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The Library of Lost Steps

La Biblioteca del Ocaso no era un lugar común. En un bosque envuelto en niebla, su arquitectura parecía difuminarse y reconstruirse a cada paso, como si respondiera a los secretos y anhelos de quienes la visitaban. Este lugar contenía no solo historias, sino futuros, pasados y posibilidades. Para aquellos lo suficientemente valientes como para explorarlo, cada estante y pasillo ofrecía una ventana a vidas alternativas y deseos ocultos.

Kiyomi, una joven yokai de ojos penetrantes y cabello oscuro, había llegado hasta este lugar guiada por un vacío que no lograba llenar. Desde pequeña, había sentido que una parte de ella le era desconocida, como si una historia perdida estuviera grabada en sus huesos. Los rumores de un ente legendario llamado Moonlight Silhouette, un yokai de luz lunar que supuestamente estaba vinculado a su existencia, habían sido el faro que la empujó a emprender el viaje hacia la biblioteca. Ella no entendía su conexión con esa entidad, pero sentía en lo más profundo que en algún lugar, una verdad la aguardaba.

Al llegar a la gran puerta de madera de la biblioteca, Kiyomi sintió una mezcla de temor y emoción. La puerta se abrió con un crujido, revelando a Eirin, la guardiana de la biblioteca. Eirin era una figura etérea, con una presencia calmada y ojos que parecían ver a través de todas las máscaras.

"Eres la primera yokai en mucho tiempo que viene aquí en busca de respuestas," dijo Eirin con una voz suave y profunda. "Pero debes saber que no siempre encontrarás lo que deseas. A veces, lo que encuentras aquí puede complicar aún más el camino."

Kiyomi respiró hondo y asintió. "Quiero comprender quién soy realmente, sin importar el precio."

Eirin observó el anhelo en sus ojos y suspiró suavemente. "Bien, ven conmigo. La Biblioteca del Ocaso puede ofrecerte visiones de futuros posibles, pero también puede exponerte a miedos y verdades que quizás preferirías no ver."

Guiada por Eirin, Kiyomi entró en una sala profunda llena de libros antiguos. Eirin le explicó que cada libro contenía fragmentos de futuros alternativos, reflejos de posibilidades que aguardaban en su destino. Kiyomi sintió la carga de los años y de las vidas contenidas en cada tomo, y con manos temblorosas, eligió un libro oscuro que parecía brillar con un tenue resplandor familiar.

Al abrirlo, la realidad cambió y se sumergió en una visión.

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Futuro 1: La Soledad del Poder

Kiyomi se encontró en una versión de sí misma que emanaba un poder abrumador. Sus ojos eran fríos y distantes, y los yokai a su alrededor la observaban con un temor reverente. Era poderosa, temida e intocable, pero había algo profundamente inquietante en sus gestos controlados y en la soledad que la rodeaba. No había nadie a su lado, ni una sonrisa o un amigo que la acompañara. Solo el eco de su propia voz resonaba en el vasto vacío que la rodeaba.

Un grupo de yokai la saludaba con respeto al pasar, pero sus miradas evitaban encontrarse con la suya. No había admiración ni cariño, solo temor. En esta vida, Kiyomi había sacrificado sus relaciones y su humanidad en su búsqueda de poder y aceptación como yokai. A medida que caminaba, el peso de su propio vacío la ahogaba.

"No... No quiero esto..." susurró Kiyomi, sintiendo un frío desgarrador en el pecho.

La visión se desvaneció, y Kiyomi se encontró de vuelta en la biblioteca, temblando. Eirin la observaba con una expresión de comprensión.

"Cada elección trae consecuencias," dijo Eirin. "El poder sin conexión con los demás puede volverse una prisión."

Kiyomi asintió, intentando recuperar el aliento. Sin embargo, en su interior, una voz insistía: ¿Pero qué soy sin poder?

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Futuro 2: La Renuncia y la Paz Incompleta

El siguiente libro la llevó a una vida completamente diferente. En esta visión, Kiyomi había renunciado a su poder yokai, eligiendo vivir como una humana en una tranquila aldea. Sus días eran pacíficos y llenos de pequeños momentos de felicidad: paseos por el campo, charlas amables con sus vecinos, y el calor de un hogar.

Sin embargo, cada vez que veía su reflejo en el agua o en los cristales de las ventanas, notaba algo faltante en sus ojos. Una chispa ausente, un vacío en su mirada. Kiyomi había renunciado a una parte esencial de sí misma, negando su naturaleza yokai para encontrar aceptación entre los humanos. Y aunque había logrado vivir en paz, la soledad y el anhelo por lo desconocido seguían presentes, como un eco constante que no podía ignorar.

"¿De qué sirve una paz que me pide negar quién soy?" se preguntó, y la tristeza en su propia voz le desgarró el corazón.

La visión desapareció, dejándola en la biblioteca con el corazón oprimido. Miró a Eirin, sin saber qué decir.

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Futuro 3: La Búsqueda Interminable

El tercer libro la mostró como una viajera incansable, moviéndose de un lugar a otro en busca de Moonlight Silhouette. Su vida era una serie de caminos solitarios, cruzando desiertos, mares y montañas, siempre con la esperanza de encontrar respuestas. Pero en cada visión, solo hallaba más preguntas, y el tiempo seguía avanzando, robándole cada vez más de su juventud y vitalidad.

A medida que su yo alternativo envejecía, sus ojos se llenaban de un anhelo desesperado. Se había convertido en una sombra, alguien que buscaba constantemente una verdad que parecía siempre un paso más allá. La soledad y la frustración se apoderaban de ella, hasta que su existencia misma se convertía en un eterno vagar sin sentido.

Kiyomi cerró el libro, con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta. ¿Era eso lo que la esperaba? ¿Una vida de vacío, sacrificio o de incesante búsqueda? Se giró hacia Eirin, sintiéndose vulnerable y perdida.

"Eirin... siento que no puedo abandonar este deseo. Quiero comprender mi conexión con Moonlight Silhouette, pero no quiero perderme en ese camino."

Eirin la observó en silencio, captando el fuego que ardía en el interior de Kiyomi, un deseo tan profundo que no podía deshacerse de él sin más. Con suavidad, se acercó y le colocó una mano en el hombro.

"Tu anhelo es poderoso, Kiyomi, pero recuerda que no eres solo tu búsqueda. Moonlight Silhouette puede ser una parte de ti, pero tú decides qué lugar ocupa en tu vida."

Kiyomi bajó la mirada, sintiendo el peso de sus miedos. "Pero... siento que sin esa respuesta, siempre estaré incompleta."

"La Biblioteca del Ocaso no te pide que olvides tu deseo," dijo Eirin con ternura. "Solo te muestra que, si dejas que ese anhelo te consuma, podrías perder partes de ti misma en el proceso."

Kiyomi reflexionó sobre esto. Comprendió que su deseo de conocer su origen y de entender la conexión con Moonlight Silhouette era algo que siempre estaría con ella, como una llama inextinguible. Pero también entendió que no podía permitir que esa búsqueda la definiera por completo. Era una yokai, sí, pero también era Kiyomi, alguien con su propia esencia, más allá de los misterios de su pasado.

Finalmente, se volvió hacia la puerta de la biblioteca. "Seguiré buscando respuestas," murmuró, más para ella misma que para Eirin. "Pero no permitiré que ese deseo me robe la oportunidad de vivir el presente."

Eirin sonrió, satisfecha. "Ese equilibrio es la clave, Kiyomi. La búsqueda es parte de ti, pero también lo es la vida que tienes ahora. Lleva contigo lo aprendido aquí, y recuerda que los verdaderos caminos son aquellos que se construyen paso a paso, no aquellos que se intentan resolver con una sola respuesta."

Kiyomi asintió y, con un último vistazo a la biblioteca, se giró y se marchó, sintiendo que aunque no tenía todas las respuestas, había ganado una perspectiva que la ayudaría a enfrentar su vida con una renovada claridad.

Sin embargo, mientras la veía partir, Eirin percibió algo en su expresión. Sabía que el anhelo de Kiyomi era tan profundo y arraigado que probablemente la llevaría a caminos complejos, y quizá algún día la yokai regresaría, impulsada de nuevo por su deseo insaciable de respuestas.

"Buena suerte, Kiyomi," susurró Eirin al vacío, consciente de que la joven yokai necesitaría toda la fortaleza posible para enfrentarse a la naturaleza voraz de sus propios deseos.

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