Herida...

La clase de educación física era una de las más divertidas para los pequeños del jardín. Y aunque prácticamente jugaban todo el día , para ellos era como un segundo recreo.

Muchos jugaban con las diversas pelotas que les ofrecía la escuela, otros preferían jugar a los típicos juegos tradicionales como las escondidas o simplemente atraparse uno al otro.

Pero no todos eran del todo sociables, es bastante normal que algunos niños se sientan intimidados por tanta gente , por lo que prefieren distanciarse del grupo.

Tal era el caso de [    ] una niña de cabellos largos y de una estatura promedio para su edad. Lo bueno de ésto era que no estaba sola, su mejor amigo Toko siempre la animaba a participar con él .

La razón por lo que hacía ésto era porque se sentía atraído por la belleza  física y su forma de ser, creía que no pasaría mucho para que ambos fueran pareja así que sería un buen momento para ir entablando una bonita relación.

Vamos [    ] te prometo que no va a pasar nada— decía mientras tiraba de tu muñeca para llegar a la zona de juegos.—

Prefiero pintar o quedarme sentada debajo del árbol.— respondiste nerviosa, no se te daba muy bien este tipo de cosas.—

Yo te voy a cuidar , ahora súbete.— señaló el asiento del columpio.—

Bien pero no prometo nada.— te sentaste y poco a poco el peliturqueza fue empujando para que tomara impulso.—

Todo iba bien seguías con vida así que comenzabas  a  tomarle confianza a este juego. De hecho ahora que lo pensabas Toko siempre quería que estuvieras con él, y por alguna extraña razón por más que te negaras al final terminabas cediendo.

En un descuido el pequeño ojiazul no midió su fuerza y terminó por elevar demasiado el columpio, era tanto el miedo que sentías que por instinto te soltaste de las cadenas y caiste en el arenero.

Rápidamente el de apellido Aoi fue hasta ti y te ayudó a ponerte de pie.

[    ] ¿E-estas bien?— preguntó preocupado, te analizo de arriba a bajo y juraría que fue un milagro ya que no tenías ni un rasguño.—

Si estoy bien, s-solo estoy mareada.—respondiste entrecortada, pero notaste algo quien si estaba herido era Toko tenía una cortada en su rodilla.—

Tu estás herido— apuntaste con tu dedo índice el lugar de la herida.—

Nah no te preocupes, solo voy a lavarme y le coloco una curita .— habló sonriente, pero su expresión cambió al verte preocupada.—

O-oye [    ] tranquila no vayas a llorar.— te tomó de ambas mejillas y tiró de ellas suavemente.—

¿Seguro que estas bien?— hiciste una carita adorable que hizo sonrojar al de cabellos turquesas.—

Si, ¿Quieres ir a mi casa saliendo de clases?— dedicó una sonrisa de oreja a oreja .—

Eh, si me gustaría.— le devolviste la sonrisa, y de nuevo hiciste sonrojar al pequeño aoi.—

To-toko estás rojo ¿Te sientes mal?— pegaste tu frente con la suya, pero en un movimiento el niño te apartó.—

Soy un hombre puedo decirle lo que siento.— dijo decidido para el mismo.—

Cuando el apellidado Aoi por fin se había armado de valor, el maldito timbre sonó>:v.

Bueno momento de entrar.— tomó la mano del recién hombre caído y entraron al salón.