Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ꜱᴇxᴛᴏ ➳ ❝ ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏꜱ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏꜱ ❞


8 de abril del 2012

Busan

8:05 am.

Me encontraba caminando hacia la escuela de manera rápida. Me había quedado dormida al quedarme estudiando matemáticas, debía mejorar en esa materia si no quería reprobar. Lo intentaba, juro que ponía todo de mi parte para tener buena calificación, pero sentía que aunque me pasara horas y horas estudiando, al momento de rendir el examen y ver mi nota reflejada ahí hacia que todo mi esfuerzo no valiera nada.

Mi promedio seguía siendo bajo aunque me esforzara.

Corrí por los pasillos hasta divisar mi aula a lo lejos. Las clases ya habían comenzado y me maldije por dormirme tan tarde, odiaba ser el centro de atención aunque fuera por la cosa más mínima. Respiré profundamente antes de golpear. La voz del profesor de historia se detuvo y escuché un suave “adelante”.

Ingresé con mi cabeza gacha al sentir todas las miradas sobre mí persona y pude sentir como mis mejillas se estaban colocando calientes.

—Señorita Lee, nuevamente tarde — me recriminó el profesor Junseo. Arrugué mi nariz al escucharlo decir eso frente a todos — tome asiento y tome apuntes...

Asentí para dar una pequeña reverencia y sentarme en el puesto disponible. Me quité mi mochila y saqué todo lo necesario para comenzar a tomar apuntes, pero la inquisitiva mirada de mi compañero de puesto me estaba logrando perturbar.

—Jungkook, ¿por qué me miras así?

Una sonrisa apareció en su rostro y negó con su cabeza.

—Por nada, tienes un rostro cansado, ¿nuevamente estudiando matemáticas?

Cerré mis ojos con fuerza e hice una pequeña pataleta con mis pies. — no me lo recuerdes por favor, siento que veo números en todos lados.

—Aún sigue mi oferta en pie. Te enseño matemáticas si tú me enseñas biología, es algo justo, uno por otro — murmuró cerca para que nadie más escuchara. Rodee mis ojos, creo que definitivamente tendré que pensarlo, ya es seguro que sola no podré avanzar.

—Creo que ya no me podré seguir negando a eso — suspiré pesado, mientras anotaba lo que profesor escribía en el pizarrón. — ¿te parece si te vas hoy conmigo hasta mi casa? Sabes que en una semana se viene el parcial y eso me tiene ansiosa. Si repruebo eso, reprobaré la materia y si repruebo la materia, no quedaré en una buena universidad y si no quedo en una buena universidad, seré una vagabunda viviendo debajo de un puente — dije horrorizada al ver mi futuro entre mis ojos.

—Que exagerada eres, Haeun. — se rió de mí al ser demasiado paranoica — pero sabes que mientras pueda ayudar, lo haré. Tú eras la orgullosa que me decías que podías lograrlo sola y sola estás reprobando — molestó tocando mis costillas.

—Eres un pesado, pero tienes razón. Ya no puedo negar que necesito ayuda, sálvame Einstein, en tus manos estará mi futuro — hablé sin mirarlo, no quería que el profesor llamara mi atención y ser observada nuevamente — además, si no repruebo no quedaré en tu curso, estarás sin mí Jeon Jungkook.

—Eso sería una total desgracia, ¿como podría estar sin ti?

Sonreí sin mostrar mis dientes negando con mi cabeza mientras seguía escribiendo sobre la primera guerra mundial.

Jeon Jungkook, persona increíble que ha estado conmigo desde que tenemos diez años, es un buen amigo y sí, me gusta. Sé que también le gusto, pero somos tan torpes que solo nos molestamos y decimos esas cosas haciendo revolotear todo en mi interior. Se puede decir que lo nuestro puede ir más allá de una amistad, pero vuelvo a recalcar, somos muy idiotas para aceptarlo en voz alta.

—Entonces... ¿te irás conmigo o no?

—Por supuesto, ¿haremos algo de comer? ¿tendremos nuestra primera cita? — preguntó. Lo miré de reojo y vi como estaba enarcando una ceja. Se veía gracioso cuando hacía eso, sus cejas eran algo pobladas y sus ojos eran grandes, como dos aceitunas y tenía flequillo. Daba un aspecto tierno, me gustaba mucho.

—Oh, ahora hablamos de citas, ¿antes por qué no me invitaste a una? — cuestioné aún mirando la pizarra.

—Porque no sabía si me aceptarías salir a algún lado. Y... no tengo tanto dinero para invitarte a un lugar a comer, la verdad.

Esta vez giré mi rostro de forma inmediata para observarlo, arrugando mi frente.

—¿Me ves como alguien que te dirá algo si no la llevas a un lugar a comer? Jungkook, siempre me ha gustado tu compañía, en todos estos años, podemos ir a un parque mientras nos tomanos un helado y será suficiente para mí, incluso ya con tu compañía basta y me sobra, no necesito más — terminé mi vomito verbal y cuando vi su rostro sorprendido, sentí que había dicho cosas de más. Nuevamente mis mejillas se tornaron de color carmesí. Dejé de mirarlo y miré al frente, rogando para que no dijera algo.

—Señorita Lee, veo que su conversación está muy entretenida con el señor Jeon, ¿quisiera compartir algo con la clase?

—Yo...

—Yo quiero compartir algo — Jungkook se puso de pie bajo la atenta mirada de nuestros compañeros. También lo miré confundida, ¿qué estaba haciendo?

—Hable, señor Jeon, no tengo todo el tiempo.

—Bueno, quiero confesar una cosa y es que estoy profundamente enamorado... — vi como miraba el piso y jugaba con los dedos de sus manos. Miré a mi alrededor al escuchar susurros. Noté como Jiwoo tomaba un mechón de su cabello y se lo colocaba detrás de su oreja, mirando emocionada a Jungkook — Haeun, me gustas mucho y eres la definición exacta de lo que quiero en mi vida.

—Señor Jeon, estamos en clase de historia, deje estos juegos para el receso — pidió el profesor Junseo de manera seria.

Yo estaba en shock, el se me declaró frente a todos y yo sentía que mi corazón no podría aguantar ningún segundo más.

—No son juegos, solo quería expresar mis sentimientos, fue un impulso... — habló de manera rápida, volviendo a mirar el piso —¿puedo ir al baño?

Su rostro estaba rojo y no me miraba, quizás su euforia disminuyó y ahora se arrepiente de haber dicho esas cosas frente a todos. Yo no podía articular palabra alguna, a causa de la sorpresa, los nervios, así que tampoco logré hacer algo cuando el profesor accedió al permiso y él a paso rápido salió del salón.

Las clases continuaron, pero Jungkook no volvió a ellas. Me preocupé, pero él no tenía un celular para llamarlo y preguntarle donde se encontraba, ya que tampoco llegó a las demás clases y yo aún seguía con mi estómago apretado por absolutamente todo.

El reloj marcó las seis de la tarde y por fin las clases terminaron. Salí de manera fugaz del salón y comencé a buscar por todos lados a Jungkook, preguntándoles a sus amigos, en el casino, en el patio, no estaba por ningún lado. Solté un suspiro y puse una mano en mi cadera, ¿dónde estás ojitos de bambi?

Quise ir a su casa, a estas horas se encontraría solo si es que definitivamente estaba ahí. Su padre trabaja todo el día y su hermano mayor está en la universidad. Toqué en reiteradas veces el timbre sin obtener respuesta y cuando estuve a punto de darme por vencida, la puerta abrió, dejándome a la vista un Jungkook tímido, con su mirada gacha.

—¿Por qué te fuiste sin avisar? Estaba preocupada — solté de inmediato, sin poder reprimir nada.

—Bueno... cometí una estupidez y me dio vergüenza, no me apetecía ser rechazado frente a todos o peor, que se burlaran.

—¿Fue una estupidez decir que yo te gustaba? — inquirí dolida, por lo cual Jeon de manera rápida levantó su rostro.

—No... no quise decir eso, Haeun, sabes que no soy bueno expresando las cosas. Siempre te he dado indicios de que me gustas. Eres linda, divertida, inteligente menos para las matemáticas... — rió arrugando su nariz — puede que sea loco que sienta algo tan profundo cuando recién cumpliremos quince años, pero desde la primera vez que te vi, me enamoré y como no, si con solo verte golpear a Suno por molestar a las niñas, con tus dos coletas a los nueve años  fue algo increíble.

—Ay, porque sigues recordando eso — comenté apenada, riendo un poco.

Suno es nuestro compañero y cuando éramos mas pequeños, molestaba a las niñas, las empujaba, les jalaba el cabello y les quitaba su comida, no soporté ver como quería molestar a Sonyeon, una de nuestras compañeras más tímida y terminé por golpearlo, yo era mas pequeña que él, pero tenía mucha rabia acumulada así que se llevó un feo golpe en su nariz, yo me llevé un moretón en mi mano y suspensión por agresión.

Ahí fue cuando Jungkook llegó un día y dijo que yo le agradaba, que le gustaría ser mi amigo porque era ruda como él.

—Porque ahí noté a la chica mas espectacular de la vida, ¿quién golpea a alguien con el cual puedes salir perdiendo por tu peso y tamaño? A ti no te importó nada, solo defender a esas chicas. Fue... genial — se encogió de hombros, sonriendo. Cuando lo hacía, relucia esas dos paletas que lo hacían ver mas adorable aún.

—También me gustas. — solté de manera rápida — Me gustas mucho y... creo que fuimos tontos por no decirlo antes — sonreí tímida. — siempre has sido diferente al resto, por eso me gustaba tu compañía, ¿he sido agradable con los demás? No, tú siempre has sido esa excepción y... me gustas, ¿ya lo dije verdad? Bueno, lo repito, me gustas por si no te había quedado claro.

Soltó una pequeña carcajada que fue como música para mis oídos. Tomé su poleron para acercarlo a mí, sus orbes lucían sorprendidos mirándome hacia abajo, me puse de puntitas y me acerqué para hacer algo que tenia ganas de hacer.

Tener mi primer beso. Mi primer beso con la persona indicada.

Cerré mis ojos y Jungkook lentamente colocó ambas manos en mis mejillas, nuestras bocas se movían tímidas, no éramos expertos, pero no importaba nada.

Sentir sus labios es lo mejor que me pudo suceder.

—Haeun, ¿aceptarías ser mi novia? — preguntó una vez nos separamos, juntando su frente con la mía — No soy un chico con grandes cualidades, tampoco puedo comprarte cosas que a las chicas les gusta, pero de algo estoy seguro, es que mi corazón mientras esté latiendo, lo hará por ti y solo por ti. Tengo mucho amor para entregar.

—Y para mí, eso es más que suficiente — lo abracé fuertemente, oliendo su perfume que inundaron mis fosas nasales, tan varonil — acepto. Quiero ser tu novia, Jungkook.

Sentí sus manos abrazarme por mi espalda baja para alzarme al aire.

—No sabes lo feliz que estoy — sonrío abiertamente. Lo observé enternecida, ya que con solo ver sus ojos pude confirmar que lo que decía era cierto.

—¿Ahora puedes enseñarme matemáticas, novio?

Soltó una pequeña risita al dejar que mis pies tocaran el piso nuevamente.

—Por supuesto, novia. Podemos cocinar algo antes de estudiar, sabes que papá no está y hyung llega muy tarde, ¿te parece bien?

—Me parece. Tengo apetito de unos kimbap, podemos ir a comprar lo necesario para hacerlos — propuse tocando mi estómago a causa del hambre que tenía.

Ni siquiera había almorzado en la escuela por estar preocupada buscando a Jungkook.

—Bien, vamos — besó de manera corta mis labios y tomó mi mano para salir de su casa.

El día fue agradable, me divertí mucho y puedo asegurar que el pelinegro tenía una habilidad para enseñar. Estaba tan cerrada en que no podría resolver ese ejercicio de álgebra, que cuando lo pude lograr luego de media hora intensiva de Jungkook enseñándolo a base de paciencia, lo celebré como si me hubiera ganado la lotería.

Pude resolver un ejercicio de álgebra. Señor, me has mirado a los ojos.

El papá de Jungkook llegó a las ocho y nos observó de manera extraña, quizás se sorprendió de verme dentro de su casa cuando cada vez que Jungkook me invitaba, no venia.

No me malinterpreten, es que me daba nervios irrumpir cuando estaban todos presentes.

Jungkook no se pudo aguantar más y le dijo que éramos novios, lo cual se sorprendió solo un poco, textual dijo que no creía que él lo lograría o que finalmente le diera una oportunidad.

Sabían que él está enamorado de mí.

Fue una tarde amena en compañía de excelentes personas. Debía volver a casa, mamá estaba por llegar de su turno en el hospital, así que mi lindo novio me acompañó, porque debía cuidar de mí y nada malo podía sucederme.

Y así fue pasando el tiempo.

Fueron meses de absoluta felicidad al lado del chico que me hacía colocar el mundo de cabeza, el chico que más genial de la vida, el más romántico, el más divertido, el protector.

Lo amo profundamente. Nunca pensé amar con tanta intensidad a alguien, como tampoco encontrar el amor y la calma en quien menos pensé y encontrar refugio en esos brazos que cada día me transmitían paz.

Él es mi paz.

—Dicen que la vista en el Río Han de noche es espléndida — comentó mientras jugaba con un mechón de cabello luego de haber tenido nuestro encuentro sexual por primera vez.

Él ha sido mi primera vez en casi todo y fue la mejor decisión de la vida. ¿Quién me cuida mejor que él? Me respeta en todos los aspectos.

Levanté mi cabeza para mirarlo fijamente y abrazarlo con fuerza.

—¿Quieres viajar a Seúl?

—Quisiera hacerlo en un futuro, contigo — asintió, mirando el techo — cuando tengamos nuestro cumpleaños número veinticinco, te pediré que seas mi esposa en ese lugar.

—Mmh, practicaré para decirte de manera sutil que no me quiero casar — bromee y me dio una mirada de pocos amigos.

—Nos casaremos, tendremos dos bebés y un perro.

—¿También un gato?

—Ajá y un hamster — afirmó besando mi frente. Cerré inconscientemente mis ojos al sentir la calidez de sus labios.

—Sabes que te diría que sí de manera inmediata. Te amo, Jungkook — lo dije desde el fondo de mi corazón. Que no tuviera duda alguna cuanto lo amaba y cuanto significaba en mi vida — te amo tanto que me asusta. Siento que todo es un sueño y en cualquier momento despertaré...

—Estaremos juntos hasta viejitos, Haeun. Lo nuestro no tiene fecha de caducidad, ten por seguro que de mi parte siempre habrá amor — sus palabras salían con tanta seguridad que lo creí absolutamente.

Porque no todo sale de acuerdo al plan, las cosas definitivamente no salen como uno las planea con ilusión. Todo se evaporó, todas esas promesas que nos hicimos quedaron aplastadas con la desilusión.

Jungkook se había ido, se marchó sin siquiera decirme algo, sin siquiera despedirse de mí, de la persona que juró amar hasta que seamos unos viejos decrépitos, pero no importaba porque estaríamos juntos, amándonos a pesar de lo senil.

Su padre me dijo que todo fue repentino. Su madre estaba enferma y él fue quien decidió viajar a la ciudad en donde ella se encontraba para cuidar de ella. Minho está la cúspide de su carrera y Jungkook fácilmente se podría adaptar a otra escuela, así que no lo pensó más.

No pensó en nadie, ni siquiera en mí.

Lo llamé muchísimas veces, siempre obteniendo negativas. Su celular apagado, buzón de voz, ocupado y entendía.

Este fue el fin.

Tuvo que haber sido lo suficientemente valiente para terminar conmigo y no dejarme con esta angustia creciente en mi pecho, así hubiera sido más fácil olvidarlo.

El amor duele. En un momento estás en la cima, disfrutando de absolutamente todo lo bonito y de pronto, todo cae, todo se desvanece entre los dedos, tal como la arena. Esperaba volver a encontrar la felicidad que de un momento a otro fue arrebatada por una persona que juró amarme por el resto de sus días.

Íbamos a cumplir dieciséis.

Quizás él siempre jugó conmigo y nunca estuvo realmente enamorado de mí. Lloré, sufrí por el amor que no pudo seguir. Jungkook dejó huellas y yo solo quería borrar todo rastro de él.

Él se fue. Él decidió marcharse de la manera más cobarde dejándome con el corazón roto. Pero saldría adelante.

Las penas de amor no eran eternas.

Volvería a relucir como antes, volvería la Lee Haeun de hace un año atrás.

23 de junio del 2022

Seúl

11:40 pm.

Las luces de aquel antro hacían que uno bailara mas a gusto al ritmo de Where have you been, luces de todos los colores adornaban el lugar, el calor era más notorio y yo... yo lo estaba pasando magnífico. Mi cuerpo se mecía de un lado a otro mientras escuchaba las risas de mis amigas coqueteando con algún tipo de aquí.

Yo disfrutaba sola, con un tequila margarita en mis manos. Quedaban solo minutos para mis veinticinco años y mis amigas decidieron que lo mejor para disfrutar la mitad de los temidos treinta, era salir a bailar. Bailar cura el alma, disfrutar el ambiente hace que tu estado de ánimo se eleve en niveles increíbles.

Mina apareció entre la multitud con un pastel con velas que lanzaban chispas y de pronto, todos los ojos estaban sobre mí. Agaché mi mirada, porque a pesar de los años, aún no me gustaba ser el centro de atención.

—Cumpleaños feliz, te deseamos a ti, cumpleaños Haeun-ssi, que los cumplas feliz — todas mis amigas estaban emocionadas, incluso se podría decir hasta más que yo — pide un deseo Haeun, uno bueno, como encontrar al amor de tu vida.

Imposible, él decidió marcharse.

Han pasado nueve años y sigo recordando ese momento que me dejó en casi una depresión. Ahora podía contarlo con total tranquilidad, pero con anterioridad me sentía como alguien a quien dejaron plantada en el altar.

Terrible.

Cerré mis ojos haciendo como que pedía el jodido deseo porque ellas serían capas de obligar a que los pidiera.

—¡Haeun, ya tienes veinticinco! Deberías ir al río Han, quizás él esté mañana ahí — Soyeon dijo emocionada.

Mi sonrisa se borró se manera automática. El silencio reinó entre nosotras a pesar de la música que se escuchaba en el lugar. Mina codeó a Soyeon por sacar ese tema que pedí, rogué, supliqué que no volvieran a sacarlo. Lo conté porque me nació hacerlo, pero no creí que recordarian la absurda promesa que Jungkook me había hecho cuando aún éramos novios.

—No lo creo, So. Y habíamos acordado que ese tema ya no volvería a salir — hablé rascando mi cuello, algo incómoda. Yeji sonrió de costado y de un momento a otro, me estaba abrazando a través de mis hombros.

—Ay, Haeun-ssi. Pasado pisado, puedes encontrar a hombres que darían todo por ti, aferrarse al pasado es malo. Quizás si deberías ir a ese lugar y soltar todo. Él fue importante en tu vida, pero dale paso a lo que viene, quizás el mejor momento está por venir — gruñó un ojo y yo rodee los ojos.

—¿Crees que es una excelente idea ir al lugar en donde mi novio de quince años me pediría ser su esposa?

—Tómalo con el fin terapéutico. Soltar para sanar, ya sabes. Aunque lo niegues, tú aún sigues aferrada a la persona que conociste en tu infancia y adolescencia, es bueno que aceptes que él no regresará. Ve, contempla todo a tu alrededor y luego ya te sentirás más libre. Así lo hice cuando todo acabó con Sung, te ayuda bastante — fue el turno de Chanyeong hablar, mientras bebía mojito.

—Es obvio que no estará. Alguien tan poco hombre que no fue capas de terminar una relación no tendría cojones suficiente para estar ahí — Eunha hablaba con rabia, como si todo eso se lo hubieran hecho a ella.

Tenía buenas amigas.

Las conocí en la universidad y ahora eran mis colegas en el hospital.

Seguí los pasos de mamá y ahora soy una excelente pediatra, todo estaba en orden... obviando esa maldita espina que tenia en mi corazón que a pesar de los años, no desaparecía... aunque lo intentara. Suspiré con fuerza antes de tomar otro sorbo de mi trago.

—Quizás tienen razón, chicas. Debo dejar ir el pasado. Jeon Jungkook, ya no eres nadie — aseguré. Las chicas aplaudieron para seguir bailando y bebiendo.

Luego de la alocada noche que tuve, dormí hasta las dos de la tarde, debía aprovechar mis días libres que coincidieron justo en mi cumpleaños, el día transcurrió con normalidad, hasta que se hizo de tarde. Me comencé a alistar, lo cual era una estupidez porque no me encontraría con nadie, solo habrían parejas besándose y demostrandose amor, jurando pasar una eternidad al lado del otro.

Y yo bufaria por tan ridículo discurso, claramente de envidiosa porque a mi no me resultó.

Al llegar, el agua era iluminado por preciosos colores, era realmente magnífico y miré embobada el panorama a mi alrededor. Todo tan bello, que comprendí por un momento el porque Jungkook había elegido este lugar.

Desde que llegué a Seúl, hace cuatro años, nunca quise venir a este lugar. Por los recuerdos, porque la nostalgia me invadiría, lo haría, como justamente lo estaba haciendo ahora.

¿Cómo es que en todo este tiempo no pude olvidarlo?

Él se fue. Su padre antes de lo sucedido le había regalado un celular para que estuviéramos más conectados y cuando se marchó, nunca más volvió a contestar alguna llamada. Le contestaba a su hermano, a su padre, pero a mí no.

Y dolió.

—Disculpe señorita, aquí tiene un ramo de flores.

Mandé mis malditos pensamientos lejos y miré al señor que tenía entre sus manos, un precioso ramo de tulipanes rosas. Abrí mi boca para negar ese acto de caballerosidad.

Quizás le di pena de que todos estuvieran en pareja y yo estaba a punto de llorar.

—oh, no lo aceptaré, gracias...

—Las envía el chico que está allá, la encontró muy hermosa.

Mis mejillas poco a poco iban tomando color. Estaba avergonzada. Lentamente tomé el ramo y le agradecí con una pequeña reverencia al caballero y aunque lo negara, estaba emocionada.

Los tulipanes eran mis flores preferidas.

Miré al chico que estaba a muchos metros de mí. Veía como vacilaba en si acercarse o no y yo estaba igual. A pesar de mi edad era bastante torpe con los hombres y sus coqueteos. Su cuerpo a pesar de la distancia, se veía fornido y cuando por fin decidió acercarse, sentí que moriría aquí mismo.

Él...

—¿Qué haces aquí? — inquirí y no se de donde salió esa voz que hasta yo me sorprendí. Creía que si un día volvería a verlo, no podría decirle nada.

Estoy orgullosa de mí, y no quedarme muda.

—Sabía que hoy era tu cumpleaños — se encogió de hombros, mirando hacia un lado. Su mandíbula se pronunciaba haciéndolo lucir bien, se veía genial. Su rostro maduro, su cabello algo largo que lo hacía lucir sexy, tenía una perforación en su labio y tatuajes... muchos tatuajes.

¿Dónde quedó el Jungkook flacucho y tímido?

—¿Y?

—Cumpleaños número veinticinco... yo aún recuerdo todo — balbuceaba cosas, estaba nervioso. Metió las manos a sus bolsillos, no hacía contacto visual, miraba hacia los lados, pero no a mis ojos.

—Que bueno que recuerdes, tienes una buena memoria entonces, felicitaciones.

Estaba molesta.

—Hae... no esperaba encontrarte aquí, de verdad. Yo vine porque... porque siempre estás en mi mente y recordar lo que te dije aquel día me torturaba siempre. Pensé que venir aquí me haría sentir menos miserable y me ayudaría a seguir adelante — giró su rostro para encontrarse con mis ojos. Sus orbes brillaban con demasía, estaba aguantando las lágrimas y yo estaba en la misma situación.

—¿Por qué te fuiste sin despedirte? Tú... jamás me volviste a contestar alguna llamada.

Y eso era lo que mas me dolía. Lo nuestro no tuvo un final definitivo, por esa razón tenía esa espina clavada en mi pecho, por esa razón no podía olvidarlo.

—Odiaba las despedidas — se jactó de inmediato — desde que mamá se fue cuando le pidió el divorcio a papá, odié las despedidas y sabía que si hablaba contigo... no hubiera sido capas de irme, Haeun.

—Tuviste que decirme, terminar conmigo. Merecía sinceridad, no estar encerrada en mi habitacion llorando porque el chico que amaba me dejó sin previo aviso... — mi voz salía
temblorosa.

Jungkook se acercó aún más, tomando mis manos en un acto dudoso, pero las quité de manera inmediata, como si tacto quemara, como si no quisiera revivir los momentos a su lado.

Me dio una mirada dolida y se alejó unos centímetros.

—Fui un idiota, un cobarde. No merecías eso, mamá fue testigo de todo lo que sufrí. Todas las llamadas que preferí ignorar porque pensaba que así estarías mejor — sonrió limpiando una lágrima que había caído — marcaste mi vida, Han. Te amé cuando éramos unos niños, te amé siendo adolescentes y te sigo amando hasta ahora. Por eso vine aquí, llorar pensando en lo que pudo haber sido si no hubiera tenido que irme...

—Jungkook... no me digas esas cosas cuando lo que más quiero es olvidarte. Merezco seguir con mi vida, tal como lo intenté cuando te fuiste — aseguré limpiando lágrimas traicioneras que habían salido sin quererlo.

—No quería perturbar tu tranquilidad. No esperaba encontrarte acá, de verdad. Creí que lo habías olvidado, merecía que olvidaras todo respecto a lo que alguna vez tuvimos.

—Estoy molesta, vine aquí para dejar ir todo y te encuentro, logrando que mi corazón se acelere... ¡Estás tan guapo! Maldita sea...

Él no pudo evitar reír por mi comentario.

—Y tú estás tan hermosa. Siempre lo has sido y ahora... lo estás aún más. Tus fotos no le hacen justicia a lo guapa que eres personalmente — agachó nuevamente su mirada. Ahí estaba, el Jungkook tímido.

—¿Revisas mis redes sociales? ¿Como me encontraste? Eres un acosador. —lo apunté con el ceño fruncido. Estaba bromeando, claramente.

—Desde que me fui he sido un acosador con todo lo respecta a ti. Siempre le preguntaba a papá por ti, como estabas, si estabas bien... quería que fueras feliz — levantó su rostro para morder su labio — cuando mamá murió, supe que fue la decisión correcta el haber estado con ella hasta el final. Siempre insistió en que fuera a buscarte, no soportaba verme mal, ella decía que estaría bien sola, pero me negué.

Abrí mi boca sorprendida ante lo que acababa de decir.

—La señora Haneul... No lo sabía, Jungkook — tapé mi boca. La conocí antes de que se marchara, siempre fue un amor, a pesar de que su semblante era triste por las constantes discusiones con el señor Jeon, cuando estaban sus hijos disimulaba todo rastro de ello.

—Está descansado en paz. Era lo que quería, ya estaba cansada de recibir tanto tratamiento, como también ver su cuerpo más deteriorado. Han pasado cinco años desde su muerte, sentí que cumplí con mi deber como hijo, cuidarla hasta el último día. — su voz salió entrecortada, carraspeo levemente para evitar llorar — de lo único que me arrepentiré es como terminaron las cosas entre nosotros por mi culpa.

Y eso era, como fue el final de nuestra relación. Si él hubiera sido sincero conmigo, lo hubiera apoyado en todo, quizás hubiéramos seguido juntos a pesar de la distancia, ya que su madre vivía en un pueblo bastante alejado en Daejeon.

—Ya, Jungkook. Está bien, limemos las asperezas. Fuiste tan importante para mí, que definitivamente no quiero odiarte, no pude hacerlo y creo que nunca podré...

—No pude pedirte matrimonio en este lugar... — me interrumpió, intentando tomar mis manos nuevamente. Esta vez no las quité — entonces, ¿aceptarías ir por un café? No merezco nada de tú parte... pero mierda, Haeun, estás tan preciosa y no sabes cuanto esperé volver a verte. Yo... fui a buscarte donde vivías en Busan.

—¿Qué?

—Sí, tu madre me contó que encontraste un buen empleo en el hospital de Seúl, que eras una excelente pediatra. Al final, pudiste graduarte, no estás viviendo bajo un puente por ser malas en matemáticas. — respondió divertido. Sonreí al recordar mis momentos estresantes con esa materia.

—Bueno... tuve un buen profesor — miré las flores, tan bonitas — mamá nunca me dijo que fuiste a buscarme...

—Le pedí que no lo hiciera. No quería empañar tu felicidad — sus manos se movían suavemente para acariciar las mías — casi nueve años sin ti y nadie nunca pudo igualar lo que tú me hiciste sentir siendo un adolescente...

—¿Estuviste con otras?

—Bueno... lo intenté, pero no funcionó. No podía estar con una mujer teniendo en mente a otra.

—Entiendo... me sucedió lo mismo — reí, porque ambos estuvimos en la misma situación.

Todo tan irónico.

—Acepta salir conmigo. —pidió nuevamente, ansioso por una respuesta — Pongámonos al día de todo lo acontecido, te extrañé tanto que no tienes idea... yo de verdad que no esperaba verte aquí, pero creo que el destino por fin jugó a mi favor.

—Si te digo que sí, ¿dejarás de acosarme?

—Mmh, puede ser. — colocó una mano en su mentón — O puede que ya nunca más te deje ir.

Sonreí con complicidad. Me solté de su mano que sujetaba la mía y con la otra tomé mejor el ramo de flores.

—Aún recuerdas que amo los tulipanes.

—Casi me desmayo al verte aquí, vi al señor y no pude dejar escapar la oportunidad, jamás podría olvidar eso— arrugó su nariz mientras sonreía — feliz cumpleaños preciosa. Tú eres quien debía llevarse regalos el día de hoy, pero siento que yo me lo llevé. Tenerte aquí, frente a mí, fue el mejor regalo de la vida.

Si quería demostrarme dura, estaba fallando. Mi estómago volvió a tener esos cosquilleos que solo él producía y mi corazón se enterneció por cada palabra que salió de su boca. Me acerqué de manera rápida y besé su mejilla, acto tan inocente que lo dejó completamente sorprendido.

—¿Eso es un si?

Asentí mientras tomaba su mano y tironeaba de él para que dejara de tener esa cara de tonto.

A pesar de su aspecto tan varonil, seguía siendo tan tierno que hacía que me emocionara por volver al pasado, cuando fui feliz.

Con él.

—Solo es un café, ¿qué puede pasar? — sonreí haciendo que él también lo hiciera. Besó ruidosamente mi mejilla y nos fuimos conversando hasta algún café cercano.

Mi cumpleaños fue feliz.

Amigas, gracias por incitarme a venir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro