Pérdida
Era otra noche en su soledad, Bakugo había salido a una fiesta y el solo podía mirar al techo uniéndose en su tristeza, llevaba unos meses casado con el rubio, todo iba de maravilla pero era justo esa fecha, Bakugo lo sabía, pero Izuku le había dicho que no se preocupe, era justo ese día la muerte de sus padres, la fecha que lo había torturado por años, y que con la reciente noticia sólo podía más que divagar.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que el rubio se fue a aquella fiesta, no lo culpaba el mismo le había dicho de que no quería ayuda este día, pero lo que decía no era lo que necesitaba, quería derrumbarse y probablemente lo haría, a fin de cuentas, era un sensible de mierda.
Miro su celular , tenía 4 llamadas perdidas de Katsuki, no tenía ganas de hablar con nadie, incluso con su esposo, entro a Instagram y vio las historias de sus amigos, la mayoría estaban en la fiesta, en algunos salía su esposo con una cara de amargado, en otra más recientes ya no se podía notar, después de todo era san Valentín y odiaba no poder pasar esta época junto a su Katsuki sin no derramar una lagrima, pero las cosas son como son, no puede cambiar el trauma de la muerte de sus padres.
Aún asistiendo al psicólogo, no podía borrarse de la mente el accidente.
El 14 de febrero era un tortura para el.
Se levantó de la cama, dirigiéndose a la sala, una mala idea, en la sala reposaban los marcos con fotografías de la niñez suya y de su esposo, y ahí estaba otra vez el llanto.
Aveces se odiaba a sí mismo, las inseguridades aparecían, el en verdad merecía ser el sobreviviente del accidente, intentó disipar estas emociones, pero, no podía, se recostó en el sillón de tela fina, se hizo un rollito, y empezó a llorar, escuchó como la puerta fue abierta y cerrada.
–Mierda—Bakugo se empezó a preocupar por las llamadas perdidas, su esposo iba a terapia por muchas cosas en su vida, y no fue la mejor idea ir de fiesta justo ese día, debe admitir que fue bastante egoísta e idiota, nunca podría pasar un San Valentín normal con Izuku, pero debería admitir que Deku era maravilloso aún con defectos.
—Hey Deku—Katsuki llamó en susurro a Deku provocando el llanto más fuerte—Amor—Sin respuesta—Izuku—El peliverde levantó la cabeza, viendo los ojos carmesí de la persona quien amaba, sollozó más fuerte dirigiéndose a los brazos del rubio.
—Todo es mi culpa—Grito el peliverde, siendo rodeado por los brazos de Katsuki
—Mierda nerd, si vuelves a decir algo así, juro por un demonio que te coseré la boca—Izuku soltó una leve risa calmándose poco a poco.
—Crees..—Dijo en un susurro—que estarían decepcionados de mi—Izuku no tuvo la oportunidad de decirle a sus padres sobre que era gay, tampoco que le gustaba Katsuki, no fueron ellos los que lo entregaron en el altar.
—Mírame Zuzu, eres el mejor idiota del mundo, eres fuerte, valiente, obstinado, y jodidamente inteligente, no olvidemos que eres sexy—Bakugo bajo la mirada a Zuzu quien ahora tenía una sonrisa en su cara.
—Oh dynamigth tu si que sabes subir el autoestima—Dijo en un tono juguetón dejando atrás las lágrimas, por que si, solo necesitaba unas palabras de su esposo para sentirse feliz.
—Como si no lo supieras lindo—Se un dieron en un beso, sus alientos se combinaron en unos minutos, Bakugo ya lo estaba cargando para llevarlo a la habitación.
—Deseo mi regalo nerd—Izuku lo miro pícaramente, para besarse entre risas y caricias.
Si
Ese es su hogar y familia ahora.
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