Leah estaba segura de no haber visto nunca día mas hermoso que este, incluso para tratarse de la zona de Washington en la que la reserva quileute se ubicaba, incluso el parloteo de las improntas de sus hermanos estaba llenándola de emoción y no de frustración e irritación que era lo que normalmente pasaba.

Louisa Mill, su cuñada daba los últimos detalles al vestido de novia que había elaborado especialmente para Leah, era suelto, en una tela blanca delicada y llena de un encaje hermoso que no tenia idea de en donde la rizada lo había hallado.

Algo mas sorprendente aun era que la mismísima Alice Cullen, que había pisado territorio Quileute junto a toda su familia ahora mismo se encontraba maquillandola con tonos hermosos y delicados, mientras el resto de las improntas hablaban con el resto de las mujeres Cullen. Afuera de la cabaña en la que se encontraba, en la zona de la playa decorada para su boda podia escuchar como sus hermanos y hombres Cullen bromeaban con un evidentemente nervioso Cristian Moore, no pudo evitar sonreír al escuchar a Charlie Swam decirle a su prometido que 'no era necesario que le diera nietos tan pronto'  Cristian había alcanzado a ahogarse con su propia saliva tras escuchar eso.

la marcha nupcial, entonada desde un piano tocado por Edwad Cullen obligo a todos los presentes a guardar silencio, había mucha gente, era solo familia, pero recordemos que la familia Quileute es especialmente grande pues incluso algunos de los padres de las improntas y miembros de la manada se encontraban presentes y muchos compañeros de trabajo de Cristian también estaban allí. Todos se pusieron de pie, al ver la linea de madrinas y padrinos, formada por improntas y hermanos de manada, a su lado, Charlie Swam le ofreció su brazo, del cual ella se colgó, miro a Seth, al final de la fila de padrinos, tenia los ojos llorosos pero segundos atrás le había escuchado gritarle a Brady que era mentira que estaba llorando, ahora podía saber que no lo era, delante de el estaba Sam que sonreía tanto como ella, no se dijeron nada pero sabia lo que significaba, el sentía su felicidad como propia, de eso no había duda. Ni se dedico a mirar al resto de sus hermanos pues estaban bromeando entre ellos, al otro lado de la fila, todas las improntas vestidas en hermosos vestidos de color azul le sonreían con emoción en especial Emily, April y Louisa que se tomaban de la mano mientras parecían estar al bordo del llanto, la caminata empezó y sus ojos encontraron los de su amado hombre y futuro esposo, Cristian Moore ni siquiera tenia los ojos empañados, no, era más que eso, el en su lugar esta lagrimeando con emoción mientras veía a su hermosa Leah caminar hacia sus brazos, su madre, Sue, sentada en primera fila veía todo a detalle. También sentía que lloraría en cualquier momento, pero antes de eso saco de su bolso la cámara digital que había comprado especialmente para atesorar cada momento.   

– Juro que eres un ser humano excepcional, Leah Clearwater. – dijo Cris, con su voz temblando de emoción, tenia la mano de la mujer que amaba entre las suya y se disponía a esposarla tras las indicaciones que el hombre que estaba oficiando la boda le había dado. – y en mi vida habría imaginado que seria bendecido con un ser tan hermoso y maravilloso como tu lo eres. – Cristian había estado en pánico por días mientras pensaba en las palabras ideales para decir en sus votos, no estaba seguro de como las había escrito, pero si estaban seguros que era su corazón el que hablaba.  – estaré mi vida entera para ti, mi amor.  – continuo.  – tal como lo estuviste desde el primer día en que tus ojos hermosos hallaron los míos.  – las lagrimas de Leah salieron de sus ojos y eso le hacia mas imposible a Cris contener las propias.  – Te amo, te respeto y daré felicidad a cada día de tu vida, tal como tu haces con el mio.  – dijo, deslizando la delicada argolla al rededor del dedo anular de la muchacha. Ella tomo ahora la mano del hombre que amaba entre la suya.

– Cristian Moore.  – dijo, tuvo que sorber a causa del llanto, logrando que una risa se liberara entre el publico contagiando también a la pareja bajo el arco de flores en el que se estaban desposando, volvió a mirar a su amor luego de que las risas se apaciguaron.  – eres lo que mi alma por tanto tiempo había buscado, eres la mitad de mi vida, ya sabes que mi vida es oscura si no te tengo a mi lado, vida mia. – Cristian era, literalmente, un mar de llanto. Tanto que April había dejado de llorar para burlarse por lo bajo de su hermano. – y te amaré, cuídare y atesorare casa segundo de nuestra vida juntos. – Leah cerró su juramento deslizando la argolla en el dedo anular de su amado. – juro que, nunca más estaremos solos, tendremos toda una vida para compartir el uno con el otro. – concluyó.

Se miraron, con gran amor, perdiendose en los ojos del otro, se cerraron en un mundo propio que nisiquiera escucharon el sello que el hombre que la notaría había enviado acababa de darles, se dieron cuenta de ello tan solo cuando el público se llenó de aplausos y entonces, Leah, con esa forma de ser salvaje que enloquecía a Cristian se lanzó sobre el muchacho, sellando la propuesta eterna con un apasionado beso que la manada vítoreo con silbidos.