━ neymar jr.
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El silencio reinaba en la gran sala donde Lydia se encontraba rodeada de cientos de cartas que se suponía eran invitaciones de boda y de recortes que antes formaban fotos donde aparecían ella y Neymar, su prometido.
Sus ojos miraban a un punto fijo, su expresión se encontraba neutra y para lo único que se movía era para alcanzar la botella de vino que estaba a su lado y tomar grandes sorbos de ella. Lydia sentía como si su mundo se hubiera detenido, como si le hubieran arrancado un pedazo de su ser y como si le hubieran abierto los ojos luego de andar por años a oscuras.
Su mente se encontraba en blanco y luego de su ataque de ira en donde destrozó todo a su alrededor, no sabia bien que hacer.
Sus ojos se desviaron al sobre que se encontraba sobre la mesa de centro que decoraba la sala, el cual contenía fotos de su prometido con diferentes mujeres en diferentes lugares y volvió a tomar un gran sorbo de vino mientras miraba con recelo aquel sobre. Seguro que cualquier otra persona no reaccionaria de la misma manera que ella pero el haber dedicado seis años de su vida a una persona que rompió todas sus promesas y volvió añicos toda la confianza y amor que le tenia, hacia que ella se volviera una persona irracional y que actuara de acuerdo a sus instintos.
Lentamente Lydia se levantó del suelo y con la, casi vacía, botella de vino en mano camino hacia la habitación que compartía con su pareja, sacó una maleta y comenzó a empacar la ropa de él dentro de ella.
Al terminar, se sentó en el suelo y su respiración se volvió irregular mientras dejaba salir todas las lagrimas que había acumulado desde que se entero de la infidelidad de su prometido. Se terminó la botella de vino rápidamente mientras deseaba que esta se llenara mágicamente para poder seguir ahogándose en licor y no pensar en el dolor que sentía en su pecho.
Lydia no supo en que momento las lagrimas pararon de salir, sus ojos nuevamente se encontraban viendo a la nada y su respiración estaba tranquila. Sabia que probablemente el rímel se le había corrido y que tenia la cara manchada pero ese era el último de sus problemas.
Se levanto del suelo y camino hacia su mesa de noche para sacar un cigarro y encenderlo, la voz de Neymar diciéndole que aquel vicio la iba a matar inundo su mente y luego de soltar una risa sarcástica llevo el cigarro a sus labios para darle una calada. Con pasos torpes se dirigió al balcón y una vez que se sentó en una de las sillas que habían allí se dedico a acabar su cigarro y a pensar en que haría cuando Neymar llegara.
Unos diez minutos después, Lydia había acabado su cigarro y ahora se encontraba inmóvil con la mirada perdida. El sonido de su celular la trajo de vuelta a la realidad por lo que se levanto y camino hacia la mesita de noche donde se encontraba su celular.
Mi amor
Cielo, los chicos van a ir un rato a
la casa con sus mujeres, ¿Podrías
preparar algo y arreglar todo? Te amo.
👍🏻
Lydia sonrió sarcástica al leer el mensaje y decidió arreglarse y arreglar todo. No queria formar un escandalo frente a sus amigos por lo que "arreglaría" todo en cuanto estuvieran ellos dos solos. Luego de tomar una ducha y de arreglarse apropiadamente, bajo a la sala donde recogió todas las cartas y fotos del suelo metiéndolas dentro de un bote de basura metálico diciéndose mentalmente que luego se encargaría de ellas.
Se dirigió a la cocina y comenzó a preparar unos espaguetis, cualquier persona que la observara diría que parecía un robot en automático, tan solo se dedicaba a revolver los espaguetis con expresión neutra, la mirada fija en la cacerola y con su mente pensando en todas las cosas que cambiarían luego de que hablara con Neymar.
Aproximadamente una hora despues los espaguetis ya estaban listos y en cualquier segundo Neymar llegaría junto con Kylian, Marquinhos, Achraf y las mujeres de cada uno de ellos.
— Hola cielo, ya estamos acá — la voz de Neymar llego a los oídos de Lydia, quien simplemente suspiró .
¿A cuantas más no llamará asi?
Lydia parpadeó borrando ese pensamiento de su cabeza y sonrió falsamente en cuanto vio a Neymar entrar al comedor.
— Amor.
— Hola — saludo ella moviendo ligeramente su cabeza evitando que sus labios se encontraran con los de él en cuanto se acerco a ella — Hola, ¿Cómo van?
Saludo a los demas con falsa alegría y luego de charlar un poco, todos se sentaron en el comedor para empezar a comer.
— Esto esta delicioso, Lydia — dijo la novia de Kylian recibiendo una sonrisa de parte de Lydia.
— Mi chica es una gran cocinera — dijo Neymar con una sonrisa mientras agarraba la mano de su prometida y se acercaba para darle un beso en la mejilla. Lydia acerco su mejilla mientras sonreía de forma incomoda y luego de manera disimulada alejo su mano de la de Neymar.
Todo transcurrió con normalidad luego de eso y casi dos horas después todos se fueron a sus casas. Lydia aprovecho que Neymar había salido un momento para despedirse de los demás y caminó hacia la habitación para sacar el sobre que le había llegado ese mañana y que cambio su vida para siempre.
Bajó, se sentó en una de las mesas del comedor, se sirvió una copa de vino y espero a que Neymar entrara.
— Los espaguetis estuvieron deliciosos, cielo — dijo el brasileño con una sonrisa que desapareció lentamente al ver la expresión de seriedad de Lydia —¿Pasó algo?
Lydia deslizó el sobre que estaba en la mesa hacia él sin pronunciar ni una sola palabra y tomó un poco de su copa de vino mientras lo observaba abrir el sobre.
— Tu ropa esta empacada en unas maletas en mi habitación, asegúrate de no dejar nada porque si llego a encontrar alguna cosa tuya, la quemo — dijo Lydia con expresión neutra mientras miraba como Neymar parecía un manojo de nervios y miedo sin saber que decir — Agredece que no queme tu ropa antes de que llegaras, debería haberlo hecho, pero se que soy mejor que eso y no lo hice.
Acabo rápidamente su copa de vino y se levantó dándole la espalda a Neymar y caminando hacia la sala.
— Lydia, mi amor-
Neymar se quedo callado al ver como la peliroja levantaba su mano interrumpiendolo.
— No me interesan tus excusas o explicaciones. No te preocupes por avisarles a los invitados que la boda se cancela, de eso me encargo yo. Ah, y por cierto... — Lydia se dio la vuelta colocando el anillo de compromiso en la mesa del comedor justo frente a él — te devuelvo tú anillo, espero que encuentres a quien dárselo. O la verdad no, es mejor que te quedes solo a que estés con alguien más y la estes lastimando. Un pequeño consejo, si en en serio necesitas que te estén dando atención todo el tiempo porque no te sientes bien contigo mismo, vuelve a casa de tus padres, te aseguro que allá te darán toda la atención que quieres así no vas a tener que estar buscando diferentes mujeres para que te den esa atención que tanto necesitas.
Lydia se dio la vuelta y camino hacia la cocina para agarrar la botella de vino que se estaba tomando, el bote de basura en el que se encontraban las cartas y fotos y una caja de fósforos, y luego se dirigió al patio dispuesta a quemar todo lo que estuviera en ese bote.
Neymar, quien permanecía en silencio mirando a la peliroja, caminó hacia la habitación después de soltar un suspiró dispuesto a agarrar sus maletas y salir de ahí. La había cargado hasta el fondo con Lydia y sabía que ya no iba a poder recuperarla por mucho que lo intentará. Luego de verificar que todo estuviera en esas maletas, se dirigió al patio para buscar a Lydia y pedirle perdón, aunque sabía que eso no serviría de nada.
Al llegar al patio encontró a la mujer fumando un cigarro y observando el fuego que quemaba todo dentro del bote de basura. Suspiró mientras se acercaba y al estar a unos metros se atrevió a hablar.
— Ese vicio te va a matar algún día — dijo él mirando la espalda de Lydia.
— Ojalá lo haga pronto — respondió Lydia sin mirarlo.
— Lo siento. Se que no servirá de nada pero en serio lamento lo que te hice, fui un estúpido y me arrepiento de haberte lastimado. Espero que algún día puedas perdonarme.
— Sabes bien donde queda la salida.
Neymar suspiró y se dio la vuelta para dirigirse a la puerta de la casa mientras tanto Lydia siguió acabando su cigarro mientras observaba como el fuego consumía todas las cartas y fotos que alguna vez le produjeron alegría, a la vez que su corazón se encogia por el dolor de haber sido traicionada.
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