Rumania, porque Rumania. Se preguntaba Solace.

Y porque de noche.

Nico lo había obligado a hacer un viaje de sombras hasta Rumania, lo regaño por usar sus poderes del inframundo, pero Nico lo ignoró.

Hasta que lo llevo a un festival por el día de brujas.

Era fantástico, las luces naranjas, amarillas y blancas adornaban la calle, calabazas talladas, muñecos terroríficos, títeres, era lo que adornaba el gran lugar.

Había ventas de muñecos, calabazas, comida...

Pie de calabaza, era mi favorito, pase por todos los puesto y me detuve en uno que parecía traída de la época mediaval , vendían Pie, pasteles y comidas tradicionales del lugar.

—Joven, desea degustar nuestro famoso pie de calabaza —Decia una amable señora, aparentaba tener 35 años, su cabello rubio estaba atado en una coleta alta, traía poco maquillaje, pero con un fuerte labial color rojo, y un traje igual al de los campesinos de las antiguas épocas.

Cuando iba a responder, Nico me agarró de la mano y me apartó del lugar.

—Regresaremos —Dijo el pelinegro a la señora.

La dama solo asistió con la cabeza mientras mostraba una gran sonrisa.

—Nico pero tengo hambre —Dije mientras hacía un puchero.

—Regresaremos, solo tengo que terminar un trabajo primero.

Yo solo lo mire un momento, sabía que no iba a obtener otra palabra, así que solo suspiré rendido.

Caminamos por un par de cuadras más, pude notar a niños y jóvenes disfrazados asustandose entre si.

Hasta que llegamos a nuestro destino.

Estábamos a pie de una montaña, que tenía unas escalera que la redeaban como serpiente y en la punta de esta había un castillo, era antiguo y terrorífico, pude notar como murciélagos salían de él.

—Nico que hacemos aquí.

— Ya te dije, por trabajo.

Entonces comenzamos a subir las escaleras, eran interminables.

Cuando llegamos estaba más que cansado.

Las puertas eran de un rojo escarlata, y en ellas estaban grabadas varias escenas de guerras y muertes.

Nico se acercó y tocó la gran puerta.

Con un horrible chirrido se abrió, no había nadie, estaba oscuro, pero todo parecía que alguien habitaba el gran castillos.

Nico paso adentro y yo lo seguí.

La puerta se cerró de golpe, estaba agarrando fuertemente la mano de mi novio.

El hijo de Hades, solo reía por mi reacción.

—Bienvenidos a mi humilde morada —Decia una voz grave, de la nada apareció enfrente nuestro un hombre de treinta y algo de años, lucía un traje formal, pero no de la actualidad si no de las épocas victorianas y una capa negra con el fondo rojo.

—Conde Vlad es un gusto volver a verlo —Saludaba Nico, que hacía una reverencia.

—El gusto es mío, Nicolo Di Angelo.

Yo estaba todavía asimilando las cosas.

—Quien es usted —Pregunte al señor, Nico medio un codazo en la costilla, me sobe por el dolor, eso parecía divertirle al conde.

— Mi nombre es Vlad Tepes, la mayoría me conoce como el conde Drácula.

—Co-onde Drácula — Tartamudeo.

—Ese mismo.

Miro a Nico, el suspira y comienza a explicarme.

—Mi padre me mandó a ver al conde, son amigos, además lo tiene que tener vigilado ya que es inmortal y no es un dios, y esa línea de la vida y de la muerte es la que se encarga Hades.

—Nos conocimos una vez gracias a mi padre, fue interesante la conversación, dos personas del pasado en el mundo moderno.

El Conde Drácula reía.

—Exacto, y hoy por ser 30 de octubre, es el día de su visita.

—Y como no quería venir solo te traje conmigo —Admitio Nico con un leve sonrojo.

—Es un gusto conocerlo conde y no me molesta que mi novio me allá traído a la fuerza a este lugar.

— Se nota, pasen el castillo no está embrujado, es solo una forma de alejar a los mortales del lugar.

Esa noche de Halloween la pasamos con el conde Drácula, él ya tenía la cena preparada, HABIA PIE DE CALABAZA.

Contamos varias anécdotas, me enteré que antes de que se convirtiera en vampiro él era un gran caballero y un asombroso rey.

No pensé que mi primer Halloween con Nico, haya conocido al mismísimo Conde Drácula.

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Les soy sincera, no tengo idea de dónde salió está historia, pero me gustó mucho.

Espero que igual ustedes.

Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora