OS número 4: Malentendido Mortal
[OS del AU Anti Moebius]
Una tenrec estaba caminando por la parte desolada de Moebius, eran las 23:45hs. Tenía ojeras en cada uno de sus ojos. La tenrec quería llegar cuanto antes a su casa para descansar, ya que, el trabajo estuvo muy pesado.
En lo que la tenrec caminaba, mira de reojo hacia un lado. Allí vió a un erizo plateado de ojos ámbar, ella lo conocía perfectamente. Era nada más, ni nada menos, que su mejor amigo, Steel.
A ella se le hizo extraño verlo en ese callejón a esa hora de la noche. Así que, lo siguió para ver qué hacía.
Lo siguió durante un rato, hasta que, vió que el erizo plateado se detuvo en otro callejón: era uno mucho más tétrico que el anterior, estaba muy oscuro y ni siquiera los insectos querían estar ahí.
La tenrec no se tomó el tiempo de darse cuenta en dónde estaba, ella ya estaba bastante lejos de donde estaba en un inicio.
De repente, la tenrec notó que había perdido de vista al erizo plateado e inconsientemente caminó hasta el fondo de ese callejón.
En cuanto puso un pie cerca de un contenedor de basura que había en el callejón, escuchó una voz que le hablaba. Una voz muy familiar para ella. La tenrec se volteó rápidamente para ver de quién era esa voz
- ¿Surge? ¿Qué haces aquí? -el erizo plateado le preguntó a la tenrec, se veía extrañado un poco.
La tenrec estaba en shock, no sabía que responder y, cuando estuvo a punto de decir algo, otra voz la interrumpió.
- ¿Qué rayos hacen ustedes aquí? -una voz desconocida se escuchó.
- ¡Buenas! Soy yo, Steel -el erizo plateado exclamó viendo al desconocido.
El desconocido iba a decir algo, pero pronto se dio cuenta de la presencia de la tenrec. La analizó unos segundos antes de hablar.
- ¿Quién es ella? ¿Tú la conoces, Steel? -el desconocido le preguntó al plateado.
- Ehm...
El erizo plateado miró a Surge. Se puso a pensar unos segundos, él sabía lo que haría el desconocido si respondía de una u otra forma.
- No, no tengo ni la menor idea de quién sea -el erizo plateado respondió con nervios, aunque al final se calmó.
El desconocido no dijo nada. Sólo sacó un arma que tenía debajo de su campera y le apuntó a la tenrec directo a la cabeza.
No se lo pensó ni dos minutos y disparó. La tenrec no pudo reaccionar a tiempo, ella seguía shockeada.
Pero más shockeado estaba el erizo plateado, quien no se esperó esa reacción de su amigo. Él tenía claro que podía reaccionar de mala manera, pero nunca pensó que a tal punto de matarla.
El desconocido vió el cuerpo de la tenrec en el suelo, no sentía ningún tipo de remordimiento por lo que había hecho.
El desconocido miró de reojo a su amigo plateado. Se confundió por la expresión que este tenía en la cara.
- ¿Qué te pasa? -el desconocido le preguntó al erizo plateado.
El erizo plateado seguía en shock como para responderle. Harto de eso, el desconocido decidió tirarle agua a la cara al erizo plateado, quien reaccionó casi de inmediato.
- ¡¿Qué pasa?! -el erizo plateado preguntó con fuerza.
- ¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué pusiste esa cara? -el desconocido preguntó, aún confundido y extrañado.
- Tú... ¡le disparaste! -el erizo plateado exclamó con horror mirando al contrario.
El desconocido se le quedó mirando unos segundos. Soltó un suspiro.
- Pues sí, ¿o qué querías que hiciera? -el desconocido preguntó obvio.
- Scourge va a matarnos si se llega a enterar... -el erizo plateado dijo preocupado, pensaba en todas sus posibles muertes.
El desconocido sólo se confundió aún más.
- ¿Scourge? ¿Y por qué razón Scourge nos mataría sólo por matar a esa niña? -el desconocido ladeó la cabeza, señalaba el cuerpo de la tenrec. A pesar de que la tenrec tenía 16 años, para él era una niña.
- ¡Porque ella era su hermana! -el erizo plateado exclamó, casi gritando a los cuatro vientos.
Al fin el desconocido había entendido todo. Quedó bastante sorprendido por lo que el plateado había dicho y también se horrorizó.
- ¡¿Qué?! ¿Entonces ella era Surge? -el desconocido preguntó, alterado.
- Pues sí -el erizo plateado respondió con tristeza.
- ¡¿Y por qué rayos no lo dijiste antes, idiota?! -el desconocido volvió a preguntar, estaba más alterado.
- Es que creí que estabas bromeando cuando me preguntaste quién era -el erizo plateado explicó, nervioso.
El desconocido sólo se quedó impactado, era increíble hasta que punto llegaba el "razonamiento" de Steel.
- ¿Es en serio? -el desconocido replicó con seriedad.
El erizo plateado sólo soltó una risa nerviosa, sabía que si Scourge no lo mataba, lo haría el desconocido.
Ambos se quedaron en silencio, no sabían qué hacer, hasta que, decidieron ocultar el cadáver de la tenrec para que nadie lo encontrara.
Los dos enterraron el cuerpo de la joven tenrec debajo de una de las estatuas más antiguas de Moebius, una a la que nadie quería ir. Ambos estaban convencidos de que ahía jamás la encontrarían.
Ambos se retiraron del lugar lo más rápido posible, a pesar de que el cadáver fue escondido, el remordimiento y la culpa los atormentaba cada noche, más al desconocido.
El desconocido ya no soportó más y se desvivió, no soportó las incontables pesadillas que lo torturaban cada día y noche.
El erizo plateado, por otra parte, pudo superarlo muy rápido. Se dio cuenta de que, en realidad, no le importaba en lo absoluto. Así que, él sólo siguió con su vida después de eso.
FIN.
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