
Isak conoce a los padres de Even
Sus ojos se abrieron en cuanto los primeros rayos de sol entraron en su campo de visión. Entonces lo recordó. Los nervios le invadieron de inmediato.
Hoy era el día.
—Even...—Le susurró sacudiéndolo con suavidad.
Lo hecho la noche anterior lo había dejado exhausto.
Después de 4 meses de relación ya conocía la forma de actuar de Even, tanto en un episodio maniático propio de su enfermedad como en sus mejores momentos.
Y por eso que sabía que con un simple meneo no iba a despertarlo.
Le propinó un pequeño golpe en la espalda con su almohadón, entonces tuvo el primer aviso de que su chico ya no estaba dormido profundamente.
—Even hoy veremos a tus padres y tenemos que arreglarnos.—Susurró en su oído y mordió su oreja.
Hizo una mueca de desagrado y se abrazó a la almohada tratando de quitarse de encima al pequeño.
—¿Arreglarnos para qué?—Inquirió ligeramente molesto.—Anda vuelve a dormir, pesado.—Lanzó su almohada al otro lado de la cama.
Solo con decir que tiene más prioridad por sus horas de sueño que a sus estudios se dice todo.
—Tío, no vas a presentarme vistiendo como siempre vistes.—Insistió el más pequeño.—Venga, Even.
—¿Y me tengo que vestir como si fuera a los Oscar? Son mis padres por el amor de Dios, me han visto en pañales hasta desnudo.
—¡Even!
—El que tiene que causarles buena impresión eres tú, pesado.—Murmuró ocultándose debajo de las sábanas.—Déjame dormir, joder...
—Pues vale.—Se levantó de la cama. Abrió el armario y buscó que ponerse.
<<Tal vez una simple sudadera gris y unos pitillo basten...>> Pensó debatiendo consigo mismo.
—¿Te has enfadado conmigo, rubito?—Inquirió desde la cama.
—Duermete que en ese plan estas insoportable.—Respondió secamente.
El pequeño se dedicó a ignorar todas y cada una de las cosas que su chico mascullaba. Even se estaba comportando como un niño repelente y eso le había molestado.
—Te has enfadado.—Afirmó el otro tan dormido como antes.—Anda ven a la cama que se como animarte...—Ronroneó mientras se removía por la cama.
—Vete a la mierda.—Dijo mosqueado.
Entró en el baño cerrando la puerta con pestillo. Hoy por primera vez, no le daría la oportunidad de darle una sorpresa, estaba enfadado y sin ganas de momentos cariñosos con su novio. Se desnuda y entra en la ducha para darse un baño de agua fría. Si estuviera relajado se llenaría la bañera hasta arriba, pero estando cabreado prefería agua fría a bocajarro.
—Bebé...—Murmuró Even al otro lado de la puerta.
—Que me dejes.—Repuso frío bajo el frío chorro de agua.
—Bueno pues...estaré en la cocina preparando el desayuno.—Dijo apenado.—¿Que les digo a tus compañeros si preguntan por ti?
—¿La verdad, tal vez? ¿Que me estoy duchando?
—Vale, vale...—Es lo último que dice. Escucha sus pasos alejarse y luego silencio.
Así eran ellos. Estaban bien en un momento y al siguiente podían estar picados. Pero a día de hoy, ninguna de las discusiones había llegado a durar más de una hora. Se permitió una vez más tranquilo disfrutar de la sensación que sentía cada vez que una gota de agua caía sobre su cuerpo.
Una vez salió de la ducha se vistió con unos boxers rojos de Calvin Klein y con su ropa de estar favorita: La ropa de Even, embriagada por su olor. Luego de eso salió del baño y fue a la cocina donde todos desayunaban sentados frente la barra Americana como una gran familia.
—Ya estoy aquí.—Dijo el rubio anunciando su llegada. Abraza con suavidad la espalda de Even, ya estaba más despierto y él menos enfadado. Even sonríe e inclina un poco su cabeza para besar a su novio. Eskild da un brinco de alegria, Linn actúa indiferente ante todo, como siempre mientras que Noora saca lo que parecen ser galletas del horno.
—William ha encontrado trabajo en Londres.—Anuncia Noora. Lucía triste y su rostro estaba demacrado.—Ahora ya no tiene motivos para volver.—Se sorbe la nariz sonriendo con tristeza.—En fin, esto tenía que pasar en algún momento. No iba a estar esperando siempre a que...se dignara a darme alguna señal de que sigo existiendo para él.—Sus ojos se llenan de lágrimas. Linn parece reaccionar y se levanta para abrazarla, pero antes de que pueda hacer algo más Noora abandona el salón.
—Siento si sueno muy entrometido ¿Pero quien es William?—Inquirió Even masticando una galleta.
—Es su ex novio ¿Después de cuatro años meses y viniendo a esta casa aún no te has enterado?—Respondió Eskild en un tono incrédulo.
—Eskild.—Le advirtió Isak con la mirada.—No es su culpa, no todo en esta casa trata de Noora. Menos si no se conocen de nada.—Lo defendió.
—Ya se que no todo en esta casa tiene que ser Noora, pero tampoco tiene que ser tú, tú y tú todo el rato.
—¿Desde cuando en esta casa todo se trata de mí?—Elevó la voz.—¿Cual es el problema?
—¡Cuatro meses aquí y no tiene ni idea de que coño pasa a su alrededor!—Exclamó Eskild.—Salid de vuestra maldita burbuja y preocuparos por el prójimo.
—Mira Eskild.—Repuso Isak enfadado y entre dientes. Da un paso hacia él y lo agarra del cuello de la camisa. Even se tensa, pero no interviene hasta no tener un verdadero motivo para hacerlo.—Even es mi chico, vuestras vidas aunque seáis mis compañeros de piso, no le importa una mierda, porque sois de mi circulo, no del suyo.—Masculla entre dientes a escasos centímetros de su rostro.—Y en esta casa para un momento en esta casa en el que se desconoce una de las desgracias de Noora te aguantas ¿Entiendes?—Lo agarra con más fuerza del cuello de la camisa haciendo su mano un puño.—He dormido en el pasillo durante un mes para que su majestad evite tener "cuentitis" aguda en la espalda mientras yo pagaba el alquiler de una casa con una habitación exclusiva para mí y ella no.—Finalmente lo suelta y camina cabreado hacia su habitación.
Even suspira y vuelve con él a la habitación. Cierra con cuidado la puerta detrás suya y se acerca a Isak. Este tenía sus dedos enredados en su pelo rubio estando cabizbajo. Pone una mano en su hombro y se sienta a su lado.
—Isak...—Susurra Even a su lado. Suspira y lo abraza. Isak simplemente se deja hacer.—Creo que fuiste algo duro y...
—Fui realista.—Repuso seco.—En esta casa siempre Noora es la protagonista incluso sin saberlo. Se que no lo hacen con maldad, ni Eskid, ni Linn, ni Noora, pero joder, se le da demasiada importancia como si fuera más que nadie.
—Entiende que son sus amigos y que se preocupan por ella...
—Lo entiendo mejor que nadie, Even, solo no me da la gana que te diga Eskild que deberías saberlo como si se tratara de la biblia.
—No te preocupes por mí, ya se a la próxima sobre que NO se puede hablar en esta casa ¿Vale?
Entonces es cuando Even supo que era lo que tenía que hacer para tranquilizar a su pequeño y eso fue lo que hizo: Lo besó con tanta ternura que perdió el conocimiento sobre lo que hacía. Se besaban mientras que poco a poco se van deslizando hacia abajo y se tumban en la cama. Isak sonríe y enmaraña el pelo de Even mientras que este reparte besos por la zona de la cara y el cuello.
-¿Te sientes mejor?-Le preguntó acariciando con suavidad su pelo rubio.
Isak quien estaba completamente atontado por sus caricias lo miraba sonriente. Más bien lo miraba enamorado, incapaz de creerse que él pudiera estar en ese estado de felicidad constante. Sentía como si aquello no estuviera hecho para él, como si no lo mereciera.
-Tenemos que irnos ya con tus padres.-Anunció Isak.-Vístete.
-No nos vestiremos de ninguna forma especial.-Dijo él con total seguridad.-Te querrán igual vayas vestido con traje o con una sudadera ¿Entiendes?
No le quedó otra que ceder ante su suplicante mirada azul.
-Está bien, tu ganas pero vamos ya.
Se levantó de la cama y sin mucho precedente eligió una sudadera negra con una mancha de color blanco en el centro y los acompañó de unos vaqueros negros caídos. Mientras tanto Isak lo observaba cambiarse con una sonrisa pintada en la boca.
-¿Qué te pasa a ti?-Inquirió Even juguetón.-No me hagas llamar a la policía por estar siendo acosado por mi novio.
-Esque como tu bien has dicho soy tu novio y tengo ese privilegio.-Respondió burlón. Ladeó la cabeza hacia él y lo besó varias veces. Era como un vicio para ellos, una droga mala de la que no querían desprenderse. La peor de ellas.
El amor.
-Esa sudadera que me llevas te queda genial, mi amor, me has impresionado.—Sonrió el pequeño abrochándose su sudadera.
Cuando ya terminan de arreglarse salen procurando evitar a Eskild y los demás habitantes de la casa. Caminan cogidos de la mano. El frío enseguida los cala, por eso Even coge a su chico y lo abraza procurando que no pasara frio.
—Tal vez si hubieras hecho caso a mis advertencias de que estaba nevando no estarías tiritando.—Observó Even.
Isak bufa y hace como que no lo ha oido, pero mantiene el abrazo que los une para resguardarse del helado invierno de Oslo.
—No aguanto un solo minuto más en esa casa.—Suelta de repente.
Even suspira y lo frena. Se posiciona frente a él y le coloca con delicadeza la capucha no sin antes quitarle la nieve. Cuando acaba deposita un beso en su frente.
—Se que ahí no se puede vivir, aunque vaya de vez en cuando se de sobra cuando no nos quieren en algún sitio.—Pone una mano sobre su hombro.—Queda medio año para que me gradue y cuando lo haga, podremos comprar un apartamento para nosotros solos.
—Pero eres mayor de edad, podrías...—Replica pero Even niega.
—Contigo en casa me sería imposible estudiar para los finales.—Sentencia y vuelven a retomar la caminata esta vez en silencio.
Durante el trayecto ninguno de los dos cruza palabra con el otro hasta llegar a casa de Even.
Por una parte Isak piensa en abandonar el piso y en donde ir en caso de hacerlo, descarta primero ir a vivir a casa de Even, está convencido de que lo odiarán en cuanto lo vean por hacer que su queridísimo hijo deje a su novia la perfecta por un chico revoltoso y confuso como él. Pero por otra está Even arrepintiéndose de haber sido tan duro con el único que no trata de controlarlo como si fuera un enfermo y considera el hacerle caso y comprar el apartamento.
Total, la biblioteca siempre estará abierta.
—Terminaremos esta conversación en otro momento.—Antes de abrir el timbre deja un beso sobre la frente de Isak y entran.
El pequeño rubio queda impresionado por lo confortable y familiar que parecía simplemente el recibidor lleno de marcos con fotos de Even de pequeño.
—¡Me muero!—Susurra y se pone de cuclillas para fijarse especialmente en una foto sin atreverse a tocar.
—No digas nada, en esa foto estaba viviendo la época de abundante acné en mi cara.—Se tapa la cara avergonzado.
—Pues como ahora.—Sonríe y se levanta del suelo para darle un beso.
—Isak debes ir ya a la peluquería, tu pelo está muy largo...—Murmura en sus labios mientras acaricia la parte superior de su cabeza permitiendo que sus dedos se enredaran en el pelo de su novio.
Entonces alguien entra en el recibidor para interrunpirlos. Isak se separa de Even a regañadientes. Resulta ser la madre de Even, la forma de sonreír y la forma achinada de sus ojos al hacerlo la delatan.
Por no mencionar el color de los ojos, claro está.
—Mamá, este es el famoso Isak.—Lo presenta. Isak lo mira sonrojado ¿Que tanto han hablado de él? ¿Que sabe su suegra de él?
—Hola, señora Naesheim.—Se presenta y le da dos besos nervioso.—Es un placer.—Relame sus labios incómodo y arrepintiéndose de haberle contado a Even de su deseo por conocer a sus suegros.
—¿Con que aquí está Isak?—Entra en el recibidor un hombre alto de pelo castaño y con alopecia por el tema de la edad.
De repente Isak empieza a sentirse agobiado e intimidado por tanta gente en el pequeño recibidor.
—¿Vamos al salón?—Sugiere Even y guia a Isak hasta llegar allí. El pequeño suspira aliviado cuando ve que el señor Bech es un aficionado a los vinos como él.
Con suerte le ofrecerá una copa.
—Tiene una buena colección de vinos, señor Bech.—Observa Isak con la intención de ganarse a su suegro. Probablemente si se lo ganara a él, acto seguido tendría a toda la familia comiendo de su mano.—A mi padre le gusta también el tema de los vinos, pero yo me he aficionado más que él porque siempre está de negocios...¿Cuál es su favorito?
Even se queda con la boca abierta. Para empezar no tenía ni idea de que su novio fuera un loco de los vinos como su padre, segundo, Isak lo ha dejado impresionado con el desparpajo que ha tenido.
—Soy fan de los tintos.—Le responde sorprendido de que un crio tenga idea de vinos.
—Lástima que yo sea más de licores.—Se encoge de hombros.—Pero si va a poner uno de sus famosos vinos tintos en la mesa no le negaré la invitación a una copa.—Sonrió triunfal, se lo había ganado.
—Puedes llamarme Ben.—Mira a su hijo y le alza los pulgares en señal de aprobación.
Durante la cena no les permiten sentarse juntos, Ben coge a Isak para charlar sobre vinos y a Even no le queda otra que hablar con su madre sobre lo mucho que le duele la espalda. Con suerte pueden lanzarse miradas de complicidad y con eso les es más que suficiente para salir con vida de la cena.
—Isak está al corriente de tu situación médica, ¿verdad que si, Even?—Él y su padre dejan a medias su discusión sobre vinos jóvenes o viejos y prestan atención a la señora.
—Claro, claro.—Responde Isak y le sonríe a Even para calmarlo cuando lo ve mosqueado.
—¿Y que te parece?—Inquiere. Isak se pregunta si lo que pretende su suegra es fastidiar la cena para espantarlo.—¿Que piensas sobre ello?
—Mi madre también está enferma.—Dice una vez degusta el vino que Ben le había dado a probar.—No es que esté muy a gusto con ello, pero he lidiado con ella y su comportamiento.—Le da un último trago a la copa y la deja de golpe en la mesa.—Even comparado con ella está sano.
—Pero Even me ha contado que dejaste de vivir con ella por ese tema.
—Entonces tal vez Even deba callarse cosas de mi vida privada para cuando esté yo presente para justificarlas.—Lo fulmina con la mirada. Después tendrían una conversación ellos dos.
Estaba siendo consciente de que su suegra quería boicotearle y estaba utilizando la buena intención de Even al hablarle sobre él para minorizarle.
—Señora Naesheim, el tema por el que yo dejo de vivir con mis padres es cosa mía y de mi familia, pero como vamos a ser familia porque Even y yo nos queremos mucho no me queda otra que...—Se echa otra copa de vino. Even le pide con la mirada que pare, pero Isak lo ignora.—Mis padres empiezan a discutir mucho, yo tenía como 14 o 15 años y me era imposible estudiar y tener una vida de un chaval adolescente principiante normal. Yo dejo de vivir con mis padres días antes de cumplir 16 y vivo en varios lugares que ni se imagina. Mi madre empeora, la ingresan en un centro y mi padre empieza a viajar con el trabajo. Decidí dejar ese ambiente para estar más tranquilo y ahora que está Even ya no puedo estar tranquilo porque estoy enamorado.
La señora Naesheim lo mira abatida. No tenía ningún argumento para refutarlo, aquel chiquillo se había ganado a su hijo y a su suegro, pero por alguna razón no llegaba a convencerla del todo.
—¿Y has estado presente en un ataque de Even?
—Mamá, ya...—Murmura Even incómodo. Isak lo ve y suspira.
—El tema no es tan relevante como para que el tema ocupe tanto tiempo en la cena.—Responde Isak.
—¿Sabes que el padre de Isak trabaja como representante de una de las mejores bodegas de España? Fascinante.—Agrega Ben a la suya. Llevaba como cuatro copas de vino, ya no sabía ni lo que decía.
—Es un tema muy serio para tu falta de madurez, Isak. Even está enfermo y..
Los dos rubios empiezan a enfadarse. Even porque su madre lo estaba humillando e Isak porque se había dado cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor. Todos le habían puesto una pistola en la cabeza por ser menor y él tenía que defenderse a cuchillazos.
—¿Cree enserio que no sé que está enfermo? Even ha estado eufórico, deprimido y mucho más en estos cuatro meses y lo hemos llevado muy bien. Siento si no soy Sonja y siento no poder tratarle como a un enfermo como le gustaría.—Se levanta de la mesa y coge de la mano a Even. Isak iba a guiarlo fuera pero terminan yendo a la habitación de Even. Cuando cierra la puerta lo coge en brazos y deja que enrede sus piernas sobre su cintura.
—Lo has hecho muy bien. Estoy orgulloso.—Le dice al oído acariciando con suavidad su pelo.
—Tu madre iba a por mi.—Contesta.—Si ella me da guerra yo seré un buen guerrero.
—Lo sé. Por eso me encantas, bebé.—Lo abraza fuerte.—Me encanta como te has defendido, no sabía que podías ser tan educado...
—Ni yo tampoco.—Los dos rien.—Si faltaba el respeto perdería la partida directamente, no iba a jugármela.
—Sobre lo que has dicho de que no cuente tus cosas...
—No tienes que darme explicaciones, han usado tu buena intención para ponerme verde, no es tu culpa, cariño.—Se abrazan con fuerza.
Se quedan así por varios minutos. Solo con el silencio como banda sonora y sus respiraciones como canción. ¿Para que más?
—Quiero que hablemos del apartamento...—Murmura Even.
—En otro momento, quiero reposar el vino que he tomado.—Replica tumbándose de lado en la cama.
—Sobre eso ¿Tu desde cuando tomas vino? Bueno, mejor dicho ¿Desde cuando entiendes tu de vinos?
—Mi padre es representante de una bodega y yo lo escuchaba y de vez en cuando me daba a probar un vino. Me he acabado aficionando.—Sonríe.
—Quiero que me lo digas mirándome a los ojos.
—Soy aficionado a los vinos.—Le dice sin llegar a entender.
—No, idiota, lo que has dicho de que no puedes estar tranquilo...—Le sonríe. Isak junta su frente con la de su novio y coge una bocanada de aire.
—Estoy enamorado de ti.
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