Cuando ya no esté
Alguna vez te has preguntado... ¿Cómo se sentiría la muerte?, dicen que como ves a la oscuridad es como ves a la muerte, y yo lo veo con miedo, entonces eso quiere decir que le temo a la muerte, pero... ¿Por qué lo deseo tanto?
Es complicado, y para muchos un pensamiento cobarde, pero esta cobarde ya no da más.
Jeje, suena a Miedo en Intensamente cuando quiere renunciar a su cargo.
Tarareo alguna melodía inventada, muy desigual, incluso mi hermanito a mi lado se tapa los oídos al escucharme, le resto importancia y apoyo mi frente a la ventana del auto, papá maneja en silencio, siempre me he preguntado porque no es como los otros padres, luego pienso en que los demás son mas ignorantes, invisibles e idiotas ante sus hijos y se me pasa.
He tenido en mente que fui criada con el monstruo de algún cuento, aunque este monstruo hace todo el intento de cuidar a su princesa dentro de su torre.
No debería gustarme estar aislada de la sociedad, pero me gusta, lo disfruto y mucho.
—Llegamos. —Veo con total desinterés al restaurante de comida rápida que nos ha traído mi padre, quien se baja del auto y pese a ya saber que hará, me deslizo como derritiéndome en el asiento hundiendo mas mi rostro en mi capucha. Abre la puerta para mí. —Venga pequeña, sal. —Dice en un tono dulce y calmado, con una mota de alegría.
Mis mejillas hierven, salir del auto es un reto, salir de casa fue un reto total, y si lo hice fue porque mi laptop, Tablet y celular se descargaron, la corriente fría pasa por mi garganta y desliza hasta mi estomago provocándome nauseas. No quiero salir.
Salir es exponerme al lugar, que miradas caigan sobre mí, y si llegara a pasarme algo y las burlas iniciaran me carcomerían en vergüenza.
Tengo miedo.
No me doy cuenta que estoy apretando los ojos hasta abrirlos al sentir una mano posándose en la mía a mi lado.
—Hermana, voy a cuidarte. —No debería sentirme un poco tranquila ante las palabras de mi hermanito menor, asiento tragando saliva y bajo del auto con él agarrándome la mano.
—Gracias. —Mi voz es diminuta.
—Vamos por esas hamburguesas de doble queso con tocino. —Anima mi padre, vuelvo a asentir y mi hermano muy animado corre a la entrada arrastrándome.
Muerdo mis mejillas internas ocultando mas mi rostro en mi capucha y encogiéndome, esto es abrumador, estoy nerviosa, evito el contacto visual con las personas, llegamos a una mesa y respiro profundo al sentarme en el lado del rincón y posar mis manos en la mesa.
Respira, estas bien, nadie va a hacerte daño, estarás bien.
Exhalo mirando hacia arriba al ventilador girar y girar, poco a poco mi atención se posa en aquello mientras mi ceño se frunce, ese ventilador hace mucho ruido al girar.
—Bienvenidos, ¿qué desean pedir? —Mi atención hacia esa cosa ruidosa decae al reconocer esa voz.
Papá pide por mí, sabe que la interacción con personas no es lo mío, mi hermano pide muchas cosas que sé que luego harán que le duela el estomago y me despierte a mitad de la noche para que lo acompañe al baño.
Miro por pocos segundos a su cabellera rubia antes de que deje de anotar en su libreta y sus ojos caigan sobre mi ocasionando que mis mejillas se calentasen y volteara rápido la cabeza, vuelvo a morder mis mejillas internas apretando mis dedos sintiendo la humedad en ellos. Estoy muy nerviosa.
Vuelvo a escuchar su voz, sonando nada afectado ante mi comportamiento y eso me relaja.
No se ha burlado de ti, no te ha mirado mal, tranquila.
Repito lo último en mi mente volviendo a mis respiraciones.
—¿Ese no es el escritor que admiras, hermana? —me pregunta en mi oído mi hermanito, en un aire de secreto.
Me agrada que mi hermano no sea un chiquillo chismoso.
Puedo confiar en él.
—Lo es. —Bien, he respondido. No he ignorado a mi pequeño esta vez, es un avance.
Uno pequeño.
—Escúchame, te daré unos consejos para mirarlo. —Por alguna razón le presto atención, papá está riéndose por unos memes del Facebook.
Agarramos unas servilletas y las hacemos abanico cubriendo nuestra nariz y boca.
—¿Qué hago? —Le susurro.
—Primero, búscalo con la mirada disimuladamente. —Intento preguntarle el cómo lo haré, pero el me muestra haciéndolo e imito su acción.
Lo encontré, esta dejando unos pedidos en otras mesas, todo él es vibra buena, tranquila y equilibres, lo admiro mucho.
—Es muy lindo. —mi voz sale suave.
—Iugh, estas babeando. —Pasa una servilleta por las esquinas de mi labio, eso me alarma, mi hermanito se percata y sonríe. —Es un decir, estas suspirando por tu escritor. —se cruza de brazos en la mesa.
Debo trabajar en mis temores, hago que mi pequeño hermano utilice un lenguaje calmado para no hacerme alarmar. Estoy volviendo a sentirme mal por perjudicar en las expresiones de mi familia.
—Mira, hay clases de reposterías. —Me muestra mi padre en su celular, llama mi atención, me gusta hornear, hacer cremas y masas, decorar y mezclar con ingredientes. —Inician en la próxima semana. —quisiera inscribirme.
—Yo quiero... —Habla mi hermano.
—Es para mayores de quince. —él se desanima.
—Pu-puedo enseñarte... buscaríamos la re-receta en internet. —Pude hablar, bien hecho por mí.
Mi hermano se alegra con sus ojitos brillando de la emoción, me abraza de improvisto, aunque siento el escalofrío al estar invadiendo mi espacio personal.
Nuestras hamburguesas son dejadas en nuestra mesa, escucho su voz nuevamente, él trabaja aquí, se algunos datos suyos, no se si sepa de mi existencia, pero sé que mi nombre lo desconoce.
Me animo internamente, aunque sea para ver su espalda, me digo que yo puedo, y levanto el rostro y lo veo, justo cuando esta a una mesa frente a nosotros irradiando calma, estabilidad, y su sonrisa es el cello de que él no tiene defectos como yo.
Le leo un cuento a mi hermano que está en su cama atento, luciendo emocionado, no por la trama, eso me lo aclara al terminar que esta orgulloso de que haya leído sin titubear muchas líneas, aquello me genera una mota de ánimo, le asiento cerrando el libro y posarlo en la mesita de noche.
Apago la luz y me recuesto, me mantengo mirando al techo, aunque no veo nada por la oscuridad, hoy no he sido tan patética, estoy avanzando, pequeños avances, sonrió para mí misma y cierro los ojos.
Alguna vez te has preguntado... ¿Cómo se sentiría la muerte?, dicen que como ves a la oscuridad es como ves a la muerte, y yo lo veo con miedo, entonces eso quiere decir que le temo a la muerte, pero... ¿Por qué lo deseo tanto?
Me veo en mi asiento del auto, hecha un ovillo, como un gusano asqueroso encogiéndose para que no le hagan nada, soy temerosa, doy asco, cualquiera que me viera hará una mueca de repugnancia, ¿por qué soy así? ¿por qué he llegado a este punto?
Me veo, me desagrada demasiado mi imagen.
Siento nauseas, retrocedo, pero caigo, gimo del susto al ver muchos insectos muertos, cubro mi boca e intento correr.
El miedo se expande, los nervios y escalofríos se apoderan de mi cuerpo y no puedo más.
"No puedo más"
—Cuéntame como te ha ido en el transcurso de la semana, Milk. —Mis manos están sudorosas, mi corazón late con fuerza que no puedo sentirme nada tranquila en este momento frente al doctor que está viendo mis análisis. —No tienes nada, gozas de buena salud. —Menciona en un tono amable, pero sutil.
Las pesadillas están presentes.
Mi autoestima esta por el subsuelo.
Mi inseguridad está incrementando.
Temo por cualquier mínima cosa.
Siento que si le digo todo esto me mirara extraño, me preguntara el por qué y cuando se manifiestan, yo...simplemente no se que hacer. No lo sé.
Ni siquiera recuerdo que hice en toda la semana.
Ante mi silencio, mis dedos temblorosos e inquietos y mirada cabizbaja escucho que toma un profundo respiro y me habla con calma, asegura que lo que diga no saldrá de las cuatro paredes, aprieto mis labios, quizá soy una paciente difícil y rara, seguro pensara mal de mí.
—¿Has aprendido a hornear un nuevo pastel esta semana? —pregunta con curiosidad, eso me hace tragar grueso y niego.
—El horno...está...ma-mal. —es todo lo que puedo decir, mis mejillas arden ante la vergüenza que siento hacia mi persona.
Habla nuevamente con calma, luego parece recordar algo y se disculpa retrocediendo con su silla con rueditas hacia el estante de libros, saca uno y vislumbro la portada. No puede ser.
—¿Cómo lo consiguió? Están en pre-preventa. —Digo y me maravillo cuando lo tengo entre mis manos, es el nuevo libro que esta por publicar mi escritor favorito, sus escritos me llegan al corazón.
—Lo conozco, es un amigo mío, me regaló unos cuantos, y ahora yo te regalo uno, son ejemplares, los primeros impresos. —Mi inseguridad se opaca y abro el libro barajando las hojas emanando el olor. Rico.
—Mu-muchas gracias. —Lo apego a mi pecho, como si el libro fuese lo más importante en mi vida, bueno, lo es.
Pregunta sobre si tengo problemas para dormir, eso apaga un poco mi alegría, inhalando hondo le hablo sobre mis pesadillas, me escucha y poco a poco voy hablándole de mis pensamientos.
Omito lo de querer un descanso en donde y no quiero despertar.
La sesión termina, nuevamente me siento extraña y vacía al salir y estar entre la gente.
Al llegar a casa voy directo a mi habitación, esto lo vengo pensado por mucho tiempo, pero es algo que ya se hizo mi rutina, abro mi cajón con llave, dentro se encuentra mi ropa interior y debajo mi libreta,
lo saco y cierro el cajón, y escribo en la libreta acostada sobre mi cama los pro y contra.
Pro:
Mi hermano tendrá más tiempo con papá.
Contra:
No estaré con ellos.
Pro:
Habrá mas ingresos y menos gastos en la casa.
Contra:
No habrá nadie quien les administre los ingresos.
Pro:
Ya no estarán las pesadillas.
Pro:
Ya no sentiré pánico ni nauseas cuando la lluvia esté.
Pro:
No me sentiré perdida.
Estaré en paz.
Deje caer el lápiz de mis dedos cuando una gota humedeció la hoja de mi libreta, lleve el dorso de mi muñeca a mi mejilla dándome cuenta que estoy derramando lágrimas, no piensan detenerse, se deslizan y humedecen mas mi libreta que termino cerrándola y sentarme sobre mi cama para limpiarme, esto esta mal, me odio por llorar de la nada, por nada, sin motivo aparente, soy tan estúpida que no me entiendo, basta lágrimas, dejen ya de deslizarse.
Basta...
Hipeo, y sintiendo un poco de vergüenza al sentir mis fosas nasales húmedas y mis ojos irritados golpeo mi cama.
Miro sin un punto fijo a la cama.
Estoy haciendo lo correcto.
Escribir sobre los pros y contra de mi pronta muerte no está mal.
Solo quiero descansar.
Ya no puedo más.
Me siento tan débil, sin fuerza, sin animo y rumbo. Solo quiero descansar, solo quiero sentirme bien.
"Sabes que tu padre y hermano van a sufrir si te vas"
—Basta... ya no quiero... yo... no puedo... —sorbo mi nariz.
Y siéndome fatal y destruida, sin saberlo, me duermo.
Estar en el colegio es un reto, aprieto las tiras de mi mochila y me adentro a mi curso, con la vista forzándola en mi lugar y prestando atención a posibles caídas vergonzosas delante de todos.
Me doy ánimos internos para no actuar raro, ni tener un ataque de ansiedad al estar rodeada de chicos de mi edad, ya hace mucho que muchos ya hicieron su grupo de amigos y yo apenas puedo responder el "presente" cuando la maestra pasa lista.
Mientras la clase transcurre, voy dibujando flores, los pétalos están desiguales por lo que sigo intentado hacer una flor bonita. A l final rayo dos líneas y abajo una curva con un escrito en la esquina "Eres fuerte y valiente".
Eso me hace sonreír.
Navego por internet cuando es el receso, mi estomago gruñe, por lo que me lo aguanto, olvidé guardar el almuerzo, veo la publicación de mi escritor favorito, es muy lindo y hablo con mucha educación en la entrevista, me da un poco de mareo así que aparto la mirada del celular y la alzo en la entrada del curso.
Hago contacto visual con unos ojos oscuros, mis mejillas se calientan y él es más rápido en apartar la mirada y seguir su camino, enfoco mi vista en el celular sintiendo mi corazón volverse loco, tal vez me dará un paro cardiaco, pero lo declino cuando voy tomando profundas respiraciones hasta tranquilizarme. Hace mucho que no hago contacto visual con una persona y más si se trata de un desconocido.
Mientras la gente este mas lejos de mi y su mirada, estaré muy bien, la cercanía me provoca incomodidad.
Al llegar a casa, papá se cruza de brazos y tiene mirada autoritaria, mis mejillas arden y me armo del poco valor que tengo para mirarle, al menos su hombro.
—E-Es un gatito...
—Dirás, otro gato. —Suspira, me muerdo la mejilla interna, pero sus manos se ubican en la caja de cartón en la que esta el felino y lo alza. —Pues que se hará, convertirás la casa en un zoológico muy pronto. —Ingresa a la casa, hago lo mismo sin sentirme amenazada ni mal porque al final, aceptó que nuevamente trajera un gato a la casa.
Cenamos y conversamos, me incluyen sabiendo que solo responderé de manera corta, pero parece gustarle que participara en la charla.
Al estar en mi cuarto, escribo en la libreta de nuevo los pros y contra, lo cierro y al instante mi padre ingresa, muy exageradamente me hace volver a la mesa para que coma mi desayuno y almuerzo siendo de noche, no sé cómo soporté tantas horas en hambruna.
Recordaré escribir en el Pro:
Ya no preocuparé a mi papá si como o no.
Goku
—¡No funciona! —Me desplomo en mi cama como si de gelatina se tratase.
Mi hermano mayor deja de escribir en su laptop quitándose los lentes y restregar sus ojos con los dedos amtes de verme.
—Me dices que dejas cartitas en su mochila algunas veces, la buscaste en las redes sociales y no la ubicas, te la pasas pasando por su salón de clase con el objetivo de verla y no obstante, que hoy cruzaron miradas, ¿ella aún sigue sin saber de tu existencia?. —Asiento abrazando a mi peluche stich.
—¡Y no sé porqué si hago lo posible para que coincidamos y ella me ignora! —Levanto la voz en un notorio reproche girando con mi peluche en mi cama de un lado a otro.
—Sabes que ella va a sesiones psicológicas con mi amigo.
—Dime lo que tiene y yo...
—No harás nada Goku, nada. —Se coloca los lentes— Lo que puedo decirte es que es una chica...
—Es muy linda, tierna, tímida —Suspiro— tiene un corazón único, ¿sabes que adopta animales de la calle? —otro suspiro, ubico una mano en la parte donde esta latente al hablar de ella— Sé que tiene problemas, sé también que no es como en las novelas o cuentos, la realidad es un manojo de complejidades complicadas de altibajos, pero hermano, realmente me gusta.
Y desde hace muchos años.
Cierro mis ojos.
—Te diría que le dieras un ejemplar de mi libro, me sigue en instagram y por lo que sé, le gusta mis escritos, es una buena chica, —me levanto de inmediato para verlo con demasiada admiración y atención, se razca con un dedo la esquina de su frente— Pero mi amigo ya le dio un ejemplar.
Hago un puchero y vuelvo a caer en mi cama.
—Díganle que tiene unos ojos tristes que conmueve mi corazón tentándolo a salirse de su lugar e ir a hacerle compañía al suyo. —Recuerdo sus oscuros ojos, parecían cristales a punto de quebrarse, no obstante, seguía viéndose hermosa.
—En serio que dices unas palabras que quisiera plagiarlos a mis escritos, eres bueno con las palabras, y sí, —cierra su laptop al ver la hora en el reloj de su muñeca—estás muy loquillo por la chica de mirada bonita.
Se va a su trabajo nocturno en aquel restaurante, pese a que mi hermano esta muy bien económicamente, siempre dice que hay nuevas cosas que uno aprende con diferentes clientes.
Milk, Milk, Milk. ¿Por que cargas con tanta tristeza en tus ojos?
Milk
¿Cual es la finalidad de la existencia? en serio... ¿cual es?
No tengo palabras memorables, o frases que hagan sentirse identificarse a alguien, estoy cansada, y al parecer, mi mente se mantiene tranquila ante la decisión que he decidido, ya no hay vuelta atrás.
Lo haré este décimo mes entre el quince al dieciocho.
Por fin podre descansar, ya no habrá ruido, no habrá miedos, lagrimas ni dolor. Estaré en un lugar mejor.
Termino de regar el maíz para las palomas, cuyas hicieron un nido en el balcón de mi casa, son lindas.
Alimento a mis gatitos, los acaricio y juego con ellos, su ronroneo me tranquiliza un poco, miro la puerta de casa, ese que no he cruzado desde ya semanas desde mi ultimo ataque de pánico, casi arrestan a mi padre por según ellos, algo malo me hacía para que yo tuviera ese ataque, no, no era eso, mi padre no hacía nada mas que intentar tranquilizarme.
Solo le causo problemas.
Soy un completo caso perdido.
Quiero darle tranquilidad a mi padre, dejar de avergonzar a mi hermano con mi exagerado comportamiento, ya no quiero que me miren con lastima, ni estar rodeada de personas, es un sentimiento demasiado aterrador y abrumador que te hace solo querer descansar.
Dejar de existir.
Cuando mi familia llega, les doy la bienvenida, halagan la comida que les he preparado, y nuevamente después voy a mi habitación esta vez para poner bajo del ultimo pros una nota: Estarás bien, sentirás lo que es una verdadera sonrisa pronto.
Cuando los días transcurren, en especial cuando es el día marcado en tu calendario del décimo mes, me atrevo ir a la escuela, presto atención a la clase, y cuando intento sacar mi estuche de lapices de mi mochila, encuentro unos papelitos doblado en cuadrado, son unos cincos, arrugo mi entrecejo y los saco, veo a los demás escribiendo lo que la docente habla, desdoblo uno de los papelitos y leo.
"Si me llegasen a decir que es lo que más me gusta de ti, querida azabache, respondería con un signo de interrogación, ¿por qué con un signo de interrogación? simple, porque aun no puedo decirte que me gusta de ti, por ello, quiero invitarte a salir, para que nos conozcamos, ya se, ya se, soy un desconocido, pero ¡oye! no hay nada que temer, soy una buena persona que te promete no presionarte y que estará ansioso de conocerte, para mí, eres aquella chica que no podré olvidar, eres única, Milk"
Abajo hay una dirección y fecha, me doy cuenta que esta nota es de hace dos meses, ¿es una clase de broma? ¿como pudo meter una nota en mi mochila? ¿por que no he revisado lo que mi mochila tenia en su interior? eso deja mucho que pensar de mi desinterés.
Esta nota.... no tiene firma.
Desdoblo otro, este me deja con un escalofrío.
"Te miro, te observo, y en todo debo decir que te gusta aislarte de los demás... no, no es eso, es algo más, pero no lo se, hoy, te vi, lucias mas pálida de lo normal, ignorabas a quienes te rodeaban, puedo decir que te sudaban las manos, tu pecho subía y bajaba, ¿que tenias?, pronto por los chismes de la escuela supe que mas tarde tuviste un ataque de pánico, mi azabache, me duele tu situación, me duele mas no hacer nada, pero sabes, ya me he decidido, voy a acercarme a ti, intentaré ayudarte"
Tampoco tiene firma, pero es la fecha del día de mi ultima asistencia al colegio, papá menciono que un joven entrego mi mochila a la dirección para que me lo entregaran, supongo que fue él.
Suspiro, guardo los demás papelitos, no tengo interés por un desconocido, cuando mencionan que habrá una reunión en cuya casa me retiro, camino hasta mi casa por el camino largo.
La brisa acaricia mi cuerpo, hace vaivenes lentos con mi cabello, los rayos del sol ocultándose reflejan a mi rostro, cubro mis ojos de su brillo para poder ver, hoy es un día lleno de calma.
Al llegar a casa, hay un invitado, mas añadamos a mi madre, aprieto los labios y solo doy un asentimiento porque las palabras no salieron de mis labios.
—Tienes una voz, es de muy mala educación no saludar a tu madre. —Su voz es dura ante su orden. Me siento pequeña, abrumada y presionada.
—Mamá no la presiones. —Habla en mi defensa mi hermano, el visitante esta expectante y lo único que quiero es estar en las cuatro paredes de mi habitación.
—Calla, —él intenta hablar, pero mi progenitora habla— Y bien, salúdame.
Aprieto mas el agarre de mis manos en las tiras de la mochila, mis manos sudan, mis mejillas internas duelen de tanto apretarlas con mis dientes, no se si me hará la peor hija del mundo, pero solo deseo que ella se vaya.
No importa lo que haga, para ella, yo soy la que estoy mal, soy una chica con un futuro desperdiciado, su error.
Las cuerdas vocales se enredaron creando el nudo en mi garganta, no puedo, simplemente no puedo hablar, quiero desaparecer, estoy a poco de caerme de nuevo y pensara que soy patética.
—Disculpe mi interrupción, señora Ox, pero debo decir que es muy claro que su hija no le responde porque lo desea. No insista. —El invitado habla, no veo su rostro sin embargo su voz es suave, calmado y espero que no me este mirando con lastima.
Papá llega, en el momento silencioso, y es ese momento que aprovecho para correr a mi habitación y cerrar con seguro, trato de tranquilizar mi respiración, estoy sudando demasiado, mis manos no dejan de temblar, la capa cristalina abarca mis ojos y se rompe, yo me rompo sin poder evitarlo.
Goku
Termino de enviar el mensaje a mi hermano, quien me responde con que mi suegra es una mujer sin corazón, luego añade que soy un perro listo por hacerme amigo del hermanito de la chica que me gusta.
Apago mi celular, hacerme amigo del niño no fue para acercarme a Milk, al menos no al inicio, el pequeño estaba de la mano con un tipo, que yo pensé que era algún familiar suyo, pero resultó no ser así cuando comenzó a llorar diciendo que el tipo le apretaba muy fuerte la muñeca y que no lo conocía, no soy un héroe, quizá un tipo que le gusta involucrarse en situaciones riesgosas, solo sé que me metí en un lio enorme cuando me acerqué, arrebatando al niño de las manos del sujeto y empujarlo, no vi muy claro en ese momento que estaban circulando muchos vehículos, pero el asunto es que un auto logro arrollarlo, padre y hermano me regañaron, la policía no hizo mucho, las personas vieron al sujeto como un monstruo y no como ser humano para despreciarlo por intento de robo a un infante.
Cuando supe que era hermano de la azabache de mis suspiros, me acerqué más, y este no ocultó ni una pizca de lo mucho que ama a su hermana, la cual no sabe de su intento de rapto por su seguridad emocional.
—Mamá ve la depresión como una mentira, no cree en como afecta a la persona que lo posee, según dice es una exageración y que mi hermana no tiene ninguna enfermedad, pero sé que se equivoca. —Pese a ser un infante, parece muy maduro, sentados en la alfombra de su sala mientras jugamos con los gatitos escuchando los murmureos de sus padres.
—¿Por qué no intenta empatizar con tu hermana?, las madres e hijas usualmente se llevan bien.
—No cuando la madre decide creer en falsos argumentos. —Suspira, el gatito que sostiene le ronronea— Él le hizo dañó a mi hermana.
—¿Él? —Repito atento, siseo despacio cuando el gato que estaba abrazando decidió clavar sus garras en mis hombros, vaya dolor.
—¿Quisieras casarte con mi hermana?, por favor di que sí, descubrí que no puedo, por ser menor de edad, compartir sangre y muchas mas, eres bueno, caballero, algo tonto, dices palabras conspirativas, tienes paciencia y al parecer mucho amor. —Ante lo que dice mis mejillas hierven y mi boca se entre abre. —Ella es despistada, cocina buenos postres, y en navidad hace buenos cafés, literal, odia a todo el mundo y le gusta estar sola, y tú no tienes novia. —Debo admitir que eso me llegó— estas solo, así que dos solitarios hacen una combinación especial. Quiero que seas su persona especial que la cuide diariamente.
Me mira, expectante, esperando una respuesta con sus orbes oscuros emocionados, el gatito que sostiene afila sus garras en su pantalón y se marcha, el que sostenía se ha ido, pienso en sus palabras, y tengo la respuesta así que asiento cubriendo mi labio con mi dedo indice.
—Yo cuidaré de ella, es una promesa.
Su sonrisa no se hace esperar, lo que no imaginaba era que fuera muy grande y se emocionara preguntándome si lo decía en serio y vuelvo a asentir.
—También te casaras con ella.
—Así es.
Sus ojitos brillan, nunca vi a alguien tan emocionado por una decisión mía.
Al parecer no cenaremos, por lo mucho que discuten en voz baja los padres, pero si nos llevamos bolsas de patatas fritas a su habitación, cuyo comparte con mi azabache, toca siete veces la puerta de manera seguida y el seguro quitándose se escucha y entramos justo cuando ella cae sobre su cama boca abajo.
Es una habitación amplia, color rosa pastel con estrellas azules de estampados en la pared, armario, fotos suyas colgadas como tendedero en su espejo de cuerpo completo, huele bien, este es su olor, es su espacio. Y se siente melancólico.
—Traemos patatas fritas. —Digo en su dirección, y aunque quiero darme un golpe por lo inesperado de mi hablar, ella lo que hace es sentarse, su cabello cubre su rostro y veo las intenciones de sus manos intentando moverse, me acerco entregandole la bolsa en sus muslos, sin embargo logro escuchar un pequeño "gracias" de su parte.
Aquello me hace sonreír como idiota. "¡Me habló!"
Miro al niño, con intenciones de decirle "tráeme el vestido, me caso" pero mejor le bajo el volumen a mis ilusiones.
—¿He-helado?
¿Eh?
—No lo traje. —Se alarma el infante. —Voy por ello, enseguida vuelvo.
Y se va.
Y durante su ausencia estoy re incomodo con ganas de preguntarle a la azabache "¿te gusta el pan?" aunque me en camino a una cama que tiene forma de auto y veo a un stich rosa siendo abrazados por sus delgados brazos. ¡Yo tengo al stich azul!. El crujir de las patatas es lo único que se escucha, así que, como idiota que soy, miro los decorativos de la pared y los muebles.
—Tu hermano es un dulce niño con buenas intenciones. —Idiota, por mas que intentes conversarle no te responderá, de seguro detesta tu presencia.
—Lo es. —Es bajo, sin animo, pero es una respuesta de su voz.
¡Otra vez se dirigió a mí! Dios, danos tu bendición de tener un bonito matrimonio.
Como perrito feliz por la caricia de su dueño, me pongo ansioso viéndola, se ha comenzado a hacer una trenza en su pelo, sus mejillas en un sonrojo leve mientras tiene una patata en su boca. No debería parecerme algo hermoso esta escena, pero lo hace, y enloquece a mi pobre corazón enamorado no correspondido.
—Tengo quince años, usualmente me dicen raro por mi cabello y osado, mayormente por hacer incomodar al pastor de una iglesia a la que voy al preguntarles temas cuestionables. —No se como, pero eleva la mirada con las cejas enarcadas, tan rápido como lo hizo ocasionó estragos en mi interior y se que he suspirado en cuanto ha desviado la mirada.
Traga saliva, su pecho sube y baja, está nerviosa o ansiosa, una de dos o ambos en uno, la cuestión es que decido decirlo por si era lo que quería escuchar.
—Les digo que sentir ira es un pecado, entonces nuestro creador lo ha sentido, al igual que ahora critican a adolescente a temprana edad embarazarse, bueno, las embarazan mas en claro, ya sabes una no se puede embarazar sola a no ser que sea....en fin, me desvío, lo que quiero decir es...
Al instante ingresa el infante elevando el bote de helado sobre su cabeza como si de un premio se tratase. —¡Traje con éxito el helado sin interrupciones de la bestia! —La azabache lo mira aplaudiendo un poco.
Se ha relajado al parecer, estamos bien, no queremos que la azabache te odie.
—Gracias por cuidar a mi hermana en mi corta ausencia. —asiento, le entrega el bote de helado a la azabache y se acerca a mi— Mayormente tiene algo de inquietud, pero no lo veo... ¿qué le hiciste?
Ladeo las manos, y le digo que no hice nada, se ríe por mi intento de defenderme.
Y lo después se resume a mirarla mientras escribe en un cuaderno. Hermosa.
Llueve... y no piensa detenerse.
La lluvia y sus ruidos me dan escalofríos, no soy fan de esta temporada, por lo que el infante, el padre y en un asentimiento de la azabache deciden acogerme esta noche, miro el pronostico en mi celular y según dice que hará calor. Mentira cosa del clima.
El infante me pide que hagamos una casita con sabanas en la sala porque ama ver los relámpagos en el cielo, lo cual me da escalofríos, pero ante su emoción no me niego, y cuando la casita de sabanas esta lista con los sofaces, la luz se va, jodida mierda para darle al niño la idea de contar cuentos de terror, y hay que admitirlo, es bastante bueno y dramático.
La azabache abre la puerta de sabanas justo cuando el niño dice que el tipo asesino le abre el estomago al niño que se metió sólito en ese lio, santa mierda, he gritado como niña porque justo cuando ella abre un fuerte estruendo del cielo se escucha. Muy bien, creo tener los pantalones mojados.
Creo atisbar diversión en su expresión, no lo sé con exactitud, besa las mejillas de su hermano deseándole buenas noches, lo ve por largos segundos, este le sonríe haciendo que sus ojos se abriesen mas y sus pupilas se dilatasen, lo abraza, y creo escuchar decirle que lo ama.
Para cuando se va, él retoma el cuento, sin embargo mi mente esta en esos ojos tristes, como si fuese una despedida.
Estoy exagerando.
No sé en que momento me duermo, pero me despierta una pesadilla, donde mis restos son comidos por cerdos carnívoros, ese infante si que sabe contar cosas de terror y traumatizar a alguien.
Tengo sed, en cuatro gateo hasta la salida y me siento en mis pantorrillas para restregar mis ojos, aun llueve, los relámpagos y truenos se escuchan, hago una mueca y me abrazo cuando el frio me envuelve, las ventanas enormes de la sala están abiertas, creo estar alucinado, quizá aun estoy soñando, es alguna clase de ilusión seguro, pero veo a la azabache encima del barandal de ladrillo, las cortinas se agitan al igual que su cabello en una violencia notoria, está empapada, la lluvia esta convirtiéndola en su aliada, inclino mi rostro a un lado.
Este sueño es extraño.
Pero caigo en la realidad cuando un viento impulsa a la lluvia adentrarse hasta llegar a mi, lo primero que siento es la humedad y escalofrío por la lluvia, y sé, en este momento que no es un sueño.
Sé que todo se nubla.
Todo se convierte en silencio absoluto.
Lo sé, no soy un héroe, quizá un tipo que le gusta involucrarse en situaciones riesgosas, no, no me gusta involucrarme, solo tiendo a hacer cosas locas que luego me asombro por haberlo hecho.
Toda herida no sana, queda la cicatriz, y si aprietas la cicatriz, esta sangra.
Desesperación, abrumación, adrenalina y miedo se acentúa de golpe en mi sistema cuando sus manos están resbalándose las mías, gimo ante los músculos que me están doliendo y tensando por la fuerza que hago para sostenerla, odio la lluvia, odio los relámpagos, odio sus sonidos, pero justo lo odio mas por tener miedo y muchos nervios por fracasar en este punto de vida o muerte.
Suicidarse...ella intento suicidarse.
Jadeo, mis venas duelen, sus ojos apagados me observan, y lo loco de esto es que lo que digo la hace derramar unas lagrimas mezcladas con la lluvia. —Quédate, es una mierda, sentirse vacío y que molestas a todos es una mierda, lo sé, pero.... —Esto es malo, sus manos se me están resbalando— quédate... hay ha quienes alegras por el solo hecho de estar existiendo. No te rindas, Milk. —Un estruendo mas fuerte, un grito detrás de nosotros, mi fuerza disminuye y no me percaté de que estaba de puntillas hasta que, de igual manera, no siento mis pies pisando algo.
Mi cuerpo se raspa con el barandal mientras me resbalo.
Tiendo a meterme en muchos lios, pero en definitiva este ha sido el mas fuerte.
Mi hermano tiende a decir que no soy de los que piensa en uno mismo, sin embargo que soy muy resistente y testarudo, por lo que, en este momento fatídico, alcanzo a tomar su brazo y la abrazo.
Odio la lluvia, odio las tormentas, odios el frio, odio todo lo referente a melancolía, sin embargo, mi corazón ha sido flechado por la señorita de los ojos tristes, ironías de la vida.
Mientras caemos, aunque suene turbio, lo es, hago que su cuerpo este sobre el mio.
Odio la lluvia y sus sonidos, como el sonido de nuestra caída.
FIN
Ahora si que me pase con este final xd.
Vivirán en nuestros kokoros <3
LAS AMOOOO
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