━ paulo dybala.
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La sonrisa divertida qué había en los labios de Gabriela parecía no desaparecer ante la escena que Paulo le estaba haciendo.
— No vayas, no me dejes aquí solito, amor — suplico el argentino mientras se sujetaba más fuerte a la cintura de Gabi y apoyaba su cabeza en la espalda de la morocha.
— Amor, es solo una pequeña fiesta de celebración por algo del trabajo, no voy a tardar mucho. Prometo volver lo antes posible para estar con vos — dijo Gabi mientras se daba la vuelta y miraba a su prometido a los ojos.
— ¿Lo prometes? — preguntó él provocándole que Gabi sonriera tiernamente.
— Lo prometo — respondió la morocha mientras agarraba las mejillas de Paulo y dejaba un pico en los labios de este — Ahora vamos y me ayudas a escoger que ponerme.
La pareja se dirigió a la habitación que compartían para buscar algún conjunto para que Gabriela se colocara para la fiesta/reunión que tenía.
No mentira cuando decía que era algo pequeño, tan solo era una especie de fiesta de bienvenida para el nuevo jefe del bufete donde Gabi trabajaba, ella no pensaba quedarse durante toda la fiesta, solo iba a ir para no ser maleducada, iba a charlar un poco y luego iba a ir directo a su hogar, donde su novio iba a estar esperándola.
Al final, luego de ver varias prendas, la morocha se decidió por una falda gris con cuadros corta, una blusa negra cuello tortuga y un blazer también negro, de calzado escogió unos tacones no muy altos acompañando de unas medias veladas.
— Prometo no demorarme más de una hora, iré a saludar, hablar un poco y luego regreso, te voy a mantener informado de todo, ¿vale? — dijo Gabi mientras terminaba de arreglar su cabello.
— Vale, ten mucho cuidado y no tomes nada.
— Sabes que no puedo.
— Uy, verdad que el nene no te deja — dijo Paulo abrazando a Gabriela por detrás y colocando sus manos en el vientre de esta, el cual estaba solo un poco abultado.
— ¿Qué tal qué sea una nena? — preguntó Gabi levantando una ceja.
— Nah, estoy segurisimo que es un nene.
Gabriela todo los ojos y dio media vuelta colocando sus brazos en los hombros de su pareja.
— Ya te quiero ver cuando nos digan que es una nena.
Dybala rodó los ojos y dejó un beso en la mejilla de su novia. — Lo que tu digas.
— Me voy — dijo Gabi luego de revisar la hora — Nos vemos un rato.
— Me escribís cualquier cosa. Te amo, mi reina.
— Yo también te amo, mi amor.
Gabriela salió del departamento qué compartía con Paulo, tenía su bolso con sus pertenencias dentro y luego de ver que tenía todo lo importante encendió su auto y se dirigió hacia el lugar donde sería la reunión.
— Gabi, llegaste — saludó Laura, su compañera de trabajo, al verla llegar.
— Te dije que iba a venir aunque sea solo un ratito — dijo Gabriela sonriendo.
— ¿Y Paulo? — preguntó Oscar, otro se sus compañeros.
— En casa. Le dije que no viniera ya qué yo no iba a demorarme aquí.
Sus amigos asintieron y siguieron hablando de cosas triviales, Gabriela conoció a su nuevo jefe y casi media hora después decidió volver a casa.
— Gabi, ¿te importaría acercarme a mi casa? No vine en mi carro y ya es tarde — dijo Laura.
— Vamos, te llevo.
— Sos un sol, gracias.
Las dos chicas se subieron al auto de la morocha, Laura de copiloto y Gabi del lado del conductor, obviamente. Las calles se encontraban casi vacías por lo tarde que era y más al ser miércoles, la mayoría de las personas ya se encontraban descansando en sus hogares por lo que muy pocos autos se encontraban en las calles.
Cerca de llegar a la casa de Lau habia un semáforo en rojo y aunque no se veía ningún auto pasar por la avenida, Gabi prefería esperar a que cambiará a verde, justo cuando cambio, la morocha aceleró y avanzó sin ver que a su lado derecho se acercaba un auto hacia ella a gran velocidad.
Gabi intento acelerar para poder escapar pero lamentablemente no pudo y el otro auto chocó contra el de ella fuertemente. El auto de la morocha fue arrastrado por el otro unos cuantos metros y luego dio un par de vueltas.
Gabi y Laura quedaron inconscientes y con graves heridas en sus cuerpos, más Gabriela que Laura ya que el impacto dio directamente en el costado donde ella se encontraba. Humo salía del auto y a lo lejos la sirena de la ambulancia se alcanzaba a escuchar.
Laura despertó quejandose adolorida y miro a Gabriela preocupada.
— Gabi — dijo moviéndola suavemente — Gabriela, despierta — intentó despertarla pero nada parecía funcionar — Gabi, vamos, despertate, por fa.
La voz de Laura empezaba a quebrarse y se quito el cinturón de seguridad como pudo. La ambulancia se podía escuchar más cerca y Laura sentía un pequeño alivio pero aún así su preocupación por la morocha era más grande.
La rubia salió del auto desorientada sin encontrar rastro del auto que las habia golpeado. Sea quien sea el que fuera manejando fue muy cobarde y huyó.
La ambulancia por fin llego y Laura vio como los paramédicos se acercaban a ella.
— Mi- mi amiga, ella- ella no despierta — dijo señalando hacia el auto haciendo que uno de los paramédicos corriera hacia allá rápidamente.
— Señorita, ¿puede decirme su nombre y qué fue lo que pasó? — preguntó el hombre mientras la ayudaba a caminar hacia la ambulancia.
— Soy Laura, nosotras- Gabi estaba llevándome a casa cuando ese auto nos chocó — explicó la rubia como pudo.
— ¿Qué auto?
— Huyó — fue lo único que respondió — Tienen que ayudar a Gabriela, esta embarazada.
— Mi compañero se está haciendo cargo de ella ahora mismo.
Un par de segundos después otra ambulancia llego junto con la policía. Los paramédicos qué venían en la otra ambulancia corrieron con la camilla hacia donde estaba Gabriela y Laura pudo ver como la subían a esta y volvian al vehículo.
— ¿Cómo está ella? — preguntó Laura preocupada.
— Va a estar bien — respondió el paramédico sin decir nada más.
— Tengo que llamar a Paulo, debo decirle que Gabriela esta en el hospital — dijo Laura poniéndose de pie y caminando hacia el auto destrozado donde se encontraban sus pertenencias.
— Señorita, espere.
Laura fue detenida por el hombre que la estaba ayudando pero ella se soltó bruscamente y camino como pudo hacia el auto, saco su bolso y el de Gabriela y busco el celular de esta última para llamar a Paulo.
— Vuelva a la ambulancia, por favor — dijo el mismo paramédico de antes guindola al vehículo donde unos oficiales se encontraban ahí esperándola.
Laura desbloqueo el celular de Gabriela y llamó a Paulo.
Después de que timbrara 2 veces el hombre contestó.
— Amor, ¿todo bien?
— Paulo, soy Laura.
— ¿Laura?
— Gabi y yo tuvimos un accidente, ella está en el hospital ahora mismo.
La noticia le cayó a Paulo como un balde de agua fría. Se sentó recto en la cama matrimonial donde estaba acostado antes y su cara perdió todo el color que tenía.
— ¿Qué?
— Gabi me estaba llevando a casa cuando un auto nos chocó.
— ¿Donde está? — preguntó Paulo mientras agarraba las llaves de su auto y salía del departamento.
— La llevaron al hospital. Paulo, Gabi no despertaba.
Dybala sintió como su mundo se venía abajo y se paralizó por un momento.
La idea de perder a Gabriela jamás se le había cruzado por la cabeza por lo que el miedo que sentía era tan grande que no lo hacía pensar correctamente.
— Voy para el hospital, nos vemos allá — dijo Laura colgando la llamada.
Paulo manejo lo más rápido que pudo hacia el hospital de la ciudad con la angustia y el miedo recorriendo su sistema.
No podía perder a Gabriela. Ni a ella, ni al bebé, no soportaría perderlos.
Cuándo llego al hospital pregunto por ella en recepción rápidamente.
— ¿Cuál es su relación con la paciente? — preguntó la enfermera.
— Soy su prometido.
La enfermera asintió y siguió buscando información de Gabriela.
— Esta en cirugía ahora mismo. Sufrió de un trauma y tuvo que ser llevada de inmediato al quirofano.
Paulo sentía como si mundo se derrumbaba lentamente al recibir malas noticias tras malas noticias.
Laura al ver a Dybala en la recepción se acercó a él rápidamente.
— Paulo — lo llamó haciendo que él se girará a verla.
La rubia al ver el estado del oji verde se acercó y lo abrazo lo que provocó que Paulo dejará salir todas las lágrimas qué tenía acumuladas desde que se entero del accidente de su novia.
Laura llevo a Dybala hacia la sala de espera del hospital y los dos se quedaron ahí esperando noticias de la morocha.
— No puedo perderla — dijo Paulo con la voz quebrada haciendo que Laura lo mirara.
— No vas a perderla, ella es fuerte y va superar esto — dijo Laura intentando creer ella misma en sus palabras.
Dybala escondió su rostro en sus manos y Laura suspiró.
— La policía ya ubicó al tipo que nos chocó, al parecer estaba borracho y no se dio cuenta que el semáforo cambio.
— Hijo de puta.
— Familiares de Gabriela Barrera — dijo un doctor ingresando a la sala haciendo que Paulo y Laura se levantarán de inmediato.
— Soy su prometido, ¿Cómo está ella?
— Lamento mucho informarle que la señorita Barrera falleció, sufrió de un fuerte traumatismo craneoencefálico y perdió mucha sangre, falleció durante la cirugía. Lo siento mucho, no pudimos hacer nada más.
Laura sollozo y se sentó de nuevo mientras lloraba y cubría su cara con sus manos, mientras que Paulo quedo paralizado aún intentando procesar la noticia.
Gabriela se había ido.
— ¿Dónde está? — preguntó con voz neutra mirando al doctor.
— Señor-
— ¿Dónde está mi mujer? — interrumpió Paulo al médico.
— Sígame — dijo el doctor después de suspirar.
Luego de caminar por un largo pasillo llegaron a una habitación donde se encontraba Gabriela.
Paulo al ver el cuerpo de su novia pálido y lleno de moretones sintió como algo en su interior se rompía y solo pudo acercarse a ella y empezar a llorar mientras agarraba sus manos frías y la abrazaba.
Su mayor miedo se había cumplido.
Había perdido al amor de su vida.
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