Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Atentamente, Sirius...


Nacer, crecer, vivir, ver a una parte de ti partir para siempre mientras tu cuerpo vive como un inferi siguiendo las órdenes del destino... que se ensañó cruelmente conmigo.

Soy Sirius Black, el Ministerio de Magia ofrece una suma importantísima de galeones por mi cabeza y los dementores tienen la orden de arrancarme el alma, literalmente, si me encuentran. No suelo ser sentimental, esa parte está más bien guardada para mí mismo, pero quiero contar una historia cruel e injusta, como la mía.

Nací y crecí en una familia donde mis queridos padres tenían especial interés por las artes oscuras y estaban de acuerdo con los ideales del mago más oscuro de todos los tiempos; un hombre capaz de resquebrajar la coraza más fuerte o de acabar con la vida de una persona diciendo dos simples palabras... hombre que, más tarde, sería el responsable de la muerte de mis dos amigos.

Cualquiera pensaría que crecer en un ambiente así me inculcaría las mismas creencias, pero nunca me gustó esa estupidez de la pureza de sangre; si tu sangre es mágica, es que es pura. Incluso, había quienes pretendían que nos apareáramos con nuestras propias familias para continuar con el linaje... pues ya casi no quedaban familias mágicas.

Me siento orgulloso de haber sido diferente y no volverme un criminal... aunque la comunidad mágica entera piense lo contrario. Gracias a eso conocí a mi mejor amigo, un hermano... James Potter. No hay día que pase sin que lo extrañe. Recuerdo que cuando nos conocimos, no tuvimos que esforzarnos mucho para terminar siendo los mejores amigos, porque pensábamos y éramos iguales; él detestaba la "pureza" y era rebelde, así como yo.

Creo que para él todo comenzó desde la primera vez que le dijo "hola" a Lily, una hija de muggles. Se enamoró de ella. Sonrío al recordar que no podía evitar hacer el ridículo cuando ella estaba cerca, yo sólo le daba todo mi apoyo como los hermanos que éramos y somos.

Nos la pasábamos muy bien. Conversábamos, bromeábamos y reíamos, pero ante todo, no acatábamos las reglas y hacíamos travesuras. Éramos tan parecidos, que por eso era más unido a él que a los otros dos, aunque igual estimo mucho a Lupin.

Conocimos a Lupin... Pobre. Me siento mal al haber desconfiado de él cuando el traidor era otro... esa rata traidora de Peter en la que confiamos la vida de mis amigos. Ese no merece palabras, pero Lupin si que sí; es un buen hombre, aunque un poco terco. Creyó que podría ocultarnos su condición inventándonos excusas gastadas, pero con James descubrimos pronto su secreto, ¡y sí que lo ayudamos! ¡Gracias a él somos animagos!

Él era el bueno, al menos lograba avergonzarnos por lo que hacíamos unas pocas veces. Si no hubiese sido por él, no nos habríamos fijado en Peter para que, desgraciadamente, también formara parte de los merodeadores.

Colagusano era del tipo de personas que van donde le conviene. Siempre se mostró fiel a nosotros, ganándose nuestra confianza al punto de que dejáramos la vida de mi hermano y de Lily en sus manos; creíamos que Lupin no era de fiar.

En Hogwarts hacíamos todo tipo de travesuras. Yo me aburría y James actuaba. ¡Si supieran cómo actuaba! Aún rio al recordar a los alumnos colgando del techo o corriendo para alejarse de las bombas fétidas. No creo que alguien conozca mejor que nosotros los pasillos y pasadizos secretos del castillo, pues creamos un mapa detallado de Hogwarts que mostraba dónde se encontraban todos sus habitantes. Nos fue de mucha ayuda para que no nos descubrieran infraganti hasta nos lo confiscaron. Luego, llegó a manos de Harry milagrosamente.

Solíamos usar la capa de invisibilidad de James para escurrirnos en el castillo por las noches sin ser descubiertos. Y ese Snape siempre husmeando, tratando de encontrar alguna excusa para que nos expulsaran... ¡Ja! No sé por qué James lo rescató cuando el primero en hechizarlo era él. Esa vez, me dijo que había llegado demasiado lejos al intentar que Quejicus viera a Lunático en estado de hombre lobo para darle la lección de que dejara de entrometerse en lo que no le importa. ¿Pero cuándo habíamos tenido limites entonces? De todas formas, éramos los mejores estudiantes de Hogwarts y no nos podían expulsar.

Cuando James consiguió que Lily saliera con él, no sé quién estaba más feliz; él, por haber logrado su objetivo tras años de lucha, o yo, porque dejaría de pasar vergüenzas con los desprecios de la pelirroja, que descubrí que era buena y muy especial, transformándose en una amiga.

Viví mi juventud con plenitud, sobre todo mientras estuve en Hogwarts y cuando me marché de la casa de mis padres con dieciséis años. James fue un gran apoyo.

***

Ese día supe que algo había andado mal. Fui a buscar a Colagusano para ver si cumplía su guardia, pero no estaba. Temí lo peor, aun así, decidí no anticiparme a los hechos.

Llegué al Valle de Godric, me acerqué al lugar donde debía estar la casa de James y Lily y, a medida que avanzaba, la vi. El corazón me dio un vuelco latiendo rápidamente; la casa estaba destruida, nos había traicionado... Él había estado allí.

Entré a la casa con las manos temblorosas. Podía oír a Harry llorar, brindándome esperanzas, así que corrí escaleras arriba para abrazarlos y preguntarles qué demonios había sucedido. A lo mejor habían derrotado a Voldemort, eso estaba en las capacidades de James absolutamente. Pero cuando voy subiendo, tropiezo con un bulto y, al fijarme de quién se trataba, sentí que una parte de mí se desprendió. No podía sostenerme de pie, no podía soportar el dolor y los recuerdos que se venían a mi mente. Me senté a su lado tratando de reanimarlo en vano.

Simplemente quería despertar de esa pesadilla.

Cuando comprendí que no había vuelta atrás, cerré sus ojos con una mano sudada y temblorosa, mientras mi cuerpo lloraba sangre. Sentía que iba a morir, ya había muerto con él.

No sé cuánto rato estuve a su lado derramando lágrimas, hasta que fui consciente de los llantos de mi ahijado de nuevo y recordé la promesa que le había hecho a James.


—Sabemos que un día vendrá por nosotros, y si me pasa algo, sé tú quien proteja a Lily y Harry. ¿Lo prometes, Canuto? —preguntó James mirándolo seriamente.

—James, están protegidos y...

—Sirius, dime que lo prometes. Lo necesito —lo interrumpió.

Luego de un silencio, en el que Sirius observaba cabizbajo sus manos entrelazadas, contestó:

—Claro, James. Si es que no acabo en Azkaban por vengarte.

James sonrió y le dio un abrazo sincero a su amigo.


¿Sería que Lily y Harry estaban ocultos? Seguí el trayecto guiándome por los llantos indefensos. Sin embargo, cuando llegué a la habitación, sentí que la parte que quedaba de mí terminó de irse con ellos, dejándome vacío. Lily también había muerto.

Caí de rodillas derramando lágrimas que bañaban mi cara. Le tomé una mano fría, haciendo que un escalofrío me recorriera el cuerpo y le cerré los ojos también.

Harry había quedado huérfano. Había tenido a los mejores padres que podría haberle tocado y estaba seguro que un día se sentiría orgulloso de ellos por el sacrificio que hicieron.

Al incorporarme rápidamente por Harry, vi que sobre el mueble estaba la varita de James. Me agarré la cabeza con impotencia y rabia, pues James había sido un ingenuo, ¡cómo pudo olvidar su varita!... No habría sucedido esto. La tomé mientras un mar de recuerdos me invadía. ¡Cuántas veces había visto a Cornamenta usar su varita mágica con destreza!

Cogí a Harry notando que tenía una extraña herida con forma de rayo en la frente, lo envolví en unas mantas y el bebé se acurrucó suspirando en mi pecho. Hice lo posible por no derrumbarme y salir de ahí.

Envié un patronus a Dumbledore.

Mientras bajaba con la vista borrosa por las lágrimas que cubrían mis ojos, mi corazón volvió a encogerse al agacharme junto a James para poner su varita junto a él, porque era un héroe que se había sacrificado por su familia. Y me despedí de él para siempre.

—Nos volveremos a ver, Cornamenta —susurré con la voz quebrada.

¿Por qué Harry estaba vivo y con esa herida en la frente? ¿Dónde estaba Voldemort? Busqué alguna señal a mí alrededor con la varita en mano, pero la casa parecía vacía.

Al salir con Harry más calmado, vi a Hagrid afuera. También estaba consternado al recibir la noticia. Se ofreció a llevar al niño y le pasé la motocicleta, mientras que yo iría tras la rata.

Debía cumplir una venganza. La rabia me tenía cegado y fui en busca de Peter.

***

Yo era inocente, el malnacido había fingido todo. Pasé doce años en Azkaban pagando sus culpas injustamente, sufriendo el frío, hambre y malos tratos... Sólo tenía la conciencia limpia de que yo no había sido culpable. Jamás habría traicionado a mi amigo, antes hubiera preferido mil crucios o la muerte.

Era un prisionero en mi celda y de los recuerdos, que no tenía cómo evitarlos estando allí encerrado, sin escapatoria. Me rendí a que moriría allí, estaba débil, pero cuando el Ministro pasó fuera de mi celda, vi que llevaba con él un periódico que no veía hace años. En la portada había una fotografía de los Weasley saludando a la cámara fotográfica, una familia numerosa de pelirrojos y, sobre el hombro de uno de ellos, había una rata. Confirmé quién era cuando vi que le faltaba un dedo. Le pedí el periódico al Ministro con la excusa de que me gustaba uno de los juegos y leí que el hijo menor regresaría con Harry Potter ese año a Hogwarts, cosa que no podía permitir. Tenía una promesa con James y cometería el asesinato por el que me habían encerrado.

Escapé transformado en un perro, pues los dementores que custodiaban Azkaban no percibían los sentimientos de un animal. Por fin era libre, aunque seguía siendo un criminal a pesar de mi inocencia.

Gracias a los periódicos tirados en los botes de basura que leía, supe que yo era el mago más buscado; mi fotografía figuraba en diferentes ciudades muggles y mágicas. Unas cuantas personas me denunciaron al reconocerme, pero logré escapar.

Podía recorrer las calles y acercarme a las personas siendo un buen perro.

Luego de meses de viajar de pueblo en pueblo, comiendo todo lo que pudiera ser comestible, y ocultándome en cuevas y bosques, logré entrar en Hogwarts. Ahí estaba como siempre, con sus torres alzadas hacia al cielo, lugar que había sido testigo de muchas alegrías. ¡Cuánto daría por volver a entrar ahí como un hombre normal... junto a James!

Un gato muy inteligente me ayudó a llegar a Peter. Sabía que si Harry era parecido a su padre, iría a rescatar a su mejor amigo arriesgándolo todo y así fue. Me transformé en perro para atacar al niño pelirrojo de la fotografía. Al poco rato llegó mi ahijado con una chica, Hermione. Harry era idéntico a su padre, física y personalmente, además, tenía los ojos de Lily. Comprendí que ellos jamás nos habían dejado, pues James y Lily vivían en Harry.

Pronto apareció Lupin a tiempo de evitar que Harry me asesinara, pues al igual que él, me habían creído culpable, pero finalmente entendieron que no era así. Lunático y yo volvimos a unirnos. Pero un semejante idiota llamado Snape llegó a ser profesor del colegio y, como siempre, andaba husmeando. Llegó allí, pero pronto terminó aturdido... como era de esperar.

Colagusano había pasado doce años siendo la mascota de Ron y seguía tan despreciable como lo imaginaba; implorando perdón, capaz de dirigirle la palabra a Harry y hablarle de sus padres. Estábamos dispuestos a matarlo, pero mi ahijado nos detuvo haciendo muestra del parecido a su padre. Él tenía razón, James no hubiese querido que nos trasformáramos en asesinos. A cambio, lo íbamos a entregar como el verdadero culpable y mi nombre quedaría limpio.

Desafortunadamente, la rata volvió a escapar aprovechando la oportunidad de que mi amigo Lupin olvidó tomar su poción matalobos, quedando expuesto la luz de la luna llena cuando tocó su rostro; ya se imaginarán lo que ocurrió luego. Toda nuestra atención se centró en él y en protegernos.

Luego, lo único que recuerdo es haberme convertido en perro, para apaciguar a Lupin-lobo evitando que dañara a los chicos hasta que me hizo el daño suficiente. Me fui a tientas, cayendo en un lugar muy húmedo. Con la visión borrosa vi que cientos de dementores venían hacia mí, sabía que absorberían mi alma. Otra vez me rendí a que moriría allí.

Desperté en el castillo, rodeado de profesores entre los que estaba Snape, Dumbledore y autoridades del Ministerio. Dijeron que sería entregado a los dementores para que me dieran el "beso". Pensé "¿por qué no me dejaron morir antes, para no seguir con esta agonía desesperante?", pero claramente, acepté la condena con la poca dignidad que me quedaba.

Me encerraron en un despacho que quedaba en lo alto de una torre, Dumbledore se acercó a mí mirándome con rayos x. Sabía lo que estaba haciendo y decidí dejar que viera toda la verdad, mientras que yo le explicaba lo que realmente ocurrió hace doce años. Él me creyó.

Mientras esperaba que el Ministro llegara con el dementor que concluiría con mi existencia, apareció Harry y su amiga Hermione al otro lado de la ventana, volando en un hipogrifo. Me rescataron cuando mis esperanzas eran nulas y juntos sobrevolamos el magnífico castillo. ¡Sentí la libertad! Y, por sobre todo, sentí que les debía la vida a mis héroes. No sabía cómo agradecerles lo que habían hecho por mí.

Los dos parecían muy nerviosos y apresurados, como era de esperar después de lo que habían hecho. Así que, antes de que me atraparan, me alejé volando sobre Buckbeak hacia el cielo.

***

Luego de mi escape hacia la libertad, tuve que establecerme en algún lugar seguro, por lo que viví esporádicamente en cuevas y sitios donde pudiera ocultarme del mundo hasta que tuve que darme por vencido a volver al lugar que dije nunca volvería: la casa de mis padres en Grimmauld Place.

Estaba abandonada desde hace mucho tiempo, criándose de todo allí. El único que seguía viviendo ahí era el loco elfo doméstico de la familia Black, Kreacher.

Cuando Harry anunció la vuelta de Voldemort, Dumbledore me envió a reunir nuevamente a toda la Orden del Fénix, siendo lo único útil que pude hacer por esta organización, además de ofrecer esa pocilga de casa como el Cuartel General.

Viví encarcelado allí, porque no podía salir al conocer mi disfraz por Voldemort y los mortífagos, pues me habían reconocido en la Estación de King's Cross cuando fui a dejar a Harry.

Harry estuvo viviendo en mi casa por mucho tiempo junto a los Weasley y Hermione, eran una buena compañía que me hacía falta tener... Temía volverme como Kreacher. En el período de vacaciones de los chicos era grato para mí no tener que estar solo, pero el resto del tiempo me la pasaba con mi adorable elfo y Buckbeak... aunque Lunático nos visitaba seguido. Al final, ya nada tenía sentido para mí; mi vida era levantarme, comer y dormir, así que ya ni siquiera me cambiaba de ropa para acostarme, ¿para qué, si me la volvería a cambiar al otro día? y tampoco me aseaba demasiado.

Kreacher comenzaba a desaparecer a menudo, estaba completamente solo.

Cuando supe que Harry había ido a rescatarme supuestamente al Ministerio, fui sin la autorización de Dumbledore ni de la Orden, no la necesitaba, pues mi ahijado estaba en peligro. Voldemort había conseguido llevarlo hacia él... Snape se las vería luego conmigo, era culpa suya por no enseñarle oclumancia.

Allá estaban luchando contra los mortífagos. Llegamos a tiempo para decirle a Harry que sacara a sus amigos de ahí.

Yo me enfrenté a mi querida prima, Bellatrix Lestrange. No era tan buena en duelo como aparentaba, así que la insté a algo mejor. Reí, sabiendo que la frustraba y, en ese descuido, su maldición tocó mi pecho. Me sorprendí, porque el duelo lo tenía prácticamente ganado. Sentí cómo mi cuerpo se doblaba cayendo a través de velo... Supe que era el fin, supe que volvería a reencontrarme con James, porque oí su llamado desde el otro lado del velo.

A la distancia divisé que Harry me observaba sin observar, con esa mirada con la que una vez miré el cuerpo de James sin vida, e intenté sonreírle para hacerle saber que todo iba bien, que todos viviremos en él para protegerlo, que por fin iba a volver a abrazar a Cornamenta.




Hola. Les quiero agradecer por leer, votar y comentar los one-shots que escribo. La mayoría de estos son antiguos y los edito para publicarlos aquí. 

¿Les gustó la breve y resumida historia de Sirius?

J. K. Rowling se ensañó con él, ¿no? Así como con otros personajes.

Los que han leído Deletrius se habrán dado cuenta de que lo añado frecuentemente, y es que es mi personaje favorito. Por eso decidí escribir esta historia.

Chocolates para todos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro