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Regulus Black

El Black menor tenía sus ojos fijos en Mia, una chica de Gryffindor bastante linda.

Ahogó una risa cuando la vio tropezar y caer al suelo, negó divertido y regresó su vista al libro entre sus piernas por un momento.

Le encantaba leer en aquella jardinera, principalmente porque el aire no era tan fuerte pero llegaba el suficiente, además de que la luz era perfecta. El castillo no hacía tanta sombra en aquella jardinera.

Volvió a levantar la vista, pero esta vez dejó salir un poco de aire al ver al idiota de James Potter ayudando a la chica a ponerse de pie.

Rodó los ojos y cerró el libro con fuerza para ponerse de pie e ir a cualquier otro lado donde no estuviera Potter.

Mia era una chica demasiado linda para alguien como él, lo más seguro es que su tipo fueran los chicos como Potter. Idiotas, patanes, guapos y egocéntricos bullys.

Cuando pasó a un lado de la chica, ella lo miró por un momento y él desvió la mirada un tanto avergonzado.

Regulus había avanzado un gran tramo del pasillo cuando escuchó que lo llamaban. Detuvo su andar y dio media vuelta.

-Hey, chico Slytherin- era Mia.

La chica corrió un poco para llegar más rápido a él y sonrió cuando estuvo frente a él.

-¿Sí?- su voz sonó más cortante y agresiva de lo que planeaba. Se golpeó internamente.

Aunque la chica no dejó de sonreírle.

-Olvidaste esto- le mostró un par de libros.

Había olvidado que los llevaba, los tomó con precaución y de pronto se sintió como un completo tonto.

-Gracias- dijo desviando la mirada.

-Ese libro me ha gustado mucho- dijo de pronto la chica señalando el libro más pequeño- es sobre magia antigua, ¿no?

Regulus asintió, incapaz de decir nada.

-Soy Mia, por cierto. Mia Gray- se presentó.

Él ya sabía eso, aún así sonrió un poco.

-Regulus Black.

La chica frunció el ceño.

-¿Tu eres el hermano de Sirius?

Dejó salir un poco de aire con fastidio.

-Sí.

-Eres más lindo de lo que imaginaba.

Eso lo tomó por sorpresa y un ligero rubor apareció en sus mejillas.

-¡Gray!- llamaron a la chica.

Ambos miraron, era Potter.

Mia rodó los ojos y regresó su vista a Regulus.

-Lo siento, tonto-Potter no sabe hacer nada sin mi, hasta parece que soy su madre- rió al recordar un chiste privado- espero que nos veamos después, Regulus.

-¡Mia Gray!- volvió a gritar Potter.

-Es un imbécil, me alegra que no me gusten los tipos como él. Nos vemos luego.

Se despidieron con la mano y Black la vio alejarse por el pasillo. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro y continuó con su camino.

Pasaron tres días cuando Retulus regresó a aquella jardinera sólo para leer, pero para su mala suerte, esta vez no estaba Mia.

Permaneció con los ojos fijos en su lectura por varios minutos hasta que alguien se sentó a su lado y levantó la vista.

Se encontró con una muy sonriente Mia.

-Hola- saludó la chica con una ligera emoción.

Black frunció el ceño.

-Hola- no es que no le emocionara tenerla de frente pero era extraño.

-Te traje algo- le extendió un libro bastante delgado- pensé que tal vez te podría gustar si es que te gustó el otro.

Regulus tomó el libro con cuidado y leyó el título: "Los orígenes de la magia". Era un título bastante interesante.

-Gracias- dijo, esta vez con una sonrisa.

Estaba emocionado por aquel obsequio.

-Ni lo menciones, espero que te guste.

La chica se puso de pie, pero fue casi por reflejo que Regulus la tomó de la mano y rápidamente la retiró.

-Lo siento.

Mia volvió a tomar asiento y le sonrió a su contrario.

-¿Qué estás leyendo hoy?

Pese a la vergüenza que comenzó a sentir, agradeció que la chica no dijera nada al respecto.

-Magia de las antiguas civilizaciones, primer tomo, egipcios- leyó el título.

-Suena interesante, ¿me cuentas qué dice?

Regulus se sentía emocionado y confundido a la vez, sin embargo, comenzó a hablarle del libro y Mia lo escuchó con gran atención durante casi dos horas.

Después de aquel día, sus encuentros fueron más frecuentes. Hablaban durante horas, principalmente de libros que habían leído y de vez en cuando sobre ellos mismos.

Regulus estaba más que enamorado de aquella chica y de alguna forma había reunido el valor para confesarle sus sentimientos.

El chico de cabellos negros caminó con impaciencia listo para su encuentro con la chica. En cuanto la jardinera entró en su campo de visión, vio a la chica en la banca de pierda de siempre.

No pudo evitar sonreír y comenzó a caminar más a prisa hasta llegar a ella.

Mia lo saludó emocionada con ma mano cuando lo vio acercarse. Regulus permaneció de pie frente a ella.

-Hola, Reg.

-Mia, debo decirte algo- aquel tono tan serio preocupó a la chica y rápidamente se puso de pie.

-¿Está todo bien?

-Sí- el calor recorrió todo su rostro- es sólo que... es importante.

-Sabes que puedes decirme lo que sea.

-Me gustas, Mia. Me gustas desde hace mucho tiempo y quisiera saber si los sentimientos son mutuos- su voz salió como si hubiera practicado aquellas palabras durante horas y ahora sólo las repitiera por inercia.

Mia miró a su contrario, le pareció adorable verlo tan nervioso.

Saltó sobre él mientras lo abrazaba por el cuello y ambos terminaron en el paso.

-¡Claro que me gustas, Regulus Black!

El chico sonrió y dejó caer su cabeza en el pasto con gran alivio mientras sostenía la cintura de la chica.

-¿De verdad?- suspiró- Dime que no es un juego.

-No es ningún juego, Regulus.

Mia sonrió un poco y dio un fugaz beso en los labios del chico bajo ella.

Black parpadeo repetidas veces, tratando de asegurarse de que no soñaba.

Definitivamente no era ningún sueño.

La chica volvió a besar a su contrario, pero esta vez fue un beso más lento y profundo.

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