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Los métodos anti estrés de Carter. [Escena eliminada de VPP Parte 3]

(Esta es una escena eliminada del capitulo 23 de VPP así que léanla después de leer ese capitulo)

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 Cuando Rosie cerró la puerta de la habitación, Carter soltó un suspiro, pensando en qué debía contestarle.

—Estábamos hablando de nuestros secretos para olvidar el tema de que no puedo dejar este lugar. —Respondió la morocha, encogiéndose de hombros y dejando su mochila al lado de una de las camas. —Estamos solas, ya no tienes que seguir manteniendo la compostura, puedes... hacer lo que quieras. —Exclamó, y eso fue todo lo que la reina necesitó escuchar para revelar sus verdaderos sentimientos.

— ¡Estoy harta de que siempre terminemos en medio del peligro! ¡Esto nos pasa por ser agentes! —Se quejó la castaña, caminó hacia donde estaba su mejor amiga, sintiéndose frustrada por todo lo que había sucedido. — ¿Me desabrochas el vestido? Necesito relajarme y creo que una ducha es la mejor solución... —Murmuró, dándose la vuelta y haciendo a un lado su cabello para que no estorbara.

—Tranquilízate, Ro. —Murmuró la prima de Alex Russo, quien le desabrochó el cierre del vestido y se mordió el labio al verlo caer al suelo. —Listo

— ¡No puedo calmarme! —Exclamó la castaña, alterada, se dio vuelta cuando aquella prenda cayó al suelo; siendo consciente de que su ropa interior de encaje negra resaltaba todavía más todos sus atributos. — ¡Si hubiera sabido que todo esto pasaría solo por sacar a cuatro VKs de este mugroso lugar, no lo habría hecho nunca! ¡Nuestras vidas eran mejores sin ellos, sin Mal & Evie que solo jugaron con nosotras! ¡No sabes cuánto me arrepiento de no haberte escuchado cuando me dijiste que no debíamos romper las reglas! ¡Y si vuelves a decirme que me tranquilice, más te vale que seas tú la que me calme de cualquier manera! —Se lamentó, afligida, antes de lanzarse en su cama; con las piernas abiertas.

Carter la miró atentamente y se relamió los labios lentamente, luego puso los ojos en blanco, ¿pensar en sexo era lo que necesitaba para olvidar sus problemas y esa voz que la acechaba? Tal vez sí.

— ¿Quieres que te calme de verdad, Rosie? —Inquirió la descendiente del mayor Mason, dejándose llevar por el deseo que sentía, mientras caminaba hacia la cama y se quedaba de pie delante de ella. La reina la observó atentamente y desató su cabello, sacudiendo su cabeza para tratar de concentrarse. —Lo puedo hacer muy bien y lo sabes perfectamente.

—Sabes que sí, eres la única con la que puedo desquitarme aquí, sí salgo a golpear a alguien en este lugar probablemente termine secuestrada de nuevo y no es eso lo que quiero. —Dijo la joven gobernante y se acomodó el cabello con una mano, le lanzó un beso a su compañera de habitación. —Haz lo que mejor sabes hacer, Car. —Accedió antes de guiñarle el ojo, entonces vio como la muchacha se mordió el labio inferior y comenzó a desnudarse hasta quedar en ropa interior frente a ella, por lo tanto la castaña se acomodó mejor sobre el colchón.

—No me provoques así que ya estoy húmeda. —Murmuró la morocha, quien se subió a la cama y gateó hasta quedar encima de su chica. —No sabes cuantas veces te quise follar en Auradon. —Continuó, mirándola a los ojos, relamió sus labios y deslizó su mano derecha por el abdomen de Rosie.

— ¿Ah sí? ¿Estás excitada por todo esto? —Susurró la chica de Costa Luna, señalando su cuerpo semi desnudo para luego sonreír con picardía —Oh, puedo imaginarme cuantas veces quisiste hacerlo, pero lo hicimos con las VKs en el reino. Te dije miles de veces que siempre te tengo a ti, así que es hora de que me recuerdes lo mucho que me deseas porque no recuerdo la última vez que me tocaste... Oh, espera, sí lo hago. Fue en el día de la familia, cuando estuvimos en nuestra habitación. —Exclamó antes de comenzar a besar el cuello de Carter, quien suspiró y la acercó más para que la besara con más fuerza, la primera lo hizo; dejándole varias marcas que no se irían en algunos días.

—Extrañé tanto esto. —Gimió la morocha, quien se mordió el labio inferior con fuerza, disfrutando de aquel contacto.

—Yo también lo extrañé mucho. —Concordó su compañera de habitación, besándola con más desesperación, pero la prima de Alex Russo tomó los cabellos de la castaña para tironearlos hacia atrás.

—Cálmate Rosalinda. —Demandó Carter con un tono seco y autoritario que logró calentar a la reina, quien clavó las uñas en las sábanas. —Es muy pronto para hacerte gritar aún. —Masculló antes de tirar delicadamente de los cabellos de la chica.

—Oh sí, lo que tú digas Car, estoy a tu disposición... hoy y siempre. —Exclamó la reina, ladeó la cabeza y la morocha aprovechó la oportunidad para comenzar a succionar su cuello, haciéndola gemir. —Ah, Car, sí, amor mío... Car, quiero más, necesito más. —Suplicó, empezando a excitarse.

—Gimes hermoso, Rosie... —Susurró la chica de Luisiana, quien aún sostenía sus cabellos, entonces comenzó a depositar chupetones por todo su cuello mientras que deslizaba su otra mano por el muslo derecho de la castaña. — ¿Cómo quieres que te haga mía, Rosie? ¿O prefieres que mande yo y te haga todo lo que quiera? —Preguntó en su oído, dejando besos sobre el mismo y luego avanzando por toda su mandíbula.

—Tú gimes mucho mejor y lo voy a probar. —Exclamó la reina, dicho esto dirigió su mano hacia uno de los pechos de su mejor amiga y lo acarició por encima del sujetador, lo apretó y finalmente pellizcó su pezón; mientras que Rosie aún gemía. —Oh, Car... Quiero que me hagas lo que desees, aquí mandas tú. —Pidió, sabiendo que con ella todo estaría bien, porque su mejor amiga jamás la obligaría a hacer algo que ella no quisiera.

Con Carter siempre estaría a salvo, así que alejó los pensamientos oscuros que invadieron su mente y se permitió disfruta.

—Agh...No me hagas esto, sabes que soy sensible ahí... —Jadeó la morocha y puso los ojos en blanco mientras jadeaba en el cuello de su mejor amiga, entonces liberó sus cabellos y suspiró. —Te voy a enseñar de lo que soy capaz Rosalinda Marie. —Dijo antes de levantarse de la cama, sonriendo de manera pícara.

—Me fascina oírte gemir así, bebé. —Dijo Rosie, mirándola expectante. —Creí que ya sabía de lo que eras capaz pero siempre me sorprendes. —Susurró al verla alejarse de ella sin remordimiento.

—Ven aquí ahora. —Ordenó la joven hechicera, haciéndole un gesto con su mano para indicarle que se acercara hacia ella nuevamente. —No quiero tener que castigarte por no obedecerme. —Añadió, al oír aquello la castaña se bajó de la cama y comenzó a avanzar.

—No, ningún castigo, ya soporté los de Evie. —Murmuró la reina, sintiéndose algo nerviosa al pensar en eso, pero suspiró hondo para calmarse. Estoy con Carter, pensó Rosie, estoy con ella y eso es todo lo que importa porque mientras estemos juntas nadie jamás podrá volver a lastimarme, estoy a salvo con ella.

La morocha la tomó del brazo delicadamente y la volteó, haciendo que quedara de espaldas a ella.

—Te voy a bajar ese estrés, mi vida. —Susurró la hechicera en su oído, la tomó de las caderas y la dirigió hacia el baño, en donde encendió la luz y la hizo pararse frente al lavamanos. —Inclínate ahora Rosie, no desobedezcas, te lo advierto. —Dijo antes de comenzar a besarle el cuello, causando que la castaña se relajara al instante.

—Bájame el estrés, las bragas y todo lo que quieras, mi amor. —Le indicó la joven gobernante, se relamió los labios lentamente una vez que ambas estuvieron dentro del baño. —No, yo no desobedeceré a nadie más. —Replicó entre gemidos y se inclinó, tal y como su chica se lo había pedido.

—Así me gusta, Rosie. —Dijo la morocha, quien se colocó detrás de ella para quitarle las bragas hasta hacerlas caer al suelo, la otra chica sonrió. —Te ves tan tentadora así... Me encantas. —Murmuró, tomándola de los cabellos para hacerla mirar el espejo, provocando que la reina levantara la vista y gimiera; la chica de Luisiana sonrió y pasó uno de sus dedos por los pliegues húmedos de su mejor amiga.

—Sí, Car, tócame así; mh...—Gimió Rosie, excitada, viendo como ella se llevaba el dedo a la boca para chuparlo lentamente; logrando calentarla todavía más.

—Estás empapada, ¿sabes? —Exclamó su Consejera Real, sonriendo con picardía.

—Oh sí, estoy empapadísima por ti, mí hechicera pervertida. —Admitió la castaña y se mordió el labio inferior con fuerza.

—Estás empapada por mí y la manera en que te trato, ¿verdad? —Preguntó la morocha, sabiendo la respuesta, le dio una pequeña nalgada que la hizo gemir y volvió a hacerlo cuando ella volvió a deslizar sus dedos otra vez por los pliegues húmedos de la joven reina. —A este paso vas a mojar el suelo, estas chorreando demasiado. —Habló, mirando el reflejo en el espejo, luego colocó sus dedos en la entrada de la vagina de su mejor amiga y sonrió victoriosa.

— ¡Sí, claro que sí! —Respondió la castaña con seguridad, comenzando a desesperarse cada vez más. —Uhm, Car, hazlo rápido porque no sé cuánto tiempo más voy a resistir.

—Separa las piernas Rosalinda, te voy a follar bien duro, así que obedece ahora. —Le ordenó su mejor amiga, tirándole de los cabellos más fuerte, causando que ella gimiera bastante alto.

— ¡Carter Mason! —Rosie gimió alto su nombre antes de separar bien las piernas, excitada e impaciente. —Hazme tuya, hazme tuya, hazme tuya; hazme tuya por favor Car, no aguanto más. —Suplicó, tan excitada como desesperada.

—Así me gusta, Rosalinda... —Murmuró Carter, introduciendo lentamente dos dedos en el interior de la castaña. —Ni siquiera Evie te va a follar como yo lo haré hoy, Rosie... —Afirmó y le tiró de los cabellos otra vez con su mano libre mientras que comenzaba a penetrar lentamente con sus dos dedos.

—Mh, Car...—Jadeó la reina cuando sintió los dos dedos en su interior. —No, Evie no se compara contigo, mi chica cebo. —Murmuró y volvió a gemir más fuerte cuando ella le tiró de los cabellos y empezó a embestirla de forma lenta.

—Quiero escucharte gemir más alto ahora. —Exigió Carter, aumentando el ritmo de sus penetraciones y agregando un tercer dedo al acto. —Vamos Rosie, grita bien alto como sabes hacerlo mi reina, grita bien fuerte. —La alentó, aumentando la velocidad del vaivén de movimientos, mientras que su respiración estaba acelerada.

—Car, más rápido, más rápido. ¡Sí, sí, así Car; así, más, más, oh bebé no pares, así amor; sí, ¡más, maldición, más! —Suplicó la chica de Costa Luna, gimiendo cada vez más alto debido al placer que sentía en ese momento. — ¡Ah, Carter, más; soy tuya, uhm, así es! —Alzó la voz, disfrutando de tanto placer.

—Córrete Rosie, quiero ver que eres mía totalmente. —Ordenó la morocha, lamiéndose los labios al ver como sus dedos entraban y salían del interior de la reina de Costa Luna, aumentó el ritmo haciendo que la castaña temblara de arriba hacia abajo. —No te contengas por nada, quiero verte temblar hasta que llegues ya. —Dijo, moviendo más rápido sus hábiles dedos.

—S-sí me lo p-pides a-así... —Tartamudeó la castaña entre gemidos, empezó a temblar más pronto de lo que se imaginó y dejó de resistirse para poder llegar al ansiado clímax de una vez por todas. — ¡Carter, sí, ahora soy tuya para siempre! —Gritó y se sostuvo de la pared pues estaba agotada y su cuerpo ya no daba para más.

—Esa es mi reina buena, que ya no está estresada gracias a mí. —Susurró la prima de Alex Russo y sacó sus dedos de su interior, volvió a lamerlos y la ayudó a levantarse para entonces abandonar el cuarto del baño y guiarla hacia la cama que estaba más cerca, pues ambas estaban exhaustas. —Será mejor que descansemos ya. —Añadió al ver como su mejor amiga se dejó caer sobre el colchón, sin siquiera abrir la cama.

—Sabes bien como sacarme el estrés, mi chica cebo. —Exclamó Rosie, guiñándole el ojo desde donde estaba. —Sin embargo, una reina buena como yo jamás duerme desnuda, no me arriesgaré a que alguien entre aquí y me vea tan expuesta; por lo tanto ¿dónde está mi atuendo de descanso?

— ¡Pijama de seda rosa para Su Majestad! —Dijo la morocha, divertida, abriendo su mochila y sacando un conjunto de ropa extra para entonces arrojárselo. También tomó su pijama y ambas se colocaron sus respectivas prendas, Carter tomó asiento en la cama para quitarse las botas y arrojó una hacia el interruptor de la luz para apagar la misma. Le quitó los zapatos a su mejor amiga y luego abrió la cama, cubrió a ambas con las sábanas. La joven reina se aferró a ella, colocando una pierna encima de las de su mejor amiga y depositando su cabeza en el pecho de su chica cebo, quien acarició su cabello lentamente. —Buenas noches, Ro. —Habló en voz baja, recibiendo un ronquido por respuesta.

  La descendiente del descendiente Mayor soltó una risita y cerró los ojos, quedándose profundamente dormida, ignorando que no estaba a salvo; pues el peligro estaba más cerca de lo que ella creía. 

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