El Extrano Caso De Deidara-Senpai
Tobi y Deidara van por el sendero en busca del tres colas. Es un camino bastante largo, y cansado para el rubio, el solo hecho de tener que soportar al idiota de su compañero por un tiempo indefinido le ponía de nervios.
¿Por que Él? Resopla con fastidio.
-Deidara-Senpai, ¡Deidara-senpai!...¿podemos parar a comer dangos? ¡Por favor!, ¿Si?
Tobi empieza a saltar frente a su Senpai, este le mira extrañado. ¿Cuando dejaría de portarse como un niño?
-No tienes que hacer todo eso, hum.
-¿Entonces podemos?
-Sí, Tobi -contesta fastidiado
Entran en el pequeño local de comida y hacen el pedido. El recinto esta casi vacío, y eso les agrada. El bullicio excesivo para quienes habían recorrido senderos infinitos resultaba un castigo digno de la Santa Inquisición.
En la mesa de un costado, se hallaba un puñado de hombres, que ya se encontraban comiendo.
Deidara se despoja del sombrero y de la capa también... hacia una calor de Infierno que apenas y soportaba.
El cabello rubio le cae por la espalda, es largo y brilloso. Increíblemente cuidado.
-Wow Senpai, su cabello parece de comercial -dice Tobi llevándose las manos al rostro mirandolo extasiado y resistiendo las ganas de tocarlo.
-Hum -Deidara se cruza de brazos y analiza su comentario- ¿Y eso es un problema, hum?
-No, no... yo solo decía -Tobi agita las manos nervioso. Conocía perfectamente a su compañero y sabía que era tan explosivo como su arte. Así que no quería hacerle enojar. No cuando quería que fuera él quien pagara los Dangos.
Los hombres de junto empiezan a reír de manera desconmensurada y Deidara les fulmina. Uno de ellos se sonroja y desvía la mirada tan rápido que dejaba a las estrellas fugaces humilladas. El tiempo pasa y hacen su pedido, pero las miradas de "esos" lo asediaban. ¿Acaso ya se dieron cuenta que venia de Akatsuki?
-¡Oye, linda!, ¿que haces con un escualido como ése? ... Ven y toca mis brazos, sentirás lo que de verdad son músculos
Un hombre de cabello negro corto y camisa verde seco, de piel ligeramente tostada y labios enormes le grita desde aquella mesa. Deidara ni se inmuta, alguna chica debió haber entrado...
-Oiga, compañero... -Tobi coloca su mano junto a su mascara justo dónde debía estar sus labios- Creo que esos hombres de allá le estan hablando a usted-murmura y apunta hacia la mesa de un costado.
Deidara mira de reojo y se estremece al "recibir" los besos que le envian por el aire. No puede evitar el tic en ojo y se remueve incómodo.
-Vamos linda, deja que te muestre lo que es un verdadero hombre... deja a ese novio que tienes y siéntate con nosotros.
-¿NO-NOVIOOO? -Deidara repite incrédulo y mira a Tobi. Jamás saldría con ése. Ni loco... nunca.
Niega muchas veces sientiendo el asco venir por su garganta.
Pero lo que más le incomodaba es que pensaran que fuera una chica... él. ..¿una chica? Que además estaba siendo acosada. Vaya ridiculez.
Aunque ahora que lo pensaba bien, los hombres siempre le miraban un tanto raro... abre los ojos de golpe y traga saliva fuertemente. ¿Acaso a eso se debía siempre?
-¿No hará algo Senpai?
-No tienes busto pero seguro que tienes trasero -le grita uno haciendo eco con ambas manos.
Esto era el colmo de los colmos. Un señor encargado del Restaurante lleva los dangos y se inclina hacia ellos.
-¿Esos sujetos de allá le estan molestando, Señorita?
Deidara se va de cabeza, como rayos es que el mundo a su al rededor pensará aquello. Se endereza y resopla frustrado. No usaria su arte ahora, el estómago le rugia de hambre. En otro tiempo será. Ignora al mesero y desvía la cabeza.
Toma el primer trozo de su comida y lo ingiere como si no le importara.
Un hombre de la misma mesa se acerca a ellos con paso nervioso, oculta sus manos detrás de la espalda y empieza a tartamudear.
Tobi y Deidara le miran ceñudos.
--Etto... eh... señorita -se refiere a Deidara--¡Estas flores son para usted! -baja la cabeza avergonzado y extiende un par de flores de diversas especies frente a su rostro.
-Esas...esas son decoración de la mesa -Tobi las señala
-¡Cállate! , tú que sabes de romanticismo -el desconocido le grita a todo pulmón.
Deidara no para de parpadear como quien pierde la cordura. Tobi y ese hombre continuan peleando, él solo quería relajarse y comer, y lo que obtenía a cambio era que le confundieran con una chica.
Mete su mano derecha en la bolsa de arcilla y esta listo para moldear alguna creacion pero se detiene de golpe cuando ve que el dueño del local es un anciano y su esposa de la misma edad. Lo sabe porque el hombre que le llevo el plato les llamó "Jefes". No arruinaría nada. No era tan malo después de todo. Frunce bastante enfadado al ver a Tobi enrollado en la pelea. Jamás le dejaría volver a elegir un lugar para comer. Se juro a sí mismo.
-¡Pues usted tampoco es su tipo! -Tobi le grita con voz de colegiala celosa.
-¿Ah si?, ¿Y quién lo dice?, ¿un enclenque con voz chillona?
-P-p-pues yo tendré voz chillona ¡pero a usted le chilla la ardilla!
-¡Que acabas de decir, enano mentiroso! -gruñe.
-Ya basta -Deidara dice con firmeza y severidad.
El hombre grandote voltea hacia todos lados para intentar encontrar al "valiente" que le había detenido pero claramente no encontró a nadie.
-De-Deidara-Senpai, ¿esta usted enfadado?
Deidara le fulmina.
El sujeto le mira y se sonroja, se inclina hacia él y le mira de cerca con una mano bajo su barbilla.
-Linda, tienes unos ojos azules preciosos, y que decir de tu cabello, es tan suave como una nube -enreda sus dedos gordos en el pelo y hace pequeños chinos que caen con gracia cuando los suelta.
Deidara se estremece, de verdad, esto no podía estarle pasando a él, ¡Itachi tambien tenía el cabello largo y nadie iba por la vida molestandole!
Era humillante. Abre los ojos enfurecido.
-¿Acaso has tocado las nubes, maldito idiota? -contesta con furia, aquel tipo que le molestaba se echa hacia atrás sorprendido.
-Tu...tu voz... -dice horrorizado- ¡ERES UN CHICOOO!
-Deberías empezar a dudar sobre tus preferencias -repone con burla.
El moreno ha salido disparado hacia la mesa con sus amigos, les contó todo y le miran con asombro... empiezan a murmurar y palidecen inmediatamente. Al fin habían dejado de molestarle.
-Deidara-Senpai...
-QUE...
-Usted me da miedo cuando se enoja.
Los hombres de la mesa de a lado pagan la cuenta y se encaminan hacia la salida.
-¡Aun así eres muy lindo! -le grita el mismo que le acosaba un rato antes.
Deidara se pone rojo del coraje y mete ambas manos en sus bolsas para moldear. Esto no iba a quedarse así ... iban a sufrir las consecuencias por hacer de él un chiste.
-¡KATSUUUUUUUUUU! -Grita enardecido después de aventar un par de figuras hacia ellos, explotaron y han salido corriendo con la ropa desgarrada y algunas heridas.
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