Inesperado / Seokjin (+18)
—Irene, él es mayor por cinco años, ¿Estás bien con eso?
—Jinnie, no seas exagerado, y solo le gana cuatro.
—Pero ¿Cómo puedo estar seguro de que cuida bien a mi niña?
Haeun blanqueó los ojos —Mingyuk y yo somos novios desde hace casi un año y lo conoces muy bien, no tengo idea del porque el repentino cambio de actitud ¡Y ya no soy una niña!
—Irene, habla con ella.
—Haeun, cariño ¿Qué es lo que querías hablar con nosotros?
—Mingyuk nos invitó a cenar a su casa mañana, para que ustedes y sus padres se conozcan.
Irene y yo fruncimos el ceño.
—¿Enserio? —Pregunté.
—¡Sí! Enserio queremos que se conozcan, Mingyuk y yo vamos enserio.
Bueno, por un lado eso era una buena señal
—¡Claro que iremos! —Haeun corrió a abrazar a su madre y segundos después ya estaba frente a mi dando saltitos, claramente esperando mi respuesta.
—¿Y dices que no eres una niña? —La señalé con una ceja alzada y ella solo aumento su aegyo sabiendo que es mi debilidad.
—¡Vamos appa! —Hizo un puchero.
Demonios
—Claro que iremos ¿Crees que voy a desaprovechar una oportunidad de molestar a tu novio con preguntas incómodas y contándole anécdotas en donde haces el ridículo?
Haeun dejó el aegyo y el puchero y ahora solo me miraba con cara de pocos amigos.
—Oh, vamos Haeun, ya sabes lo bromista que es tu papá —Irene abrazó mi torso y rodeé mi brazo en sus hombros.
—Esta bien ¡Iré a escoger mi outfit!— Haeun chilló y corrió a su cuarto.
—Definitivamente es tu hija— Hablé mientras Irene y yo observábamos donde antes estaba nuestra hija.
La pelinegra en respuesta golpeó levemente mi pecho con una sonrisa y bostezó de manera tierna —Vamos a la cama ¿Si?
Asentí y besé su cabeza.
Mi esposa subió las escaleras con un obvio cansancio y solo la observé de lejos.
Recordé cuando aún tenía a Haeun en su vientre y necesitaba mi ayuda para subir las escaleras en las últimas semanas. Cómo le cantaba a mis amores mientras ella acariciaba mi cabello. Cuando Irene y yo vimos al ángel que nosotros creamos y la recibimos con tantas lágrimas en los ojos que verla claramente resultaba imposible.
Suspiré cuando recordé las mejillas regordetas de Haeun al nacer y a Irene cargándola como toda una experta, pero sin perder el toque de miedo y emoción al ser madre primeriza.
Quién diría que ahora tenía que mentalizarme para conocer los padres del novio de mi pequeña.
Arreglé todo para irme a dormir y después de bostezar subí las escaleras con pereza.
Cuando entré a la habitación Irene se desmaquillaba frente al tocador y me sonrió por el reflejo.
—Cariño ¿Pasa algo? Te ves raro.
Negué con los ojos entrecerrados mientras me quitaba la camisa— Es solo que el asunto de Hany me inquieta un poco.
—¿Haeun? —Preguntó sorprendida —¿Se puede saber por qué?
—Amor ¿Enserio estás bien con la diferencia de edad entre Hany y Mingyuk?
—Me sorprende un poco que preguntes eso si te llevas tan bien con Mingyuk.
—Parece que me contradigo ¿cierto?
Asintió tranquila —Haeun ya tiene 18 años Jin, Mingyuk la trata como reina y tú y yo sabemos que están muy enamorados.
Suspiré —Supongo que tienes razón, me preocupo de más.
—Eres su padre, es normal, pero confía en nuestro ángel ¿sí? Ella lo escogió por algo — Se quitó la banda que sostenía su cabello y se sentó en su lado de la cama viéndome con ternura mientras me colocaba el pantalón de la pijama.
«Ella lo escogió por algo»
—Te amo.
—Yo más.
///
—¡Por favor no me avergüencen! —Haeun se bajó del auto con demasiada ansiedad acumulada.
—¿Nosotros? ¿Avergonzarte?
—Haeun, ¿Cuándo te hemos avergonzado? —preguntó Irene mientras caminaba junto a mí con un pastel entre sus manos.
—¡Siempre! — Hany respiró hondo y reguló su respiración cuando los tres llegamos a la puerta —Solo sean ustedes mismos ¿Si? Son los mejores padres del mundo y realmente quiero que todos vean eso.
Hany sabía cómo jugar sus cartas
¿Chantaje o realidad?
Irene y yo sonreímos mientras yo la tomé por los hombros —¿Lista?
Asintió y tocó la puerta.
En segundos Mingyuk y, al que parece ser su padre, nos abrieron la puerta con una enorme sonrisa.
—¡Familia Kim! ¡Bienvenidos! —Hany entró a la casa recibiendo un abrazo por ambos mientras nosotros entrabamos con una sonrisa.
Mingyuk agradeció y tomó el pastel que Irene cargaba con una sonrisa y se fue a la cocina.
Hany, tratando de pasar desapercibida, corrió hacia la cocina con él.
—Es un gusto, mi nombre es Lee Jae No, es un placer tenerlos de invitados —Estrechó nuestras manos con suavidad —Mi esposa llegará en unos minutos, a última hora nos faltaron algunas cosas para recibirlos, les pido una disculpa.
—Oh no, no se disculpe, no hay ningún problema. El gusto es nuestro, soy Kim Seok Jin y ella es mi esposa Irene.
—¡Por favor siéntense! —El hombre de cabello negro señaló los muebles de la sala justo cuando la parejita salió de la cocina.
Todos tomamos asiento y comenzamos a hablar de cosas al azar, sin duda Mingyuk había heredado el sentido del humor de su padre, quien reía de manera animada por las mismas cosas que él.
La atención de los cinco fue a parar a la puerta cuando una enorme bolsa de papel kraft –al estilo americano– llena de cosas entró a la casa cargada por una persona que era imposible de ver.
Al estar sentado cerca de la puerta, fui el primero en reaccionar cuando la bolsa estuvo a punto de caerse de las femeninas manos de la mujer castaña.
Me paré con rapidez a sostener la bolsa, y cuando la tuve entre mis manos, la miré.
Sae Hye
La ahora castaña de miró con los ojos bien abiertos y nos quedamos inmóviles por segundos, solo mirándonos.
—¿Están bien? ¡Dios! Pasó tan rápido que ni siquiera pude reaccionar —Habló Irene, quien se paró de inmediato junto al señor Lee.
—¡Sí! Lo siento, la bolsa es pesada y cuando cerré la puerta todo se desequilibró ¡Lo siento!
—¡No te disculpes! Ven, vamos a dejar todo esto, te ayudaré, ¿está bien?
Sae asintió y solté la bolsa para que Irene ahora la tomara.
—Lamento eso —El señor Lee habló —Regresemos, y ¡muy buenos reflejos!
Sonreí mientras me sentaba en la sala quedando frente a él.
—Sí Señor Kim ¡cuando me di cuenta de lo que estaba pasando usted ya estaba ayudando a mi mamá!
"A mi mamá" repetí en mi cabeza
Oh por Dios, Sae es la mamá de Mingyuk
—¿Me podrían decir dónde está el baño?
Mojé mi cara y me observé en el espejo. Mis cejas estaban un poco curveadas, con un gesto de preocupación o nerviosismo que hice inconscientemente al pensar en justo lo que acababa de pasar.
Sae Hye está en Seúl, en la cocina hablando con mi esposa.
Sae Hye se casó, tiene un hijo y curiosamente es novio de mi hija.
No puede estar pasando esto, mucho menos ahora.
Inhalé y exhalé repetidas veces hasta tranquilizarme.
Me sentía aterrado, nervioso y sobre todo sorprendido. No podía mirar a Sae Hye a los ojos después de lo que le hice, pero cuando la vi, volví a sentir esa sensación en el pecho, la misma que sentí cuando estábamos juntos y la misma que perdí cuando me fui del país sin decirle nada.
Regresé de a la sala, donde ya todos me esperaban.
Irene con un asiento vacío a su lado, Haeun y Mingyuk a nuestra derecha y el señor Lee junto con Sae frente a nosotros, para ser más específico, con Sae sentada justo frente a mí.
—Disculpen la tardanza —Irene me tomó la mano apenas me senté a su lado.
—No te disculpes, ahora sí que ya estamos todos completos, ella es mi esposa, Lee Sae Hye.
Sae Hye sonrió e hizo una pequeña reverencia en su asiento, acto imitado por nosotros al instante.
—Su hija es la persona más dulce y respetuosa que he conocido, sin duda hicieron un excelente trabajo —Sae habló mirando a Irene, ignorando mi presencia.
Todos miramos a Haeun, que ya se encontraba sonrojada.
—Gracias por recibirla con tanto cariño, significa mucho para nosotros — Ahora habló Irene con una sonrisa cálida.
—No agradezcan, sabemos que ustedes tratan a Mingyuk como parte de su familia.
—Lo es —hablé con rapidez, mirándola.
Mingyuk tomó de la mano a Hany con emoción.
Todo estaba saliendo muy bien.
—Bueno, ¿Quién quiere cenar?
Reímos y nos paramos de la sala para dirigirnos al comedor.
—Jae, ¿puedes venir un momento?
Los anfitriones fueron a la cocina, dejándonos solos en la sala a Irene y a mí, ya que los menores de la casa habían corrido al comedor apenas escucharon "cenar".
—Son muy amables y educados, esto va mejor de lo que pensé.
Asentí —Tienes razón, deberíamos invitarlos también a la casa ¿no crees?
—Estaba pensando lo mismo, tenemos que arreglar todo para invitarlos lo más pronto posible.
—Discúlpenos —El Sr. Lee, JaeNo si no me equivoco, se asomó desde la cocina —Estamos verificando que todo esté en orden ¿Gustan pasar al comedor?
Irene y yo asentimos con una sonrisa y nos sentamos en el comedor. La mesa caoba con sillas beige era justamente para seis personas, por lo que Irene y yo nos sentamos casi con prisa.
Cena deliciosa, temas triviales, risas, anécdotas pero sobre todo muchas miradas.
No sabía si era Sae Hye la que me miraba o era yo quien no podía quitarle la mirada de encima. De cualquier manera, ambos nos mirábamos a los ojos por varios segundos y después la retirábamos por alguna frase que alguien dijo que captó nuestra atención.
Pero no eran miradas incómodas, eran más como para estudiarnos.
Estudiar nuestras facciones, nuestros gestos y ese tipo de cosas.
Sae Hye luce exactamente igual o mejor que cuando tenía veinte, definitivamente los años le favorecieron, su cabello ahora castaño está mucho más largo del que acostumbraba a llevar, su cuerpo tomó mejor forma -si era posible-, sus caderas se ensancharon y sus pechos crecieron considerablemente, pero eso sí, su sonrisa seguía idéntica que la de hace años.
La mano de Irene me sacó de mis pensamientos, apretó mi rodilla suavemente por debajo de la mesa y por lo bajo murmuró un "¿Estás bien?" cuando la miré.
Asentí con rapidez y tomé su mano.
¿Cómo puedo hablar con Sae a solas sin que se vea extraño?
En otro lugar, me contesté a mí mismo con obviedad.
La cena terminó y me disculpé para ir al baño, cosa que –como era de esperarse– no hice.
Caminé por el pasillo, pasando por alto el baño y llegué a una clase de estudio u oficina, en el escritorio, al centro de la oficina, brillaba una placa.
Dr. Lee Jae No
Cirujano plástico
Regresé al plan original, buscando una pluma por todo el escritorio hasta que la encontré.
Fui al baño y en un pedazo de papel anoté mi número.
No sabía el por qué de mis acciones tan "sospechosas" pero el regreso repentino de Sae Hye y mis ganas increíbles de hablar con ella y aclarar y saber lo que paso por todos estos años me hicieron dejar de pensar.
Plan listo, ahora ¿cómo se lo daré?
Regresé la pluma a su lugar y tratando de arreglar los nervios regresé a la sala con el papel en mi bolsillo.
—Fue un gusto haberlos conocido, pueden venir cuando quieran, esta es su casa.
—Muchas gracias, pueden estar seguros que los Lee y los Kim se verán muy seguido —hablé mirándola a los ojos —Nos retiramos, ya se está haciendo un poco tarde.
Y vi mi oportunidad
Después de que Irene se despidió de Sae, ella caminó al comedor mirándome.
Al fin y al cabo, sólo me iría a despedir
Me despedí de JaeNo con un apretón de manos y un leve abrazo y cuando Irene seguía caminé hacia Sae.
—Hasta luego, Señor Kim.
—Dime Seokjin —la castaña abrió sus ojos un poco más de lo normal y sonrió.
—Está bien Seokjin.
Apreté su mano con el papel escondido y lo tomó con habilidad.
Besé su mejilla en despedida y nos retiramos.
—GRACIAS GRACIAS GRACIAS
—Tranquilízate Haeun, respira —la poca paciencia de Irene salió a flote.
—¡Mamá! — murmuró ofendida —Bueno, no importa, ¡no puedo creer lo bien que todo salió!
Apenas nos metimos al auto y Hany ya chillaba de un lado a otro lo feliz que estaba porque todo salió bien.
—Por cierto Hany, pasado mañana iremos a Busan con tus abuelos para la reunión de las Bae, para que apenas llegues arregles tus cosas para que tu padre nos lleve en la mañana.
—¿Tocó en Busan este año? — Irene asintió, colocándose el cinturón de seguridad — ¿Cuánto tiempo se irán?
—Seis o siete días, ya conoces a mi familia.
Asentí con una sonrisa, restándole importancia.
///
Suspiré cuando llegamos a la estación de tren. Habíamos llegado muy cansados, por lo cual los tres dormimos como bebés y sorpresivamente todos contábamos con un buen humor.
Haeun hablaba por teléfono con Mingyuk e Irene revisaba de nuevo la lista de cosas que debía llevar.
—Hany, cariño, apúrate.
La menor –después de mandar besos a su novio– salió del auto junto con su pequeña maleta en las manos.
—Me llaman si necesitan algo, cualquier cosa — Ambas asintieron con una sonrisa — Oh, vengan aquí —Abrí mis brazos —Las extrañaré.
Ambas me abrazaron; besé la frente de Haeun y los labios de Irene.
—Vayan con cuidado.
Agité mi mano en forma de despedida mientras ellas hacían lo mismo, subiendo al tren lentamente y con una sonrisa en el rostro.
Subí de nuevo al auto y solté un sonoro suspiro, hasta que el timbre de mi celular sonó.
—Kim —hablé apenas pulsé el botón verde.
—¿Jin?
—El mismo —sonreí al escuchar su voz —Hola Sae Hye.
—JaeNo tiene varias cirugías y consultas en Ilsan y regresará en unas dos semanas. Quiero verte ¿Podemos vernos hoy?
—Justamente acabo de dejar a Irene y a Haeun en un tren hacia Busan, se irán una semana, vaya coincidencia —reprimí una risa —¿El restaurante Ossu Seiromushi te parece bien?
—Vaya que si es coincidencia. Te veo a las ocho en la entrada.
Colgó.
Se seguía sintiendo irreal; Sae de nuevo regresaba a mi vida, y la vería por fin a solas.
Llamé al restaurante para hacer la reservación, y que de paso nos prepararan nuestro vino favorito al entrar.
El vino que nos gustaba a ambos hace tantos años.
Cuando llegué al restaurante –al cual debías ir vestido de manera formal– la busqué con la mirada apenas bajé de mi auto. Y llegó.
Bajó del taxi con una delicadeza que era digna de admirar.
Cabello suelto, vestido negro, ni corto ni largo, cintura diminuta y los enormes tacones aguja, la misma medida que siempre llevaba.
Me sonrió apenas sus ojos se toparon con los míos y me saludó con un beso en la mejilla.
No dijimos nada, me acerqué a la recepción, dije mi nombre y en segundos ya nos llevaban a nuestra mesa, junto a la ventana, el lugar favorito de la castaña cuando acostumbrábamos a salir.
—Gracias por aceptar la invitación, Jin— Separé su silla y después de agradecer con una sonrisa, se sentó.
—No agradezcas Hany, yo planeaba hacer lo mismo.
Sonrió —Recuerdo la última vez que me llamaste así; ha pasado un tiempo Jinnie.
Fruncí el ceño y caminé hacia mi asiento —¿Cuántos años? ¿Quince? —Me senté frente a ella, haciendo un gesto al mesero para que trajera el vino.
—Veintidós —Corrigió.
—Wow, mucho más tiempo del que esperaba.
Asintió —Parece mentira ¿No crees? Nuestros hijos están saliendo, y ambos estamos en Seúl.
Pensándolo de esa manera realmente era increíble volvernos a ver.
Es decir, reencontrarte con el amor de tu vida después de veintidós años parecería imposible para cualquiera.
—Lo sé ¿Cómo es estado en todos estos años, Sae? ¿La vida te ha tratado bien?
—No tan bien como a ti, por lo que veo — Fruncí el ceño — Me refiero a que hace tres días me enteré estás vivo después de más de veinte años creyéndote muerto ¿Quién lo diría, Jin?
Tragué en seco —El mundo es muy pequeño, todo esto me sigue pareciendo increíble. ¿Cuándo dejaste Gwangcheon?
Cambia el tema, cambia el tema me pedí a mi mismo
Sabía que Sae sacaría el tema de mi desaparición, y aunque si quiero hablar de eso, me parece demasiado pronto.
—Probablemente tres años después de tu desaparición, me mudé aquí a Seúl y conocí a JaeNo dos años después.
—¿Cómo se conocieron?
—JaeNo es hermano de mi doctor, y cuando me vio de casualidad me invitó a salir —se recargó en el asiento, restándole importancia al asunto — ¿Y tú? ¿Cómo conociste a Irene?
No era lo más cómodo hablar de esos temas, pero aun así contesté —La conocí cuando regresé a Gwangcheon, es la hija de mi contratista.
Frunció el ceño —¿Cuándo regresaste? ¿... Dónde estuviste todos estos años?
Sonreí con incomodidad y me acomodé en mi asiento —Japón.
—¿Jap...
Asentí —La empresa de mi padre en Japón quedó en la ruina y de un día para otro nos tuvimos que ir. MinSeok no me dejó despedirme de nadie y tiró absolutamente todo lo que tenía.
Sae Hye no dijo nada. El mesero llenó nuestras copas de vino y nos quedamos callados por minutos. Tenerla frente a mí seguía pareciendo, simplemente, un sueño.
Tomé la copa de vino —Nunca tuve la oportunidad de despedirme Sae, pasaron muchas cosas ese día —Di un sorbo y observé los ojos negros de Sae Hye, que seguían siendo tan intimidantes como siempre —¿Por qué me miras así?
—Te lloré por años, sigo sin creer que estas frente a mí.
Su tono de voz era duro y se mostró completamente seria.
—Yo también te lloré y extrañé como no tienes una idea. También es increíble para mi.
Saehye sonrió y bebió de su copa.
—¿Por qué volviste?
—Te busqué en Gwangcheon —La castaña me miró con sorpresa, levantando las cejas e inhalando con tosquedad —Pero, al no encontrarte y ver que tu casa estaba tan vacía como la mía, me di por vencido. Y, ahora estas frente a mí.
—Supongo que ambos seguimos adelante.
Fruncí el ceño —¿Supones?
—Bueno, en mi caso, me costó demasiado salir adelante y desde hace años tú sigues siendo al hombre al que verdaderamente amo.
Dejé de respirar, literalmente.
Al verla con los ojos brillosos y hacer un esfuerzo por levantarse de la silla sentí como si se me saliera el alma.
—Perdón, no puedo hacer esto.
Habló con seriedad y salió del restaurante tan rápido como pudo.
Corrí tras ella apenas pasaron cinco segundos, captando lo que quiso decir con su disculpa; dejé un billete en la mesa y salí con esperanza de alcanzarla. Las calles estaban vacías y solo estaban iluminadas por las luces blancas de las tiendas de ropa que estaban a nuestro alrededor.
Observé como caminaba con prisa y cruzaba sus brazos mientras miraba hacia los lados.
Agradecí mentalmente por el vacío y el silencio que inundaba la calle, porque mi voz podía escucharse a la perfección.
—Es mutuo Sae Hye —La castaña dejó de caminar, aun dándome la espalda — En todos estos años tú has sido a la única que he amado, y lo confirmé cuando volví a sentirme así, feliz, emocionado apenas mis ojos se toparon con los tuyos.
Me miró y sentí una punzada en el corazón.
—Jin no podemos hacer esto.
Corrí y me paré frente a ella, secando una lágrima que recorría su mejilla.
—No te puedo volver a perder.
Sae Hye rió — Esa es mi línea.
Y sin más, la besé.
Nos besamos con lentitud. Sus brazos rodearon mi cuello mientras yo la tomé por la cintura, pegando su cuerpo contra el mío.
—Vámonos de aquí — Sae asintió y tomados de las manos caminamos hasta mi auto.
Abrí la puerta para que se sentara y sin poder evitarlo me acerqué a su rostro y la besé.
Demonios, sus labios perfectos y sus besos exquisitos los extrañé con mi vida.
Me senté en mi lugar y de reojo vi como Sae Hye temblaba.
—Sólo por esa noche no pienses en otra cosa que no seamos nosotros. Mañana pensáremos en algo, pero hoy no.
Asintió —Tienes razón Jin. Hoy se trata de nosotros — Me besó de nuevo y mordió su labio inferior mientras se ponía el cinturón.
Manejé hasta el primer hotel que encontré y bajamos tomados de las manos a pedir una habitación.
En momentos como esos no pensaba en otra cosa más que en ella. En los últimos momentos que pasamos juntos, en como acariciaba mi cabello y me sonreía después de hacer el amor, en como jugábamos luchitas cuando no había nada que ver en la televisión, en todas las veces que me enseñó a cocinar con mucha paciencia, en los paños mojados que colocaba en mi frente cuando me enfermaba, en los playlist que me hacía de puras canciones de amor que me dedicaba día y noche, en cada masaje que me daba cuando llegaba cansado a su casa, en nuestras citas al aire libre donde parecíamos dos niños pequeños subiéndonos a todos los juegos.
En todos esos pequeños detalles que solo ella tenía conmigo.
—Vamos amor.
Sae Hye asintió y aún tomados de las manos subimos hacia nuestra habitación.
No tuvimos que decir nada, apenas entramos y la rodeé en mis brazos. Nos quedamos así por minutos, abrazándonos y llorando de felicidad por volver a estar juntos.
Nos miramos a los ojos, ambos con una sonrisa y segundos después nos besamos.
No eran besos simples ni tranquilos, eran besos apasionados y llenos de jadeos por parte de ambos.
Sae Hye comenzó a desabotonar mi camisa negra, lentamente, botón por botón, mientras mordía y jalaba mi labio inferior.
—¿Te sigue gustando que te muerdan Seokjin?
Asentí mientras la pegué más a mí, tomándola de la cintura, impidiéndole seguir quitando mi camisa —Voltéate.
Me miró y se giró lentamente mordiendo su labio inferior.
Lamí su cuello mientras bajaba el cierre de su vestido lo más lento posible, apreciando como poco a poco se mostraba un centímetro de piel.
Deslicé la tela por sus brazos y el vestido negro cayó, dejando ver a Sae Hye con una lencería roja tan malditamente caliente que en segundos sentí una reacción.
Le di la vuelta y acaricié la piel desnuda de su cintura solo para verla sonrojada.
—Sigues siendo la Sae que se sonroja con mis caricias.
Me miró por segundos y después continuó con los botones faltantes de mi camisa, hasta que la retiro por completo y la dejó caer.
Siguió con el botón del pantalón pero esta vez se arrodilló para bajarlo, dándome así una vista exquisita.
Me tomó de la mano y me sentó en una silla cerca de la entrada, sentándose a horcajadas de mí.
Besé sus labios mientras mis manos recorrían toda su espalda.
Gruñí en su boca al sentir la humedad de sus bragas rozar con mi miembro aún cubierto por la ropa interior, sus caderas se movían deliciosamente contra mi bulto mientras mis besos recorrían su cuello.
Regresé a sus labios y la menor aceptó mi lengua gustosa, el beso se convirtió en algo tan caliente al grado que sentía la punta de mi pene humedecerse.
Sae se sostuvo de mis hombros e intensificó los movimientos de sus caderas haciendo que automáticamente abandonara sus labios para dejar caer mi cabeza hacía atrás mientras tomaba fuertemente su cintura marcando un ritmo.
Sentía como mi miembro cada vez se ponía más duro.
Notaba que Sae estaba cada vez más mojada y su respiración junto con sus besos en el cuello me mataban poco a poco.
—Jin —Mi nombre salió de sus labios más como un gemido cuando solté su cintura para desabrochar su sostén con rapidez.
Mordió su labio inferior cuando sin quitarle los ojos de encima me llevé uno de sus pezones a la boca, succionando y mordiendo de vez en cuando, mientras que el otro lo torturaba con mis dedos.
Sae con las mejillas sonrojadas dejó caer la cabeza hacia atrás restregándose aún más sobre mi miembro.
Sus manos bajaron lentamente por mi abdomen y se detuvieron en mi miembro duro aún cubierto con la tela. Abandoné el pezón para atrapar el otro y repetir la acción anterior.
—Jin vamos a la cama.
Sin ninguna clase de dificultad la tomé del trasero y aún con su pecho en mi boca la cargué hasta la cama.
Cayó indefensa y sin poder soportarlo sus labios chocaron con los míos y de un momento a otro, ya simulaba estocadas mientras Sae gemía en mi boca.
—Dios, te extrañé tanto.
—¿Me quieres dentro, princesa?— Intensifiqué las falsas embestidas y tembló cuando sintió como me quite el molesto boxer.
—Si, hazlo ya —Mordí su cuello en respuesta.
Besé sus pechos de nuevo, recorrí su abdomen con mi lengua y mordí sus muslos cuando se abrió para mi.
Besé su clítoris, sus labios, sus pliegues como si se tratara de su boca. Sabía donde y como tocar a Sae desde tiempos inmemorables.
—Sigues igual de exquisita y deliciosa, Sae.
Me respondió con un gemido cuando la penetré con mi lengua, comencé a bombear mi miembro viendo como Sae se retorcía cuando lamía justo donde quería.
—Seokjin...
Aumenté mi velocidad y ahora metía uno de mis dedos a su entrada mientras estimulaba su clítoris con la lengua.
Agregué otro dedo y volví a buscar sus labios, la castaña arqueaba la espalda y yo solo aumentaba la velocidad en que mis dedos que entraban y salían de ella para ver sus expresiones, observar como cerraba los ojos y lamía sus labios con las mejillas rosadas.
Y cuando la tenía al borde del placer con solo mis dedos la penetré de golpe. Y supe que le fascinó cuando casi se le desgarra la garganta por el gemido que soltó.
La besé una y otra vez mientras ella me abrazaba y arañaba mi espalda, el sonido de nuestras pieles chocar y nuestros gemidos eran lo único que se escuchaba, y eso nos resultaba extremadamente caliente.
—Te amo tanto Sae — Susurré en sus labios
—Yo te amo más.
Bajé mi velocidad pero cada embestida era más fuerte y tosca que la anterior. Sae Hye gemía y arqueaba la espalda mientras pasaba la lengua por sus labios y los mordía.
La dejaba de besar para observarla claramente.
La primera mujer de mi vida. Mi Sae.
Me sonreía en medio de los gemidos y me volvía a besar para después delinear con su lengua la línea de mi quijada, bajando a mis hombros, besándolos y mordiéndolos como nunca.
—Ya voy a llegar...
—Yo también, aguanta un poco más.
Aumenté la velocidad, ocultando la cabeza en el hueco de su cuello y sintiendo como llegamos al mismo tiempo, casi desvaneciéndonos.
Me quité de encima, y después de muchos besos más, Sae sacó el tema.
—¿Qué haremos Seokjin?
Suspiré —Sólo tenemos una semana para nosotros dos antes de volver a nuestra realidad.
—¿Estás diciendo que cuando se terminé esa semana veremos que hacer? —Hice una pequeña mueca, pero asentí —Jin...
—No nos vamos a separar, te lo juro.
Sae Hye se colocó encima de mi y me besó nuevamente —Tenemos que aprovechar esta semana entonces. Hazme el amor de nuevo, Seokjin.
—Eso ni lo tienes que pedir —Sonreí.
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YA 8.27K OMGGGGGGGG
Recuerdo como si fuera ayer cuando llegué a 200 leídas y casi me desmayo de la emoción
Todavía no regreso del hiatus, probablemente regrese a mediados de Noviembre, primeros de Diciembre, pero ojo: SOLO EN LOS SHOTS
Subí un shot SOPE/ YOONSEOK a mi perfil como especial de halloween y por un concurso que organizó wattpad, y me gustaría mucho que me dieran su opinión.
Y si, ya subí una novela kookmin llamada Un Error, y por estos días publicaré un shot taejin
Tenganme paciencia, por favor
LOS LEO PRONTO!
Gracias por votar, y comentar, les juro que me fascina ver sus comentarios y trato de contestarlos todos, neta los amo
Jin todo culo cuando vio a Sae:
AY LO AMO
Pd. Así me veo cuando me doy cuenta que alguien en este momento esta leyendo uno de mis shots
Más tarde reviso la ortografía y la coherencia del short!
Son las tres de la mañana lol
GRACIASSSSS POR TANTO, PERDÓN TAN POCO
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