What You Do For Money, Honey? ~ Bon x Malcolm
La lencería de un tono mate de encaje encima de la cama hacía a Malcolm preguntarse qué carajo estaba pensando cuando aceptó usar aquello. Miraba el traslúcido baby doll con ambas manos sobre su cintura, repasando la forma de éste. Acaba de bañarse y únicamente vestía unos ajustados calzoncillos, eran del mismo color que el traje frente a él y pretendía usarlos debajo de este para no tener que ponerse la braga (también de encaje) que venía con la prenda.
Tomó los delgados tirantes decorados con bordados, observándolo con algo de miedo. Comenzaba a cuestionarse seriamente si su masculinidad valía treinta y cinco libras esterlinas, porque ese fue el precio por el que la vendió cuando aceptó el dinero de Bon; quien ahora esperaba sentado en la sala de estar de su casa a que el guitarrista se decidiera a salir.
Suspiró por fin, qué se vaya todo al carajo. No quería tener que devolver ese dinero, ya tenía pensado usarlo en otras cosas.
No tuvo que poner casi esfuerzo para hacerlo pasar. Se dio la vuelta para mirarse en el espejo de cuerpo completo del cuarto, acercándose al cristal despacio. No sabía que pensar de su reflejo, por un lado no se le veía nada mal gracias a su delgada figura, pero por el otro era chocante verse a sí mismo con lencería femenina.
Movió sus piernas un poco incómodo. La tela le cubría solamente unos pocos centímetros debajo de la cadera. Paso una mano por sus clavículas, viendo en el espejo como el poco vello en su pecho resaltaba en el escote en V, el cuál unía ambos extremos de los tirantes en un pequeño moño. El corte del pecho acababa un poco por debajo de sus pezones, donde el mismo listón del moño ajustaba un poco. Después de eso, sólo era la tela casi transparente cayendo hasta donde finalizaba.
No importa que tan humillante fuera, quería el dinero. Tal vez era avaro, pero honesto también.
Abrió la puerta del cuarto, caminando hasta donde estaba el cantante. De inmediato levantó la vista del libro que husmeaba y sonrió por lo que tenía delante de sus ojos. Miro de arriba a abajo, repasandolo y dejó el libro en la estantería, mientras el menor sólo frotaba sus brazos avergonzado tratando de cubrir lo mejor que pudiera su cuerpo.
—Te queda muy bien. —dijo sonriendo mientras se acercaba a Young.
—Ya, listo, ya me lo puse y ya lo viste. Toma una foto o lo que sea así puedo quitarmelo.
—Oh, no, lindo. —puso ambas manos sobre su cintura, acercándolo a él. —Te dí mucho dinero, quiero hacer algo más ahora.
—No, B-Bon. —trató de alejarlo cuando sintió el aliento caliente contra su cuello, se estremeció cuando empezó a besarlo allí.
—Shh~
Malcolm suspiró agarrando los brazos del mayor, sintiendo como una de sus piernas se colaba entre las suyas. La rodilla empezó a masajear lentamente el bulto en su entrepierna, estimulando su pene sobre la tela. Las manos de Scott bajaron hasta su trasero, apretando despacio sus nalgas.
El ruido de una nalgada resonó fuertemente en todo el pequeño apartamento.-B-basta, ya basta. -dijo y empujó con fuerza al otro.
—Te doy cinco libras más si me dejas metértela.
—¡No! —gritó con sus mejillas muy rojas.
—¿Diez?
—Maldita codicia. —pensó Malcolm. —Que sean quince. —el otro asintió, sacando dos billetes de su bolsillo. —Dámelos. —dijo pero el mayor levantó su mano en alto, alejándolo de su alcance.
—Alto ahí, precioso. Primero vamos a la habitación. —ambos entraron al cuarto y Young quedo mirando al de rulos, esperando a que le diera alguna orden. —Acuéstate en la cama. —él acató acostandose en la mitad de la cama, apoyandose en sus codos para no estar recostado del todo y con sus rodillas juntas. —Abre las piernas.
—Bon...
—¿Lo quieres? —sacudió ambos billetes frente a su nariz. —Abre las piernas.
El menor suspiró resignado, levantando un poco el babydoll para abrir sus extremidades lo más que podía. Ahora se podía ver sus pequeñas caderas y paquete cubiertos por el calzoncillo rojo. También sus delgados muslos desnudos. Una idea cruzó por la cabeza de Bon y la llevó a cabo sin vergüenza, poniendo el dinero dentro de la ropa interior, en uno de los costado de ésta.
Los ojos de Malcolm miraron confundidos la acción del otro hombre, pero no dijo nada. Una de las manos del cantante se poso sobre el pecho ajeno y lo acarició lentamente, para después forzarlo a qué se acostara totalmente y él se colocó encima suyo, entre sus piernas. Los dedos fueron a los extremos de la prenda inferior, tirandola hacia abajo hasta dejarla en sus muslos. Había una erección ahí que hizo reír lujurioso a Scott. —Esto te está gustando, ¿Eh? —tomó el miembro ajeno y comenzó a masturbarlo lentamente.
Los labios del menor se cerraron con fuerza, mientras su respiración se aceleraba por el placer que le generaba sentir el agarre al rededor de su pene. Desvió la mirada tratando de no hacer contacto visual con el otro. Los labios de Bon se estrellaron sobre los suyos rápidamente y las manos del guitarrista se aferraron con fuerza a los brazos ajenos.
El más alto trató desesperadamente de meter su lengua en la boca del menor, lograndolo luego de varios intentos. Podía sentir los jadeos pesados en su boca. Finalmente se separó de él, dejando un hilo de saliva entre los dos que limpio violentamente de su mentón con el dorso de su mano. Soltó su pene para levantarse de la cama y comenzar a desnudarse. Arrojó su camiseta por ahí y dejó su pantalón en el piso junto con sus bóxers negros. Malcolm jadeaba mirándolo embobado. Su cuerpo era más grande que el suyo y su pene se veía más grueso y largo. No estaba seguro de cuántos centímetros más tendría, pero ahí estaban. Sacudió la cabeza mientras cerraba sus ojos, debía sacar esas ideas de ahí.
—¿Qué miras, Mally? Estás con ganas de ésto, ¿No? —rio Bon y se sentó en el borde de la cama. —Hazme una mamada, esa boquita debe ser buena.
Young se puso de pie, sentía sus piernas temblarle un poco pero de todos modos se arrodilló frente a él. Sentía su propio pene duro chocar contra su estómago encima de la tela del babydoll. Estaba un poco nervioso, jamás había hecho esto; pero de todos modos tomo el miembro desde la base con una mano, mientras que con la otra colocaba su largo cabello detrás de su oreja izquierda. Abrió su boca, sacando la lengua para pasarla por el pene del mayor.
—Eso es. —dijo el cantante, poniendo una de sus manos sobre la cabeza de su compañero.
Con bastante temor, abrió su boca para poder ponerlo dentro de ésta. Despacio logró meter la punta. Escuchó al más alto gemir y se sintió un poco hombre por primera vez en el encuentro. Ambas manos se tiraron de los cabellos lacios de Malcolm, haciendo que bajara su cabeza totalmente. Los ojos verdosos del menor se llenaron de lágrimas, sintiendo como si se ahogara. Bon lo soltó al sentir el reflejo de arcadas del otro.
—¿Estás bien? —preguntó, poniendo una mano sobre su hombro mientras lo veía toser con los ojos llorosos. No importaba que tan caliente estuviera, se preocupaba por él.
—S-sí, sólo... dame un momento. —suspiró cuando se calmó finalmente.
—¿Ya?
—Mhm.
—Bien, ¿Vas a necesitar que te prepare? ¿O acaso ya estuviste con otros hombres antes?
—Sólo he estado con chicas.
—Bien, acuéstate entonces. —Malcolm volvió a la cama y Bon puso sus dedos cerca de su cara. —Chupa. —ordenó y metió tres dedos en su boca de una vez.
El guitarrista cerró los ojos mientras empezaba a succionar. Sentía sus mejillas arder en vergüenza. Trataba de no pensar tanto en lo extraño de la situación porque estaba gustandole. La mera verdad era que le gustaba, aunque fuera humillante para su masculinidad, esto se estaba sintiendo bien. En algún momento, Bon quitó los dedos de su boca y arranco del cuerpo frente suyo la ropa interior.
—Levanta la piernas.
—¿C-cómo?
Scott suspiró y lo tomó por detrás de las rodillas, elevandolas hasta que éstas chocaron con los hombros del otro y presionó para que estuvieran pegadas a su cuerpo. Su pene quedaba apresado entre sus muslos y su estómago, generando una fricción que le gustaba.
—Quédate así.
Young asintio y puso sus manos en el lugar de las del mayor. No estaba seguro de que iba hacerle. Un jadeo de sorpresa se le escapó de la boca cuando sintió como jugaba con su agujero. —¿B-Bon?
—Shh~
Y presionó hasta meter todo el dedo en él de una sola vez. Malcolm gritó, apretando sus paredes por la sensación de tener un cuerpo extraño en su recto. Para colmo, este empezaba a moverse. —D-etente, Ronald.
—¿Por qué? ¿Te duele?
El guitarrista rítmico negó. —Pe-pero se siente raro.
—Ya te sentirás mejor entonces. —y metió un segundo dedo, abriéndolos inmediatamente como tijeras en él.
—A-Ay, Bon~
El nombrado sonrió, mirando como la cara roja del chico debajo suyo iba tornándose en una expresión de satisfacción, haciendo que él se sintiera contento con lo que iba logrando en el cuerpo ajeno. Tres dedos jugaban a hacer embestidas en él, buscando su próstata pero sin éxito por el momento.
Malcolm jadeaba y gemía leve, sintiendo como iba dilatandose despacio. La sensación en sus paredes era muy buena, lo suficiente como para hacerlo temblar un poco y doblar los dedos de sus pies. Aunque claro, él aún no conocía todo el placer que su cuerpo era capaz de sentir.
Bon decidió que ya era suficiente cuando las paredes comenzaron a palpitar, igual que la punta de su miembro. Retiró los dedos de golpe, viendo el pequeño agujero de su compañero. —¿Quieres estar arriba o abajo?
—¿En qué sentido? —preguntó, sonriendo pícaro mientras acariciaba uno de los muslos ajenos con uno de sus dedos, mientras que la otra mano estaba sobre su pene. Estaba tan necesitado allí y la idea de hacer algo en lo que tuviera que usarlo lo hacía sonreír.
—No, nene, pondré mi polla en tu culo. Sólo quiero que estés cómodo mientras lo hago.
—Bien, bien. —suspiró resignado, aceptando su humillante destino. Al menos lo intentó. —¿Te puedo montar?
—Claro, sí con eso vas a dejar que te la meta. —gateo hasta el respaldo de la cama, sentandose contra este. —Cuando quieras.
Malcolm suspiró viendo el trozo de carne erecto entre las piernas del cantante. Tenía que hacerlo, iba a recibir más dinero si lo hacía. Se sentó sobre su regazo, con una pierna a cada lado de su torso y su trasero algo levantando con la ayuda de sus rodillas.
Despacio, fue bajando. Las manos de Scott se posaron en sus caderas, jalando hacia abajo hasta hacer que tomara todo de golpe. El de cabello lacio gritó con fuerza, intentando librarse del agarre del mayor mientras sus piernas temblaban y su cara ardía; sus ojos amenazaban con soltar lágrimas.
—¿Qué tal? ¿Eh? Lo pudiste meter todo de una. —rio mientras comenzaba a repartir besos por su cuello. —Vamos, salta. —golpeo una de sus nalgas, haciendo que el más bajo se estremeciera y empezará a moverse.
Young se agarró de los hombros ajenos, gimoteando con cada movimiento, su cuerpo temblaba e intentaba acostumbrarse al pene dentro de él. No podía mentir, esto se estaba sintiendo bien. —Bon~ —gimió su nombre, echando la cabeza hacia atrás y recibiendo un chupón fuerte en su cuello.
—Mira, Mally, —dijo. —Si te mueves así, seguro que... —no terminó su oración para demostrárselo y lo tiró un poco hacia atrás, golpeando de inmediato la próstata del menor.
—¡Ooh~! ¡Bonnie! —gritó en un tono agudo con su lengua casi afuera y los ojos cerrados con fuerza. Puso las manos en sus cabellos, tirando de ellos pero también revolviendolos un poco. —¡M-Más, por favor! ¡D-Dame más!
—¿Qué pasa? ¿Se siente bien, lindo? ¿Te gustó allí?
—¡Sí! ¡AAH~! —otra vez fue penetrado con fuerza. —¡N-Necesito más!
—No sólo te voy a dar más, te voy a dar todo. —subía su pelvis cuando el otro bajaba sus caderas, haciendo que las embestidas fueran profundas y satisfactorias para ambos.
Malcolm se relamía los labios, tratando de evitar que su saliva cayera pero era casi imposible. Su cabeza había dejado de pensar en lo vergonzoso que era esto y sólo se le cruzaba por la mente pensamientos acerca del pene de Bon y lo mucho que este le gustaba. —C-creo que- ¡AAH! ¡C-creo que me vengo~!
—¡Eso es! ¡Hazlo! —apretó un poco el glande rojizo de su acompañante y de inmediato fue salpicado con su semen. Young gritó mientras se venía y no dejo de mover sus caderas en el proceso.
Su cuerpo estaba disfrutando al máximo las secuelas del orgasmo, dándole mucho placer a todo su pequeña y delgada figura.
—¡D-dame otro más! —chilló, llorando de excitación.
—¿Qué quieres, Mally? —preguntó acariciándolo.
—¡Dame otro orgasmo! —su espalda golpeó el colchón cuado Bon los dio vuelta, quedando él de rodillas y las piernas de Malcolm abiertas en sus caderas. Las embestidas iban profundo en su interior, arremetiendo una y otra vez su próstata. Podía sentir los testículos del cantante golpear su trasero. Él sólo arañaba su espalda y gritaba en su oido.
Nuevamente, el climax llegó para el guitarrista. Siendo seguido por el cantante de inmediato, las paredes se apretaron con mucha fuerza al rededor de su miembro y no pudo contenerse. Llenó todo su interior, hasta casi rebalzar por el semen.
Finalmente, Bon saco su pene de él. Bajó la vista y observó como su escencia salía por el recto de Malcolm y bajaba por la parte interna de sus muslos. —Ya... ¿Ya me puedo quitar esto? —preguntó con la respiración agitada, refiriéndose al babydoll que ya estaba manchado y roto en algunas costuras por la fuerza que había usado Scott en él.
—Claro. —sonrió, levantándose de la cama. —¿Puedo usar tu ducha?
—Sí, usa lo que quieras. —comenzó a desvestirse y arrojó el traje al suelo cuando Scott se fue del cuarto.
Se acostó boca arriba en la cama, sintiendose raro al estar lleno y su agujero usado. Pensaba que seguramente así se sentían las chicas con las que había estado. Cerró sus ojos, estaba agotado.
—Bien, Mal. —dijo el de rulos cuando volvió al cuarto algunos minutos después. —Yo ya me voy, todo el resto del dinero está sobre la mesa de la cocina.
—Está bien. —le contestó algo dormido.
—Descansa. Nos vemos mañana en el ensayo. —estaba a nada de irse pero el otro chico lo detuvo.
—No le cuentes a nadie, por favor.
—No lo haré. Tranquilo. —rio y salió de cuarto.
Malcolm miro sus sábanas manchadas y el babydoll lleno de su propio semen. Se paró de la cama con sus piernas temblando y recogió el dinero que había cerca de sus calzoncillos, cuando Bon se los quito, los billetes volaron con éste. Fue hasta la mesa de la cocina y vio el dinero ahí arriba. Los tomo y contó. Había perdido su orgullo, pero había ganado cincuenta libras.
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