Max Verstappen.
Parte I
Encontrar a alguien que te ame sin condiciones es difícil, y Nic lo sabía, aunque siempre estuvo rodeada de personas que decían quererla, solo algunas se ganaron un lugar especial en su corazón, esos eran su nana Anne, su hermano Nathan y su padre Robert, aunque quiso por años tener una relación ideal con su madre, a medida que pasaban los años esto se volvía cada vez más difícil, y ahora, a sus casi 25 se sentía más lejano que nunca.
Nunca esperaba nada fuera de lo normal, quería poder contarle su día, conversar a partir de eso, que la acompañara a comprar ropa, que la escuchara cuando tuviera un día difícil, o simplemente que actuara como las madres de sus amigas, que parecían si quiera interesadas en la vida de sus hijas, pero Regina no le daba eso, era dura con ella, critica sus decisiones, sus gustos, su forma de vestir, su peso, su forma de ser, no había nada que le gustara de su hija.
Pero solo de su hija, a su hijo, lo trataba con cariño, con delicadeza, le permitía y aplaudía todo, había entendido que no era culpa de su hermano desde muy temprana edad, lo que le permitió tener una relación estrecha con el, cosa que también le molestaba a su madre.
Con su padre era otra historia, era un hombre bueno, un excelente padre, siempre estuvo para ella y para su hermano de la misma forma, era su princesa, así le solía decir, siempre muy cariñoso, y era incapaz de ver la maldad en el trato de su esposa hacia su hija menor.
Nic no había tenido ninguna relación romántica significativa, todos eran descartados por su madre, quien le decía que no merecía a ninguno de los chicos que ella llevaba a casa, y con este pensamiento recorriendo su mente, los terminaba cortando ella, sin saber que nada de eso era cierto, solo eran los prejuicios de su madre.
Uno de los recuerdos que más tenía presente es su fiesta de cumpleaños número 16, ahí se dio cuenta de que realmente no contaba con su madre para nada más que críticas hacia ella.
2015
— Anne, podrías llamar a mamá— dijo Nic mientras se ajustaba el vestido azul oscuro frente al espejo — no quiero salir sin su aprobación
— Mi niña — dice Anne mientras le da vuelta para quedar frente a ella, aunque a sus cortos 16 ya era más alta que su nana, se seguía sintiendo acogida en sus brazos, cosa que nunca pudo sentir con su madre — te ves hermosa, porque eres hermosa, este vestido lo escogiste tú, y si tú te sientes bien es momento de que salgas, los invitados se deben preguntar por qué la cumpleañera aún no está con ellos — concluye mientras acomoda su cabello.
— Por favor llámala, no quiero que me mande a cambiar delante de todos — suspira — no podría contener las lágrimas, no hoy.
Anne se resigna y sale de la habitación en busca de la madre de Nic.
Cuando esta llega le indica Anne que salga, pero no lo hace.
— Bien, no será nada que no hayas escuchado antes — dice Regina mientras mira a Anne por sobre su hombro.
— ¿Por qué insistes en avergonzarme de esta manera? Te he dicho mil veces que uses solo blanco ¿o quieres verte más gorda de lo que ya estás?
Nic sentía como sus ojos empezaban a picar, la lagrimas no tardarían en salir.
— Mamá, hoy es mi cumpleaños, pensé que tal vez este color me... —
— Ese color nada, hazme caso si no quieres verte mal — suspiró mientras la analizaba de arriba a abajo — Y así tal vez ese muchacho que trajiste no aparta su mirada de ti y se fija en una de tus amigas — dijo, dio media vuelta y salió de la habitación.
Nic soltó la respiración que no sabía que estaba conteniendo, junto con un sollozo.
— Mi niña, sabes que te ves hermosa, no le prestes atención a lo que te dice tu madre — le dijo Anne mientras se sentaba con ella al borde de su cama.
Nic trataba desesperadamente de secar las lágrimas que trataban de salir para no arruinar su maquillaje.
A pesar de los esfuerzos de Anne terminó cambiándose el vestido, hizo exactamente lo que su mamá quería, tratando de lograr aunque sea un cumplido de su parte, pero este nunca llegó.
Ni ese, ni los años siguientes, la relación se deterioraba un poco más cada vez, ella dejó de esforzarse en conseguir su gracia, pero nunca dejó de esperar un cambio de parte de ella, que la quisiera como a su hermano, que se alegrara por sus logros igual que por los de él, pero eso solo lo recibía de su papá, y aunque era muy feliz cuando eso pasaba, se sentía incompleta por que la mujer que le había dado la vida parecía odiarla, y no entendía por qué.
Al poco tiempo de su cumpleaños 16 terminó con aquel chico que había mencionado su madre, como con los siguientes, no duraba mucho en sus relaciones, a pesar de no ser malas, ella siempre les terminaba sin motivo muy específico, pero en realidad tenía miedo de que lo que su mamá le había dicho por años se hiciera realidad, que ella no era suficiente, que la iban a engañar, que la iban a dejar por una de sus amigas, que ella no merecía a quien fuera que estuviera junto a ella, él solo hecho de que eso se cumpliera le daba terror, no quería enfrentar la realidad de sus palabras, que tomaba siempre como ciertas.
Al pasar el tiempo se graduó de la escuela con honores, al igual que su hermano, decidió estudiar diseño de modas en Francia, contó con el apoyo de su padre, y con el desgano de su madre, a quien no le importaba mucho que hiciera, ya que nada era suficiente para ella.
Se graduó con honores también de la universidad, tomó una maestría y se especializó en alta costura, no de pasarela, sino de uso cotidiano, empezó a hacer colaboración con grandes marcas, todo gracias a su trabajo, a pesar de que podía usar su apellido para escalar más rápido o conseguir un puesto importante sin mucho esfuerzo, decidió hacer su nombre por cuenta propia, ir ascendiendo de manera orgánica y así poder disfrutar del resultado de su trabajo. Su padre estaba orgulloso, su hermano también, a su madre no le importaba, le daba lo mismo que podía conseguir su hija.
2023
La familia Nevin se caracterizaba por los negocios que hacía, un matrimonio de abogados había dado como resultado a una talentosa diseñadora y a un reconocido jugador de tenis, eran la definición de éxito entre sus conocidos, que no eran pocos, al ser originarios de Londres y tener una fortuna que venía de generaciones pasadas no pasaban desapercibidos, el señor Robert era reconocido por los negocios que hacía, por las acciones que compraba y por las cantidades de dinero que ganaba con ellas.
Hace un par de años había decidido comprar acciones dentro de la Fórmula 1, no en ningún equipo en particular, sino dentro de la categoría en sí, sabía que si iba a adentrarse en este mundo quería hacerlo bien, tenía amigos dentro de Liberty Media y hacer la transacción no había sido difícil, le había dado resultados de manera rápida, lo que resultó en que la familia fuera convocada a más carreras con el pasar del tiempo, la gente quería ver quienes eran los millonarios que habían invertido una fortuna en regulaciones y cambios, y que habían triplicado sus números de manera muy rápida.
Todo este conjunto de eventos llevó a Nic a este día, el día que conocería a quien sería su protector, a quien la amaría, pero también sería su perdición.
— De saber que esta sería la temperatura no vengo — se quejó Nathan mientras se abanicaba con un folleto que se encontró en la mesa donde estaban sentados.
— Estamos en el mejor lugar posible para ver la carrera, no te quejes tanto cariño — le respondió Sofia, su prometida, mientras le pasaba una botella de agua.
— Mira a Nic, está al teléfono como si nada, deberías disfrutar del ambiente como ella — dijo Robert, su padre, mientras señalaba a Nic quien estaba a unos metros de distancia en medio de una llamada telefónica.
Vestía un lindo conjunto blanco de falda larga y camisa de botones, fresco y veraniego, hecho por ella misma.
— El ambiente son 40 grados a la sombra, Baku literalmente me está cocinando — responde Nathan de manera divertida mientras sigue abanicándose — Y Nic solo está en llamada con su asistente para calmar sus nervios, está esperando una noticia importante.
— ¿Te dijo sobre que? — pregunta Robert
— No, solo que está muy nerviosa de que sea una respuesta positiva —
— Seguro tiene que ver con su trabajo, no ha salido del estudio en semanas, no sé cómo consiguieron que viniera — responde Sofía.
— Haría lo que fuera por complacer a su padre — añade Regina de mala gana.
— Y a ti también, no olvides eso — Responde Robert.
— No hay que hacer tanto alboroto, seguro es una tontería, a Nic le encanta tener atención con cualquier cosa — dice girando sus ojos con un gesto de fastidio, mientras bebé de su copa.
— Mamá no vayas a empezar, está por iniciar la carrera, sería bueno que no digas nada hiriente hacia mí hermana, por lo menos este rato que se decidió acompañarnos — le pide Nathan.
— Hija ven, la carrera ya está por iniciar, no te querrás perder nada — la llama su padre.
— Espera un poco, en un momento voy — le dice mientras gesticulaba algunas palabras en italiano, definitivamente estaba hablando con su asistente.
A los pocos minutos Nic se unió a la mesa donde estaba su famila, su madre, su padre, su hermano, y la que sería dentro de poco su cuñada oficialmente, todos disfrutaron de la carrera en un buen ambiente ya que Regina hizo un esfuerzo por mantener sus comentarios a raya, por lo que casi no hablo durante su estadía ahí, el equipo de Redbull había logrado otro excelente 1-2 en el podio, teniendo a Max Verstappen como ganador, se quedaron para la celebración ya que su padre era el encargado de entregarle el trofeo de primer lugar, cosa que tenía muy emocionado a ambos hermanos, pues todo lo que hacía feliz a su padre los hacía felices a ellos también.
Después de la celebración se encaminaron en autos separados hacia el hotel, por la hora ya se debían preparar para ir a cenar.
Nic, Regina y Robert iban juntos en el mismo auto, y Sofía quiso aprovechar para adelantarles algo de la noticia que quería dar más tarde.
— Mamá, papá, hoy les voy a contar en la cena algo que me tiene muy nerviosa, pero a la vez emocionada — dice volteándolos a ver a ambos, ya que los tres iban juntos en la parte de atrás del auto.
— ¿Y ahora con qué vas a salir niña? — Pregunta su madre con desánimo.
— Regina...— asevera Robert, como advertencia.
— Es que siempre sale con esto y resulta que es otra cosa insignificante, deberías aprender de tu hermano, él sí tiene logros reales, al menos escogió un deporte en el que sobresale — dice de manera dura hacia Nic.
— No importa, de todas maneras nada es suficiente para ti, ¿cierto mamá? — pregunta con ironía.
— Ya, ya, estamos por llegar — Dice Robert para tratar de calmar el ambiente — más tarde nos podrás contar a todos eso que te tiene tan emocionada hija, no te preocupes — culmina para después darle un beso en su cien.
Finalmente llegan al hotel y suben al piso donde estan sus habitaciones, Robert entra primero a la habitación que tiene junto a su esposa, pero está no entra con el , en cambio va detrás de Sofía, y llama su atención tomándola del brazo antes de que pueda entrar a la suya.
— Me vas a decir ahora con qué noticia piensas interrumpir la cena — le pregunta aún sosteniéndola del brazo.
— Mamá suéltame.. me está doliendo — trata de librarse su brazo
Regina la suelta con brusquedad — ¿Que tan importante debe ser para que quieras opacar a tu hermano y a su prometida? Recién hace una semana anunció su compromiso, que yo sepa tú no tienes novio ni nada que se le parezca — asevera
— No todo se trata de eso mamá, es sobre mi trabajo — explica.
Regina gira sus ojos en descontento — Habla ya — continúa
— Me llamó Jil Sander, quiere que sea su diseñadora principal las próximas temporadas — dijo Nic con emoción.
— ¿Y eso es todo? —
La sonrisa de Nic se va desvaneciendo.
— Ni se te ocurra interrumpir la cena con eso, tu padre está emocionado esperando una verdadera noticia, no esa pequeñez, es algo que conseguiste gracias al apellido que tienes, no sé por qué te emociona tanto — culmina.
Para este punto Nic sentía sus ojos arder de la tristeza, estaba compartiendo uno de sus más grandes logros con su madre, logro que había conseguido sola, gracias a su trabajo, y a esta no podría importarle menos.
— Y por favor, nada de hacer escenas, estás muy grande para estar llorando en público, deberías de controlar eso — le reprocha mientras hace movimientos con sus manos, da la vuelta y se dirige a su habitación, dejando a Nic con la palabra en la boca, con ganas de decir mucho, pero sin saber realmente que.
Se apresuró a limpiar las lágrimas que lograron escapar, y cuando alzó la vista vio a un hombre cerca de ella, rubio, alto, y con un uniforme de Redbull, rápido lo reconoció, y por la expresión en su rostro se dio cuenta que había presenciado lo anterior, no podía estar más avergonzada.
— ¿Estás bien? — le pregunta acercándose un poco a ella.
— Si si — se apresura a responder fingiendo un poco una sonrisa.
— Max Verstappen — extiende su mano.
— Nic Nevin — responde el saludo mientras lo mira a los ojos, pudo notar lo azul que eran.
— ¿La hermana de Nathan? — preguntó con curiosidad.
— Si, es mi hermano, ¿Son amigos? — cuestiona ella.
— No, no lo conozco en persona aún, pero soy fan, compré entradas para el US Open de este año, lo veré contra Federer — le cuenta para bajar la tensión.
— Oh, si sabes quién es — dice pensativa
— Si, como te dije, soy fan, y tu padre es Robert ¿no? El que me entregó el trofeo hoy, es un gran hombre — concluye.
— Si — sonríe — Mi padre es increíble.
Max notó el cambio en su expresión.
— No pareces bien, ¿Segura que no es nada? — insiste — Hablar sobre eso a veces ayuda.
— No quiero incomodar — suspira — Y no creo que lo entiendas.
— Pruébame — dice sonriendo levemente.
— ¿Acaso tienes una mamá que te odia sin motivo? — arquea su ceja.
— La verdad no, pero mi padre es otra historia — responde Max
Por primera vez en mucho tiempo, Nic sintió que alguien la podía comprender
— Entonces si sabes lo que es sentir que nada es suficiente... —
— Y que todo es en vano — Max completa la frase junto a ella. Nic recuesta su cabeza en la puerta de su habitación, mientras Max sigue frente a ella.
— Si, pero he aprendido a controlar eso, ya no dejo que defina cómo me siento conmigo mismo, o con mi trabajo — explica.
A Nic le parecía fascinante, este hombre podía entenderla, cosa que pensó nunca iba a pasar, porque a pesar de la excelente relación que tenía con su hermano, él jamás sintió el rechazo de su madre, nunca supo cómo se sentía ella realmente.
— Me he llegado a sentir vacía, doy todo por su aprobación, pero solo recibo desprecios — dijo mientras jugaba con sus manos.
— Se que aprenderás a sobre llevarlo, o a ponerle un alto, lo que pase primero —
— ¿Como podría ponerle un alto a esto? — preguntó con ironía.
— Haciéndolo, a veces nos tratan así hasta que ya no dejamos que lo hagan, el límite lo pones tú — dice poniendo a un lado de ella.
— Dios, no puedo imaginar a mi madre limitándose conmigo, ama señalar mis defectos — Nic se resigna.
— Tal vez solo necesitas a alguien te enseñe cómo hacerlo — dice Max viéndola a los ojos.
Nic siente que podría perderse en lo azul que hay en ellos.
— Y mientras aprendes, puedes necesitar a alguien que te defienda — Max sonrie
Y Nic también sonrie al escuchar esto.
— ¿Que harás más tarde? Hay una cena familiar a la que no voy a ir, y necesito una excusa — preguntó.
— Puedo ser tu excusa si eso quieres — responde Max.
— Mi padre seguro estaría encantado de que me excuses en persona — sonríe ante la idea.
— Tu dime que decir y lo diré — le sigue el juego.
— Lo que sea está bien, te presentaré a mi hermano como recompensa —
— En ese caso tendré que invitarte al evento que tengo después de cenar — sugiere Max.
— No te sientas obligado a hacerlo — responde un poco a la defensiva.
— Tengo que, si planeas presentarme a la actual estrella del tenis tengo que compensarlo con algo — sonríe — a parte es una foto que podré presumir con mis sobrinos, les gusta verlo jugar también.
Nic no puede dejar de sonreír.
— Entonces te veo a las 10 en el lobby — dice mientras extiende su mano.
— Hecho — Max corresponde y ambos estrechan sus manos mientras se miran fijamente.
Rompen el agarre, Nic entra a su habitación y Max se dirige a la suya unos metros más lejos, ambos emocionados por lo que viene, el inicio de un nuevo capítulo en la vida de ambos.
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