Firmaste un papel que decía justamente que me tendrías que despertar siempre así.

—Al parecer no leí ese punto.

—Ya no hay vuelta atrás. — tomó su cintura para abrazarla y dejarla nuevamente a su lado. — ¿que huele tan delicioso?

—El desayuno. Así que levántate, tenemos que ir a embarcar en hora y media. — se incorporó para ir a la mesa y sentarse ahí. — hay que disfrutar de toda esta comida.

Jungkook la admiró desde su lugar y asintió embobado. Se levantó aún en bóxers y llegó al lado de su esposa, para sentarse admirando todo.

—Esto es demasiado para dos personas.

—Con tu apetito es como si fuéramos cinco. — bromeó tomando una uva y echándosela a la boca.

—Muy graciosa, eh, muy chistosita.

Ambos comieron entre risas y anécdotas divertidas. Areum llamó a sus padres y Jungkook llamó a los suyos, comentándoles que todo marchaba perfecto y que cuando estuvieran en aquella isla, todo lo sería aun más.

—¿Vamos?

El pelinegro tomó la mano de su esposa para asentir y salir de aquella gran habitación con sus cosas en mano. Disfrutaron su noche aquí, y la disfrutaron muchísimo. Ahora debían llegar a su destino para disfrutar una semana completa en aquella isla afrodisíaca.

Se despidieron de aquella recepcionista que fue muy amable y tomaron el primer taxi que vieron disponible para ir hasta Iloilo. Areum de soslayo vio una silueta de un hombre que estaba apoyado en un árbol y cuando miró con detenimiento, sintió su corazón latir desenfrenado por el miedo que le había invadido.

—Amor, ¿estás bien?

Ella quitó su mirada y observó a su esposo, quien tenía un semblante de preocupación en su rostro. Asintió, sonriendo de manera fingida para no preocupar de más.

—Sí... solo... tuve un pequeño malestar en mi estómago. Pero todo está perfecto. — le restó importancia, tomando con fuerza la mano de él. — es mejor subir ya, ¿no crees?

—¿Estás segura que estás bien? Si estás con malestares en tu estómago, ir en barco no será la mejor idea.

—¿Qué dices? Esta es la única manera de llegar a ese lugar, puedo aguantarlo, Jungkook.

—¿Y por qué me dices Jungkook? — preguntó totalmente ofendido, cruzando sus brazos. Areum apretó sus labios para soltar una pequeña risa.

—Lo siento, fue sin querer. — hizo un ademán con su mano. Volvió a mirar a su costado para ver si aquel hombre seguía ahí y cuando no lo vio, sintió que un peso salía de su cuerpo. — ya vamos, amor.

Tiró de su mano para entregarle el boleto a la persona encargada y subir luego de pasarles el equipaje a un trabajador. Era una hora de viaje y cuando llevaban cuarenta minutos en el mar, Areum se le hizo realidad lo de tener malestares.

—Dios... voy a vomitar. — cerró su mano para colocarla en su boca. — tengo que ir al baño.

—Te acompaño.

El baño no era precisamente el mejor, tampoco el más higiénico y fue todo lo que bastó para que una arcada se hiciera presente, seguido de otra y cuando no pudo aguantarlo más, vació todo lo que había consumido esta mañana. Escuchó unos leves golpes en la puerta, pero estaba muy ocupada vomitando para responder.

—Amor, ¿estás bien?

Tiró la cadena para enjuagar su boca muy bien y salió sintiéndose como sus energías estaban agotándose. Pudo percibir la preocupación de su esposo, por lo mismo acarició su mejilla con sutileza. Es la mejor persona de este mundo y estaba locamente enamorada.

—Es mi primera vez en un barco. Sin duda no es mi mayor aliado. — respondió de manera divertida. Jungkook solo atinó a sonreir y besar su mano.

—Estás muy pálida. Llegaremos a dormir un rato en el hotel.

Y eso estaría perfecto. Dormir para reponer energías sonaba muy bien en su mente. Sentía que eso es sin duda lo que su cuerpo necesitaba y así disfrutar como correspondía aquel soñado viaje.

Cuando anunciaron que habían llegado, fue la primera en estar en la puerta. Solo quería bajarse de ahí, lo necesitaba.

—Areum, espera...

Giró para ver como su esposo trataba de alcanzarla y cuando volvió a mirar al frente, su cuerpo chocó con algo duro. Y si, efectivamente ese algo duro era el cuerpo de otra persona. Tapó su boca e hizo una pequeña reverencia.

—Lo siento mucho, fue sin querer...

—Oh, no te preocupes hermosa. — aquel hombre de ojos azules sonrió dejando a la vista su perfecta dentadura. Tomó la mano de la chica y la besó, sin apartar su mirada. — ojalá chocar siempre con mujeres tan preciosas como tú.

Areum quitó su mano algo incómoda y aclaró su garganta. Jungkook llegó al lado de su esposa al presenciar la escena, sintiendo como aquellos enfermizos celos se estaban haciendo presentes.

—Solo di que está bien y ya. Ella se disculpó y todo perfecto. — el pelinegro hablaba de manera seria mientras le daba la mano a Areum. — por favor no vuelvas a besar la mano de alguien casada.

El rubio sonrió de manera irónica e hizo una mueca de disgusto. Hizo un ademán con su mano despidiéndose netamente de la castaña y salió de aquel barco.

—Él hablaba perfectamente coreano sin ser coreano. — fue todo lo que dijo Areum, que en definitiva no era lo mas acertado viendo el humor que traía su esposo por los celos invadiendo su sistema. — ¿estás molesto?

—Sí, pero no contigo. — volvió a besar su mano, justamente la que había puesto los labios ese idiota. — ese hombre me dejó disgustado.

—Ya olvidémonos de él. Llegamos a Palawan, mi vida. — extendió sus brazos girando sobre si misma. — esto será magnífico.

Descendieron del barco, tomaron sus pertenencias y gracias al celular encontraron aquellas cabañas que estaba algo escondidas de todo, pero sim dudas eran increíbles. Las cabañas estaban construidas con madera noble y detalles artesanales, lo que les daba un aspecto rústico y acogedor. Sus tejados inclinados se cubrían con tejas de terracota, protegiendo a sus habitantes del sol. Ventanas amplias permitían que la luz del día se filtrara, iluminando el interior con un cálido resplandor.

—Hola, bienvenidos. — una joven se acercó a ellos con una enorme sonrisa. Hablaba el inglés perfectamente. — ¿tienen reserva?

—Así es. Nuestra luna de miel. — respondió el pelinegro mostrando su anillo y pasándole aquel papel en donde salía el detalle de todo. Podía sentir que la chica no le quitaba la vista de encima, por lo que evitó el contacto visual para no incomodar a su esposa.

—Oh, felicidades. Síganme por acá, por favor.

Areum no se había percatado de nada, solo quería entrar, lanzarse a la cama y descansar un poco. La chica avanzó y llegó hasta la cabaña 666. Jungkook rió por lo bajo al percatarse de eso. Dentro de las cabañas, el ambiente era igualmente encantador. Las paredes estaban adornadas con fotografías de paisajes naturales, recordando a los visitantes la belleza del lugar que los rodeaba. Muebles de madera tallada a mano, suaves mantas tejidas y cojines coloridos adornaban los espacios, brindando comodidad y calidez a los huéspedes. Y ellos lo sentían así.

—Cualquier cosa, estaré a sus servicios. — volvió a mirar al pelinegro al decir las últimas palabras y él solo se limitó a asentir. —Bienvenidos a las cabañas Dugond Buwan, señor y señora Jeon.

Con una sonrisa salió dejándolos solos, Jungkook quedando con una gran incógnita.

Ellos no le habían dicho ni su nombre ni su apellido.

—¿Tú le dijiste mi apellido? — le preguntó a la castaña quien se había lanzado a gran cama matrimonial. Ella giró su rostro y negó. — que raro, quizás lo leyó en el papel.

Le restó importancia y se acostó al lado de Areum, quien ya había caído rendida a sus sueños. Sonrió dulce al observarla, le gustaba admirarla, como la primera vez que la vio sacándole fotos a un grupo de personas en un parque. En un mundo lleno de incertidumbres y desafíos, el amor se presenta como un rayo de luz, cálido y reconfortante, así fue la llegada de Areum en su vida. Es como un vínculo invisible que une a dos almas en un abrazo eterno. Como la brisa suave que acaricia la piel, el amor es una sensación que envuelve y transforma.

El amor es la sonrisa sincera que ilumina el rostro cuando se miran a los ojos, la misma sonrisa de él al mirarla. Es el latido acelerado del corazón, el palpitar que se siente en lo más profundo del pecho, tal como lo hacía su corazón con cualquier cosa que hiciera ella. Es un cúmulo de emociones, capaz de alegrar los días más oscuros y sanar las heridas más profundas. Ella llegó en el momento perfecto, fue un ángel llegando a su vida para mejorarla en todos los ámbitos.

Y pesando en aquello, se durmió a su lado. Después podrían salir a conocer mas a fondo esta preciosa isla.


—Posa ahí, amor.

Areum tenía la cámara en sus manos capturando todos los momentos habidos y por haber. El paisaje era simplemente magnífico, las aguas cristalinas, las arenas blancas, las montañas que los rodeaban, la vegetación era un plus para tomar grandiosas fotos y que mejor con el modelo que estaba justo frente a ella.

No se consideraba una mujer celosa, para nada. Sabía lo que tenía y que era solo de ella, así que las miradas que le dedicaban las mujeres en la playa a su esposo le daban completamente igual.

—¿Salí bien?

—Perfecto. Tan guapo y sexy como siempre. — respondió besando cortamente sus labios. Él sonrió embobado y la abrazó por la espalda.

Disfrutaron de una magnífica tarde luego de despertar. Areum sentía que su energía volvía a estar en un nivel mas alto y su palidez se había ido un poco. Recorrieron lugares, almorzaron delicioso y a la noche irían a una fiesta que sería cerca de sus cabañas.

Se bañaron juntos, según Jungkook para ahorrar agua, y se vistieron mientras hablaban sobre lo divertido qué estaba siendo todo siendo el primer día. Areum vio su reflejo en el espejo y Jungkook llegó por atrás, para abrazarla y besar su cuello.

—¿Y si te quito ese vestido?

—Puedes hacerlo cuando volvamos. — respondió de manera provocativa, juntando sus labios en un beso que tenía todas las pintas de terminar en un momento íntimo entre ambos, pero que arruinaría por completo su maquillaje, así que se separó con toda la fuerza de voluntad. — te ves tan... sexy.

—¿Y tú donde quedas, eh? — golpeó su trasero mientras mordía su labio. Esa mujer era su perdición, lo era absolutamente todo. — perfecta, preciosa, hermosa.

—Te amo mucho.

—Te amo mucho, mucho más, mi amor.

Areum lo observó con un brillo en sus ojos, aquel brillo que desde que él entró a su vida solo se intensificó. Él era el motivo de su felicidad. Se acercó para besarlo con suavidad y dulzura, y ambos partieron rumbo a aquella fiesta.

Quedaba a unos diez minutos de donde se estaban alojando, así que se fueron caminando mientras conversaban y es que conversar para ellos siempre era un buen plan. Podían estar horas y horas hablando de cualquier tema sin aburrirse ni un poco.

Cuando estuvieron presente, el ambiente era muy bueno. La música no estaba lo suficientemente alto para no escuchar nada y la gente bailaba al ritmo de las melodías. Habían antorchas que iluminaban y una gran barra con siete bartender atendiendo, preparando todos los tragos habidos y por haber.

—¿Bailamos? — Jungkook extendió la mano hacia su esposa, quien la tomó sin dudarlo con una enorme sonrisa.

Bailaron, cantaron, rieron hasta que no dieron más. El ambiente sin duda alguna era lo mejor.

—Amor, iré por un trago, ¿quieres algo? — Areum tocó su pecho al sentir una punzada. Su boca se había secado de pronto y un leve mareo la tomó por sorpresa.

—Sabes lo que me gusta. Iré al baño mientras. — besó cortamente sus labios para correr, su vejiga estaba pidiendo ayuda.

La castaña caminó en dirección a la barra y sintió la mirada de mas de alguno. Aclaró su garganta para realizar su pedido.

—Un mojito y un whisky, por favor. — pidió sentándose en aquellos taburetes que estaban en la arena. Bailar la había dejado agotada.

—¿Mojito sin alcohol?

—¿Mmh? — preguntó confundida. — ¿no tienes mas alcohol?

—Preguntaba porque no puede beber alcohol.

Miró fijamente al chico de tez morena y ojos llamativos. Sintió que su corazón nuevamente comenzó a golpetear en su pecho, tal sensación de cuando se sintió observada por aquel tipo de la foto.

—Y según tú, ¿por qué no puedo beber alcohol?

—Por su embarazo.

Tragó saliva de forma dificultosa y podría jurar que se desmayaría.

—¿De que hablas? Yo no estoy embarazada.

—Debe cuidar muy bien a ese bebé, señorita. — su voz salió grave y Areum tuvo que levantarse de la silla para volver a sentir sus piernas. — usted no debería estar acá.

Negó con su cabeza y miró a sus alrededores para buscar a Jungkook, quien aún no volvía del baño.

—Olvídelo. No quiero nada.

Giró para comenzar a buscar a su esposo, sintiendo un nudo en su garganta. Sus manos se fueron de manera automática a su estómago, quedado estupefacta por un momento.

Era imposible.

Ella se seguía cuidando porque aún no decidían ser papás. Es obvio que querían serlo, solo que encontraban que aún no era el momento. A parte de su método anticonceptivo, Jungkook también se cuidaba, así que un embarazo es prácticamente imposible. Su celular vibró en su cartera, sacándola de su estado de trance y lo sacó de inmediato para revisar la barra de notificación.

Era un mensaje de Jungkook.

“Tuve que volver a la cabaña por un problema. No tardo.”

Miró a los alrededores nuevamente y tomó su cabeza sintiendo que el aire de pronto le comenzaba a faltar. No se quedaría ahí sola, definitivamente no. Así que sin dudarlo más, salió de aquel lugar para comenzar a caminar bajo la luz de la luna. Pero de pronto, se comenzó a sentir extraña. Se sintió como si estuviera atrapada en una espiral de paranoia, con la sensación constante de que alguien la estaba persiguiendo. Cada paso que daba, sentía que una sombra se desliza tras de mí. Su corazón comienza a latir rápidamente, y su respiración se vuelve agitada mientras sus ojos escudriñan el entorno en busca de cualquier señal de peligro. Y cuando lo hace, ve una silueta de un hombre a unos metros de ella.

—Mierda, no, no...

Sus pies comienzan a avanzar mas rápido, el sonido de cada pisada detrás, el crujir de las hojas bajo los pies de alguien más, todo amplifica su inquietud. Su mente empieza a jugar trucos, creando imágenes y escenarios inquietantes de lo que podría estar acechándola. La ansiedad se apodera de su sistema y comienza a sentir el sudor frío en la frente mientras intenta escapar de esa constante sensación de persecución. Su cabeza vuelve a girar y nota que la persona está mas cerca... es la misma persona que los observaba en el Lote Hotel, en Puerto Princesa. Su pulso se acelera y siente deseos de llorar.

Parecía una maldita pesadilla.

Sin dudarlo más, comienza a correr sin mirar atrás. Solo quería a Jungkook, sentirse segura en sus brazos. Correr por la arena es dificultoso y cuando divisa las cabañas, llega a la suya entrando de forma rápida sin atreverse a mirar atrás. No lo haría. Su corazón seguía en frenesí y observó el lugar, se veía tal cual como lo habían dejado.

—¿Jungkook?

Nadie responde. Y es donde todo se comienza a salir de control.

—¿Jungkook? ¿Dónde estás? — su voz sale completamente tambaleante, ya sin poder retener el llanto. Camina hacia el baño, la sala, la habitación. No hay rastros de él. — ¡Jungkook!

Respira profundamente intentando tranquilizarse y vuelve a tomar el pomo de la puerta dudando si volver a salir o no. Y sin pensarlo más, abre para ir a la cabaña contigua, había visto a personas habitando ahí, así que subió las escaleras para llegar hasta la puerta, observando a sus alrededores, pero nadie salía, aunque hubieran zapatos fuera y una bolsa con implementos para ir a la playa.

—Mierda, mierda...

Sus ojos volvieron a ver aquella silueta, dejándola paralizada, presa del miedo. Tapó su boca y con el poco valor que le quedaba, volvió hasta su cabaña, para encerrarse. Su espalda chocó con la puerta y sacó su celular para comenzar a llamar a Jungkook, pero su celular estaba apagado.

—Jungkook, ¿dónde estás?

Un golpe en la puerta la hizo sobresaltar, dejando caer el celular de sus manos a causa de la impresión. Volteó para comenzar a retroceder y por la ventana, vio como la persona estaba fuera, apoyando su rostro en el vidrio. Su mirada era perdida, de locura total y al observarla, sonrió abiertamente, dándole un aspecto sumamente aterrador.

Areum soltó un grito aterrorizada y todo se volvió negro a su alrededor.

Todo era negro.



Jungkook despertó algo desorientado mirando a sus alrededores. Estaba sin camiseta y su cabeza dolía como si un martillo le hubiera golpeado. Siseó de dolor cuando una puntada atacó ferozmente el centro de su frente.

Buscó a Areum, pero no la encontró.

Cayó en cuenta que no estaba en su cabaña, el nerviosismo se comenzó a apoderar de él y cuando vio a la silueta feminina salir del baño, sintió que su mundo se le vino abajo.

—Despertaste, dormilón. La noche te tuvo que dejar muy agotado, ¿no? — movió sus cejas de manera sugestiva y ganas de vomitar le invadieron. — ¿Qué sucede?

—¿Qué hago aquí? Yo... yo no recuerdo nada. Yo, yo iba al baño y ahora no tengo ningún otro recuerdo de lo que pasó después. — comenzó a buscar su camiseta, sintiendo como su cabeza comenzaba a doler el triple. Era imposible que él haya engañado a Areum. — ¿por qué estoy aquí?

La persona que estaba frente a él en lencería de encaje rojo era la misma persona que los había recibido cuando llegaron a las cabañas. Ella sonrió divertida.

—Al parecer tu esposa te aburría, ¿no? No me dejaste descansar en ningún momento, eres muy salvaje. — se acercó a él, caminando de manera provocativa.

Pero él solo sentía asco. Asco por esta situación y asco por él mismo.

—Yo amo a mi esposa. La amo con mi vida.... yo no entiendo que sucedió...

Cuando encontró sus prendas, salió de ahí con un nudo en su garganta. ¿Qué mierda había hecho? Palpó sus bolsillos en busca de su celular y cuando lo encontró busco el contacto de su esposa, percatándose de aquel mensaje que definitivamente él no había enviado.

La llamó de manera rápida, no obteniendo respuesta alguna. Sus pies comenzaron a correr por la arena, aún con las ganas de vomitar, sintiéndose la peor persona del mundo, no entendiendo absolutamente nada. Cuando llegó a su cabaña, quiso abrir pero la puerta estaba cerrada por dentro.

—Areum, amor, ¿qué sucede?

Volvió a tocar la puerta, teniendo un mal presentimiento. Golpeó muchas veces la puerta y cuando se dispuso a patearla, se abrió dejando ver a la castaña empapada en lágrimas. Jungkook rápidamente la tomó por sus mejillas, viendo sus ojos. Se veía espantada, tenía ojeras y se notaba que no había parado de llorar.

—¿Qué sucede? No me asustes, princesa...

—¿Dónde estabas? — preguntó llorando como una niña pequeña. — pensé que te había sucedido algo... pensé que no te vería más, Jungkook...

—¿Qué? ¿Por qué pensaste eso?

—Recibí tu mensaje y yo... vine de inmediato hacia acá, pero comencé a ser perseguida...

El pelinegro sintió que el alma abandonaba su cuerpo y pensó lo peor. Tragó saliva con dificultad y miró hacia un lado para espantar las lágrimas que amenazaban con salir.

—¿Quién lo hizo? ¿Quién te estaba siguiendo?

—El mismo tipo de las fotos. — al decirlo, nuevamente comenzó a llorar al recordar su rostro terrorífico. Luego de despertar de aquel desmayo, el sol había salido, ya no había nadie a las afueras, pero aun tenia el sentimiento de sentirse observada. — él estaba cuando embarcamos para venir hasta aquí y ahora... está aquí. Estoy asustada, Jungkook. Y tú... tú no estabas...

Apretó sus labios al pensar nuevamente en eso. No podía ser cierto. Esto no era la luna de miel que habían planeado con tanto anhelo.

—Lo siento amor... lo siento muchísimo...

—Necesito ir a una farmacia. — lo interrumpió, limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano. — llévame a una, por favor.

Él solo se limitó asentir y fueron en busca de alguna farmacia cercana. Necesitaba comprar aquellos test de embarazo, necesitaba corroborar aquella información que había sido mencionada anoche.

Cuando estuvo dentro, compró tres de diferentes marcas mientras Jungkook esperaba fuera, observando todo el lugar. Los echó en el bolso y salió bajando sus lentes de sol, para aminorar un poco su mal aspecto.

—¿Qué necesitabas?

—Algún calmante y pastillas para el dolor de cabeza. — respondió en un murmuro. — esta sensación no me está gustando, amor. No quiero seguir aquí.

Ni siquiera se sorprendió por sus palabras. Era un destino planeado desde años atrás, pero no estaba saliendo según lo esperado. Él también se sentía extraño, lo que había sucedido anoche no era normal, menos no acordarse de absolutamente nada después de que le avisó a su esposa que iría al baño.

—Comparemos un vuelo para volver a Corea. No te preocupes. — besó su sien y caminaron hasta la cabaña. Vio a un chico que al parecer trabajaba ahí y Areum lo detuvo.

—Disculpa, ¿has visto a los chicos de la cabaña de al lado?

—Ellos se fueron el día de ayer en la tarde. — contestó con una gran sonrisa. — ayer terminaba su luna de miel.

—Muchas gracias. — vociferó de manera baja. Volvió a mirar la entrada y vio que ya no estaban los zapatos que vio anoche, ni tampoco aquel bolso.

—¿Qué sucede?

—Algo sucede con este lugar.

Entró a la cabaña para encerrarse en el e baño. Por su parte, Jungkook se sentó en el sofá y tomó su cabeza intentando recordar algo más sobre lo sucedido anoche, tuvo pequeñas algunas mentales de ser besado por una chica que definitivamente no era Areum y se sintió pésimo.

Frotó sus manos por su rostro con exasperación y comenzó a caminar por toda la cabaña, pensando en que hacer, que decir.

¿Y si fue drogado?

Era la respuesta mas acertada. Él no engañaría a su esposa, nunca. Él no había bebido una gota de alcohol cuando fue al baño, ¿cómo no recordaría algo?

Se sobresaltó al escuchar a su esposa salir y ver que nuevamente tenía sus ojos empapados en lágrimas. Iba a abrazarla, cuando la puerta suena, haciendo que Areum con un miedo retrocediera unos pasos.

—Tranquila, nada sucederá.

Besó su frente para caminar hasta la puerta y abrir, encontrándose con aquella mujer y nuevamente estaba siendo preso del pánico.

—¿Qué quieres?

La castaña se extrañó de la manera de hablar de su esposo. La chica mantenía una gran sonrisa.

—Te fuiste sin decir algo, ¿pasó algo malo?

Jungkook volteó a ver a su esposa temeroso.

—Vete... — murmuró entre dientes. Areum se acercó lentamente y se colocó justo al lado de Jungkook.

—¿Sucede algo?

—Eso quiero saber. Creí que habíamos pasado una noche agradable y ahora no sé que pasa. — se encogió de hombros, con falsa tristeza.

La castaña quedó pasmada y observó ambos. Jungkook no decía palabra alguna, no estaba negando lo que había salido de los labios de aquella idiota.

—Disculpa, ¿qué acabas de decir?

—Que tú esposo pasó la noche conmigo, pero no usó condón. Solo venía a decirle que no se preocupe, me cuido con anticonceptivos. — mantenía una sonrisa en su rostro. Sonrisa que Areum quiso borrar de un solo golpe.

—Eres una maldita... — cerró su boca para evitar una pelea desgastante y suspiró con tristeza. — vete, por favor.

—Solo quiero...

—¡Vete! — gritó desde lo mas profundo que sus pulmones le permitieron, ganándose unas miradas de otros residentes, que eran pocos. Ella puso una mala cara y se marchó.

—Amor, yo...

—¿Tuviste sexo con ella?

—Areum...

—Solo responde, Jungkook... — pidió cansada. Sentía que ya no tenía mas lágrimas.

—No sé que sucedió... — respondió sintiendo su garganta apretada. Sintiendo por primera vez un miedo abrasador. El miedo de perderla. — yo no recuerdo absolutamente nada, amor, te lo juro...

La castaña fue hasta el baño y con los tres test en mano, se los lanzó directamente al pecho. Jungkook quedó estupefacto mirando los aparatos en el suelo.

—Felicidades. Serás padre. — el tono de voz que utilizó Jungkook sintió que eran puñaladas en su corazón.

—Areum, por favor, déjame explicarte...

—¿Qué vas a decirme, eh? — preguntó sintiendo que todo su cuerpo se debilitaba. Eran un cúmulo de emociones en poco tiempo. — ¿Qué no pensaste las cosas? ¿Qué estás arrepentido? ¡Llevamos tres malditos días de casados, Jungkook!

—Yo no entiendo que pasó, no tengo recuerdos, amor... por favor, escúchame... — pidió totalmente desesperado. Areum era el amor de su vida, lo era todo para él. Sentía miedo de perderla, miedo por absolutamente todo.

—Ya no digas más.

Volvió a salir llorando por todo lo ocurrido, queriendo volver a su casa, queriendo salir de este precioso lugar, pero sin duda terrorífico. Eran como dos caras de la moneda. Sintió que fue un completo error poner un pie en este país y en este lugar.

—¡Areum!

—¡Déjame en paz! — vociferó fuerte, caminando sin rumbo.

Jungkook cambió de manera rápida su ropa para salir en su búsqueda. Luego de lo que su esposa mencionó anoche, salir sola no era la mejor opción. Lo que se supone que sería un momento feliz, estaba siendo un desastre. Todo estaba saliendo mal, absolutamente todo.

Cuando se dispuso a salir, fue interceptado por una silueta imponente. Era alto, muy alto y mantenía un semblante serio.

—Creo que el momento ha llegado.

—¿Qué? ¿Quién eres?

—Por fin el momento ha llegado. — miró hacia el cielo y sonrió, causándole un escalofrío al pelinegro. De su espalda sacó una pistola y con la empuñadura del arma lo golpeó directamente en la cabeza. — hoy podemos dar inicio a todo.


Jungkook sintió sus ojos pesar. Su mano fue directo al lugar que le dolía y sintió algo tibio. Observó sus dedos que estaban completamente manchados con su propia sangre. Miró a los alrededores sintiéndose completamente mareado y desorientado. Se percató que tenía sus pies amarrados y pudo observar que habían cuerpos inertes ahí.

No entendía que estaba sucediendo.

Habían antorchas y una fogata justo al medio, en la arena había un tipo de simbolo qué nunca había visto en su vida. Y de pronto, vio el cuerpo de su esposa justo al lado de la fogata. Sintió la desesperación correr por sus venas.

—¿Qué hacen? ¡Suelténla, está embarazada! — gritó para ser escuchado. — ¡Areum!

—Hoy damos inicio a aquel ritual en donde una vez más damos fe a nuestra lealtad con nuestro señor oscuro. Él nos pidió almas para poder ser parte de su equipo, almas que han sido puestas a su disposición. Pero había una en particular qué llamó su atención. — el tipo grande que lo había golpeado estaba hablando, con una túnica negra que tapaba casi todo su rostro. Pudo divisar a varias personas vestidas igual, incluyendo a aquella mujer con la que según había pasado la noche. Comenzó a atar cabos. Todo fue planeado para llegar a este momento. Necesitaban que Areum estuviera sola para atacar. — esta persona justo aquí, nuestro señor dijo que debía ser sacrificada porque llevaba un milagro de la vida. Será la prueba fehaciente que nosotros siempre estaremos para servirle.

—¡No! ¡No le hagan daño, por favor! Déjenla, matenme a mí, pero a no le hagan daño a ella... — sentía las lágrimas correr por su rostro, sintiéndose impotente al no poder algo algo para salvarla. — por favor, te lo pido.

Areum abrió sus ojos lentamente cuando se le fue el efecto de aquel somnífero que le había sido suministrado en contra de voluntad cuando fue interceptada por un grupo de personas. A unos metros de ella vio los cuerpos de las dos personas que estaban en la cabaña de al lado, sus cuellos tenían un gran corte y sus ojos permanecían abiertos.

Ladeó su rostro para vómitar.

—Jungkook... — musitó con voz débil. — ¡Jungkook!

El pelinegro se puso alerta al oír su voz y trató de levantarse para ir donde ella.

—Detente o te mato aquí mismo. — un tipo apuntó con su arma. Jungkook lo ignoró, ya nada le importaba.

—Esto lo hacemos por ti, mi señor. — levantó el gran cuchillo y no dudó un segundo más en clavarlo en el estómago de Areum, quien abrió sus ojos ante el dolor. Jungkook cayó de rodillas sintiendo que todo se desvanecía.

—¡No! ¡No! ¡Está embarazada! ¡NO! — gritaba llorando de manera desconsolada. Areum aún se mantenía despierta botando sangre de su herida y también de su boca.

—Con esto, el sacrificio está realizado y damos por finalizado el ritual de iniciación. — volvió a clavar el cuchillo en el cuerpo de la mujer, esta vez en su pecho, dejando el cuerpo inerte ahí. La llama que estaba justo al medio incrementó y una brisa fuerte comenzó a correr. — él lo sabe y lo acepta.

Todos comenzaron a aplaudir, dejando a Jungkook descolocado.

—¡Están enfermos! Son unas bestias asquerosas, ustedes son...

La mujer se acercó a él, agachándose a su altura. Tomó su hombro y lo miró con falsa lástima.

—Bienvenido a Dugond Buwan. Tu alma siempre estará en este lugar, porque le pertenece a nuestro señor. — sonrió malévolamente. — disfruta tu estadía.

Y así, enterró aquel cuchillo justo en su abdomen. Lo sacó para volverlo a enterrar aún mas profundo. Quizás cuantas veces lo hizo, sentía su cuerpo frío y cayó tendido, sintiendo si mirada borrosa, y lo último que vio fue el cuerpo de su esposa.

Aunque estuvieran acá, sus almas volverían a reencontrar.

—¡Y corte!

Se escucharon los silbidos y aplausos de todos. Jungkook se levantó limpiando la sangre falsa de su boca y sonrió abiertamente.

Había terminado.

El rodaje de la película había concluido y todo había salido perfectamente. Vio a su compañera de aquella película quien también se incorporaba siendo atendida rápidamente por el staff y felicitada.

—Wow, todo salió increíble, chicos. Ustedes fueron simplemente grandiosos, la química que tenían lo hacían ver muy real. — el director los volvió a felicitar. Jungkook hizo una pequeña reverencia agradeciendo el cumplido. Miró de soslayo a Haneul, su compañera, dedicándole una sonrisa, sonrisa que fue devuelta de inmediato.

Ni en sus mas grandes sueños creyó poder trabajar junto a ella. Ahn Haneul era simplemente magnífica en todo.

Se acercó a ella para extender sus brazos, a lo cual ella soltó una risita para corresponder a su abrazo.

—Lo hicimos.

—Lo hicimos.

—Esto será un éxito. No tengo pruebas, pero tampoco dudas. — dijo aún sin separarse de ella. — después de las promociones, no sé, ¿te gustaría salir a cenar conmigo?

Su pregunta salió con temor. Ella nunca había sido vinculada con alguien, nunca salían escándalos de citas con su nombre en los titulares. Pero trabajar con ella solo aumentó su admiración y las cosquillas en cada escena aparentando ser el feliz matrimonio eran innegables.

—Eso no suena mal. — mordió su labio para asentir. — me gustaría salir a cenar contigo.

Porque la química era real. Haneul también admiraba el trabajo de Jungkook y no podía evitar pensar en lo afortunada que era por tener un papel de esta magnitud junto al actor mas guapo de toda esta industria.

Llegaron a Corea al día siguiente. Y luego de casi ocho meses, salió el trailer de aquella película, siendo una de las mas esperadas del año. Durante esos meses no dejaron de mensajearse, para conocerse aún más.

Las promociones llegaron y las fotos juntos no podían faltar. Haneul leía comentarios en donde decían que hacían una linda pareja y eso solo la hacia emocionarse más. El día de la premier había llegado, la castaña lucía un precioso vestido negro ceñido a su cuerpo y Jungkook un traje del mismo color. Combinaban, y es que ambos lucían fenomenales.

Actores, actrices, idols, periodistas eran los invitados para disfrutar de la película antes de ser estrenada en las diferentes plataformas digitales.

Esta la gran apuesta del director Kim.

Y no falló.

La película fue todo un éxito. Elogiaron la actuación de ambos, en donde realmente parecían una pareja de casados, el giro de la trama, dejando a todos con la boca abierta, fueron puntos a destacar a aquellos críticos.

Estaban en el top uno de las películas mas populares del mundo en Netflix. Y ellos por fin tuvieron aquella cita que habían planeado con meses de antelación.

Y luego otra. Y después otra.

La realidad superó a la ficción, ¿qué mas podía suceder?



Aceptar aquella oferta de trabajo fue la mejor decisión que pudieron tomar, definitivamente.


Bueno, terminé aquello que estaba escribiendo hace un montón 😭🤣.

Dugond Buwan significa luna de sangre 🕴️.

Espero les agrade 😭🥺.

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