Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TRADICIÓN

Hit odiaba esa galaxia, y con razón. En la galaxia №312, existían extrañas tradiciones en los planetas que poseyeran una monarquía. Por ejemplo, luego de realizar un trabajo para la familia real, debías presentarte ante ellos y, si eres mujer, vendar tus ojos y besar la mano de uno de sus miembros. En cambio, si eres hombre, pasaba lo mismo, pero besando el pie. Asqueroso, ¿verdad? En esos momentos, el sicario maldecía internamente su propio género.

    No era para menos, ya que había pasado por esas situaciones anteriormente. Cayos en los pies, mal olor, uñas demasiado largas, siempre le daban náuseas. Ni siquiera las reinas y princesas, parecían asearse correctamente.

    En aquella ocasión, le había tocado el planeta Sadara. Él mismo sabía de sobra que los saiyajin, al ser una raza guerrera, no se preocupaban mucho por esas cuestiones, por lo que estaba cada vez más preocupado. Fue a hacer sus presentaciones con los reyes, para, después, ser conducido hasta una habitación, donde sus ojos fueron vendados por una sirvienta. Minutos después, sintió como alguien entraba, sentándose en una silla de madera que había frente a él. Tanteó hacia adelante, encontrándose a la persona, o mejor dicho, su pierna.

    Se sentía bastante delgada. Bajó un poco sus manos. Era un pie pequeño, casi como el de un bebé. Su piel era suave y sus uñas, ni muy cortas, ni muy largas. Acarició la zona del tobillo, sintiendo como el noble temblaba levemente. Tal vez estaba nervioso. Al acercar su rostro, Hit notó que aquel, a diferencia de todos los anteriores, desprendía un aroma dulce, agradable. Gustoso, besó la parte superior, notando que, incluso esa pequeña porción de piel, sabía bien. Luego, se quitó la venda, sorprendiéndose al ver a un niño ahí.

    El pequeño príncipe, aumentaba aún más su ternura habitual, con aquel fuerte sonrojo que adornaba su agraciado rostro. Sus finas prendas, se adaptaban perfectamente a su estilizada figura, haciendo que la mezcla entre tonos azules y rojos, combinara también con su piel canela. Sus lindos ojitos, examinaban inocentemente al asesino parado frente a sí. A éste, le llamaban la atención aquellos sedosos cabellos, tan negros como la noche. El menor carraspeó un poco, incómodo.

– E-Es un placer conocerle, señor Hit.

– Lo mismo digo, principito.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro