Valt  Aoi es el tipo de novio que cuando te viera deprimida haría hasta lo imposible por tratar de animarte...

Estabas en tu casa  acostada en tu cama deprimiendote por no haber conseguido tu objetivo. Te esforzaste mucho, diste lo mejor de ti, tantas horas de trabajo fueron en vano.

Ya había pasado una semana desde aquella derrota, eras una atleta con un futuro brillante, o al menos eso era lo que te decía tu entrenadora y tu compañero.

La promesa y prodigio de las artes marciales, pero comenzabas a dudar de ti misma. Perdiste la oportunidad de obtener el título de campeona, era lo único que te motivaba a seguir aquel arduo entrenamiento.

Aunque apenas contabas con la edad de 15 años te sentías como la más grande vergüenza de aquí deporte tan noble.

Tu entrenadora e incluso el mismo gimnasio que representabas te dijeron que fue una pelea excelente, le ocasionastes muchos problemas a la actual campeona que era cuatro años mayor que tú.

A pesar de que fue ella quien rompió tu racha de invicta e hizo pedazos aquel sueño de convertirte en la campeona más joven de tu categoría, sentías una gran oleada de tristeza, decepción y enojo contigo misma.

No tenías gana de nada, lo único que deseabas hacer era estar en tu cama y recordarte tu fracaso una y otra vez. De hecho, comenzabas a considerar eso de retirarte de las peleas, no tenía más sentido seguir entrenando luego de aquella derrota.

Sin embargo tuviste que salir de tu cama ya que alguien tocó el timbre de tu puerta, sin nada de ganas te pusiste de pie y abriste aquella puerta...

Era tu novio.

En ese momento muchas cosas pasaron por tu cabeza, tantas que por alguna razón las lágrimas se hicieron presentes y fueron deslizándose por tus mejillas pálidas.

El peliazul se acercó a ti y te encerró en un abrazo cálido y amoroso, sus manos acariciaban tus cabellos (  ) y logró tranquilizarme en cuestión de pocos minutos.

Se separó de ti, y fueron a un lugar donde pudieran estar más cómodos, ahora nuevamente se encontraban en tu habitación.

Un silencio inundaba aquel lugar a decir verdad no era incómodo, de hecho se sentía un aura de tranquilidad y confianza.

Oye [  ] .— te llamó el ojimarron , a lo que tú volteaste a verlo.—

Yo te enseñe a sonreír, quiero verte feliz.— tomó tus mejillas y comenzó a tirar de ellas, provocando que salieran pequeñas risitas por parte tuya.—

Gracias, lo necesitaba.— lo miraste y te diste de algo, él siempre estaba feliz a pesar de que algo malo pasará, él siempre encontraba el lado positivo.—

Tal vez te sientas decepcionada, pero yo creo que deberías estar orgullosa, estuvieron muy parejas, de no ser por el punto a favor de ella , estoy segura de que la habrías vencido.— dijo el de apellido Aoi mirando hacia la nada.—

Tienes razón, la próxima vez usaré lo aprendido en esta derrota para ganar contra ella en un futuro.— depositaste un beso en la mejilla del de piel canela, quien de forma inmediata se sonrojo.—

Oye (   ) , ¿Te puedo pedir algo?— preguntó nervioso.—

Sí , claro , lo que quieras.— respondiste en un tono enamorada.—

Tengo hambre, alimentame :v.— habló sin pena alguna, mientras tanto tú te desbaratabas por su petición, creíste que perdería algo romántico.—

No tienes remedio, además son las 9:05 a.m, ¿Acaso no desayunas te?— lo miraste de forma extraña.—

Sip, pero tengo hambre , alimentameee!!— se quejó durante un buen rato.—

Bien ya voy >:v.— te fuiste a la cocina para alimentar a la bestia que tenías por novio.—

Siempre tengo lo que quiero (*´ω｀*).— dijo victorioso.—