Sweet Winter ~ Brian x Angus
Para la_simp_de_Duki
Disfrutalo (◕ᴗ◕✿)
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El dulce aroma a chocolate que se paseaba por la casa hacía que el frío que invadia la misma fuera de menor importancia. Aunque la calefacción estuviera encendida y las paredes llenas de aislante, la nevada de afuera no podía ser ignorada como si nada.
Angus abrió el horno con un cuidado para tomar la bandeja con la ayuda de un repasador. La dejó suavemente sobre la mesa y suspiró complacido por la imagen frente a sus ojos, ese brownie se veía tan uniforme y el olor hacia que su propia boca se aguara. —Bien, ahora a esperar a que se enfríe. —habló para si mismo en un pequeño susurro.
—¿Y eso es mucho tiempo? —preguntó una voz infantil. El guitarrista dio un pequeño salto del susto antes de darse la vuelta. Kendrick le sonreía, sus ojitos oscuros brillaban reflejando las ganas que tenía por probar aquel postre.
—Bastante. Tal vez una media hora. —al ver la expresión de fastidio en la cara de su hijo, acarició su cabello. —Hagamos otra cosa mientras tanto, ¿Te parece? —buscaba levantar el ánimo del niño. —Trae tu libro para colorear, yo buscaré los lápices.
Kendrick asintió antes de correr fuera de la cocina, el guitarrista sonrió viendo como se alejaba. Caminó hasta la sala, encontrándose con su esposo sentado en el sofá, quien lo observaba con una pequeña sonrisa en la cara.
—¿Ya podemos comer, amor? —preguntó tomando el control remoto de la televisión para bajar el volumen. Sabía que su pareja había cocinado algo dulce porque se lo había comentado antes de hacerlo... además, el olor a chocolate llegaba hasta la sala.
—Aún no. —respondió, a la vez que se arrodillaba para abrir una de las puertitas inferiores del mueble en el que estaba el televisor. Sacó la caja con lápices y crayones antes de volver a cerrar la puerta. Cuando levantó la vista, pudo prestar más atención al programa que veía Brian. Sólo eran unos viejos llenos de joyas hablando de autos antiguos. Rodó los ojos, sabía que era mala idea comprar esa cosa; estos días de frío su esposo se la paso pegado a esa caja para idiotas. Pulsó el botón más grande en la base, de inmediato la pantalla se tornó negra.
—Hey, estaba viendo eso. —se quejó. Angus se puso de pie, interponiendose en el campo de visión del inglés.
—Estabas. —hizo énfasis. Quería que él saliera del sofá pero no sabía exactamente qué hacer. Miró por la ventana, el tiempo había mejorado un poco. —¿Por qué no dejas esa porquería y vas a quitar la nieve del garage?
—Bien. —suspiró antes de pararse, yendo a la habitación que compartían para buscar su abrigo. Young siguió su camino devuelta a la cocina, dejó la caja en la mesa. Kendrick entró detrás a él a paso acelerado y se sentó rápidamente en una de las sillas, abriendo su libro encima de la mesa.
Pasaron al rededor de media hora sentados en aquella mesa antes de que el muchachito se aburriera y comenzara a insistir nuevamente.
—Por favor, ¿sí? —pidió otra vez. Su expresión de súplica fue suficiente para el escocés, quien asintió poniéndose de pie de una vez por todas.
El niño movió su libro y sus lápices de colores velozmente para hacer algo de espacio. Miraba ansioso desde su lugar la forma en la que su madre llevaba una porción a un plato y colocaba una cuchara junto con la rebanada. Luego abrió la nevera, sacó el cartón de leche y vertió un poco en un vaso de cristal. Kendrick sonrió al ver aquello, desde que había cumplido nueve años (un mes atrás) que ya podía usar platos de porcelana y recipientes de vidrio. Se frotó las manos cuando todo fue dejado frente a él.
—Disfrutalo, tesoro. —besó su cabello, acariciando su mejilla con delicadeza. Amaba tanto a su hijo. El menor rio dulcemente, tomando la cuchara para cortar un pedazo y llevarlo a su boca. La dulce sonrisa en su rostro hizo que su progenitor se enterneciera.
El sonido de la puerta principal siendo abierta llamó la atención de Angus, podía escuchar a su esposo maldecir. Se preocupó un poco por él, así que fue hasta su encuentro. El cantante tenía su cabello empapado y tanto sus mejillas como nariz estaban muy rojas.
—¿Ya terminaste, cielo? —preguntó, elevó su cabeza para dejar un beso suave en los labios del otro. Brian asintió. —Ve a darte un baño caliente y luego ven a la cocina, te daré algo de comer.
Johnson se quitó su abrigo, colgandolo en el perchero antes de irse al cuarto sin decir nada más. El guitarrista lo vio irse, sintiéndose un poco culpable por el estado en el que se encontraba su pareja. Volvió a la cocina a paso apurado para calentar agua y hacer algo de té. Mientras el agua se hervía, busco dos tazas y colocó un saquito de té en cada una.
Algunos pocos minutos después repartió el agua entre ambas tazas. Las llevo a la mesa, hizo lo mismo con el tarro donde guardaban la azúcar. Cortó dos nuevas porciones de brownie y las puso con cuidado en dos platos. Cuando todo ya estaba encima de la mesa, el inglés entró al cuarto.
—Sientate, amor. —dijo el menor con una sonrisa, señalando una de las sillas vacías.
El cantante sonrió, el aroma a chocolate aún no se iba del ambiente. Tomó asiento, esperando a que su pareja hiciera lo mismo antes de colocarle azúcar a su té caliente.
—Mami, papi. —llamó el niño, capturando la atención de ambos.
—¿Sí? —habló el vocalista.
—¿Qué pasa, dulzura?
—Los quiero mucho. —aseguró, aún seguía sonriendo.
—Nosotros también te queremos, Ken. —dijo su padre, palmeando su pequeño hombro con cuidado. Un dulce beso por parte del escocés se plantó en su mejilla, cosa que hizo que se volviera hacia él para abrazarlo y devolverle el gesto.
—¿Puedo repetir? —preguntó.
—Yo también quiero.
Angus rio suavemente, tomando los platos de ambos para volver a la mesada. Los amaba tanto y hacia tanto frío que podía hacer una excepción y serviles una segunda porción a los dos.
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