
Advent calendar - Noche 5 (88)🏎
Calendario de adviento de pilotos. Día 5/7
LANDO NORRIS
Disfruten :)
🎄Candle wax🎄
-----------------
Las vacaciones no pudieron haber comenzado peor.
Vuelos demorados, comidas frías en el aeropuerto, problemas con el auto que habíamos alquilado, y caminos congelados por la inesperada tormenta que había azotado la ciudad sin ningún tipo de advertencia. Aunque bueno, siendo pleno diciembre en Aspen, se debe esperar lo inesperado.
Para cuando llegamos finalmente al hotel, Lando quedó todavía más decepcionado cuando le dijeron que, debido a dicha tormenta, se habían suspendido todas las actividades hasta nuevo aviso. No esquí, no caminatas en la nieve, ni siquiera usar el teleférico. Absolutamente nada.
¡Pero hey! Nos ofrecieron una cena romántica a la habitación junto con un extenso catálogo de películas navideñas para acompañar la velada.
A decir verdad, ese plan suena perfecto para mí. Me encanta la nieve, y por supuesto que me encanta Lando, pero las actividades extremas no son lo mío. Tenía planeado quedarme sentada en el teleférico tomando fotos desde las alturas mientras él esquiaba. Pero a decir verdad, viéndolo tan frustrado por el drástico cambio a su itinerario el día de hoy, lo hubiera acompañado de ser posible.
La habitación es preciosa. Algo oscura debido a la nevada que acontece afuera, pero sigue siendo muy acogedor. La chimenea se encarga de brindar el calor suficiente para no morir congelados, y las mantas que adornan la cama te incitan a enrollarte en ellas y no salir jamás.
Llevaron la cena minutos después, cubierta con tapaderas de plata dignas de cualquier película, pero nada de eso parecía ayudar en su estado de ánimo.
- Para quedarnos a comer en nuestra habitación mejor nos hubiéramos quedado en casa. - se lamenta, sentándose en el borde de la cama.
- No hay nieve en Mónaco, Lan. Mira la vista. - respondo señalando el amplio ventanal frente a nosotros. Hemos venido aquí antes, por eso sé que en otras circunstancias, podríamos ver el bosque nevado y las blancas montañas atrás. Ahora nos conformamos con la nieve que se arremolina en los alrededores del vidrio, pero algo es algo.
- Sí, supongo que tienes razón. Y yo sé que dijeron que en un par de días podremos hacer todas las actividades y eso, pero realmente tenía ganas de hacer algo divertido hoy.
- ¿De qué hablas? ¿Ver Los fantasmas de Scrooge no te parece divertido? - pregunto para sacarle una sonrisa, y me siento un poco mejor cuando lo logro.
Enciende las velas del pequeño candelabro de mesa que habían traído como decoración junto con la comida, pero noto que le da vueltas al encendedor sobre su mano, como si estuviera callado a propósito para que una idea no se le escapara, demasiado concentrado en el fuego inmóvil que está frente a él.
-¡Oh! ¡Lo había olvidado! Traje algo para nosotros.- dice con una sonrisa, corriendo hasta su maleta como un niño pequeño cuando recuerda que empacó sus pijamas del rayo McQueen.
Pero no tengo idea de lo que pueda tener en mente, así que lo espero sentada sobre el sillón mientras revuelve sus cosas dentro de la maleta, regresando a mi lado instantes después con una caja del tamaño de un libro. La pone entre nosotros, y no puedo evitar mi confusión cuando le quita la tapa, revelando su contenido.
Dentro, hay un par de velas color de color rojo brillante. Nada más.
- Velas. ¿Trajiste velas a un viaje de esquí?
- No son cualquier tipo de velas. Las compré en una sex shop. - dice sacando una de ellas del empaque. - Me pareció que, como ya nos gustan este tipo de cosas, podríamos experimentar con esto también.
¿Una qué? No debería sorprenderme. De hecho, creo que debería sorprenderme que no lo hubiéramos hecho antes, porque la verdad es que el sexo es un área en la que habíamos experimentado. Mucho.
Pero de todas formas, hay diferentes tipos de dolor: el placentero, ese que Lando ya tenía medido perfectamente en mí, y el dolor que ni siquiera es divertido. Y este parece entrar en esa segunda categoría.
- Lando, espero que me vayas a pedir que las use en ti, porque esto ni de loca.
- ¿Qué? la última vez me amarraste, me hiciste rogar por ti, y me hiciste llorar porque no me dejabas correrme...
- Ajá, ¿y? Es parte de nuestro trato.
- Así es... ¿sabes a quién le toca ahora?
Fuck, fuck, fuck. Lo había olvidado. Regularmente no tengo problema con experimentar cosas nuevas, pero preferiría experimentar con otra cosa, lo que sea.
- ¿Vas a quemarme con la cera? Mi umbral del dolor está en números negativos, Lando.
- No, no. Son velas especiales. La cera no quema ni de broma remotamente similar a una vela normal como éstas. - dice señalando las decorativas con un movimiento de cabeza.- Y no sé... había estado fantaseando con eso desde hace mucho. Las compré hace un par de meses, pero quería usarlas en un momento como este, por eso las traje, por si se daba la oportunidad.
Se ve realmente emocionado por intentar esto, y ciertamente había visto algunas películas donde se hace referencia a que se pasa un buen rato con este tipo de cosas, así que, al verlas lucir tan inocentes sobre la cajita, decidí darles el beneficio de la duda.
- ¿Me prometes que no duelen?
- Te lo prometo. ¿Quieres que lo intente primero?
- Por favor.
Asiente, desabrochando los primeros botones de su camisa. ¿Pero qué hace? Pensé que lo probaría en el brazo o algo así, como una persona normal.
Se recuesta contra el respaldo del sillón estirando su cuello y dejando que la vela trabajara su magia. Los ojos de Lando derraman lujuria pura, pero reflejan el pequeño fuego que se encargaba de consumir con lentitud el objeto.
La cera en efecto se ve diferente, un poco más líquida que una normal, y noto que definitivamente hay una diferencia cuando un par de gotas caen sobre la piel de Lando.
Mi novio, que está con los ojos cerrados, tiene una reacción que me hizo desear estarle haciendo eso yo misma: para empezar, estoy segura de que ese primer gemido que soltó cuando la cera hizo contacto con su piel, fue completamente involuntario. Pero la mano que llevo a su cuello, ejerciendo presión al ahorcarse, fue a propósito, estoy convencida.
La cera se desliza por su pecho, derritiéndose hasta secarse sobre su piel, y Lando no puede evitar soltar jadeos mezclados con su característica risa nerviosa. Pero las gotas siguen cayendo, y él parece disfrutarlo cada vez más.
Incluso llega a parecerle divertido. Y a mí; excitante.
Por eso no me lo pienso mucho cuando, dominada por semejante espectáculo que estaba montando para mí, me siento sobre su regazo, con mis piernas a cada lado de su cuerpo. La mano de Lando se instala rápidamente en mi cintura, teniendo cuidado de no derramar la cera sobre la tela del sofá con la otra.
- Te ves muy sexy haciendo eso. - susurro contra su oído, restregándome contra su entrepierna, encontrándome, de repente, muy necesitada de él.
- ¿Ah, sí? ¿Con la cera, dices? - pregunta dejando caer un par de gotas más sobre su pecho, aprovechando que ya le había abierto su camisa por completo. - ¿Quieres probar tú? Ya te diste cuenta de que no duele en lo absoluto. Y a mí me encantaría verte así, haciendo lo mismo que yo, disfrutándolo tanto como yo lo hice...
Pero se interrumpe a sí mismo cuando siente la calidez de mi mano perderse dentro de sus pants, estimulando su miembro hasta lograr dejarlo sin aliento. Verlo de esa forma había sido lo único que había necesitado para excitarme y dejarme dispuesta a rogar por un poco de su contacto. Tiene los labios entreabiertos, suspirando con los ojos en blanco conforme aumento la velocidad de mi mano sobre su polla.
- Este no fue el trato. - susurra, pero no hace nada por detenerme.
- Lo sé, pero no veo que te quejes. ¿Quieres que siga? Tal vez las velas no se desperdicien, puedo usarlas en ti, ¿te gustaría?
Deja que siga masturbándolo por un momento más, casi aprovechándose de mi buena voluntad, porque poco me faltaba para caer en cuenta de que por más que estuviera disfrutando esto, no era lo que quería.
- Quiero que me dejes hacerte esto. Te conozco, sé lo que te gusta, y te va a gustar si me dejas.
Puedo ver que realmente le interesa probar esto conmigo, así que después de echarle un vistazo a la cera seca sobre su pecho, como si necesitara un recordatorio de lo mucho que disfruté de verlo hace un rato, asiento y le doy el visto bueno.
Sonrió como un niño pequeño en navidad, apagando la vela y sosteniéndome por mi trasero para llevarnos hasta la cama, dejándome justo en el medio de ésta. No comienza de golpe, sino que lleva sus labios a mi cuello, aprovechando para posicionarse encima de mí esta vez. Su cuerpo aprisiona el mío, y mi espalda se arquea cada vez que sus dientes rozan la piel de mi pecho.
Me toma de las muñecas para ponerlas encima de mi cabeza, sosteniéndolas con una mano mientras que con la otra, desabrocha mi pantalón.
- No las bajes.
- ¿Qué estás haciendo? Creí que querías usar las velas.
- Y lo haré, pero antes quiero pagarte el favor.
Sonrío con gratitud al saber que finalmente, voy a obtener algo de su parte luego de nuestra corta pero satisfactoria sesión en el sofá. Los dedos de Lando se abren paso entre mis pliegues, acariciando mi intimidad con benevolencia, y yo recibo a cambio la sonrisa arrogante en la cara de mi novio, perfectamente consciente de lo que provoca en mí.
- Cierra los ojos. - demanda encendiendo la cera nuevamente. - Lo vas a disfrutar más.
Entonces le hago caso. Supuse que, si ya estoy en estas condiciones, ¿qué más da una instrucción?
Cierro los ojos y relajo mi cuerpo, pero la expectativa de lo que yo sé que está a punto de pasar, me consume. ¿Me va a gustar? ¿Va a doler?
Suelto un gemido mezclado con un grito casi imperceptible cuando siento la cera caliente chocando contra mi piel por primera vez. Mis manos apuñan la sábana debajo de mí, arqueo la espalda y me retuerzo bajo el cuerpo de Lando como respuesta, todo eso pasando al mismo tiempo ante aquella nueva sensación. Pero él se muestra firme, viéndome con orgullo mientras espera a que me acostumbre al ligero ardor que se había asentando en ese punto.
Se siente un cosquilleo caliente en la zona, casi electrizante, pero definitivamente nada doloroso. Me gusta.
- Shh, está bien. - susurra para tranquilizarme, pero quiero decirle que no es necesario porque de hecho me gustó más de lo que imaginé. - Es diferente al principio, lo sé - y es entonces que comienza a esparcir la cera sobre mi piel con su dedo, llevándola más allá de donde había caído. - Pero si continúas, te va a gustar.
Entonces noto que está acariciando uno de mis pechos con su pulgar, pero su mirada sigue en mis ojos, dándome ánimo para continuar. Quiero decirle que siga, que necesito más. Que había iniciado algo, y estaba en su deber de terminarlo.
- ¿Quieres que siga? ¿Qué sientes?
- Se siente bien. Continúa.
Esboza una sonrisa de oreja a oreja antes de soltar un "buena chica" y regresar sus labios a los míos, porque lo conozco, una vez ambos dentro del juego, ninguno querría parar.
Continúa derramando la cera caliente sobre mi cuerpo, experimentando con diversos lugares que logran hacerme reaccionar de formas diferentes cada vez; en mi abdomen, cuello, y en medio de mis pechos.
Tengo la vista privilegiada de Lando Norris sobre mi cuerpo, su mirada penetrante concentrada en mi pecho desnudo, perfectamente consciente de que estoy a su merced. Y por si fuera poco, restregándose contra mí, haciéndome sentir lo mucho que él desea esto también.
- ¿Emocionado?
- Mucho. Pero tú lo estarás todavía más en un minuto.
Me toma por sorpresa cuando, de la nada, baja mis bragas, procediendo esta vez a vaciar la cera caliente sobre mi monte de venus, incitando a bajar un poco más todavía. Me aferro a su brazo, buscando algo de soporte, y Lando me retribuye soltando una risita nerviosa.
El calor, sobretodo en una zona tan sensible como esa, definitivamente me hace replantear el tener de ese tipo de velas siempre en casa.
Mis gemidos comienzan a salir sin planearlos, uno un poco más fuerte que el anterior, y una vez que apuñar las sábanas no fue suficiente, clavé mis uñas en los brazos de Lando, buscando con desespero una forma de hacer explotar mi propia excitación.
- Relájate, ¿okay? Este va a ser diferente.
Ni siquiera pude preguntarle la razón. Mi gemido estridente al sentir la cera cayendo justo encima de mis pezones fue lo único que salió de mis labios, pero por dios, lo bien que se siente me hace maldecirme a mí misma por no haberlo probado antes.
La sensación es un poco más fuerte por obvias razones, pero ver a Lando pellizcando mis pezones, jugando con la cera, dejando que ésta lo quemara a él también. Y supe que me tendría rogando por muchísimo más de su parte cuando dirige su mano disponible a mi cuello, ahorcándome al ejercer la presión perfecta sobre él.
- ¿Tienes suficiente o quieres más? - pregunta en un susurro al inclinarse sobre mí, quedando a centímetros de mis labios.
Y decidí tentar a la suerte.
- ¿Eso es todo lo que tienes?
Mis palabras parecieron encender un interruptor en mi novio, porque lo entendió de inmediato, pues se incorpora para sentarse contra la cabecera de la cama, y me indica con un movimiento de cabeza que lo acompañe.
Ahora estamos como hace un momento en el sillón: yo encima de él, mis piernas alrededor de su cintura, solo que esta vez, mis movimientos me permiten tomarlo como es debido.
Toma su longitud para posicionarla en mi entrada, y eso hace que los dos soltemos un gemido agudo por el cambio de contacto. No dejo de mirarlo fijamente a sus ojos al montarlo, sintiendo su mano firme sobre mi espalda para ayudarme. Definitivamente verlo frente a mí, con sus labios entreabiertos y la respiración entrecortada, con los restos de cera seca sobre su pecho es una imagen que jamás se me va a olvidar.
Aprovecha que dejo caer mi cabeza hacia atrás para verter más cera, esta vez sobre mi cuello, y deja que se escurra por mis pechos y termine en mi abdomen. Se está divirtiendo con eso, conmigo, y la forma en que estoy susurrando su nombre cada vez que siento el líquido caliente teniendo contacto con mi piel.
La imagen en el espejo a nuestro costado es privilegiada; la cara de concentración de Lando al acercar la vela a mi piel dispuesta a todo lo que quisiera hacerme, mientras subo y bajo con su polla entrando y saliendo de mí.
Se encarga de besar cada centímetro de mi piel que esté libre de la cera cerca, y aprovecha para derramar un poco más sobre nuestros cuerpos, tomando ventaja de la cercanía. Vierte un poco sobre su abdomen, que termina eventualmente en su pelvis, y eso trajo consigo una ola de energía por parte de mi novio.
Termina por apagar la vela, y derramar los últimos estragos de la cera sobre el interior de mis muslos abiertos para él, pero eso fue suficiente para montar mi orgasmo en ese preciso momento, con su mirada clavada en nuestros cuerpos uniéndose y volviéndose uno solo.
Poco después Lando sale de mí y se masturba un par de veces antes de correrse en mi abdomen, donde su carga se mezcla con la cera que continuaba fresca sobre mi piel.
- ¿Puedes quedarte así un rato más?
- ¡Lando!
- Ya sé, ya sé. Dame un momento - dice entrando al baño y regresando poco después con una toalla húmeda que se dedica a limpiar los restos de todo lo que acaba de pasar aquí. - Gracias a dios por esa bendita tormenta. ¿Sabes lo que significa, no?
- Imagino que tienes planes.
- Significa que vamos a pasar lo siguientes días encerrados aquí, y podemos hacer lo que queramos. ¿Te parece?
- Me parece.
--------------------------------------
-Andrómeda🏎
No pregunten, solo gócenlo.
Espero que les haya gustado😼
¿Apuestas para el día de mañana?
Les recuerdo el insta para que vayan a ver las pistas y referencias de los próximos pilotos: Andromeda1655
Recuerden votar y gracias por leer❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro