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FREDDxOWYN 1/4

Liso e inmaculado.

Casi sin ninguna imperfección. Blanco y puro. Amplio y alto.

Cuando era pequeño le parecía inmenso.

Casi tan inmenso como la soledad que sentía ahora mismo.

Contemplar el techo de su habitación tal vez no había sido la mejor idea de Fred para desconectarse de su realidad, no si hacerlo le recordaba lo solo que se sentía en estos momentos. Aunque para ser totalmente honestos, Fred podría estar viendo o haciendo cualquier cosa, y aun así sus pensamientos seguirían martirizándolo sobre su inminente soledad de aquí hasta el resto de sus días.

Es cierto, tenía a Freddy, pero ¿De qué servía una habitación para dos personas si una no estaba ahí? Ver el espacio que normalmente ocupaba su hermano cada tarde después de clases lo hacía golpear duramente con la realidad de la que quería escapar al principio, una realidad que incluía a su hermano y su ex pareja en una cita justo en este momento.

No sabía cómo habían acabado en esta situación. Es verdad que Golden y él ya no sentían lo mismo por el otro, después de casi dos años de relación habían decidido que lo suyo no podía seguir de esa manera, hablaron y quedaron como los buenos amigos que eran al principio. Fred pensó que el tema había quedado totalmente zanjado luego de que le devolviera las últimas pertenencias que tenía en su poder al rubio, lo que no espero es la conversación que tuvieron posteriormente.

- Ya no somos novios... ¿Cierto? – Dijo titubeante el cantante

- Exacto – Fred estaba extrañado por la pregunta

- Podemos salir... con otras personas... ¿Verdad?

- Obviamente. Terminamos, lamparita.- En verdad el pelinegro no estaba entendiendo nada de lo que le decía el rubio

– Normalmente cuando uno no tiene pareja, sale con otras personas

- Si, bien... – El oji gris se veía muy incómodo – Pensaba salir con alguien y... es alguien... muy... muy cercano a ti... no sabía si...

- No me molesta si es lo que crees – Fred le sonrió con suficiencia.

Era verdad, para nada le molestaba que saliera con algún amigo suyo, si era de la banda mucho mejor. Lo haría venir temprano a las prácticas.

– Somos libres de salir con quien queramos, rubiecito-Con esa frase se había despedido de su ex novio.

Hasta ese momento no creyó que le molestaría ver a Golden con otra persona, a menos que esta le quitara su tiempo de ensayos o conciertos, y, aunque así fuera, poco podría hacer pues ya no era alguien que pudiera imponer su decisión al rubio. Lo había dicho, eran libres y no se debían rendir cuentas entre ellos.

Cuando su hermano se presentó frente a él unos días después, con una actitud muy parecida a la de Golden, tuvo que tomarse unos minutos para asimilar lo que acababa de decirle "¿Puedo salir con Golden?" no es una frase que esperaba escuchar de sus labios, lo sorprendió enormemente, casi queda catatónico cuando el castaño admitió tener una cita con el mayor dentro de algunas semanas, después de una gira del artista, según le había dicho su hermano completamente feliz luego de no ver muestra de enojo en el pelinegro. Fred no sabía cómo tomar la noticia. Por una parte se sentía feliz por su hermano, sería su primera cita y conociendo a Golden lo llenaría de obsequios y halagos hasta el final de la velada, no le cabía duda de eso.

Por otra parte, se sentía ¿desplazado? ¿Ignorado? No entendía que sentimiento se instalaba en su pecho al saber que, si esos dos eran pareja, él sería desechado a un lado de sus mentes. Adiós a las tardes jugando con su hermano en la consola o componer música y ensayar hasta tarde con el vocalista, y bienvenidas sean las charlas cursis, las citas de fin de semana y la miel que derrocharían esos dos juntos. Toda su vida había tenido que compartir cosas con su hermano, desde ropa interior hasta recamara, pero ¿Compartir el mismo novio? Nunca llego a imaginarlo, ahora entendía cuando las personas decían que ambos tenían gustos similares.

No estaba celoso, Fred estaba completamente seguro de eso mientras volvía a ver el techo, Golden ya no le atraía para nada y Freddy parecía muy ilusionado con el rubio. Estaba feliz por ellos, parecía que su relación duraría más que la suya con el ojigris, no había mejor partido para Freddy que Golden y Golden no pudo encontrar persona más tierna que Freddy, eran tal para cual. Tal vez lo que sentía era envidia, sí, porque ahora sus dos personas favoritas se tenían a ellas para entretenerse, mientras él... bueno, él tenía al aire.

Dejo sus pensamientos guardados al fondo de su mente en cuanto su hermano entro totalmente sonrojado a la habitación. El de ojos oscuros sonrió, no hacía falta preguntar qué había pasado, la cita había sido un rotundo éxito; Freddy se sentía feliz, mientras Fred pensaba en lo que haría con tanto tiempo libre desde ahora.

TRES AÑOS DESPUES

Al pelinegro no le tomo mucho tiempo encontrar una distracción recurrente, las fiestas que organizaban sus compañeros siempre lograban sacarlo del letargo en el que parecía sumirse casi todos los días. Los únicos días donde se podía ver a Fred más alegre eran los días viernes o sábado, días de fiesta o resaca respectivamente. Desde que el castaño y rubio habían formalizado su relación, o incluso antes, Fred parecía haberse cerrado herméticamente a casi cualquier estimulo que no fuera el alcohol o presentaciones con la banda.

El pelinegro intentaba enviarle un mensaje a su hermano para que viniera por él, pero parecía inútil, aparte de un ebrio Fred presionando teclas aleatorias, también se debía considerar que era el primer aniversario de la parejita, por lo que ninguno le prestaría atención a sus teléfonos por lo que resta de la noche. Aun sabiendo esto, el de ropas oscuras quiso internarlo una vez más antes de voltearse hacia el retrete y vomitar lo poco que había comido antes de llegar a la fiesta. No es necesario decir que no recibió respuesta de ninguno. Se recostó sobre las baldosas del suelo, mirando de vez en cuando el celular antes de que lo atacaran las náuseas de nuevo.

Los pensamientos de hace un año volvieron a su cabeza, ahora si podía afirmar que lo que sentía era envidia, pero no de la relación que mantenían esos dos, sino de la compañía que se hacían el uno al otro. Odiaba sentirse de esa manera, quería estar totalmente feliz por la relación de esos dos, no sentirse un ermitaño cada que veía lo unidos que eran u odiar a alguno de los dos solo por quitarle tiempo con el otro. Necesitaba a Golden, pero no como la pareja que habían intentado ser, para nada. Lo suyo con Golden se había basado en algo más físico que sentimental, porque ambos eran como el agua y el aceite en lo referente a sentimientos, gustos, pensamientos, vamos, que fuera de la cama no tenían casi nada en común aparte de su amor por la música. Era cierto que el rubio era una pareja cariñosa y paciente con él, Fred no podía quejarse de eso, pero también era algo despreocupado y caprichoso, cosa que llegaba a molestar el pelinegro. A Fred le gustaba recibir los cuidados de una pareja, pero también sabia defenderse, no era una damisela en apuros, no necesitaba que lo protegieran todo el tiempo, tampoco quería a alguien que lo consintiera en todo, quería a alguien que supiera controlarlo y que tuviera cierta competitividad con él, para darle algo de emoción a la relación. Probablemente no necesitaba todas las especificaciones de "pareja perfecta" que tenía en su mente; el único requisito imprescindible, pensaba mientras devolvía el desayuno de la semana pasada en el retrete, era que estuviera con él en momentos así, ya sea dándole caricias en su espalda y recogiendo su cabello mientras le daba un sermón sobre no beber tanto, o igual de ebrio que el ojinegro y vomitando en el mismo lugar mientras se decían incoherencias entre ellos e intentaban pararse sin éxito. Quería a alguien que estuviera ahí, para no sentir la soledad tan cerca suyo, para hacer estupideces juntos. Para lo que sea, pero juntos.

Salió del ascensor de su edificio y se dirigió hacia el departamento que compartía con su hermano, ni tiempo tuvo de meter la llave en la cerradura cuando la puerta se abrió de par en par, dejando ver a unos enojados Golden y Freddy que parecían tener una pelea bastante acalorada.

- ¡Fuera de aquí!

- ¡Bien! ¡Cuando pienses mejor las cosas volveré!

- ¡Ya dije que no! ¿¡Estas sordo!?

- ¡Tú eres el que no escucha!

- ¿Chicos? – Fred estaba algo impresionado. Nunca los había visto pelear así

- ¡Ahora no Fred!

- ¡No le grites a mi hermano! ¡Esto es entre tú y yo!

- ¡Tu no me das ordenes!

- ¡Tú tampoco! ¡Así que vete de mi casa! ¡Ahora!

- ¡No, hasta que respondas!

- ¡Dije que no! ¿¡Quieres que te lo deletree?! N-O

- ¡Eres tan inmaduro!

-¡Mira quién lo dice!

Antes de que la pelea pasara a mayores Fred intervino.

Después de alejar a Golden de Freddy, logro convencer al rubio de que volviera cuando su hermano estuviera más calmado y el mismo pensara bien las cosas, era en estos momentos cuando agradecía haber salido con el ojigris, sabia como calmarlo. Entro al departamento junto con su hermano en cuanto el rubio se fue.

Con su hermano fue otra historia, el castaño estaba tan enojado que lanzo la mayoría de los cojines y almohadones que encontró por todo el departamento, cuando estuvo a punto de lanzar un portarretrato, se detuvo, se desplomo sobre su cama, y abrazo la almohada más cercana.

- Entonces... ¿Qué paso entre la antorcha humana y tú?

- No le digas así – dijo el ojiazul con un ligero reproche, aun abrazando la almohada

- ¿No es obvio? Peleamos

- ¿Puedo saber por qué? – Decía poniendo los ojos en blanco.

– Últimamente pelean por tonterías, pero todo se soluciona con un abrazo o esas cosas cursis ¿Qué paso esta vez?

- Bueno... Sabes que Golden se ira por algunos meses ¿verdad?

- A promocionar una marca... de tomates creo... – dijo rascándose la parte trasera del pelo, no había prestado mucha atención cuando Golden se lo dijo

- Salsa de tomate en realidad, pero ese no es el punto – Ahora tenía su vista clavada en su hermano

– El vino hoy para darme un obsequio...

- ¿Eso es bueno no?

- No cuando el regalo es un perro- Freddy mirada seriamente a su hermano.

–Le dije que no podíamos tenerlo en el departamento, pero el insistió e insistió. Me negué de todas las maneras posibles, pero no entiende

- Espera – Fred estaba estupefacto.

– Me estás diciendo que toda esta pelea ¿Fue por un perro? – Cada vez entendía menos de las relaciones amorosas.

- Eso dije – Para el castaño parecía ser un tema serio.

– Sabes que no se admiten mascotas y no quiero dejarlo con mamá

- Vive a media hora de aquí, no es una mala idea. Sabes que mamá ama los perros

- Lo sé, pero... - Abrazo más fuerte la almohada mientras hundía su cabeza en ella – es un regalo de Goldy... pensara que no lo quiero... y se ira un tiempo... quiero tener algo de él...

- Existen las video llamadas ¿lo sabias, verdad?– Fred se sentía superado por la situación-Yo... mmm... saldré un momento ¿vale? Mientras, piensa como decirle eso a Golden. Lo llamare y le diré que nos vea en la cafetería de la esquina.

- Gracias – Freddy lo abrazaba.

– Eres el mejor hermano del mundo

- Lo que sea por mis dos personas favoritas – Decía el pelinegro mientras le revolvía el pelo al castaño.

Una vez fuera del edificio, se sentó en el borde de la acera, no tenía intención de ir muy lejos, y miro hacia el cielo mientras estiraba los brazos. El amor era complicado, esa había sido su conclusión a partir de lo visto en todas las parejas cercanas a su círculo social. Parecía que era el mes de las discusiones porque era la quinta vez que se topaba con una pelea de pareja, si no eran su hermano y su ex, eran su guitarrista y el chico peli celeste de otra banda, por supuesto no olvidemos a Foxy y Chica, al menos la rubia sabia como terminar con un golpe la pelea, literalmente.

Debió suponer que en algún momento el vocalista y su gemelo tendrían alguna pelea, casi tres años de una relación perfecta no era normal, al menos sus peleas no pasaban de un día. Agradecía el no tener alguien a su lado, así se libraba de ese tipo de escenas o de todo lo relacionado con una relación romántica. Hace mucho había superado el hecho de que tal vez la soledad sería la única que se quedaría junto a su ser hasta el fin de sus días, tal vez no estaba hecho para las relaciones, pero no le molestaba ni le deprimía como lo hacía antaño. Se había acostumbrado a estar solo, además que ver a tantas parejas a su alrededor solo lo convencía cada vez mas de que no quería tener a alguien a su lado por un largo, largo tiempo; los había visto sonreír, rabiar y llorar por amor, cuando lograron formalizar solo había sido una extraña mezcla entre todos esos sentimientos, unos más que otros dependiendo de la relación, sumándole el típico atontamiento propio del enamoramiento; él no quería sentir ese popurrí de emociones, muchas gracias. 

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Escrito por: LilaCeleste 

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