La verdadera muerte de Audrey. [ESCENA ELIMINADA DE REVENGE & CRIBS]
[ACLARACIÓN: Esta es la escena original del capítulo 39 de Revenge & Cribs, la eliminamos por la existencia de la cuarta temporada. Así que disfruten.]
Dizzy.
Entramos al departamento de una vez por todas con uno de los guardias siguiéndonos ya que los demás se habían quedado afuera.
—Por fin estamos en casa...—Audrey me sonrió, acomodé mi cabello y ella se miró al espejo de la sala de estar. —Maldito sea Jay, ¡mira como me ha dejado!
—Tranquila cariño, yo puedo arreglártelo y te verás aún más preciosa que antes, no te alteres por eso. —Murmuré con una sonrisa, ella besó mi frente. —Puedo hacer eso o podemos hacer algo más... A solas. —Susurré en su oído, solté su mano para ahora acercarme al guardia.
—Hey, ¿me haces un favor?—Supliqué, mirándolo con ternura.
—Estoy a su disposición siempre y cuando no afecte mis responsabilidades, señorita Tremaine. —Dijo él.
— ¿Podrías dejarnos a solas por esta noche? Te pagaré mucho dinero...—Murmuré, sacando varios billetes de mi bolso.
—Señorita, no puedo hacer eso, estaría desobedeciendo las indicaciones reales y...—Empezó.
—Me importa una mierda, los reyes no se van a enterar de esto, ahora toma tu dinero y lárgate de una vez. —Gruñí, le metí los billetes en el bolsillo y lo eché del departamento para luego cerrar la puerta con llave. —Por fin estamos solas... ¿Vamos a tu habitación?
Ella asintió y tomó mi mano nuevamente para acto seguido llevarme a la misma, se sentó en la cama y me senté sobre sus piernas.
—Linda, escucha, quiero que sepas que eres lo mejor que me pasó, que eres la única persona que me queda y no tienes ni idea de lo mucho que te necesito porque eres la única que siempre estuvo conmigo a pesar de todo lo que hice, fuiste la única que nunca se rindió conmigo aunque sabes que soy un caso perdido...—Habló mi novia, acariciando mi cabello. —Pero no puedo pasar otro día en la cárcel, sé que no lo soportaré, no sin tí, te necesito pero sé que mi tía no dejará que me veas...—Prosiguió, sabía que tenía razón pero no quería admitirlo.
—No digas eso mi amor, yo me encargaré de convencer a Mal, pero ahora debemos disfrutar que estamos juntas...—Murmuré, besé su cuello. —No pienses en lo que sea que pase mañana, concéntrate en mí, ¿sí?—Dije antes de unir mis labios con los suyos de manera apasionada y salvaje mientras acariciaba su cuerpo por encima de su ropa, ella gimió.
— ¿Estas segura de que quieres hacer esto? Porque Mal va a...—Insistió.
—No me interesa lo que ella sea capaz de hacer, no esta noche, deja de preocuparte, estoy muy segura de que quiero hacer esto así que déjate llevar...—La interrumpí y ví como se acostaba en la cama, sonreí sin dejar de acariciarla.
Lo bueno es que ambas teníamos vestidos, lo cual facilitaba bastante las cosas.
—Amor, yo...—Susurró la castaña.
—Menos palabras y más acción. —Intervine mientras mis manos vagaban por su cuerpo. —Entrégate a mí, eso es lo único que te pediré esta noche. —Susurré.
[...]
Un par de horas después, ambos vestidos se encontraban en el suelo, ambas estábamos despeinadas y desarregladas pero eso no me interesaba.
Estaba con ella y eso era todo lo que necesitaba.
Me encontraba recostada en su pecho mientras ella acariciaba mi cabello, las sábanas nos cubrían.
—Desearía poder hacer que este momento fuera eterno para poder quedarme aquí para siempre, ¿sabes?—Susurré.
—Yo también, mi pequeña malvadita...—Afirmó la hija de Aurora, sonreí. —Necesitaba tanto estar así contigo...
—Yo también, princesa. —Musité, me acomodé mejor para mirarla. —Estuve pensando que ya que Mal quiere que estés vigilada todo el tiempo, podríamos ir a vivir juntas, así nadie nos molestará, no tendremos ningún problema porque la reina confía en mí y seremos muy felices...—Sugerí, estaba bastante ilusionada con esto.
—Dizzy, detente. —Me interrumpió, observándome mientras tomaba mi mano. —Sé lo que estás haciendo, no puedes negar lo que está pasando, cariño.
— ¿Qué? ¿Es muy pronto? Porque si es así, podemos esperar un poco más si eso es lo que quieres, no es como si te estuviera pidiendo que nos casemos, al menos no todavía. —Proseguí entonces.
—Ambas sabemos qué es lo que va a pasar con nosotras, hermosa. —Dijo ella, entonces comprendí sus palabras y negué con la cabeza.
—No, no. Ya te alejaste de mí una vez, no lo voy a soportar de nuevo, tú no estás rompiendo conmigo, no, no. —Hablé rápidamente mientras la abrazaba con fuerza, la besé. —No, no, no vas a terminar conmigo, yo voy a hacer hasta lo imposible para convencer a Mal y así no tendrás que regresar a ese lugar horrible, no otra vez.
—Dizzy, no pierdas tu tiempo. No vas a lograr nada, mi vida...—Susurró la sobrina de la chica de cabello morado.
—Tengo que intentarlo...—Insistí, segura.
—Nada de lo que hagas va a impedir lo que suceda mañana, hermosa. —Aclaró ella.
—Entonces te voy a estar esperando cuando salgas...—Murmuré.
— ¿Y cómo sabes que voy a salir?—Cuestionó mi novia.
—Porque Ben no va a permitir que te encierren para siempre...—Expliqué entonces, todavía tenía esperanzas.
—No creo que él piense así después de todo lo que le hice...—La chica de mis sueños hizo una mueca.
—Hey, estarás bien, princesa. Siempre lo estás. Eres una sobreviviente, eres mi ejemplo a seguir porque nunca dejas que nadie te derrote, eso es lo que más admiro y amo de tí. —Dije, ella me abrazó con fuerza.
—No tienes ni idea de cómo es ese lugar, jamás lo sabrás. —Replicó la castaña, bajando la mirada pero tomé su mentón para obligarla a mirarme.
—Pase lo que pase, prométeme que siempre intentaremos estar juntas, que este amor será para siempre, que todo lo que vivimos no ha sido en vano...—Dije entonces.
—Te lo prometo, mi pequeña malvadita. —Accedió la hija de Aurora. —Eres mi persona favorita, la única pura en este mundo de mierda, la única que jamás me dejó sola, la única que a pesar de toda la mierda por la que la hagan pasar sigue sonriendo, por favor nunca pierdas eso, mi angelito.—Susurró antes de besarme lentamente, fue un beso lleno de amor y dulzura, acarició mi cabello.
—Eres lo mejor que me pasó. —Admití.
—Será mejor que descanses, bonita, debes estar cansada. —Sugirió mi chica.
—No estoy tan cansada, quiero estar todo el tiempo que pueda contigo. —Murmuré.
—Debes dormir, yo estaré aquí cuando despiertes, ¿sí? Te amo mucho, nunca lo olvides. —Insistió Audrey. —Que tengas horribles pesadillas, mi pequeña malvadita.
—Yo también te amo muchísimo, mi princesa. Que tengas horribles pesadillas, mi amor...—Susurré antes de cerrar los ojos.
Pase lo que pase, siempre la voy a amar y haré lo imposible para estar con ella, pensé antes de quedarme profundamente dormida.
Audrey.
La observé mientras esperaba a que se quedara completamente dormida, no podía dejar de admirar su hermosura, estuve haciéndolo durante un largo rato hasta que sentí que si seguía mirándola, no sería capaz de hacer lo que había planeado por semanas.
Miré la hora en el reloj que se encontraba en la mesita de luz y suspiré hondo al darme cuenta que eran las 3:30 de la madrugada. Había pasado media hora viéndola.
El tiempo vuela cuando una está enamorada, pensé.
Me levanté de la cama con cuidado de no despertarla, me coloqué mi bata rosa y la cerré para luego cubrirla mejor con las sábanas.
—Te amo para siempre, mi pequeña malvadita, por favor nunca lo olvides. —Murmuré mientras me dirigía hacia mi escritorio, abrí el cajón y saqué aquella carta que había escrito hace semanas, la rocié con mi perfume favorito antes de dejarlo sobre la mesita de luz.
—Lo siento pero estaba mintiendo cuando dije que estaría aquí cuando despiertes...—Susurré y cerré los ojos con fuerza para no llorar, también saqué el arma del cajón y suspiré. —Te amo, angelito, pero ni siquiera este amor puede salvarme, siempre fui un caso perdido y la única que jamás lo vio fuiste tú... Nunca olvides que te amo, mi pequeña malvadita, mi angelito. —Dicho esto, me acerqué a la cama, besé sus labios dulcemente y sequé mis lágrimas, besé su frente antes de salir de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, aún teniendo el arma en mis manos.
Bajé las escaleras y entré a la sala.
Aquí terminaría todo de una vez por todas.
Dizzy.
Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que ya no estaba en el departamento de mi chica, observé mi ropa solo para darme cuenta de que tenía puesto un vestido de novia.
—Hey, es hora de que entremos. —Habló mi primo y me ofreció su brazo, lo entrelacé con el mío.
— ¿Entrar a dónde?—Dudé confundida.
—A la iglesia, ¡es el día de tu boda con Audrey!—Explicó sonriéndome, entonces las puertas se abrieron y empezamos a avanzar hacia el altar lentamente. —Estoy tan orgulloso de ti, por fin llegó este día tan esperado, sé lo difícil que fue para tí salir del closet con la familia de mierda que tenemos pero mereces casarte con tu amada princesa perdida.
Pero si yo todavía no he salido del closet... Bueno, no con toda la familia, pensé.
—Gracias por siempre apoyarme, eres el mejor primo del mundo.—Murmuré mientras observaba a mi alrededor, dándome cuenta de que entre los invitados estaban Mal, Evie, Jay, Carlos y sus parejas, en primera fila estaban mi tía, Aurora, Stefan y Annie, pero no veía por ningún lado a mi abuela, mi gemela o mamá.
Llegamos al altar y no pude evitar sonreír al ver a la hermosa castaña que ahora se encontraba a mi lado, ese vestido blanco le quedaba perfecto y se veía preciosa.
No podía dejar de observarla, era la novia perfecta.
—Audrey, ¿aceptas casarte con Dizzy para amarla, respetarla y cuidarla hasta que la muerte las separe?—Dudó el cura.
—Acepto...—La hija de Aurora sonrió.
—Dizzy, ¿aceptas casarte con Audrey para amarla, respetarla y cuidarla hasta que la muerte las separe?—Cuestionó el hombre.
—Acepto. —Afirmé sin dejar de mirar a mi princesa.
—Pueden besarse.
Entonces uní mis labios con los suyos y junté mi frente con la suya mientras entrelazábamos nuestros dedos.
—Te amo para siempre, mi princesa perdida. —Susurré.
—Te amo para siempre, mi pequeña malvadita. —Murmuró ella.
Y entonces desperté con una sonrisa en mi rostro, pero la misma desapareció cuando me di cuenta de que la sobrina de la reina de Auradon no estaba a mi lado.
— ¿Audrey? ¿Amor?—La llamé, pero nadie respondió así que encendí la lámpara de la mesita de luz y me levanté de la cama, me coloqué mi bata verde y la cerré, entonces me di cuenta de que había una carta con mi nombre en la mesita de luz.
La tomé y sonreí al sentir el perfume de mi princesa en el sobre, lo abrí y empecé a leerla:
"Querida Dizzy:
Probablemente yo ya no esté aquí cuando estés leyendo esto, así que decidí escribirte todo lo que no me animo a decirte en la cara porque sé que si lo hago, me derrumbaré frente a tí y no quiero hacerlo.
Tomé esta decisión hace un par de semanas, y sé que no comprenderás por qué lo hice pero siento que es necesario, porque ya no tengo otra opción.
Estoy sola, y sé que cuando leas esta carta, a tí también te perderé para siempre.
Tu amor no fue suficiente para salvarme, pero no es tu culpa, cariño, es mía porque nuestra relación empezó debido a que necesitaba tenerte de mi lado para arruinarles la vida a mi tía y sus amigos.
Te usé para vengarme, te seducí y caíste en mi juego, no eras más que una pieza fundamental en mi plan, pero luego las cosas cambiaron cuando empecé a sentir la necesidad de protegerte siempre. Y entonces me enamoré.
Sé que hicimos muchas promesas y muchos planes, pero los rompí, al igual que sé que romperé tu corazón cuando te enteres de esto.
Lo siento, no soy la chica fuerte que crees, no soy valiente, no soy nada de lo que te hice creer.
Estoy rota, Dizzy, y ni siquiera tú puedes arreglarme.
Todos supieron alejarse cuando se dieron cuenta de que yo era un caso perdido, excepto tú.
Incluso Chad se alejó... Y yo hice que lo mataran para que no te descubrieran.
Hasta en eso fallé, lo lamento, odio decepcionarte.
No puedo volver a la cárcel, no lo soporto, esa celda es un infierno, simplemente no quiero revivir todo eso, es demasiado doloroso.
Por favor, no llores por mí, amor.
Recuérdame como lo que te hice creer que era: una chica con una vida perfecta, una familia que la quiso, una princesa perdida que jamás perteneció a Auradon, una chica a la que le arrebataron todo lo que tenía.
Espero que con esto, haga sufrir a todos esos infelices que me dejaron sola, se lo merecen.
No olvides que te amo para siempre, no olvides que siempre serás mi pequeña malvadita, mi angelito.
Siempre tuya, Audrey."
Mis ojos se llenaron de lágrimas al terminar de leerla, no podía creer esto.
Acababa de leer la carta de suicidio de mi novia.
Audrey.
Todos van a pagar por haberme hecho todo lo que me hicieron y no me importa que tan alto sea el costo, pensé mientras le quitaba el seguro al arma.
Me dieron la espalda cuando más los necesitaba, me reemplazaron y merecen sufrir tal y como yo lo hice durante años.
Ojala se culpen tanto por lo que voy a hacer que no puedan volver a verse.
Relamí mis labios lentamente y suspiré hondo al recordar a mi pequeña malvadita durmiente.
Oh cariño, estarás mejor sin mí, tal y como todos. Te extrañaré pero tengo que dejar de ser egoísta, porque te mereces a alguien mejor que yo.
Dirigí el arma a mi sien y acomodé mi cabello.
No quiero imaginarme en como estará ella cuando descubra esto porque eso haría que me arrepintiera, pero no.
Lo siento, Dizzy, por no ser suficiente para ti.
La decisión ya está tomada.
Siempre te amaré, mi pequeña malvadita, mi angelito, nunca lo olvides.
Y entonces apreté el gatillo.
Dizzy.
La carta de la castaña se me cayó de las manos al escuchar aquel disparo.
Por favor que no sea tarde, por favor que no sea tarde, pensé mientras salía corriendo de la habitación y bajaba corriendo las escaleras hacia la habitación de la cual provenía aquel sonido.
Vi a los guardias alrededor del cuerpo de la castaña y se me rompió el corazón en mil pedazos, corrí hacia ella y la abracé, llorando.
—No, no, no. —Sollocé, destrozada. —Despierta, no me dejes, no puedes hacerlo, lo prometiste... Las princesas despiertan con besos, así que con las princesas perdidas eso debe funcionar, ¿no?—Murmuré y uní mis labios con los suyos, pero nada pasó.
—Tenemos que llamar a la reina Aurora...—Escuché que decía uno de los guardias.
—No, hay que llamar a la reina Mal. —Habló otro.
—¡Cállense y déjenme sola con mi chica!—Les grité entre el llanto. —This is not the end, you're part of who I am, so we can meet in the space between...
—Señorita Tremaine, no debe estar aquí...—Murmuró el guardia que había sobornado.
— ¡No eres nadie para decirme qué hacer! ¡Quiero estar con mi novia!—Alcé la voz y observé el arma con el que Audrey se había disparado, quise tomarla pero ellos fueron más rápidos que yo. — ¿Por qué no me dejan irme con ella? ¿¡Por qué son tan crueles!? ¡Ella no merecía esto, íbamos a ser felices juntas, iba a presentársela a mi familia, íbamos a estar juntas por siempre!—Sollocé destrozada.
Mi princesa perdida se había ido para siempre y no pude evitarlo.
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